Pecados. (POR CORREGIR)

By brenda_T_S

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Ella tiene dos caras, como la luna una es bondad y maldad. Ella tiene que ocultar para sí poder sobrevivir en... More

Introducción
capitulo I
Capítulo II
Capítulo III
Capítulo IV
Capítulo V
Capítulo VI
Capítulo VII
Capítulo VIII
Capítulo IX
Capítulo X
Capítulo XI
Capítulo XII
Capítulo XIII
Capítulo XIV
Capítulo XV
Capítulo XVI
Capítulo XVII
Capítulo XVIII
Capítulo XIX
Capítulo XX
Capítulo XXI
Capítulo XXII
Capítulo XXIII
Capítulo XXIV
Capítulo XXV
Capítulo XXVI
Capítulo XXVII
Capítulo XXVIII
Capítulo XXIX
Capítulo XXX
Capítulo XXXI
Capítulo XXXII
Capítulo XXXIII
Capítulo XXXV
Capítulo XXXVI
Capítulo XXXVII
Capítulo XXXVIII
Capítulo XXXIX
Capítulo XL
Capítulo XLI
Capítulo XLII
Capítulo XLIII
Capítulo XLIV
Capituló XLV
Capítulo XLVI
Capítulo XLVII
Capítulo XLVIII
Capítulo XLIX

Capítulo XXXIV

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By brenda_T_S

Alessandra

Después de haber leído esa maldita carta, fui directamente al cuarto de Ethan y con enojo le tiré la carta a Alexander. Por la culpa de su psicópata padre mi familia está en peligro.

No permite que lastimen a mi familia, es lo único que tengo.

Lizzie y Adrien, son algo muy importante para mí y no voy a dejar que les suceda una desgracia por mi culpa.

—Puedes callarte —Alexander me callo con descaro.

¿Cómo puede pedirme eso?

—¡Si les llega pasar algo te juro que yo misma mataré a tu asqueroso padre y no me importa las consecuencias! —le advierto.

Mientras peleamos como dos locos me percate de Ethan que dormida pacíficamente en su camita.

—¡No me jodas diciendo que esto es mi culpa, porque no lo es! —exclamo acercando su rostro al mío —. Me enfurece que digas eso.

Su mirada era entre dolida y enojada. Una parte mía quería disculparme, pero otra me decía que era todo su culpa.

—¡No me importa si te enoja o te duele lo que pueda decirte, solamente estoy diciendo la verdad! —gruño apartando mi rostro de su mirada.

—No quiero pelear y menos delante de esa cosa —bajo el tono de su voz.

Me enojo aún más al escucharlo decirle <<cosa>> a mi hermanito.

—Para tu información se llama Ethan —replico.

—No me importa, ahora vamos afuera a seguir peleando, no quiero despertarlo —dijo, saliendo de la habitación.

Le doy una última mirada a mi Ethan para luego salir en silencio de la habitación.

Ya en la sala le doy una mirada asesina a Alexander,  me acerco hasta él. ¿Cómo es posible que sienta cositas por él?

—¿Vamos a seguir peleando? —Alexander me preguntó.

—No. Iré a llamar a mi asistente que se encarga de traerme los mejores vestidos... necesito verme estupenda —suspiro con cansancio —. Arreglaremos este problema.

No es fácil ser tan atractiva. ¿Saben lo difícil que es decirme por un vestido? ...es que todo me queda tan bien que es muy difícil decidirme.

—Con solo verte el rostro puedo ver qué te crees una princesa.

—No soy una princesa, soy una reina —le sonrió con malicia —. Tomaré una ducha.

Al escuchar esas palabras veo como Alexander se levanta del sillón para acercarse con velocidad a mí.

—Iré contigo —declaro emocionado.

—No lo creo —digo, dándole la espalda.

Cuando piso el primer escalón siento como unas fuertes manos me sostiene de mis caderas con fuerza.

—Me vengaré más tarde —prometido para luego besarme con lujuria mi cuello.

***

Con suavidad esparzo mi crema hidratante por la piel de mi rostro para empezar a masajear con delicadeza mis mejillas, frente y mentón.

Ya lista me doy una última mirada, mi cabello está bien recogido y mi vestido simple de tirantes color blanco hacia una gran combinación con mis ojos color azules... Aunque a veces mis ojos tienen un toque de color verde.

Al salir de mi habitación camino por los pasillos del segundo piso en busca de Alexander pero no había señal de vida aquí, así que baje las escaleras para ir a buscarlo en el comedor y me encontré con una gran sorpresa que hizo que abría los ojos como plato y retrocediera unos pasos atrás.

