INSUPERABLES [•1]

By HollyGeistt

328K 26.2K 4.2K

Libro 1 de la Bilogía INCONTROLABLES [BORRADOR SIN CORREGIR] Ex's Que aún no se superan. Aunque creían que s... More

Prólogo
Dedicatoria
Capítulo 1: El Ex
Capítulo 2: El nuevo Novio
Capítulo 3: La fiesta de cumpleaños
Capítulo 4: No beses con los ojos
Capítulo 5: Sin arrepentimientos
Capítulo 6: Hagamos esto más seguido.
Capítulo 7: llama a emergencias si tienes una urgencia.
Capítulo 8: Sin reglas inútiles
Capítulo 9: Críticas absurdas.
Capítulo 10: Tío Favorito
Capítulo 11: Esposa, amor de su vida
Capítulo 12: Noche de disculpas
Capítulo 13: Demuéstrale que eres digna
Capítulo 14: ¿Celoso, Potter?
Capítulo 15: Cena familiar con familia aleja.
Capítulo 17: Más amargada de lo habitual
Capítulo 18: Confundido
Capítulo 19: Hipócrita
Capítulo 20: Un tiempo
Capítulo 21: Te extraño
Capítulo 22: Tema delicado
Capítulo 23: Perdidamente enamorada
Capítulo 24: Bomberos
Capítulo 25: Obra de teatro
Capítulo 26: Lo arruiné
Capítulo 27: Incendio
Capítulo 28: Confesiones y aceptaciones
Capítulo 29: Enfrenta al padre exigente
Capítulo 30: Cerrando ciclos
Capítulo 31: Torturador.
Capítulo 32: Acuario
Capítulo 33: Día favorito
Capítulo 34: La familia de Aubrey
Capítulo 35: Delfines
Capítulo 36: Papá libre
Capítulo 37: Por ellos. FINAL
Epílogo

Capítulo 16: Protectores de casa

7.4K 592 70
By HollyGeistt

AUBREY

—Nena— me llama.

—Mhmm.

Siento sus manos deslizarse por mi espalda y subir mi camiseta, luego una de ellas se cuela por el interior y llega a mi pecho que aprieta y busca mi pezón con su pulgar.

Cuando me doy cuenta siento su pene bastante despierto frotándose entre mis nalgas.

— Nena — vuelve a llamarme —, vamos, despierta, tengo ganas de ti.

Sonrío aún con los ojos cerrados.

— ¿Por qué me duele el trasero, Dominic?— pregunto. Además de sentir su prominente erección contra mí, también siento ese cosquilleo que se produce después de ser apretado o manoseado con fuerza y dedicación.

— Llevo quince minutos apretándolo para que te despiertes, pero tú solo seguiste roncando como cerdito — me informa y su mano me vuelve a apretar robándome un jadeo — hasta estás mojada y aún así no te dignas a despertarte y complacerme.

Abro los ojos rápidamente. ¿Mojada? ¿Dijo mojada? ¡Diablos! ¿Por qué mi cuerpo lo reconoce y reacciona tan bien a él hasta estando dormido?

— ¿Cómo sabes que estoy mojada?

— Te siento.

Me las ingenio para girar debajo de él para quedar boca arriba y poder mirarlo, aunque esté oscuro.

— ¿Tiene que ser ahora? Estaba durmiendo.

— Yo también dormía el otro día y me despertaste para hacerlo.

— ¿Es un reproche?— me cruzo de brazos.

— Tal vez.

Nos sostenemos la mirada unos segundos hasta que suspiro y levanto mi camiseta.

— Venga, va, que sea rápido que estaba teniendo un sueño muy bonito.

Sonríe como un niño al cual le han dado su juguete favorito.

— Gracias, linda — besa mi mejilla rápidamente antes de bajar sus manos al bóxer que llevo puesto y quitármelo. También me quita la camiseta y se prepara para hacérmelo mientras yo me relajo y lo dejo hacer lo que quiera, total ya me siento excitada por el hecho de saber la necesidad que tiene por mi cuerpo en plena madrugada.

Siento su cuerpo moverse sobre mi y suelto gemidos involuntarios, juro que trato de callarme pero con él es imposible. Lo hace tan bien que no puedes simplemente cerrar la boca, tienes casi la obligación de gritarle al mundo que Dominic Blake folla como un Dios y te está dando tanto placer que te lleva a dar un paseo por el paraíso con su polla.

Mis piernas están enredadas a su cintura y mis brazos se agarran de los barrotes de la cama como si de ello dependiera mi vida. Su mano se desliza por mi brazo hasta agarrar mi mano y entrelazar nuestros dedos. Oigo que me murmura algo pero no escucho qué.

