[ [ ꪶíꪀꫀꪖડ ρꪖ𝕣ꪖꪶꫀꪶꪖડ ] | | �...

By macabeso23

46K 4.4K 551

Ella creyó tenerlo todo, pero olvidó una cosa; de encontrar el amor nadie se escapa. ¿Podría más la soberbia... More

Capítulo 1. [Daños Colaterales]
Capítulo 2. [Desde El Día Uno]
Capítulo 3. [La Propuesta]
Capítulo 4. [Eternas Coincidencias]
Capítulo 5. [Imagen Y Semejanza]
Capítulo 6. [La Casa Del Cielo]
Capítulo 7. [Inefable]
Capítulo 8. [Acertijos]
Capítulo 9. [Resarcimiento]
Capítulo 10. [Secuelas Del Pasado]
Capítulo 11. [El Primer Beso]
Capítulo 12. [Lágrimas Y Olvidos]
Capítulo 13. [Pasiones Recíprocas]
Capítulo 14. [Efímero'S]
Capítulo 15. {Guía Espiritual}
Capítulo 16. [Mundos Cruzados]
Capítulo 17. [La pieza del rompecabezas]
Capítulo 18. [La curiosidad mató al gato]
Capítulo 19. [Entre Imaginación Y Realidad]
Capítulo 20. [Un Juego De Seducción]
Capítulo 21. [ Islas Canarias, Parte 1]
Capítulo 22. [Islas Canarias, parte 2]
Capítulo 23. (Entre Su Mundo Y Mi Mundo)
Capítulo 24. [Avril]
Capítulo 25. [Libre Verdugo]
Capítulo 27. [Fragmentos De Verdades]
Capítulo 28. [Fragmentos De Verdades part. 2]
Capítulo 29. [Quince Minutos]
Capítulo 30. [La Efímera Felicidad]
Capítulo 31. [Colisión]
Capítulo 32. [Al Descubierto]
Capítulo 33. [El primer amanecer]
Capítulo 34. [El mejor de los inicios]
Capítulo 35. [Las Personas Inteligentes...]
Capítulo 36. [No estaba triste, estaba nostálgica...]

Capítulo 26. [El Plan Cero]

987 115 15
By macabeso23

DÍAS DESPUÉS:

Haber regresado a Nueva York quizá pudo haber sido la mejor decisión de todas, si en el fondo, realmente, hubiese deseado hacerlo pero lo cierto es que Bárbara se había cuestionado tantas cosas después de ese viaje que si era sincera con ella misma, le daba cierto temor y a ella muy pocas cosas le generaban miedo.

Las pesadillas habían vuelto y ahora estaban más presentes que nunca. Casi siempre era sobre su fracaso del pasado, sobre las inseguridades que aún la atormentaban y cuestionándose si valdría realmente la pena todo lo que estaba haciendo. Se sentía hasta el tope. Ya poco le importaban muchas cosas y el vivir en la incertidumbre la estaba haciendo agonizar.

Bárbara se desplazó de un lado hacia el otro mientras ordenaba una colección de documentos que estaban esparcidos por todo el lugar después de haberlos arrojado la noche anterior al leer un periódico amarillista donde revelaban fotografías de Macarena y Ariel juntos. Hablaban sobre un posible nuevo romance que perturbó a Bárbara durante horas al imaginarse a la castaña en brazos de otra persona. Era inaceptable, dijo algunas veces refunfuñando.

—¿Qué quieres?—contestó el móvil de mala gana al darse cuenta que Jeniffer seguía insistiendo tras diez llamadas perdidas. La morena escuchó una risita, algo burlona, desde la otra línea y quiso cortar la llamada cuando Jeniffer habló.

—Creo que alguien despertó de muy mal humor esta mañana—dijo con cierto aire burlón. La morena apretó la mandíbula al sentirse burlada—. No estés molesta, bebé.

—No me digas bebé, Jeniffer. Odio que me digan bebé o cualquier estupidez cursi—comentó saliendo de su habitación para dirigirse a la cocina por un poco de agua—. ¿Qué quieres?—preguntó de nuevo—. Si solo llamas para molestar yo...—Jeniffer la interrumpió.

