Parte 30

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Michael

Eran las tres de la mañana y Amy aun no regresaba a casa, estaba nervioso y preocupado. Me había dicho que estaría a medianoche aquí.

Comencé a enviarle mensajes los cuales no le llegaban, decidí llamar por teléfono. Lo hice al menos unas diez veces y no obtuve respuesta.

— Quizás ya viene en camino – dijo Sara mientras se sentaba a mi lado.

— Siento que algo no está bien.

— ¿y si llamas a Isidora?

No lo había pensado, tomo mi teléfono nuevamente y marco su número, la llamo al menos tres veces hasta que por fin responde.

— Michael han atacado a Amy en el baño – dice llorando

— ¿Qué? – grito poniéndome de pie - ¿Dónde demonios están?

— Estamos en el hospital

— Voy para allá. – digo y cuelgo, mirando a Sara.

No sé qué cara tendré por ella no pregunta nada solo dice:

— Ve, yo me quedare con Michelle.

— Gracias – digo mientras tomo las llaves de mi auto y me largo al hospital.

no mire los semáforos, solo pase como si tuviera el demonio dentro, quien le haya hecho esto a Amy me lo pagaría muy caro.

Cuando llego al hospital veo a las amigas de Amy en la sala de emergencia.

— ¿Por qué demonios no me llamaste antes? – inquiero llegando al lado de Isidora

— No podía hacerlo, estuvimos buscando a Amy por todos lados hasta que una chica llego gritando que algo pasaba en el baño. En ese momento me imagine a Amy y ahí estaba, tirada en el suelo y llena de sangre – dice llorando – cuando pudimos salir de ahí solo me importo llegar al hospital.

— ¿Dónde está ella?

— Están atendiéndola, estamos esperando a saber de ella.

Me alejo de ellas y camina a recepción queriendo saber que está pasando.

— Buenas noches ¿puedo ayudarlo en algo? – dice la recepcionista mirándome con cara de enamorada}

— Necesito información de mi esposa – digo mirándola con desdén – Amy Miller

— Un momento – dice mientras teclea algo en el computador

— La señora Miller está en urgencias en estos momentos, los médicos la están revisando

— ¿Cómo esta ella? – pregunto preocupado

— Realmente la vi muy mal cuando la ingresaron, su rostro estaba lleno de sangre.

— ¿puedo entrar a verla?

— Aun no, pero pronto saldrá el médico, le diré que usted está aquí.

— Gracias – digo volviendo con sus amigas

Esperamos unos minutos hasta que el médico sale, nos ponemos de pie mientras el camino hasta nosotros.

— Familiares de Amy Miller – dice mirando una carpeta

— Nosotras somos sus amigas – dice Isidora – él es su marido

Dice apuntando hacia mí.

— Buenas noches, soy el doctor González.

— ¿Cómo está mi esposa? – digo preocupado

Enamorando al ENEMIGODonde viven las historias. Descúbrelo ahora