Ylenia deja que todo su peso caiga en el filo de la cama, mirando fijamente el anillo con los ojos como platos.
Traga duro y deja que un suspiro salga por su boca.
Fred se acerca, arrodillándose ante ella para poder verla y que ella lo mirase.
Y lo hace, la Lupin sube la mirada para ver a su chica, relaja los ojos y frunce el ceño.
-¿Qué me dices?- el pelirrojo le quita el anillo con suavidad, y lo pone ante ella.
-Yo..- ella suspira con nerviosismo -.. uhm..
El Weasley agarra su mano.
-No me tienes que responder ahora- relame sus labios, viéndola directamente a los ojos -. Piénsalo bien y.. no sé- le da una sonrisa tranquila -. Creo que es el momento.. tengo todo lo que quiero, y sólo me falta que seas mi mujer oficialmente, aunque ya lo seas.
La chica sonríe.
-Yo...
-Ten en cuenta que, no quiero hacerlo ahora, ni dentro de un mes- habla Fred -. Quiero que lo hagamos cuando los bichos sean más mayores, que sean conscientes de que sus papás se están casando- explica y ella lo escucha con atención -. No sé, cuando tengan cinco o seis años.
Ylenia asiente, pero aún sin decir una palabra.
-¿Puedo?- pregunta el pecoso, agarrando su mano derecha.
La menor suelta un gemido jadeante, asiente levemente con el ceño levemente fruncido sin quitarle los ojos de encima a su chico.
El otro, con una sonrisa, agarra su dedo anular y, sin dejar de mirarla, con lentitud, va metiendo el anillo empredrentado con destellos lila en el centro del diamante hasta dejarlo dónde debía estar.
-Es precioso- suspira la castaña, mirando con fijación su nueva adquisición -, ha debido ser caro, yo...
-Cállate- la interrumpe, agarrando la mano dónde llevaba su anillo -, te mereces lo mejor- besa sus nudillos y le manda una suave sonrisa.
-Te quiero- murmura, apretando su mano.
-Yo a ti te quiero más- dice, alzándose para besarla, recordando el hecho de que aún estaba desnuda sentada en la cama.
La mano de Fred viaja a su espalda, acercando su cuerpo al de él para besarla con más intensidad.
Ylenia tira de su camisa para colocarse más cerca de la cama y tumbarse sobre ella, haciendo que él cayese encima suya.
La menor se separa del beso para mirar al Weasley.
-Si quiero- dice, tornando sus ojos a los de él -. Sí quiero casarme contigo- aclara -. Si quiero pasar el resto de mi vida contigo.
Con su amplia sonrisa, Fred se acerca para besarla y apartar su cabello de sus hombros.
-Puede que... la gente que piense que somos jóvenes para casarnos- dice -. O que hemos arruinado nuestra vida teniendo hijos- niega levemente -. Pero para mi, es todo lo que quiero- dice con una sonrisa sincera -, una familia contigo.
La castaña muerde su labio inferior antes de sonreírle al chico que la miraba con amor.
-Te quiero- repite, tirando de la ropa de Fred para besarlo y enrollar sus piernas en sus caderas
La chica remueve sus caderas, haciendo que su, ahora prometido, se acerque más a su cuerpo.
-Segundo round del día- murmura ella en sus labios, sacándole una estúpida risa al pelirrojo que tenía encima, que se aparta para bajar hasta su feminidad y respirar fuerte, calando el aire.
-¿Sexo oral, prometida?- pregunta.
Ylenia se apoya sobre sus codos, mirándolo con una sonrisa, alarga la mano hasta el cabello del mayor y lo acaricia despeinandolo levemente.
-Que bien suena eso- dice, mordiendo levemente su labio inferior mientras su mano desordena el cabello del sonriente chico -, prometida- repite, alargando la palabra con un tono bajo y risueño -. Sí.
Cuando Fred deja una lamida en sus labios, y no me refiero a los de la cara, ella deja que su espalda vuelva a caer sobre la cama, cerrando los ojos para poder disfrutar mejor del sexo oral que su prometido le practicaba.
Después de aquella mañana movida, llena de sentimientos, cada uno completamente diferentes, la pareja había llegado a la casa Lupin para encontrarse con toda la cocina desordenada.
Cuando sueltan una risa al imaginarse la noche que su familia había pasado, un somnoliento chico entra a la cocina.
Sin percatarse de que la pareja había llegado, el recién llegado bosteza, yendo hacia la nevera para agarrar algo.
Ylenia y Fred se miran con una sonrisa divertida. Pues, ambos se imaginaban la nochecita que sus hijos habían dado.
Cuando el chico se da la vuelta para irse, nota la presencia de la pareja, y esboza una sonrisa intentando ocultar su cansancio.
-Hombre, pareja- sonríe, para acercarse con un biberón lleno de leche en la mano, leche que Ylenia había dejado antes de irse la noche anterior -. ¿Qué tal?
