Los Sementales

Von YukiTsuki18

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Machistas, lujuriosos, atractivos e infieles, así son los sementales... tres hermanos ricos y guapos que no c... Mehr

Booktrailer y Presentación
0.- Prólogo
1.- Fruta prohibida
2.- Marcado
3.- En la cuna de Los Sementales
4.- Castigo
5.- Apuesta
6.- Calumnia
7.- Buitres
8.- Borracho
9.- El color de tus ojos
10.- Última cena
11.- Triste adiós
12.- Testamento
13.- El patrón
15.- Noche de Bodas
16.- Reencuentros
17.- De rodillas
18.- Capricho
19.- Estos celos
20.- Pasiones
21.- Evidencias
22.- Romances
23.- Bajo el mismo techo
24. Noche de donceles
25.- Corazón galopante
26.- Cita
27.- Primera vez
28.- Lágrimas
29.- La propuesta
30.- Poco a poco, lentamente
31.- Hacer el amor
32.- Nubes negras
33.- Decisiones
34.- Amar es libertad
35.- Lágrimas de amor
36.- El fin de Los Sementales

14. Boda

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Von YukiTsuki18

RECIÉN SALIDO DEL HORNO LLEGA ESTE NUEVO CAPÍTULO, UN POCO MÁS LARGO QUE LOS DEMÁS.

DISFRÚTENLO Y NO OLVIDEN DEJAR SU ESTRELLA Y COMENTAR PARA QUE  HAYAN MÁS ACTUALIZACIONES.

"¡ACEPTO CASARME CONTIGO!"

Esas palabras sellaban el destino de Martín Salas, quien aceptaba convertirse en el esposo de Carlos Obregón para pagar el tratamiento médico de su abuela y asegurar el futuro de su hijo.

El noble doncel no imaginaba que el semental también se casaba con él para cumplir con la cláusula del testamento de don Serafín, que le permitiría hacerse de su herencia sin tener que esperar 10 años para disfrutar de la misma.

Luego de escuchar a Martín, Carlos sonrió satisfecho, pero antes de decir algo vio, que el doctor Fabricio Cisneros caminaba hacia ellos, por lo que tomando con posesividad de la cintura al doncel, lo besó ardientemente en los labios.

Fabricio se detuvo, quedándose inmóvil al ver a Carlos y Martín besándose.

El médico se percató que el doncel no oponía resistencia al beso, por lo que agachando la cabeza, se dio la vuelta y se alejó rápidamente.

Con sus pequeñas manos, Martín empujó a Carlos cortando el apasionado arranque del varón.

Martín: basta Carlos, ¿no te das cuenta que estamos en un hospital?

Sonriendo cínicamente, el barbado contestó: ¿y qué tiene? Tú y yo ya estamos comprometidos... no le veo lo malo a que una pareja a punto de casarse se bese en público...

Martín: no te burles de mí... sabes perfectamente por qué acepté ser tu esposo... y no creas que porque vamos a casarnos, voy a permitir que te propases conmigo...

Carlos: eso lo sé, chiquito... pero no voy a tener que esperar mucho porque mañana mismo iré al registro civil para arreglar todo lo necesario para nuestro matrimonio... estoy seguro que más tardar en una semana podremos casarnos...

Sorprendido, el castaño cuestionó: ¿una semana? ¿quieres que nos casemos en una semana?

Carlos: cuánto antes mejor... tu abuela no quiere que la gente se dé cuenta que estás embarazado, por eso tenemos que casarnos ya...

Martín: pero es que si nos casamos así tan de repente, el pueblo también va a murmurar... yo pensé que nos casaríamos en unos meses...

Arrinconando al doncel contra una pared, Carlos habló mirándolo a los ojos: ¿meses? Yo no puedo esperar tanto para hacerte mi esposo... ¿no entiendes que si pudiera te llevaría ahora mismo ante un juez para que esta misma noche durmieras conmigo?

Martín: por favor, Carlos, no mientas... dime por qué tanta urgencia para que yo sea tu esposo... ¿qué ganas con todo esto?

El barbado respondió con evasivas: ya te dije varias veces mis razones, pero si no quieres creerme allá tú... finalmente tú también te estás casando conmigo por interés y ya no puedes echarte para atrás... así que prepárate porque en una semana, serás mi esposo y te irás a vivir conmigo al rancho...

Martín: ¿al rancho? ¿viviremos junto a tus hermanos?

Haciendo una mueca de molestia, el ojiverde explicó: a mí tampoco me agrada la idea... quisiera un lugar solo para ti y para mí, pero ahora no puedo irme a vivir fuera del rancho... aunque si las cosas salen como planeo, en un año podremos mudarnos a nuestra propia casa...

Martín agachó la cabeza al escuchar las palabras del semental, por lo que este le preguntó: ¿qué te pasa?

Con los ojos llenos de lágrimas, el doncel respondió: es que no puedo creer que esté haciendo esto...

Carlos sujetó el mentón del castaño para obligarlo a verle a los ojos: pues créelo y te repito que ya no puedes arrepentirte... mejor disfruta estos últimos días en casa de tu abuela, porque pronto te mudarás al rancho de "Los Manzanos" para vivir como el esposo de un Obregón... ¡COMO MI DONCEL!

**********

En el rancho, Diego y Mauro salían del despacho tras hablar con Julián sobre sus nuevas actividades en el negocio de las manzanas.

Al pie de las escaleras, ambos varones se detuvieron y fue Mauro, quien dijo: ¿cómo ves a Julián? ahora resulta que yo tengo que hacerme cargo de la supervisión de los campos de manzanas y pasarle reporte... definitivamente se cree nuestro patrón...

