Cielo.
― Quédate quieto Palacios ― Le digo mientras intento dibujar y me molesta con besos en el cuello ― ¡Amor! ― Me quejé y rió ― Basta, ¿Hasta cuando tengo tiempo de hacer esto?
― Pasado mañana ― Lo miré ― Los tiempos los ponen ellos no yo.
Rodé los ojos ― Con más razón, déjame terminar mínimo.
Miró lo que estaba dibujando, ― ¿Es Irene? ― Preguntó con una sonrisa.
Desde que le conté a Mateo, la pequeña de diez años daba vueltas por mi cabeza. La extrañaba mucho.
Después de estar un rato fuera con Mateo volvimos para almorzar en su casa junto a Emilio, que estaba solo ya que sus padres estaban trabajando, y cuando se fue a casa de un amigo a pasar la tarde vinimos a mi casa a dibujar a la terraza, Mateo se aburrió a los cinco minutos y yo planeaba terminar esto hoy si o si aunque esté todo el día, no quería hacer todo apurada mañana.
― ¿Decís que viene quedando bien? ― Le mostré a Mateo y asintió, estaba guiándome por una foto que le había sacado hacía un año, antes de que todo pasara, creo que es la última que tengo.
― Está igual, te está quedando re lindo amor ― Sonó su celular por un mensaje y me miró por un segundo ― Ahí vengo ― Dijo antes de bajar de la terraza, pasaron creo que diez minutos cuando volvió con un papel en la mano ― Es el número de la amiga de tu mamá, la profe de Ire ― Me explicó antes de extendermelo, su mamá se lo había dado.
Algo dudosa lo agarré antes de sacar mi celular y marcar el número rápido, me temblaban las manos a esta hora Irene debe estar en el colegio.
Mateo se sentó en el piso para abrazarme en lo que sonaban aquellos tres tonos antes de que alguien contestara.
― ¿Hola? ― Escuché del otro lado pero me dió miedo, y corté, me pasé las manos por la cara.
― Está bien, podes llamar en otro momento ― Murmuró contra mi pelo.
― ¿Y si ella no quiere hablar conmigo?
― Obvio que va a querer, sos su hermana.
― Todavía no entiendo como haces tantas cosas buenas por mi.
― Porque te amo ― Dijo acariciando mi mejilla ― Porque sos de las cosas más lindas que tengo, una personita que vino a revolucionarme la vida como nadie, ¿Entendiste ahora o te tengo que explicar a besos?
Sonreí ― Ay no, creo que no entendí ― Dije mirando para otro lado y sentí sus besos en mi cuello y algunas cosquillas, reí a carcajadas ― ¡No puedo respirar boludo, para! ― Sacó sus manos de mi cuerpo y se sentó bien ― Ahora vas a ver ― Casi me tiré sobre él para ahora ser yo la que le hacía cosquillas.
Su risa me hacía reír a mi, intentó hacer que lo deje pero me safaba fácil de sus manos, él también empezó a hacerme cosquillas así que agarré sus muñecas, quedando Mateo con sus manos al lado e su cabeza y yo sobre él, los dos intentando regular nuestra respiración con una sonrisa.
Cuando nos calmamos y aflojé mi agarre, se puso un poco más serio antes de sentarse y agarrar mi cara en sus manos para darme un ansioso beso, de a poco su lengua y la mía se hicieron presentes.
Lo empujé despacio de los hombros para que vuelva a acostarse en el piso, conmigo siguiendo sus movimientos, sus dedos delinearon desde mi espalda, mi cintura, hasta llegar a mi espalda baja para apretarme más contra él.
Empecé a besar su mandíbula, su cuello mientras el sólo suspiraba y seguía con sus manos en esa parte de mi cuerpo haciendo que mis caderas se muevan en un lento vaivén.
― Cielo, amor... ― Me llamó en un susurro e hice un ruido con la boca para que siga ― Estamos en la terraza amor ― Me recordó y me separé.
― Perdón ― Dije relamiendo mis labios, me paré para juntar todo lo que había dejado ahí antes de bajar por las escaleras y entrar al living a dejar el dibujo, antes de ir a mi cuarto, Mateo apareció atrás mío y volviendo a atacar mis labios.
