Capítulo 25

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La reunión se prolonga durante casi dos horas y se tratan tantos asuntos y estrategias que tengo la sensación de que la cabeza me estallará en algún momento.

Ivanna me mira, apoyando sus brazos en la mesa, de manera serena. Estaba a tan sólo dos sillas de la mía, su distancia me quemaba, pero más me quemaba su profesionalismo. Yo no sería nunca tan bueno como ella, aunque lo quisiera, era algo que no me nacía.

—¿Hay algo más que tratar o ha quedado todo claro? —la voz de mi padre me devuelve a la realidad y hace que lo mire, sus ojos también estaban puestos en mi. Genial, ahora sabía que estaba despistado.

—Yo creo que ha quedado todo claro, señor —se apresura en decir el tío de Ivanna.

Los demás están de acuerdo con sus palabras, asientes y las sostienen. Nunca me había gustado eso. Es como si no tuvieran opinión propia y necesitaran apoyar lo primero que se dijera en la sala. En las reuniones con los tíos eso no pasaba, siempre tenían algo interesante que aportar.

—Entonces damos por finalizada la de hoy —se levanta, abotonando su americana. Una vez levantado, apoya sus manos en la mesa y se inclina ligeramente hacia delante—. Nos vemos la semana que viene.

La gente empezó a levantarse y a despedirse, yo también lo hice.

—Demian, tú quédate —indicó, haciéndome un gesto para que volviera a sentarme.

¿Y ahora qué había hecho?

Me había portado bien, eh.

Miro a Ivanna y esta asiente con la cabeza, pidiéndome que haga lo que él me dice. Frota los ojos mientras se levanta y después sale acompañada de su tío. Me iba a esperar, yo lo sé.

Mientras las personas salían, mi padre buscaba algo en su iPad, una vez que todos estuvieron fuera dejó este frente a mi.

—Échale un vistazo —señaló con la mirada este, caminó hasta la puerta para cerrarla y que todo se quedase entre nosotros—. Has estado demasiado ocupado estos días que seguro no has mirado las noticias, pero para eso estamos los padres, para enseñaros las cosas.

—Papá... —carraspeé al deslizar mi dedo índice por la pantalla y empezar a ver las fotos y las noticias en donde mi nombre era titular—. ¿Qué quieres que te diga?

—A mi nada, Demian, a mi nada —niega con la cabeza cuando vuelve a acercarse—. Para ellos estás jugando a dos bandos, que tengan fotos comprometedoras de Julienne pero también con Ivanna, no dice nada bueno de ti, con esto solo manchas tu imagen —pone su mano en mi hombro y aprieta este de forma leve—. Hazles saber la verdad o ándate con cuidado, una de dos.

—¿Crees que si digo la verdad será bien aceptada?

—No, probablemente no, pero no podemos esperar a que la gente nos acepte siempre tal y como somos. ¿Sabes por qué? Porque siempre habrá algún gilipollas que no esté de acuerdo, que no quiera aceptar las cosas como son —me quita el iPad de las manos para apagarlo—. Pero por esas personas que te sude la polla, no debe de importarte nada más que lo que tú sientes. ¿Amas a dos mujeres? Entonces ámalas sin que nadie más importe.

—Julienne no quiere formar parte del mundo de la fama, ¿sabes? —suspiro, pasándome una mano por el cabello—. No quiso entablar nada "formal" —hago comillas con mis dedos en el aire—, con Ivanna, desde hace años. No creo que esta sea la excepción.

—Las mujeres son complicadas, Demian, algún día te darás cuenta —ríe entre dientes—. Mientras tanto tendrás que luchar por comprenderlas y complacerlas así como son.

Que grande eres, papá.

—Que mamá no te escuche decir eso —digo con diversión—. Hablaré con ellas, ¿vale? Pero no te prometo nada porque ya sé cómo son... Y tampoco quiero formalizar esto tan pronto, sería algo muy rápido e igual se espantan.

—Si, seguro —responde con un tono cargado de ironía—. Anda, tira, no me hagas hablar.

Suelto una risa y me levanto con rapidez, le beso la mejilla antes de caminar hasta la puerta y abrir esta para irme. Bajo las escaleras despreocupado, Ivanna se despidió de su tío en cuando me vio llegar y no tardó en acercarse.

—Tenemos que hablar.

—Eso no ha sonado demasiado bien —dice, mirándome de reojo—. ¿Ha pasado algo?

—Tenemos una imagen pública que cuidar, a mi no me conviene todo lo que están hablando —suspiro—. Si, suena horrible dicho así...

—No, no suena horrible, es la verdad —sonríe de lado—. Una relación de tres no está bien vista por la sociedad, tenemos que hacer algo.

Ay, no.

Que no me diga lo que estoy pensando.

—Ivanna, tampoco es cuestión de...

Antes de que pueda seguir hablando, ella me interrumpe posando sus labios sobre los míos. Jadeo de manera inevitable. Los besos improvistos a veces eran la mejor opción sobre todas las cosas.

—¿Quieres guiarte por tu corazón o por tu cabeza, Demian? —susurra contra mi boca—. Porque el primero te dirá que la elijas a ella, el mío también me dice lo mismo, pero él segundo nos dirá a ambos que esto es lo mejor.

—Nunca fui un chico de usar la cabeza.

—Por eso estás en donde estás —ríe y me muerde el labio inferior—. La decisión está en tu mano.

—Yo no voy a elegir, no me pidas que haga eso.

—Bien, entonces seré yo quien lo haga, aunque os rompa el corazón a los dos sin poder evitarlo.

—A los tres, Ivanna, a los tres —corregí, sabiendo que a ella le dolería más que a mi.

Pero no era esta la última opción, no entendía la necesidad de tomar una decisión espontánea cuando podíamos pensarlo los tres con calma. ¿Dónde quedaba la opinión de la pelirrosa en el juego?

Besos Cuestionados जहाँ कहानियाँ रहती हैं। अभी खोजें