Heridas de guerra | Bucky Bar...

By LauReckett

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Cuando te pierdes diez años de tu propia vida, solo quieres salir y vivirla sin tapujos. Lamentablemente la... More

Playlist, aviso y advertencia de contenido.
Capítulo 1 ~ La abuela Peggy.
Capítulo 2 ~ 10 años perdidos en 10 segundos.
Capítulo 3 ~ Había una vez en un bunker.
Capítulo 4 ~ Si me llevas al cielo yo te arrastro al infierno.
Capítulo 5 ~ Fury no puede saber que visito a Romanoff.
Capítulo 6 ~ No te atrevas a confundirme con Peggy.
Capítulo 7 ~ Gracias por cuidarme Nick.
Capítulo 8 ~ Placer culpable por las Carter.
Capítulo 9 ~ Todos los que intentan cuidarme terminan muertos.
Capítulo 10 ~ Follame y ayúdame a olvidar todo lo que pasó🔞.
Capítulo 11 ~ Bienvenido al infierno capitán Rogers🔞.
Capítulo 12 ~ Los trágicos amantes de los 40.
Capítulo 13 ~ No me obligues a visitarla.
Capítulo 14 ~ Aunque estés consciente, sigues siendo una inconsciente.
Capítulo 15 ~ ¿Quién diablos es Bucky?.
Capítulo 16 ~ No quiero matarla.
Capítulo 17 ~ Shield no es lo que creíamos.
Capítulo 18 ~ Al menos puedo tener justicia.
Capítulo 19 ~ ¿Te casarías conmigo?.
Capítulo 20 ~ Señora Barnes.
Capítulo 21 ~ Unidos en cuerpo y alma🔞.
Capítulo 22 ~ Follar sin culpa🔞.
Capítulo 23 ~ Le jodiste la vida a mi amiga.
Capítulo 24 ~ Despertando al soldado del invierno🔞.
Capítulo 25 ~ Bienvenida al infierno Devushka🔞.
Capítulo 26 ~ Eres libre🔞.
ESPECIAL NAVIDAD ~ Un collar, un anillo, una promesa y una canción.
Capítulo 27 ~ El tiempo pasa, pero las cosas no cambian.
Capítulo 28 ~ ¿Creíste que eras la única que quería venganza?🔞.
Capítulo 29 ~ Ya no te necesito.
Capítulo 30 ~ Nunca te pedí un polvo de despedida.
Capítulo 31 ~ 3 años marcan la diferencia.
Capítulo 32 ~ Las damas de Madripoor.
Capítulo 33 ~ Los lazos son más fuertes.
Capítulo 34 ~ La fiesta de la discordia y de los nuevos amores.
Capítulo 35 ~ Solo lo hago por Emma.
Capítulo 36 ~ Volverte a tener🔞.
Capítulo 37 ~ El cuadro de la discordia.
Capítulo 38 ~ Team Renegados.
Capítulo 39 ~ Morgan Blake.
Capítulo 40 ~ Los juegos de la noche rusa.
Capítulo 41 ~ Mi pequeño rayito de sol.
Capítulo 42 ~ Pacto de paz.
Capítulo 43 ~ Secretos y mentiras.
Capítulo 45 ~ Cuatro caras y una moneda. [parte 2]
ESPECIAL EMMA BARNES ~ Cartas a papá.
Capítulo 46 ~ Vestiditos florales y llamadas especiales.
Capítulo 47 ~ En las filas del enemigo.
Capítulo 48 ~ Posdata: Te amo papá.
Capítulo 49 ~ Ave fénix.
Capítulo 50 ~ Cállate y bésame🔞.
Capítulo 51 ~ Bienvenida a Shield.
Capítulo 52 ~ El legado de las Carter.
Capítulo 53 ~ Larga vida al presidente.
Capítulo 54 ~ El farsante.
Capítulo 55 ~ La reina de las traiciones.
Aviso "Los 7 pecados de Alice"

Capítulo 44 ~ Cuatro caras y una moneda. [Parte 1]

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By LauReckett

Maggie

Ahí estaba, frente a mi supuesto enemigo que decidí ayudar hace algo más de un año. Por la justa razón, de que parte de redimirse, era contarme toda la verdad.

Y cuando digo toda, es toda la verdad...

