❝ Forbidden ❞ || Michaeng

By _xYoungOnce

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❝ Aveces las sensaciones prohibidas son las mejores ❞ ⚘ Aclaraciones en el primer capítulo ¡! ⚘ Mención de... More

𓏲 Prólogo
𓏲 Capítulo 1
𓏲 Capítulo 2
𓏲 Capítulo 3
𓏲 Capítulo 4
𓏲 Capítulo 5
𓏲 Capítulo 6
𓏲 Capítulo 7
𓏲 Capítulo 8
𓏲 Capítulo 9
𓏲 Capítulo 10
𓏲 Capítulo 11
𓏲 Capítulo 13
𓏲 Capítulo 14
𓏲 Capítulo 15
𓏲 Capítulo 16
𓏲 Capítulo 17
𓏲 Capítulo 18
𓏲 Capítulo 19
𓏲 Capítulo 20
𓏲 Capítulo 21
𓏲 Capítulo 22
𓏲 Capítulo 23
𓏲 Capítulo 24
𓏲 Capítulo 25
𓏲 Capítulo 26
𓏲 Capítulo 27
𓏲 Capítulo 28
𓏲 Capítulo 29
𓏲 Capítulo 30
𓏲 Capítulo 31
𓏲 Capítulo 32
𓏲 Capítulo Final
𓏲 Extra O1
𓏲 Extra O2
𓏲 Extra O3
𓏲 Extra O4
𓏲 Extra O5

𓏲 Capítulo 12

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By _xYoungOnce

Chaeyoung descubrió que pasar mucho tiempo con Tzuyu era realmente agradable y divertido, se había olvidado por completo de Mina y Jaehyun, haciéndola sentir mucho más animada y relajada. Ambas notaban la química que había de por medio, no habían silencios incómodos ni se perdía la conversación, todo fluía con total naturalidad y a Chaeyoung le gustaba eso.

El tiempo pasó más rápido de lo que esperaban entre bromas coquetas y charlas amenas, llegando por fin la hora establecida para la película. Se dirigieron al cine con mucha emoción; Chaeyoung no podía evitar preguntarse a qué se debía esa repentina invitación, incluso el hecho de aparecer en su casa había sido muy inesperado, pero aún así, se sentía sumamente agradecida, si no fuera por eso, en ese momento se estaría lamentando por su triste situación amorosa, un problema que deseaba resolver de una vez por todas, porque no podía seguir lastimándose por más que amara a Mina.

Tzuyu habló demasiado fuerte, sacándola de sus pensamientos rápidamente; fijó su vista en ella, notándose realmente confundida porque no la estaba escuchando. Se sintió apenada ante la falta de atención, prometiéndose no caer de nuevo en esos pensamientos que solo terminarían por arruinar su momento con la atenta chica frente a ella.

— Lo siento, ¿me dijiste algo? — la vio apenada.

—Uhm, si — rió suave, ambas ya dentro del cine — Te decía que tu mejor amiga está por allá — señaló a la pelinegra, descolocando totalmente a la coreana

Chaeyoung se tensó, sintiendo un vacío muy incómodo en el estómago al verla junto a Jaehyun en la caja para comprar las entradas, él demasiado cerca de ella, tanto que la estaba empezando a molestar.

¿Por qué la vida la odiaba tanto?

— Ah, si — apartó la vista — Vino con su novio.

— ¿Tiene novio? —Tzuyu estaba sorprendida, ella podría jurar que Mina no era heterosexual, no después de haberla descubierto espiándolas en un momento tan íntimo como en el que estaba con Chaeyoung la otra vez en su habitación, algo en ella le seguía gritando que no era lo que aparentaba ser.

—Pues... Sí, es él — trató de no sonar decepcionada —Vamos por las palomitas, se nos hará tarde — cambió de tema rápidamente en un intento de huir de esa situación.

—¡Chaeyoung!

La mencionada hizo una mueca de desagrado y rodó los ojos antes de girarse ante esa irritante y desagradable voz. Estaba claro que lo hacía por molestarla, si no, ¿para qué más la estaría llamando? Nunca se llevaron bien, no tenían nada de qué hablar.

