❝ Forbidden ❞ || Michaeng

Por _xYoungOnce

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❝ Aveces las sensaciones prohibidas son las mejores ❞ ⚘ Aclaraciones en el primer capítulo ¡! ⚘ Mención de... Más

𓏲 Prólogo
𓏲 Capítulo 1
𓏲 Capítulo 2
𓏲 Capítulo 3
𓏲 Capítulo 4
𓏲 Capítulo 5
𓏲 Capítulo 6
𓏲 Capítulo 7
𓏲 Capítulo 8
𓏲 Capítulo 9
𓏲 Capítulo 10
𓏲 Capítulo 11
𓏲 Capítulo 12
𓏲 Capítulo 13
𓏲 Capítulo 14
𓏲 Capítulo 15
𓏲 Capítulo 16
𓏲 Capítulo 17
𓏲 Capítulo 18
𓏲 Capítulo 19
𓏲 Capítulo 20
𓏲 Capítulo 21
𓏲 Capítulo 22
𓏲 Capítulo 23
𓏲 Capítulo 24
𓏲 Capítulo 25
𓏲 Capítulo 26
𓏲 Capítulo 27
𓏲 Capítulo 28
𓏲 Capítulo 29
𓏲 Capítulo 30
𓏲 Capítulo 32
𓏲 Capítulo Final
𓏲 Extra O1
𓏲 Extra O2
𓏲 Extra O3
𓏲 Extra O4
𓏲 Extra O5

𓏲 Capítulo 31

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Por _xYoungOnce

Tres semanas habían pasado ya desde que terminó con Momo, una semana había pasado ya desde que se mudó a Canadá con su madre y con su tío.

El dolor que sintió al ver la expresión atónita y herida de Momo seguía presente en su cabeza, atormentándola, y estaba segura de que nunca olvidaría. Claro que no quiso dejarla de esa forma, estaba consciente de que fue cruel con sus palabras, que la lastimó, pero no sabía qué más hacer, no quería darle falsas ilusiones con una relación a distancia que inevitablemente se iría debilitando con el tiempo debido a la diferencia de horas y a las ocupaciones de cada una. Momo no merecía ser lastimada de esa manera, nunca hizo nada para dañarla desde que decidieron intentarlo, y saber que la había destrozado completamente, era algo que no se perdonaría, porque Momo la amaba, y ella solo rompió su corazón de la peor manera.

Hasta el momento, nadie sabía que tan grave era la situación de su madre, tampoco era algo que quisiera explicarles a sus amigas o a Momo, y ese había sido su más grande error. La presión de tener que sobrellevarlo todo, la hizo cometer errores inmaduros de los que surgieron consecuencias que serían difíciles de arreglar o compensar, y Dahyun estaba muy cansada de cargar con tantas cosas al mismo tiempo, ella deseaba estar en Corea, en su hogar con Momo, con sus amigas, pero también quería que su madre tuviera una oportunidad más, quería hacerla feliz a toda costa.

Su error siempre fue ponerse hasta el final, pero vamos, estaba hablando de su madre, ¿cómo no ponerla como prioridad? No pudo poner a Momo sobre eso, ni siquiera a ella misma.

Sus amigas sintieron increíblemente repentino que Dahyun tuviera que mudarse tan lejos de un momento para otro cuando nunca les habló al respecto, era demasiado sospechoso, pero tras la explicación de que la señora Kim había decidido solo mudarse con su hermano, nadie preguntó nada más y lo aceptaron; estaban realmente dolidas, no esperaban no tener que ver a Dahyun de nuevo. Momo relacionó su partida como la razón por la que terminó con ella, pero si así fuera, no tuvo que haberle dicho todas esas crueles palabras, ¿cierto? Eso significaba que realmente, nunca la amó y que no tenía nada que ver con que se haya mudado. Llegó a esa conclusión luego de pensarlo en la soledad de su habitación.

