Última vuelta [Daniel Ricciar...

By masmatexfa

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Me enamoré de él siquiera antes de saber lo que es el amor, antes de entender que era amar. Me enamoré sin du... More

Introducción.
Prólogo.
Capítulo 1.
Capítulo 2.
Capítulo 3.
Capítulo 4.
Capítulo 5.
Capítulo 6.
Capítulo 7.
Capítulo 8.
Capítulo 9.
Capítulo 10.
Capítulo 11.
Capítulo 12.
Capítulo 13.
Capítulo 14.
Capítulo 15.
Capítulo 16.
Capítulo 17.
Capítulo 18.
Capítulo 19.
Capítulo 20.
Capítulo 21.
Capítulo 22.
Capítulo 23.
Capítulo 24.
Capítulo 25.
Capítulo 26.
Capítulo 27.
Capítulo 28.
Capítulo 29.
Capítulo 30.
Capítulo 31.
Capítulo 32.
Capítulo 34.
Capítulo 35.
Capítulo 36.
Capítulo 37.
Capítulo 38.
Capítulo 39.
Capítulo 40.
Capítulo 41.
Capítulo 42.
Capítulo 43.
Capítulo 44.
Capítulo 45.
Capítulo 46.
Capítulo 47.
Capítulo 48.
Epílogo.

Capítulo 33.

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By masmatexfa

Acaricio el cabello de mi hijo mientras duerme y miro a Madison que no deja de hablar por teléfono.

-¡Aquí hay café!-Aparece Salem con Roma y Summer detrás de ella hablando.

Pasaron dos horas del accidente de Daniel y lo poco que he sabido fue por Brianna y Alaska, que se encuentra allá, solo sufrió un feo golpe, él siempre fue de frenar más tarde y está vez falló. La idea de ir a Singapur está presente, pero eso sería quizás asustar más a Damon y esa no es mi intención.

-Esta bien, Zak, gracias por llamar...

No fue ni necesario mandar un mensaje que ya tenía a todas las chicas viniendo a mi hogar, cosa que agradezco porque hicieron que mi hijo se distraiga.

-¿Todo bien, cariño?-Le pregunta Sadie a su mejor amiga.

La rubia suspira y se sienta frente a mí.

-Acaba de salir de revisión, está bien, está con una muñequera porque le duele mucho la muñeca izquierda, pero él está bien, Nik...

Creo que es de las primeras vez que lloro, o muestro miedo, delante de tanta gente, pero es que me encuentro aterrada y la simple idea de perder a mi Daniel...

-Hey-Me llama Roma, quien se pone en cuclillas a mi lado-. Mantén la cabeza en positivo, él está bien, Nikova...

Antes de que pueda decir algo, de que pueda ser una bola de nervios y estrés, mi celular suena, rápidamente lo tomo de la mesita de café y atiendo al ver que es una llamada de él.

-¿Sabes lo más loco de Singapur?-Es lo primero que escucho.

-Idiota-Respondo en un hilo de voz.

Dejo a mi hijo recostado sobre el sofá y me levanto para caminar en dirección al patio trasero. Mi labio tiembla y cierro mis ojos mientras escucho su voz.

-Estoy bien, rusita, estoy muy bien, fue un accidente, solo eso, no calculé bien una frenada y...-Suspira, mientras que yo intento ahogar un sollozo con mi mano-, estoy bien, de verdad....

-Damon lo vio todo-Hablo en un hilo de voz-. Por casi un minuto él creyó que su papá no contestaba la radio y...

-¿Quieres que vaya a casa, Rusa?

Levanto la vista y miro el cielo, suspiro y gruño ante los espasmos que tengo por mi anterior llanto.

-Quiero que corras, Daniel, quiero que hagas lo que más amas, pero luego vuelve aquí, ¿Me oyes? Vuelve con nosotros, Damon y yo te necesitamos.

-Fue un accidente feo... Mierda, en serio tuve miedo, pero ahora tengo razones para correr y la idea de que eso pueda afectarnos...

-Antes de nosotros tú corrías, siempre lo hiciste...-Lo interrumpo-, lo haces desde que nosotros éramos pequeños, mi amor-Suspiro y me muerdo la lengua unos segundos-. Déjate de estupideces, no te preocupes, solo vuelve, ¿si?