― Dije que estábamos en la terraza, no que pararas ― Murmuró contra mis labios.
Rodé los ojos ― Pero ahora yo no quiero, perdiste la oportunidad ― Le dí un pico antes ir a mi cuarto a dejar los dibujos.
― Ya vas a cobrar vos, te voy a cagar a besos ― Advirtió.
― Ay si, acá te espero ― Lo provoqué y sonrió negando antes de ir por mi agarrándome de la cintura y besarme ― Está atrevido el asunto ― Dije entre besos y rió.
― Sos hermosa flaca.
(•••)
― ¿lo ves bien ahí cordobesa? ― Preguntó Tiziano y junto con Leyla nos acercamos, ellos dos, Octavio y Camilo estaban ayudándome con el mural, Mateo estaba adentro trabajando enseñando a los chicos.
― Sinceramente pintas con el culo amor ― Le dijo Leyla y solté la carcajada, la miró con reproche ― Pero te quedó linda igual esa parte eh, con que pintamos un poquito más de amarillo ahí queda bien.
― Por suerte ella me ama con mis defectos ― Sonríe Tiziano y seguí riendo.
― Eu Cielo ― Se acercó Oky ― Te quedó buenísimo eh, te felicito, ¿Cómo llegaste allá arriba? ― Pregunta por lo alto que era.
Recordé cuando Mateo casi se cae de la escalera por pintar ahí arriba.
― Me ayudó Mateo, se jugó la vida literal.
― ¿Siguen juntos?
Asentí mirándolo ― Si, mejor que nunca, ¿Por?
― Porque como no los veo mucho juntos, no sé, pensé que se habían peleado.
― Nah, lo que pasa es que el trabaja allá, yo acá afuera, además vivimos al lado, prácticamente juntos, además no tengo por qué acompañarlo a todos lados, es mi novio no mi perro ― Dije divertida.
― Ah, ¿Son vecinos?
― Si, lo conocí el primer día que llegué ― Comenté riendo.
― Ah, bien, bueno terminamos acá y llamo a mi tío, ¿Querés?
― Si obvio, deja que arreglo unas cosidas y estamos.
Después de cómo media hora, aparecieron Mateo y Guille, ya habíamos terminado.
― Quedó mejor de lo que pensé ― Comentó el dueño del lugar mientras yo caminaba hasta estar al lado de Mateo admirando el proyecto.
― ¿Si? Bueno, los chicos me ayudaron mucho, Mateo también.
― La verdad quedó impresionante Cielo, tenes talento para esto, no pensé que lo ibas a hacer en tan poco tiempo, pero superaste todas las expectativas, sos una artista indiscutible.
― Gracias, me alegro muchísimo de que le haya encantando.
Me extendió un sobre ― Esto es lo tuyo ― Le sonreí.
― Eh, ¿Lo de ellos? ― Pregunté señalando a los demás ― Me ayudaron mucho.
― Tranquila Cielito ― Dijo Leyla ― Lo hicimos para ayudarte, está todo bien, ese fue el acuerdo, ya nos quiso pagar y no quisimos.
Me sentía algo mal de que ellos no hayan cobrado nada de esto así que pensé en algo rápido.
― Bueno, entonces pueden ir a casa a comer asado, llevan solo para tomar, ¿Qué dicen?
― ¡Uuh, yo donde hay comida voy! ― Se sumó enseguida Camilo.
― Caída del Cielo te llegó esta piba Mateo, más vale que vamos ― Chocó los cinco conmigo Tiziano y Leyla también dijo que si, miré a Mateo.
― Ni hace falta que me preguntes qué me ofendo ― Dijo abrazándome de lado.
― ¿Vos Oky, venís? ― Le pregunté ya que el también había ayudado.
Negó con una sonrisa de boca cerrada ― No gracias, tengo un par de cosas que hacer.
Si el dice.
― Bueno, ¿Nos llevas Tizi? ― Le pregunta mi novio a Tiziano y asiente rodando los ojos.
