❝ Forbidden ❞ || Michaeng

Od _xYoungOnce

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❝ Aveces las sensaciones prohibidas son las mejores ❞ ⚘ Aclaraciones en el primer capítulo ¡! ⚘ Mención de... Více

𓏲 Prólogo
𓏲 Capítulo 1
𓏲 Capítulo 2
𓏲 Capítulo 3
𓏲 Capítulo 4
𓏲 Capítulo 5
𓏲 Capítulo 6
𓏲 Capítulo 7
𓏲 Capítulo 8
𓏲 Capítulo 9
𓏲 Capítulo 10
𓏲 Capítulo 11
𓏲 Capítulo 12
𓏲 Capítulo 13
𓏲 Capítulo 14
𓏲 Capítulo 15
𓏲 Capítulo 16
𓏲 Capítulo 17
𓏲 Capítulo 18
𓏲 Capítulo 19
𓏲 Capítulo 20
𓏲 Capítulo 21
𓏲 Capítulo 23
𓏲 Capítulo 24
𓏲 Capítulo 25
𓏲 Capítulo 26
𓏲 Capítulo 27
𓏲 Capítulo 28
𓏲 Capítulo 29
𓏲 Capítulo 30
𓏲 Capítulo 31
𓏲 Capítulo 32
𓏲 Capítulo Final
𓏲 Extra O1
𓏲 Extra O2
𓏲 Extra O3
𓏲 Extra O4
𓏲 Extra O5

𓏲 Capítulo 22

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Od _xYoungOnce

Sowon observó una vez más como su pareja preparaba todo para irse muy temprano tras recibir una llamada un tanto extraña. Esta vez, solo se había quedado un par de días, negándose a quedarse más tiempo por la misma razón de siempre; suspiró rendida ante su propia situación, una situación que por más que le prometiera que sería diferente, no cambiaría, así que era hora de actuar por su propia cuenta, necesitaba saber si de verdad él estaba dispuesto a quedarse con ella y sus hijos como tantas veces le juraba que haría.

Tal vez estaba pidiendo demasiado al ser la mujer que se metió en un matrimonio, y estaba consciente de que eso no estuvo bien desde el momento en el que conoció a Akira, pero no pudo evitarlo, no cuando vio la oportunidad de quedarse con él cuando le aseguraba que su matrimonio estaba apunto de terminar; pero al parecer, eso nunca sucedió y no va a suceder mientras Akira le siguiera remarcando que no iba a divorciarse porque eso se vería muy mal en su iglesia, convenciéndola de conformarse con lo que tenían. Sowon se cuestionó muchas veces ese pensamiento y comportamiento, ¿cómo podía poner la opinión de los demás sobre ella y sus hijos? Jamás terminaría de comprender ese estilo de vida en el que hacer cosas a escondidas era mejor que decir la verdad, ¿por qué tenía que ser tan importante lo que ellos digan de su familia?

Al principio trató de comprenderlo, tal vez en su crianza le obligaron a creer que le debía algo a su religión, que debía demostrar que era bueno en todo para agradar a Dios, sin embargo, lo que profesaba y lo que hacía no concordaban en lo absoluto, porque si se crió de esa manera, ¿por qué estaba engañando a su esposa? Por más que dijera no quererla, seguían casados. Con el tiempo dejó de tomarle importancia, esperanzada en que el amor que le decía que tenía por ella, lo haría entender que estaba haciendo las cosas mal y decidiría divorciarse de la mujer que se supone que ya no amaba para mudarse con ella y criar a sus hijas.

Quizás estaba esperando mucho de alguien que no estaba dispuesto a cambiar nada.

Myoui Akira se despidió de Sowon con un corto beso en los labios, abrazó a sus dos hijos y se fue con la promesa de que haría lo posible por regresar pronto para estar con ellos por unos cuantos días más.

