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By macabeso23

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Ella creyó tenerlo todo, pero olvidó una cosa; de encontrar el amor nadie se escapa. ¿Podría más la soberbia... More

Capítulo 1. [Daños Colaterales]
Capítulo 2. [Desde El Día Uno]
Capítulo 3. [La Propuesta]
Capítulo 4. [Eternas Coincidencias]
Capítulo 5. [Imagen Y Semejanza]
Capítulo 6. [La Casa Del Cielo]
Capítulo 7. [Inefable]
Capítulo 8. [Acertijos]
Capítulo 9. [Resarcimiento]
Capítulo 10. [Secuelas Del Pasado]
Capítulo 11. [El Primer Beso]
Capítulo 12. [Lágrimas Y Olvidos]
Capítulo 13. [Pasiones Recíprocas]
Capítulo 14. [Efímero'S]
Capítulo 15. {Guía Espiritual}
Capítulo 16. [Mundos Cruzados]
Capítulo 17. [La pieza del rompecabezas]
Capítulo 18. [La curiosidad mató al gato]
Capítulo 19. [Entre Imaginación Y Realidad]
Capítulo 20. [Un Juego De Seducción]
Capítulo 21. [ Islas Canarias, Parte 1]
Capítulo 22. [Islas Canarias, parte 2]
Capítulo 23. (Entre Su Mundo Y Mi Mundo)
Capítulo 24. [Avril]
Capítulo 26. [El Plan Cero]
Capítulo 27. [Fragmentos De Verdades]
Capítulo 28. [Fragmentos De Verdades part. 2]
Capítulo 29. [Quince Minutos]
Capítulo 30. [La Efímera Felicidad]
Capítulo 31. [Colisión]
Capítulo 32. [Al Descubierto]
Capítulo 33. [El primer amanecer]
Capítulo 34. [El mejor de los inicios]
Capítulo 35. [Las Personas Inteligentes...]
Capítulo 36. [No estaba triste, estaba nostálgica...]

Capítulo 25. [Libre Verdugo]

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By macabeso23

ALGUNAS SEMANAS ATRÁS

La espera había sido tediosa mientras sus piernas, incesantes, no dejaban de moverse y su mirada recorría todo el lugar preocupándose porque alguien la viera.

Avril había estado al menos, unos cuarenta minutos, si no eran más, esperando por Bárbara, quién horas atrás la había llamado para citarla y encontrarse en un lugar donde nadie las pudiera reconocer. Para Avril, fue fácil cubrirse con unas gafas de sol, bufanda y otros accesorios a juego que no revelaban su identidad. En cambio, Bárbara, no se preocupó en ello porque sabía que Avril haría algo al respecto porque ella siempre lo hacía. Confiaba en su descripción, en su compromiso y su lealtad porque siempre lo había demostrado.

-Creí que estaría toda la mañana esperándote-murmuró Avril al ver a Bárbara acercarse a la mesa que estaba ocupando esa mañana. Era un café, un noble café donde siempre se reunían, al menos una vez al mes para ponerse al día. La morena sonrió medianamente tomando asiento delante de ella sin decir nada.

-Estaba ocupándome de tu increíble y asombrosa "jefa" que tanto defiendes-Avril rodó los ojos-, pero en el fondo sabes que la única y verdadera jefa soy yo-volvió a sonreírle-. Ya, quita esa cara.

-¿Cuánto tiempo más tendré que seguir en este juego?-le preguntó con seriedad al ver que Bárbara había llegado esa mañana muy enérgica. La morena dudó en contestar-. Llevo meses ocupándome de cosas que no me corresponden, Bárbara. Además, los Achaga me parecen personas increíbles que sin conocerme me dieron una oportunidad de trabajar con ellos.

-Siempre he dicho que no debes mezclar lo emocional con el trabajo, Avril-le recordó-. Es lo que sucede cuando te involucras con alguien sentimentalmente. Empiezas a defender lo indefendible-masculló-. No puedes olvidarte del objetivo principal.

-¡Nunca lo he hecho!-vociferó molesta-. Sí, es cierto que he aprendido a verlos con otros ojos, que al señor Alonso lo estimo y que a la señorita Macarena he aprendido a tomarle un cariño sincero pero no olvido quién soy y a lo que vine-contestó-. Sé que todo fue un parte de un plan. Acercarme a ellos, serles fiel incondicionalmente para que depositaran toda su confianza en mi pero debes saber que Macarena realmente está enamorada de ti, Bárbara. Te lo he dicho una y otra vez y tú no quieres escucharme. Terminarás haciéndole daño y no lo merece.