Escucho su respiración pausada y luego que suspira.

-¿Damon?

-Se durmió hace unos minutos, tuvo un pequeño ataque de pánico por el miedo, pero ya está bien, tranquilo, aquí está todo bien...

Escucho cómo piensa, literalmente. Daniel es el tipo de hombre que gruñe, suspira y jadea cuando se encierra en su mundo para pensar, solo que este último tiempo se dió cuenta que ahora somos un equipo y necesito acompañarlo.

-Deberé hablar con él...

-Sí, hasta quizás deberás prometerle que no lo dejaras solo-Le respondo sentándome en una tumbona.

-También te lo prometo a ti, rusa, no te voy a dejar sola.

-Solo hazlo, no necesito promesas.

Escucho murmullo del otro lado y como él suspira.

-Rusa, ahora mismo iré al hotel y desde ahí te llamaré, ¿si? Te amo.

-Te amo, Danny...

La llamada se corta, mostrando en mi teléfono la pantalla de bloqueo, donde por primera vez veo y soy consciente del número de día que es.

-Mierda...-Murmuro.

°°°

2 de Octubre, 2021.
Londres, Inglaterra.

Mi periodo aún no ha venido y luego del accidente de ayer lo noté. El estómago me duele de los claros nervios que siento, la idea de llamar a mi mamá se hizo presente, pero ella no me contesta el teléfono.

Por lo que cuando veo a Morgan, quien es ginecóloga, sentada frente a mi sonriéndome, mientras una de sus enfermeras me saca sangre, no parece ser la peor opción. Por lo menos aquí se que estoy contenida.

Morgan es el verdadero amor de la vida de Dex, todos lo sabemos, pero también sabemos que él es cobarde y el miedo que tiene por todo muchas veces lo supera.

-¿Cómo está Damon?-Me pregunta, una vez que la enfermera se lleva mi muestra de sangre.

-Preocupado, ahora mira las prácticas con el triple de atención...

Ella suspira.

-Esta con Dex, ¿no?

Asiento con la cabeza.

-Apenas le comenté lo que me esta ocurriendo me dijo que venga contigo y deje a su sobrino junto al mejor tío.

Morgan sonríe divertida, asiente con la cabeza y se acerca a mí.

-Acuéstate que te haré una ecografía.

Mi vello corporal se pone de punta y debo contar hasta diez.

-Tengo miedo-Confieso finalmente.

La posibilidad de ver cómo hay en mi cuerpo un ser pequeño que puede llegar a depender de mí me da miedo, pero también me genera una sensación de calidez.

-Es normal el miedo, lo sabes, ¿no?

No le respondo por lo que posa sus ojos en mí, mientras se sienta en la silla al lado de la camilla y frente a un aparato.

-Tienes una buena edad, tienes un hombre que te ama y un hijo al que has criado tan bien, que confío ciegamente que lo volverás a hacer de la misma forma.

No puedo decir nada que siento cuando me levanta la camiseta que llevo puesta, dejando mi vientre al descubierto, para poner un gel bastante frío.

-A ver...-Murmura mientras mueve el aparato por mi estómago.

Me quiero concentrar en otra cosa, de golpe las pequeñas manchitas en el techo parecen la cosa más interesante del mundo.

-No hay nada, Nik-Me habla la mujer tras un largo silencio.

Sin darme cuenta en qué momento pasó, las lágrimas empiezan a caer por mis sienes hasta perderse en mi cabello, haciéndome dar cuenta que en lo más profundo de mi ser me había ilusionado.

-Eso es bueno, ¿no?-Pregunto más que nada para convencerme de que si.

Morgan me sonríe y corre mi cabello de mi rostro.

-¿Por qué no le dices a tu novio de intentar...?

Suspiro.

-Creo que no es momento, es solo que una parte de mi...

Ella sonríe triste y asiente.

-¿Sabés? Creo que una no se da cuenta que quiere ser madre hasta que no siente un vacío o una desilusión en el alma y en el cuerpo.

Veo sus ojos tristes y no tardo en entender.

-¿Tanto duele?-No puedo evitar preguntar.

-El solo hecho de pensar que no soy la mamá de Thea, que Dexter no se la jugó por mí...-Se muerde el labio inferior y mira el techo, claramente intentando no llorar-, igual soy muy feliz -Vuelve a hablar mirándome e intentando sonar segura-, digo, me casaré con un gran hombre que me quiere y...