— Chaeyoung — hizo una sonrisa forzada, tratando con todas sus fuerzas no mostrarse triste al verlo agarrado de la cintura de su mejor amiga, tal y como siempre hacía cuando los encontraba afuera de la casa de los Myoui en las mañanas, o cuando los veía llegar de la escuela.

— Chaengie... No sabía que vendrías aquí hoy — habló Mina, escuchándose nerviosa e incómoda al ver a Tzuyu muy sonriente a su lado.

— Tzuyu me invitó de sorpresa — respondió con una pequeña sonrisa, deseando con todas sus fuerzas desaparecer de ahí.

Mina se tensó en su lugar, sintiendo su interior revolverse con un amargo sentimiento, sintiéndose molesta y desesperada por tomarla de la mano e irse de ahí a otro lado en el que pudieran compartir tiempo solo ellas dos.

Sin Jaehyun, sin Tzuyu.

¿Acaso estaba celosa?

Sí, sí que lo estaba, no soportaba la manera en la que Tzuyu veía a Chaeyoung cada vez que hablaba, con esos ojos tan brillantes.

— Genial — sonrió de manera forzada — ¿Puedo hablar contigo un momento?

Chaeyoung no supo qué responder, de seguro iba a decirle algo como que había regresado con Jaehyun y que se sentía mal por haberla besado de nuevo estando en una relación. Definitivamente, nada de eso era sano, para ninguna de las dos estaba bien.

— Iré por la comida, habla con ella mientras tanto — asintió comprensible la extranjera, dirigiéndose al mostrador en donde debía hacer la compra.

— Jaehyun, tú también ve a comprar algo — le dijo con seriedad, entregándole dinero para que se alejara de ahí. El pelinegro frunció el ceño y asintió, estaba molesto, pero no podía armar un escándalo por algo así, menos en medio del cine.

— Está bien Minari, vuelvo en seguida — habló de manera cariñosa y le dejó un beso en la mejilla, sonriendo al notar la expresión de la rubia.

— ¿Y bien? — preguntó Chaeyoung al estar solas, mirándola expectante.

— No estoy saliendo con Jaehyun de nuevo — fue directa, no quería darle vueltas al asunto porque no quería que Chaeyoung se hiciera otras ideas, le importaba demasiado que no malinterpretara las cosas, solo la quería a ella, aunque aún no se lo haya dicho.

— Parece que él no está al tanto de eso — trató de no sonar celosa, manteniéndose firme ante la mirada afligida de Mina.

— Es que... No le he dicho a mi familia sobre lo que pasó entre él y yo, y Jihyo me pidió que saliera con él para que ella pudiera quedarse con su novio en casa — explicó rápidamente.

— ¿Tu hermana te pidió dejarla sola con su novio en casa? — enarcó una ceja con una sonrisa divertida, demasiado sorprendida.

— Si, ya sé lo que estás pensando y es exactamente eso lo que pasa — rió, sintiéndose un poco más tranquila al ver la sonrisa en la menor — Tú...¿estás molesta conmigo? — preguntó con timidez, quería saber por qué se había ido de esa manera tan fría de su casa esa mañana, ni siquiera se despidió correctamente de ella.

— Tú dijiste que vendríamos al cine — soltó un poco herida, desviando un poco el tema, reteniéndose de no decir algo más que la comprometiera, al final, ese parecía ser un reclamo normal de amigas y así se debía de mantener.

— Lo sé, y lo siento muchísimo, Chaeyoungie — agachó la mirada, un poco decepcionada de sí misma por no haber cumplido con ella — Pero no tenía opción con Jaehyun, lo hago por mi hermana.

— Jaehyun aún cree que son novios.

— No, él solo quiere molestarme. Él ni siquiera se siente bien a mí lado.

— ¿Por qué querría hacer eso? Es decir, si tanto disgusto tiene por ti, ¿por qué tiene que estar a tu lado hablándote como si fueran algo?