-¿Ahora eres su abogada?-preguntó sarcástica pero con un toque de seriedad-. Este discurso cada vez que nos reunimos, Avril... Es terrible. No necesito que me digas qué debo hacer o cómo hacerlo. Tú me conoces muy bien y contigo he dejado los estigmas a un lado. Elisabeth es lo más cercana a una hermana, pero tú eres prácticamente mi mejor pieza.

-Es lo que siempre he sido para ti-murmuró cabizbaja-. Nunca me has tomado en cuenta. Siempre me has visto como una más que siempre está para ti cuando la necesitas-Bárbara respiró hondo al escucharla-. Sé que te molesta que te diga estas cosas, pero es mi única oportunidad para hacerlo puesto que solo nos vemos cuando es debido. Cuando accedes a verme-ambas se vieron-. Reconozco que jamás me has obligado a nada pero, siento que no puedo más. He fingido durante tanto tiempo que no me reconozco a mi misma, Bárbara. Todo lo que he hecho, ha sido por amor. Por el amor que siento por ti.

-¿Quieres un café?-Bárbara ignoró lo que Avril le había dicho haciendo que esta al escucharla, respirara hondo y asintiera. La morena hizo su orden y luego la vio-. Ya hemos hablado sobre esto muchas veces. En cada encuentro.

-Como dije, es la única oportunidad que tengo contigo-le dijo.

-Sabes que no...-Bárbara guardó silencio.

-Sé que jamás vas a corresponderme, porque tú no tienes sentimientos, porque no te enamoras, porque crees que el amor te vuelve débil y sumiso de tus deseos, pero no es así. ¿Cómo puedes vivir sin desear conocer a alguien y enamorarte?-le preguntó.

-El amor no es importante para mí, Avril. Hay cosas más importantes de las cuales debo ocuparme como para estar perdiendo mi tiempo en desear vivir un amor de novela-hizo una mueca.

-Por una mala experiencia en el amor te has condenado a vivir desdichada toda tu vida-Bárbara abrió los ojos.

-¿Desdichada?-preguntó con impresión-. ¿Crees que soy una mujer desdichada?-se echó a reír-. No creo que sea el término adecuado para mi puesto que no soy yo quien ha dejado a un lado su esencia para complacer a los demás-dijo sin empatía. Avril sintió su corazón hundirse por cuestión de segundos. Bárbara tenía esa habilidad de hacerla sentir insignificante con solo hablar-. Sabías que jamás iba a suceder porque no creo en eso del amor. Cada plan que trazo está lejos de mezclarse con el amor.

-Pero algo ha cambiado en ti desde que conociste a Macarena-dijo Avril-. No quieres reconocerlo pero cualquiera podría darse cuenta que ella te gusta, te gusta de verdad-Bárbara la vio en silencio-. Puedes engañarnos a todos, pero a tu corazón jamás podrás engañarlo. Vas a vivir el resto de tu vida miserable, Bárbara. Solo quiero que te des cuenta de eso.

-Si fueras psicóloga, tomaría en cuenta tus consejos y puede que piense que hablas desde la experiencia pero no es tu caso-respondió-. Me gustaría que te centres en lo que estás haciendo y no estés perdiendo el tiempo con idioteces. Esta oportunidad es única, y sabes que no me gusta perder mi tiempo-Avril sonrió con tristeza-. Avril... Eres importante para mi-Bárbara tomó su mano por encima de la mesa apretándola ligeramente-. De verdad lo eres y no solo porque llevas toda tu vida trabajando conmigo si no porque me he dado cuenta que eres una buena persona a la que le han pasado cosas malas, muy malas-dijo con sinceridad-. Puedo ser todo lo que quieras, pero reconozco la verdad en ti y eres la única persona a la cual no dejaría que nada malo le sucediera-Avril la vio con un brillo especial en sus ojos. Había añorado tanto un gesto lindo por parte de Bárbara. Lo había deseado por años. Sus ojos se cristalizaron-. No llores, por favor.

-Sí... Lo siento-limpió esas pequeñas lágrimas que habían corrido por sus mejillas. La orden de su café llegó a su mesa haciendo que Bárbara quitara su mano de la suya y extrañó el tacto, su piel, su toque-. Gracias-le dijo al hombre apenas se fue.

Bárbara tomó de su café lentamente mientras.

-¿Macarena?-preguntó Bárbara.