—"Ariel De Las Casas hará una gran celebración con motivo de su cumpleaños".—empezó Jeniffer a leer la noticia desde su portal web—. "El fabuloso empresario celebrará junto a sus mejores amigos, socios y a la que se considera, su nueva compañera"—Bárbara apretó los puños al deducir a quién se estaba refiriendo—, la guapísima Macarena Achaga—cerró los ojos sintiendo ira, impotencia.

—¡Basta!—dijo de pronto haciendo que Jeniffer guardara silencio.

—¿Irás?—fue directa con su pregunta.

—No—contestó firme—. No he recibido ninguna invitación de su parte—Jeniffer sonrió sin que pudiera verla.

—Eres Bárbara López; en cualquier momento llega tu invitación, bebé.

La morena rodó los ojos.

—Odio que me digas bebé.

—Odias muchas cosas, Bárbara. Odias a las personas en general pero estoy muy segura que estás odiando un poco más al hombre que ahora mismo debe estar en la cama con la mujer que tú querías para ti—murmuró—. Sé cómo debes estar sintiéndote en estos momentos. No es fácil aceptar que desperdiciaste tanto tiempo detrás de un imposible.

—Macarena no es el tipo de mujer que crees, Jeniffer. Tiene clase, estilo, nada comparado contigo que te vendes a cualquiera que te ofrezca una buena suma de dinero o sea cortés con la única intención de llevarte a la cama—Jeniffer rió bajito al escucharla mirándose la manicura. Bárbara estaba dolida. Lo sentía en sus palabras—. No me importa haber perdido el tiempo, Jeniffer. Sé que lo que hice dará sus frutos en cualquier momento porque apuesto y seguiré apostando todo a mí. No necesito a nadie más para que todos mis planes sean perfectos.

—Solo quería decirte que si quieres darle celos a la rubia me ofrezco para el show—Bárbara entre cerró los ojos analizando la oferta de Jeniffer. Luego sonrió—. Ya sabes que amo los romances trágicos y soy una gran actriz—Jeniffer sonrió para sí misma—. ¿Qué dices?—le preguntó finalmente.

—Voy a pensarlo—contestó cortando la llamada.

Jeniffer suspiró satisfecha al ver que su conversación con Bárbara había salido bien después de todo. Tanto, que sabía que Bárbara aceptaría porque era una propuesta que le convendría a pesar de su testarudez.

....

—¡Hola!—murmuró Macarena un poco tímida al encontrarse con Ariel frente a su casa.

Era la primera vez que la castaña la visitaba y le resultó fascinante. Era muy grande, con árboles al alrededor y muchas luces de colores que hacían un ambiente cálido y armonioso. La fachada era propia de Ariel, lo dedujo después de aprender a conocer un poco sus gustos.

—Estás preciosa—murmuró él dejando un beso en su mejilla. Macarena lo vio sonriéndole.

Ambos vieron hacia los lados dándose cuenta que no estaban solos y que habían muchas personas observándolos con una sonrisa muy abierta, mientras que otros se dedicaban a fotografiar a la pareja del momento. Ariel encontró la oportunidad perfecta para acercarse a Macarena, tomarla por la cintura y posar juntos para que los capturaran juntos.

—Después de todo, creo que sí somos la pareja perfecta del momento—le comentó al oído con una risita dejando un beso rápido en su mejilla. Macarena se ruborizó al sentir tanta atención sobre ellos.

—¡Es Bárbara López!—ambos escucharon como uno de los periodistas se fue a toda prisa para capturar en una fotografía el momento en el que Bárbara hacía acto de presencia. Macarena vio de perfil a Ariel tragando grueso.

—No te preocupes—susurró Ariel al verla—. Sabremos cómo lidiar con ella.

—¿La has invitado tú?—le preguntó Macarena.

—Es socia—respondió secamente al ver que Bárbara se acercaba—. Como persona es terrible, pero como socia, es buena. Ella es buena en los negocios, Macarena. Creo que en todos estos años, he aprendido a separar el trabajo de mi vida personal—ambos se vieron—. La mujer es influyente después de todo.

—Ya... Pero no es una fiesta de negocios—Ariel la vio.

—¡Por esa misma razón la he invitado!—dijo viendo a Bárbara hablar con los de la prensa. Macarena la vio acompañada, de otra mujer y con inmediatez la reconoció. Era la misma mujer que se había aparecido en la casa de Bárbara cuando recién empezaban a conocerse—. Ella es Jeniffer.

