Los Sementales

By YukiTsuki18

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Machistas, lujuriosos, atractivos e infieles, así son los sementales... tres hermanos ricos y guapos que no c... More

Booktrailer y Presentación
0.- Prólogo
1.- Fruta prohibida
2.- Marcado
3.- En la cuna de Los Sementales
4.- Castigo
5.- Apuesta
6.- Calumnia
7.- Buitres
8.- Borracho
9.- El color de tus ojos
11.- Triste adiós
12.- Testamento
13.- El patrón
14. Boda
15.- Noche de Bodas
16.- Reencuentros
17.- De rodillas
18.- Capricho
19.- Estos celos
20.- Pasiones
21.- Evidencias
22.- Romances
23.- Bajo el mismo techo
24. Noche de donceles
25.- Corazón galopante
26.- Cita
27.- Primera vez
28.- Lágrimas
29.- La propuesta
30.- Poco a poco, lentamente
31.- Hacer el amor
32.- Nubes negras
33.- Decisiones
34.- Amar es libertad
35.- Lágrimas de amor
36.- El fin de Los Sementales

10.- Última cena

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By YukiTsuki18

¡CUATRO CAPÍTULOS EN UNA SEMANA!

GRACIAS POR SUS ESTRELLAS Y SUS COMENTARIOS.

AQUÍ LES DEJO EL NUEVO CAPÍTULO...
¡DISFRÚTENLO!

En las últimas semanas, la vida de Martín Salas ha dado giros inesperados... como doncel fue educado desde niño para casarse y formar una familia, pero luego de ser abusado sexualmente en dos ocasiones, Martín decidió internarse en un convento para volverse religioso.

Sin embargo, cuando su vida parecía tomar un nuevo rumbo, una noticia echaba por tierra sus planes.

Acompañado del padre Agustín, el médico de la enfermería del convento le informaba a Martín: no es una enfermedad lo que tiene joven... sus malestares son porque ¡ESTÁ EMBARAZADO!

Los ojos del doncel se llenaron de lágrimas al tiempo de decir: no, eso no puede ser... usted me está mintiendo doctor, dígame que no es verdad, se lo suplico, dígamelo...

Doctor: le aseguro que es verdad, le hice una prueba rápida de embarazo y salió positiva... además por los síntomas que manifiesta, no tengo dudas que está esperando un hijo...

Martín: no Dios Mío, no me puedes hacer esto... ¿por qué a mí?

Ante la angustia del doncel, el padre Agustín le pidió al médico: doctor, nos podría dejar solos unos momentos...

El galeno obedeció y en cuanto el religioso y el doncel se quedaron a solas, el ojicafé dio rienda suelta a su dolor.

Sollozando amargamente, Martín decía: ¿por qué padre? ¿por qué Dios me castiga?

Padre: tranquilízate, no pienses que esto es un castigo de Dios... un hijo siempre es una bendición y...

El castaño interrumpió diciendo entre lágrimas: ¿cómo puede decirme eso? Usted sabe la forma en que fue concebido este niño... si fuera fruto del amor, yo estaría feliz de tenerlo, pero es producto de lo que el desgraciado de Carlos Obregón me hizo... este hijo me ata a él... este niño siempre me lo recordará... me arruinó la vida, Carlos Obregón me destruyó la vida...

Conmovido, el religioso acarició la cabeza del tierno doncel: por favor hijo, no pienses así... si crees en Dios debes confiar en sus decisiones, sé que esta es una dura prueba para ti, pero confío en que tienes la fortaleza para salir adelante... yo sé que tienes un gran corazón para amar a ese bebé que llevas dentro sin importar la forma en que fue concebido... recuerda que ese niño no tiene la culpa de nada...

Martín: lo sé... este bebé no es culpable, pero es tan difícil aceptarlo... ¿qué voy hacer ahora que estoy embarazado? Porque ya no podré seguir en el convento ¿verdad?

Padre: así es... no quisiera darte más problemas, pero esta comunidad ni ninguna otra orden religiosa puede aceptarte bajo esas condiciones... creo que lo más prudente es que regreses a vivir con tu abuela...

Martín: es que mi abuela se va a morir cuando se entere que estoy esperando un hijo... ella es muy estricta y conservadora... no soportará que su único nieto esté embarazado sin haberse casado y peor aún que tenga a este bebé sin un padre...

Padre: es que no necesariamente tendrás que criar a ese niño sin padre...

Con el rostro bañado en llanto, el ojicafé cuestionó: ¿q-qué quiere decir?

Padre: que no puedes seguir callando... no es justo que tú solo cargues con esta gran responsabilidad... Carlos Obregón tiene que hacerse responsable de lo que te hizo... tienes que decirle a ese hombre que estás esperando un hijo suyo...

Martín y el padre Agustín no suponían que fuera del convento, Carlos Obregón acechaba el recinto religioso a bordo de su camioneta.

El varón llegaba todas las noches al lugar buscando la oportunidad de ver a Martín, pero el convento estaba custodiado por varios policías, por lo que le era imposible saltar la barda nuevamente.

Furioso, Carlos golpeó el volante de su auto: maldita sea, esos estúpidos policías no dejan de vigilar el convento... tengo que ver a Martín, tengo que llevármelo, aunque él no quiera... no voy a permitir que Martín se vuelva religioso... él tiene que ser mi amante...