Mateo.
[el que se acuerde de esta canción tiene un lugar en el cielo y en mi corazón]
― ¡Y hoy te vas, te vas, te vas, te vas! ― Cantábamos todos los borrachos en el patio de Cielo, ella reía mientras Tiziano, Leyla y yo lo dábamos todo ― ¡Pero sé que por algo me has de recordar! ― Señalé dramáticamente a mi novia mientras cantaba.
se mordió el labio antes de sacarme la cerveza de la mano ― Creo que ya tomaste mucho vos ― Dijo riendo.
―Boluda, me tenés que explicar como es que aguantas más que yo ― Dije mientras ella me llevaba adentro casi arrastrándome, nunca me dí cuenta que los demás también se estaban yendo ― ¿Serán tus orígenes?
Rodó los ojos ― Primero vos sos un flojito y segundo, dicen que la gente con ojos azules tiene más tolerancia al alcohol que los demás, ademas no puedo tomar y caminá dale ― Me ordena mientras Camilo y la pareja también se van.
― ¡Eu cami, mi rey! ― Grité mientras ellos se estaban por ir ― Te amo gil ― Camilo rió, él no había tomado.
― Me estás cuerneando en mi cara, pedazo de culiado ― Me dice Cielo riendo.
― Yo los llevo a ellos, ¿Te ayudo en algo? ― Le pregunta mi amigo a Cielo y ella niega.
― No tranqui, vayan ― Se despidieron y se fueron, mientras, Cielo fue a acostarme a su cama.
― ¿Sabes que me re calentas cuando decís culiado? En serio te digo, es el acento ― Dije sonriendo.
― ¡Palacios! ― Me retó y reí.
― ¿Te puedo contar un secreto? ― Le pregunté y asintió.
― A ver con que me vas a salir ahora ― Suspiró sonriendo.
― Vení acércate ― Le hice un lugar en la cama pero sólo se arrodilló en el piso para mirarme así que le robé un beso, rodó los ojos y antes de que se vaya la agarré de la mano ― Nah mentira, no jodo más ― Me aclaré la garganta ― Hace un tiempo, unos meses, conocí a una wacha.
― Mm a ver con que me vas a salir ahora ― Murmuró.
― Sh, estoy contando la historia ― Se rió ― Bueno, se llama Eva Cielo Mazzei de Palacios, por ahí la conoces, la primera vez que la vi dije, Tucson tenemos problemas y entonces después me la crucé en una perfumería, casi me rajó a puteadas.
― Y con razón ― Murmuró.
― Pero de a poco se fue dejando querer viste, la hicieron llorar mucho, ¿Sabías? Y yo sé, porque yo pienso a veces, por ahí me llega el agua el tanque ― Dije tocándome la cien ― Que es una bomba de tiempo, pero también sé ― La miré ― Que si le pasa algo, yo me muero, porque la amo una banda ¿No? Fa la re amo, nunca amé a alguien así ― Describí mirando al techo ― Tiene los ojos más hermosos que vi, y no por el color de ojazos que tiene ya que mi amiga Leyla, que esta re loca y es alta borracha, tiene el mismo color de ojos, sino porque Cielo es tan..., no sé, todas las noches le pido al de arriba que me ayude, que nos tire una piola, y verla feliz, que le brillen los ojos, que baile, que disfrute, me hace amarla más y no sabes lo piola que se siente eso, porque ella también me ama porque sino me hubiera sacado cagando ya, si soy alto denso.
― No sos denso, sos hermoso ― Susurró a mi lado y sonreí.
― Obvio reina, pero también, ¿Sabes que? Yo el otro día soñé algo re piola pero no se lo quise contar a Cielo por las dudas.
Me hizo caricias en el pelo ― ¿Qué soñaste?
― Soñé que, nos mudarnos juntos y salíamos adelante, dejábamos todo el pasado atrás y podía verla sonreír todos los días, eramos felices, ahora lo somos, pero más todavía, ¿Te imaginas? ― Cerré los ojos, me estaba agarrando sueño ― Eramos felices por siempre ― Así caí rendido, borracho y con sueño.