❝ Forbidden ❞ || Michaeng

By _xYoungOnce

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❝ Aveces las sensaciones prohibidas son las mejores ❞ ⚘ Aclaraciones en el primer capítulo ¡! ⚘ Mención de... More

𓏲 Prólogo
𓏲 Capítulo 1
𓏲 Capítulo 2
𓏲 Capítulo 3
𓏲 Capítulo 4
𓏲 Capítulo 5
𓏲 Capítulo 6
𓏲 Capítulo 7
𓏲 Capítulo 8
𓏲 Capítulo 9
𓏲 Capítulo 10
𓏲 Capítulo 11
𓏲 Capítulo 12
𓏲 Capítulo 13
𓏲 Capítulo 14
𓏲 Capítulo 15
𓏲 Capítulo 16
𓏲 Capítulo 17
𓏲 Capítulo 18
𓏲 Capítulo 19
𓏲 Capítulo 20
𓏲 Capítulo 21
𓏲 Capítulo 22
𓏲 Capítulo 24
𓏲 Capítulo 25
𓏲 Capítulo 26
𓏲 Capítulo 27
𓏲 Capítulo 28
𓏲 Capítulo 29
𓏲 Capítulo 30
𓏲 Capítulo 31
𓏲 Capítulo 32
𓏲 Capítulo Final
𓏲 Extra O1
𓏲 Extra O2
𓏲 Extra O3
𓏲 Extra O4
𓏲 Extra O5

𓏲 Capítulo 23

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By _xYoungOnce

Recibir una mala noticia cuando estás fuera de casa, y en un lugar lejano a ésta, es difícil, ya que las oportunidades de ayudar o de hacer algo al respecto por alguien en una situación problemática, son limitadas, y en algunos casos, simplemente no hay manera de ayudar.

Y es por eso que, Chaeyoung no podía detener la enorme ola de desesperación que la llenó sin previo aviso al escuchar a Jihyo muy preocupada y con la voz temblorosa al otro lado de la línea, contándole algunos de los sucesos que acababan de suceder en el hogar de los Myoui mientras ella estaba en su habitación de hotel, lejos de donde Mina se encontraba.

— Papá la golpeó...

Sus ojos se cristalizaron al escuchar cada palabra, sintiéndose casi sin aire por la desesperación.

Sofocada.

— Necesito que la cuides por un momento, debo hacerme cargo de mis padres...

Cada vez la voz de Jihyo se escuchaba más y más lejana, sintiendo sus manos temblar y su corazón latir con fuerza contra su pecho.

— Dime en donde estás... Llegaré lo más pronto posible...

Chaeyoung estaba segura de que esa llamada fue más larga de lo que alcanzó a escuchar, pero sus sentidos no reaccionaban ni funcionaban correctamente, escuchando solo algunas frases a lo lejos que solo lograban quebrar un poco más su estabilidad. ¿Qué podía hacer en ese momento? Estaba en un hotel con sus padres y amigas a más de media hora de su casa.

— ¿Sigues ahí? Por favor, dime algo...

— S-Si... Solo... Solo dame unos segundos para enviarte una dirección...— su voz salió en un hilo, esforzándose en mantener la calma para poder encontrar soluciones ¿qué tan grave había sido el problema para tener que sacar a Mina de casa?

— Gracias.

Probablemente, Jihyo dijo algo más luego de eso, sin embargo, Chaeyoung colgó la llamada sin despedirse cuando no se escuchaba más que silencio. Nayeon y Momo la miraron un poco confundidas, preguntándose por la repentina reacción de la de cabello amarillo con esa extraña llamada; pudieron notar que estaba al borde del llanto y que su respiración se había vuelto agitada, como si estuviera ahogándose con su propio aire.

— Chaengie... ¿Pasó algo malo?— Nayeon preguntó, sentándose en la orilla de la cama de su amiga con la intención de tranquilizarla.

Chaeyoung terminó de enviar un corto mensaje, y sin darle respuesta a su amiga, salió de la habitación de hotel, dirigiéndose a paso rápido hacia la habitación de sus padres. Tocó con insistencia hasta que segundos después, su madre atendió la puerta con el ceño fruncido.

— Mamá, necesito que vayamos por Mina.