Diego respondió con tono molesto: pues a ti te fue mejor... a mí me mandó una semana a la capital para negociar con los compradores nacionales, con lo que me molesta viajar a la ciudad... es obvio que no me quiere ver en la casa...

Mauro: no lo soporto... no voy aguantar vivir 10 años bajo las órdenes de Julián... ¿por qué el abuelo nos hizo esto? ¿dejarnos en manos de un doncel? Es humillante...

Diego guardó silencio unos instantes para luego decir: no puedo culpar al abuelo... recuerdo todas las veces que me pidió que me involucrara más en el negocio para que yo quedara al frente y jamás le hice caso... este es nuestro castigo por haber sido tan irresponsables...

Mauro: pues yo no lo acepto... lo único que quiero es largarme de esta casa...

Diego: hazlo y entonces tu herencia pasará a manos de Julián, eso decía la segunda cláusula del testamento ¿recuerdas?

El ojimiel golpeó con fuerza el barandal de las escaleras: ¡me lleva el diablo! Estamos atrapados en este maldito rancho con la zorra de Julián Grajales, no sabes cuánto lo detesto y haría cualquier cosa para librarme de él...

Diego: ¿cualquier cosa? ¿incluso casarte y tener un hijo? Porque recuerda que la cláusula 3 del testamento decía que esa era la única manera de tener acceso a nuestra herencia de manera inmediata...

Tras pensarlo unos instantes, Mauro expresó con rabia: pues si Julián me sigue rascando los huevos, voy a ser capaz de cometer cualquier barbaridad... podría hasta casarme con el primer doncel que se me cruce enfrente...

Mauro se encaminó a la puerta, por lo que el ojinegro le preguntó: ¿a dónde vas?

Mauro: no lo sé... solo necesito salir del rancho porque aquí me estoy asfixiando...

**********

En el hospital, Gertrudis felicitaba a Martín por su decisión de casarse con Carlos.

Gertrudis: es la mejor noticia que podías darme, hijo... ahora si muero, lo haré tranquila...

Con tristeza, el doncel replicó: tú no te vas a morir abuela, cuando salgas de este hospital llevarás tu tratamiento en casa... Carlos me prometió que él se hará cargo de todo...

Gertrudis: no cabe duda que ese muchacho te quiere... mira todo lo que está haciendo por nosotros...

Martín aún sospechaba de las intenciones del semental mayor, pero prefirió no discutir con su abuela sobre lo mismo.

En ese momento, el doctor Cisneros entró para revisar a la anciana. Martín le sonrió al médico, pero este lo ignoró.

Fabricio: ¿cómo se siente señora?

Gertrudis: mejor, doctor, pero lo que quiero es irme a mi casa... no me gusta estar hospitalizada...

Sin mirar al doncel frente a él, Fabricio respondió: a nadie le gusta estar en un hospital, pero a veces es necesario... sin embargo, le tengo buenas noticias, si esta noche se mantiene estable como hasta ahora, mañana le daremos de alta...

La mujer sonrió mientras que Martín buscaba la mirada de Fabricio, quien lo evadía... para el castaño era claro que el ojiverde estaba molesto.

Cuando Fabricio salió de la habitación, Martín fue detrás de él.

Martín: doctor ¿le pasa algo? ¿está enojado conmigo?

Fabricio contestó con sinceridad: enojado no, decepcionado... estoy muy decepcionado de ti Martín...

Martín: ¿por qué me dice eso?

Fabricio: porque veo que ya resolviste tus problemas económicos y te fuiste por la solución más fácil...

Sorprendido por la actitud del médico, el doncel dijo: no lo entiendo...

Fabricio habló con tono hosco: hace un rato te vi besándote con Carlos Obregón... con el hombre que te ha hecho tanto daño... creí que eras un doncel con dignidad, pero veo que me equivoqué...

El médico se alejó rápidamente mientras que de los ojos de Martín salían lágrimas de dolor y vergüenza.

**********

Buscando despejar su mente, Mauro llegó a casa de la familia Montero para platicar con Daniel.

El doncel se sorprendió de la visita, pero muy alegre se puso a charlar con el varón en la banqueta de su casa.

Recargado sobre su camioneta, Mauro comentó: te juro que no aguanto estar en el rancho, hay demasiados problemas y lo único que quiero es olvidarme de todo...

Con una gran sonrisa, el ojiavellana respondió: pues me alegra que hayas venido a buscarme... eso significa que conmigo no te la pasas tan mal...

Mauro: nunca me la paso mal contigo Dani... si terminamos fue porque...

Daniel interrumpió: sí, sé muy bien por qué terminamos y no quiero hablar de eso...

Mauro: pero yo sí... Dani, ¿tú me amas?

Mirando a los ojos del semental, el doncel contestó: ¿aún lo dudas? Después de todo lo que ha pasado entre nosotros, yo no he pensado en otro hombre que no seas tú...

Mauro: ni siquiera en el "tipo" con el que te besaste en la feria...

Daniel: ya te expliqué que solo lo hice para darte celos... yo solo te amo a ti...

Mauro miró a los ojos avellana del doncel al tiempo de preguntar: ¿en verdad me amas o soy solo un capricho?

Daniel: te juro que te amo... ¿cómo puedo demostrártelo?

Mauro lo pensó por unos instantes y luego dijo: Dani ¿me amas tanto como para casarte conmigo ahora mismo si yo te lo propusiera?

Sorprendido, el doncel inquirió: ¿por qué me preguntas eso?

Mauro insistió: solo contéstame... ¿te casarías conmigo mañana mismo, por ejemplo?