**********

En el rancho de "Los Manzanos", una reunión importante se llevaba a cabo en la recámara de don Serafín.

El anciano se encontraba junto Tomasa, su fiel ama de llaves; Julián, su enfermero; y el licenciado Joaquín Riva Palacio, su abogado desde hace 40 años y en quien don Serafín confiaba plenamente.

El viejo abogado dijo: les pedí que nos reuniéramos para que concluyamos con el trámite testamentario que don Serafín me pidió... usted Tomasa y yo somos testigos de que don Serafín se encuentra en pleno uso de sus facultades mentales y que todo lo plasmado en su testamento, él así lo quiso... señora, firme en todas estas hojas, por favor...

La mujer hizo lo que el abogado le pidió y firmó como testigo en el testamento de don Serafín.

Riva Palacios se dirigió al pelirrubio diciéndole: ahora es su turno, señor Julián Grajales... firme estos documentos que lo convierten legalmente en el albacea testamentario de don Serafín...

Julián tomó la pluma para firmar los papeles, pero antes de hacerlo, se detuvo.

Don Serafín se percató del temor del ojiazul: ¿por qué dudas Julián?

El enfermero respondió: ¿está seguro de esto don Serafín? ¿cree que yo soy el indicado para ser su albacea?

Con firmeza, el anciano contestó: totalmente seguro, cof, cof... aquí frente a Tomasa y Joaquín, quienes más que mis trabajadores son mis amigos, reitero lo que ya te dije... confío plenamente en ti para que veles por el patrimonio de mis nietos... yo sé que no me defraudarás, cof, cof...

Julián miró a los ojos del anciano y sin decir más, firmó los documentos que cambiarían su destino y el de LOS SEMENTALES.

El abogado tomó los papeles diciendo: muy bien, don Serafín, con esto concluyen las formalidades para validar su testamento... antes de retirarme, quiero reiterarle mi compromiso de hacer cumplir todo lo que usted plasmó en estos documentos... le juro por mi honor, pero sobre todo por nuestra amistad, que sus deseos se cumplirán al pie de la letra...

Don Serafín estrechó la mano del abogado expresándole: gracias amigo, cof, cof... confío plenamente en ti y sé que ayudarás a Julián en todo lo que necesite...

El abogado asintió y luego salió de la habitación, Tomasa se encargó de acompañarlo a la puerta de salida, por lo que Julián y don Serafín se quedaron solos.

El ojiazul dijo: ya es hora de su medicamento...

Serafín: ¿sabes? Ya no me importan los medicamentos, ni nada, cof, cof... ya me siento demasiado cansado y lo único que quiero es paz...

Julián: ¿qué quiere decir?

Serafín: que si esta noche fuera la última de mi vida, no me importaría... ahora tengo la tranquilidad que tú cuidarás de este rancho y de mis nietos como si fuera yo ¿verdad?

Julián: sí, don Serafín, así será...

**********

Esa noche, Julián no podía conciliar el sueño... cuando el reloj marcó las 2 y media de la madrugada, el ojiazul escuchó que alguien tocaba la puerta de su habitación.

El doncel se levantó de la cama y preguntó quién tocaba... la voz de uno de los sementales respondió.

Diego: soy Diego...ábreme, Julián...

Sin abrir, el ojiazul inquirió: ¿qué quieres a esta hora Diego?

Diego: solo dame unos minutos... te prometo que no te haré nada malo...

El rubio dudó por unos instantes, pero recordó que en las últimas semanas su relación con Diego había mejorado.

Confiando en el semental, Julián abrió encontrándose en el marco de la puerta con Diego, quien nuevamente estaba en estado etílico.

Julián: ¿otra vez borracho? Diego, no vayas a molestar al abuelo porque...

El pelicafé interrumpió hablando con dificultad por su elevado nivel de ebriedad: no voy a molestar a nadie, ya me voy a dormir, pero no quería hacerlo sin antes darte esto...

Diego mostró lo que escondía en su espalda, un algodón de azúcar de color azul.

Sorprendido, Julián dijo: ¿para mí?

Diego: sí, un dulce para otro dulce... cuando salí de la cantina me topé con un vendedor de algodones de azúcar y al ver el color de este, me acordé de tus hermosos ojos y lo compré para ti...

Disimulando la alegría que le provocaba el gesto de Diego, Julián dijo mientras tomaba entre sus manos el algodón: pues... gracias... por acordarte de mí...

Mirando a los bellos ojos del doncel, el pelicafé respondió con voz grave: no necesito acordarme, todo el tiempo pienso en ti...

Con un rubor en las mejillas, Julián contestó: ya vete a dormir... estás muy bebido y vas a comenzar a decir tonterías...

Diego: ya me voy, pero no me merezco un besito... aunque sea uno chiquito en la mejilla...

Julián: no comiences Diego... ya vete que tengo que madrugar... hasta mañana...

Rápidamente, el rubio cerró la puerta de su habitación y se acostó en su cama colocando en la mesa de noche el algodón de azúcar.

Mientras observaba su regalo, el doncel recordó las palabras que el abuelo le dijo semanas atrás.

"Carlos es caso perdido y Mauro le sigue los pasos... sin embargo, Diego es el más parecido a mi hijo, y creí que él sentaría cabeza al lado de una buena pareja... me hubiera gustado tanto verlo casado con alguien bueno... alguien como tú".

