❝ Forbidden ❞ || Michaeng

By _xYoungOnce

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❝ Aveces las sensaciones prohibidas son las mejores ❞ ⚘ Aclaraciones en el primer capítulo ¡! ⚘ Mención de... More

𓏲 Prólogo
𓏲 Capítulo 1
𓏲 Capítulo 2
𓏲 Capítulo 3
𓏲 Capítulo 4
𓏲 Capítulo 5
𓏲 Capítulo 6
𓏲 Capítulo 7
𓏲 Capítulo 8
𓏲 Capítulo 9
𓏲 Capítulo 10
𓏲 Capítulo 11
𓏲 Capítulo 12
𓏲 Capítulo 13
𓏲 Capítulo 14
𓏲 Capítulo 15
𓏲 Capítulo 17
𓏲 Capítulo 18
𓏲 Capítulo 19
𓏲 Capítulo 20
𓏲 Capítulo 21
𓏲 Capítulo 22
𓏲 Capítulo 23
𓏲 Capítulo 24
𓏲 Capítulo 25
𓏲 Capítulo 26
𓏲 Capítulo 27
𓏲 Capítulo 28
𓏲 Capítulo 29
𓏲 Capítulo 30
𓏲 Capítulo 31
𓏲 Capítulo 32
𓏲 Capítulo Final
𓏲 Extra O1
𓏲 Extra O2
𓏲 Extra O3
𓏲 Extra O4
𓏲 Extra O5

𓏲 Capítulo 16

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By _xYoungOnce

— Dame otro beso — la menor hizo un tierno puchero que la más alta no pudo ignorar fácilmente, acercándose para darle lo que pedía muy gustosamente — Quiero otro — repitió al separarse, mirándola con ojos brillantes y mejillas sonrojadas.

— Ya te di muchos — le sonrió dulcemente, dejando un pequeño beso en su nariz.

— Lo siento — se disculpó, sintiéndose avergonzada ante su insistencia, pero no podía evitarlo, le gustaba mucho la sensación de ser besada de esa manera, causaba que su estómago se revolviera con emoción.

— Dubu, no, está bien — la volvió a besar con suavidad por unos segundos, saboreando sus labios en el proceso.

Momo la miró por última vez, sintiéndose extrañamente atraída hacia la pequeña e inocente Dahyun. Nunca se había sentido de esa manera, y se estaba empezando a asustar, porque ella no era de tener cosas serias, solo quería divertirse como cualquier chica de su edad, no quería terminar enamorándose de alguien tan rápido, lo que estaba sintiendo por ella no era como lo que sentía cuando estaba con Nayeon, era algo completamente diferente, nuevo, había algo en Kim Dahyun que causaba que se sintiera tan nerviosa y al mismo tiempo muy emocionada, deseosa siempre de más, algo más allá que solo tocarla o besarla.

A lo mejor se estaba confundiendo y no era nada importante, de todas formas, Dahyun estaba haciendo lo mismo, ¿cierto? simplemente disfrutando y descubriendo nuevas cosas, y Momo estaba encantada con ayudarle en lo que quisiera.

Besó por última vez a la menor y salieron del auto que esa noche los padres de Momo le prestaron. Tomó la mano de Dahyun, sorprendiéndola rápidamente ante el repentino gesto, y caminaron hacia la enorme, ruidosa e iluminada casa, encontrándose con muchas personas en la entrada, en su mayoría conocidos, sin embargo, había mucha gente que jamás había visto en su vida.

Lo normal.

— No vayas a separarte de mi — puso sus manos en cada hombro, mirándola fijamente — Y en caso de que pase, no aceptes bebidas de nadie y te diriges a la entrada de la casa, te buscaré ahí, ¿entendido? — le explicó lentamente, sonriendo ante el asentimiento de la menor — Bien, entremos entonces.