Vio el auto de su pareja alejarse, pensando muy bien sobre lo que había planeado hacer desde hace un tiempo. No se consideraba una mujer malintencionada, pero a lo mejor cualquiera en su lugar habría pensado en hacer lo mismo al estar cansada de un hombre que le vivía prometiendo cosas que no iba a cumplir, y realmente quería creer que esas promesas algún día se harían realidad, tal vez solo necesitaba un pequeño empujón para hacerlo decidirse. Estaba enamorada, no tenía planes de dejarlo a menos que él definitivamente no pudiera elegirla a ella, porque de esa forma, no volvería a insistir nunca más.

Esperaba no estarse equivocando.

Minari~
No te preocupes, todo está bien

Lunes en la mañana y un solo mensaje, solo un mensaje había recibido Chaeyoung por parte de Mina desde el sábado en la mañana luego del problema con la señora Myoui, un solo mensaje que se supone, debería tranquilizarla, pero, al contrario, solo la hacía sentir peor porque sabía que no era cierto, sino, ¿por qué seguía sin hablarle? ¿por qué no respondió sus demás mensajes?

Claro que había pensado en aparecer en su habitación, hablar con ella y asegurarse completamente que nada malo había ocurrido, pero se abstuvo de hacerlo, temía que alguno de sus padres se diera cuenta de que estaba ahí y empeorar las cosas, porque de seguro la tenían mucho más vigilado que antes. Incluso llegó a considerar que habían confiscado su celular, y la verdad, no le sorprendería, ya lo habían hecho algunas veces, pero aún así, siempre iba a verla. Le desesperaba no poder hacer algo al respecto, lo que menos quería era meterse en más problemas, así que solo le quedaba hacerle caso a su madre y dejar que todo fluyera con calma, aunque ya era lunes y no parecía ser diferente; había sido un fin de semana muy tenso y desesperante.

Suspiró desanimada, tiró su celular a un lado de su cama y se recostó en ésta con total aburrimiento.

— Oye, Chaeng, ¿terminaste de empacar? — preguntó, Nayeon elevándose un poco para ver a la rubia.

— Eso creo — respondió despreocupada — No me gusta la idea de salir si Mina está mal.

— Lo siento, Chaengie — suspiró la castaña, recostándose de nuevo sobre el estómago de Momo que parecía estar muy entretenida en su celular — Solo espera un poco más, no la presiones, a lo mejor quiere tiempo para ella sola.

— Pero soy su novia, no quiero dejarla sola — hizo un puchero — No la estoy presionando, solo quiero saber cómo está... ¿Y si ya no me habla nunca más? ¿Y si termina conmigo?

— Bien, primero, trata de tranquilizarte un poco, ¿si? — le dijo, Momo dejando su celular a un lado para concentrarse en acariciar el cabello de Nayeon — Tal vez en estos días te escribe, solo dale tiempo. Entiendo que quieras estar con ella en estos momentos, pero sabes que podrían meterse en problemas de nuevo.

— Lo sé — suspiró derrotada, guardando silencio por unos segundos — Bueno, aún tengo que terminar mi maleta, me enfocaré en eso.

— Sí, haz eso — dijo, Nayeon con sus ojos cerrados, cayendo dormida poco a poco gracias a las caricias que Momo le daba en su cabello — Y tú — señaló a la japonesa — No apartes tus manos de mi cabeza, tengo sueño.

— No puedo escribir solo con una mano, es difícil — se quejó, haciendo un pequeño berrinche porque quería seguir hablando con Dahyun.

— No me importa — hizo con un ademán de indiferencia con la mano, causando que la menor rodara los ojos, sin embargo, obedeció.

Chaeyoung sonrió y negó con la cabeza ante el comportamiento de sus amigas, manteniendo una mente positiva a pesar de que por dentro, todo seguía desmoronándose. Sus amigas estaban emocionadas con ese pequeño viaje, así que no quería arruinar el buen ambiente, además que sus padres lo habían planeado con la intención de pasar tiempo con ella y aunque fuera difícil, trataría de esforzarse también.