20 de mayo del 2023. Hace dos años.

La magnitud del momento me colapsaba. Hace casi 5 meses había tenido a mi hija y dos meses después, había vuelto a la ciudad para trabajar. Así era la vida aquí, ninguna podía ausentarse mucho. Todavía no ganábamos el poder suficiente para hacer lo que quisiéramos, así que la que se iba, perdía, justo como en la guerra.

Yo ya había combatido demasiadas guerras, así que sabía perfectamente lo que tenía que hacer. Ganarme este puto país, para que el día de mañana fuese una fortaleza para mi hija.

Luchaba día a día para convertirme en la madre que se merecía. Ya no podía ser la chica que le gustaba ser protegida por un supersoldado con heridas de guerra. Ahora yo debía convertirme en la que se paraba en primera línea y defendía a los suyos. Porque al final del día, solo me tenía a mi y a ella.

Ella, mi pequeña de 5 meses que aún no tenía un nombre propio. Con Nat y Sharon buscamos, pero ninguno lograba convencerme. Quería algo especial, que reflejara el ángel que desbordaba apenas la mirabas a los ojos.

Me sentía tan mala madre, casi 5 meses y mi hija aún no tenía nombre. Solo era llamada con apodos como "pequeña" o "princesa". Ansiaba encontrarle uno, pero mi cabeza no ayudaba.

Estaba en la oficina que compartía con Loki, por mientras terminaban de construir nuestro nuevo edificio. El pase que nos brindaría el poder del país.

Mi pequeña seguía inquieta y la amamantaba mientras terminaba de revisar los proyectos de algunas armas nuevas que estábamos creando con Bruce.

— Maggie... Yo sé que te encanta ser una mamá cool, pero no puedes tenerla ahí, mientras revisas tu trabajo. – escucho como Loki ríe por lo bajo y me rasco los ojos. Amamantar si que me da sueño.

— ¿Ahí donde? – digo para molestarlo. 

— Ahí, pegada en tu bub-, sen-, ahí, justo ahí. – dice, señalando mi seno y río por lo bajo, mientras él niega con la cabeza. 

— Se llama costumbre Loki, además, todavía no siento que haya terminado. – digo, sacando a flote lo primeriza que soy en esto de la maternidad.

— Oh, claro que terminó. Si lleva casi 1 hora y media ahí. – dice, acercándose. Separo mi seno de mi pequeña y lo vuelvo a poner en su posición. – deja que mami trabaje tranquila pequeñina. – la toma y comienza a pasearla por la oficina.

— ¿De verdad no te molesta? – le pregunto muy cohibida y el niega con su cabeza, sin dejar de moverla. A veces veo como la levanta y mi hija ríe ante las caras raras que le hace.

— La verdad, es que odio a los niños, pero no puedo evitar hacer una excepción con ella. – dice y la vuelve a levantar, soltando las risas de mi pequeña. – solo mírala, no podría negarme a nada.

Me quedo mirándolo por unos segundos de más y mi corazón se aprieta cuando pienso que otro hombre es el que debería hacer eso con ella. El mismo que se pierde las risas que ella le brinda a alguien más.

Pero no puedo llegar y decirle, "Hey, tenemos una hija, así que tendrás que meterte por el culo tu puta libertad". En su momento no pude decirle que estaba embarazada, simplemente porque la palabra "libertad" y "embarazo", eran antónimos e incompatibles. 

Él quería arrancar y un embarazo lo hubiese obligado a quedarse. No podía darle la libertad en la palma de las manos y luego quitársela. No me lo hubiese perdonado nunca.

— Si, tienes que dejar a mami hacer su trabajo. – escucho como habla con una voz más dulce y no puedo evitar desconcentrarme. Nunca lo había escuchado hablar así. – no me mire así señorita, mire que sus cachetitos no funcionan conmigo... bueno, funcionan un poco.

— Loki, ¿Podrías adularla, pero más despacio? – digo entre risas y asiente, haciéndome señas de que va a callarse.

— Creo que mami nos dio una reprimenda. – dice y mi hija vuelve a reír.

Así estuvieron casi por una hora, hasta que terminé de ultimar los detalles de las nuevas armas que crearíamos.