— Chae, acabamos de venir — suspiró, creyendo que era solo una idea que su hija acababa de tener.

— Su padre... Su padre la golpeó — la expresión de la señora Son cambió totalmente, viéndose preocupada y sorprendida — Jihyo necesita que la cuidemos porque al parecer no está bien, y-y no tiene a nadie con quien dejarla mientras ella vuelve con sus padres — a esas alturas, no había podido contener el llanto, dejando que pequeñas lágrimas mojaran sus mejillas — Por favor... No puedo solo hacerme la desentendida, ella me necesita... Nos necesita.

La señora Son asintió lentamente sin decir algo más y se adentró en su habitación para buscar las llaves del auto con rapidez. La situación era preocupante, entendía que Chaeyoung quisiera ayudar, pero en parte no quería que se involucrara más con esa familia, no sabía hasta dónde serían capaces de llegar los Myoui si se daban cuenta de que Mina estaba con ellos, considerando que de por sí, ya existía un descontento entre ambas familias.

Pero, ¿cómo podía ignorar las súplicas de su hija? Tampoco se sentía bien con la idea de solo dejar a los Myoui con sus problemas, no cuando habían solicitado de su ayuda tan desesperadamente.

Varios minutos después, Chaeyoung y su madre se encontraban de camino hacia una gasolinera que estaba justo en el medio del camino, de esa forma, Jihyo podría llegar rápidamente al igual que ellos para no perder el tiempo. Durante todo el camino, Chaeyoung se mantuvo en silencio, procesando todo lo que había pasado, preguntándose una y otra vez cuál había sido el detonante de esa pelea que terminó con Mina siendo golpeada. No quería ni imaginar la escena, le daba escalofríos solo pensar en que un padre era capaz de golpear a su propia hija en un ataque de ira; sus padres nunca le pusieron un dedo encima, ni siquiera cuando les confesó ser lesbiana, y a pesar de que no estaban de acuerdo y de que hubo cierto rechazo al principio, nunca se atrevieron a hacerle algo; de cierta manera, fue muy afortunada en ese sentido.

Jihyo removió con suavidad a Mina para despertarla cuando recién llegaron al lugar que Chaeyoung le había indicado hace un rato. Mina despertó de su corta siesta, un poco aturdida y confundida, dándose cuenta de que no tenía idea de donde estaba. Sintió de golpe un leve ardor en todo su cuerpo que la hizo quejarse por lo bajo, ya no era como al principio, pero seguía siendo incómodo y doloroso. Miró sus brazos y aún habían marcas enrojecida e inflamadas muy visibles del cinturón de su padre, y estaba segura de que se convertirían en feos y notorios moretones, realmente le daba miedo ver como estaba su espalda que era en donde más ardor sentía, muy probablemente estaría adolorida por unos cuantos días más, porque sentía que todo su cuerpo dolía cada vez que trataba de moverse.

Suspiró con tristeza, tenía muchas ganas de encerrarse en su habitación para que nadie la viera, pero al parecer, ya ni siquiera podía quedarse en su propia casa por el momento.

— ¿En dónde estamos? — preguntó confundida, viendo a su hermana con el ceño fruncido.

— Mira, Mina, necesito que me escuches y prestes atención, ¿si? — se giró hacia la menor, desabrochando el cinturón de seguridad para tener más movilidad.

Mina asintió sin comprender muy bien, pero confiaba totalmente en su hermana, y si la había sacado de casa y lahabía llevado hasta ahí, era por un motivo.

— Los Son vienen de camino y te irás con ellos por unas horas.

— ¿Qué? No, con ellos no — negó rápidamente con la cabeza — Llévame a otro lado, o no sé...

— Minaring, ¿no te agradan los Son? No confío en nadie más — habló con paciencia, tratando de ser suave con ella para no alterarla.

— No quiero que me vean así — dirigió la mirada hacia sus brazos, llenándose de vergüenza — Solo mírame, no quiero que Chaeyoung sepa que estoy así — de ninguna manera quería preocupar a Chaeyoung, la conocía, sabía lo sensible que era y al verla así, estaba segura de que se pondría muy mal, ya no quería darle más problemas a ella ni a nadie más.