Daniel estaba por responder cuando la voz de su padre interrumpió el momento... el doctor César Montero regresaba del hospital y no le agradó nada encontrar a su hijo platicando con el menor de LOS SEMENTALES.

Montero: Daniel, métete a la casa ahora mismo...

Daniel: papá... yo solo estoy platicando con...

Con tono imperativo, el mayor ordenó: obedece Daniel... métete a la casa...

Avergonzado, el ojiavellana no tuvo más que acatar la orden de su padre, quien lanzó una mirada de rabia al varón ojimiel.

Mauro: ¿pasa algo doctor Montero?

Tajantemente, el médico respondió: pasa que no quiero que te acerques a mi hijo... después de lo que ocurrió entre ustedes no te quiero rondándolo de nuevo...

Mauro: creí que había quedado claro que todo fue una confusión... su hijo y yo no hemos hecho nada malo...

Montero: hasta ahora no, pero no voy a correr el riesgo... te conozco muy bien y también conozco a tus hermanos... sé la clase de hombres que son y lo que buscan en un doncel como Dani... no voy a dejar que lastimes a mi mayor tesoro ¿entendiste?

Con gesto serio, el ojimiel replicó: Dani ya no es un niño, señor... y le aseguro que él sabe muy bien lo que hace...

Montero: no lo sabe, de lo contrario, no habría puesto sus ojos en alguien como tú... pero de una vez te digo que jamás permitiré que haya algo entre ustedes... y ahora vete, no quiero verte más por mi casa...

Haciéndole frente al hombre mayor, Mauro dijo: me está juzgando mal doctor Montero...

Montero: yo no te estoy juzgando... son tus acciones y las de tus hermanos las que hablan por ustedes... se han ganado a pulso el apodo de "LOS SEMENTALES", y a mí eso no me importa... pero de ninguna manera, Dani será uno más en tu lista de conquistas... y ya vete...

El médico entró rápidamente a su casa dejando a Mauro muy molesto.

Dentro de su casa, Daniel lloraba de rabia por la vergüenza que su padre le había hecho pasar.

Daniel: ¿cómo pudiste avergonzarme así? Mauro va a creer que soy un niño, al que su papá todavía le elige sus amistades...

Montero: por mí que crea lo que quiera... y tú no has obedecido lo que te ordené...

Daniel: pero es que Mauro vino a buscarme... ¿qué querías? ¿que le echara la puerta en la cara?

Montero: claro, y como tú eres tan amable, por eso te encontré muy pegadito a ese muchacho... si me tardo más, los encuentro besuqueándose...

Daniel: hay papá, no me trates como un chiquillo... soy un adulto y es normal que tenga ese tipo de conducta con un muchacho... a mi edad, ya hasta debería haber tenido mi primera vez...

Furioso, el médico le dio una bofetada a su hijo: no me faltes al respeto Dani, ni te lo faltes a ti mismo... te he educado como un doncel decente y con principios...

Llorando por el golpe recibido, el ojiavellana respondió: y me he comportado como tal... precisamente por ser muy decente, Mauro terminó conmigo la primera vez...

Montero: entonces no me equivoco al dudar de las intenciones de ese tipo... por eso, te lo digo por última vez y que te quede bien claro... si insistes en tener alguna relación con Mauro Obregón, te mandaré a la capital para que no vuelvas a verlo...

Daniel vociferó: no puedes obligarme a irme de San Benito...

Montero aseveró: rétame y verás que sí puedo... ahora vete a tu cuarto, no vas a salir de ahí hasta que yo diga...

Subiendo las escaleras de su casa, Daniel gritó: no te soporto papá... ya no te soporto...

*********

Al día siguiente en el rancho, Diego bajaba las escaleras con una maleta en mano para viajar a la capital cuando se topó con Julián.

Con sarcasmo, el ojinegro dijo: buenos días "patrón", ya me voy al aeropuerto para cumplir sus órdenes...

Julián: yo no soy "patrón" de nadie y no estás cumpliendo "órdenes", lo que estás haciendo se llama trabajar y de los resultados de tu trabajo, los únicos beneficiados serán tú y tus hermanos, no yo...

Diego: como sea... estaré de regreso en una semana... supongo que estarás más tranquilo sin mi presencia en esta casa...

Aunque no era cierto, Julián contestó orgulloso: pues sí, dormiré más tranquilo sin ti... al menos no correré el riesgo de ser violado...

Diego: ¿sabes Julián? creo que a ti lo que te falta es un hombre... un hombre que cubra tus necesidades y te mantenga satisfecho, así dejarías de meterte en asuntos que no te corresponden... porque estoy seguro que si tuvieras un marido, no te habrías prestado a ser cómplice de mi abuelo...

Molesto, el doncel respondió: eres un cerdo que cree que los donceles necesitamos de un hombre para estar satisfechos... si acepté apoyar a tu abuelo es porque él me lo pidió en su lecho de muerte y en el último de los casos, si tengo o no marido, ese es asunto mío... ¿o qué? ¿tú quieres ser ese hombre que supuestamente necesito?

Con gallardía, el ojinegro contestó: antes sí, ahora ya no... pero te aconsejo que te olvides de todo y mejor te concentres en buscar a un hombre que te haga feliz...

Julián: yo no necesito de un hombre para ser feliz... para mí todos los hombres son iguales, unos infieles y patanes...

Diego miró al ojiazul de pies a cabeza y después cuestionó: ¿quién te rompió el corazón, Julián? ¿qué hombre te hizo tanto daño para que ahora desconfíes de todos?

Julián: ¿por qué me preguntas eso?