Julián sonrió levemente cayendo poco después en los brazos de Morfeo.

Al día siguiente, Julián se despertó muy animado, pero cuando bajó por su desayuno, escuchó que en la cocina Tomasa discutía con Diego.

Tomasa: no Diego, lo que hiciste está mal... sabes que tu abuelo no permite esa clase de comportamientos en esta casa... ¿cómo pudiste meter a un prostituto a tu cuarto? A un doncel que ayer conociste en la cantina y de quien apenas sabes su nombre... esta es una casa decente...

Cínicamente, el ojinegro contestó: ya Tomasa, no me regañes que no soy un niño... entiende que uno tiene necesidades y...

Tomasa: no me salgas con eso, porque si quieres hacer tus leperadas, puedes hacerlas, pero no aquí en la casa... esas son las reglas que tu abuelo les puso y aunque él ya no salga de su cuarto, tú y tus hermanos deben respetarlo...

Diego: ya Tomasita, te prometo que no lo vuelvo hacer... lo que pasó es que se me acabó el dinero y no tenía para un motel, pero te juro que no vuelve a pasar...

Tomasa: eso espero Diego... no te olvides que tu abuelo aún vive y hay que respetarlo a él y a esta casa...

Antes de ser descubierto, Julián regresó rápidamente a su habitación, donde pensó: vino a regalarme este algodón mientras tenía a un prostituto en su cuarto, ¡qué cínico es!

Muy molesto, el ojiazul agarró el algodón de azúcar y lo arrojó al bote de basura: Diego es igual a todos los hombres... todos LOS SEMENTALES son iguales...

**********

Gertrudis desayunaba tranquilamente cuando escuchó que la puerta de su casa se abrió... rápidamente fue a ver de quién se trataba y se sorprendió al ver a Martín con su maleta en la mano.

Gertrudis: ¿Martín? ¿qué haces aquí?

Con el rostro palidecido por haber pasado toda una noche llorando, el castaño respondió: buenos días abuela... estoy de regreso porque...

La mujer interrumpió: no me digas... es obvio, te expulsaron del convento porque se dieron cuenta que no tenías vocación... yo ya lo sabía... tú no naciste para ser religioso...

El castaño asintió: así es abuela... por eso estoy de vuelta, espero no te incomode que haya regresado...

Gertrudis: por supuesto que no me molesta... estas semanas sin ti, me sentí muy sola... pero te recuerdo que fuiste tú quien tomaste la decisión de irte, yo no te corrí de la casa... es verdad que sigo muy molesta por lo que hiciste, pero a pesar de todo, eres mi único nieto y te quiero...

Necesitando del cariño y la comprensión de alguien, Martín corrió para abrazar a su abuela y soltarse llorando como un niño.

Martín: gracias abuela... te extrañé mucho...

Con la frialdad que la caracterizaba, la anciana palmeó la espalda de su nieto diciendo: ya, no llores más que no eres un bebé... esta es tu casa, pero ahora ¿qué piensas hacer?

Temeroso de revelarle a su abuela que estaba embarazado, Martín dijo: aún no lo sé... no lo he pensado...

Gertrudis: pues tendrás que ocuparte en algo, porque aunque ya no podrás casarte decentemente, debes buscar algún trabajo... no te puedes quedar sin hacer nada...

Martín: lo sé, abuela... estaba pensando en ir a ver al doctor Cisneros, él se portó muy bien conmigo y me ofreció su apoyo... quizás él pueda ayudarme a conseguir trabajo en el hospital...

Gertrudis: me parece buena idea... solo te recuerdo que si consigues emplearte en el hospital, debes comportarte dignamente... ya cometiste un error entregándote a un hombre, no debes volver a hacerlo porque la próxima vez pueden haber consecuencias graves... imagínate que quedes embarazado y sin marido, eso sí que no podría soportarlo...

Martín no respondió y solo agachó la cabeza sin poder mirar a los ojos de su abuela.

**********

En el rancho, Julián salía de la cocina llevando la comida al abuelo cuando se topó con Diego, quien lo saludó alegremente.

Diego: hola Julián, ¿es mi impresión o hoy estás más lindo que de costumbre?

Ignorando el piropo, el rubio dijo: con permiso Diego, tengo prisa...

El ojinegro se percató que algo le pasaba al doncel: ¿qué tienes? ¿estás enojado conmigo?

Julián: no, solo tengo prisa por llevarle la comida al abuelo...

Diego tapó el paso al enfermero e insistió: no me engañas, tú tienes algo... en las últimas semanas nos hemos llevado mejor y ahora te siento como al principio, cuando no podíamos hablar sin pelear... dime qué te hice para que estés así...

Julián: está bien, te lo diré... no me gusta que coquetees conmigo, así que deja de decirme piropos o hacerme regalos en la madrugada, porque es claro que solo buscas burlarte de mí...

Diego: ¿por qué piensas eso?

Julián: hay Diego, no seas cínico... ya sé que anoche metiste un prostituto a la casa...

Diego: vaya, Tomasa sí que es rápida con los chismes, pero yo no metí a ningún prostituto, era un amigo que conocí en...

Julián: no te molestes en justificarme nada porque no te estoy pidiendo explicaciones... sé muy bien la clase de "amigos" que debes tener y no me importa, pero a mí no me molestes más, por favor...