Jihyo sintió una punzada de dolor en su pecho, odiaba verla tan triste y avergonzada de sí misma, pero, ¿qué otra opción tenía? Ya había hablado con Chaeyoung, de seguro estaban a nada de llegar, y por más que quisiera encontrar otra solución para el momento, no se le pudo ocurrir nada más, además de que estaba segura de que los Son la cuidarían bien y no la iban a descuidar.

— Por favor, hazme caso, yo debo regresar a casa con nuestros padres, luego vendré por ti, ¿está bien?

Mina se tensó ante la mención de sus padres, definitivamente no quería regresar ahí, ni que su hermana los enfrentara sola, porque no le correspondía dar la cara por ella. Claro que temía, su padre la había golpeado sin dudarlo hasta el punto de marcar todo su cuerpo, ¿y si hacían lo mismo con Jihyo? ¿quién la defendía a ellla? No quería que estuviera en esa situación por su culpa, solo quería huir con su hermana y jamás regresar, porque después de todo eso, no sabía ni siquiera cómo debía actuar frente a ellos, tampoco sabía qué tanto cambiarían las cosas en su hogar, solo sabía que todo iría para mal y no estaba lista para vivir de esa manera.

— Está bien — aceptó sin mirarla, enfocando sus ojos en sus manos con mucho nerviosismo — Pero cuídate, no quiero que papá te haga algo por mi culpa — dijo con voz muy baja.

— Nada de lo que pasó es tu culpa, y si llegara a pasar algo, tampoco sería tu culpa.

Mina asintió para nada convencida, Jihyo le decía eso solo para tranquilizarla, y aunque quería convencerse de sus palabras, seguía dudando al respecto.

Y estaba cansada de que siempre todo cayera como una responsabilidad más para ella.

Mina reconoció el auto de los padres de Chaeyoung, y por inercia, se encogió en su propio asiento. Jihyo le prestó una sudadera que estaba en los asientos traseros de su auto para que lograra tapar sus brazos por el momento y que dejara de sentirse incómoda.

Tan pronto la señora Son estacionó el auto, Chaeyoung bajó de este con desesperación, caminando a paso rápido hasta el auto de Jihyo.

— Llévate a Mina al auto, hablaré con tu madre — indicó, Jihyo al notar la presencia de Chaeyoung — Gracias por venir — le sonrió débilmente y caminó en dirección a la señora Son.

Chaeyoung asintió y abrió la puerta de copiloto, encontrándose con Mina, demasiado interesada en ver hacia sus manos, evitando levantar la mirada.

— Minari...— susurró con la voz quebrada— Minari, mírame, ¿cómo estás?

Mina suspiró y con mucho valor, levantó la mirada hacia su novia. No tenía muchas ganas de explicar lo que había pasado, ni las razones, solo necesitaba enormemente de su cariño, y por más que quiso mantenerlo al margen, no podía seguir evitando a su novia, sabía que Chaeyoung jamás le negaría nada y estaría dispuesta a cuidarla el tiempo necesario, aceptando lo estúpido que había sido al querer alejarla de sus problemas siendo ellas una pareja.

— Mina, dime algo, no te quedes callada — insistió, Chaeyoung con lágrimas en sus ojos que amenazaban con salir en cualquier momento, tomando sus manos con suavidad.

— Yo... Estoy bien, Chae — respondió en voz baja.

Chaeyoung negó con la cabeza sin creerle en lo absoluto, la ayudó a bajar del auto entre suaves quejas que solo hicieron preocuparse mucho más.

— Ven, vamos al auto de mi madre — tomó su mano y la guió, apartando las lágrimas de manera disimulada.

La señora Son seguía atónita con lo que la mayor de las Myoui le había comentado. Comprendía ahora el por qué, Mina todavía no podía regresar a su casa, y sin ninguna queja, estaba dispuesta a cuidar de ella si es que no tenía a donde ir. Era increíble la incomodidad que empezó a sentir tan pronto vio a Mina salir del auto junto a su hija, se notaba perfectamente la debilidad en su cuerpo con solo verla caminar.

— Lamento interrumpir su viaje, señora Son — sonó apenada, incapaz de mantener su mirada en ella — Pero no quiero que se acerque de nuevo a mi papá, quiero hacerme cargo primero y asegurarme que nada volverá a pasarle.