Dahyun estaba arrepentida, se arrepintió tan pronto bajó del auto de Momo, ella quiso regresar, besarla y decirle que todo estaría bien, que la amaba, que volverían a verse algún día, pero 'algún día' sonaba demasiado incierto para ella, y prefirió dejarlo de esa forma para que dejara de pensar en ella y dejara de quererla, eso era mejor que permitir que su amor solo se fuera marchitando con el tiempo, sería más doloroso y desesperante para ambas, Momo merecía mucho más que algo a medias, Momo debía amar a alguien que pudiera estar a su lado, alguien con quien no tenga que esconderse, alguien que no tuviera que mentir para poder verse, y Dahyun no podía darle eso porque nunca iba a tener el valor de confesárselo a su madre, tal vez por cobardía o tal vez por evitar dañarla con algo así; lo supo desde el principio y fue su culpa enamorarse de esa manera, fue su culpa aceptar a Momo en su corazón a sabiendas de las consecuencias, fue su culpa dejar que Momo se enamorara de ella, todo fue su culpa.

Y se odiaba por eso.

— Hija, ¿por qué no sales a conocer los alrededores? — sugirió su madre con una sonrisa radiante en sus labios cuando recién llegaron, una sonrisa que tenía mucho de no ver.

— Es una buena idea, esta zona es muy segura, hay muchos jardines y un parque muy bonito — animó su tío, acomodando una de las cajas en un rincón de la sala principal.

Dahyun esbozó una corta sonrisa y asintió sin oponerse a pesar de que no se sentía con los ánimos para salir, sacudió sus manos en sus jeans y se dirigió hacia la puerta, escuchó al fondo la animada voz de su madre, causando que el dolor en su corazón fuera más soportable, porque la felicidad de ella lograba calmar su constante dolor.

Ya no quería sentir dolor.

— ¿A dónde decidieron ir?

— Creo que iremos al karaoke, Momoring necesita distraerse un rato, ya lleva tres semanas sin salir a otro lugar que no sea la escuela — explicó cortamente la situación de su amiga, mientras terminaba de acomodar su cabello frente al espejo, casi lista para irse — Todavía no comprendo el por qué Dahyun hizo eso.

— Ya te lo dije, algo debió suceder para que terminaran de esa manera — suspiró, sentada en la orilla de su cama — Dahyun no es así, la conozco.

— ¿Has hablado con ella?

Mina negó con la cabeza. Estuvo enviándole mensajes, pero ninguno tuvo respuesta, parecía que Dahyun se hubiera olvidado de todas cuando se fue, lo único que supieron fue cuando llegó a la casa de su tío ya que él mismo les avisó, luego de eso, no se comunicó con nadie.

— Bueno, al parecer no la conoces muy bien — murmuró — Decidió alejarse de todas, no solo de Momo.

— ¿Y si Momo le hizo algo?

— No lo creo — negó varias veces, girándose hacia la mayor — Dubu es una gran chica, pero todo lo que le dijo fue demasiado cruel, Momo no quiere ni siquiera salir a comer, y ella ama comer.

— De seguro Dahyun está igual, no lo sabes.

Ambas habían estado discutiendo el tema entre ellas en los últimos días. Mina no quería creer que su amiga Dahyun había hecho algo como eso sin razón alguna, estaban hablando de la mismísima Dahyun, la chica dulce y amable que sería incapaz de dañar a alguien a propósito, en cambio, sabía que Momo nunca había sido una chica de relaciones serias, lo poco que conocía de ella era que le gustaba la fiesta, el alcohol y ese tipo de cosas, y que Mina dijera eso, molestaba un poco a Chaeyoung, porque Momo tenía un pasado muy cuestionable y la estaba juzgando en base a eso, además de sus gustos por la diversión, pero no dudaba que con Dahyun había sido sincera, porque desde que empezaron a salir, Dahyun no volvió a hablar con chicas en busca de otras intenciones, mantenía cierta distancia con Nayeon por la manera en la que estuvieron involucradas, manteniéndose como simples amigas, incluso dejó de ir a fiestas, negándose cada vez que la invitaban, y quizás para los demás ese era su deber porque ya tenía pareja, pero para Chaeyoung y Nayeon, era una gran muestra de lo mucho que quería a Dahyun, porque dejar de lado su estilo de vida por una persona, fue una prueba de lo serio que estaba siendo.

— No vamos a entrar en esta discusión de nuevo — Chaeyoung se giró nuevamente hacia el espejo, evitando esa conversación en la que cada una tenía un lado específico que tomar — Solo sé que Momo se esforzó en hacer las cosas bien, ella estaba segura de todo con Dahyun.