Dahyun nunca creyó que un día estaría en un lugar tan lleno de pecadoㅡcomo diría su madreㅡ, habían personas ebrias, fumando por todos lados, otros bailaban de una extraña manera, riendo escandalosamente, parecía que hacían de todo menos bailar y se encontraba con gente besándose en cada parte en la que miraba, incluso Mina estaba ahí, comiéndole la boca a Chaeyoung en el sofá, demasiado-

Alto, ¿Mina besando a Chaeyoung? ¿Mina está justo en esta fiesta? ¿Por qué la está tocando tanto y la besa de esa manera frente a todos?

— Momo — llamó a la más alta, deteniéndola de golpe ante el miedo de ser descubierta por Mina en ese lugar — Dijiste que nadie iba a conocerme aquí — se escondió tras ella, pegándose a su espalda — Ahí está Mina, no debe saber que estoy aquí contigo.

Temía ser descubierta en esa fiesta, se suponía que nadie le diría nada por estar ahí donde no debería estar, porque era una chica de bien, una chica que no iba a fiestas y no desobedecía a sus padres, mucho menos una chica que disfrutaba de los besos de otra persona de su mismo sexo. Se había sentido especialmente ansiosa por esa noche, pasar con Momo era algo que estuvo ansiando desde que la invitó hace unos días, y con Mina ahí, todos sus planes de divertirse se vieron frustrados.

Momo jaló a la castaña hasta el hueco que había bajo las escaleras, comprendiendo su aparente miedo tan pronto se encontró con su mirada afligida.

— Dubu, ¿quieres irte?

La mencionada negó dudosa, no era justo para Momo si solo le decía que se fueran, ella estaba emocionada por pasar juntas esa noche, e irse significaba perder esa gran oportunidad.

— Bien, pero no podemos pasar aquí toda la noche — apartó cariñosamente el cabello que caía desordenado en la frente de Dahyun — Mina no te dirá nada, ya la viste como está, ¿por qué tendría que decirte algo al respecto? — rió divertida — Está con Chaeyoung, no tiene por qué juzgarte a ti si ese es tu miedo.

— ¿Mina está saliendo con Chaeyoung? — se sintió raro decirlo, no esperaba algo como eso, no esperaba ver a Mina tan cómoda tocando a su mejor amiga ante la vista de todos, eso no era correcto de ninguna forma, nada de eso que la rodeaba era correcto, pero ahí estaba ella también, buscando que algo más emocionante pasara en su vida, buscando algo que la sacara de esa burbuja religiosa en la que vivía.

— No lo sé, Chaeyoung no nos ha detallado mucho de eso, supongo que quieren mantenerlo en secreto por un tiempo, pero parece que si se gustan mucho — le dijo con suavidad, esperando que no se terminara escandalizando por algo así, debía hacerlo entender que nadie debía juzgarlas, menos por lo que decía su religión.

— Está bien — asintió dudosa, mordiendo su labio inferior.

— ¿Quieres ir a saludarlas?

Dahyun volvió a asentir lentamente, de todas formas, en algún momento de la fiesta iba a verla, no podía huir toda la noche de ella.

Caminó tras Momo muy pegada a ella, sintiéndose cada vez más nerviosa y tímida, odiaba que la gente dijera cosas de ella, además, se sentía muy asustada, pero estaba con Momo y confiaba en que todo saldría bien.

— ¡Tengan un poco de decencia! — exclamó Momo muy cerca de Chaeyoung, sobresaltándola casi al instante.

— ¡Momo! — la miró con el ceño fruncido, molesta por la inesperada interrupción. Dirigió la mirada hacia un lado, encontrándose con la tímida mirada de Dahyun tras su amiga — Y... ¿Dahyun? — se sorprendió. Se apartó del regazo de Mina y se sentó a su lado — Mina, saluda, Dahyun está ahí — señaló a la menor que de nuevo se había escondido tras Momo.

Mina se sonrojó fuertemente, buscando a la mencionada con la mirada hasta que por fin, sus ojos se encontraron, las dos muy nerviosas.

— Dubu, no esperaba encontrarte aquí — rió con nerviosismo, sintiendo su rostro aún muy caliente.