Ella hace el intento de mirarme mostrando fortaleza, pero no funciona, ya que tras unos segundos se rompe en llanto, logrando que deba abrazarla.

°°°

3 de Octubre, 2021.
Londres, Inglaterra.

Ayer la qualy fue muy buena, por no decir excelente. Daniel arrancará segundo y algo en mí no puede dejar de hacer ruido, de hacerme tener un sentimiento de esperanza.

-¡Hijo, ya...!

Antes de que termine de llamarlo, Damon aparece en la sala con su gorra, bandera sobre sus hombros y chaqueta de la escudería de su papá.

-¿De verdad?

Él asiente.

-Hoy papá ganará, estoy seguro y preparado...-Afirma mientras se sienta a mi lado en el sofá.

La confianza en Daniel se triplica, mientras vemos cómo la vuelta de formación se termina. Delante de él solo tiene a Max, pero hay algo que me dice que debo confiar.

Cómo siempre antes de una carrera le pido al universo, al karma, a Alá o a Dios que cuiden a mi novio. Suspiro y siento como Damon toma mi mano con fuerza.

Las luces del semáforo se apagan y mi corazón da un vuelco en cuanto el Mclaren de Daniel se mueve y arranca mejor que su competencia. Pareciera que el Red Bull de Verstappen tuviese más poder, pero pongo la manos en el fuego que las ganas y el hambre que tiene mi novio de ganar no se comparan con nada.

-¡Si, papá!-Grita nuestro hijo levantándose del sofá al ver que Daniel llega a la curva primero.

Mis manos tiemblan mientras soy testigo de cómo el neerlandés se pone a su lado, pero el Australiano escapa rápidamente para ponerse primero.

Las vueltas pasan y la sensación de que aún falta para el final se hace presente, pero confío en él. Se que puede.

Los roces, los adelantamientos, los giros, las paradas en box... Todo se siente eterno, pero cuando ves a tu amor, hacer lo que más ama, lograr aquello por lo que tanto trabaja... Realmente creo sentir aunque sea un 10% de lo que siente él, en este momento, me siento cansada pero aliviada, me siento con adrenalina y eso últimos metros de esa última vuelta, la vuelta 61, es cuando recuerdo sus palabras y compruebo que siento lo mismo.

Él me hace sentir en una última vuelta, el anhelo, el amor, las lágrimas... Y todo se centra en este momento, sus largas horas entrenando, sus horas en la fábrica o en el simulador, estudiar los circuitos junto a Damon, los accidentes y sustos. Todo queda aquí en cuanto él pasa la mítica bandera a cuadros, en el momento que mi hijo llora y me abraza con fuerza y repite la hazaña.

-Papá ganó, mami.

Una carcajada histérica brota desde mis labios y abrazo con el triple de fuerza a mi niño.

-¡Lo hizo!-Chillo entre lágrimas-. ¡Hijo, ganó!

Damon y yo nos abrazamos y escuchamos su radio, su emoción.

-En el fondo, sabía que esto iba a pasar-Se lo escucha-. Así que gracias, gracias por apoyarme, y para cualquiera que pensara que me fui... nunca me fui. Solo me hice a un lado por un tiempo. Gracias chicos-Se escucha su risa y su suspiro-. Y... Esto es una locura, pero se que me estás viendo, Damon, y esto es más que nada para ti, porque jamás dejaste de creer en mí, esto es más tuyo que de cualquier persona. Te amo, hijo.

Mis ojos se llenan de lágrimas y entre risas seco las del niño sentado en mi regazo.

-No llores, cielo...

Él se ríe.

-Lo siento, es que no puedo parar...

Ambos nos abrazamos y seguimos viendo la televisión. Vemos cómo el piloto deja su auto detrás de ese hermoso cartel con un 1 y como se tira prácticamente sobre su equipo para celebrar. Tras eso, por fin puedo ver cómo la cámara lo capta a él, dejando su casco de lado y mostrandolo, dejando de lado al piloto y mostrando a mi Dan.

-¡Hombre, que carrera!-Se acerca el entrevistador-. ¡Que victoria!

El australiano se acomoda la gorra y sonríe.

-Gracias...