Loki tenía que volver al trabajo, así que tomé a mi hija de nuevo y le agradecí de que me diera ese espacio para revisar los proyectos. Me había salvado en serio.

Cierro nuestra oficina y camino por los pasillos del viejo edificio que compró Sharon, cuando llegó a Madripoor. En su momento nos ayudó, pero si queremos subir la categoría, necesitamos uno con la tecnología adecuada.

Llego a la zona de los estacionamientos y subo a mi hija en su silla de auto. No suelo quedarme demasiado tiempo, más si la tengo que traer conmigo.

Estas ultimas semanas, termina la construcción de nuestro nuevo edificio y de nuestra casa que forjamos en conjunto. Por ahora, cada uno vive en sus respectivas viviendas. La mía, queda afuera de la ciudad, una casa de campo con vista al lago, que compré por la tranquilidad que nos brindaba.

El camino no es largo, por lo menos no más de 15 minutos. Pero por aquí no suele venir nadie, ni tampoco hay vecinos relativamente cerca. Es el lugar perfecto para que una pequeña pueda crecer y divertirse, sin sentir la presión de vivir en un país sin jurisdicción.

Bajo del automóvil y saco a mi pequeña de la silla de bebé. Tomo nuestros bolsos y camino hacia la entrada.

Mi hipersensibilidad hace que a veces vea personas en donde no hay nadie. Pero siempre suelo estar protegida y llevo mi mano hacia mi muslo cuando siento que alguien me viene siguiendo hacia la entrada. Sentí ojos en mi espalda casi en todo el camino.

Me volteo, pero no hay nadie, así que vuelvo a enfundar mi arma y río para mis adentros al darme cuenta de que apunté mientras tenía a mi hija en brazos.

5 minutos después de acomodar todo, estoy viendo en la televisión, esos dibujos animados que a mi no me causan gracia, pero mi hija los ama.

— ¿Amanda?, ¿Emily? – le digo para ver si veo un atisbo de felicidad, pero no hace nada, sigue pegada en la televisión. – dios, estoy loca si pienso que obtendré respuesta. – digo para mi y me pongo en alerta cuando escucho el timbre.

Miro por las ventanas colindantes para ver si hay más de una persona, pero no... solo es una, que no puedo reconocer porque viene encubierto con un jockey deportivo y lentes de sol, además de un polerón deportivo que lo cubre por completo.

— Okey pequeña, vas a quedarte aquí, porque mami tiene que espantar a un desconocido. – digo, dejándola en la cuna y ella ríe en el camino.

Tomo el arma que dejé en la mesita de la sala y camino hacia la puerta. Apenas la abro, apunto al tipo que está en la entrada. Pero me quedo sin aliento cuando le veo el rostro.

— ¿Steve?...

— Maggie... Por fin te encontré. – dice, sacándose los lentes y me pongo más alerta.

— ¿Cómo sabes que estoy aquí?, ¿Quién mierda te lo dijo? – digo, sin soltar mi arma.

— ¿Podrías bajar esa arma?, no voy a hacerte daño Maggie.

Lo pienso, pero no desisto, sigo con mi arma en alto y suelta un suspiro largo antes de volver a hablar.

— Te seguí desde las oficinas... Y supe que vivías en este lugar, por contactos cercanos. Además, supuse que estarías aquí, porque es un país sin jurisdicción. Por eso no fue difícil entrar.

Esto era lo malo de vivir aquí, como todavía no teníamos el control del país, todo el que quería podía entrar y hacer lo que quisiese. Hoy eso me jugaba en contra, muy en contra.

— ¿Qué es lo que quieres?, ¿Vienes aquí, después de que me traicionaste más de una vez?

— Maggie, por favor baja el arma...

— Margaret para ti... Total, ya no puedes confundirte, ahora soy la única viva que lleva el nombre. – digo sarcásticamente y se tensa.

— Margaret... Por favor, baja el arma.

No le presto atención, porque pierdo toda la cordura cuando escucho a mi pequeña llorar y entro inmediatamente, sin siquiera percatarme que ese tipo todavía está en la entrada. Sé que para muchas madres es normal que sus hijos lloren, pero cuando nació, me prometí que lloraría lo menos posible y siempre estaría ahí para ella.