¿Qué carajo?

Alexander... había hecho una cena para mí.

Pero lo que me sorprendió es ver en el centro de la mesa un gran anillo de diamante azul. Debió costar una fortuna.

—No, no, no....—digo sin aliento.

Él agarra la fina cajita que contenía la cosa más horrenda y hermosa que había en la vida, se acerca hasta a mí y acaricia mis nudillos con suavidad.

Cuando su mirada se encontró con la mía puede ver qué está nervioso, sus mejillas están sonrojadas. Y... y... tenía los ojos medio llorosos.

—Joder, no me mires así —ordeno nervioso.

Mi mirada viaja hacia el anillo, tenía un inmenso diamante de color azul claro gastando en un fino anillo de plata, con unos pequeños diamantes incrustados. Era la cosa más hermosa que había visto en mi vida. Este diamante en especial me trae recuerdos al océano, tan claro.

—¿Es un diamante? —pregunto sin aliento.

Alexander asiento.

—es el diamante azul más grande jamás visto —afirmo. Subió su mano hacia mis hombros para acariciarlo con lentitud —. Me recuerda a ti. A tus ojitos, a tu linda sonrisa que hace que tenga paz. Sé que no soy perfecto y que no te merezco, pero si aceptas te prometo que pasaré toda la eternidad intentando merecerte.

Sin lastimarlo lo aparto de mí para mirarlo con culpa.

Me gustaría decirle lo que él quiere oír, pero simplemente no siento lo mismo.

Soy joven para contraer matrimonio con un hombre. La paso de lo mejor con Alexander y es una persona especial para mi, pero ¿matrimonio? No.

—yo...yo...yo..—tartamudeo. No tengo palabras.

—Vale, entiendo —dijo acercando mi cuerpo al de el —. No tienes que tomar una decisión hoy mismo, ¿Sabes?...entiendo que tienes que pensar muchas cosas antes de darme una respuesta. Eres aún joven y tienes que pensar todo eso, pero prometo esperarte hasta el final, solo hay un pero...

—¿Pero...? —continuo.

—No quiero enterarme de que estás revolcándote con otros hombres que no sea yo. Me enojaría mucho saber que estás montando a otro hombre, me volvería loco y no me responsabilizó de lo que puedo llegar hacer sí...

Alexander rodea mi cintura para acariciar con una intensidad extraña. Veo como tenía la mandíbula apretada con enojo.

Estos extraños cambios de Alexander ya los había vivido; cuando descubrió que estuve con Pablo y cuando me vio besar a Marco.

—¿Matarías a alguien que quiero, cierto?

—Te dejaré con esa duda, destripadora —murmuro para luego hundir su cabeza en mi cuello y dejar un cálido beso.

Con su otra mano sostenio mi muñeca para acariciarla y de un solo movimiento colocarme el anillo en mi dedo.

Su mirada se posó en mi dedo dónde está su anillo, una gran sonrisa de satisfacción se apoderó de él.

—Te queda perfecto.

Yo nada más asiento para luego dirigir mi vista en la gran mesa, había unos platillos estupendos y mi estómago me pedía a gritos que lo probara.

Son las 8:00pm solo faltan dos horas para ese baile, así que lo aprovecharé para comer un poco.

—Se ve delicioso, ¿Cómo hiciste esto? —cuestiono caminando así la mesa.

—Demoraste como una hora y media, eso basto para hacer un poco de magia —admito siguiendo el paso.

Veo como coloca su asiento que había a otro lado de la mesa para ponerla junto a la mía.

Tomo asiento con nervios, mirándolo con cautela, tenía una mirada traviesa y eso me preocupaba y a la vez me encanta.

—Primero empezaré por tomar un poco de vino —digo, tomándome casi toda la copa.

Siento como su fría mano empieza a subir mi vestido hasta la mitad de mis muslos y empezó acariciarme. Sentir sus dedos acariciarme hizo que sienta un hormigueo por todo el cuerpo.

—Si aceptarás mi propuesta te llevaría al mismo infierno, dónde gozarás y te haré disfrutar de cosas que no imaginas —Alexander se acercó aún más, sus ojos estaban llenos de lujuria.

Sus ojos me observan de arriba abajo para luego detenerse en mis ojos, siento que me está examinando está el alma.