—La conozco—dijo viendo en su dirección—. Sé quién es.

—Y espero que sepas cómo es también porque vienen hacía nosotros—murmuró Ariel sonriendo.

—¡Ariel, querido!—Jeniffer se acercó a Ariel para darle un abrazo rápido—. ¡Feliz cumpleaños!—Bárbara llegó a su lado con su acostumbrado semblante serio. Vio fugazmente a la castaña dándole una sonrisa de medio lado—. Increíble fiesta. Gracias por invitarnos.

—Siempre serán bienvenidas—dijo él feliz—. Qué gusto verte de nuevo, Bárbara—ambos se vieron—. Espero que te guste la fiesta.

—No nos quedaremos mucho tiempo—murmuró entregándole una botella de vino—. Es un vino especial, espero lo disfrutes—dijo.

Ariel tomó la botella en sus manos y silbó por lo bajo.

—¡Gran elección!—dijo viendo la botella—. La vamos a disfrutar mucho. ¿No es así, amor?—le preguntó a Macarena dándole un beso rápido en la mejilla. Macarena lo vio con una sonrisa y asintió.

—Creí que podríamos compartirla todos juntos—dijo Jeniffer abrazándose al brazo de Bárbara sonriendo de manera coqueta. La castaña al ver el gesto, tensó la mandíbula.

—¡Bien! Entonces...—Ariel sin saber qué hacer, volteó a ver a Macarena buscando apoyo.

—¿Vamos por unas copas?—le preguntó Jeniffer a Ariel separándose de Bárbara al ver que nadie decía nada.

Se sentía lo incómodo de la situación, pero a Jeniffer parecía divertirle la incomodidad que le generaba el momento.

—Vuelvo enseguida, preciosa—le dijo Ariel a Macarena. Antes de darse la vuelta, Ariel vio a Bárbara fijamente, cayendo en una guerra de miradas de nunca acabar. No le intimidaba la presencia de Bárbara, pero si le molestaba el hecho de saberla tan cínica y descarada.

—Tranquilo, campeón—dijo Bárbara después de unos segundos al verlo marcharse. Ariel se detuvo aún dándoles la espalda—. Mientras regresas, me encargaré de cuidarla—paseó la mirada por el cuerpo de Macarena y luego subió a sus ojos azules dándole una sonrisa.

—Gracias—dijo apenas.

—Es increíble lo rápido que corren los rumores en esta ciudad—dijo Bárbara desplazando su mirada por el resto de la casa viendo a los otros invitados con aires superiores.

—También es increíble verte en todos las fiestas a las que voy—murmuró irónica haciendo que Bárbara sonriera medianamente—. ¿Qué buscas?—le preguntó directamente.

—No busco nada—se defendió—. Solo pasar un buen momento.

—¿Con ella?—le preguntó dirigiéndose a Jeniffer. Bárbara se encogió de hombros sin decir nada más—. ¡Vaya elección!—ironizó con la voz aguda.

—Es una mujer preciosa, así como tú. Estoy dándole una oportunidad—la vio a los ojos—. Lo mismo hiciste tú con Ariel, ¿verdad?—Macarena la vio también—. Darle una oportunidad mientras estabas aceptando citas conmigo. Mientras te besabas conmigo pero al mismo tiempo con él. Fue demasiado fácil para ti.

—¿Qué fue demasiado fácil para mí?—le preguntó Macarena seriamente sin apartar su mirada. No se dejaría doblegar por Bárbara. No dejaría que la culpa recayera en ella cuando era consciente que nada era si culpa—. Cuando nos vimos en aquel café te ofrecí mi amistad. Te propuse seguir saliendo como amigas, y tú aceptaste el trato. Luego planificaste un viaje a Islas Canarias para intentar meterme en tu cama—Bárbara abrió los ojos—. No te hagas la santa, Bárbara. No te queda.

—Lo mismo digo—respondió con la mandíbula tensa—. Como no funcionó conmigo, fuiste corriendo a los brazos de Ariel. ¿Le fue fácil a él llevarte a la cama?—Macarena abrió la boca—. Porque no dudo que con él fueras tan rígida como commigo.