Porque me gustas y él lo sabe, porque me gustas mucho y él solo quiere atormentarme con eso.

Pensó por unos segundos que esa sería una buena respuesta para arreglar las cosas entre las dos, pero sabía que ese no era el momento para hacerlo, ¿qué tal si se reía de ella y le decía que no era su tipo o algo así? ¿qué tal si la rechazaba y le decía que solo está confundida? Sería demasiado humillante, y si va a pasar por algo así, preferiría que fuera a solas en un lugar en donde nadie más pudiera verlo.

Estuvo a punto de responder cuando Jaehyun apareció de nuevo con comida en sus manos, sonriéndole de manera inocente.

— Vamos Minari, la película está por empezar — se puso a su lado, agarrando su cintura de manera posesiva.

Mina quiso protestar al respecto, pero apareció Tzuyu también, sosteniendo una bandeja con palomitas y muchos dulces.

— No sabía realmente de cuáles te gustaban, así que traje los que se vieran más llamativos — rió.

A Mina no le agradaba su risa.

— ¡Eso es genial, me encanta! — sonrió emocionada, dirigiendo su mirada ahora a la taiwanesa.

— Vamos entonces — le sonrió de regreso — Nos vemos por ahí — se despidió de la pareja antes de girarse con Chaeyoung y caminar hacia la sala asignada.

Chaeyoung solo le dio una corta sonrisa a Mina y se fue sin siquiera mirar a Jaehyun, dejándolos atrás.

— Es asqueroso, de seguro solo van a toquetearse y a besarse como las lesbianas que son.

— Ya cállate — empezó a caminar, dejándolo atrás, no estaba para escuchar ese tipo de cosas de su mejor amiga, además, el mínimo pensamiento de Chaeyoung y Tzuyu besándose la ponía muy molesta.

Jaehyun bufó molesto y la siguió a paso rápido hasta quedar a su lado.

Estaba claro que ella no iba a aceptarlo de nuevo, estaba seguro de que Mina estaba enamorada de su mejor amiga.

El señor Myoui se caracterizaba por ser un hombre demasiado serio y estricto en cuanto a su familia se trataba, odiaba la desobediencia y la indisciplina, había criado a sus hijas con los mejores modales dentro de una religión en la que debían de mantener una imagen de una familia estable y feliz.

Él no era tonto, sabía que su familia estaba muy rota, y todo empezó desde que él se hizo alcohólico cuando Jihyo apenas tenía cinco. Había sido una etapa muy difícil de superar, su hija le temía y estuvo a punto de perder su trabajo debido a su descontrol.

Cuando Mina nació, fue sumamente feliz, era su pequeña hija, la que más se parecía a él, por lo que le daba toda su atención, cariño y amor, eran sumamente felices en su pequeña, pero estable familia en ese entonces, los problemas de alcohol habían disminuido gracias a la llegada de Mina a su vida, por lo que se mantuvo muy bien durante mucho tiempo. Sin embargo, a medida que Mina fue creciendo, las cosas fueran cambiando en su vida.

Volvió a caer en el alcohol cuando Mina recién cumplió sus nueve años debido a que fue despedido en su trabajo por un necesario corte de personal. Su esposa le decía que, si oraba lo suficiente, tendría un nuevo trabajo dentro de poco, por lo que ella se dedicaba únicamente a eso.

El señor Myoui pasó mucho tiempo desempleado, sobreviviendo solo con los ingresos de su esposa. Cada día salía en busca de trabajo, tenía a dos hijas que mantener, pero al final, terminaba yendo a diferentes bares de la ciudad con la excusa de que estaba deprimido, gastándose el dinero que su esposa llevaba a casa en alcohol, llegando a altas horas de la noche demasiado ebrio y enfurecido por su propia situación. Al llegar, la mayoría del tiempo descargaba su ira con su esposa, gritándole o insultándola; era claro que sus hijas escuchaban todas esas escenas, incluso estaba seguro que más de una vez lo vieron en ese estado tan lamentable, apestando a alcohol y arrastrando sus palabras.