— Chaeng, ¿dices que Dahyun solo la dejó tan fríamente sin motivos?

— No lo sé, puede ser — se encogió de hombros. No le gustaba pensar así de Dahyun, de hecho, se negaba también a creer que era capaz de algo así, sin embargo, lo hizo. No la odiaba, tenía en claro que ese era asunto entre sus amigas y no tenía por qué opinar al respecto, por lo que frente a Momo, no mencionaban el tema, sólo se limitaba a apoyarla.

Mina suspiró sonoramente y se acercó a Chaeyoung, sabían que el desenlace de Momo y Dahyun había sido sorprendente para todas, también sabían que habían opiniones divididas al respecto, pero crear desacuerdo por eso era muy tonto a pesar de lo mucho que quisieran a sus amigas.

Chaeyoung vio a través del espejo que Mina se había acercado a ella, sin embargo, la ignoró y siguió en lo que estaba hasta que sintió un par de brazos rodearla con fuerza, haciéndola suspirar.

— Ya no hablemos de esto — hizo un puchero la pelinegra, apoyando su mentón en el hombro de la más baja — Lamento decir esas cosas de Momo.

Chaeyoung suspiró rendida y se giró levemente para dejar un casto beso en sus labios, dándole a entender que todo estaba bien, cosa que alivió a Mina, porque si bien a veces tenían desacuerdos, no quería discutir por algo que fácilmente se podría evitar.

— También lamento suponer cosas — le sonrió cortamente, alejándose de su agarre para mirarla de frente — Ellas estarán bien.

— Eso espero.

Chaeyoung asintió y caminó hacia el mueble de Mina en donde tenía su celular y billetera, guardó las cosas en sus bolsillos y se encaminó hacia la puerta de la habitación, Nayeon ya le había avisado que estaban entrando a la residencial de su casa ya que acordaron pasado a traer.

El timbre de la casa sonó, Mina se adelantó y se apresuró a atender la puerta a pesar de que no estaban esperando a alguien, a lo mejor solo era Jihyo que había olvidado las llaves o algo así, pero su cuerpo se tensó completamente y su expresión cambió tan pronto vio a la persona al otro lado.

— Mamá...— apenas murmuró. Su mirada viajó hacia la maleta que descansaba cerca de los pies de su madre, al parecer, estaba de regreso.

— ¿Puedo pasar? — preguntó un tanto tímida, sin saber exactamente cómo debía actuar, no esperaba encontrarse con Mina, ella hubiera preferido hablar con Jihyo primero.

— Uhm, si, es tu casa — se hizo a un lado para dejarla entrar, apresurándose a tomar la maleta y ayudarla, a lo que ella agradeció con una corta sonrisa.

— Mina, debo irme ya...— se detuvo de golpe al ver a la mujer que acaba de entrar — Señora Myoui, buenos días — hizo una corta reverencia, viéndola detenerse justo frente a ella — Yo, eh, ya me iba, discúlpeme por estar en su casa.

— No, no te disculpes, Chaeng — interrumpió, Mina al verla incómoda en esa situación, y con toda razón, sabía el rechazo que su madre sentía hacia ella — No te preocupes.

— Estaré en la sala — dijo la mujer sin más, desapareciendo del campo visual de ambas chicas.

Cuando estuvieron seguras de que ella no estuviera cerca, Chaeyoung se acercó a la mayor y la abrazó fuertemente, sintiéndola hacer lo mismo, notando lo tensa y temerosa que se encontraba ante la inesperada llegada de su madre.

— ¿Quieres que me quede? — preguntó, dejando cortas caricias en su espalda para relajarla.

— No, debes ir con Momo — respondió junto a un suspiro — Tengo que hablar con ella de todas formas.

Chaeyoung asintió y se separó de su cuerpo, le sonrió dulcemente y le dio un corto beso antes de separarse por completo.

— Puedes llamarme si algo pasa, ¿está bien?

— Está bien — asintió, regalándole una sonrisa para tranquilizarla, porque, aunque Chaeyoung no lo dijera, sabía que estaba preocupada — Ya vete, se te hará tarde.

