- Doctora ¿Ya nos va a decir qué le pasa? -Seda estaba al lado de su hermana en el consultorio.
- Solo dígame si tengo que tomar algo, debo volver al trabajo. -Satín estaba sentada sobre una camilla de examinación.
- Satín, debo decirte que mejor vayas olvidando tu trabajo. -La doctora Luna Rosa se acercó a las chicas.
- ¿Olvidarlo? -Satín se asustó ante aquellas palabras.
- Si, esto es grave Satín y tienes que aceptarlo, Seda, esto va ser difícil.-
Silencio se formó al escuchar esa afirmación, las chicas se miraron preocupadas y tomaron sus manos temiendo lo peor.
- Doctora, eso quiere decir que Satín...-
- Satín está en un perfecto estado de salud. -la de mayor edad les dijo tranquilamente a las chicas que miraron confundidas.
- ¿Estoy bien? -Satín miro extrañada.
- ¿Entonces por qué está engordando y cansándose tanto? -Seda volvió a preguntar.
- Yo también te quiero. -su gemela la miro totalmente seria y con un tono algo sarcástico.
- Además se levanta con ganas de vomitar y solo quiere comer cosas raras o de la tribu del rock.-
- De eso les quería hablar, Satín no tiene ningún problema de salud.-
- ¿Entonces qué me pasa?.-
- Felicidades, estás embarazada.-
Satín abrió los ojos por completo ante la noticia y se puso una mano en el vientre, se sentía... ¿Cómo? Ni ella encontraba una descripción para lo que estaba sintiendo, sintió como si su corazón hubiese sido atravesado por un cuchillo.
Estaba embarazada y no había otro camino que aceptarlo, por su mente pasaron un montón de escenas, la fatiga y las náuseas aumentadas, el dolor cuando aparezca el huevo, despertarse en las madrugadas, cambiar pañales y tener que dejar su trabajo por mucho tiempo, lo que más le preocupaba.
Esperaba que no fuera más que una gripe o algo por el estilo, que le darían algo de medicina asquerosa y luego estaría bien. Pero en su lugar ahora sabía que dentro de ella había un pequeño ser que necesitaría de ella.
De ella y de Riff.
Solo ahora pensó en Riff ¿Cómo iba a decírselo? Pero más importante ¿Qué iba a hacer cuando lo sepa?
No pudo decir nada más así que Seda habló por ella con la doctora, los nervios la carcomían y solo podía pensar en que tenía a un pequeño troll adentro y que la acompañaría para siempre.
- ¿Ya le vas a decir a Riff? -Seda interrumpió las ansias de su hermana cuando salieron del lugar.
- ¿Qué? -Satín volvió en si, ya estaban fuera del centro médico y lo único que había hecho fue ponerse nerviosa y no quitar la mano de su vientre.
- Riff regresa está noche y tienes que decirle que se les arruinó la vida.-
Realmente, Riff se había ido hace una semana de regreso a su reino natal por asuntos familiares, Satín se había sentido mal hace un tiempo pero con la partida temporal de su esposo todo había empeorado.
- ¡Por favor Seda! No se nos arruinó la vida.-
- ¿No? ¡Ya no podrás trabajar, te perderás todas las fiestas y dejaras de dormir por cuidar a esa cosa fea!-
Satín se enojó por aquella reacción de su hermana, ya podían separarse sin problemas el tiempo que quisieran y ella no tuvo nada que ver con el embarazo, ella no lo iba a tener ni a mantener.
- ¡Claro que no! -gritó sin pensar.
- ¿Qué dijiste?
- Seda, Riff y yo llevamos mucho tiempo juntos y ya estamos casados, ambos tenemos empleo y nos amamos, no tengo dieciséis años Seda, ya no puedo simplemente estar despreocupada o pelear contigo por todo, ahora no soy solo yo pues debo pensar en él... O ella. -Satín colocó la mano en su vientre otra vez y puso un tono de tristeza con las últimas palabras.
Satín temía volver a pelear o discutir con Seda y que esto afecte al bebé, de por si las peleas con su hermana la ponían mal ahora era peor.
Seda pensó por unos momentos, se había equivocado, su hermana tenía razón pues ella y Riff realmente se amaban y podrían mantener a aquel bebé, iba a pedirle disculpas a su hermana pero ésta se adelantó para pedirle algo.