Quince minutos después, ya se encontraban todos camino hacia su destino. La señora Son había decidido vacacionar por unos días en un famoso hotel a las afueras de la ciudad. El viaje duraría un poco más de media hora, por lo que Chaeyoung creyó conveniente dormir una pequeña siesta para reponer aunque sea un poco las horas de sueño del fin de semana. Decidió que dejaría su celular fuera de sus manos por un buen rato, confiando en las palabras de su novia para dejar de hacerse miles de ideas que solo lograban ponerla más triste y nerviosa.

Sus amigas tenían razón, a lo mejor, Mina solo necesitaba un poco de tiempo a solas para suavizar su situación, sabía que la señora Myoui no era una mujer fácil de tratar, mucho menos el señor Myoui, que aunque no había convivido mucho con él, sabía que era un hombre mucho más cerrado, y con ellos alrededor era imposible si quiera acercarse e insistir.

Nunca fue fácil ser la mejor amiga de Mina, siempre había algo complicado en el medio. Al principio fue todo muy normal, su cabello naturalmente pelinegro no molestaba a los Myoui en lo absoluto, parecía agradarles que fuera una niña responsable con sus estudios, ya que muchas veces las encontraron estudiando o haciendo tareas en lugar de verlas corriendo por toda la casa, y eso ya decía mucho de Chaeyoung, cosa que los Myoui aprobaban, notaban que no era una niña desordenada ni irresponsable, aceptando que podría ser una buena influencia para la menor de las Myoui; luego de mucho tiempo en el que llegaba a visitar a Mina, encontraron en Chaeyoung una hija más a la cual podrían cuidar, incluso ellos creían que de alguna manera, podrían influir en la religión de Chaeyoung al ver que no tenía alguna inclinación religiosa remarcada, vieron la oportunidad de enseñarle sobre el Dios en el que ellos creían, invitándola a las pequeñas reuniones que hacían los Myoui en las que se encargaban de adoctrinar a sus hijas , y a veces, Chaeyoung también era participe sin saberlo del todo, aunque no parecía importarle demasiado al ser solo una niña de nueve años.

A medida que fueron creciendo, a los Myoui ya no les parecía muy bien que se juntaran tanto tiempo, no querían que Mina pasara sus tardes con su vecina, porque ahora las visitas de Chaeyoung ya no eran en la sala de la casa, sino que eran en la habitación de Mina, y eso solo las hacía ponerse más alerta, haciéndose ideas extremistas, dejando completamente de lado que solo eran un par de niñas.

El rechazo hacia Chaeyoung empezó desde que la señora Son habló con la madre de Mina, advirtiéndole de manera sutil que no volviera a intentar que su hija siguiera su religión, y no era porque los Son no creyeran en nada, sino que ellos sabían que los Myoui tenían un fanatismo muy característico, y definitivamente no querían que Chaeyoung se creciera de esa manera, porque los Myoui no debían meterse con sus pensamientos ni creencias, no eran nada de ella para siquiera intentarlo.

Los Son trataban de encargarse de toda la educación de su hija, y les parecía extraño que de repente, Chaeyoung llegara a la casa con ideas religiosas de las que nunca le habían hablado, concluyendo que los Myoui tenían algo que ver con eso.

A raíz de ese inconveniente, la señora Myoui creyó que Chaeyoung era una muy mala influencia para su hija menor porque no practicaban la misma religión, y claro que, Mina no podía tener amigas que la hicieran dudar de sus enseñanzas, a pesar de que al ser solo unas niñas, no estaban interesadas en esas cosas, y eso era algo que los Myoui no comprendían.

Todo empeoró cuando al cumplir los quince años, Chaeyoung decidiera cambiar su color de cabello. Los Myoui odiaban totalmente el color amarillo en Chaeyoung, temían que Mina tuviera la terrible idea de hacer lo mismo, pero sintieron alivio cuando nunca pidió pintarlo, orgullosos de sí mismos porque su hija había crecido muy bien sin dejarse llevar por la influencia de los demás, desconociendo el hecho de que a Mina le encantaba el color amarillo en el cabello de su mejor amiga, guardándose para ella misma el deseo de probar un color así.

