—¿Desea echarle vainilla? —Pregunta el chico detrás de la barra, anotando las cosas en el vaso transparente.
—Mh...sí, así no es tan amargo. —Respondo al pensarlo un poco.
El chico asiente, terminando de anotar las cosas, preguntando mi nombre y dando el monto del pedido para poder pagar.
Me hago a un lado para esperar, mirando por los ventanales cómo corría viento y los árboles se agitaban a su ritmo.
Estaba en un pequeño descanso de algunos días sin muchos trabajos y exámenes, justo el respiro que necesitaba antes de retomar y seguir con la agonía de dormir poco.
—¡Cassandra! —Escucho ser llamada por una de las baristas, recibiendo su educada sonrisa. —Ten una buena tarde.
—Muchas gracias, tú también. —Digo con suavidad, dándome la vuelta para buscar algunos sobres de azúcar y así endulzar el Cold Brew.
El primero, lo revuelvo, le falta. Voy por el segundo, pero no es suficiente, necesito un tercero. Batallo con el popote de cartón, intentando revolver y disolver lo más posible los granitos de azúcar, probando una última vez mi bebida. Si no estaba lo suficientemente dulce, me resignaria y aprendería a ser más tolerante al amargo.
—¿Cassie? —Escucho una voz conocida hablar a mi espalda, erizado los vellos de mi nuca.
No creí volver a escuchar su voz.
Trago en seco, intentando ocultar mi rostro con mis cabellos, abriendo un poco la distancia al girar para ir en dirección a la salida.
—Equivocado. —Respondo con rapidez, bajando más mi rostro, para ocultarlo en el cuello alto de mi abrigo.
—Cielo, sé que eres tu. La chica dijo tu nombre y. . . —Toma mi brazo con suavidad, haciéndome mirarlo mejor. —puede que tengas el cabello más oscuro, pero tienes el mismo rostro. —Finaliza buscando mi mirada.
—¡San! —El llamado mueve sus ojos desde mi rostro hasta la chica, acercándose a ella para tomar su café, llevándome con él unos cuantos pasos.
Me quería soltar y salir de ahí, pero mi cuerpo poco respondía. San no me tenía con un agarre fuerte, pero simplemente no podía.
—Bien, ¿vamos? —Pregunta una vez que vuelve a mi lado, soltando su mano, cuando nota que sigo plantada en mi sitio.
—¿Disculpa? —Digo algo confundida, alzando mis cejas.
—Hace meses que no sé de ti y quiero aprovechar para que hablemos. —Obvia con una sonrisa, comenzando a caminar hacia la salida.
Sin pensarlo mis pies siguen sus pasos, saliendo de la cafetería. Desde que nos conocimos que fue así. San jamás me habló fuerte o fue desgradable conmigo, pero desde un principio hubo algo en mi que me hizo mirarlo con respeto, siempre haciendo caso a lo que me pedía o a los consejos que me daba.
San se había convertido en esa figura de hermano mayor que jamás tuve y por mucho que haya evitado el verle desde que rompí con Woo, había momentos en que lo extrañaba con demasía.
—Hace tiempo tenía ganas de buscarte, pero Wooyoung no me dejaba. —Comienza a explicar una vez estuvimos sentados en los sofás fuera del lugar. —Hasta me dijo que cambiaste de número.
Bajo mi vaso, relamiendo mis labios ante el sabor del café, frunciendo ligeramente el ceño.
¿Por qué no lo dejaría hablar conmigo?
Porque eres su ex, genio.
—Tengo el mismo número que antes. —Limpio la comisura de mis belfos con mis yemas.
—Lo supuse, pero respeto la decisión de Wooyoung. —Se encoge de hombros. —Aunque no me pude contener al verte ahora.
Ríe sin gracia, bajando la cabeza, llevando sus ojos a su café y jugando a moverlo con cuidado.