Sachiko. Él no quería separarse de ella, ya todos en la iglesia los conocían y sabían que su familia era estable y feliz a pesar de los problemas, porque nadie sabía de ellos. Sáchalo estaba segura de que un día volvería a cambiar como cuando Mina nació, siendo de nuevo ese hombre amoroso que ya no necesitaba beber.

Un viernes por la noche, luego de un día decepcionante sin encontrar algo, el señor Myoui se dirigió al mismo bar al que estuvo yendo últimamente, sentándose en la misma silla de la barra para ser atendido por la misma hermosa y joven mujer, tan sonriente y amable con él, poniéndole atención a todos sus problemas. Sabía que ver de esa forma a otra mujer que no fuera su esposa estaba muy mal, pero no podía evitarlo cuando se sentía tan tentado.

Esa noche, al llegar a su casa, no se había dado cuenta de que eran pasadas las tres de la mañana, tampoco se había dado cuenta de que las luces de su casa seguían encendidas; entró en silencio, pensando todavía en aquella asombrosa mujer, tensándose tan pronto se encontró con su esposa realmente preocupada en la entrada.

— ¿En dónde estabas? Las niñas no dejaban de preguntar por ti — Sachiko tomó el rostro de su esposo entre sus manos para mirarlo directamente, dándose cuenta de que otra vez estaba borracho, solo que había algo más en esa mirada, lo sentía.

— Fui a tomar algo, es todo.

— ¿Ya te diste cuenta de la hora que es?

— Ya deja el drama, estoy aquí — se dirigió perezosamente hasta el inicio de las escaleras, pero su esposa lo detuvo.

— No puedes comportarte de esa manera, ¡estoy harta de ti! — exclamó, sintiendo un nudo formarse en su garganta — ¡No haces más que emborracharte!

— Mira, de verdad no estoy para esto, ¿si? — suspiró cansado, sintiéndose al límite también.

— Te estás viendo con alguien, ¿no es así? — lo confrontó, mirándolo directamente.

— ¿De qué hablas ahora? — se hizo el desentendido, nervioso.

— ¡No soy idiota! — empezó a llorar, demasiado molesta y decepcionada — Sé que estás viendo a otra mujer, pero no entiendo la razón, tienes una familia aquí — su voz se quebró por completo, sintiendo el dolor en su pecho demasiado abrumador — Me das asco, no mereces estar en esta familia, eres un cobarde, un-

La mujer recibió el primer golpe de su parte, dejándola totalmente atónita. Jihyo corrió hasta su madre cuando vio desde el segundo piso que estaba en el suelo, aún mirando a su padre.

— Mamá...

— Vete con Mina — fue lo único que dijo cuando estuvo de pie otra vez.

— ¡Vete! — gritó su padre, asustándola.

Jihyo corrió escaleras arriba y tomó la mano de Mina, ambas metiéndose en la habitación de la mayor. La pelea de sus padres siguió, Jihyo trató de tranquilizar a Mina que había empezado a llorar, las dos muy asustadas sin saber que hacer.

El señor Myoui siguió golpeando a su esposa cada vez que ella decía algo que le parecía incorrecto o que lo hiciera enojar, sabía que ella no era capaz de entregarlo a la policía, tampoco iba a dejarlo, así que cada vez que él llegaba, ella ya no le decía nada, simplemente lo ayudaba a ponerse cómodo para dormir, en silencio, tal y como le gustaba.

Para cuando Mina cumplió los once y Jihyo los dieciséis, la dinámica familiar estaba estipulada; si la señora Myoui hacía molestar a su esposo, recibía golpes e insultos para mantenerla callada. Iban a la iglesia muy seguido como una familia normal, sonriéndole a todos y presentándose como la familia perfecta, pero ellos sabían que estaban lejos de serlo. Una noche en la que su madre estaba durmiendo y su padre seguía afuera, Mina respondió una llamada inesperada.

Al colgarla, corrió hasta su madre con lágrimas en sus ojos, se recostó a su lado y la abrazó con fuerzas.

— ¿Qué pasó, hija? — preguntó con dulzura la mujer al sentir a su hija llorar.