— ¿Hum?— pregunto entre jadeos.

No responde, por lo que abro los ojos encontrándome con los suyos observándome. La intensidad que maneja este hombre me puede y mucho. Me dan ganas de besarlo todo el tiempo, no sé qué me pasa.

— No te oí— le aviso para que lo repita.

Baja la mirada a mis pechos y los aprieta con una mano mientras siento como la otra se aprieta en la mía.

— Dom...— gimo cuando siento mis músculos contraerse — ¿Que me has dicho?

Sigue sin querer responder. Lo miro mal, ni siquiera me mira a la cara. Quiero volver a reprocharle pero el éxtasis llega a mi junto con el suyo borrándome cualquier cosa que quisiera decir. Gime mi nombre en mi oído con una voz ronca y sensual, siento punzadas en mi vientre bajo pero me confunde que no sean por el momento de placer que estoy pasando.

Mis manos sueltan los barrotes y las bajamos, pero no soltamos nuestras manos entrelazadas. Su cara se hunde en mi cuello y su pecho se funde en el mío. Tenemos las respiraciones agitadas y las palpitaciones a flor de piel. Sale de mi y queda acostado sobre mi cuerpo como si yo fuera su colchón. Me plasta, si, pero me gusta sentir su cercanía, así que no me quejo y lo disfruto.

Su respiración en mi cuello hace que se me ericen los vellos. Miro encima de mi cabeza donde nuestras manos están entrelazadas.

¿Qué estamos haciendo? ¿Esto no está bien o si?

— ¿Dominic?— pregunto. No me responde así que sigo — ¿Que me has dicho?

Se queda unos minutos sin moverse ni decir nada. Siento sus pestañas hacerme cosquillas en mi cuello cuando pestañea y su respiración caliente contra mi piel. Finalmente, se levanta y se acuesta a mi lado boca arriba. Lo miro, sus ojos están puestos en el techo oscuro. Él sabe que lo estoy mirando, respiro hondo bastante tensa. ¿Qué está pasando por su cabeza? ¿Qué tanto piensa? También miro el techo buscando explicaciones.

Unos minutos después su cabeza gira a mi dirección, no me atrevo a mirarlo.

— Eres jodidamente preciosa.

Mi pecho se comprime y suelto aire, mis ojos se cierran sintiendo en mi cuerpo esa sensación que últimamente solo aparece con él. Cuando los abro nuestras miradas se conectan a pesar de la poca luz, nos la sostenemos unos largos minutos, en los que permito detallar cada centímetro de su rostro. Mis dedos pican con la necesidad de tocar su corta barba; sin embargo, me contengo apretando mis puños.

— ¿La eyaculación te está afectando, Blake? Mejor duerme — bromeo y me giro quedando boca abajo mirando al otro lado de la habitación.

Él también se mueve, no me toca y ni habla. Cierro mis ojos para volver a dormir. Entonces habla por última vez en un simple susurro.

— Las eyaculaciones no me afectan, tú sí, Channing — dice y se acomoda para dormir — Tú sí.

¿Qué diablos significa eso?

///

Escucho mi teléfono sonar y levanto la cabeza como zombie recién resucitado. Sin embargo, cuando quiero moverme no puedo porque hay semejante espécimen encima de mí, muy cómodo dormido.

— Blake, muévete — me quejo y visualizo mi teléfono vibrando en la mesa de noche — Dominic.

— ¿Qué?

— Déjame salir. Estás pesado — me remuevo debajo de él pero solo logro empeorarlo. Su erección mañanera estaba ya entre mis nalgas muy cómoda, como si fuera su cama, pero al removerme solo conseguí endurecerla.

— Mhmm, mala idea linda — murmura en mi cuello donde su cabeza estaba descansando.

Logro liberar mi mano y la estiro hasta tomar mi teléfono, veo que es una llamada de Cole. Maldita sea, ¿Qué hora es?

Dominic se mueve un poco liberándome y me siento en la cama, una ráfaga de frío me llega y me tapo hasta los hombros. Atiendo la llamada.

— ¿Que diablos haces llamándome tan temprano, pedazo de inutil?— respondo amablemente.

Bu-buenos días, señorita Channing, la-lamento llamarla a esta hora, tengo noticias — tartamudea.

— ¡Pues dilas y déjame dormir!

Si, si,...la señora Thompson llamó hace unos minutos, dijo que quiere tener una reunión con usted.

¿Eh? ¿Y ahora qué quiere esa señora?