La rubia salió de la casa de los Myoui con un mal presentimiento, pero trató de relajarse y no preocuparse, sabía que Mina podía enfrentarlo, no podía huir de ella siempre, además de que realmente tenían cosas de las que hablar en las que ella no tenía nada que ver.

Solo debía divertirse con sus amigas y mantener la esperanza de que todo estaría bien.

Mina inhaló y exhaló unas tres veces antes de acercarse a la sala principal en donde su madre la esperaba. La última vez que hablaron, ella le dijo que la odiaba, que la avergonzaba, y la última vez que se vieron, ella no hizo para que su padre no lo golpeara luego de confesar que era lesbiana. No sabía como sentirse, tenía muchos sentimientos encontrados, mezclándose el arrepentimiento, el miedo y la tristeza; pero lo que más le dolía, era que ninguna de sus emociones era buena, no se sentía aliviada, feliz o emocionada, simplemente estaba a la expectativa de lo que su madre haría o diría.

Se acercó sigilosamente hacia uno de los sillones individuales, quedando frente a ella que yacía sentada en el sofá.

— ¿En dónde está Jihyo? — fue lo primero que preguntó, juntando sus manos en su regazo con nerviosismo.

— Posiblemente con Daniel, en su casa — respondió a secas, otra vez muy tímida.

Sachiko asintió, evitando la mirada de su hija. Mordió su labio inferior con duda, conteniéndose de preguntar cosas de las que no quería saber la respuesta. Ver a Chaeyoung ahí la desconcertó, y mientras estuvo sola en ese momento, empezó a atar cabos en cuanto a su presencia ahí, y eso la entristecía mucho. Miró a su hija finalmente, encontrándose con su mirada en la que fácilmente se podía notar la tristeza.

— ¿Por qué Chaeyoung estaba aquí?

— Se ha estado quedando conmigo.

— Hablas... ¿Hablas de dormir juntas?

Mina asintió sin dudarlo, ¿por qué iba a seguir negándolo? Ella se fue, su papá se fue, ninguno de los dos se preocupó por ella después de que fue cruelmente maltratada, no podía seguir escondiéndolo ya, ¿por qué tenía que preocuparse por lo que ella tuviera que decir al respecto? Le demostró que su vida no valía nada para ellos, así que ya no debía hacer nada para agradarles o para que la vieran como una 'buena hija', ella sabía que no estaba haciendo nada malo, seguía siendo la misma chica de siempre.

— Pero Chaeyoung-

— No lo digas — la detuvo, hablándole con calma, no deseaba discutir con ella — Es tal y como lo estás pensando.

— Entonces están juntas...— susurró, apartando la mirada con decepción, por el momento no podía sentirse diferente.

Mina suspiró entristecida, dándose cuenta de que no estaba ahí para arreglar las cosas con ella, Sachiko había regresado por Jihyo, porque en ningún momento se mostró feliz de verla, o al menos preocupada. Un horrible nudo se formó en su garganta, sintiéndose rechazada, demasiado desanimada por las intenciones de su madre.

— ¿Volverás a irte?

— No, yo... Yo no me iré de nuevo.

— ¿Puedo irme ya o hay algo más que quieras decirme a mi?

— Si, hay algo más.

Mina la miró esperanzada, atenta. Solo necesitaba que ella se disculpara y le perdonaría todo sin dudarlo, no necesitaba que ella le rogara, era su madre, solo quería su apoyo y que le prometiera que se esforzaría en mantener un lazo, solo quería que su madre la quisiera.

— ¿Si?

— ¿Podrías llamarle a Jihyo y decirle que estoy aquí? No responde mis llamadas, las rechaza todas.

Su mirada volvió a apagarse, su pecho se llenó de más tristeza y sus esperanzas simplemente se esfumaron, sintiéndose estúpida por creer que su madre le pediría perdón, a ella que no era nadie para su madre.

— Si — asintió, levantándose del sillón con la intención de irse — Estaré en mi habitación.

La señora Myoui simplemente asintió y apartó la mirada nuevamente, sintiendo sus ojos llenarse de lágrimas.