— Papá te está engañando — respondió entre sollozos — Una mujer llamó y dijo que pronto él iba a dejarte, que somos una basura y que tendrá hijos varones para olvidarse de nosotras

La señora Myoui retuvo las lágrimas y se concentró en tranquilizar a su hija. Ella seguía negándose a dejarlo, se habían casado para estar juntos siempre, se habían casado porque se amaban y a pesar de los golpes o insultos que recibiera, ella lo seguía amando, porque le enseñaron que el amor todo lo perdona, y tenía la esperanza de que todo sería de nuevo como antes, se estaba encargando de eso en cada una de sus oraciones.

— No te preocupes, todo estará bien —sobó su cabello — Ustedes serán sus únicos hijos.

Mina asintió. Ella no comprendía que la mejor solución era el divorcio de sus padres, ellos se habían encargado de hacerla entender que sin importar qué, debían seguir juntos hasta el final porque eran una familia.

Las cosas mejoraron mucho tiempo después, el señor Myoui dejó de golpear a su esposa cuando Mina tenía catorce y Jihyo diecinueve, porque Jihyo lo había amenazado con denunciarlo a la policía si volvía a hacerlo. Claro que estuvo muy sorprendido al recibir una amenaza de ese tipo por parte de su hija mayor, y por más que la castigó, no la hizo cambiar de opinión, por lo que mejor solución era controlar su ira.

Logró conseguir un muy buen puesto de trabajo en el que la paga era mucho mejor, volviendo la estabilidad económica, incluso mejorándola totalmente. Sachiko se convirtió en una persona muy fría y más dedicada a su religión, porque se dio cuenta de que su esposo ya no la golpeaba ni la insultaba, ella creía que había sido por los años de oración, sin saber que había sido por la amenaza de su hija.

La familia Myoui estaba totalmente rota, no tenía reparación. Si antes la señora Myoui era cariñosa con sus hijas, ya no quedaba nada de eso, ahora solo era una mujer que se dedicaba a no hacer enojar a su esposo, una mujer que debía mantener todo en orden y en calma para que su esposo estuviera bien, sin problema alguno, porque ella ya no estaba trabajando, su esposo le dijo que no necesitaba hacerlo más, ella solo se dedicaba a los quehaceres del hogar y a la iglesia, estaba feliz con eso, porque su esposo la amaba de nuevo, ya no la golpeaba ni la insultaba.

Akira estaba satisfecho con su estilo de vida, no tenía problemas en su hogar, a excepción de Mina que últimamente estaba sacándolo de sus casillas, teniendo que recurrir de nuevo a los golpes para ver si de esa manera podía amoldarla para que jamás le faltara el respeto de esa manera. Él seguía siendo muy creyente, ir a la iglesia era algo muy importante, aún tenían una imagen que mantener, lo último que quería era ser tachado como el hombre que no pudo mantener estable su matrimonio.

Ese viaje que disfrazó de trabajo, lo hizo pensar sobre su vida, su esposa y sus hijas, haciéndolo sentir orgulloso de sí mismo por haber logrado mantener el orden, siendo respetado por todos; parecía que todo estaba bien, y su vida estaba a punto de mejorar.

— Felicidades, es un niño — la enfermera lo sacó de sus pensamientos, entregándole el frágil cuerpo de su pequeño hijo recién nacido.

Su segundo hijo había nacido, un niño que lo miraba atentamente, un niño al cual cuidaría y amaría con todo su ser. Le dedicó una mirada llena de amor y cariño a la mujer que yacía en la camilla de hospital, demasiado cansada por el parto, esa mujer que le había dado muchos años de felicidad desde que la conoció muchos años atrás en aquel deprimente bar.

Definitivamente, su segundo hijo era una bendición.