El enfermero comenzó a alejarse, pero Diego lo detuvo diciendo: ¿por qué estás tan molesto Julián? ¿no será que estás celoso?

Julián miró a Diego, que sonreía socarronamente, y luego dijo: ¿celoso yo?

Diego: sí... pero te aclaro que si me acuesto con esa clase de donceles es porque soy hombre y tengo que desfogarme... te aseguro que si tuviera en casa a un doncel como tú que cumpliera todos mis deseos no buscaría a nadie más...

Sin demostrar su coraje, Julián respondió con garbo: ¿sabes qué Diego? No seas tan egocéntrico y bájate de tu nube... yo no estoy celoso, simplemente no me interesa ser la burla ni tuya, ni de ningún hombre...

Diego: pues con ese carácter, no pescarás a ningún hombre y terminarás quedándote solterón...

Julián: más vale solo que mal acompañado...

El doncel se alejó dejando a Diego con una sonrisa y pensando: está celoso... aunque lo niegue, yo sé que está celoso... vas a caer Julián, tarde o temprano, pero vas a ser mío...

**********

En el hospital, el doctor Fabricio Cisneros entró a su oficina encontrándose con una agradable visita, Martín.

Sin disimular su alegría, el ojiverde dijo: ¡Martín, qué gusto me da verte! Tu abuela me dijo que habías ingresado a un convento ¿era verdad?

Tímidamente, el doncel respondió: sí, doctor, así fue... estuve en el convento San Francisco hasta hoy que volví a mi casa...

Fabricio: ¿eso significa que ya no serás religioso?

Martín: digamos que las circunstancias no me permiten convertirme en religioso...

Fabricio: ¿a qué circunstancias te refieres?

El doncel guardó silencio provocando incertidumbre en el joven médico, quien se percató de la palidez en el rostro del castaño.

Fabricio: ¿qué te pasa Martín? No tienes buen semblante, parece como si no hubieras dormido...

Sin soportar más las lágrimas, el ojicafé confesó: así fue, doctor, no dormí en toda la noche... porque no pude hacerlo después de saber que...

Martín no pudo continuar, por lo que Fabricio se acercó al doncel y tras tomarle sus delicadas manos, cuestionó: ¿tras saber qué? no tengas miedo, ni pena... confía en mí... dime qué tienes...

Haciendo un esfuerzo, el doncel respondió: ayer, el médico del convento me dijo que estoy esperando un hijo...

Fabricio comprendió el dolor del doncel, por lo que lo abrazó con fuerza al tiempo de acariciarle el cabello.

Fabricio: tranquilo, desahógate, te hará bien llorar...

Tras varios minutos de lágrimas, el médico le ofreció un pañuelo a Martín y después comentó: dime, qué pruebas te hicieron para saber que estás embarazado...

Martín: no lo sé bien, el doctor solo me dijo que por los síntomas que tenía era obvio que estoy encinta...

Fabricio: muy bien, entonces antes de cualquier cosa, te voy hacer unos exámenes de laboratorio... son muy sencillos y los resultados están en una hora...

Martín: pero es que no traje dinero para pagarle...

Con una cálida sonrisa, el ojiverde respondió: no te preocupes por eso... lo que me importa es que comprobemos tu estado... ¿me permites revisarte y hacerte los estudios?

Martín asintió con un gesto lleno de ternura y candidez.

***********

Mauro regresaba al rancho topándose en las escaleras con Carlos, quien tenía cara de pocos amigos, la misma que tenía en las últimas semanas.

Mauro: oye ¿sabes si Diego está en la casa?

Carlos: yo qué voy a saber... no soy su niñera, además su presencia me vale madres...

Mauro: en serio que te falta una buena cogida para que se te quite el mal humor... si estoy buscando a Diego es porque me había comentado que hace semanas que no sabía nada de Martín, el chico que fue su novio...

Al escuchar ese nombre, Carlos vociferó: ¿Martín? ¿qué pasa con él?

Mauro: nada, solo acabo de verlo en el parque... no sé a dónde iba, pero pues está aquí en San Benito y...

Carlos no terminó de escuchar a su hermano porque salió corriendo de la casa... Mauro no entendió la actitud del semental mayor por lo que continuó su camino, esta vez topándose con Julián.

Mauro: hola, ¿cómo está mi abuelo?

Julián respondió tajantemente: hoy lo veo un poco mejor que otros días...

El enfermero siguió caminando, pero el ojimiel lo detuvo: ¿por qué eres tan cortante conmigo Julián? cuando llegaste a esta casa creí que te caía bien, incluso mejor que Diego y Carlos...

Con sinceridad, el doncel respondió: cuando llegué a esta casa, no los conocía bien y ahora que los conozco creo que es mejor mantener la distancia...

Mauro: supongo que lo dices porque me consideras igual que mis hermanos, sobre todo porque presenciaste cuando el doctor Montero me reclamó por haber deshonrado a su hijo, pero todo eso fue una confusión...

Julián: Mauro, no me tienes por qué dar explicaciones...

Intentando envolver nuevamente al enfermero, Mauro expresó: es que quiero hacerlo... yo soy un buen hombre Julián, no me compares con mis hermanos... te aseguro que yo no tuve nada que ver con Daniel Montero, es más él y yo ahora ni siquiera nos hablamos, entre él y yo no hay absolutamente nada...