-¿Pensabas que está carrera terminaría así? ¿Te imaginaste que en tu primera temporada en Mclaren lograrias ganar un gran premio?

Dan suspira.

-Este viene siendo un año distinto, de mucha prueba y error, me criticaron mucho, me dijeron que había perdido las ganas de correr, y para toda esa gente: ¡Hey, aquí estoy, más fuerte que nunca!-Se ríe mientras que, tanto Damon como yo, no podemos dejar de llorar-. Esto no es solo mío, es del equipo, es de mi familia, de mis amigos, de Lando, de mi hermana, de Michael... De mi mujer y de mi hijo. Esto es principalmente de ellos que me escuchan, me entienden y me acompañan, es de ellos que siempre hicieron todo para apoyarme.

Damon sonríe entre lágrimas y no puedo evitar tomar mi celular y sacarle una foto, mientras mira con tanto amor a su papá.

-¿Qué planes tienes ahora?-Le preguntan en la entrevista.

-Honestamente solo quiero ir a mi cabina para poder llamar y llorar con mi mujer y mi hijo por videollamada, hace varios días que no los veo y se me está haciendo un poco difícil, pero como ya dije esto es por él que se volvió mi razón y mi motivo...

Mi hijo me mira por sobre su hombre.

-Mami, él acaba de decir que es mi papá delante de todo el mundo-Lloriquea claramente del amor que siente.

Me acomodo a su lado para hacerlo sentar sobre mi regazo y acariciar su cabello.

-Daniel te ama con todo su ser, hijo, eres su vida.

-Lo sé...

Ambos guardamos silencio y vemos el podio en el momento que vemos a nuestro australiano entrar saltando y festejando, ahí es cuando empezamos a aplaudir y gritar. El himno lo vemos entre lágrimas, claramente acompañando las del hombre en la televisión.

Mi celular suena unos minutos después, atiendo al ver que es una videollamada de Brianna.

-¡Papá!-Chilla Damon al ver que lo primero que aparece es el rostro del ganador del GP de Singapur.

Daniel se rompe en llanto, obviamente yo acompaño sus lágrimas en silencio, mientras abrazo con fuerza a mi hijo.

-No, papá, no llores que yo lo haré-Se ríe-. ¡Ganaste, tienes que estar feliz!

El piloto asiente.

-Estoy llorando de felicidad, hijo, jamás había estado tan feliz como ahora... Solo faltan ustedes, me encantaría que estuvieran aquí.

-No, pá, nosotros estamos aquí, esperando por tí-Le dice de forma suave-. Desde aquí te vimos y alentamos mucho...

Daniel se muerde el labio inferior y se que está vez me mira a mi, sus ojos brillan tanto, este hombre está tan enamorado de su vida que me es imposible no amarlo.

-Rusita...

Una pequeña risita se me escapa al notar que no puedo hablar, ya que siento que puedo empezar a lloriquear como una estúpida.

-Estoy tan orgullosa de tí-Hablo en un hilo de voz-. Te amamos, Daniel, te amamos con nuestra vida...

Él atrapa el puente de su nariz con sus dedos y suspira. Está debe ser la videollamada más desastrosa de la historia, pero sentimos tanto amor que es imposible no usarla como un claro ejemplo de lo que es nuestra familia.

-Los extraño mucho...

-Pero ya volverás, Dan, una semana más y podrás estar todo lo que quieras con Damon, ¿no, hijo?

El pequeño sonríe pícaro.

-¡Te superé en el súper Mario!-Se ríe.

El hombre en la pantalla abre bien grande sus ojos y jadea.

-¡Debe ser una broma!

°°°

Veo la foto de Damon mirando la televisión mientras Daniel hablaba y no dudo en subirla a mis redes sociales etiquetandolo, además de escribiéndole algo corto pero sentido.

"Postal de Singapur 2021.
Amor, orgullo y felicidad.
Nunca te fuiste, mi amor, porque siempre estuviste aquí.
Te amamos en esta y mil vidas más."

Lo posteo y en el momento que dejo mi celular sobre mi mesita de noche es cuando escucho un ruido en el patio de la casa, en mi cuerpo aparece un escalofrío, por lo que no dudo en sacar el arma que escondo en mi mesita de noche y salir de mi cuarto. Paso por el de Damon y cierro la puerta con llave.