— Programa un encuentro en mi oficina a las ocho.

Ocho y media tiene la reunión virtual con el señor Wilson, ¿La agendo igual?

— Si, me interesa más la demanda que ese viejo que solo llama para felicitarme, Cole. Retrasa todas mis reuniones.

Está bien.

— Y dime...¿Nakoa estará en la empresa hoy?

Déjeme que me fijo — le doy un momento en donde él lo averigua —. Si, según la agenda son sus días de trabajo.

— Bueno, llegaré siete menos cuarto, te quiero ahí como mi guardaespaldas, no quiero ver a Nakoa ni en figurita y tú te encargarás que en ninguna hora de trabajo se cruce por mi camino porque sino te culparé.

— ¿Culparme por qué?

— Porque Nakoa irá al hospital si tú no me detienes, así que te doy la responsabilidad de contenerme, ¿Crees que eres capaz o debo buscarme a alguien más?

Soy...soy capaz, jefa.

— Bien, así me gusta y...— me callo cuando oigo un sonido de su lado de la línea — ¿Eso es un ronquido?

Emm...no...bue-bueno si...es que, yo...lo siento...

— ¿Dónde diablos estás?

En mi casa.

— ¿Aún sigues metido en la cama?— espeto y me da gracia porque yo también lo estoy. Maldita señora Thompson que nos hace despertarnos a las seis de la mañana.

— ¿Si?

Sonrío mi miro a mi lado, Dominic me observa con una ceja enarcada, está intrigado por saber de mi llamada a un hora tan temprana.

Lo siento, señorita, es que mi novio es un poco dormilón. Ya mismo me voy a la sala para que...

— Tranquilo, Cole, lo entiendo, no necesito explicaciones de tu vida privada, es demasiado temprano. Duerme una hora más y luego para la empresa que te quiero pulcro y puntual, ¿Está claro?

Si, señora.

— Nos vemos en dos horas — cuelgo y tiro el teléfono a un lado. Bufo y le doy un golpe al colchón molesta —. Perdón, pero tengo que decirte que odio a tu madrastra.

— Ya somos dos.

Froto mis ojos y su mano acaricia mi espalda baja con movimientos circulares de su dedo pulgar.

— ¿Qué hizo ahora?

— Quiere hablar conmigo — vuelvo a la cama y me pego a su cuerpo tapándome hasta la nariz. Tenía frío —. Amo mi trabajo pero odio a todos allí dentro.

Ríe suavemente y sus brazos rodean mi cintura para mantenerme junto a él.

— ¿Sabes que te escuchas y ves muy ardiente cuando mandas?— comenta.

Esta vez yo me río y me pongo boca arriba.

— Yo siempre me veo ardiente. Ahora acuéstate sobre mi que tengo frío — ordeno.

— ¿Disculpa?

— Hazlo.

Decide obedecer. Se acuesta sobre mí y al estar desnudos siento todo junto, por todas partes, nuestra piel se acopla sin problema, se reconocen, es una sensación que me agrada y a la vez me asusta. Su cabeza queda acostada en mi pecho, mis piernas rodean su cintura y voy dejando de tener frío. Él se aferra a mi cuerpo y yo al de él.

Esto está mal, lo sé. Pero ya tendré mi momento para arrepentirme. Ahora solo quiero descansar la media hora que me queda antes de que suene mi despertador.

— Que tú coñito esté apretado a mi abdomen no se siente bien — murmura en mi pecho.

— ¿No se siente bien?

— Me duele la polla, nena.

— Siempre tan poeta — acaricia su cabello —. Dame unos minutos de descanso, luego vamos a darnos una ducha y me llevas a mi casa que tengo que ir a arreglar unos asuntos con tu madrastra malvada.

— Estás un poco mandona hoy, ¿No te parece?

— No, no me parece.

Nos quedamos media hora en la cama, luego apago mi despertador y vamos a su baño donde nos vamos una ducha muy limpia y placentera.

Mis manos estaban apoyadas en la mampara empañada mientras Dominic me embestía por detrás. Me dejaba besos en el hombro, a la vez que me nalgueaba. El agua corría entre nuestros cuerpos y la espuma estaba en el piso de la ducha yéndose por el desagüe. Salió de mi y me giró, como una muñeca me alzó obligándome a subir una pierna a su cintura y la otra estirada, se volvió a meter en mi interior de un tirón y se llevó mi pecho a la boca con desesperación.

Me estaba dando placer en todas partes, me estaba volviendo loca.

— Estás un poco necesitado hoy — logro murmurar con coherencia.