— Yo tampoco — respondió, poniéndose a un lado de Momo — Uhm, hola.

— ¿Ustedes están saliendo? — preguntó Momo directamente, enarcando una ceja ante la divertida expresión de ambas.

— Creo que si — Chaeyoung respondió luego de un corto silencio, tomando la mano de Mina que seguía muy inquieta bajo la mirada de Dahyun — Pero no digas nada aún.

— No te preocupes, Chaengie — le sonrió emocionada ante la noticia, ya luego hablarían con más calma sobre eso — Entonces estaremos por ahí — volvió a tomar con firmeza la mano de Dahyun — traje mi auto, puedo llevarlas de regreso si quieren — la pareja asintió, viéndolas desaparecer entre la multitud de personas.

— No sabía que Momo traería a Dahyun — explicó la menor rápidamente, girándose hacia la pelinegra — Lo siento, si quieres podemos irnos.

— De seguro nos vio — rió por lo bajo, apartando con esfuerzo cualquier rastro de vergüenza.

— ¿Quieres irte? — preguntó, sobando el dorso de su mano, no quería que se sintiera incómoda sabiendo que una de sus amigas estaba ahí y podría verla de nuevo en cualquier momento.

Mina negó con la cabeza, esbozando una pequeña sonrisa antes de tomar con fuerza la cintura de Chaeyoung para posicionarla de nuevo sobre ella, notándola sorprendida ante su atrevimiento.

— Quiero seguir besándote — admitió, dejando un beso en su mejilla, para segundos después, dejar un corto beso en sus labios — Dahyun no dirá nada, y si lo hace, no me importa.

— ¿Segura?

— Segura — atrajo a Chaeyoung de nuevo, besándola con más fuerza, llenándose de todas esas sensaciones que amaba tanto cuando estaba con su mejor amiga, importándole muy poco las personas que las vieran a su alrededor, porque eso era lo que quería en ese momento, hacer sentir querida a Chaeyoung de todas las formas posibles, porque realmente le gustaba.

— ¿Mina?

La pelinegra gruñó frustrada antes de cortar el beso por la segunda interrupción de la noche, dirigiendo su mirada hacia la persona que ahora la llamaba.

— Mierda — susurró para sí misma, y suspiró cansada.

¿También Jeongyeon?

— ¿Qué rayos hacen aquí? — Mina miró a sus amigas con el ceño levemente fruncido y con un tono un tanto molesto, las tres reunidas en la cocina.

— Nos invitaron, así como a ti, Mina — respondió Jeongyeon un poco fastidiada, no comprendía por qué estaba molesta por tenerlas ahí, de todas formas, la fiesta no sólo era para ella.

La pelinegra relajó su expresión ante tal respuesta, avergonzada por su propia actitud y suspiró — Si, lo siento, es que me siento muy rara con ustedes aquí.

— Yo también — habló tímidamente la menor de todas.

— ¿Vino Sana? — preguntó Mina con un poco de miedo, pidiendo con todas sus fuerzas una negativa.

— No creo que alguien la haya invitado, de todas formas no hubiera aceptado venir — respondió Jeongyeon.

— Bien... Ya que estamos nosotras aquí, seré directa con ustedes — mordió su labio inferior con duda, sintiendo un revoltijo en su estómago que no le gustaba — Chaeyoung y yo estamos saliendo, ella me gusta mucho — admitió, notando la clara expresión de sorpresa en sus amigas — Si van a decirle a Sana o a cualquier persona no me importa, yo me siento muy feliz de esta manera.