Dejo escapar un grito ahogado cuando él subió su mano hasta mi sexo para tocar mi clítoris con su pulgar, y acariciarlo con lentitud que hizo que gimiera levemente.

Cierro mis ojos para dejarme llevar por el placer. Dejaba escapar algunos gemidos al ritmo que Alexander jugaba conmigo y tocaba justo donde debía. Con fuerza Coloco mis manos en los costados de la silla para apretar con fuerza, intentando contener la necesidad de tenerlo más adentro.

—Déjame complacerte, amor —dijo en un tono ronco y sexi.

Sin interrumpir sus caricias, se arrodilló y metido su cabeza entre mis piernas.

Gimo con fuerza al sentir su lengua tocarme ahí abajo. Mi respiración está en hecha un desastre y ni hablar de mi corazón.

Siento como lame mis labios internos haciendo que toque todos mis puntos sensibles. Empiezo adelantar mi pelvis mientras movía la lengua aún más deprisa.

Antes que me dirá cuenta mis piernas empezaron a temblar hasta el punto que llegue al mejor orgasmo de mi vida.

—Alexander...—gimo acariciando su cabello.

Mi cuerpo tembloroso se detiene, pero Alexander no se detuvo. Continuó lamiendo, solo que estaba vez lo hacía con mayor fuerza. Pasó uno de sus manos por mi pierna para agarrarla y evitar que me moviera, me pasó la otra mano por la cintura para acercarme aún más a él y seguir con su juego.

—Eres mía, solamente mía —susurro con un tono agresivo y oscuro.

En eso escucho el timbre de casa y a los segundos pude escuchar la voz de mi asistenta que traía mis vestidos.

Con rapidez veo como se levanta para empezar a desabrochar su cinturón y se deshizo de su pantalón y de su ropa interior.

Me tomo del brazo y me levanto de la silla para colocarme encima de la mesa, sin antes quitarme mi vestido y tirarlo al suelo. Su miembro rozó con mi entrada haciendo que gimiera y Sin piedad me penetro. Se me escapa un grito, ante el gran tamaño de su miembro.

—Joder..hay.. alguien en la puerta —jadeo mientras escuchaba los insistentes golpes a la puerta.

—Que no te importa...—gruño uniendo sus labios con los míos —. Concéntrate en nosotros.

Rodeó su torso desnudo con mis brazos y muevo mis caderas al ritmo que el marcaba. No podía dejar de gemir de placer.

Escucho el ruido de los platos estallar contra el suelo, pero eso no detenido los movimientos de Alexander, solamente me recolocó en la mesa para tener mejor acceso en mí. Él me sujeto de los brazos y me los sostuvo por encima de la cabeza.

Siento como el orgasmo está por venir haciendo que nuestros movimientos sean más rápidos está el punto de estallar de éxtasis y él se dejó venir.

Los fuertes brazos de Alexander me sostuvieron con firmeza mientras yo me recuperaba del orgasmo.

—Tengo que atender la puerta —murmuro sin aliento, separando mi cuerpo del suyo.

—Primero hay que vestirnos y arreglar este desastre —señalo todos los platos rotos que estaban en el suelo.

—Ethan debe estar despierto por el ruido —digo consiente. Seguro escuchó todo.

***

Después de cambiarnos con apuro  y limpiar un poco, fui con nervios a la puerta, para recibir mis vestidos con vergüenza de que haya escuchado algo.

Solo recibí y de un golpe volví a cerrar la puerta...no quiero un interrogatorio.

Dejo los vestidos tendidos en los muebles y mirarlos con detenimiento, en eso escucho la risita de Ethan haciendo que voltee a verlo.

—Desperté...—dice abriendo sus bracitos.

Dejo que me abrace mientras mira a Alexander de reojo.

—Está cosa pesa mucho —Alexander se queja.

—Ethan, se llama Ethan —le corrijo quitándole a Ethan.

Ethan mira con enojo a Alexander y sin previo aviso le tiró en lapazo en la mejilla. Me río con fuerza al ver la cara sorprendía de Alexander, Ethan ríe conmigo.

—Niño insolente —dice entre dientes.

Ethan le hace una rara mueca al escuchar su comentario para luego mirarme con unos ojitos preocupados.

—Hermanita, cuando dormía escuche unos gritos tuyos. Gritabas el nombre de ese hombre... acaso, ¿te lastimo? —pregunto preocupado.

Mis ojos se abren como plato al escucharlo, le doy una mirada de ayuda Alexander, pero él solamente se ríe.

—Es que..yo..mm...—me quedó sin palabras.