-Siempre vas un paso adelante. Está perdida en ti-Bárbara sonrió satisfecha por su respuesta-. Ni siquiera puede imaginar lo que se le viene encima por haber puesto sus ojos en ti-la morena hizo una mueca.

-¿Y Alonso?-Avril se echó a reír.

-Es un hombre muy curioso para su edad-murmuró-. Siempre está en su despacho a puertas cerradas. Solo me ha necesitado para lo básico, como perseguir a su hija por toda la ciudad porque una Casanova quiere llevársela a la cama y le preocupa el bienestar de su hija-ambas sonrieron en complicidad-. Pero no es tonto-agregó en voz baja-, podría ser lo que quieras, pero tonto no es y Macarena tampoco. Puede que ingenua, un poco, pero no la subestimes. La chica es noble.

-Es suficiente para mi-reconoció Bárbara con voz firme llevándose la taza del café a los labios-. ¿Alguna otra novedad que estés ignorando?-Avril se mostró pensativa. ¿Cuántas novedades no había decidido ignorar por su propio bienestar?

Luego, respiró hondo, canalizando los pensamientos y los recuerdos. Era demasiada información.

-Ariel De Las Casas-dijo ganando la entera atención de Bárbara-. Sus visitas son más frecuentes ahora. Supongo que cree tener la libertad de poder visitar a Macarena puesto que ella accede a salir con él-comentó haciendo que Bárbara abriera los ojos. Avril lo notó-. ¿Qué pasa?-cuestionó al ver que el semblante de Bárbara cambiaba por completo y lo dedujo. Ella no tenía idea.

-¿Macarena y Ariel?-le preguntó.

-Macarena tiene citas con Ariel De Las Casas, Bárbara. El hombre siempre la recoge en su casa y ella parece feliz de que sea así-dijo-. Les he perdido el rastro porque la misma Macarena me ha dicho que no es necesario que los acompañe y Alonso está de acuerdo con eso. Al parecer, confía mucho en Ariel-Bárbara río con ironía empezando a sacar conclusiones precipitadas-. Creí que tú estabas enterada pero al parecer Macarena no es tan tonta y omite detalles muy importantes como sus encuentros con él.

-¡Ése imbécil!-masculló molesta-. Sabía que estaba detrás de Macarena. Desde que los vi en aquella fiesta, en el jardín-recordó-, y ella aceptó su cita y le dio su número telefónico y a mi me dijo que no saldría con él-dijo muy molesta-. ¡Es una mentirosa!

-Te lo dije... No es tonta-dijo Avril encogiéndose de hombros.

-Fue lo primero que debiste haberme informado-le reprochó.

-Pensé que tenías todo bajo control y que Macarena estaba comiendo de la palma de tu mano-se defendió-. También pensé que lo sabías, Bárbara.

-¡Por supuesto que no lo sabía!-elevó la voz tirando la servilleta sobre la mesa. Avril vio hacia los lados y se percató que habían varias personas viéndolas con el ceño fruncido mientras que Bárbara respiraba hondo buscando la calma-. No sabía que seguían viéndose a escondidas.

-No lo hacen a escondidas-murmuró. Bárbara rodó los ojos.

-Sabes a lo que me refiero-dijo-. Necesito hacer algo al respecto. Ariel es una competencia fuerte y si Macarena ha aceptado salir con él es porque...-Bárbara no quería ni pensarlo. Odiaba aquello.

-También le gusta-concluyó Avril.

-¿Macarena ha dicho algo sobre mi?-le preguntó. Avril negó.

-Desde que llegaste a la vida de Macarena de alguna manera me ha alejado. Es como si me hubiese convertido en un cero a la izquierda en su vida-hizo una mueca-. Al menos ya no me utiliza para alejar a los tipos que su padre muchas veces intentó meterle por los ojos y sabes que si acepté aquellas propuestas fue porque me dijiste que eso me acercaría y me haría ganar su confianza, cosa que era beneficiosa para ti-le recordó-. Ya no me toma en cuenta para acompañarla a ningún lugar y allá dentro, debo obedecer sus órdenes.

-Lo sé, pero necesito que hagas algo más por mi-le dijo en voz baja.

-He hecho todo lo humanamente posible por ti, Bárbara.

-Necesito más, Avril. Voy a compensarte muy bien-tomó su mano nuevamente-. Por favor. Sabes que eres la única...-Avril la interrumpió.

-Lo sé, no tienes que recordármelo a cada instante para que acceda a tus caprichos, Bárbara.

La morena sonrió abiertamente asintiendo.