A esas alturas, las visitas de Chaeyoung minimizaron notoriamente, la señora Myoui hacía comentarios hirientes debido a su aspecto, siempre haciendo énfasis en que se había perdido totalmente. Chaeyoung no comprendía por qué ella se sentía tan molesta con ella cuando antes solían llevarse bien, también el señor Myoui parecía demasiado incómodo con su presencia. Por un tiempo creyó que ellos habían descubierto su atracción hacia las chicas y eso los había llegado a asquear, solo que no se respondía como es que se pudieron dar cuenta si no se lo había dicho a nadie. Se sintió insegura por un tiempo, no comprendía la situación, a pesar de que no era nada de eso, los Myoui no sabían sobre su orientación sexual, era simplemente por como se veía, juzgándola con algo así de simple.

Y claro que todo empeoró cuando Chaeyoung se declaró lesbiana.

Una tarde en la que, Chaeyoung se encontraba muy a gusto viendo una película con Mina, decidió que debía sincerarse y revelar su secreto sobre su atracción hacia las chicas, y ella no contaba con que la señora Myoui estuviera cerca de la habitación de Mina, escuchando su conversación. Fue un día muy desastroso, la madre de Mina entró escandalizada, gritándole que se alejara de su hija, que estaba enferma, que era una pervertida por si quiera atreverse a ver a su hija, que era una pecadora y que jamás tendría el perdón de Dios, incluso le dijo que no se acercara de nuevo a Mina, que la entrada a su casa estaba prohibida.

Chaeyoung estaba aturdida, sintiendo un enorme nudo en la garganta que no le permitía defenderse correctamente, ¿por qué la trataba de esa manera si no había hecho nada malo? Quiso reaccionar, pero de un momento a otro ya se encontraba siendo jaloneads bruscamente hasta el patio delantero de la casa como si fuera un delincuente.

La señora Myoui la había echado a la fuerza.

Y bueno, se hizo una enorme discusión en la que los Son defendieron a su hija, porque a pesar de que tampoco estaban felices con la sexualidad de su hija, debían defenderla de las demás personas que quisieran dañarla, por lo que los Myoui exigieron que Chaeyoung no volviera a acercarse a Mina, haciéndola sentir como si había hecho la peor cosa del mundo, como si debía recibir algún tipo de castigo por ser como era.

Chaeyoung recordaba esos momentos con mucho dolor y cierta nostalgia. Extrañaba los días en los que podía entrar libremente a la casa de Mina y pasar tiempo con ella como un par de chicas normales, y ahora ni siquiera podía entrar por su ventana para consolarla.

Apartó las lágrimas que amenazaban con mojar sus mejillas, convenciéndose de que todo estaría bien.

•••

Mina realmente no tenía ganas de hablar con nadie. Su bandeja de mensajes estaba llena de textos por parte de Chaeyoung y sus amigas, y a decir verdad, se sentía demasiado avergonzada y triste para responder. Todavía no terminaba de creer que su madre haya sido capaz de decir esas cosas frente a Chaeyoung, incluso frente a Dahyun y Sana que también estaban apenas aceptándose, de verdad esperaba que no tomaran en cuenta lo que su madre había dicho, el solo pensamiento de que hayan creído algo de lo que ella dijo, la hacía sentir peor porque no quería que sus amigas empezaran a dudar de nuevo cuando estaban avanzando con mucha dificultad, causando que otro peso de culpa cayera en ella.

Las cosas en su casa habían cambiado solo en un par de días, la señora Myoui pasaba muy pendiente de lo que Mina hacía, acercándose a su habitación cada cierto tiempo para asegurarse de que siguiera ahí. Estuvo a punto de confiscar su celular, pero Jihyo intervino y habló con su madre para que pudiera conservar al menos eso ya que estaba de vacaciones, y ya con eso podría entretenerse de toda la basura que la estaba rodeando en ese momento.