- Tengo que decirle a Riff cuando venga pero no quiero simplemente ir con él y decirle que estoy embarazada, quiero que sea especial.-
- Si tienes una idea dímela ya, solo nos queda esta tarde.-
- Tengo algunas ideas para antes de que llegue pero hay que apurarnos a conseguir los materiales y... ¿Podemos comprar algo para comer? Tengo mucha hambre. -la rosada puso unos ojos de cachorro al pedir lo último.
- Ugh, está bien pero solo porque no tengo ganas de pelear.-
Un par de horas habían pasado, ya el cielo se ponía naranja indicando las últimas horas de la tarde antes de que caiga el sol, ya las chicas cargaban unas bolsas y se dirigían de regreso a su capullo.
- Debí haber sospechado de tu embarazo antes, solo andabas comiendo cosas raras y cansándote por todo.-
- Ay ya Seda, tampoco era tanto. -la rosada volvió a morder un pastelillo en su mano, de color negro y con calaveras a modo de chispas.
- Te recuerdo que hace unos días en vez de salsa de tomate le pusiste chocolate a tus papas, ayer en vez de echarle leche a tu cereal le echaste jugo de uva y esta mañana en vez de miel le pusiste queso en spray a tus panqueques... Casi vomito. -la azulada se estremeció al recordar los antojos de su hermana.
- Tampoco eran tan malos si los pruebas. -la rosada rió ante la reacción de su hermana.
- Paso, mejor pongamos todo en su lugar antes de que Riff regrese-
Unas horas habían pasado, las chicas miraban su trabajo hecho, el cielo ya estaba de un color azul casi negro, comprobaron la hora, Riff estaba por llegar.
- Seda, gracias por la ayuda pero preferiría que cuando se lo revele sea solo entre él y yo... -Satín miro con la cabeza baja a Seda, temía que se lo tome a mal.
- Descuida, luego me cuentas todo. -Seda abrazo a su hermana para seguidamente salir del capullo.
Satín se escondió abajo de la mesa, solo quedaba esperar.
Solo unos minutos pasaron hasta que Riff llego al capullo pero en la entrada encontró algo, se trataba de una nota que decía “Sigue” y la misma estaba pegada a un listón de color blanco.
Aquel listón resultó más largo de lo que pensaba y además estaba atado, clavado o enrollado por varios rincones y objetos, en algunas partes del listón estaban pegadas fotos de él y su esposa, las primeras eran de cuando aún eran amigos y mientras avanzaba las fotos eran más recientes, fotos de su noviazgo hasta que la última foto era una de su boda, tomó la foto y sonrió, el día más feliz de sus vidas.
El final del listón estaba tras la puerta que daba a la habitación que las chicas usaban como estudio y a la que Riff no solía entrar debido a la cantidad de luz.
Su extremo daba con las manillas de una bolsa de regalo, le pareció raro pues se veía algo pequeña y además por toda la habitación habían globos de color rosa y violeta, algunos estaban atados a los lados de la mesa donde estaba la bolsa y otros tantos estaban en el suelo.
Se acercó a la bolsa y la abrió, metió su mano y sacó el contenido; eran un par de botitas de bebé color blanco.
Riff quedó boquiabierto al ver esas botitas, solo podía significar una cosa.
Satín salió lentamente de abajo de la mesa encontrándose con su marido quien aún estaba en shock, no le dijo nada y en cambio le agarro la mano libre y la colocó sobre su vientre y Riff instintivamente la apretó.
- ¿Estás diciéndome que voy... Vamos a... -Riff no podía hablar bien por el asombro.
- Si, vamos a tener un bebé... -Satín miró preocupada a su esposo, temía que no le gustara la noticia.
- ¿Cuánto tienes? -Riff puso una rodilla en el piso y apoyó la cabeza en el vientre de su esposa y la abrazó- ¿Es niño o niña?
- Tengo ya dos meses, aún no sé. -Satín acarició con cariño el cabello de su esposo, le pareció tierna su reacción- ¿No estás enojado?
- Satín, nunca pensé que ésto iba a pasarnos y ahora que la troll que más amo va a hacerme padre solo puedo agradecerte por este regalo, no me esperaba que pase ahora pero no estoy para nada enojado sino que solo puedo estar feliz-
El rockero tomó a su esposa y la levantó mientras ambos se abrazaban, con la felicidad que sentían en ese momento no había otra cosa que hacer más que festejarlo.
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Esto es solo la primera parte
Lo siento mucho por estar desaparecida o inactiva, la universidad y temas personales me están dando como a piñata en cumpleaños :(
Lo bueno es que ya agarre ganas de escribir la historia del nene