-¿Y bien?-continuó Avril-. ¿Qué quieres que haga esta vez?

-Necesito que le hagas una visita a Ariel De Las Casas-Avril abrió los ojos con sorpresa.

-¿Qué?-estaba incrédula-. ¿Estás loca?

-Sabes que soy capaz de hacer lo que sea porque mis planes sigan su curso, Avril. Ariel es una piedra en mi zapato-murmuró-, y necesito ocuparme de él antes que se vea más involucrado con Macarena.

-¿Qué quieres que haga?-le preguntó directamente.

-Solo una pequeña advertencia de que está cometiendo el más grave error de toda su vida-Bárbara sonrió-. Necesito que investigues su vida. Tú eres experta en la materia. Cualquier detalle, por muy mínimo que parezca, algo que pueda dañar su imagen-Avril asintió-. Cualquier cosa, Avril. Cualquiera que creas que pueda hacer que Macarena se decepcione de él y ya no lo vea como el gran Ariel de Las Casas.

-No será tan fácil. El hombre sabe cómo cuidarse las espaldas-le dijo.

-Y es por esa razón que te necesito a ti para esto-repitió Bárbara con una media sonrisa-. Nadie más es capaz de lo que tú. Tú fuiste quién me dio toda la información referente a Macarena mucho antes de conocerla. Investigaste su vida, la de su familia y supiste cómo meterte en sus vidas pasando desapercibida-Avril la vio en silencio-. ¿Sabes por qué confío tanto en ti?-le preguntó la morena. Ella negó-. Porque eres competente y leal. Te admiro porque sabes serie fiel a quien debes y aunque seas emocional y a veces te confundas sigues la dirección que es correcta. Siempre has sido fiel a mi y eso lo valoro.

-Solo por eso...-masculló algo triste. Bárbara la vio.

-No sé qué más quieres que te diga, Avril. Estoy intentando ser lo más parecido a cursi contigo y no me estás haciendo las cosas fáciles-ambas se vieron-. Trata de comprenderme.

-Entiendo-dijo-, jamás una mujer como tú se fijaría en alguien como yo.

-Mereces algo mejor que yo-fue sincera-. No puedo ofrecerte algo más que lo que ya tenemos-Avril sonrió tristemente.

-Solo trabajamos juntas-desvió la mirada-. Desde que te conocí supe que contigo las cosas jamás sucederían porque crees que todos somos unos tontos por enamorarnos pero no es así. Estás dejando de vivir lo más bonito del amor por ese miedo que vive dentro de ti.

-No siento miedo de enamorarme-le contestó con firmeza-, nunca sentí miedo de entregar mi corazón, Avril. Las cosas y los tiempos cambian y yo no...-respiró profundamente-, no es lo que busco. No está en mis planes.

-¿Y qué ganas con esto?

Bárbara la vio sin comprender.

-No busco nada-dijo desviando la mirada.

-¿Entonces por qué lo haces?, ¿realmente necesitas quitarle todo para sentirte una mujer plena?-cuestionó Avril sin entender.

-Es muy complicado para explicarlo y no lo haré aquí-dijo señalando el lugar-. Hay cosas que se nos escapan de las manos y no quiero que te sientas agobiaba por tanta información que luego no sepas cómo manejar. Es díficil.

-¡Estoy agobiada, Bárbara!-masculló irritada-. Desde hace mucho tiempo lo estoy.

-Pronto acabará, lo prometo-ella negó con pena-. ¿Harás lo que te pedí?

-¿Tengo otra opción?-le preguntó Avril molesta.

-Gracias-dijo Bárbara dándole una mirada cariñosa y tomando su mano de nuevo. Avril suspiró pensando en que había vuelto a ceder a los caprichos de Bárbara. Lo había hecho tantas veces que, ¿qué cambiaría una más?

....

-¿Estás cómoda?-le preguntó Macarena en una risita a Bárbara al verla despreocupada, con su cabello suelto y rebelde, arrojando piedras al mar.

Se habían detenido a mitad de la nada. Nolan había dejado de navegar para tomarse un descanso que era necesario. La noche ya había llegado mostrando un cielo infinito lleno de estrellas muy brillantes. Un escenario perfecto para dos enamorados.