—Jamás debí haber puesto mis ojos en ti—murmuró la castaña conteniendo las ganas de llorar—. Sabía qué clase de persona eres y muchos me lo advirtieron—Bárbara cortó su propia respiración al escucharla hablar—. Creí que eras diferente y que realmente tenías interés en mi. Creí en tus palabras rebuscadas y frases bonitas, en tus detalles, en las intenciones que demostraste tener para nada—Macarena la vio conmovida con sus propias palabras. Estaba cansada de fingir—. Cuando supe que todo fue parte de un plan...—Bárbara abrió los ojos y Macarena sonrió con tristeza—. Las mentiras tienen patas cortas, Bárbara. Me rompiste el corazón de la peor manera y nunca voy a poder perdonarte, y menos a mí, que aún sabiendo de tu juego decidí arriesgarme para tener una mínima oportunidad contigo pero no es y nunca será suficiente porque tú no sientes.

—¿Qué dices?—le preguntó Bárbara sin poder creerlo.

—No tienes que fingir más, Bárbara. Lo sé todo. Sé que te acercaste a mi por mi dinero—la morena desvió la mirada sintiendo que todo empezaba a darle vueltas.

—¿Quién te dijo esa tontería?—le preguntó—. ¿Fue Ariel?, seguramente fue ése imbécil que te llenó la cabeza de puras mierdas—Macarena negó con la cabeza mientras respiraba hondo—. No soporta el hecho que tú me hayas correspondido a mi antes que a él, que me prefirieras por encima de él y por eso se ha inventado toda esa Historia.

—Ariel no tiene nada que ver con esto, Bárbara. Fue Helena quién me lo dijo—dijo de pronto. Bárbara la veía con incredulidad—. Helena descubrió tu asqueroso juego.

—¡Jamás jugaría contigo!—la morena se acercó a Macarena pero esta se echó hacia atrás evitándola—. Nunca le agradé a tu amiga. Ella no quería vernos juntas, Macarena. ¿Por qué querría yo tu dinero?—le preguntó—. No quiero tu dinero. Nunca lo he querido. Solo quería que me dieras una oportunidad porque sé que estropeé muchas cosas por no pensar con cabeza fría o saber hacer las cosas, pero lo que vivimos tú y yo fue lo más real que he vivido en mucho tiempo—Bárbara la vio a los ojos—. Juro que ha sido especial, Macarena. Tienes que creerme.

Macarena iba a hablar cuando se vio interrumpida por una Jeniffer sonriente.

—Ariel me ha dicho que en unos minutos está con nosotras—les dijo—. El hombre conoce a medio mundo—se rio.

—Déjanos solas—murmuró Bárbara con la voz ronca sin dejar de ver a Macarena. Jeniffer ladeó la cabeza viéndolas a ambas.

—¿Y dejar que disfruten sin mi? ¡Imposible!—ironizó.

—No es el momento, Jeniffer—dijo Bárbara seriamente—. Vete, por favor.

—Te espero—dijo Jeniffer para luego ver a Macarena—. Suerte, bombón—le guiño un ojo y se fue.

Macarena respiró hondo al ver que Bárbara la tomaba de la mano y la encaminaba a un lugar alejados de la fiesta. La morena caminó a toda prisa, sintiendo decepción, repirimiendo cualquier impulso y buscando encontrar de nuevo la estabilidad que la caracterizaba como persona. Podría esperar cualquier cosa, de cualquier persona, pero la situación en la que se encontraba era abrupta. Como un golpe de realidad. Como un cuchillo atravesado por la garganta.

Y de pronto, tan solo por cuestión de segundos, quiso echarse a llorar.

—¿Quién te ha dicho todo esto?—le preguntó una vez alejadas de los demás.

—¿Piensas mentirme cuando sé toda la verdad?—le devolvió la pregunta—. Necesito que seas sincera al menos una vez en tu puta vida conmigo—fue firme—. Necesito saber que todo lo que me dijeron es verdad y necesito saberlo de tu propia boca—la morena desvió la mirada—. Prefiero que me digas la verdad en este momento a que sigas mintiéndome, Bárbara. No quiero que sigas manipulando todo a tu alrededor. No lo quiero—le pidió en voz baja a medida que sus ojos se cristalizaban.

—Significas mucho más para mi de lo que otros pudieron decirte—confesó en voz baja—. No he sabido hacer las cosas, contigo, y sé que me odias, pero te juro que no quiero lastimarte.