-Hola, Charlie- la menor se acerca para dejar que el mayor bese su frente, le dedica una sonrisa -. Muy bien- dice, notando como Fred agarraba su mano, entrelazando sus dedos -. ¿Qué tal la noche aquí?
-Muy bien- miente, sonriendo falsamente con un asentimiento de cabeza.
-Ya- la Lupin ríe, mirando el biberón.
-Oh, le toca comer a Georgia- informa Charlie -, está arriba con Remus, la estaba calmando.
-¿Y JJ?- pregunta Fred.
-JJ aún duerme- responde el mayor -, está en el salón con los demás.
-¿Los demás?- Ylenia ríe -, ¿aún siguen todos aquí?
-Sí- el Weasley agita el biberón mientras camina con la pareja detrás -, menos Molly, se fue a hacer la comida temprano.
Antes de subir por la escalera, Ylenia y Fred se asoman un segundo al salón para ver a su hijo tumbado en los brazos de Bill Weasley, el mayor también yacía dormido con la cabeza sobre su propio hombro.
Ambos sonríen y siguen a Charlie hasta la habitación de Remus Lupin, dónde está el nombrado con su nieta, meciéndola en sus brazos y murmurando una nana.
-Hola- susurra Ylenia mientras Charlie se acerca para cargar a Georgia y darle el biberón.
-Hola, cariño- el hombre lobo se acerca sonriente, dejando un beso en la sien de su hija y saludando a su yerno -. ¿Qué tal lo habéis pasado?
-Muy bien- sonríe la menor.
-Pero que muy bien- Fred repite sus palabras, algo pícaro y sonriendo, ganándose una mala mirada de su suegro al saber a lo que se refería.
Ylenia suelta una risa, acercándose al Weasley que tenía en brazos a su hija.
-Hola, bebé- se acerca a la niña y deja un beso en su frente.
Cuando Georgia se da cuenta de que es su madre la que está, aparta la cara para sacar la tetina del biberón de su boca y comienza a llorar, rogando que su madre la cargase.
Y eso hizo la mayor, cargar a su hija mientras chasqueaba la lengua dulcemente para hacer que dejase de llorar.
-Ya está, mi amor- susurra, haciendo que poco a poco la niña deje de llorar, mira a su prometido, que tenía una sonrisa dulce que pocas veces había visto.
-Hoy almorzamos todos en la madriguera- informa Remus -, Molly preparó comida para todos, ¿tienen hambre?
-Yo desayuné bien- interviene Fred antes de que la chica hable -. Pero que muy bien, suegro- dice gracioso, volviéndose a ganar una mala mirada de él.
La Lupin vuelve a soltar una risita al ver la estampa, y recibe el biberón que Charlie le extendía para dárselo a la niña.
-Está bien- dice la castaña -, que estén todos. Fred y yo tenemos algo que decirles.
-¿Otro niño?
-Charlie- Ylenia regaña cuando Fred y él se ríen.
El mayor voltea los ojos.
-¿Es algo malo?- pregunta el castaño.
-Hm- Ylenia sonríe -. Para ti, no sé- bromea, pero al ver la expresión de su madre se arrepiente -. Es broma, papá, hombre... No es malo.
-Pues claro que no- bufa Fred -, al contrario, es
-Hey- su prometida lo interrumpe, captando su atención -. No adelantes nada, Fred. Que es una sorpresa- advierte, caminando hacia la puerta para salir de la habitación de su padre.
-Sí, señora- Fred hace una pequeña y divertida reverencia antes de que la chica se fuese con su hija en brazos mientras tomaba el biberón.
-¿Qué es?- pregunta Remus.
-¿Ya se lo has pedido?- dice, esta vez su hermano mayor.
El pelirrojo los mira con una sonrisa.
-Sí.
-Ya estabas tardando, comadreja- el merodeador alza una ceja -. Si me pediste la bendición hace un año- dice -, y de nuevo hace tres meses.
Fred suspira.
-Ha sido difícil, suegro. No sabía si ella aceptaría...
Remus bufa.
-Sí, claro- comenta con sarcasmo.
-¿Y cómo se lo has pedido? ¿Cómo ha sido?- pregunta un curioso Charlie.
El Weasley menor allí presente dibuja una sonrisa algo incómoda y nerviosa en su rostro, echándole un ojo a su suegro que también esperaba una respuesta.
-No lo quieres saber- dice, yendo lentamente hacia la puerta.
-Espero que haya sido bonito- advierte Remus -, mi hija no se merece algo cutre, Weasley.
Fred suelta una pequeña risita.
-Te aseguro que le ha gustado, Remus...
-Maldito... - se dispone a insultarlo pero antes de que termine, Fred había salido por la puerta, dejándolo con la palabra en la boca mientras el otro reía -. Charlie- regaña -, no te rías.
El menor quita la sonrisa de su rostro en un segundo. Sonríe levemente y sale de la habitación lo más rápido posible para no tragarse a un Remus, hombre lobo, he de recalcar, enfadado con alguien de su familia.