— No te preocupes...— posó su mano sobre el hombro de la menor, sonriéndole con amabilidad y comprensión— A lo mejor olvide todo por un rato estando con nosotros...

— No lo entiendo, no entiendo como pueden hacerle tanto daño — su voz se quebró inevitablemente, estaba cansada del dolor que le causaban a Mina, que no la dejaran vivir — ¿Cómo pueden solo tratarla de esa manera? Es su hija — sentía que era injusto para los Son tener que lidiar con problemas que no eran de ellos, incluso no sentía correcto tener que desahogar su sentir con la señora Son, pero no podía evitarlo, estaba cansada de fingir tanto en cuanto a su vida, fingir que era lo suficientemente fuerte para enfrentar a sus padres cuando por dentro estaba muriendo de miedo — Ellos nunca van a entenderlo... Y siento la necesidad de hacerlos entender de alguna manera, de proteger a Mina como sea porque si algo muy malo le pasa por culpa de ellos, no voy a perdonármelo nunca, porque como su hermana mayor, debo estar para ella siempre, y hoy llegué tarde, llegué muy tarde y simplemente no pude...

— Cariño, tranquila — Eunyoung acercó a la menor a su cuerpo y la abrazó con fuerza, tratando de transmitirle algún tipo de apoyo. De alguna manera, comprendía la desesperación que sentía al no poder hacer algo que detuviera todo lo que sucedía en su familia, comprendía su miedo al tener que cargar con la responsabilidad de su hermana cuando nada de eso le correspondía, y le generaba demasiada tristeza ver que una chica tan joven como ella tuviera que preocuparse por algo así — No debes tomar responsabilidades que no son tuyas.

— Pero Mina me necesita – sollozó en el hombro de la mayor, aferrándose a ese abrazo que estuvo necesitando más de lo que creía. ¿Cuando fue la última vez que su madre la había abrazado de verdad? Ni siquiera lo recordaba, incluso se convenció de que no lo necesitaba, pero al sentirse protegida y apoyada en la señora Son, se dio cuenta de que había estado añorando el cariño de sus padres.

— Haz hecho más por ella de lo que crees, llegaste a tiempo, no te preocupes por eso, ella estará bien y sé que encontrarás la manera de protegerla— sobó su cabeza con lentitud, sintiéndola temblar en sus brazos — Si tampoco quieres quedarte con tus padres, dile a Chae y vienes con nosotros, ¿de acuerdo? — Jihyo asintió — Si las cosas se ponen feas, no te quedes a soportarlo, y si necesitas ayuda en algo más, no dudes en decirnos.

— Gracias — susurró por lo bajo, separándose de ella segundos después. Limpió sus lágrimas y se despidió a lo lejos de Mina, prometiéndole que todo se resolvería.

Tiempo después, Mina se aferró al cuerpo de Chaeyoung en los asientos traseros del auto, recibiendo gustosa las caricias que le daba en el cabello y ocasionalmente en su rostro, tratando de no pensar en absolutamente nada más que la sensación de alivio en su pecho al estar a su lado. Chaeyoung, por su parte, mantenía su mirada fija en la ventana, en silencio, esforzándose en no soltar ningún sollozo que delatara el nudo en su garganta; Mina era su todo, de ninguna manera quería verla sufrir, y sentirla tan frágil y débil la hacía sentir horrible porque no podía hacer nada más al respecto.

— Mina, ¿quieres ir a alguna clínica? — la señora Son rompió el tenso silencio del auto, viéndola a través del espejo retrovisor sin descuidar su vista del camino.

La pelinegra negó rápidamente con preocupación, es cierto que sentía su cuerpo adolorido, pero ir a una clínica tampoco era una opción en ese momento.