Mina se encerró en su habitación y se quedó recostada en la puerta por unos minutos, respirando profundamente para evitar llorar, ya había llorado mucho por culpa de sus padres, no quería seguir haciéndolo. Pensó en llamar a Chaeyoung, necesitaba hablar con ella para sentirse mejor, estaba sintiendo mucho dolor en ese preciso momento, pero luego de unos segundos, se decidió en no hacerlo, Momo también necesitaba de ella, no podía solo interrumpir su salida, por lo que optó por enviarle un mensaje en donde le aseguraba que todo estaba bien y que se verían más tarde.

Por el momento, una siesta resolvería sus problemas.

Momo condujo hacia el local de karaoke al que solía ir con sus amigas cuando recién empezaban a conocerse, era el más famoso y concurrido de la zona. Recordaba aquel tiempo en el que no se preocupaban por nada, pasaban sus tardes enteras cantando y jugando en ese lugar en el que no sentían el tiempo.

Solo eran ellas mismas.

Chaeyoung y Nayeon platicaban animadamente sobre algo a lo que Momo no le estaba prestando atención, escuchando sus voces como murmullos al fondo mientras prestaba atención al camino y pensaba en lo triste que su vida se había convertido.

La partida de Dahyun la afectó más de lo que imaginó, la forma en la que terminó con ella fue muy devastadora, y seguía preguntándose qué había pasado entre ellas para que todo fuera de esa manera, incluso llegó a buscarla, admitiendo que fue una acción demasiado imprudente de su parte puesto que la familia de Dahyun no sabía de su existencia, la llamó repetidas veces y jamás respondió, hasta que después de algunos días, decidió solo rendirse y dejarla en paz, porque lo único que estaba haciendo era dañarse a sí misma.

Su vida en esas tres semanas cambió mucho, ni siquiera sentía los ánimos para salir a divertirse, no quería alcohol, no quería acostarse con otras chicas, ella solo quería a Dahyun.

Pero Dahyun ya no estaba y tampoco la quería.

— ¡Llegamos! — exclamó la japonesa de repente cuando estacionó el auto. Sabía que sus amigas estaban esforzándose en hacerla sentir mejor, y ella también debía poner de su parte para sentirse mejor — Vamos.

Nayeon y Chaeyoung compartieron una mirada sorprendida y asintieron con una sonrisa.

Se adentraron al concurrido lugar, debido a que era fin de semana, estaba más lleno de lo que solía estar, así que no les quedaba de otra más que esperar a su turno. Estuvieron haciendo fila alrededor de una hora cuando finalmente una de las cabinas se desocupó, se acercaron al mostrador y pagaron un monto por una hora y media, era suficiente tiempo para divertirse, ya luego irían al centro comercial a comer algo, justo como solían hacer.

— ¿Esa no es Sana? — Nayeon frunció el ceño y señaló a la castaña que se encontraba a lo lejos en el pasillo, saliendo de una de las cabinas.

— Si, es ella — respondió, Chaeyoung viendo hacia la misma dirección, preguntándose si había ido solo para integrarla, tal vez aceptaba pasar tiempo con ellas, pero su expresión cambió rápidamente ante la escena frente a ellas.

— Mierda — susurró, Momo con los ojos muy abiertos — ¿Ustedes vieron eso? Díganme que sí.

Las coreanas asintieron, Nayeon más sorprendida que Chaeyoung.

Sana había besado a Tzuyu como si nada en medio del pasillo, viéndose demasiado normal y sonriente.

Y es que Chaeyoung no podía sentirse tan sorprendida, sabía que había algo entre Tzuyu y Sana, pasaban mucho tiempo juntas, y cuando se reunían todas, solían desaparecer por cortos momentos, y quizás las demás no lo notaron, pero ella sí, así que verlas besándose fue extraño, más no increíble.

— Entonces Sana y Tzuyu están saliendo — habló, Nayeon, sonando como una afirmación.

— Al parecer si... En todo caso, ¿por qué no nos dijeron?

— Quizás solo están esperando el momento adecuado — se encogió de hombros la menor — A lo mejor, Sana no se sentía cómoda.

— Tú lo sabías — señaló Momo — No estás sorprendida.

— No sabía que estaban saliendo, pero tenía el presentimiento — explicó cortamente — Bien, debemos pasar a su lado y hacer como si nada.

— Imposible, ¿cómo nos pides eso a nosotras? — rió Nayeon.

— Solo intenten.