El lunes por la mañana, logró notar desde su ventana que Momo y Nayeon habían llegado a la casa de en frente, recordando que, en uno de los mensajes, Chaeyoung le avisó que tendrían un pequeño viaje familiar por unos días. La noticia la alivió un poco, sabía que, de seguro, su novia estaría muy preocupada a pesar de haberle dicho ya que todo estaría bien, y con ese viaje podría distraerse.

Muy probablemente, estaba siendo una mala novia, el hecho de no comunicarse con Chaeyoung estaba muy incorrecto debido a que había un problema no tan simple de por medio, pero por el momento, solo quería tiempo para ella misma y pensar en cómo haría para sobrellevar una relación en la que posiblemente no podrían verse.

Tener que pensar en eso le frustraba, siempre quiso que su relación fuera lo más real posible, por eso, siempre aceptaba las salidas con Chaeyoung sin importar a donde, siempre aprovechaba el tiempo para verla por las noches y amanecer a su lado, aunque tuviera siempre que irse muy temprano; ahora estaban quedando en un punto en el que todo iba desvaneciéndose poco a poco, y no consideraba que Chaeyoung aún quisiera seguir en una relación a escondidas, que a parte de eso, no podrían verse debido a lo vigilada que estaba ahora.

Frustrante.

Era un problema que debían sobrellevar ambas, buscar una solución mutua, pero Mina estaba equivocándose y echándose toda esa responsabilidad solo por no molestar a Chaeyoung, suponiendo que solo era problema suyo, y si seguía así, terminaría por tomar decisiones en las que ambas saldrían dañadas. Incluso llegó a la conclusión de que una forma para que todo eso acabara de una vez por todas, sería enfrentando a sus padres, confesarles de una vez por todas que estaba saliendo con Chaeyoung, que estaba enamorada de una chica, pero tenía muchísimo miedo, estaba segura de que nada bueno podría salir de eso, nada bueno salía cuando se trataba de sus padres estando enojados con ella, y aunque trataba de ser fuerte, estaba consciente de que no podría defenderse de ellos.

Una cosa era defenderse de los insultos de su madre, pero muy diferente era defenderse de los posibles golpes que su padre le daría, además de que la rechazarían para siempre, y por más que intentaba que ese pensamiento no le afectara, no podía, porque a final de cuentas, eran sus padres. Estaba muy resentida con ellos, incluso podría llegar a pensar que los odiaba, pero seguían siendo sus padres, y de cierta manera, todavía necesitaba que la quisieran como en el pasado, siempre buscando un afecto de su parte, y siendo sincera, no sabía cómo reaccionaría si lograba obtener el rechazo total de ellos.

Tan complicado... No podía esconderlo para siempre, eso era seguro, pero todavía no tenía el valor, ni siquiera porque su relación con Chaeyoung estaba en medio. Y eso solo la hacía sentir más culpable.

Escuchó el auto de su padre estacionarse frente a su casa, sabía que era él, no esperaban a nadie más. Inhaló profundo y exhaló, de seguro su madre lo estaba esperando con ansias para contarle lo sucedido el sábado con el fin de castigarlo, y ese hecho la tenía demasiado nerviosa a tal punto de que su corazón empezó a palpitar con más fuerza por el miedo. No era capaz de describir las sensaciones le causaba su padre, solo sabía que la mayoría del tiempo era mejor no meterse con él, ya habían tenido sus discusiones y se había ganado un golpe de su parte, así que lo mejor era no tener que involucrarse, pero en esta ocasión, no había escapatoria.

El señor Myoui apretó sus manos alrededor del volante cuando apagó el auto, demasiado furioso. Mucho tiempo trató de contenerse para no explotar y dejarse llevar por sus emociones, pero en ese momento, sabía que no había nada que lo detuviera, y todo por una llamada que logró descolocarlo lo suficiente para no detenerse ni siquiera por su propia hija. Estaba cansada de ella, y ahora no cabía duda de que esa chica terminó por ser la escoria de su familia, de la familia que tanto trató de mantener como perfecta ante la vista de los demás. Mina había arruinado todo eso, y no se lo iba a perdonar.