Diego: porque es obvio que algo tuvo que haberte sucedido... estoy seguro que detrás de esa fachada de doncel fuerte e independiente, hay una persona con el corazón roto...

Julián: vete de una vez Diego...

Diego: sí, ya me voy...

El varón salió por la puerta dejando a Julián muy pensativo y hundido en sus memorias... pero sus pensamientos fueron interrumpidos por la llegada del doctor Montero.

Julián: buenos días, doctor... ¿qué hace aquí?

Montero: vengo buscándote a ti, Julián... necesitamos hablar...

**********

En el hospital, Martín entró a la oficina de Fabricio, quien mantenía su actitud indiferente con el doncel.

Fabricio: si vienes a preguntarme por tu abuela, te aviso que se le dará de alta en la tarde... y se irá con el tratamiento específico para su corazón... por la cuenta del hospital, no te preocupes, Carlos Obregón ya pagó todo...

Apenado, el castaño comentó: todo eso ya lo sé... si estoy aquí es porque quiero hablar con usted...

Fabricio: no veo para qué... está claro que no haces caso de ninguno de mis consejos... tú tomas tus propias decisiones, las cuales para mí están muy equivocadas...

Con los ojos llenos de lágrimas, Martín se acercó al ojiverde: por favor doctor, no me trate así... no me juzgue tan duramente por la decisión que tomé... entienda que no tengo otra opción... ¿usted cree que acepté casarme con Carlos por gusto?

Fabricio: y ¿qué quieres que crea Martín? ¿cómo puedes siquiera pensar en casarte con el hombre que abusó de ti? El hombre que te destruyó la vida ¿no es eso lo que tantas veces me dijiste?

Martín: sí, y lo sigo diciendo... pero le repito que no tengo opción... mi abuela está enferma y necesita de un tratamiento costoso, yo estoy embarazado y no tengo trabajo... Carlos me ofreció cubrir todos esos gastos a cambio de casarme con él... ¿qué más puedo hacer?

Fabricio levantó la voz: no digas que no tienes opciones... yo te he ofrecido mi apoyo, incluso te ofrecí vivir conmigo... y aunque ahora no tengas trabajo, puedes conseguir uno, el embarazo no te impide hacerlo...

Llorando, el tierno doncel replicó: pero ¿de qué voy a trabajar? No sé hacer nada más que labores domésticas... mi abuela solo me educó para ser madre y un buen esposo, ni siquiera me permitió estudiar una carrera... trabajando como sirviente, no me alcanzará para cubrir el tratamiento de mi abuela, ni para mantener a mi hijo...

Fabricio: y por eso prefieres casarte por interés... casarte con el hombre que te violó...

Martín: sé que es aberrante, y no sabe el asco que me da pensar que seré el doncel de Carlos Obregón... pero él me está ofreciendo lo que en estos momentos necesito... si estuviera solo, jamás aceptaría su propuesta por dignidad y amor propio... pero por encima de mi dignidad está la vida de mi abuela y este niño que llevo dentro... ellos son lo único que yo tengo y soy capaz de cualquier cosa por ellos, HASTA DE CASARME CON EL HOMBRE QUE MÁS ODIO... usted no es un doncel y entiendo que no pueda comprender lo que siento, con permiso...

El ojicafé se dirigió a la salida cuando Fabricio lo detuvo: espera Martín... por favor, perdóname si he sido duro contigo... quizás tienes razón en que yo no puedo comprender lo que sientes, pero mi deber como tu amigo es hacerte ver que casarte con Carlos Obregón es el peor error que cometerás... sé que ahora parece que él es la salida a tus problemas, pero casarte sin amor solo te causará mucho dolor y sufrimiento...

Martín: estoy consciente de eso... sé que mi vida al lado de Carlos será un infierno, pero al menos me queda la satisfacción de que mi hijo no pasará carencias y de que mi abuela no morirá por la falta de un tratamiento médico...

Fabricio: pues ojalá Carlos cumpla con todo lo que te prometió...

Martín: tendrá que hacerlo... o de lo contrario seré yo quien convierta su vida en un infierno...

Fabricio se acercó al doncel y con sus manos limpió las lágrimas del bello rostro del castaño: Martín, no sabes cuánto lamento verte sufrir tanto y saber que aún sufrirás mucho más... solo espero que la vida algún día te recompense por todo lo que has llorado...

**********

En el despacho del rancho, Julián terminaba de explicarle al doctor Montero todo lo ocurrido y su posición actual.

Montero: me parece tan increíble todo lo que me cuentas, pero la verdad no me extraña... don Serafín siempre se quejó de los vagos de sus nietos... ahora me queda claro por qué Carlos fue a reclamarme el otro día...

Julián: ¿Carlos le reclamó?

Montero: sí, pero no hablemos de eso... ahora que sé que tú eres el nuevo "responsable" de este rancho, quiero pedirte un favor Julián...

Julián: ¿de qué se trata?

Montero: supongo que recuerdas a mi hijo Daniel... lo que quiero pedirte es que le impidas a Mauro que se acerque a mi hijo... comprende que yo no quiero a ninguno de LOS SEMENTALES rondando a mi Daniel... ninguno de los Obregón es un buen partido para ningún doncel...

El ojiazul respondió: entiendo su preocupación doctor, pero la verdad es que yo no puedo impedirle nada a Mauro... yo solo puedo interferir en la parte económica, pero no en lo demás...

Montero: sí, entiendo... de cualquier forma mantenme informado si llegas a ver a mi hijo por acá... Daniel ya tiene prohibido ver a Mauro, pero es un chico rebelde y no dudo que sea capaz de venir al rancho a buscarlo... ahora me voy, cualquier cosa que necesites, no dudes en hablarme...