— Si voy a una clínica van a preguntarme qué pasó y....— hizo una corta pausa, encontrándose con la mirada de su novia, sintiéndose pésimo por haber provocado tristeza en ella. Soltó un suspiro tembloroso y dirigió su mirada hacia la señora Son — No quiero que me cuestionen... Es bastante obvio lo que pasó con solo ver mi cuerpo, y yo... No quiero que vayan tras mis padres... Es eso — agachó la mirada un tanto avergonzada. Lo más inteligente que podrían haber hecho, tal vez hubiera sido delatar a sus padres con la policía debido a la gravedad de los golpes, era demasiado obvio que se trataba de maltrato, pero seguían siendo sus padres, y ese conflicto interno no la dejaba seguir como quería. Era más difícil y complicado de lo que creyó, porque, aunque le hayan hecho daño, no se sentía con el valor suficiente para denunciarlos, no estaba preparada para algo así.

— Está bien, pero debemos intentar hacer algo, ¿te sientes adolorida justo ahora? — Mina asintió tímidamente, agradecida que Chaeyoung tuviera especial cuidado con ella — Al llegar al hotel voy a atenderte, ¿está bien? — Mina volvió a asentir en silencio, recostándose nuevamente en el pecho de la menor.

Al menos ese horrible momento ya había terminado.

Jihyo revisó su celular cuando se estacionó frente a su casa, encontrándose con al menos diez llamadas perdidas de su madre y algunos mensajes que no quería ni leer. Suspiró sonoramente mientras se recostaba sobre el volante con sus manos sudorosas, tratando de calmar los latidos agitados de su corazón debido al miedo de entrar de nuevo a su propia casa.

Miró la hora en su reloj, eran la una de la tarde, y al ser lunes, tenía la pequeña esperanza de que su padre ya haya salido a trabajar, porque de esa manera podría dialogar tranquilamente con su madre, convencerla de alguna manera de que debía ponerse de su lado y no del de su padre, tal vez así, podrían encontrar una mejor solución.

Luego de unos largos minutos, salió del auto, caminó hacia la entrada de la casa y con mucha timidez tocó la puerta. Los segundos pasaban demasiado lentos para su gusto, sintiéndose cada vez más y más ansiosa por la espera, hasta que tiempo después, se sobresaltó repentinamente ante el sonido de la puerta abriéndose frente a ella. Levantó la mirada hasta encontrarse con su angustiada madre; se sintió un poco mal al verla de esa manera, se notaba que había estado llorando debido a sus ojos rojos y cristalinos, sin embargo, no se arrepentía de lo que le había dicho porque era totalmente cierto, no quería sonar como una mala hija, pero se merecía su rechazo, ella había permitido muchas cosas y eso simplemente la hacía enojar.

— ¿Y Mina? — fue lo primero que preguntó la mujer, escuchándose preocupada al no verla cerca.

— La llevé lejos de aquí — respondió, manteniendo una expresión neutra. Se adentró a su hogar sin darle más explicación, lo último que necesitaba era que fueran a buscarla — ¿En dónde está papá? — preguntó, deseando fuertemente la respuesta que quería.

Pero claro, no sería tan sencillo.

— Sigue arriba.

Jihyo asintió, sintiendo su estómago revolviéndose ante la sensación de verlo.

— ¿Ya regresaron de su paseo? — habló el señor Myoui, bajando por las escaleras con seriedad — ¿Y tu hermana?

— No importa en donde está ahora — escondió totalmente el miedo que la voz de su padre le provocaba, ya muchas veces había evitado meterse en problemas con ella por el simple hecho de que no quería tirar su imagen de hija perfecta, pero ahora ya no le importaba — Debemos hablar.

Jihyo caminó hacia la sala principal sin esperar respuesta, casi segura de que sus padres la seguirían. Y no se equivocó, la señora Myoui tomó asiento en el sofá mientras que el señor Myoui se mantuvo de pie cruzando sus brazos sin ningún cambio en su dura expresión. Tal vez se sentía un poco descolocado por la actitud de Jihyo, pero no iba a demostrarlo, de todas formas, no era como que se dejaría mandar por su hija, porque ni siquiera ella iba a cambiar o desaparecer el asco que sentía por Mina.

— ¿Entonces? — la paciencia del señor Myoui parecía ser inexistente. Ver a su hija y esposa ahí sin decir nada lo estaba impacientando.

— Mina no regresará a esta casa hasta que yo esté segura de que ninguno de ustedes le hará daño.

El señor Myoui soltó una risa, tomando asiento en uno de los sillones individuales mientras las miraba con diversión en sus ojos.