—Me lastimas mintiéndome—le respondió—. ¿Fui solo un juego?—ambas se vieron—. ¿Solo significo un absurdo juego para ti?

Bárbara negó rápidamente. 

—No es así.

—Entonces dime la verdad. Sé sincera conmigo esta noche—pidió—. Quiero que me digas toda la verdad, Bárbara. Absolutamente todo.

Como si quemara, la morena se alejó de ella evitándola a toda costa. Macarena se dejó llevar y rompió a llorar ante su silencio. Sabía que tarde o temprano sucedería, no seguiría más en ese juego de nunca acabar. Bárbara había roto su corazón de todas las maneras posibles y que admitiera su error solo intensificaría su decepción, porque su corazón no podía romperse más de lo que ya estaba.


—Por favor—sollozó a media voz—. Necesito escucharlo de tu voz.

—Sí—dijo Bárbara después de unos segundos con la mirada perdida. Macarena la vio de espaldas, sin decir nada, solo sintiendo un agujero dentro de su estómago crecer poco a poco—. Sí, Macarena. Sí quería tu dinero—volteó a verla—. Quería quitarte todo tu dinero. Eras una presa fácil, ingenua, y sería fácil para mi hacerlo porque tenías el perfil perfecto para divertirme un tiempo—la vio a los ojos—. Eras solo un juego para mi.

—Es lindo saberlo después de todo—susurró tristemente—. Creí en ti todo este tiempo y...—suspiró—, de cierto modo, me llena de tranquilidad que lo hayas dicho. Que hayas sido sincera por primera vez.

—No quería hacerte daño—dijo.

—No querías hacerme daño, solo querías mi dinero—rió cabizbaja—. ¿Por qué?

—Escucha...—Bárbara intentó acercarse pero al verla retroceder tomó distancia también—. Cuando te conocí, creí que todo sería diferente. Que sería algo más, algo divertido, porque no quería involucrarme con nadie. Puedes dudar de todo lo que quieras, pero jamás dudar de que realmente me gustas—Macarena se echó a reír con dolor—. No esperé que todo esto surgiera de ésta manera. La conexión entre tú y yo...—Bárbara la vio—. Es sincera. Aprendí a verte con otros ojos a pesar que muchas veces cuestioné aquello porque no quería enamorarme de nadie. No creo en el amor, Macarena, pero creo en lo que tenemos tú y yo.

—Tú y yo no tenemos nada—respondió secamente—. Me rompiste el corazón, Bárbara. Tomaste mis ilusiones en tus manos y sin importarte los tiraste a la basura. No te importó las consecuencias de tus acciones. Sabías que tarde o temprano todo acabaría al descubierto.

—Créeme cuando te digo que no quiero ni quise hacerte daño, Macarena—volvió a repetirle con urgencia—. Necesito que me creas, que sigas confiando en mi.

—¿Cómo podría?, No puedo confiar en ti. ¡Me mentiste!—le gritó—. Me mentiste y te odio por eso.

Bárbara se acercó a ella.

—Tú no me odias, ojitos—la castaña desvió la mirada—. Tú me quieres—aseguró haciendo que la viera—, y yo también te quiero a ti—y sus ojos se encontraron—. Te quiero, Macarena.

—Tú no quieres a nadie—le dijo con rencor—. Tú nunca quisiste esto.

—Macarena...—Bárbara tomó un respiro profundo sabiendo que lo que estaba por decir podría ser un arma de doble filo pero aún así lo haría. No tenía nada que perder, después de todo—. Estoy enamorada de ti—Macarena abrió los ojos—. Me costó entender mis sentimientos por ti. Yo no quería esto, no quería tener que verme involucrada con nadie porque la dependencia emocional es... Escalofriante. No quería necesitarte, pero no puedo seguir enviando este sentimiento—la morena se acercó de nuevo, viéndola a los ojos, queriendo transmitir sus sentimientos—. Estoy enamorada de ti—repitió en voz baja.

La castaña sin decir nada, le correspondió a su cercanía, a su roce, a su pequeño tacto, elevándose a sí misma por instantes a una burbuja repleto de sentimientos.

—No sigas mintiendo—susurró contra sus labios.

La morena sonrió de medio lado.

—No estoy mintiendo ahora—murmuró—. Estoy enamorada de ti—y como un imán atraído, la morena se perdió en sus labios.