La morena se detuvo y volteó a verla después de haberle dicho que iría al camarote. Bárbara no objetó, si no que se tomó ese tiempo para si misma, para pensar, para calmar sus emociones que estaban a flor de piel. En cambio, Macarena se había ausentado para canalizar sus sentimientos que cada vez eran más intensos y más vividos. Podía sentir su piel quemarse cada vez que Bárbara se mostraba cariñosa e intentaba coquetear con ella. Habían sido horas difíciles llenas de agonía, buscando esquivar cualquier indicio de la poca cordura que le quedaba y después, verla allí, había sido demasiado para ella. Casi insoportable.

-Me divierto un poco-contestó con una sonrisa radiante. Macarena asintió y se acercó hasta ella pero un ligero mareo llegó hasta su cabeza haciéndola retroceder de inmediato. La morena a toda prisa la sujetó por la cintura-. ¿Estás bien?-le preguntó un tanto preocupada al verla tan pálida. Como si su piel quemara, Macarena se estabilizó separándose de Bárbara.

-Efectos del vino y del bote-sonrió respirando hondo. El alcohol ya estaba empezando a hacer efectos y debía dejar de tomar por su propia seguridad y porque Bárbara se veía esa noche increíblemente hermosa. Sus ojos se perdieron en el abdomen descubierto de la morena, apreciándola con mucha lentitud. Le fue imposible no morderse el labio inferior al imaginarse en muchos escenarios con ella. Debía parar, le gritaba su mente.

-Voy a cuidar muy bien de ti si te emborrachas-dijo la morena con una sonrisa gigante. El estómago de Macarena se contrajo de solo imaginarlo-, lo mereces, después de todo. Nadie nos está viendo y mucho menos esperando y si lo que te preocupa es hacer el ridículo, no te preocupes, podemos hacer el ridículo juntas, si quieres.

Bárbara se acercó a ella lentamente.

-Estar cerca de ti es sumamente peligroso-le dijo Macarena riendo. Ella se encogió de hombros.

-Solo si tú quieres que lo sea-se acercó aún más-, puedo ser todo lo que quieras que sea esta noche, Macarena.

-¿Solo por esta noche?-sintió las manos de Bárbara tomarla sutilmente por la cintura, pegando su cuerpo al suyo.

-Esta noche porque es especial-reconoció viendo hacia los lados-. Eres la mujer más hermosa que he visto en mi vida y aún esa palabra quedaría corta para lo que realmente eres.

La castaña tragó grueso.

-¿Estás coqueteando conmigo?-le preguntó de manera divertida y ambas rieron.

-¿Está funcionando?-Macarena se mostró pensativa.

-Mucho-reconoció a media voz al sentir los dedos de Bárbara hundirse en sus caderas, en su piel.

Bárbara cerró su distancia con un beso.

Un beso deseoso, para nada precipitado, pero necesitado.

Macarena se dejó llevar por sus deseos y correspondió a su beso invadiendo la boca de la morena con su lengua. La sensación de la calidez era algo que la estaba volviendo completamente loca. Bárbara seguía besándola, sin prisa, disfrutando de aquel apasionado beso a mitad de la nada con las estrellas de testigo, y por supuesto, Nolan, quien había regresado al timón y las estaba observando con una sonrisa en el rostro sin que ellas pudieran imaginarlo.

Cuando el aire hizo falta, terminaron el beso deseosas de más, con sus ojos brillantes y sus labios hinchados.

La morena le sonrió antes de tomarla de la mano y llevarla con rapidez al camarote. Se detuvieron frente a la puerta, Bárbara tomando el control, recostándola contra la puerta de la habitación para volver a besarla con deseo. Aquello Macarena no se lo esperaba pero no se quejaba en lo absoluto. La devoción con la que Bárbara la besaba estaba haciendo estragos en su vientre y excitándola sobre manera. La morena dejó de besarla para verla a los ojos directamente y luego sonreírle con picardía. Descendió sus besos por mentón, por sus hombros y terminó en su abdomen descubierto ahora. Para Macarena verla allí, arrodillada, besando su abdomen era mucho más que placentero.


Con delicadeza, Bárbara delineó con su lengua toda la extensión de su ombligo, viéndola, sin perder su mirada de la de Macarena. La castaña por instinto la tomó por el cabello, extasiada y sonriendo a medias para luego cerrar los ojos y cuando lo creyó conveniente, se puso de pie para verla quedando a su altura.

-¿Qué haces?-preguntó con voz ronca Macarena.

Bárbara le sonrió.

-Besarte-dijo-, eso hago.

-N-no-contestó apenas-, sabes que esto está mal.

-¿Por qué está mal?-cuestionó Bárbara delineando sus labios-. ¿A quién le estamos haciendo daño?-ambas se vieron-. Soy una mujer libre y tú también, ¿o no?-Macarena guardó silencio-. ¿No eres libre?-le preguntó de nuevo.