— ¿Es eso? — enarcó una ceja, luciendo desinteresado — Mejor así, no necesito que esté aquí, esa chica ya no es mi hija.

— Te guste o no, para su mala suerte, sigue siéndolo — lo miró directamente sin vacilar — El que debe irse, eres tú.

— ¿Sugieres sacarme de mi propia casa?

— Jihyo... ¿de qué hablas? — habló por fin la señora Myoui, preocupada por el aparente irrespeto por parte de su hija hacia su esposo — ¿Estás de acuerdo con lo que tu hermana hace? Tú no eres así, siempre te has mantenido obediente y respetuosa.

— Mina no hizo nada malo — negó con la cabeza, sintiendo como un molesto e incómodo nudo se formaba en su garganta — No pueden solo hacer como que no existe, no pueden sacarla de aquí, no tiene a donde ir.

— Entonces tráela de regreso y convéncela de que deje esas ideas estúpidas de ser homosexual, así con mucho gusto la recibimos.

— ¡Entiende que no va a pasar, papá! — se exaltó, sus propias manos temblando por el enojo — Yo... Yo sabía sobre eso, es algo que me confesó hace mucho tiempo.

— Entonces esto es tu culpa — señaló la señora Myoui con cierta inseguridad en un intento no cargar con la responsabilidad que en parte le correspondía. Ella no quería que su hija estuviera fuera de casa, pero no estaba dispuesta a contradecir a su esposo, estaba mejor sin meterse en problemas con él, no quería hacerlo enojar más de lo que ya estaba — Si nos hubieras dicho antes, hubiéramos encontrado una manera de curarla antes de que empeorara, pero preferiste quedarte callada y cubrirla para que ensuciara su alma.

— No, de ninguna manera esto es mi culpa, mucho menos la de ella, los únicos culpables de que esta familia esté así de arruinada son ustedes, ¡es su hija de la que están hablando! No pueden simplemente negarla ahora como si nada, sigue siendo menor de edad y debe estar aquí, segura en su casa — había empezado a llorar sin siquiera darse cuenta, cegada por la tristeza y el enojo al ver la indiferencia de sus padres ante algo tan serio — Ella va a regresar, y ninguno va a hacerle daño nunca más, ni van meterse con ella, ¿quedó claro? — los miró a ambos, esperando alguna respuesta positiva para que todo eso terminara de una vez por todas por las buenas sin tener que recurrir a otras medidas que había estado evitando.

— ¿O si no qué? — preguntó con tono de superioridad, el señor Myoui, no dejándose manipular por su hija ni por sus lágrimas que no causaban más que enojo en él.

— Voy a denunciarlos — respondió segura, notando perfectamente como su madre palidecía ante tal amenaza — Voy a denunciarte por haber golpeado a mi hermana, porque no creas que esos golpes van a desaparecer rápido, además de que yo vi cómo la tenías — se dirigió a su padre con odio en sus palabras, viéndolo nervioso como cuando le dijo lo mismo años atrás para que dejara de golpear a su madre — Y a ti, mamá, por simplemente dejar que eso ocurriera — la miró con lágrimas en los ojos, sintiéndose horrible por tener que amenazarlos con algo tan grave.

Estaba siendo demasiado difícil soportarlo, pero no había otra manera, y por más que le doliera, no iba a dudar de nuevo si se atrevían a hacerle algo a Mina, porque ella tenía un límite que ya había sido sobrepasado, y quizás parte de la culpa era suya por no haber actuado antes, creyendo que mantenerse al margen para protegerse era mejor que meterse por su hermana, dándose cuenta de su gran error.

Debía compensarla por haber sido una terrible hermana mayor.

— No tienes el valor — rió el señor Myoui, esforzándose en no verse asustado a pesar de que estaba flaqueando.

— Inténtalo y verás que tan capaz soy — no se dejó intimidar, tomando sus palabras como un reto que estaba dispuesta a cumplir — Y me harán caso si no quieren que la iglesia se entere de todo lo que hacen, ya que es lo único que les importa, ¿pero adivinen qué? A mi no me importa una mierda lo que ellos digan.

— ¡Jihyo! — regañó escandalizada la mayor, afligida por la reacción de su esposo — Akira, discúlpala, no sabe lo que dice, solo está molesta — rogó hacia su esposo, empezando a llorar.