En esos momentos, Tomasa gritó: joven Mauro, te busca el joven Daniel Montero... quiere hablar contigo...

Julián miró a Mauro diciéndole: ¿así que ya no hay nada entre ustedes? Ve a atender a tu novio, no lo hagas esperar...

Furioso, el ojimiel bajó a la sala, donde Daniel se encontraba.

Mauro: ¿qué haces aquí Daniel?

Intentando sonreír, el doncel respondió: quiero que hablemos Mauro...

Mauro: ¿para qué? entre tú y yo todo terminó... está claro que yo no representé nada para ti cuando te vi en la feria besando a otro tipo...

Daniel: por favor, dame una oportunidad de explicarte todo... hablemos, pero no aquí... vamos a otra parte...

Mauro: ¿a dónde?

Daniel: donde tú quieras... solo deseo que estemos solos para que nadie nos interrumpa...

El ojimiel dudó: no lo sé...

Daniel: te lo ruego Mauro... vamos a otra parte, te juro que después de hoy no volveré a molestarte...

Mauro: está bien... ven conmigo...

El semental menor y el ojiavellana se subieron a una camioneta y salieron del rancho.

**********

En el hospital, el doctor Cisneros leía los resultados de Martín, en los cuales se comprobaba que el doncel sí estaba embarazado.

Fabricio: lo siento Martín, pero sí estás esperando un hijo...

Martín: ya lo sabía... no quería aceptarlo, pero desde hace días sentía que algo raro le pasaba a mi cuerpo... en mi corazón ya sabía que un pequeño ser crece en mi interior...

Fabricio: ¿qué piensas hacer ahora? ¿tu abuela ya lo sabe?

Martín: no me atreví a contárselo... para ella será un dolor muy grande, temo que incluso me corra de la casa cuando lo sepa...

Fabricio miró a los ojos del doncel y dijo: Martín, el padre de ese niño tiene que saber lo que te está pasando... tú no puedes estar sufriendo de esta manera y ese desgraciado andar tan campante por la vida...

Llorando, Martín contestó: todo es mi culpa, es mi culpa por ser tan ingenuo y ni siquiera cuidarme después de lo que me pasó... pero es que yo no sabía qué tomar, mi abuela nunca me habló de cómo cuidarme para evitar un embarazo... esto me pasa por tonto...

Acariciando la cabeza del castaño, Fabricio comentó: no Martín, no te culpes, tu aquí solo has sido la víctima... si alguien tiene que pagar por lo que te pasa es Carlos Obregón...

Al escuchar ese nombre, Martín miró al ojiverde muy sorprendido: doctor ¿usted como sabe que él...?

Fabricio: no importa cómo lo sé... lo que ahora importa es que ese canalla debe hacerse responsable por la criatura que estás esperando... tú no puedes hacerte cargo solo... necesitas su apoyo, aunque sea solo de manera económica...

Martín: es que preferiría no decirle nada... no sé cómo vaya a reaccionar... Carlos es muy agresivo y me da miedo...

Fabricio: olvídate de tus miedos, ahora más que nunca tienes que ser valiente por tu hijo... ese bebé tiene que darte las fuerzas necesarias para enfrentarte a quien sea, incluso a Carlos Obregón...

Martín: y qué hago si Carlos no quiere responder por mi bebé...

Fabricio: tendrá que hacerlo... ya se libró de la denuncia por violación, pero ahora tendrá que hacerse responsable de ese niño que esperas... quizás esté mal que lo diga, pero Carlos Obregón es un rico heredero, y si ya te ha hecho sufrir tanto, que al menos repare el daño pagando todos los gastos de tu embarazo y asegurando el futuro de tu hijo...

Martín: el dinero es lo que menos me importa...

Fabricio: yo sé que no... pero ese niño que llevas dentro es un Obregón y desde este preciso momento, ya tiene derechos...

Poco después, Martín salió del hospital y caminaba distraído por la calle.

De pronto, el doncel sintió que era jalado bruscamente del brazo... era Carlos, quien lo había encontrado y subió al doncel a su camioneta.

Carlos: ahora no te me vas a escapar Martín... vendrás conmigo a donde yo quiera...

**********

Mauro llevó a Daniel a la cabaña cercana al río, donde alguna vez ambos estuvieron a punto de tener relaciones sexuales, pero en esa ocasión el doncel se resistió.

Mauro: muy bien, aquí no hay nadie para molestarnos... ¿de qué quieres hablar, Daniel?

El ojiavellana respondió: de lo mismo de lo que te he hablado en las últimas semanas... decirte que te amo y que quiero volver contigo...

Mauro: por favor Dani... ¿a quién quieres engañar? En la feria te besaste con otro cabrón... yo mismo los vi...

Daniel: sí, pero lo hice para darte celos... creí que si me veías con otro, te darías cuenta que sientes algo por mí...

Mauro: pues lo único que lograste es ponerme en ridículo... me convertiste en el hazmerreír del pueblo al hacerle ver a todos que te valió madres nuestra relación...

Daniel: ¿y yo qué? también he sido el hazmerreír cuando todos creen que terminaste conmigo después de haberme tenido en tu cama, pero tú sabes que jamás me entregué a ti...