El médico se fue y momentos después, Carlos entró como un torbellino al despacho.

Dirigiéndose a Julián, Carlos habló en tono imperativo: necesito dinero... dame lo que necesito ahora mismo...

Sorprendido por la actitud del barbado, Julián dijo: ¿perdón?

Carlos: ¿estás sordo? Dije que necesito dinero y lo quiero ya mismo...

Serenamente, el ojiazul preguntó: y ¿se puede saber para qué necesitas ese dinero?

Carlos: eso a ti no te importa... dame el dinero y ya...

Julián: te equivocas, sí me importa porque yo soy el administrador de tu herencia... y si necesitas ese dinero porque vas hacer algo relacionado al negocio de las manzanas, entonces tengo que reportárselo a los contadores...

Carlos: esto no tiene nada que ver con el negocio... necesito ese dinero por motivos personales...

Julián: pues entonces no te puedo dar nada... ya recibiste tu mensualidad, espera al siguiente mes...

Carlos: tuve gastos imprevistos y necesito más dinero...

Julián: pues sácalo de tus ahorros que sé muy bien que los tienes...

Molesto, el varón respondió: no tengo por qué tocar mis ahorros, cuando tengo toda una herencia que me dejó mi abuelo...

Julián: sí y yo soy el responsable de cuidar que no la malgastes... es por eso que no te daré nada más que tu mensualidad fijada en el testamento... pero si necesitas más dinero, por qué no trabajas como ya lo están haciendo tus hermanos...

Levantando la voz, Carlos expresó: tú a mí no me dices qué hacer... ¿quién te crees, estúpido?... a los imbéciles de Diego y Mauro podrás controlarlos, pero a mí NO...

Julián: perfecto, haz lo que quieras, pero no te daré ni un centavo más de lo que te corresponde cada mes... y si ya terminaste, déjame solo que YO SÍ TENGO QUE TRABAJAR...

Lleno de rabia y fuera de sus casillas, Carlos aventó todo lo que había en el escritorio para luego acercarse de manera amenazadora a Julián.

Carlos: óyeme bien estúpido... tú no me vas a humillar, serás el albacea y lo que quieras, pero yo soy un Obregón y no sabes de lo que soy capaz...

Venciendo su propio miedo, Julián le hizo frente al barbado: y de qué eres capaz... ¿de pegarme? Hazlo... pégame, atrévete a hacerlo y te juro que voy a la policía a denunciarte...

Carlos respondió con burla: la policía me la paso por los huevos... y si se me pega la gana, ahora mismo te doy hasta por debajo de la lengua para que ni siquiera puedas hablar...

Julián: ¿amenazas con matarme? Hazlo, mátame y termina de una vez con todo esto...

El ojiazul sacó un abrecartas de una de las gavetas y lo puso sobre el escritorio.

Julián: ahí está... toma ese abrecartas y encájalo en mi pecho... ¡SI ERES TAN MACHO, MÁTAME DE UNA VEZ!

La ira del ojiverde era tanta que no dudó en empuñar el abrecartas y mirar con odio al doncel.

En esos instantes, alguien golpeó la puerta del despacho escuchándose una voz masculina decir: buenas tardes, ¿puedo pasar?

Julián respondió: adelante abogado, pase por favor...

El licenciado Riva Palacio entró percatándose que algo ocurría al ver los rostros de ambos jóvenes: ¿sucede algo? ¿llegué en mal momento?

Colocándose al lado del abogado, Julián contestó: no licenciado, llegó en el momento justo... porque quiero que usted certifique una carta notariada...

Licenciado: ¿una carta? ¿sobre qué?

Mirando al semental mayor, el ojiazul respondió: una carta en la que dejo por escrito que cualquier cosa mala que me suceda, culpo directamente a Carlos Obregón, quien acaba de amenazarme con golpearme o matarme... ¿no es así Carlos?

Viéndose descubierto, el barbado dejó el abrecartas en el escritorio y se dirigió a la salida, pero antes de salir, advirtió.

Carlos: te vas arrepentir Julián Grajales... tarde o temprano vas a tener que darme mi herencia y cuando eso suceda, vas a desear no haberte cruzado en mi camino...

Julián: pues tendrás que esperar 10 años para eso... a menos que prefieras casarte y tener un hijo... ¿tanto me odias como para hacer eso?

Carlos: con tal de no verte la cara, soy capaz de hacer un pacto con el diablo... ¡MÁS QUE LA HERENCIA, LO QUE MÁS DESEO ES QUE DESAPAREZCAS DE MI PUTA VIDA!

El semental se fue hecho una furia, al tiempo que Julián respiró profundamente dejando ver ante el abogado su miedo y su vulnerabilidad.

Licenciado: tranquilo, yo sé que esto no es fácil...

Haciendo un esfuerzo para no llorar, el ojiazul respondió: es un infierno... un verdadero infierno...

**********

Una semana pasó y dentro de su habitación, Carlos se miraba al espejo terminando de acicalarse el cabello y perfumarse.

Vestido con una camisa manga larga color negra y un pantalón del mismo tono, el semental mayor salió de su cuarto con una gran sonrisa.

En el pasillo se topó con Tomasa, quien al verlo tan arreglado, comentó: hasta aquí me llega el olor de tu perfume, Carlos... ¿a dónde vas tan guapo?

Con tono burlesco, el varón respondió: voy a un compromiso muy importante, Tomasita...

Tomasa: mmm, pues pocas veces te he visto así... hasta parece que te fueras a casar...

Carlos: no seas chismosa... te aseguro que muy pronto sabrás a dónde voy...