Las tres empezaron a caminar hacia su cabina asignada, hasta que, por fin, Sana y Tzuyu hicieron contacto visual con ellas. Tzuyu se tensó completamente y por inercia quiso soltar su mano entrelazada con la de la mayor, mas que todo porque Sana le había dicho que todavía no quería decir nada al respecto a pesar de que lo hablaron en varias ocasiones, pero grande fue su sorpresa al sentir que Sana se lo impidió, en cambio, afirmó más su agarre. Notó que también estaba tensa y un poco asustada, pero no iba a dejarla sola en ningún momento, y si creía que era momento de decirles, entonces así sería.

— Hola, chicas — saludó, Sana a las tres chicas frente a ella como si en ese momento no estuviera nerviosa con su mano entrelazada con la de otra chica — Momo, me alegra que hayas salido de casa.

— Mjm, gracias — asintió la nipona — ¿Ustedes dos están en una relación? — cambió rápidamente de tema.

Chaeyoung codeó disimuladamente a Momo automáticamente, causando que se quejara por lo bajo. Momo frunció el ceño y miró a la menor de mala manera por el golpe, pero debía admitir que no tuvo que haber preguntado tan directamente.

Sana se puso más nerviosa, era obvio que le iban a preguntar, solo que no sabía por qué ahora se sentía incapaz de responder. Tzuyu se sentía un poco intimidada, ser descubiertas así no estaba en sus planes, se suponía que hablarían entre todas al respecto para mayor comodidad de Sana, pero ahora todo salió a la luz como si nada.

— Yo digo que entremos a nuestra cabina y hablemos — sugirió, Chaeyoung al notar la incomodidad del par — Si quieren — las miró.

Sana suspiró y asintió, ya estaban ahí, qué más daba, solo faltarían Jeongyeon y Mina, pero estaba segura que Chaeyoung y Nayeon se encargarían de decirles, así que era hora de confesarlo.

Confesar que estaba saliendo con una chica.

Jihyo estaba tratando con todas sus fuerzas de mantener la compostura frente a su madre, pero estaba demasiado molesta, tanto que estaba siendo un enorme esfuerzo controlarse. Habían tantas cosas que quería decirle, tantos reclamos, pero nada salía, quizás porque estaba reteniendo sus palabras para no soltarlas con brusquedad, quizás porque era su madre y no quería explotar de esa manera con ella.

Su pierna derecha se movía debido a la ansiedad de verla ahí sentada en el sofá sin decirle nada, se notaba diferente, más delgada, desanimada, cansada, como si hubiera estado muchos días sin poder descansar adecuadamente, y ese hecho, por más enojada que estuviera, le preocupaba, pero no diría nada al respecto.

— ¿En dónde estuviste todo este tiempo? ¡Te fuiste más de un mes!

— Lo sé, sé que no debí irme, pero por favor, entiende, no podía quedarme... Todo fue muy difícil.

— ¿Cómo crees que fue para nosotras?ㅡsus ojos se cristalizaron, sintiendo su pecho contraerse — Es más, ¿cómo crees que fue para Mina luego de todo lo que pasó?

La señora Myoui cerró sus ojos con fuerza, liberando las lágrimas que estuvo reteniendo, mojando sus mejillas. Se sentía acorralada, no quería que sus hijas la odiaran, también para ella fue difícil y aceptaba que cometió muchos errores, pero se le hacía tan complicado ser diferente, sufría por ser la madre que era, siempre tomando el lado que no debería, siempre tomando decisiones que solo la beneficiaban a ella y no a sus hijas. Luchar contra ella misma era su más grande reto, y le costaba comprender completamente que, gracias a eso, estaba dañando a su propia familia. Se sentía muy perdida, todo lo que ella creyó que era su vida, cambió de un momento a otro, y no sabía qué hacer o cómo actuar si aún le costaba romper las barreras de su religión, y es que nadie le enseñó que no todo era como la iglesia o las personas le decían, solo se dejaba llevar por lo que ella creía correcto, por lo que le decían que era lo correcto.

— ¿Al menos hablaste ya con ella? ¿Le preguntaste cómo está? ¿Le dijiste algo sobre su cumpleaños? — preguntó, Jihyo, cegada por el enojo y las lágrimas — No tienes idea de el mal que tú y papá le hicieron.