— Ven mi amor... mami está aquí y todo saldrá bien. – la saco de la cuna y la acurruco en mi pecho. – mami nunca se irá de tu lado...

Ni siquiera me inmuto cuando lo veo parado en la entrada, con las manos en los bolsillos, completamente anonadado por la escena que está viendo.  

— ¿Es hija de J-

— Si. – respondo secamente.

— ¿Cuántos meses tiene? – vuelve a preguntar, cada vez más preocupado.

— Eso a ti no te importa. Ahora sal de aquí. – le digo, prestándole atención a mi hija.

— Margaret... ¿Cuántos meses tiene? – insiste.

— Steve basta...

— Tiene más de cuatro meses, ¿Verdad?.

— Si. – asiento, porque sé que no va a rendirse. – en 7 días cumple 5 meses...

— ¡Mierda! – dice de la nada y lo miro confundida. – ¡Soy un maldito idiota!, ¡Esa maldita zorra me manipuló! – comienza a gritar a diestra y siniestra.

— No sé que mierda te está pasando, pero por favor no grites aquí. – digo y lo veo respirar. – a mi hija no le gustan los gritos.

— Perdóname Maggie... Yo-yo... ¡Oh dios!, no me perdonaré nunca esto. – me sorprende verlo tan susceptible, así que tomo a mi hija y la vuelvo a poner en la cuna, junto con unos juguetes y sus dibujos animados en la televisión.

Cierro la puerta que quedó abierta y enfundo mi arma en mi muslo, cuando le digo que se siente en el sillón colindante.

— Tienes 5 minutos para explicarme que haces aquí y que te está pasando. – digo seriamente y se acomoda para hablar.

— Yo lo obligué Maggie... y pensaba no decirlo nunca, pero no puedo ver que esa pequeña no vive con su-

— ¿De qué estás hablando? – lo detengo. – no sé qué pacto patriarcal hacen entre los amienemigos, pero James me gritó en la cara que quería su libertad... y créeme, fue muy convincente.

— ¡No Maggie, no entiendes nada! – vuelve a decir. – Jemma me daba unas drogas especiales que mandaba a crear en la organización y me mantenía fuera de este mundo. Y yo... yo lo obligué a que te dejara...

— ¿Qué Jemma qué? – le digo, porque esa estúpida a la fecha, sigue interfiriendo en mis planes.

— Eso no importa Maggie, no ahora... ¡¡No entiendes que mi egoísmo alejó a tú hija de su padre!! – me grita y por fin caigo en lo que me dice.

— ¿Qué hiciste Steve?

— ¡Soy un jodido idiota!, ¡Me dejé manipular por esa mujer! – vuelve a decir. – por eso es que te necesito... necesito que me ayudes a sacarme esto que no me deja vivir...

Dejo que respire, porque está muy afectado. Como si él hubiese resuelto sus enigmas, pero de paso, me llenó de ellos.

— Está bien... pero primero necesito que me expliques lo que me dijiste antes. ¿Qué le dijiste a James? – digo y una electricidad recorre por mi cuerpo, al volver a decir su nombre después de mucho tiempo.

Lo vi tomar el aliento para decírmelo, para confesarme eso que mantenía escondido.

— Le dije que, si no te dejaba, le contaría la verdad con respecto al asesinato de tus padres... – dice y miro para otro lado, así puedo retener mis lágrimas. – y, además, Jemma me dijo que lo chantajeara con los tuyos. Si no te dejaba... Sam y María serían procesados.

— ¿Qué tiene que ver él con mis padres? – digo, pero me callo al instante, cuando las piezas del rompecabezas comienzan a unirse. – El soldado los mató, ¿verdad?

Pregunto y asiente, porque ya no le sale la voz.

— ¡¡Mierda!! – grito, porque es algo que no me esperaba. – ¡¡Maldito idiota manipulable!! – vuelvo a decir y Steve me mira confundido. – siempre supuse que el soldado los asesinó y esa fue una de las razones por las que lo ayudé.

Llevo mis manos a la cabeza y me paseo como sin saber que hacer, pero me quedo helada cuando veo a Steve, pidiéndome perdón de rodillas.

— Magg-Margaret... Yo sé que cometí muchos errores y no te pido que me perdones. – dice y algo en mi pecho surge al verlo tan susceptible. – solo te pido que me ayudes, como yo lo hice por ti una vez...