Mauro: pues muy fácil, el hombre al que decidas entregarte se dará cuenta que sí eres virgen y asunto arreglado... pero mi hombría quedo hecha pedazos gracias a ti...

El ojiavellana se acercó seductoramente a Mauro y acariciándole la mejilla, dijo con voz suave: precisamente quiero reparar el daño que le hice a tu hombría... quiero demostrarte que te amo tanto que estoy dispuesto a darte lo más preciado que tengo...

Daniel susurró al oído del ojimiel: quiero obsequiarte mi virginidad... quiero que seas el hombre que me haga un doncel de verdad...

Mauro tragó saliva al darse cuenta de la determinación del ojiavellana, quien con una sonrisa seductora, se quitó la playera mostrando sin pudor su torso desnudo y sus tetillas rosadas.

Daniel sabía que era un doncel atractivo y lo que podía provocar en los hombres, por lo que tomó una de las manos de Mauro y lo obligó a acariciarle su pecho desnudo.

Daniel: tócame Mauro... hazme tuyo... demuéstrame qué tan hombre eres... demuéstrame por qué les dicen LOS SEMENTALES...

Mauro sintió que su entrepierna comenzaba a doler, por la erección en su pantalón deseando ser liberada.

El sensual doncel llevó su mano derecha a la bragueta del varón palpando el bulto que se había formado entre las piernas del macho.

Daniel: bésame Mauro, bésame y hazme tuyo...

El ojimiel no pudo resistirse a la tentación y besó apasionadamente a Daniel, quien sentía su boca invadida por la ardiente lengua del menor de los sementales.

Aunque intentara resistirse, Mauro era débil ante los donceles y más ante uno tan atractivo y seductor como Daniel, quien correspondía al beso acariciando la ancha espalda de su amado.

El musculoso varón estaba por ceder a sus bajos instintos y caer en las redes de Daniel cuando haciendo un gran esfuerzo empujó al ojiavellana.

Mauro: no Dani, ponte tu playera y vámonos de aquí... no voy a caer en tu juego...

Daniel: ¿de qué juego hablas? Solo quiero demostrarte mi amor...

Mauro: no, tú lo que quieres es atraparme... quieres que te desflore para que después corras con tu papá a acusarme y me obliguen a casarme contigo...

El ojiavellana intentó otra vez acariciar el rostro de Mauro diciendo: no, te juro que no voy a decirle nada a mi papá... solo quiero que sepas que por ti estoy dispuesto a todo, incluso a darte mi primera vez...

Mauro se alejó hablando con firmeza: no te creo... y no voy a caer en la tentación...

Furioso, Daniel gritó: ¿por qué no? ¿acaso no eres un hombre? ¿acaso no me deseas?

El ojimiel también alzó la voz: por supuesto que soy hombre y te deseo con todas mis fuerzas, pero amo más mi libertad y tú solo quieres embaucarme para que me case contigo... y eso no va a suceder...

Daniel: pues en este mugroso pueblo no vas a encontrar a un doncel de mi edad mejor que yo... soy el mejor partido para ti...

Mauro: sí, quizás lo seas, pero yo aún no estoy preparado para casarme... no estoy listo para atarme a nadie... quiero vivir mi vida libre... y ponte la playera para que te lleve a tu casa...

Llorando, Daniel vociferó: te juro que me vas a pagar esta humillación Mauro Obregón... estoy seguro que un día vas a venir de rodillas a mí suplicando que sea tu esposo y ese día seré yo quien te rechace...

Mauro aseveró: eso no lo verán tus ojos Daniel... LOS SEMENTALES somos libres y así seguiremos durante muchos años más... no hay doncel en San Benito que nos amarre, ni con el matrimonio, NI CON UN HIJO...

**********

Carlos estacionó su camioneta en una calle desierta de San Benito.

Martín lo miró a los ojos y preguntó: ¿por qué te detienes en este lugar?

Con voz gruesa, el barbado dijo: porque quiero aclararte que esta vez no te dejaré escapar... te lo dije en el convento y te lo vuelvo repetir, quiero que seas mi amante... Martín, me tienes loco... no sé qué me diste, pero tu cuerpo me enloquece... me haces arder de solo pensar en tu rostro gimiendo y gritando mientras te hago mío...

Sintiéndose humillado por las soeces palabras del semental, Martín contestó: yo también te repito lo que te dije en el convento... no voy a ser tu amante...

Carlos: es que no te estoy dando a elegir...

Armándose de valor, el ojicafé habló: dime Carlos, ¿para qué quieres que sea tu amante?

Carlos: ¿cómo para qué chiquito? Para que satisfagas todos mis deseos, para que cumplas todas mis fantasías... para que yo también te haga sentir el placer de tener un macho solo para ti...

Martín: sexo, solo hablas de sexo... ¿crees que soy un muñeco inflable que solo sirve para dar placer?

Carlos: no eres un muñeco inflable, pero eres un doncel y sirven para lo mismo...

Martín: no, estás equivocado... yo soy un ser humano y no solo sirvo para tener sexo... tengo sentimientos y busco alguien que me ame, pero tú solo quieres saciar tus bajos instintos y nada más...

Carlos: no comiences con argumentos de novelitas baratas... a mí no me interesa el amor... yo no estoy listo para casarme, ni para...

Martín completó la frase: ¿ni para tener hijos?

El barbado miró a los ojos de Martín: ¿por qué me preguntas eso?