Creer que iban a responderle con algo bueno era algo muy ambicioso de su parte, ella mejor que nadie sabía como pensaban sus amigas, y a pesar de que sabía que sus amigas también estaban haciendo cosas "incorrectas", no significaba que ellas debían estar del todo de acuerdo con lo que ella hiciera, porque puede que sus amigas estén ahí nada más por curiosidad, pero ella ya estaba segura de que le gustaban las chicas, ya no era por mera curiosidad lo que sentía, había ido a esa fiesta con la pura intención de estar con Chaeyoung, divertirse con ella, besarla todo lo que pudiese sin que alguien tuviera que juzgarla o decirle algo al respecto, y si sus amigas estaban en desacuerdo, ya no era algo que le preocupara mucho, solo quería hacérselos saber para que no se sorprendieran por si en algún momento la encuentran muy juntas con Chaeyoung.

— Me alegro por ti — sonrió tímidamente Dahyun luego de un incómodo silencio, muy en el fondo deseando poder ser de esa manera, tan despreocupada y decidida con sus gustos — No diremos nada, no te preocupes.

Jeongyeon asintió sonriente también, un poco extrañada ante tal confesión, pero de alguna manera, lo veía venir. Tal vez al inicio no le hubieran creído, la hubieran cuestionado o incluso la hubieran hecho 'entrar en razón', pero luego de todo lo que pasó después de conocer a Chaeyoung y ver como interactuaba con Mina, las hizo empezar a hacerse una idea de que podría haber una posibilidad de que terminaran juntas por muy antinatural que le pareciera a su religión.

No eran hipócritas, Jeongyeon estaba consciente de que tampoco era una santa, es decir, estaban en la misma fiesta, posiblemente buscando algo más con las amigas de Chaeyoung, así que, ¿Quiénes eran ellas para juzgar la relación de Mina? ¿Por qué debían decir algo sobre la sexualidad de su amiga? Quizás antes eran demasiado cerradas ante esas ideas, pero ahora el panorama era diferente, un tanto confuso, pero diferente.

No descartaba que en algún momento empezaría a cuestionarse, su propia conciencia hablándole y diciéndole que no debía aceptar nada de eso porque la iglesia no lo permitía tampoco, porque si ella aceptaba lo mismo, sería muy difícil con su entorno, pero, ¿no fue difícil para Mina también? Pensar sobre eso hacía que se sintiera con un poco más de valor, pero no el suficiente para enfrentar su propia identidad.

En algún momento debía hacerlo, ¿cierto? Y estaba segura de que sus amigas la apoyarían sea cual sea su decisión final, porque no quitaba la posibilidad de que podría ser solo una etapa de su juventud en la que deseaba experimentar por la manera tan restringida en la que se vio obligada a vivir.

Todo podía ser posible.

— Gracias — sonrió aliviada, Mina — Entonces las veré por ahí, debo regresar con Chae.

— Si, Momo también me está esperando — se sonrojó la menor de las tres ante la curiosa mirada de sus mayores.

— Suerte con Momo — rió Jeongyeon, saliendo de la cocina en busca de Nayeon también, sintiéndose más confundida que antes.

Mina sintió que un enorme peso desapareció de sus hombros, todo parecía estar saliendo de maravilla, no había recibido ninguna crítica y había sido aceptada por su hermana y amigas. La parte difícil sería con sus padres y estaba consciente de ello, pero no era momento para estresarse con eso, era momento de disfrutar y pasar todo el tiempo posible con Chaeyoung antes de regresar a su realidad en la que debían esconder lo que sentían.

Visualizó la cabellera rubia de la menor a unos cuantos metros de la cocina hablando tranquilamente con alguien, la miró por unos cuantos segundos, preguntándose cómo es que había dejado pasar tanto tiempo sin darse cuenta de lo mucho que amaba a Son Chaeyoung, verla reír tan despreocupada con ese brillo peculiar en sus ojos era una de sus cosas favoritas, le gustaba admirarla y se sentía muy avergonzada por su expresión tonta al verla, pero ese era el efecto que causaba en ella.

Se dirigió hacia ella y la abrazó por la espalda, rodeando su cintura con sus brazos mientras apoyaba el mentón en su hombro, abrazándola con cariño. Chaeyoung rió por lo bajo, sorprendida ante tal acción, pero muy enternecida. Echó su cabeza hacia atrás, apoyándola en el hombro de Mina y cerró sus ojos, dejándose llevar por la calidez y paz que la pelinegra le transmitía.