El semental mayor se alejó dejando a la ama de llaves muy confundida.

Pero mientras Carlos lucía feliz, Martín se miraba al espejo de la sala de su casa con un semblante triste y melancólico.

El doncel había elegido un atuendo sencillo de color blanco... su cabello lo peinó con desgano... la verdad es que Martín parecía preparado para ir a un velorio y no a su boda.

Sentada en un sillón, Gertrudis veía el desánimo de su nieto.

Gertrudis: por Dios, Martín, cambia esa cara... Carlos no debe tardar en llegar y tú parece que vas a firmar tu sentencia de muerte...

Martín: abuela, tú sabes por qué me estoy casando... no sabes cuántas ganas tengo de abrir esa puerta y largarme para que nunca me encuentren...

Gertrudis: no Martín, no salgas ahora con eso... te comprometiste a casarte con Carlos y tienes que cumplir... Carlos ha cumplido con su parte, pagó mi hospitalización, está pagando mi tratamiento y hasta consiguió una enfermera para que me atienda todo el día... no puedes ser tan desagradecido con él...

Mirando a su abuela, el doncel dijo: ¿ahora yo soy el malagradecido? ¿también tengo que agradecerle a Carlos haberme violado y embarazado?

Gertrudis: guarda silencio que la enfermera te puede escuchar... como hayan pasado las cosas ya no importan... Carlos está cubriendo tu deshonra casándose contigo y además le dará su apellido a tu hijo ¿qué más quieres?

A punto de llorar, el ojicafé señaló: sí, claro, ahora resulta que yo soy el que está en deuda con él...

La conversación fue interrumpida por la llegada de Carlos, quien sonrió al ver a Martín vestido de blanco.

Gertrudis: Carlitos, ¡qué guapo!... tú y Martín hacen una pareja hermosa...

El semental tomó por la cintura a Martín diciendo: el único hermoso aquí es su nieto... ¿estás listo para ser mi esposo?

Martín no respondió, pero la anciana lo hizo por él: por supuesto que está listo... lástima que yo no pueda acompañarlos al registro civil, pero el médico me recomendó reposo absoluto... de cualquier forma, los espero después de la boda para hacer un pequeño brindis entre nosotros...

Carlos: así será señora... y ahora ya vámonos porque el juez nos casará en media hora...

Como caminando hacia el matadero, Martín salió de su casa, pero antes de subir a la camioneta de Carlos, el semental se acercó a él con una rosa blanca.

Carlos cortó el tallo dejando solo la flor y la colocó sobre la oreja izquierda del doncel.

Mirando a los ojos cafés de Martín, el barbado habló: quiero que lleves esa rosa para que luzcas aún más bello... quiero que mientras nos casemos, todos se mueran de la envidia, al saber que el doncel más lindo de San Benito ya es propiedad de Carlos Obregón...

Martín no contestó nada, pues vio en Carlos la sonrisa cínica que tanto odiaba... lo único que el doncel deseaba en esos instantes es que la tierra lo tragara.

**********

Mauro estaba por salir de la casa cuando la voz de Julián lo detuvo.

Julián: Mauro, quisiera hablar contigo unos instantes...

Con tono hosco, el ojimiel respondió: ¿qué quieres? si es sobre el trabajo, te digo que...

Julián interrumpió: no es nada relacionado al trabajo... lo que quiero decirte es que el otro día el doctor Montero vino a verme y me expresó su desacuerdo a que tú y su hijo se relacionen...

Molesto, el varón inquirió: y ¿qué vas hacer? ¿prohibirme que vea a Daniel? Tú no tienes derecho a prohibirme nada...

Julián: y no lo estoy haciendo... solo quería comentarte lo que el doctor Montero piensa, para que estés enterado...

Con ironía, el semental menor respondió: pues te agradezco tu interés, pero no te metas en mi vida privada... yo sé perfectamente lo que el doctor Montero opina de mí y no es él a quien le corresponde decidir si sigo viendo a Dani o no...

Julián: yo sé que no debo meterme en tus relaciones, pero solo te sugiero que no te busques más problemas...

Mauro: a mí no me sugieras nada y de una vez te digo que solo YO decido con quien me relaciono y con quien no... y será mejor que el doctorsito deje de prohibirme ver a su hijo, porque soy capaz de regresar con Daniel solo para demostrarle que yo hago lo que se me pegue la gana...

Sin decir más, Mauro salió de la casa apresuradamente.

**********

En el registro civil de San Benito, un juez celebraba el matrimonio de Carlos Obregón y Martín Salas.

Dos trabajadores de la institución fungían como testigos y para todos era más que evidente que esa boda se realizaba por algún interés especial y no por amor.

Luego de cumplir con los formalismos legales, el juez hizo la pregunta a los contrayentes.

Juez: señor Carlos Obregón, ¿acepta como su legítimo esposo al joven Martín Salas?

Sin dudarlo un segundo, el varón respondió con voz ronca: sí, acepto...

Juez: joven Martín Salas, ¿acepta como su legítimo esposo al señor Carlos Obregón?

Las palabras no salían de los labios del doncel, pues sabía el infierno que le esperaba al lado del semental.

Ante la duda del doncel, Carlos apretó disimuladamente la mano de Martín, quien obligadamente respondió en voz baja: sí, acepto...

Juez: muy bien, ahora procedamos a firmar el acta matrimonial, tras lo cual estarán legalmente casados... señor Obregón firme aquí por favor...

El varón ojiverde firmó rápidamente el acta, pero cuando tocó el turno a Martín, el doncel agarró la pluma entre sus manos, dudando de rubricar el papel.