—Sí quieres que pida disculpas por no llamarte, no lo haré. —Lo miro fijamente, inhalando con profundidad. ¿Debía pedirle disculpas? —Lo de Woo me dolió hasta el punto de querer borrar cualquier cosa relacionada a él, espero lo entiendas.
Este alza su cabeza, para mirarme. Quedándose en silencio unos largos segundos, para después asentir con suavidad.
San siempre fue tan comprensivo con mis sentimientos, incluso aveces mucho más que mi mismo ex novio.
—Lo entiendo, no quiero que te disculpes. —Este toma de su bebida caliente, echando un poco su cuerpo hacia atrás para apoyarse en el respaldo. —Eso si, te he extrañado. Te habías convertido en mi hermanita pequeña.
Mis labios se aprietan ante las últimas dos palabras, desviando mi mirada hacia la gente que entraba a la cafetería.
La ruptura con Wooyoung no sólo me había afectado con él, sino que también me dolió al alejarme de sus amigos.
Durante el tiempo que estuvimos juntos, me integró a su grupito y ellos me hicieron en cierta manera parte de este.
Yunho, su hermana un poco más grande y San eran amigos desde la secundaria. Después en preparatoria se les unió Wooyoung y desde ahí han sido como una pequeña familia, en la que tuve la suerte de estar por unos meses.
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—¿Estás seguro que está bien que venga? —Pregunto algo nerviosa, sacando mis zapatillas para dejarlas en la entrada del departamento.
Era primera vez que venía al departamento de Wooyoung. Pero lo que más me ponía ansiosa, era que conocería a la hermana de Yunho, que por lo que tengo entendido, es la voz absoluta del grupo.
—¡Por supuesto! Hari Ah hace tiempo que nos insiste para conocerte. —Responde Wooyoung tomando las bolsas con comida, para abrirse paso al interior.
Camino casi pegada a su espalda, observando el lugar por encima; no me quería ver chismosa. Escucho la voz de San hablar, junto con dos más, riéndose con alegría y casi sin dejar que la música de fondo se escuchara.
—¡Pequeña! —San es el primero que se aproxima haciendo a un lado a mi novio, recibiendo una queja por parte de este.
Sus brazos me envuelven con fuerza, meciendo su cuerpo de un lado a otro con una risita.
Mis manos dan suaves palmaditas en su espalda a modo de saludo, mirando a mi pareja en busca de ayuda. Aún no me acostumbraba del todo al afecto de San, pero agradecía que fuera tan cálido conmigo.
—Ya ya, sabes que le da vergüenza. —Le corta mi chico, dándole suaves palmaditas en su hombro.
—¡Al fin la trajiste! —Dice la que supongo que es la hermana mayor de Yunho, acercándose para tomar mis manos. —Hace mucho tiempo que pido verte, pero San y Wooyoung siempre hacían planes sin mi.
Los mencionados se hacen los desentendidos, poniendo su atención en el sushi que íbamos a comer después, mientras Yunho limpiaba el lugar ajeno al regaño oculto.
—Soy Hari Ah o sólo un Hari. Es un placer conocerte, Cassie. —La sonrisa calcada a la de Yunho me tranquiliza, haciéndome sonreír de vuelta.
—El placer es mío, Hari. —Respondo bajito, apretando con cariño sus manos entre las mías.
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Muevo mi vaso ya a la mitad, haciendo sonar los hielos en su interior. Mis ojos vagan por las tablas del suelo color marrón, chocando en mis mejillas una brisa más helada.
San había acabado su café y pidió otro más a una chica que de vez en cuando salía de la cafetería para saber si la gente que se sentaba en las mesas o sofás, necesitaba otra cosa.
—No sé si me creas, pero a Wooyoung también le ha afectado esto. —Murmura cerrando la tapa del azúcar.
Mis dedos aprietan el vaso, si saber que responder.
¿Por qué traía esto a la conversación?