—A tu hermanita se le acalambró su pierna y yo le ayudé a calmar su dolor —anuncio mirando con una sonrisa traviesa.

Ethan sonríe con felicidad al escucharlo.

—Si le duele otra vez la pierna la ayudas, ¿De acuerdo?

—Con gusto la ayudaré —Alexander dice entre risas.

Esto me está poniendo un poquito tensa.

—Ethan ve a jugar con tus juguetitos, necesito hablar con Alexander y prepárate porque Preston vendar a cuidarte —anuncio.

Bajo a Ethan de mis brazos para dejarlo en el suelo dónde había algunos juguetes tirados.

—Me iré a aprobar los vestidos.

Me voy probando tres vestidos y ninguno me convence y solo me queda un vestido.

Cuando me coloco el último vestido me doy una mirada en mi gran espejo de mi habitación. Era de color rojo sangre y en la parte de mi abdomen tenía como un corset haciendo que mis curvas sean aún más visibles y ni hablar de la linda abertura al costado de mi pierna.

Cuando salgo de mi habitación dejó caer mi pequeño bolso que sostenía, Alexander estaba con un traje de color negro que hacía lucir sus muy hipnotizantes ojos azules y su despeinado cabello rubio.

—Sé que me veo muy bien —dice arrogante.

—Eres un creído —bufo.

—Pero es verdad. Soy muy atractivo, todas las chicas quieren que salga con ellas, quieren que les complazca con mi cuerpo, pero tú eres la afortunada de tenerme.

Soy creída y toda esa mierda, pero Alexander es mucho peor que yo.

—No pienso discutir —finjo una sonrisa para luego pasar de largo.

Cuando llegamos a la primera planta encontramos a Ethan viendo sus caricaturas y tomando su juguito. Que adorable.

—Te vez como Jessica rabbit —Ethan dice con asombro.

Me sonrojo ante su tierno comentario.

—Concuerdo con el niño —Alexander me mira de pies a cabeza.

—Gracias por sus halagadores comentarios —digo tomando asiento en el sofá.

Son las 9:40pm y Preston todavía no aparece, él siempre habla sobre lo importante de ser puntual y esas cosas.

Cuánto estaba por llamarlo el timbre suena haciendo que vaya a ver.

Era Preston, traía consigo una bolsa de dulces y en su otra mano tenía una linda rosa.

—Esto es para ti, Rampuzel —dice entregándome la flor.

Mi corazón da un brinco al recibir la linda rosa.

—No es muy costosa, pero como dicen <<la intención es lo que importa>>

—Es muy linda, Preston —murmuro con felicidad.

—Te vez muy linda y ese anillo hace un estupendo juego con tu vestido —cuando estaba por hablar, la fría mano de Alexander me sostiene con fuerza de mis hombros haciéndome sobresaltar.

—¿Qué tanto hablan? —pregunto con un tono amenazante.

Preston tensa la mandíbula ante la presencia de Alexander, pero se calma para luego sonreír.

—No soy ese tipo de hombre que le gusta la violencia, pero si no empiezas aflojar tu agarre a Alessandra te partiré la cara —le advierto mirando las manos de Alexander que me sostenía dolorosamente de mis hombros.

Sin previo aviso me suelta para salir disparado hacia las afueras de la casa... Seguro va en busca de su coche.

Suspiro estresa ante el comportamiento agresivo de Alexander.

—No diré nada, pero si sigues con él puede que un día de estos él mismo te mate por celos —Preston me acaricia mis hombros adoloridos.

—Me tengo que ir...—cambio de tema.

—No olvides de hacer lo que te dije.

Hay cosas que olvide contarles. Bueno, pongamos así; Preston me dejo un seguro de vida. Antes de tomar mi ducha relajante, llame a Preston y le conté todo.

Un dato: Preston es un genio en fabricar todo tipo de armas o explosivos.

Me pido la dirección del lugar y hizo de las suyas para instalar cosas que pueden salvar mi vida y de Alexander.

Esto es una casería.

Por lo que puede investigar en la fiesta asistirán la gente más peligrosa. Que mejor que acabar de todos en un solo movimiento.

Yo asiento y Le doy un beso en la mejilla para luego darle la espalda y caminar hacia el auto de Alexander que acaba de llegar.

Qué carajo estoy haciendo con Alexander, el siente mucho por mí y yo estoy tan confundida.