— Steve... yo no sé si pueda. Digo, es difícil controlar una adicción, más si es de un componente desconocido.

— Princesa... tú lo lograste con él. Le sacaste eso que tenía dentro... sé que ahora podrás hacerlo por mí...

— Steve...

— Por favor Maggie... Hazlo por mí. Por el cariño que alguna vez nos tuvimos y por las veces en las que te protegí. – dice y por mi mente pasan todas las veces en las que me salvó de morir, comportándose como un verdadero héroe.

— Será un proceso difícil...

— ¿Recuerdas cuando me dijiste que por favor te cuidara para que no te metieran al búnker de nuevo? – dice y asiento. – bueno, ahora yo te pido que me ayudes... ayúdame princesa, solo tú puedes sacarme esta adicción que me está comiendo...

— Steve, levántate por favor... – lo tomo del brazo y lo ayudo a sentarse en el sillón más grande, sentándome a su lado. Su mano se enlaza a la mía y aunque siento incomodidad, no la saco, porque él si estuvo para mi cuando más lo necesité.

— Yo sé que fui un idiota y que no me merezco tu ayuda... pero quiero cambiar... esta vez por mí, solo por mi...

Lo miro fijamente por unos segundos. Nunca lo había visto tan susceptible. Sé que será difícil limpiarlo de esa droga con la que Jemma lo medicaba, pero conozco a una amiga que podrá ayudarme con esto.

No puedo dejarlo solo. No cuando él fue el encargado de sacarme de ese búnker en el que iba a podrirme. Le debía una y hoy saldaré mi deuda.

— Está bien... – digo y por fin lo veo sonreír. – será difícil y necesitaré ayuda, pero sé que te debo una.

Lo veo respirar profundamente, mientras se limpia las lágrimas con la manga de su polerón.

— No estoy bien Maggie... – solloza y me tenso cuando se acerca y me abraza. – yo-yo no supe volver a un mundo nuevo... y me odio por hacer que tú sufrieras las consecuencias de mis actos...

— ¿Tienes dónde quedarte? – le pregunto y niega con la cabeza. – está bien... tengo un pequeño laboratorio a unos minutos de la ciudad. Tiene la fachada de una cabaña parecida a esta y puedes quedarte ahí por un tiempo. – digo y separa nuestro abrazo al ver mi incomodidad.

Mi hija comienza a balbucear y Steve centra su atención en ella. La mira y sé que ve lo mismo que veo yo... el enorme parecido con su padre.

— Es igual a James... – dice, con agonía. Además de las lágrimas que se escapan por sus mejillas. – tiene su mismo color de ojos...

— Es muy parecida a él... en todo sentido...

— Él de verdad siente algo por ti Maggie. – dice y trato de evadir sus palabras. – estoy seguro de que ahora que desaparecí, volverá por ti.

Me volteo al escuchar lo que dice. Digo, en cierto sentido tiene razón, James podría volver, ya que Steve no sería impedimento para él.

— ¿Cómo se llama? – pregunta, sacándome de mis pensamientos.

— No tiene nombre... – digo, avergonzada y el me mira confundido. – no es que no quiera ponerle un nombre, es solo que ninguno me gusta...

Lo veo acercarse a la cuna lentamente, para mirarla de cerca, pero con cierta distancia, pues sabe que ya nada será como antes.

— Emma...

— ¿Disculpa?

— A James le encantaba ese nombre... Cuando éramos niños siempre solía decir que el nombre Emma era muy hermoso. Además, tiene cara de Emma. – dice con una sonrisa y me siento rara cuando pienso que es el nombre perfecto. – pero estoy seguro de que ahora, su nombre favorito es Margaret. – vuelve a hablar y me hubiese encantado que se callara en lo anterior.

Me acerco a la cuna y la tomo en brazos. Su cabello rubio que casi ni se dilucida y sus ojos azules que siempre están felices, me chocan, porque no pensé que se pareciera tanto a él.

— Hola Emma... – digo y sonríe al instante. Por primera vez le presta atención a un nombre que le digo.

— Creo que le gusta... – dice y le sonrío por inercia.

— Emma... es hermoso. – digo, besando su frente.

