Michael
Llegamos a su departamento en cosa de segundos, pegué un rápido vistazo alrededor del lugar y luego dije:
— Es mucho más pequeño que tu antiguo departamento
— Si, pero se está bien. Me gusta el lugar. – dice acercándose a mí.
Parece un león a punto de comer, me mira con una sonrisa perversa en su cara y eso me encanta.
— Tenemos que hablar – le digo mientras veo como se quita el vestido.
— Lo haremos – susurra contra mis labios – te lo prometo, hablaremos de todo, hasta resolver cada detalle.
Se pone de puntillas y me besa, mi boca responde, reclamando la suya con mi lengua haciéndola gemir. Mis manos rodean su espalda levantándola del suelo para que enrede sus piernas en mi espalda. Con sus manos juega con mi pantalón logrando abrirlo, desesperado me balanceo dentro de ella haciéndola gemir más fuerte, me muevo dentro de ella desesperado tratando de transmitir mi necesidad por ella, mi amor era ilimitado por ella.
— Michael – respira contra mis labios, haciendo que cada nervio de mi cuerpo cobre vida – te amo.
— Dilo otra vez – me inclino hacia atrás para ver como su boca formaba la palabra que quería escuchar.
— Te amo – dice una vez más, mis ojos se encuentran con los de ella mientras se lanza una vez a mi boca.
Amy se balancea sobre mi moviéndose arriba y hacia abajo por mi dolorosa longitud, ella estaba completamente preparada para mí.
Ella me deseaba a mí, a Michael
A nadie más, solo a mí.
A Michael Cavill.
— Michael – suspira con las manos cerradas en puños en mi camiseta – por favor...
Oírla decir mi nombre, escucharla suplicar... lo sabía ella se había instalado en mi alma, sabía que haría cualquier cosa que ella me pidiera, cuando se trataba de ella era completamente débil.
— ¿La habitación? – pregunto tratando de moverme con ella en brazos, pateo mis zapatos y me quito el pantalón de un movimiento.
— La... puerta de... la... derecha – dice jadeando más fuerte
Abro la puerta de una patada y camino con ella hasta dejarla sobre el colchón se acomoda en la almohada quitándose el sostén y abriendo las piernas para mí.
Beso su boca una vez más cuando me meto entre sus piernas su cabeza rueda hacia atrás su boca se abre y hace un sonido gutural que me hace volverme loco.
— Por favor, Michael – dice suplicando nuevamente
— No dejes de decir mi nombre – digo quitándome la camiseta
Ella asintió, mordiéndose el labio mientras yo seguía metiendo mis caderas dentro de ella, intentando aguantar un último momento antes de tomarla. Sabía que una vez que la sintiera, todo terminaría. Probablemente debería haberme avergonzado por lo rápido que me corría cada vez que me hundía en ella, pero no lo hice. Ni la más mínima vergüenza. Ella era todo lo que había soñado, mi proverbial fantasía en forma humana.
Mi boca rozó su cuello, mi lengua dejó un rastro húmedo. Ella se arqueaba más cuanto más bajaba, y cuando llegué a la pesada cresta de su pecho, no pude evitarlo. Chupé su piel con fuerza, desesperado por marcar ese
punto exacto de su cuerpo. Desesperado por marcar cada punto de su cuerpo.
— Michael — gimió ella, retorciéndose mientras yo trabajaba en esa zona perfecta de la piel.
Cuando me retiré, sonreí por lo que había hecho. En mi interior, mi animal interior rugió. Una gran marca roja estaba empezando a florecer en la parte superior de su pecho, y se veía tan jodidamente perfecta en ella, que quise darle al otro una marca a juego.
Amy desesperada me empuja a la cama quedando sobre mí.
— No es momento de jugar – dice mientras se acomoda sobre mi polla.
Hecha su cabeza hacia atrás abriendo la boca, meto mi dedo en su boca y comienza a chuparlo como si fuera un caramelo.