Mina no estaba prestando ni un poco de atención a la película, no podía hacerlo cuando en unos asientos más adelantes estaban Chaeyoung y Tzuyu jugueteando entre ellas, tirándose las palomitas y riendo por las escenas que aparecían en la pantalla. Odiaba sentirse de esa manera, era su mejor amiga, debía estar feliz por ella en lugar de sentirse tan celosa; en todos sus años de amistad, Chaeyoung nunca le había mencionado sobre alguien que le gustara, tampoco le habló de alguien que estuviera interesado en ella hasta que Tzuyu apareció. Quizás se estaría sintiendo un poco menos molesta si no las hubiera visto besándose la otra vez.

— Se te van a salir los ojos de tanto verlas — susurró Jaehyun a su lado, metiendo algunos dulces a su boca.

Mina volvió a ignorarlo, ya no soportaba escucharlo y pensar que se quedaría en su casa toda la noche no era algo que la emocionara, a ella le hubiera encantado que Chaeyoung pudiera quedarse, pero de alguna forma, ya no se sentía con mucho valor para besarla o tocarla de nuevo, parecía que estaba encantada con esa chica, y no era para menos, se veía realmente amable y guapa, alguien que merecía a su Chaeyoung.

Apartó la mirada rápidamente cuando las vio levantarse, dándose cuenta de que habían llegado al final de la película. Observó su reloj, ya eran un poco tarde, por lo que decidió que debían irse, ignorando las propuestas de ir a cenar del pelinegro, ya había pasado demasiado tiempo soportándolo, y por lo menos en su casa podría encerrarse en su habitación e ignorarlo hasta que tuviera que irse al día siguiente. Caminó a paso rápido hasta llegar de nuevo a Chaeyoung, tomándola del brazo para que se detuviera. Se encontró con la sorprendida mirada de ambas, haciéndola sentir avergonzada por interrumpirlas, pero no podía evitarlo, nunca se había sentido celosa por nadie.

A esas alturas, Tzuyu estaba empezando a irritarse, ¿es que no podía dejar a Chaeyoung un momento?

— ¿Pasa algo? — preguntó Chaeyoung un tanto confundida, deteniéndose de golpe.

— ¿Ya vas a casa?

— Eso creo — miró a Tzuyu, notándola un poco confundida también.

— Puedo llevarlas, traje el auto — se ofreció rápidamente — Además, vamos al mismo lugar — sonrió, apartando el nerviosismo. Tzuyu no dejaba de verla, parecía molesta.

— ¿Qué dices, Tzu?

— Lo que tú digas está bien — le sonrió comprensiva — Iba a acompañarte a casa de todas formas, no te dejaría ir sola.

— Está bien entonces — aceptó la rubia, conmovida por la amabilidad de la más alta.

Jaehyun no podía estar más molesto, Mina estaba siendo demasiado obvia y eso no hacía más que hacerlo sentir mal. Se notaba la desesperación por alejar a Chaeyoung de Tzuyu, pero, ¿para qué? De seguro sus padres nunca lo aprobarían, no la dejarían estar con otra mujer, así que no entendía hacia donde estaba llevando todo eso.

Analizó un poco la situación, ella nunca lo celó de esa manera, nunca se sintió amenazada, incluso cuando otras chicas hablaban con él, Mina fue muy desinteresada al respecto, como si no importara en lo absoluto; había tenido varias señales y nunca las descifró hasta que supo que había besado a Chaeyoung, después de eso, todo parecía ser más claro.

Los cuatro entraron al auto en silencio, cada quién en su propio mundo de pensamientos. Durante el camino a casa de Tzuyu, Mina no dejaba de ver de manera disimulada las pequeñas y cómplices sonrisas que se daban ellas dos en el asiento trasero, sintiendo su pecho doler un poco más, deseando tener el valor suficiente para acercarse así. Quizás solo debía aceptarlo, su mejor amiga simplemente se quedaría como eso, como la persona que estaría siempre para ella, como la persona que le daría por siempre el cariño necesario cuando más la necesitara, porque a lo mejor, Chaeyoung ni siquiera se sentía atraída de manera romántica.