El castaño sacó de la bolsa de su pantalón el sobre con los resultados de sus laboratorios y se lo entregó a Carlos.

Carlos: ¿qué es esto?

Martín: léelo tú mismo...

El ojiverde leyó el papel y luego dijo con voz seria: ¿qué significa esto Martín?

Martín: exactamente lo que has leído... estoy embarazado... estoy esperando un hijo tuyo...

El rostro desenfadado de Carlos cambió por uno lleno de rabia y tomó fuertemente de los hombros al doncel diciéndole: ¿a qué estás jugando Martín? Contéstame...

Martín comenzó a llorar ante la agresividad del varón: no estoy jugando, es la verdad... estoy embarazado... tú me embarazaste, tus violaciones tuvieron consecuencias...

Carlos: ¡NO! ¡ESE HIJO NO ES MÍO! Seguramente es del doctorsito ese, te metiste con él y ahora me quieres enjaretar el niño a mí...

Dándole una fuerte bofetada al ojiverde, Martín dijo: no seas cobarde Carlos... ¡ESTE HIJO ES TUYO! Sabes perfectamente que en mi vida has sido el único hombre... tú me desfloraste, lo sabes muy bien...

Carlos: sí, yo sé que fui tu primer hombre, pero quién me asegura que no te metiste con nadie más después de mí... yo vi cuando el doctor Cisneros estuvo en tu casa y estuvieron solos mucho tiempo....

Martín golpeó con sus pequeñas manos el pecho del varón diciendo: no seas canalla y acepta que este hijo es tuyo... no solo me desgraciaste la vida robándote mi inocencia, sino también me embarazaste porque las dos veces que me violaste eyaculaste dentro de mí...

Carlos: pues si te embarazaste es tu culpa... tú eres el doncel y tu deber es cuidarte para no quedar preñado...

Martín: pues no lo hice porque no sabía... ¿crees que me embaracé a propósito?

Carlos: sí, eso es lo que creo... porque quieres amarrarme... eres un interesado como todos los donceles... como sabes que soy un rico heredero, te embarazaste para que te haga mi esposo y disfrutar de mi herencia...

Con el rostro bañado en llanto, Martín gritó: yo no quiero tu herencia, ni nada... si aquí hay un interesado ese eres tú, que no eres más que un parásito que vive a costillas de tu abuelo sin hacer nada...

Carlos levantó su mano amenazando con golpear a Martín: no vuelvas a repetir eso porque me voy olvidar que eres un doncel y te voy a romper la cara...

Martín: no dudo que te atrevas porque de hombre solo tienes los pantalones...

Herido en su orgullo, Carlos dijo: bájate ahora mismo de mi camioneta... no quiero verte, ni saber más de ti...

Martín: pues tendrás que hacerlo, si no a mí, por lo menos a este bebé que lleva tu sangre...

Carlos: eso lo dudo... si quieres un padre para ese niño, ve con el medicucho ese que es tu amante... pero a mí no me cuelgas milagritos...

El semental mayor obligó a Martín a bajar de su camioneta y tras dejarlo en la banqueta, se fue a toda velocidad.

Martín sollozaba diciendo: poco hombre... tú no eres un hombre Carlos Obregón... ¡TE ODIO, TE ODIO!

**********

En el rancho, Diego regresaba a la casa cuando al pasar por el comedor se sorprendió de encontrar a su abuelo cenando junto a Julián... el anciano ocupaba la cabecera de la mesa y el rubio estaba sentado a su lado.

Diego: ¿abuelo? ¿tú cenando en la mesa?

Con una sonrisa, el anciano contestó: sí, cof, cof... hoy me sentí bien y Julián me convenció para bajar a cenar, cof, cof... ¿ya cenaste? ¿por qué no te sientas con nosotros?

Diego respondió sonriendo: por supuesto que los acompaño...

Poco después llegó Mauro y la escena se repitió... finalmente, Carlos apareció y tras estrellar la puerta de entrada se topó con sus dos hermanos y su abuelo cenando en el comedor.

El anciano dijo: qué bueno que llegas Carlos, siéntate con nosotros hijo...

Viendo que Julián estaba sentado al lado de su abuelo, el ojiverde contestó: prefiero no hacerlo... hay ciertas personas que no me agradan en esta mesa...

Don Serafín entendió la indirecta, pero insistió: hazlo por mí, hijo, cof, cof... quizás esta sea la última vez que podamos cenar en familia... me gustaría que cenaramos todos juntos...

Carlos: tú lo has dicho abuelo, "cenar en familia" y aquí hay alguien que no es familia...

Serafín: lo es en mi corazón... de hecho quiero que Tomasa también se siente a cenar...

La fiel mujer, que observaba todo, dijo: no es necesario señor...

Serafín: hazlo Tomasa, termina de servir la cena y siéntate a cenar con nosotros...

Diego dijo: siéntate Carlos, hazlo por el abuelo...

Mauro también insistió: sí, Carlos, no seas gacho...

Carlos comprendió y se sentó en la otra cabecera de la mesa.

Antes de terminar de cenar, el anciano levantó su vaso de agua y dijo: muchas gracias a todos...

Diego: gracias ¿por qué, abuelo?