Se balancea arriba abajo haciendo que mis caderas se muevan solas aceptando sus movimientos. Esto podría ser un sueño, esto podría ser un jodido sueño, podría ser la realidad, no importaba. Lo que realmente importaba era que estaba con ella, Amy no dejaba de hacer increíbles sonidos cuando su sexo se contrajo en mi miembro supe que estaba a punto de llegar, acelere mis movimientos haciéndola caer sobre mi pecho mientras susurraba una y otra vez mi nombre.
— Michael – dice jadeando – Michael...
Seguí moviéndome alcanzo mi propia liberación mientras susurra su propio nombre.
— Amy... te amo nena.
— También te amo – dice con su boca en mi cuello.
Amy
El día aún no se acababa y yo estaba completamente agotada, no podía creer lo que estaba viviendo, pensaba que esto era un sueño o en el peor de los casos una pesadilla.
Michael dormía profundamente en mi cama, estaba de estómago con la sabana sobre su trasero, su brazo bajo su cabeza y su boca ligeramente abierta. Lo miraba sin creerme que estuviera aquí, fueron tres meses lejos de esta maravilla humana. Uno de sus ojos azules de abre y sonríe mientras yo me sonrojo de vergüenza de ser pillada mirándolo descaradamente.
— Hola nena – dice acomodándose, pasa su brazo por mi cintura atrayendo hacia él.
— Hola – digo susurrando
— ¿Qué es eso? – dice mientras sus dedos juegan con mi pecho
— ¿Qué cosa? – pregunto gimiendo
— Eso – dice tocando un punto sensible
Gimo de dolor y bajo mis ojos hasta donde está su dedo, una marca roja aparece y gimo más fuerte.
— ¿en serio me marcaste?
— Eres mía – dice sonriendo – solo mía.
— Ok y ¿quién se supone que vera esa marca en mi pecho?
— Tú y yo, y sabremos que fui yo quien te marqué, cada vez que veas esa marca pensaras en mi dentro de ti.
— No es muy difícil que piense en ti – digo siendo honesta – eres en todo lo que pienso últimamente.
— Conozco ese sentimiento – dice – tenemos que hablar, pero...
— Ni se te ocurra, estoy agotada. – digo moviéndome lejos de él.
— ¿Dónde vas? – dice agarrándome.
Me rio mientras trato de patearlo lejos, él toma mi pie y me tira hasta que estoy debajo de su cuerpo, su miembro choco con mi muslo y dejo salir un gemido.
— ¿Cómo puedes estar listo después de cinco rondas? – pregunto mientras su miembro se mueve más cerca de mi entrada
— Esto solo lo haces tú cariño, tú tienes el control absoluto de mi cuerpo.
Mi boca encuentra la suya, nuestras lenguas chocan entre sí como si estuviéramos en una carrera contra el mundo, enrosco mis piernas en su espalda logrando que su miembro entre en mi sexo de un solo empujón. Jadeo y él vuelve a empujar dentro de mí. Esta vez es delicado, se toma su tiempo haciéndome el amor. Como si esta fuera la última vez que estaríamos juntos. Una punzada de terror inunda mi pecho.
— ¿Qué pasa? – dice é acariciando mi cara con sus dedos
— Tengo miedo – digo
— ¿De qué cariño?
— De que esto sea un sueño – digo susurrando, él deja de moverse y me mira serio.
— Eso no pasara caramelito, estoy aquí y no me iré. Esta vez lo prometo, pase lo que pase no me iré. Si quieres mantener esto en secreto así será.
— Lo dices porque no has mirado tu teléfono – digo mientras me rio.
— No, ¿quieres que lo ves ahora mismo? ¿Qué está pasando?
— ¿Digamos que hay un montón de fotos y videos de ti declarando tu amor por mí?
— Jodemeeee – dice tratando de tomar su teléfono – nena, Dios no quería que eso pasara. Lo siento
— No hay por qué, si estaba vez estaremos juntos quiero que todo el mundo lo sepa. Quiero que todos sepas que te amo.
— Cariño, me haces él hombre más feliz del mundo. Si hay algo que quiero hacer es gritarle al mundo entero que te amo.
Continua sus movimientos haciendo gritar su nombre una y otra vez, dos orgasmos después caigo rendida entre sus brazos.