-Eso no tiene nada que ver con lo que estamos haciendo-Macarena se separó de Bárbara dejándola confundida.

-¿Por qué no respondes a mi pregunta?-Macarena la vio y sin contestar, entró a la habitación logrando que Bárbara la siguiera-. ¿Macarena?

-No estoy en una relación con nadie, pero...-volteó a verla-, estoy conociendo a alguien.

Bárbara abrió los ojos.

-¿Estás conociendo a alguien?-preguntó incrédula-. ¿Estás saliendo con alguien y no me lo habías dicho?-Macarena mordió su labio inferior-. ¡Contéstame!-elevó un poco la voz empezando a sentir molestia.

-Sí, Bárbara. Estoy conociendo a alguien-respondió firme sin dejar de verla.

-¿A quién? ¿Con quién te estás viendo?-le preguntó molesta la morena. Macarena veía su pecho subir y bajar con tanta fuerza que sentía que en cualquier momento iba a explotar.

-Ariel...-dijo apenas. Bárbara cerró los ojos-. No sabía cómo decírtelo, Bárbara.

-No sabías cómo decirme que estás en un romance con Ariel de Las Casas-balbuceó riendo-. Esa es la razón por la cual no aceptaste nada de mi. Rechazaste mis mensajes, mis llamadas y me hiciste suplicar por una segunda oportunidad cuando evidentemente jamás ibas a dármela-Bárbara la vio molesta-. Planeé este viaje porque quería que nos conociéramos, Macarena. Aceptaste venir conmigo cuando estás con alguien más.

-Eres la menos indicada para hacer algún tipo de reclamo-se defendió Macarena-. ¿Crees que eres la única que puede salir con alguien más? ¿O crees que eres la única que tiene más opciones cuando una no le sirve?-Bárbara abrió los ojos-. Fui clara contigo al decirte que podríamos ser buenas amigas si así lo deseabas, acepté este viaje como amigas, y me dijiste que estaba bien para ti-se encogió de hombros-. Ariel es un hombre increíble, Bárbara. Me respeta, me da el lugar que merezco y no hace lo que tú hiciste-le recordó-. Quise darme una oportunidad con alguien que si sepa ver que valgo la pena sin esforzarme por llamar su atención.

-¿Desde cuándo están juntos?-ignoró su discurso y fue directa-. ¿Desde hace semanas, cierto?

-Sí-dijo firme.

-¡Bien!-Bárbara salió de la habitación dando un portazo fuerte. Macarena cerró los ojos al pensar que lo había arruinado todo, pero ella no podía retractarse de su propósito.

-Solo está usándote, Macarena-se repitió en voz baja-. Solo usándote.

La castaña salió de la habitación buscando alcanzar a la morena.

La había visto a lo lejos, hablar con Nolan. El hombre asintió como si estuviera recibiendo órdenes por parte de Bárbara. Le fue imposible no castigarse mentalmente al inventar su falso romance con Ariel, pero deseaba tanto que Bárbara sintiese lo mismo que ella.

Macarena se acercó a Nolan con una media sonrisa. Lo vio ponerse en marcha nuevamente con el semblante serio.

-¿Qué sucede?-le preguntó.

-Estamos regresando, señorita Macarena-la castaña abrió los ojos-. Le sugiero tomar asiento y ponerse cómoda porque el trayecto es largo y sé que se mareó hace poco.

-¿Por qué regresamos?-él la vio.

-Órdenes de la señorita Bárbara.

Macarena dirigió la mirada hacia muchos lugares sin encontrar a Bárbara. Era como si se hubiese esfumado pero no hizo nada. Se detuvo así misma, recordando el por qué lo había hecho, y caminó de nuevo a la habitación.

No la buscaría. No tenía por qué hacerlo. Lo merecía. Ella lo sabía. Bárbara no era buena. Nunca fue buena. Solo la usa a su conveniencia.

Macarena se dejó caer sobre la cama cerrando los ojos, recordando los besos con Bárbara, su sensual toque, su aliento contra su piel y maldijo una y otra vez. Su mente no dejaba de gritarle que había sido una estúpida, pero su lado racional, la felicitaba por su esfuerzo, por su valentía, por no ceder tan fácilmente y por su asombrosa demostración de poder.

Ni siquiera podía imaginarse lo demás, pero esa noche, justo después de ese momento, todo empezaría a cambiar.

Para bien o para mal.

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