Jihyo estaba sorprendida por el nivel de sumisión de su madre, concluyendo que convencerla de que estuviera de su lado era algo que estaba muy lejano de suceder, porque no importaba lo que pasara, ella siempre estaría de acuerdo con su padre, haciendo todo lo que él dijera, dejándolas de lado a ellas que eran sus únicas hijas.

Akira estuvo a punto de responder con un fuerte regaño cuando el timbre de la casa sonó. Las miró con severidad, obligándolas a guardar silencio antes de dirigirse hacia la puerta.

Durante toda su vida, Myoui Akiea trató de mantener el orden en su vida, trató de ser una figura de respeto dentro y fuera de su casa, sintiéndose demasiado orgulloso de su propio logro cuando llegaba a su casa y todo estaba como él quería, cuando llegaba a su trabajo y lo recibían con gusto, cuando llegaba a la iglesia y halagaban su perfecta familia, sabiendo de sobra que muchos de ellos los envidiaban. Todo parecía tener un orden, calculado a su manera, adaptado a su estilo de vida, pero jamás se le cruzó por la cabeza que algún día, ese orden iba a romperse tan repentinamente en un momento tan problemático, porque ocultar y negar la homosexualidad de Mina, era algo que, con mucho esfuerzo, podría hacer, pero tomar una elección que aún no había pensado ni ordenado en su propia cabeza, era algo que ahora sabía que lo aterraba.

Ya no había vuelta atrás cuando su mayor miedo estaba frente a él.

— Sowon...— su voz salió casi en un susurro.

— Necesitamos poner las cosas claras. Ahora — demandó con seguridad, sosteniendo la mano de su pequeño hijo que corrió a saludar a su padre segundos después con una gran sonrisa.

— No es buen momento, no puedes estar aquí, debes-

— ¿Quién es ella? — apareció la señora Myoui, viendo con curiosidad a la joven mujer frente a su casa.

— Mucho gusto, mi nombre es Sowon, y él es mi hijo, Soobin — señaló al menor que seguía pegado a su padre, buscando su atención con sus brazos extendidos para ser cargado.

— ¿Necesitas algo en especial? ¿Te conocemos? — volvió a preguntar sin entender mucho el por qué su esposo seguía tan callado y con ese pequeño niño pegada a él.

— Papá, ¿esta es tu casa? — habló el menor cuando su padre lo tomó en brazos tras la insistencia. El señor Myoui asintió hacia él con una forzada sonrisa.

Y entonces, la señora Myoui entendió todo, sintiendo como su mundo se derrumbaba poco a poco, haciéndose realidad algo a lo que le tuvo miedo por muchos años, y a pesar de que se había hecho la idea, nunca estuvo lista para tener que afrontarlo.

Su esposo tenía un amante.

Tenía otra familia.

N/A: Hola! La autora dejó un comentario que creo apropiado subir también, así que aquí está:

" Tengo algo que decir en cuanto a este capítulo. Desde mi punto de vista, considero que el hecho de denunciar a una persona sí es muy difícil, especialmente cuando son personas muy cercanas o familiares, y en este caso en particular, se trata de los padres de Mina y Jihyo. Sé que en muchas ocasiones al ver casos de cualquier tipo de maltrato, ya sea físico, verbal, psicológico e incluso sexual, hacemos comentarios como ''¿por qué no solo lo denuncia?'' ''Es su culpa por aguantarlo y no decir nada'' ''Denunciar es fácil, lo que pasa es que les gusta vivir así'', y pues no, no es nada de eso, es mucho más difícil de lo que parece. Mi mejor amiga vivía en una familia muy conflictiva en la que su papá las maltrataba, pero ella no procedía con alguna denuncia porque no tenía el valor de hacerlo por ser su papá, y es bastante entendible tener ese temor. Así que personitas hermosas, aprovechando la temática de este libro y aprovechando la situación, les aconsejo que nunca tomen a la ligera un tema así, considero que se podría aconsejar a la persona, más no obligarla, porque no todos se sienten con el valor suficiente para hacerlo, aunque sí sería lo ideal cuando la situación es totalmente incontrolable."

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