— ¿Hablaste con ellas? — preguntó Chaeyoung, sobando las manos de la mayor que yacían en su abdomen mientras la abrazaba.

— Mhm — murmuró muy cerca de su oído — Dijeron que estaban felices por nosotras — besó su mejilla, viéndola sonreír.

— ¿Qué les dijiste exactamente?

— Qué tú y yo estamos saliendo.

— ¿Estamos saliendo? — preguntó divertida, girándose hacia ella, pasando sus brazos alrededor de su cuello, atrayéndola un poco hacia su cuerpo de manera traviesa.

— Sí, estamos saliendo, le dijiste lo mismo a Momo, así que deja de hablar tanto y dame un beso.

Chaeyoung no se hizo de rogar y la besó suavemente, saboreando sus labios. Mina sobó la espalda de Chaeyoung hasta posicionar sus manos en su espalda baja, haciendo presión de manera posesiva para juntar sus cuerpos de manera tentadora, no había pasado por alto la manera en la que algunas personas se le quedaban viendo a Chaeyoung, y eso no le había gustado, por lo que no estaba de más hacerles saber que no había oportunidad alguna.

— ¿Desde cuando eres tan atrevida, Myoui Mina? — preguntó la menor con una corta risa sin apartar los brazos de su cuello.

— No me cuestiones ahora — rió también.

Chaeyoung mordió su labio inferior con picardía y con mucho valor arrastró a Mina hacia el segundo piso de la casa, la mayor ni siquiera preguntó hacia donde iban, se lo imaginaba y en realidad, no le molestaba en lo absoluto, es más, se sentía enormemente emocionada y nerviosa al respecto. Mina reaccionó hasta que Chaeyoung cerró con fuerza la puerta tras ella, poniéndole seguro justo cuando la acorraló en ésta; su mente empezó a dar vueltas, presentándole diferentes escenarios que no hacían más que calentarla, y le parecía ridículo porque todo lo que estaba imaginando, no creía ser capaz de hacerlo.

Jadeó repentinamente al sentir los tibios labios de Chaeyoung juguetear en su cuello mientras sentía las delicadas caricias en su abdomen. No lo negaba, le gustaba la manera en la que Chaeyoung tomaba el control de la situación, tocándola y besándola a su gusto, pero también le gustaría hacer lo mismo, saber qué hacer en un momento como ese. Recordó que la única vez que se sintió con el valor suficiente para tomar el control fue cuando ambas estaban ebrias, siendo el alcohol un incentivo para ser más atrevida.

Pero esa noche no había tomado el alcohol suficiente para tomar la iniciativa otra vez.

Volvió a jadear, pareciendo más un gemido cuando las manos de Chaeyoung se metieron bajo su camisa, dejando caricias en su piel descubierta, causando que todo su cuerpo se erizara; y es que nunca se iba a cansar de ser acariciada de esa forma, sin embargo, estaba deseosa de mucho más.

— Chaengie...— llamó en un suspiro, deteniendo los húmedos besos en su cuello.

Chaeyoung la miró a través de la suave luz que entraba desde las ventanas, creyendo que tal vez, Mina no quería nada de eso en ese momento, pero un inesperado gemido salió de sus labios cuando la acorraló esta vez a ella contra la puerta, dándole una oscura y profunda mirada que hacía sus piernas flaquear. ¿Por qué Mina se veía tan diferente de repente? Sintió el calor recorrer su cuerpo cuando su trasero fue agarrado fuertemente, abrió sus ojos con sorpresa ante la forma tan necesitada y posesiva en la que Mina la tocaba, como si de repente, fuera otra persona.

— Mina... — ahogó un gemido al sentir como las manos de la mayor se metieron sin previo aviso en sus jean y ropa interior, masajeando su trasero sin cuidado.

Y eso le gustaba mucho.