Había echado de menos sus besos, su cercanía, su respiración contra su piel. Había extrañado la sensación de saberse deseada nuevamente y Bárbara tenía aquel don de hacerla sentir querida, aunque fuera una mentira, pero para ella fue real.

Pero no todo lo que brilla es oro...

—¡Aléjate de mi hija!

Macarena se sorprendió al escuchar la voz de Alonso. La castaña divisó la vena en su frente y maldijo por lo bajo. Él lo sabía todo.

—Papá...—Bárbara interfirió entre ambos.

—¡Aléjate de mi hija!—repitió nuevamente tomando el brazo de Macarena.

—Por favor—susurró Macarena pidiendo clemencia.

—No es necesario hacer un escándalo, Alonso. Salgamos de este lugar y hablemos como dos personas civilizadas—pidió pero él rió—. Macarena...—La castaña volteó a ver a su padre que estaba eufórico.

—¡No metas a mi hija en esto!—le gritó—. Ya has hecho demasiado como para que sigas jugando con ella de esta manera—Macarena abrió los ojos con sorpresa al escucharlo.

—¿Lo sabías?—cuestionó en voz baja viéndolo.

—Lo supe hace algunos días—vio con desdén a la morena—. ¿Qué clase de persona eres?—Bárbara respiró hondo llevándose las manos al entrecejo deduciendo que todo se había salido de control. Absolutamente todo—. Te confié a mi hija y jugaste con ella y también con el nombre de mi familia. ¿Creíste que tu falsa iba a durar toda la vida?—Alonso se acercó a Bárbara pero Macarena se interpuso dándole una mirada suplicante—. Aléjate de ella.

—No puedo hacerlo—respondió Bárbara viéndolos a ambos—. No puedo alejarme de ella porque...—él la interrumpió.

—No seas absurda. Quiero que te alejes de mi hija o si no todos se van a enterar de la clase de persona que eres—la amenazó dando un paso hacia adelante.

—No es necesario hacer un escándalo, Alonso—dijo Bárbara sin perder la calma—. Podemos solucionarlo.

—¿Qué se supone que podemos solucionar?—fue directo—. Macarena, ¿tú lo sabías?—le preguntó Alonso a la castaña al verla en completo silencio—. ¿Lo sabías?

—Sí—respondió bajando la mirada.

—¿Cómo puedes?—le preguntó Alonso dolido—. ¿No te has dado cuenta de lo que esta mujer ha hecho?

Macarena respiró hondo.

—Papá... Es mi problema—Alonso abrió los ojos con incredulidad—. Gracias por preocuparte por mi, pero puedo solucionarlo sola. Es lo que estábamos haciendo.

—Lo que estabas haciendo es seguir escuchando sus mentiras porque esta mujer no hace nada más que mentir. ¿Le has dicho toda la verdad o solo la parte que más te conviene?—la morena lo vio—. ¿Le has hablado de Sáhara?—Bárbara apretó los puños.

—¡Cállate!—le dijo con fuerza en su voz—. No tienes ningún derecho de hablar sobre ella cuando no sabes ni mierda.

Alonso se echó a reír con ironía.

—Sé más de lo que me gustaría saber. ¿Le has contado a mi hija sobre tu pasado?—Macarena volteó a ver a la morena que no despegaba la mirada de su padre—. ¿Le has dicho que desde pequeña te vendías al mejor postor?

—¿Qué?—la voz de Macarena se rompió—. ¿Qué dices?

—Lo que has oído, Macarena. No sólo te mintió fingiendo tener interés por ti, si no que también vendía su cuerpo por unos cuantos miles. ¿Así fue como levantaste tu fortuna, cierto? ¡Vendiéndote!

Es cuestión de segundos, Bárbara perdió el norte de sus acciones. Abofeteó con todas sus fuerzas a Alonso dándole una mirada asesina.

—¡No tienes ni puta idea de lo que hablas!—le gritó llena de furia—. ¡Cállate!—volvió a pedirle con la respiración agitada. Macarena  gimoteó bajo al ver que Bárbara se había atrevido a tocar a su padre delante de ella—. No tienes ningún derecho a hablarme de esa manera cuando no sabes ni mierda de lo que dices. Lo que he logrado no tiene que ver con mi pasado. Ni mi dinero, ni nada. Todo lo he logrado a base de mis esfuerzos por salir adelante y superarme como mujer y como persona. Es cierto, he mentido para mi beneficio pero que involucres mi vida privada en tus argumentos vacíos es patético, Alonso. ¡Ni tú ni nadie tiene ese derecho!