No me gusta tomar en serio a ningún hombre o respetarlos, digo por los hombres juegan con nuestros sentimientos y nos usan como un juguete sexual y lo peor es que la sociedad los aplaude, pero cuando una mujer hace lo mismo es juzgada y denigrada.

***

Me coloco el cinturón de seguridad, siento su mirada intensa posarse en mí, pero la ignoro y dirijo mi vista a la ventana.

No quiero hablar o pelear con el... Estoy cansada.

Esta noche será larga y quiero descansar mi mente por un segundo.

Lo miro de reojo mientras conducía con seriedad; siempre tiene que arruinar todo con sus celos. Con un sentimiento extraño dirijo mi vista al anillo que posaba en uno de mis dedos.

Empiezo a jugar con el mientras sentía la mirada de Alexander. ¿Me lo quito?

—No pienses en quitártelo —dice de repente.

—No eres nadie para decirme que tengo que hacer y si quiero quitármelo lo haré y ya —admito encogiéndome de hombros.

Alexander conduce con una sola mano para llevar con intensión su mano libre a mi cabello, pero de un solo movimiento le agarro la muñeca.

—No estoy de humor para tus caricias manipuladoras  —le advirtió tirando su mano con brusquedad.

Él tensa su mandíbula y sus puños se aferran en el volante tanto que pienso que termina rompiéndolo.

—No puedes controlarme o hacerme una escena de celos porque no soy ese tipo de mujer que se deja humillar o con unas lindas palabras de su hombre lo disculpa, yo no olvido nada mételo en la cabeza —anuncio.

Alexander se quedó callo y prefirió conducir.

***

Después de unas horas llegamos a nuestro destino, que por cierto me dejó con la boca abierta. Era una gran mansión dónde había como cinco fuentes gigantes de agua y la música que resonaba con fuerza.

Esta fiesta se notaba que era de mafiosos, cada detalle que tenía debería valer millones.

Nos bajamos del coche a la misma vez para luego mirarnos con seriedad.

—Está noche será intensa —anunció.

Ambos empezamos a caminar por el camino de piedras que nos dirigía hacia la gran puerta de la mansión, cuando llegamos unos grandes señores nos detuvieron y nos miraron de arriba abajo.

—Invitación —dice con un tonito que no me gusta.

Alexander estaba por responderle, pero lo detengo.

—No sé quién eres, pero seguro no eres nadie comparado a mí, así que hasta aun costado y déjame pasar o tendrás problemas —le ordenó con enojo.

Cómo odio a estos tipos que se creen algo que no son.

—Claro...—el hombre dice entre dientes.

Al momento de entrar observo a todas las parejas que bailan al ritmo de la música, obvio que algunas parejas estaban hablando entre ellas mientras fingían una sonrisa. Cuando notaron nuestra presencia muchos de ellos dirigieron su vista hacia nosotros, sus miradas tenían una combinación de sorpresa y envidia.

—Adoro tener la atención de todos, pero en este momento me enoja —ruedo los ojos.

—Deberías sentir miedo, destripadora —replico dirigiendo su mirada a mí.

—¿Por qué? —pregunto con confusión.

—Todas estas personas son del mismo círculo de mi padre y eso significa que son muy peligrosos.

—Cuando me enojo puedo ser mucho más peligrosa que toda esta gente —admito poniendo frente a él —. Finjamos que estamos bien y baila conmigo.

El asiente sin emoción para de un solo movimiento agarrarme de mi mano para llevarme a la pista de baile.

Levanta mi mano y la une con la de él, con su mano libre me sostiene de la cintura. Luego me da una vuelta y entonces suelto un quejido de sorpresa cuando mi cuerpo choco con su pecho.

Mientras bailábamos admiro a todas las demás parejas que bailan, pero ladeo mi cabeza al ver una melena rubia a lo lejos... Yo conozco esos cabellos rubios.

Alexander me da otra vuelta, me suelta. Casi chillo de la sorpresa, pero no necesito recuperarme, ya que Pablo estuvo ahí para atraparme. Retoma hábilmente el baile.

Busco con la mirada a Alexander, pero no estaba. ¿Qué paso?

—¿Qué acaba de pasar? —pregunto sin creer lo que acaba de pasar.

—Solo baila conmigo y no te preocupes por nada —ordeno.

Donde cojones se metió, Alexander.

Esta noche será un desastre y uno de nosotros terminará mal.


¿Qué les pareció el capítulo?

¿les gustan los capítulos largos o cortos?

ese anillo que Alexander le regaló de Alessandra es superior.

Se viene los amores épicos de Alessandra y Alexander.

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