Veo como intenta tocarla, pero al final no lo hace. En cambio, me mira, como tratando de decirme la palabra de aliento que ansío escuchar.

— Él volverá por ti... por ustedes. – dice y trato de que las lágrimas no vuelvan a aparecer. – lo conozco, conozco a James... y él lucha por lo que quiere.

Asiento, pero no digo nada más. El destino es el que será el encargado de decirme si Steve tenía la razón o no.

— ¿Él volvió?. – dice, cambiándome el tema.

Respiro por algunos instantes, no venía a hablar de esto y odio cuando se hace pasar por mi psicólogo. Por algo pago por una.

— Si... pero volvió demasiado tarde. – digo y niega con la cabeza. – no me mires así... llevas más de 1 año desaparecido y ni siquiera se asomó.

— Quizás necesitaba tiempo...

— O quizás su amor no fue suficiente para luchar por mi... – vuelvo a hablar, pero sigue empeñado en dárselas de psicólogo. 

Me mira como esperando que le diga algo más, así que suelto un suspiro y sigo.

— Volvió, pero está trabajando para Shield. – digo y abre los ojos como platos. – lo descubrí hoy. Trabaja para Morgan Blake y su madre, Agnes Kepner...

— ¿Agnes, la nueva encargada de Shield? – dice y asiento. – pero... ¿Sabes por qué lo hizo?

— Me gritó que lo había hecho por mí. Pero su trato era entregar a lady Madripoor por mi libertad y yo-

— Tú eres lady Madripoor... tú, Sharon y Nat. – dice y miro para otro lado.

— No vine a hablar de eso. Quiero que me ayudes a vencer a Shield. Sé que tú tienes la capacidad, los conoces y-

— ¿Ya conoció a Emma? – me interrumpe y pongo los ojos en blanco.

— Steve...

— Maggie...

— Si... pero no aún no sabe que es su hija. – digo y niega con la cabeza. – ¿Qué?, ¡¡no puedes culparme por no saber como decirle que tiene una hija de casi 3 años!!

— Así, como me lo estás diciendo a mí. – dice calmadamente y pienso en la posibilidad de que el tratamiento que estamos haciendo con Shuri lo está volviendo estúpido.

— No es tan fácil y lo sabes...

— Tienes razón... solo era una broma, de mal gusto, lo admito. 

— No tengo cabeza para esto. Necesito un plan para poder pelearle a Shield... sabía cómo trabajaba Jemma, pero no conozco los métodos de Agnes.

— No conocí mucho a Agnes, pero si veía a su hija junto con Jemma. Al parecer eran amigas. – me da información importante y de calidad. Por eso siempre hablo con él de esto. Gran parte de su información fue preponderante para vencer a Simmons. Aunque no estuvo de acuerdo con el final que le di, me ayudó a planearlo.

— ¿Crees que Morgan quiera buscar venganza por Simmons?

— ¿Tú buscarías venganza por tus amigos? – dice y asiento. – ahí tienes la respuesta.

— ¿Y qué hago con James?

— Escúchalo y cuéntale la verdad... toda la verdad. – dice y volteo los ojos. – Maggie, pones tu vida en peligro casi diariamente, mucho más ahora... y estoy seguro de que no querrás que tú hija se quede sola.

Por primera vez lo que me dice me da algo de sentido. No digo nada, solo me levanto y camino hacia donde estacioné mi auto.

— Vendré en unas semanas para seguir con el tratamiento. – digo y asiente. – gracias por el consejo. Por todos los consejos...

— Piensa en lo que te dije. – dice y asiento de malas ganas. – para la próxima, por favor ven con la princesita... la extraño mucho.

— Está bien. – digo y sonríe. – adiós Steve...

— Adiós Maggie. – lo veo despedirse con la mano, cuando subo al auto y vuelvo a la ciudad. Dispuesta a forjar la conversación que debí enlazar hace mucho tiempo. 

¿Se viene o no se viene el momento más esperado por toda la gente que ama el drama del bueno? JSJSJS. 

¿Qué piensan del nuevo Steve?, ¿Le creen, o no le creen una mierda? jsjs.

¿Amamos a Maggie Mamá?, Amamos JSJ.

Nos vemos más pronto de lo que piensan. Les quiero mucho <3.

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