Pensar en todas veces en las que ella se aferraba a su cuerpo al dormir, todas esas veces en las que pasaban el tiempo riendo o viendo películas la hacían sentir más atraída, ¿cómo no lo había notado antes? Había vivido en una burbuja durante mucho tiempo, y ahora que por fin sabía lo que quería, otra chica estaba tomando su lugar sin problema alguno, porque ella misma sabía el poder que tenía Chaeyoung sobre los demás, su forma de ser tan agradable, sus gestos y su personalidad eran cosas que llamaban la atención de cualquiera.

Ella incluida.

— Creo que es aquí — habló Mina, estacionándose frente a una residencial muy elegante y privada.

— Si, es aquí — asintió la taiwanesa, abriendo la puerta para bajarse del auto — Chae, ¿podemos hablar por un momento? Será rápido.

Mina notó la mirada de Chaeyoung sobre ella, cómo pidiéndole que le hiciera una espera, a lo que ella simplemente asintió, viéndolas bajar juntas.

Chaeyoung se detuvo frente a Tzuyu justo en la entrada de la residencial, preguntándose qué era eso tan importante que debía decirle solo a ella tan alejadas del auto de Mina. Vio a la más alta demasiado nerviosa, pero al mismo tiempo muy sonriente, dejando a la vista su bonito hoyuelo en la mejilla, siendo esa una de las cosas que llamó su atención cuando la vio por primera vez.

— ¿Te divertiste hoy?

— ¡Claro que si! — respondió Chaeyoung con una enorme sonrisa — La película estuvo genial, gracias, Tzu — sintió sus mejillas sonrojarse sin saber exactamente por qué, quizás por que Tzuyu no dejaba de sonreírle.

— Eso me alegra mucho — sonrió también, sintiendo un molesto y pequeño dolor en su pecho — Chae... Tú realmente me gustas, eres una chica muy increíble y especial — confesó, sintiendo su interior vibrar por sus propias emociones.

— ¿Hablas en serio? — mordió su labio inferior con emoción. Por primera vez una chica le decía que gustaba de ella de esa manera, dejando de lado el sexo o la atracción física.

— Sé que empezamos al revés — rió, haciendo reír también a la rubia — Pasar tiempo contigo me hizo darme cuenta de que realmente me gustas de manera sentimental — soltó un sonoro suspiro, cambiando su expresión a una más tranquila. Tomó sus manos y sobó el dorso con sus pulgares — Pero no creo que esto llegue a algo más.

Las ilusiones de Chaeyoung se destrozaron rápidamente en ese momento, sintiendo un vacío muy incómodo.

— ¿Qué? — se sintió nerviosa de repente, buscando algo más que decir — A mi también me gustas — no estaba mintiendo, realmente le gustaba Tzuyu, había decidido dejar su enamoramiento por Mina y tratar de enfocarse en las cosas que Tzuyu le hacían sentir, pero escucharla decir que no podían llegar a más, de verdad la había desanimado. Mina era algo imposible, algo que debía superar, en cambio, Tzuyu estaba justo ahí sin ponerle obstáculos, podría enamorarse de ella

Toda esa ilusión se esfumó.

— No pongas esa cara — sobó su mejilla con cariño — No es que no quiera, ¿está bien? Ya te lo dije, eres una chica muy increíble.

— ¿Cuál es el problema entonces? — preguntó tímida, sintiendo su piel erizarse ante el toque en sus mejillas.

— Mina es el problema.

— Ya te dije que no estoy enamorada de ella, es mi mejor amiga — explicó rápidamente.

Tzuyu rió y suspiró.

— Le gustas, Chaeyoung. Y aunque lo niegues, sé que a ti también te gusta.

— N-No sé de que h-hablas — tartamudeó un poco, ¿de dónde sacaba esas ideas absurdas? Era hasta cómico — Tiene novio, venimos justo con él.

— Hazme caso, Mina no lo ve a él como te mira a ti.

— Es porque me tiene mucho cariño, somos amigas desde hace muchísimos años — apartó la posibilidad, no quería hacerse ilusiones con esas cosas tampoco, era ridículo.

— Pregúntale, estoy segura de que Mina tiene sentimientos por ti, y es muy mala ocultándolos — rió, dándole un vistazo al auto — No sé cómo es que no lo has notado.