Mina la besó con fuerza, esforzándose por no pensar mucho en la situación y simplemente dejarse llevar por el placer que recorría su cuerpo. Los labios de Chaeyoung estaban muy hinchados, ardían levemente por las mordidas que Mina le proporcionaba cada cierto tiempo, quiso volver a tomar el control, pero Mina no dejaba de presionarla contra la puerta, tocándola tan urgentemente que también se le hacía muy difícil incluso mover sin dificultad sus piernas.

Segundos después, detuvieron los apasionados besos para tomar aire, ambas mirándose fijamente con un brillo diferente en sus ojos. Mina lucía realmente decidida en cuanto a ir más lejos a pesar de su obvia inexperiencia, pero creía fielmente que podría manejarlo, además, sabía perfectamente que Chaeyoung no iba a presionarla con nada e iba a ayudarla, aunque lo que menos quería era que Chaeyoung tomara el control de nuevo; eso no, porque las pocas veces que han estado juntas de manera íntima, Chaeyoung era la que se preocupaba más por darle placer, y esta vez, quería ser ella la que la llevara al límite.

Solo esperaba que funcionara todo lo que había leído en internet sobre tener sexo con una chica, porque sí, se estuvo informando en secreto al respecto. Primero, sintió curiosidad por la pornografía, y le resultó bastante fascinante al principio, llegando incluso a calentarse demasiado de manera inevitable, pero cuando se decidió a investigar más allá de lo que salían en esos vídeos profesionales con personas realmente atractivas, se dio cuenta de que no era lo mismo el sexo real y el sexo de la pornografía. Por eso, dejó de lado los excitantes vídeos y se enfocó en leer más al respecto. No negaba que se sintió enormemente avergonzada y extraña al iniciar su pequeña investigaciónㅡsiempre cuidando de que nadie la descubriera porque definitivamente ese sería su finㅡ, pero con el tiempo, logró verlo de otra manera, de una manera más normal, porque de verdad estaba interesada en hacer sentir bien a su linda chica.

Cargó a Chaeyoung a modo de que pudiera rodear su cintura con sus piernas, y besó su nariz de manera cariñosa, increíblemente perdida en la bonita sonrisa que apareció en sus labios por tal acción. La recostó sobre la cama con cuidado y se posicionó sobre ella con una pierna a cada lado de su cuerpo, apenas rozando sus intimidades, sacándole un pequeño gemido a ambas.

Chaeyoung estaba demasiado inmersa en Mina, ansiosa bajo su cuerpo, deseando por fin tener todo de ella y demostrarle lo dispuesta que estaba a ser solo de ella, de nadie más, porque con Mina a su lado, no necesitaba llenar ningún vacío emocional con otras personas como solía hacerlo.

Solo la quería a ella.

Solo la amaba a ella.

Y fue una simple frase la que terminó por hacer que Chaeyoung perdiera totalmente la cordura, erizando su piel por completo.

— Quiero tener sexo contigo hasta el cansancio, Chaengie.

— Te gusta Dahyun.

Momo se sobresaltó ante la repentina aparición de su amiga a su lado haciendo tal afirmación.

— No me gusta — habló en voz baja, tratando de sonar muy segura — Solo es linda.

— No solo te parece linda, te conozco — rodó los ojos ante la negativa del la japonesa — Solo admite que te gusta.

La nipona suspiró sonoramente y dirigió su mirada a la menor que yacía muy cómoda dormida en su regazo, ya que minutos atrás, le pidió salir del ruidoso ambiente de la casa porque se sentía un poco sofocada por el montón de personas, a lo que decidieron salir un momento al patio en donde el ambiente se sentía más tranquilo y fresco, quedándose momentos después dormida en sus piernas mientras sobaba su cabello, escuchando a la lejanía la estruendosa música.

— ¿En dónde está Jeongyeon? — cambió de tema rápidamente, huyendo de la mirada sospechosa de Nayeon.