Bajó del auto y cerró la puerta con un azote que resonó más fuerte de lo normal, la señora Myoui lo esperó en la entrada de la casa un tanto confundida por el notorio enfado de su esposo, hizo memoria, tratando de encontrar algo que pudiera haber hecho para que él llegara de esa manera, pero según sabía, no le había ocasionado ningún problema. Su esposo pasó a su lado sin siquiera saludarla, entrando a la casa.

— ¿En dónde está Mina? — se dirigió a ella con voz dura, apretando sus puños en un intento de mantenerse tranquilo, aunque en realidad no estaba funcionando — ¡Responde! — exclamó ante su silencio, acercándose.

— E-En su habitación respondió en voz baja — ¿Qué te pasa?

El señor Myoui ignoró a su esposa y subió las escaleras a paso rápido. Lo siguió con temor, demasiado confundida por lo que estaba sucediendo. No parecía que estuviera solo molesto, no, él tenía esa expresión de enojo real, no solo una simple molestia o incomodidad, y siendo sincera, temía por lo que fuera capaz de hacer en ese estado.

Mina estaba casi temblando, escuchó los gritos de su padre en la primera planta y eso la aterrorizó. Se quedó quieta en el centro de su habitación, dejando pasar los segundos que cada vez la ponían más ansiosa, deseando que todo ese horrible momento terminara ya.

Y apenas iba empezando.

Se sobresaltó en su lugar cuando su padre abrió la puerta con fuerza, quedando atónita ante la expresión tan dura en su rostro, llenándose de un incontrolable miedo que cortaba su respiración.

— ¿Hace cuánto es que dejaste a Jaehyun? — preguntó directamente, tomándola por sorpresa con un tema totalmente diferente al que creía — Dime.

— Hace unos m-meses — apenas respondió, sintiendo como su estómago se revolvía, provocándole nauseas.

— Entonces es cierto que eres una marimacha — habló con dureza, acercándose a ella para tomarla del cuello de la camisa, obligándola a mirarlo — ¡Entonces si eres una marimacha, Mina! — la sacudió con fuerza, confirmando lo que el padre de Jaehyun le había dicho esa misma mañana a través de una llamada. No quiso creerle al principio, su hija no pudo haber terminado con su novio, menos con esa falsa acusación de que la razón era su homosexualidad; Mina definitivamente no podía ser lesbiana, pero cuando vio las lágrimas mojando las mejillas de su hija, lo supo, cuando no la escuchó negarlo, lo supo — Me das asco.

— Lo siento — sollozó con fuerza, tratando de zafarse del agarre de su padre que poco a poco estaba logrando asfixiarla.

— ¿Lo siento? — rió con sarcasmo, tirándola con fuerza hacia la pared, ocasionando que Mina se golpeara y cayera al suelo mientras lloraba desconsoladamente — Sabes, Mina, siempre encuentras la manera de decepcionarme cada vez más... No quise creerle al padre de Jaehyun, mi hija no puede ser lesbiana, traté de convencerme todo el camino de regreso, pero viéndote ahora, sé que no mintió. ¿Jaehyun sabe que por eso lo dejaste?

Mina asintió en silencio, encogiéndose cada vez más ante el sonido de la voz de su padre. ¿Realmente, Jaehyun fue capaz de decirle a sus padres todo lo que sabía? Seguía muy sorprendida y asustada como para pensar en eso, a esas alturas solo quería escapar. Vio a su madre aun parada en la entrada de su habitación, buscando en ella algún tipo de ayuda, pero seguía en silencio, sin intenciones de apartar a su padre de ella. Ella no iba a meterse, si su padre la golpeaba no iba a meterse, lo sabía, y eso solo le daba mas miedo, porque si ella no intervenía, ¿cómo podría salvarse de lo que se avecinaba?

— Ven aquí — demandó, señalando frente a él. Mina obedeció lentamente, buscando algo de fuerza para dejar de llorar.