Siento la adrenalina latiendo en mi cuerpo, por lo que si sentía nervios o miedo los mandé a volar. Bajo la escalera rápidamente recordando sin parar todos mis entrenamientos. Si quieren guerra, guerra tendrán.

Al llegar a la sala veo todo despejado, camino con cuidado y gruño al ver una sombra entre los árboles del parque trasero. Abro la puerta corrediza de vidrio y grito mientras apunto a la persona que irrumpió en mi hogar.

-¡Tengo una nueve milímetros cargada y como la mierda que te mataré si no me dices que mierda quieres!

Me sorprendo al ver como esa sombra se acerca y es Rachel, saco el seguro de mi arma y la apunto a la cabeza mientras que ella levanta sus manos.

-No estoy armada.

-¿Por qué demonios entras por el patio de mi casa?-Gruño acercándome.

Apuntar a la cabeza de quién era mi mejor amiga no es lo más grato del mundo, pero cuando tienes a tu hijo dentro de una casa no piensas en otra cosa que no sea cuidarlo hasta de quién consideraste tu hermana.

-Porque no quería que me sigan-Responde de forma tranquila-. No vengo aquí a hacer nada, se que Damon duerme y que Daniel está en camino a Japón, te prometo que no vengo...

-¡¿Entonces qué mierda quieres?!-Gruño acercándome a ella y poniéndome frente a frente-. Porque la última vez que nos vimos me golpeaste y humillaste, eres una persona jodida y horrible, no quiero saber nada de ti-La rabia se apodera de mí, por lo que pongo la punta de mi arma sobre su barbilla-. Te mataré si no sales ahora mismo de mi casa.

-Nikova...

La tomo del cabello y la empujo para que entre, llevo mi arma a su cabeza y la guío a la salida sin dejar de apuntarla.

-Saben que Roma está aquí-Me dice a menos de un metro de la puerta de entrada.

El estómago se me revuelve.

-¿Qué?

-Hoy Owen descubrió que Roma está en Londres, no saben dónde ni tampoco porqué o quién está, pero saben que está aquí, en la ciudad...

Un escalofrío se hace presente en mi columna vertebral, sostengo con más fuerza el arma y tomo su cabello para llevarla a la cocina donde la hago sentarse en una silla. Sin dudarlo saco una de las esposas que tengo escondidas en uno de los cajones y la aferro a la silla.

-Debe ser una maldita broma...

Niego con la cabeza.

-¿Cómo mierda sabes tú sobre eso?

En su expresión dura e implacable, aparece por primera vez el dolor. Dejándonos ver lo obvio, está herida.

-Lola...-Suspira-, Lola es la infiltrada.

Mis ojos se abren como platos y siento como se me cae el alma al suelo.

-¿Qué?

-Es la sobrina de Owen... Él y ella eran los que teníamos cerca, Matthew y yo lo descubrimos en una de nuestras tantas investigaciones.

Las piezas de mi rompecabezas se empiezan a unir cerrando todo, dejando que todo tenga sentido.

-¡¿Y nunca te diste cuenta, estúpida?!

Ella gruñe, pero no habla. Tomo el teléfono de la casa que reposa sobre el mesón y llamo a Oliver.

-¿Hola?

-Debes venir ya a mi casa y traer a Roma...

Escucho como empieza a haber movimiento.

-¿Pasó algo?

-Tengo a Rachel aquí-Hablo sin dejar de mirarla.

Lo posterior a eso pasa muy rápido, no hablo con Rachel, no puedo, no quiero luego de todo lo que pasamos y que se haya cagado en eso por un puesto en la policía.

°°°

-Así que tú eres la gallina de los huevos de oro-Le habla Roma sentándose frente a ella-. ¿Se puede saber por qué estás esposada?

Ella pone sus ojos en blanco.

-Nikova me esposó, niña estúpida.

-¿Y tú porque tienes unas esposas en la cocina?-Me pregunta está vez Oliver a mí.

-Solo diré que Daniel sabe que están aquí.

Todos me miran curiosos y no tardo en darme cuenta lo incómoda que Rachel se encuentra, lo fuera de lugar. Por lo que hago levantarse de la silla a Roma y me siento yo en su lugar.

-¿Por qué viniste aquí, Rach?