— Dijo que iría al baño — se encogió de hombros, encogiendo sus piernas hacia su pecho, abrazándolas en busca de un poco de calor ante la frescura de la madrugada.

— Ella sí te gusta — aseguró con una pequeña sonrisa, frotando su mano en el brazo de Dahyun para darle un poco de calor — Te he estado viendo durante la fiesta, y parece que si te gusta.

— Posiblemente — suspiró sonoramente, arrancando algunas hojitas del césped sin mirar a su amiga, muy inmersa en esa actividad — Creo que también le gusto, pero no lo sé realmente, no parece dar las señales necesarias para asegurarlo.

— Es muy extraño, ¿no lo crees? — dijo luego de un corto silencio — De todas las personas, te termina gustando la que no debería. Es decir, Chaeyoung realmente tuvo suerte, conoce a Mina desde hace muchos años y por fin están bien juntas, pero sufrió mucho.

— Entiendo lo que quieres decir — asintió, viendo a lo lejos a Jeongyeon acercarse con una enorme sonrisa en sus labios — No quiero pasar por eso, ya sabes, sufrir por alguien que solo tiene curiosidad.

— Yo tampoco quiero — asintió en voz baja, volviendo a poner su mirada en Dahyun que seguía con sus lindos ojos cerrados, respirando suavemente.

Nayeon se adentró junto a Jeongyeon de nuevo a la casa, ignorando el hecho de que ya era muy tarde y de que pronto debían regresar a sus vidas. Había evitado a toda costa enamorarse, nunca se enamoró de Momo a pesar de su peculiar relación, así que no debía sentirse tan atraída hacia Jeongyeon, una chica con la que estuvo teniendo contacto desde hace poco, porque eso no llevaba a nada bueno y definitivamente no quería confundir las cosas.

Pero su mundo volvió a sacudirse cuando la mayor la besó sorpresivamente en medio de toda esa gente bailando a su alrededor, causando que no pudiera evitar sentir su corazón latir con fuerza contra su pecho, asustándola de sobre manera.

Ya no pienses en eso, solo disfruta, se obligó a sí misma, dejándose llevar por la comodidad de los brazos y labios de Jeongyeon.

Momo por otra parte, sintió que las palabras de Nayeon sonaban como un eco interminable en su cabeza, demasiado molesta para su gusto, y es que odiaba que tuviera razón, no le gustaba admitirlo.

Suspiró sonoramente, perdiéndose en las brillantes e infinitas estrellas del cielo mientras pensaba en cuál debería ser su siguiente paso. No quería lastimar a Dahyun, parecía que la menor buscaba de cierta manera refugio en ella, y eso causaba graves estragos en su interior, porque bueno, era demasiado notoria la prioridad que le estaba dando a esa pequeña chica. Como toda experta en fiestas que era, debería estar por ahí, riendo por lo ebria que estaba mientras coqueteaba con alguien, esa era su rutina habitual, sin embargo, estaba afuera en el patio, sin alguien con quien hablar, totalmente sobria cuidando a una tierna Dahyun.

¿Eso que significaba exactamente? Se regañó a sí misma porque todo había pasado por su culpa. Luego de la pijamada en casa de Mina, se mantuvo en contacto con Dahyun, especialmente porque la menor resultó ser muy habladora y curiosa en cuanto a muchas cosas, y eso le parecía extremadamente tierno e interesante, incitándola a seguir día a día hablando con ella, nunca se aburrió de sus temas de conversación a pesar de que muchas veces eran sobre temas que podrían parecer aburridos, pero no, porque Dahyun no los hacía ver aburridos.

Mientras Momo estaba en un debate consigo misma sobre sus propios sentimientos, Dahyun trataba de mantener la calma, fingiendo estar dormida a pesar de que su pecho dolía ante lo seguro que sonó la mayor al decir que no gustaba de ella. Debió anticiparlo, pero en cambio, prefirió seguir con esa fantasía en la que podía dejar de lado sus barreras y sacar a flote quién era realmente.

Tal vez solo no debió hacerlo.

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