— Lo siento — susurró sin mirarla, sintiendo cada una de sus palabras llenas de dolor y rencor.

— Discúlpate con ella, no conmigo.

— No es fácil, por favor, entiende eso — dijo apenas, limpiando sus lágrimas.

— ¿No es fácil? — soltó una corta risa sarcástica.

— ¡Escúchame! — exclamó, obteniendo la atención de la menor — Escúchame y deja de interrumpir — Jihyo asintió sorprendida y suavizó un poco su expresión, más no cambió su frialdad — Estar lejos de ustedes no ha sido fácil, no he podido dormir, no he podido comer bien, todo vuelve a recaer en que estoy siendo una mala madre, preguntándome qué tanto me odian ustedes, ¿crees que eso no me duele? Son mis hijas... Y sé que sigues muy enojada, pero por favor, trata de comprenderme a mi también — suspiró, agachando la mirada con pena — Vivir bajo la sombra de tu padre no fue nada sencillo, tener que quedarme callada nunca fue fácil, cada vez que tenía la intención de hacer algo, volvía a pensar en que, si intervenía, arruinaría nuestra familia, y yo quería agradar a Dios, tener todo en orden para no ser juzgados; tal vez para ti no tenga sentido o sea tonto, pero es en lo que yo creo, es lo que escuché durante toda mi vida desde que tengo uso de razón — guardó silencio por un momento y levantó la mirada hacia su hija quien se mantuvo llorando en silencio.

— Pero mamá... Mina te necesitaba.

La señora Myoui asintió, todo ese tiempo estando alejada de sus hijas la hizo pensar en las cosas que hizo, en el daño tanto físico y emocional que causó en Mina, ella recordaba que no era así cuando ella era pequeña, pero su esposo se convirtió en un hombre violento, arrastrándola a ese lado extremo en el que se hizo intolerante a todo lo que estuviera fuera de los lineamientos de su iglesia, a la iglesia en la que su esposo la metió, y ella sumisamente aceptó, creyendo que eso sería lo mejor.

— Estás yendo a la iglesia equivocada entonces — le dijo su hermana mientras desayunaban en la mañana hace un par de semanas atrás.

Recurrió a ella porque sabía que sería la única en su familia que no le pediría regresar con su esposo, porque no quería escucharlo, se negaba a ceder de nuevo.

— Tus hijas te necesitan, necesitan a su madre, no a una mujer que les diga que todo lo que hacen está mal. Mina quiere que la apoyes y la quieras, Jihyo no quiere sentirse sola y abandonada.

Fue chocante escuchar que todo lo que creía que estaba bien, resultó ser una mentira.

— Acércate a ellas y estarás bien, puedes asistir a mi iglesia si quieres, nadie va a juzgarte por los errores que cometiste bajo las creencias equivocadas.

¿Sería bueno intentarlo? Al principio se negó, pero a medida que los días fueron pasando, su hermana la convenció de ir a una de las reuniones de su iglesia y sorprendentemente, sintió un poco de paz al ser recibida tan amablemente. Todo era muy diferente, y tal vez eso era lo que necesitaba para ella misma.

— Sé que ambas me necesitan — habló al fin después de un largo silencio — No voy a irme, voy a intentarlo. Yo... Le pedí el divorcio a tu padre, pero él se niega a firmar los papeles, y yo no quiero que él regrese — sollozó, temerosa.

— Si quieres intentarlo, habla con Mina — su voz salió suave, sin rastro de molestia — Debiste hablar con ella cuando te recibió, pero está bien, ella va estar bien con que intentes hablarle por muy difícil que te resulte, deja de mirarla como una decepción, Mina ha sido una buena hija sin importar sus gustos, y sé que estás consciente de eso — se levantó de su asiento y se sentó a su lado, tomando su mano entre las suyas — Haremos que papá firme esos papeles, no te preocupes — le sonrió cortamente — Él tiene que irse de una vez por todas, puedes contar conmigo y lo sabes.

La señora Myoui asintió y rompió en llanto al sentir el abrazo de su hija, incapaz de decir algo más, dejando salir todo lo que estuvo aguantando, sintiéndose protegida de nuevo después de largos años llenos de dolor, y aunque le resultara difícil, lo haría por sus hijas y por ella misma.

Las cosas debían cambiar de una vez por todas.

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