En los ojos de quién era mi mejor amiga aparece ese brillo tan propio de ella.

-¿A dónde más iba a ir, Nikova? No tengo nada, necesitaba por lo menos verte una vez, que me ayudes a entender que perdí más de cinco años de mi vida con una mujer que solo estaba conmigo porque éramos una parte de un retorcido plan-Sus lágrimas caen-. Perdí todo, todo...

-A mí me perdiste por una decisión tuya, Rachel, nadie te puso un arma en la cabeza y te obligó a aceptar el trabajo...

Ella se muerde el labio inferior, mientras las lágrimas se le escapan.

-No es justo...

-¿Qué mi mejor amiga me haya traicionado o que a ti te pagaran con la misma moneda?-Me río-. ¿Por qué mierda creías que iba a ser distinto a como fue conmigo?

Al no recibir respuesta gruño y me levanto de mi lugar. No doy explicaciones, simplemente salgo de la cocina y subo la escalera en dirección a la habitación de mi hijo, al llegar abro la puerta y lo veo durmiendo profundamente con los auriculares que su padre le regaló aún puestos en sus oídos. A paso lento me acerco para sacarselos de forma suave.

-Me hace recordar a Sadie de pequeña-Escucho detrás de mí.

Miro por sobre mi hombro a Oliver.

-Lo hago todo pensando en él, no me puedo arriesgar a confiar en Rachel y amanecer mañana con un disparo en la frente, no le haré eso a mi hijo.

Él asiente.

-Pero nos conviene tenerla de infiltrada...

-¿Y si eso la mata?

En su rostro aparece una risa amarga.

-Nik, Rachel sabe el poder de sus decisiones, deja que ella las tome.

Suspiro y, pese al extenso nudo que siento en mi garganta, asiento con la cabeza.

-Si la caga con nosotros, te lo prometo por mi hijo, Oliver, la mataré yo misma.

-Creeme que nadie se interpondrá en tu camino de ser así.

°°°

12 de Octubre, 2021.
Londres, Inglaterra.

Trato de no pensar en la misión, trato de distraerme y refugiarme en mi familia. Por lo que no dude en venir hasta aquí a buscarlo.

Realmente él no espera que lo vengamos a recibir al aeropuerto, él no espera el gran cartel que Damon insistió en hacer para su papá.

-Mami...

Veo el letrero en sus manos, que con Roma le ayudamos a hacer anoche y sonrío. El mensaje es simple pero tan sentido para nosotros.

"Mi papá ganó el gran premio de Singapur".

-Me gusta como te queda el naranja-Sonrío mientras me pongo en cuclillas frente a él para acomodar el gorro de Daniel en su cabeza.

-Parezco una naranja, mami-Pone los ojos en blanco.

Una carcajada se me escapa haciendo que más de uno nos mire con curiosidad, pero no me interesa.

-Pero eres la naranja más dulce del universo...

-¡Te estás riendo de mí!-Chilla en cuanto mi risa no cesa.

Lo tomo en brazos y me pongo de pie con él entre mis brazos.

-¿Cuándo se casarán tú y papá?-Me pregunta curioso.

Es sorprendente lo despierto que Damon se encuentra pese a lo poco que durmió anoche de la emoción, son las 3 AM, pero él no habrá dormido más de dos horas.

-No lo sé, cariño-Respondo honesta-, pero tampoco nos apuraremos, ¿si?

Damon asiente y me pide que lo deje en el suelo, en cuanto lo hago, me toma de la mano mientras caminamos a la puerta de la que tiene que salir Daniel. Al llegar vemos a mucha gente, pero sin duda lo reconozco enseguida en cuanto aparece, su cabello dale de su gorra y sus ojos se llenan de lágrimas en cuánto nos ve.

-¡Papá!-Grita Damon tirando al demonio el cartel y corriendo hacia él.

Sonrío y recojo la cartulina del suelo, mientras ambos se abrazan con fuerza. Me acerco a ellos a paso lento y sonrío en cuanto Daniel, quien se encuentra agachado en cuclillas, me mira sobre el hombro de nuestro hijo.

-Hola, mi reina...

Termino de acercarme a ellos, para que él me tome de la mano y apoye su cabeza en mi vientre, sin soltar a Damon.

-Ya volví, tranquilos...

Por fin estamos juntos.

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