Chaeyoung negó, soltándose de las manos de Tzuyu, demasiado confundida. Mina no sentía nada por ella, nunca se lo dijo directamente, pero era obvio, ¿cierto?

— Deberías decirle también como te sientes — volvió a hablar ante su silencio — Si no lo acepta y niega sus sentimientos por ti y rechaza los tuyos hacia ella, estoy dispuesta a conquistarte hasta que te olvides de Mina.

— Tzu, no — negó con la cabeza, no se atrevía a hablar sobre lo que sentía por su mejor amiga, sería humillarse.

— Estarás bien, ya me contarás mañana — le sonrió amable — Debo regresar a casa, ya es tarde — acomodó su cabello y le dio un corto abrazo de despedida — Nos vemos, Chaengie.

— Nos vemos — respondió casi en voz baja, caminando hacia el auto de nuevo, demasiado inmersa en sus pensamientos.

Mina notó rápidamente el cambio de humor, se veía realmente triste, como si quisiera llorar; estaba a punto de sacar a Jaehyun de ahí para hablar a solas con ella y abrazarla hasta que quitara esa expresión que empezaba a hacerla sentir triste a ella también; odiaba verla tan decaída y silenciosa cuando normalmente sonreía y era ruidosa, ¿qué fue lo que le dijo Tzuyu para ponerla así?

Jaehyun se dio cuenta de la situación, también quería desaparecer, sentía la terrible tensión en el ambiente, y aunque quisiera pasar la noche con Mina, convenciéndola que debían regresar, sabía que era un caso perdido.

— Pasaré la noche con unos amigos, ya le dije a mi hermano, así que déjame en la entrada de la residencial que me están esperando — habló de repente el pelinegro cuando estaban por llegar.

— ¿Seguro que le dijiste a tu hermano? No quiero meterme en problemas después por dejarte ir con alguien más.

Justo como pensó, totalmente indiferente, a ella ya no le interesaba más nada sobre él

— Si, pregúntale tú si quieres.

Mina asintió y detuvo el auto en la entrada como él indicó, lo vio bajar del auto para subirse en otro, dejándola sola con Chaeyoung por fin, al menos no iba a molestarlas.

Luego de un par de minutos, Mina se estacionó frente a su casa. Chaeyoung estaba demasiado distraída para darse cuenta, su mirada seguía concentrada es sus manos mientras le daba vueltas a todo lo que Tzuyu le había dicho.

— Chaeng, estamos en casa.

Chaeyoung reaccionó ante la voz de su mejor amiga, dándose cuenta de que ya habían llegado y que Jaehyun ya no estaba. Frunció el ceño un poco confundida, pero poco le importaba en donde estuviera, solo quería ir a su habitación y encerrarse a llorar como siempre hacía cuando se sentía demasiado abrumada con sus sentimientos. Lo odiaba muchísimo.

Mina quitó su cinturón de seguridad y como pudo se pasó a los asientos traseros sin bajarse del auto. Le costó un poco, pero logró llegar a Chaeyoung, ésta mirándola un poco divertida porque uno de sus pies se había enredado con el cinturón de seguridad y casi caía. Estuvieron en silencio un momento, ambas buscando algo que decir para salir de esa situación.

La mirada de Chaeyoung se encontró con la de la pelinegra y sintió todos esos sentimientos de golpe, doliendo en su pecho, causando que lágrimas se acumularan en sus ojos sin siquiera poder evitarlo. Mina simplemente la acercó a su cuerpo y la rodeó con sus brazos, dejando que llorara todo lo que quisiera hasta que se sintiera bien o hasta que al menos pudiera decirle lo que había pasado. La sentía sollozar en su pecho, y ella no podía hacer nada más que sobar su cabello para tranquilizarla, sabía que le gustaba el contacto físico y que la mimaran mucho, por lo que el llanto pronto iba a parar.

Nadie debía hacerla llorar de esa manera, pero no sabía que era por ella que su linda mejor amiga estaba sufriendo.

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