—¿Quién es Sáhara?—se escuchó la pregunta de Macarena detrás. Alonso respiró hondo al saber que debía muchas explicaciones al nombrarla.

—Sí, cuéntale a tu hija, Alonso. Cuéntale quién es Sáhara y por qué está tan involucrada conmigo—lo desafió con la mirada—. Sí piensas tumbar máscaras, empieza por decirle a tu hija que toda tu vida le has mentido también—Bárbara la vio—. Que le has ocultado que tienes una hermana porque te avergüenza que sea parte de tu familia por las cosas que hizo años atrás. Las cosas que ella hizo conmigo.

—Papá—musitó Macarena conmocionada y dolida.

—Hablaremos de esto en casa, Macarena. Esta mujer lo único que quiere es distraerte de lo que es verdaderamente importante y de su asqueroso engaño—esta vez fue Bárbara quien rió con sarcasmo.

—Es tu palabra contra la mía—le dijo—, pero sabes que lo que estoy diciendo es la verdad. Es mi verdad y voy a defenderla por encima de quien sea. Sáhara es la mujer de la que me enamoré hace años—dijo esta vez mirando a Macarena—. Es la mujer de la que te hablé en una de nuestras citas aunque por supuesto, omitiendo muchísimos detalles innecesarios.

—¿Tu profesora?—preguntó sin entender.

—No era mi profesora, Macarena. Era una proxeneta—dijo viéndola a los ojos—. Sáhara es tu tía y fue ella quién me vendió durante años—volvió su vista hacia Alonso—, y tu padre lo sabe. ¿O no?

—Lo que sucedió con Sáhara y contigo no tiene nada que ver con mi hija o conmigo—se defendió—. La usaste no solo para quitarle su dinero, si no para vengarte de ella.

Macarena la vio con dolor.

—¿También fui parte de una venganza?—le preguntó ya con lágrimas en los ojos—. ¿Cómo pudiste?—rompió en llanto.

—No lo sabía, no fue planeado, Macarena. Te lo juro—dijo Bárbara rápidamente al verla echa un mar de lágrimas. No sabía por qué, pero le dolía tanto verla de esa manera que no pudo evitar odiar más el momento.

—¡No me jures nada!—gritó a viva voz—. Esto... Esto es demasiado para mi.

Bárbara la tomó por el brazo al ver que se iba.

—Suéltala—le pidió Alonso con el semblante serio—. Ya has hecho demasiado daño, Bárbara.

—Esto es tu culpa—le echó en cara—. No era el momento. Lo único que has hecho es empeorar todo—le dijo con seriedad acercándose a él—. Quiero que te alejes de mi. Lo que hiciste al divulgar mi vida privada lo único que hizo fue darme cuenta de la clase de persona que eres detrás de esa fachada que te has creado. Crees ser más que otros por el apellido que tienes cuando no eres más que la misma mierda que tu hermana—su voz fue dura—. Puedes juzgarme por lo que fui, pero no puedes juzgarme por haberme enamorado de tu hija cuando no era parte de mis planes—vio a Macarena—. Necesito que hablemos.

—No es el momento—murmuró con la voz apagada—. Pensar en que viví engañada todo este tiempo hace que el corazón me duela tanto que no puedo respirar—bajó la mirada—. Confié en ti, Bárbara. Te confié mi corazón y lo único que hiciste fue romperlo a tu antojo. Y tú...—volteó a ver a su papá—, pensé que nos teníamos confianza. ¿Ocultarme que tienes una hermana que fue proxeneta?—se rio sin poder creerlo—, y que manipuló y jugó con los sentimientos de la mujer de la cual estoy enamorada...—los ojos de Bárbara se iluminaron un poco—, es demasiado para mi. Tengo muchas cosas en mi cabeza en estos momentos y lo único que quiero es estar sola—añadió con tristeza—. No quiero verlos—los vio a ambos—, a ninguno.

—Hija...—Macarena negó.

—¡Lo necesito!—exclamó cansada de su insistencia. Alonso inhaló profundamente viendo a Macarena irse dándoles por último una mirada triste.