—No justifico como se comportó, yo mismo le advertí. —Suelta un suspiro pasando sus dedos por sus cabellos con algunas mechas color rojo. —Pero no creas que le ha sido fácil.
—No sé si quiero hablar de él ahora. —Susurro, tomando un poco más de mi café helado.
Hace tiempo que dejé de lado cualquier pensamiento relacionado a Wooyoung, ya que sabía que no me hacía bien pensar en el pasado.
—Sí, me disculpo. —Alza su cabeza, buscando mis ojos. —Aún así, la decisión que tomaste era por tu bien y eso es lo importante. Sea como sea que estés llevando tu vida, espero que estés feliz y mucho mejor.
Mis orbes viajan hasta los suyos, viendo esa sonrisa que hace alrededor de meses que no veía.
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Habíamos estado viendo series y películas toda la tarde, pero ya se había hecho de noche. A Hari la pasó a buscar su novio y Yunho se había ido a dormir hace unos cuarenta minutos.
Al notar que Wooyoung ya se había quedado completamente dormido, con cuidado quito su cabeza de mi regazo, para dejar una almohada en remplazo, cubriéndolo con una manta.
Se pongo de cuclillas para quedar más cerca del rostro de mi novio, peinando algunos cabellos y quitando estos de sus ojos. Dejo un pequeño beso en su mejilla, sin creer lo tierno que se llegaba a ver dormido.
Me levanto y tomo uno de los hoddies que San me había prestado, saliendo al balcón para sentarme en una de las sillitas de metal.
—¿Te molesta si te acompaño? —Pregunta el dueño de la prenda que estoy usando, sentándose en la silla a mi lado.
—Claro que no. —Respondo abriendo mi cajetilla.
Saca su encendedor y lo acerca a mi rostro, para que prenda mi cigarrillo, haciendo lo mismo con el suyo.
—Gracias, Cassie. —Dice después de unos minutos de silencio cómodo, dejando caer las cenizas en una lata de cerveza.
—¿Por el pastel? —Pregunto soltando el humo. —No lo hice yo, es de Yang Mi. Yo quemaría la cocina. —Suelto una risita avergonzada.
—Por Wooyoung. —Me corrige con suavidad. —Hace mucho tiempo no lo veía realmente feliz. Has podido cambiar su ánimo y ayudar a sanar esas inseguridades que dejó su pareja anterior.
San toma otra calada, fijando los dos nuestros ojos en las luces de los edificios de al frente.
Me quedo en silencio pensando sus palabras, jugueteando con mis dedos en el borde del puño del hoddie.
—No sé realmente lo que he hecho, sólo me dedico a preocuparme por él y hacer lo posible para que se sienta amado. —Me encogo de hombros, dejando un mechón rubio detrás de mi oreja.
—No lo sabes porque no has vivido tanto tiempo con él. —Se acomoda en su asiento. —Y bueno, esto se supone que no deberías saberlo. Pero incluso has logrado que se sienta bien con su cuerpo y no esté preocupado de qué puede y que no puede comer.
Miro el perfil ajeno unos segundos, volviendo la mirada a las personitas que caminaban a muchos metros bajo nosotros.
No sabía que Wooyoung sufría de esos problemas. No sé si nunca me fijé o era muy bueno disimulando con las comidas.
—A lo que voy...es que estoy agradecido por tu llegada a la vida de él. —Me mira finalmente con una cálida sonrisa. —Has hecho mucho por él y al mismo tiempo has hecho mucho por nosotros. —Finaliza, para extender su mano y acariciar mis cabellos con tranquilidad.
Su tacto se sentía suave y amigable, uno que hasta se podría decir que era partenal. Me era ajeno, al no sentir uno así desde hace tantos años, sin embargo se sentía bien.
De repente el sonido de la corredera del ventanal nos hace girar la cabeza, siendo mi novio el responsable.
Estaba envuelto en la manta con la que lo había arropado, restregando sus ojos con pereza.