El señor Myoui se quedó sin paciencia ante la lentitud de su hija, por lo que la agarró con brusquedad del brazo para acercarla. La miró con desprecio, sintiendo asco por ella con solo tenerla cerca. Mina era su más grande decepción, la más rebelde, la que solo quería desafiarlo, la que había arruinado lo que había hecho con sus esfuerzos, porque estaba más que seguro que todos en la iglesia lo sabrían, sabrían que era el padre de una homosexual, y ese solo pensamiento lo enfurecía cada vez más, llevándolo al descontrol total.

— Dime, ¿realmente eres lesbiana? — preguntó directamente, notando los temblores en el cuerpo de la menor, pero no le importó en lo más mínimo, cegado por su enojo.

No había forma de escapar, Mina no esperaba que fuera de esa manera, pero ¿qué más podía hacer? Simplemente debía confesarlo, recibir su castigo y seguir adelante. Se sentía un tanto aturdida, fuertes sollozos seguían saliendo de su garganta sin dejarla respirar correctamente, temblando con cada paso que daba. No lo soportaba, ¿su padre sería capaz de matarla? Ya estaba empezando a dudar sobre si sería capaz o no. Inhaló hondo hasta donde pudo, mirándolo con miedo.

— Sí, papá, soy lesbiana.

Mina estuvo demasiado inmersa en su propio miedo que no se dio cuenta en qué momento su padre se había quitado el cinturón, sosteniéndolo en su mano con una muy clara intención. Lloró con más fuerza cuando el primer azote lo recibió en sus brazos en un intento de cubrirse, pero los demás azotes no pudo evitarlos, llegando a un punto en el que se vio en la necesidad de cubrir su cabeza con sus brazos sobre esta, encogida en una esquina de la habitación mientras seguía recibiendo su castigo.

— ¡Lo siento, ya déjame en paz! — gritó, soltando un fuerte sollozo — Por favor, por favor ya no más... Por favor, papá, detente.

— ¿Lloras por esto? —preguntó, dándole otro azote con fuerza en sus manos que cubrían su cabeza y rostro — ¡Mereces morir por ser una asquerosa pecadora! — otro azote — ¡Dios no aprueba esas porquerías! ¡Lo sabes muy bien y aún así decidiste caer en esa estupidez!

Cuando el señor Myoui se cansó, tiró el cinturón a un lado y se agachó frente a su hija, tomándola del cabello para que lo mirara. Sus ojos estaban hinchados, su labio temblaba y todo su cuerpo también, parecía incluso ida, débil, pero no le causó ningún tipo de remordimiento, merecía verse así. Su hija le daba asco, la detestaba y estaba seguro de que no deseaba que se le acercara nunca más, porque jamás le perdonaría haber arruinado todo.

— Desde ahora, no volveré a reconocerte como mi hija porque yo no tengo hijas homosexuales.

Mina sintió muchas más lágrimas saliendo de sus ojos, ¿Cuándo terminaría todo? Solo quería dormir, estaba tan adolorida y cansada, siendo el dolor en su pecho mucho más fuerte que el dolor físico, ignorando completamente las marcas del cinturón en su cuerpo, siendo su espalda la que más ardía.

— ¿Está claro? Me das asco, las chicas como tú no merecen más que morir, no mereces nada de esta familia, ¿acaso ves que Jihyo es así? Decidiste seguir el ejemplo de tu asquerosa vecina y no el de tu hermana — hizo más fuerza en su agarre, causando que Mina se quejara del dolor — Siempre fuiste la peor de mis hijas, tú-

— ¡Suéltala!

Jihyo corrió hacia su padre y la hizo a un lado sin cuidado, importándole muy poco que se enojara. Su desesperación se hizo notar al ver a su hermana menor, ¿qué mierdas estaba pasando? Apenas acababa de llegar, no comprendía nada. Tomó el rostro de Mina e hizo que la viera. Tan pronto Mina se dio cuenta de la presencia de Jihyo, volvió a llorar, pero esta vez de alivio porque estaba segura de que todo había terminado. Se sentía muy cansada, tenía un dolor de cabeza insoportable y su cuerpo se sentía cada vez más liviano.