—Ojalá nunca hubieras aparecido en nuestras vidas—susurró Alonso llegando al lado de Bárbara que seguía con la mirada el camino por donde Macarena se había ido.

—Eres tan responsable como yo del sufrimiento de tu hija—le dijo sin verlo—. Espero que seas infeliz por el resto de tu vida.

—Esto no se quedará así, Bárbara.

La morena se dio la vuelta para verlo a los ojos.

—Tenlo por seguro.

Giró sobre sus talones y se fue dejándolo solo.

Llegó al estacionamiento, buscando su auto, y en un suspiro, Jeniffer apareció frente a ella con una copa en la mano medio llena y sus labios completamente hinchados y el labial corrido.

—Es una gran noche, ¿no crees?—le preguntó acomodándose el cabello mientras suspiraba viendo a Bárbara con ojos llenos de deseos de pié a cabeza. La morena bufó por lo bajo abriendo la puerta del piloto pero Jeniffer fue más rápida y la cerró.

—¿Estás borracha?—ella se echó a reír.

—Estoy...—se mostró pensativa—, divertida.

—Entonces llévate tu diversión a otro lado, Jeniffer—intentó abrir de nuevo la puerta pero fue en vano—. ¿Qué quieres?

—Que te diviertas conmigo, Barbie. Siempre estás amargada, y no me gusta verte amargada porque te vuelves una perra fría—la morena entre cerró los ojos—. No me veas así. Sabes que tengo razón.

—Te pido, por favor, que me dejes en paz—le pidió apartándola de la puerta.

—Es por ella que estás así, ¿cierto?

—No es tu asunto. ¿Vienes o te quedas?—Jeniffer sonrió.

—¿Vamos a seguir la fiesta en tu casa?

—Vamos a tu casa, para que duermas, y luego irme a la mía. No fue una buena idea venir a esta fiesta—le dijo.

Jeniffer corrió hacia la otra puerta montándose con rapidez.

—Siempre puedo hacerte cambiar de opinión—dijo tocando su pierna.

—No lo creo—la apartó sin ningún tipo de delicadeza.

—Entonces...—la mujer se bajó del auto sorprendiendo a Bárbara—. Seguiré pasándola bien en esta fiesta tan prometedora, si no te importa.

—¡Como quieras!—dijo mientras encendía el auto.

La morena no dejó que Jeniffer dijera nada más cuando puso el auto en marcha.

Esa noche sin duda era diferente.

Todo había cambiado significativamente.

La verdad, aquella que quiso evitar muchas veces, salió a la luz de la peor manera. No se había preparado para que algo así pudiera ocurrir. Creía tenerlo todo bajo perfil pero una vez más se equivocó. Las circunstancias le habían demostrado a Bárbara que eran mucho más grandes de lo que ella creía y odiaba la sensación de sentir que había perdido la batalla.

Bárbara nunca perdía ninguna batalla porque nunca se involucraba más de lo necesario, pero con Macarena todo había sido diferente desde el primer día. No sólo había quedado cautivada con su belleza, si no también con la simpleza de su inteligencia, con lo bonito que desconocía de la castaña. Le había dado más de lo que prometió muchas veces y al final terminó dándole la razón al corazón.

De encontrar el amor nadie se escapa.

Aún bajo las peores circunstancias.

Sus pensamientos se vieron interrumpidos cuando la luz de su móvil se iluminó.

Era Avril.

Su arma secreta.

Aquella más letal.

"Ha llegado.

Empezamos el nuevo plan. Espero que esta vez si funcione".

Y sonrió.

Sonrió mucho porque no todo estaba perdido y porque todavía faltaba su mejor movimiento: El plan cero.

Continue Reading

You'll Also Like

190K 16.1K 35
|𝐀𝐑𝐓𝐈𝐒𝐓𝐒 𝐋𝐎𝐕𝐄| «El amor es el arte de crear por la sensación misma, sin esperar nada a cambio,más allá del placer mismo del acto creativo...
200K 10.8K 97
Segunda parte de One Shots - Selección Mexicana La primera parte se encuentra en mi perfil más de 100 One Shots Pequeñas historia de tus futbolistas...
507K 52K 130
La verdad esta idea es pervertida al comienzo, pero si le ves más a fondo en vastante tierno más que perverso. nop, no hay Lemon, ecchi obviamente, p...