Sin poder firmar, Martín dejó la pluma y dijo: no puedo hacerlo...

Rápidamente, Martín se alejó mientras que Carlos, con rostro desencajado, dijo: disculpen, mi novio está muy nervioso... ahora vuelvo...

Carlos corrió detrás del doncel alcanzándolo a la salida del registro civil.

Sujetándolo con fuerza de los hombros, Carlos vociferó: ¿qué te pasa Martín? ¿cómo te atreves a hacerme pasar este ridículo? Regresa ahora mismo y firma esa acta...

Llorando, Martín contestó: no puedo casarme contigo Carlos... no te amo, no me obligues a ser tu esposo, te lo ruego...

Insensible a las lágrimas del ojicafé, el barbado contestó: no me salgas con esto ahora... ya no te puedes echar para atrás... recuerda que ya invertí en el tratamiento de tu abuela, tienes que cumplir con tu parte del trato...

Martín: yo te pagaré lo que hayas invertido... si quieres trabajo como tu sirviente, pero no me obligues a ser tu doncel...

Carlos: no digas estupideces... vas a regresar y firmar esa acta o tendrás que pagarme en este instante todo lo que he dado por tu abuela...

Martín: pero no tengo el dinero para...

Carlos: a mí me vale madres si tienes dinero o no... o te casas conmigo o te denuncio por robo y te quito hasta la casa en la que vives con tu abuela...

Martín: ¿serías capaz de eso?

Carlos: soy capaz de todo para cumplir lo que me propongo... y me he jurado que serías mi doncel a cualquier precio... tú decides, Martín, pero solo tienes un minuto para hacerlo...

Ante las amenazas del semental, Martín tuvo que regresar ante el juez y firmar el acta de matrimonio, sin poder disimular su tristeza.

Luego de la firma de los testigos, el juez dijo: una vez cumplidos los formalismos legales, los declaro marido y doncel... felicidades, señor Carlos Obregón y señor Martín Salas de Obregón...

Con una gran sonrisa, Carlos tomó por la cintura a Martín atrayéndolo con fuerza a su cuerpo para luego besarlo apasionadamente en los labios, sellando de esa forma su matrimonio.

Martín lloraba mientras sentía la posesividad con la que Carlos lo besaba... el semental mayor ya era su dueño.

**********

Mientras tanto, Mauro y Daniel platicaban a bordo de la camioneta del ojimiel.

Daniel: ¿mi papá fue hablar con Julián? ahora nada más falta que ese enfermero también se meta entre nosotros...

Mauro: ni te preocupes... Julián no puede prohibirme nada, pero me molesta que tu papá haya hecho eso...

Acariciando el rostro de su nuevamente novio, Daniel dijo: lo sé mi amor, y yo también estoy harto de la actitud que ha tomado mi papá... pero ¿qué puedo hacer? Dependo económicamente de él...

Mauro: lo sé, pero no me gusta verte a escondidas... quiero presumirte y que todos sepan que eres mi novio...

Daniel: estoy seguro que mi papá tendrá que aceptarte... lo que me molesta ahora es que hasta Julián se meta en estas cosas... pobrecito de ti al tener que soportarlo...

Mauro: no me queda de otra...

Daniel: tu abuelo sí que se las jugó rudo... ¿estás seguro que no hay nada que puedas hacer para recuperar tu herencia sin el yugo de Julián?

Mauro le había contado a Daniel parte de lo que decía el testamento de su abuelo, pero omitió la cláusula número 3.

Mauro: pues... sí hay una forma, pero es algo absurdo y que no estoy dispuesto a hacer...

Daniel: ¿por qué? ¿qué tan absurdo es?

Mauro: no es precisamente absurdo... es simplemente que temo que como dice el dicho "el remedio sea peor que la enfermedad"...

Sin saber de lo que hablaba, el ojiavellana comentó: pues sea lo que sea, yo que tú lo intentaba... después de todo qué puede ser peor que soportar a un albacea como Julián controlando tu dinero...

Mauro pensó por unos instantes y luego dijo: mejor cambiemos de tema, si estoy aquí es para olvidarme de mis problemas...

Daniel respondió coquetamente: lo sé mi amor... y yo sé cómo hacerte olvidar...

El ojiavellana besó los labios de su semental para que, a través de sus caricias, le demostrara todo su amor.

**********

En su oficina, el doctor Montero colgó con rabia el teléfono... la sirvienta de su casa le había informado que Daniel aún no regresaba de la academia.

Para el médico era obvio con quien estaba su hijo, por lo que decidió llamar al rancho de "Los Manzanos" para hablar con Julián, pero el doncel no estaba.

En esos momentos, Fabricio entró a la oficina, quien se percató del malestar de su superior.

Fabricio: ¿le pasa algo, doctor? No tiene buena cara...

Montero: discúlpame Fabricio, pero tengo problemas con mi hijo... Daniel está muy rebelde y ya no sé cómo controlarlo...

Recordando su experiencia en la feria con Daniel, el ojiverde contestó: me imagino... aunque conozco poco a su hijo, sé que es un chico difícil...

Montero: Dani siempre ha sido rebelde y voluntarioso, pero ahora se ha encaprichado con uno de LOS SEMENTALES, con el menor de ellos, Mauro Obregón...

Fabricio: creo saber de quién se trata...

Montero: el caso es que yo no quiero que mi hijo tenga relación con ninguno de ellos... afortunadamente, ahora tengo un aliado dentro del rancho para que me ayude a impedir que Daniel visite al tal Mauro...

Fabricio: ¿un aliado?

Montero: sí, es un enfermero que estuvo trabajando unas semanas aquí y que por jugarretas del destino ahora es el responsable del rancho "Los Manzanos"... se llama Julián Grajales...