— ¿Qué pasó? — preguntó la mayor, revisando con detenimiento el rostro de su hermana en busca de algún golpe.

— Es lesbiana — empezó a reír el señor Myoui, llamando la atención de Jihyo — Tu querida hermana es una enferma.

Jihyo regresó la mirada hacia Mina, entendiendo completamente el por qué de su estado. Sin decir nada, atrajo el cuerpo de la menor y la abrazó, tratando de calmar sus suaves sollozos, pensando en qué debía hacer.

— M-Me duele — se quejó por lo bajo la pelinegra.

— ¿Qué te duele? — se separó levemente, viéndola de nuevo.

— El cuerpo, me duele mucho el cuerpo.

Y entonces, Jihyo se dio cuenta de las marcas rojas en sus brazos, y no dudaba que tuviera muchas más en todo su cuerpo. Sintió ganas de llorar por la impotencia, ¿cómo eran capaces de hacerle algo así? A penas tenía diecisiete, seguía siendo una chica.

— Lo siento, perdón por no venir antes y protegerte — la voz de la mayor se quebró, conteniendo con mucho esfuerzo las lágrimas que amenazaban con salir, debía mantenerse fuerte por su hermana, porque si se ponía a llorar frente a ella, no haría más que hacerla sentir peor.

— Está bien — le sonrió débilmente.

— Vámonos, voy a sacarte de aquí — le susurró para que sus padres no escucharan. La ayudó a levantarse lentamente, resultando un poco difícil debido a los quejidos de Mina, no quería lastimarla más — No vuelvas a tocarla — se dirigió a su padre cuando pasó a su lado, mirándolo con desprecio y decepción — ¡Jamás vuelvas a hacerlo! — exclamó, dejando al señor Myoui demasiado sorprendido ante la forma en la que le estaba hablando, ¿cómo se atrevía?

— Jihyo...— la señora Myoui llamó a su hija, tratando de detenerla y tranquilizarla, no quería que se metiera en problemas por hablarle fuerte a su padre. Trató de tomar su mano, pero ella solo se soltó con fuerza, como si el solo tacto con ella quemara — Hija...

— Tú eres la peor de los dos — la miró con ojos cristalinos, llenos de tristeza y enojo — Tú solo te quedaste a ver como ese hombre que se hace llamar nuestro padre golpeó a tu hija, ¡a tu hija! — estaba molesta, demasiado molesta y dolida porque sabía que Mina no podía defenderse, porque Mina aún no tenía mucho valor para si quiera mantenerse fuerte ante una situación así — Si Mina hubiera terminado en un peor estado, habría sido totalmente tu culpa porque ese hombre que tienes como esposo es un peligro para nosotras, y en lugar de defendernos, solo te quedas ahí sin hacer nada.

— ¡Cuidado con lo que dices sobre mí! — gritó el señor Myoui, respirando con dificultad debido a su enojo.

Mina jaló suavemente la camisa de su hermana, pidiéndole que se detuviera, ya habían tenido suficiente y no quería que ella también se metiera en problemas. Jihyo asintió y bajó las escaleras en dirección hacia su auto. Suspiró sonoramente dentro del auto, viendo de reojo a Mina que poco a poco estaba quedando dormida debido al cansancio emocional y físico, ¿ahora qué? No tenían a donde ir. No podía llevarla a casa de Daniel, estaban teniendo una reunión familiar y no podía aparecer como si nada, además de que no sabía que incluso ellos querían a Mina lejos; vio la casa de los Son y todo estaba cerrado, deduciendo que tampoco estaban, pero quizás eran las únicas personas que podrían recibir a Mina por lo menos hasta que ella se encargara de sus padres.

Buscó en su celular el contacto de Chaeyoung, estando casi segura de que alguna vez lo guardó por cualquier cosa, y esa ocasión era justo por lo que tenía su número. Luego de dos tonos, por fin respondió al otro lado.

— ¿Jihyo? ¿Está todo bien?

— Chaeyoung, necesito un favor... Es sobre Mina.

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