—No sé en qué momento de la película me dormí. —Murmura arrastrando sus pies hasta donde yo estaba sentada.
Al notar su propósito, apago en el cenicero lo que queda de mi cigarrillo, apoyando mis pies en el suelo.
Wooyoung se sienta en mi regazo, frente a mi, dejando un casto beso en mis labios, para abrazarse y ocultar su rostro en el hueco de mi cuello, volviendo a dormirse a los pocos segundos.
—Dios, que mimado salió. —Dice San con diversión, rodando sus ojos cuando Wooyoung le muestra el dedo de en medio, entrando de nuevo al apartamento para dejarnos ahí.
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Subo el cierre de mi abrigo, llegando hasta mi nariz el cuello de este, botando el envase vacío de mi Cold Brew.
—¿Y cómo van las cosas? ¿Estás conociendo a alguien? —San pregunta pateando algunas piedras del camino.
—No voy a hablar eso contigo. —Respondo rodando mis ojos.
—Vamos Cassie, sabes que no soy de los que cuenta esas cosas. —Se acerca para empujar con suavidad mi cuerpo con el suyo. —Además, era a ti a quién le contaba los secretos.
Entrecierro mis ojos para escanear su rostro, recibiendo un pequeño puchero por su parte.
—Vale vale. —Respondo cruzándome de brazos. —Bueno, no he conocido a alguien como tal en temas amorosos, porque sé que te refieres a eso. Pero. . . —Dejo la idea al aire.
¿Pero Cassandra?
—Pero qué, pequeña. —Me anima a seguir hablando el de mechas rojas.
—Hay un chico que me ha estado ayudando bastante. —Suelto mis brazos para meter mis manos a mi bolsillo.
—¿Ayudado en qué sentido? —Pregunta ladeando su cabeza.
—Bueno, ha estado varias veces en momentos donde mi cabeza está en cualquier lado, menos en un lugar estable. —Explico arrugando un poco mi nariz. —Y me ha hecho sentir bien, básicamente.
San se adelanta unos pasos y se gira para mirarme más de frente.
—¿Te gusta? —Pregunta tapando su boca con sus dos manos.
¿Disculpa? No, creo que no.
—¿Qué? Claro que no, somos amigos. —Murmuro rascando mi nuca y desviando mi mirada.
—Mh...te conozco Cassandra. —Se acerca haciendo más pequeños sus ojos. —Pero te voy a creer.
Habíamos llegado a una cuadra antes de mi universidad, justo en el paradero donde San podía tomar su bus para no tener que caminar a su edificio.
—Bueno, ahora que sé que no cambiaste el número, me mantendré en contacto. —Dice el chico afirmando.
—Está bien. —Asiento suavemente, jugando con mis dedos dentro el bolsillo de canguro.
—Ven acá, pequeña. —Toma mi muñeca, jalandome hasta chocar con su pecho, envolviendo mi cuerpo en un cálido abrazo.
Un golpe de nostalgia me llega al sentir su aroma, acurrucandome por instinto en su pecho.
Me doy la confianza de abrazarlo de vuelta, cerrando mis párpados ante la sensación ya conocida.
Extrañaba a San, extrañaba sus consejos y bromas. Extrañaba tener una contención, un hermano mayor y un amigo en el podía confiar.
—Espero que estés bien. —Digo con una sonrisa al separarnos después de unos momentos cuando el transporte del chico llega.
—Tú también y cuídate mucho, ¿si? —Finaliza San, desordenando mis cabellos con una risa, dándose la vuelta para subir a su bus correspondiente.
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¡Buenos días, tardes o noches gente hermosa!
Me decidí a escribir este cap, aunque hubo sus lagrimitas en el proceso, porque tuve un amigo como San y se extraña.
Anyways ¡Espero que les esté gustando! Cualquier cosa relacionada a cohesión u ortografía me pueden hacer saber y así la lectura se hace más bonita.
Besitos en la colaaaa.
Published: February 16, 2022.