Al escuchar el nombre, los ojos verdes de Fabricio se abrieron grandemente.

Fabricio: ¿Julián Grajales? ¿dijo Julián Grajales?

Montero afirmó: sí, es un lindo doncel de ojos azules... de hecho, viene de la capital igual que usted... ¿qué pasa doctor Cisneros? ¿usted conoce a Julián Grajales?

*********

La noche cubrió al pueblo de San Benito y en casa de Martín, Carlos esperaba en la sala a que su doncel terminara de despedirse de su abuela, quien ya se encontraba en su recámara descansando.

Cuando el ojicafé apareció, Carlos le preguntó: ¿y tus maletas? ¿qué es lo que llevarás al rancho?

En voz baja, Martín respondió: aún no he hecho mis maletas... estaba pensando que no quiero dejar a mi abuela sola en esta casa porque...

El semental interrumpió: tu abuela no se queda sola... para eso estoy pagando una enfermera de tiempo completo...

Martín: sí, pero no es lo mismo... creo que yo debería continuar viviendo aquí...

Carlos habló tajantemente: por supuesto que no... como doncel casado, tu deber es vivir con tu marido, que soy yo... ve por tus cosas que nos vamos ahora mismo al rancho...

Martín: pero yo no quiero vivir allá...

Carlos: tienes que hacerlo... ya te dije que después que nazca el bebé nos mudaremos a otro lado, pero ahora tengo que vivir en el rancho y tú también...

Comprendiendo que no podría convencer al semental mayor, Martín tuvo otra idea: está bien, pero al menos déjame quedarme esta noche con mi abuela... no la veo bien y...

Con tono molesto, Carlos habló: no busques más pretextos Martín, porque de ninguna manera voy a permitir que no te vayas conmigo ahora mismo...

El barbado se acercó al doncel para susurrarle al oído: recuerda que esta es nuestra noche de bodas y pase lo que pase, hoy dormirás conmigo en el rancho...

Martín sintió que su piel se erizó al comprender cuáles eran las intenciones de su marido.

**********

En el rancho, Julián comenzaba a cenar solo en el comedor cuando escuchó la puerta de la calle abrirse... quien llegó fue Mauro.

Tomasa, que servía los alimentos, al ver al ojimiel, le dijo: Mauro, ¿no vas a cenar? ¿por qué no te sientas?

Mauro contestó con otra pregunta: ¿y Diego dónde está?

Tomasa: aún no ha regresado de la capital...

Mauro: qué extraño... se supone que regresaría por la tarde... espero no le haya pasado nada...

Tomasa: ni Dios lo mande... deja de decir tonterías y siéntate para que te sirva la cena...

Mauro observó a Julián que comía en silencio al tiempo de decir: está bien, sírveme... no me gusta la compañía, pero tengo que cenar aquí porque no tengo tanto dinero como para comer en la calle... con eso que no puedo usar el dinero de mi herencia como me dé la gana...

Julián no hizo caso del comentario malicioso y siguió cenando.

Cuando Mauro estaba por comenzar a comer, la puerta de entrada se abrió nuevamente y esta vez quien llegó fue Diego.

El ojinegro se apareció en el comedor diciendo: buenas noches, ya estoy de regreso... Tomasa, me sirves por favor, que muero de hambre...

Julián no pudo evitar que sus ojos se iluminaran al ver de nuevo a Diego, sin embargo, este se sentó frente a Mauro, quien comentó: pensé que llegarías más temprano... ¿por qué te retrasaste?

Llevándose un trozo de pan a la boca, Diego respondió desenfadadamente: porque tuve "mejores cosas" que hacer...

Mauro: mmm... no sé por qué eso me huele a doncel... cuenta, ¿a quién conociste en la capital? Debe ser alguien especial, una vez que hasta te quedaste un poco más...

Diego: no conocí a nadie... más bien, me reencontré con alguien...

Julián escuchaba atentamente a Diego sin poder evitar que su estómago se revolviera por un sentimiento que pocas veces había sentido en su vida.

Mauro: ¿reencontrar? Eso quiere decir que es un doncel con el que ya tuviste tus quereres...

Sonriendo, Diego dijo: ya no seas chismoso... luego te cuento bien...

Tomasa se acercó a Julián preguntándole: ¿quieres que te sirva más café?

Molesto por la plática de los sementales, el ojiazul respondió: no gracias, ya terminé de cenar...

Julián estaba por levantarse de la mesa cuando una voz resonó en todo el comedor.

Era Carlos, quien dijo: buenas noches familia...

Diego, Mauro, Julián y Tomasa voltearon a ver a Carlos, aunque más les llamó la atención la persona que lo acompañaba.

Carlos sostenía por la cintura a Martín, quien tímidamente habló: bu-buenas noches...

Extrañado, Diego expresó: ¿Martín? ¿qué haces aquí?

Con una sonrisa triunfal y sin soltar a su doncel, Carlos reveló: quiero aprovechar que están todos reunidos para presentarles formalmente a Martín Salas de Obregón... ¡MI ESPOSO!

Continuará...

¿CÓMO REACCIONARÁN TODOS ANTE LA BODA DE CARLOS?

¿QUÉ LE ESPERA A MARTÍN EN EL RANCHO JUNTO A CARLOS?

RECUERDEN QUE SI QUIEREN MÁS ACTUALIZACIONES, DENLE AMOR A ESTA HISTORIA DEJANDO UNA ESTRELLA, UN COMENTARIO, O AMBOS.

NOS LEEMOS MUY PRONTO
😉😉😉

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