Serafín: por estar aquí conmigo... en esta mesa están las personas más queridas por mí en estos momentos de mi vida... mi fiel Tomasa, más que una ama de llaves has sido mi amiga... mi estimado Julián, en poco tiempo te convertiste en una luz en mi oscuridad... y ustedes mis tres adorados nietos, Carlos, Diego y Mauro, quizás nunca se los dije, pero LOS AMO, nunca lo olviden... cada uno de ustedes tres es una parte de mí y cuando ya no esté, sé que a través de ustedes seguiré viviendo... a través de ustedes y de sus hijos, no saben cuánto me hubiera gustado conocer a sus hijos, al menos a uno...

Carlos se sintió incómodo ante el comentario del anciano.

Mauro dijo: abuelo, ¿por qué hablas así? Parece como si te estuvieras despidiendo y hoy te veo mejor que nunca...

Serafín: a mi edad cada día es un regalo hijo... y no quiero desaprovechar esta oportunidad, cof, cof, para decirles lo que siento...

Diego habló: nosotros también te amamos abuelo... gracias a ti nuestra familia sigue unida...

Serafín: y espero que sigan unidos... siempre recuerden que son hermanos y los lazos de sangre jamás pueden romperse... un hombre puede negar lo que sea, pero jamás puede negar a su propia sangre...

*********

Al día siguiente en el hospital, Fabricio golpeaba con fuerza su escritorio luego que Martín le contara lo ocurrido con Carlos.

Fabricio: ese tipo es un desgraciado... ¿cómo pudo negar a su propio hijo? No merece ser llamado hombre...

Martín: creo que no debí decirle nada... ¿para qué?

Fabricio: tenías que hacerlo y él va tener que responder...

Martín: ¿cómo lo voy a obligar? No pienso armar un escándalo porque como siempre, el pueblo va terminar juzgándome a mí y no a él...

Fabricio se acercó al doncel diciéndole: no tienes que armar ningún escándalo... he escuchado que el abuelo de LOS SEMENTALES es un buen hombre, ¿lo conoces?

Martín: no, nunca lo he visto... solo sé que se llama don Serafín...

Fabricio: pues tienes que ir hablar con él... don Serafín tiene que saber que estás esperando un hijo de su nieto mayor...

**********

Bajo el gran árbol de manzanas, don Serafín y Julián platicaban como todas las mañanas... esa colina en el gran jardín de la casa se había convertido en un lugar muy especial para ambos.

Julián: hoy el sol luce radiante... no cabe duda que será un gran día...

Serafín: sí, es un día muy hermoso... hijo, muchas gracias...

Julián: ¿por qué me agradece?

Serafín: por todo, cof, cof... aunque nos conocimos poco tiempo, fuiste un verdadero ángel para mí... y por eso quiero regalarte algo...

Julián: ¿qué cosa?

El anciano sacó de la bolsa de su pantalón un colguije de cuero color negro con un cuarzo de punta color azul rey.

Serafín: hace muchos años cuando llegué a San Benito, le hice un favor a una curandera a la que todos llamaban bruja, ella me regaló este colguije diciéndome que era un amuleto... me dijo que siempre lo llevara conmigo porque me ayudaría en los momentos más difíciles, dándome la fuerza necesaria para enfrentar cualquier adversidad... ahora yo te lo regalo a ti, diciéndote lo mismo... úsalo Julián y nunca te lo quites... vas a necesitar mucha ayuda, pero sé que encontrarás la fuerza para salir adelante...

El ojiazul tomó entre sus manos el colguije diciendo: gracias don Serafín, siempre lo usaré, sé que a través de él usted estará ayudándome...

El anciano sonrió al ver su regalo adornando el cuello del bello doncel.

Serafín: me siento cansado, cof, cof... quisiera dormir un poco...

Julián: ¿quiere que lo lleve a su cuarto?

Serafín: quiero dormirme aquí bajo este árbol y este cálido sol...

Julián: está bien don Serafín, descanse... yo me quedaré aquí velando su sueño...

Don Serafín cerró sus ojos recargando su cabeza en el respaldo de su silla de ruedas, mientras que Julián se acostó en el césped... mirando a las nubes en el cielo, el rubio no sintió el tiempo pasar.

Luego de media hora, el doncel consideró prudente despertar a don Serafín para regresar a su habitación.

Julián: don Serafín, ya despierte... vamos para su recámara...

El anciano no despertaba a pesar de los llamados de Julián.

Julián: don Serafín, despierte... don Serafín...

Julián comenzó a mover al anciano para hacerlo despertar, pero al tocarlo sintió sus manos muy frías.

Los ojos azules de Julián se llenaron de lágrimas al percatarse que don Serafín ya no respiraba.

El doncel se hincó frente a la silla de ruedas y recostando su cabeza en las rodillas del anciano comenzó a sollozar: despierte don Serafín... no se vaya todavía, abra sus ojos, abuelo... despierte, abuelito, despierte...

Solo el viento y el cantar de los pájaros escuchaban el llanto de Julián, don Serafín ya no podía hacerlo... don Serafín por fin descansaba en brazos de ese sueño eterno al que llamamos muerte.

Continuará...

¿QUÉ PASARÁ AHORA CON LOS SEMENTALES?

RECUERDEN APOYAR LA HISTORIA CON UNA ESTRELLITA, UN COMENTARIO, O AMBOS...

NOS LEEMOS PRONTO...
😉😉😉

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