— Siempre voy a estar necesitado de ti — murmura mordiendo mi pezón y tirando de él. Grito su nombre, lo que lo vuelve loco, provocando que sus embestidas sean más agresivas.

Después de llegar al éxtasis nos fregamos y lavamos nuestros cabellos. Nos envolvemos en toallas y fuimos a la habitación a cambiarnos. Yo me puse ropa interior que me prestó y usé la misma ropa de ayer, solo que sin sostén. Eso lo estaba afectando a él, porque me miró los pechos en todo el camino a la cocina.

Rodé los ojos y preparó el desayuno. Él tenía que ir a la estación, pero estaba vestido de civil, según me dijo allí está su uniforme, no tiene que ir con él puesto.

— ¿Y también puedes quedarte a dormir allí?— pregunté antes de darle una mordida a mis huevos revueltos que me hizo.

— Si, hay cuchetas que son bastante cómodas — él estaba sentado frente a mí desayunando comida nutritiva y bebiendo un líquido verde que se hizo en la licuadora mientras había preparado mi té helado.

Fruncí el ceño cuando mi mente me trajo recuerdos de alguien. Erick. Hace un día que no me había molestad... llamando. Revisé mis notificaciones y nada, no me había mandado nada.

Extraño...

Cuando terminamos el desayuno juntamos la mesa y él lavó lo que usamos mientras yo limpiaba la mesa.

— ¿Y Tyler?

— Debe estar preparándose para la universidad, tiene clases.

Asentí. Esperé a que terminara sentada en un banquete de la barra. Mis ojos viajaron a su espalda ancha, quería tocarla, abrazarla y morderla. Estaba clarísimo que los entrenamientos de la academia de bomberos habían hecho maravillas con su cuerpo. Además de que a él le gustaba hacer ejercicio.

¡Ejercicio!

No salí a correr hoy, pero bueno Dominic me mató en la ducha así que tuve casi el mismo entrenamiento de músculos.

Él terminó y mientras se secaba las manos me miró.

— ¿Qué?

Soltó el repasador, lo dejó a un lado y apoyó sus manos del otro lado de la barra justo frente a mí, me miró con esa intensidad que conocía perfectamente porque era la mirada de lujuria y deseo por mi.

— Quiero follarte en esta barra — dice sin más dejándome sin aire.

— Sutil...

— Y en las escaleras, también en mi sillón, en todas las posiciones, por todas partes — su mirada sube y baja de mi pecho a mis labios.

— Ok, hoy si te despertaste contento.

Suspira y baja la cabeza negando.

— ¿Estás en tus días, mi rey?

— Creo que si, mis días del periodo son como horas y horas de sexo intenso — dice y me mira sonriendo de lado —. Creo que me estoy volviendo loco.

— Ojalá me pasara eso a mí en mi periodo.

Va a la puerta trasera de la cocina que lleva al parque. Lo oigo hablar y de verdad pienso en decirle que sí se volvió loco. Pero entonces veo como vuelve a abrir la puerta y asoma su cabeza, me hace señas para que vaya con él. Dudo, no lo voy a negar, pero si termino yendo detrás de él.

Estando en el parque trasero, me arrepiento y quiero salir corriendo.

Dos perros grandes están comiendo de sus platos recién llenados. Dominic se me acerca con una sonrisa y frunzo el ceño cuando veo que tiene mi sostén en sus manos.

— ¿Q-qué...?

— Oh, no me digas que unos indefensos perritos te asustan, jefa gritona.

— ¿Indefensos? ¡Míralos! Parecen dos malditos Transformers.

Debí decirlo muy alto porque el rottweiler alza su cabeza y vuelve su nariz olfateando, gira hacia nuestra dirección y chillo.

— Dominic...

— Shh, tranquila, son amigables.

El perrito comienza a acercarse con precaución. Él otro deja de comer y lo sigue, es un pastor alemán. Son hermosos, eh, pero me dan un miedo terrible, por lo que no puedo aguantar y salto a la espada de Dominic aferrándome con fuerza. Él ríe y quiero escalar su cuerpo hasta arriba de todo cuando los perros corren a nosotros.

— Sht, quietos — les ordena y me sorprende ver cómo obedecen al instante — Están entrenados — me dice —. Tomen, huelan esto.

— ¡No les des mi sostén! Lo destrozarán.

— Te compraré más, lo prometo — dice y les tira el sostén al suelo. Ambos perros olfatean mi prenda interior —. Bájate.

Niego con la cabeza.

— Bájate, linda, o haré que te devoren.

— Idiota — golpeo su hombro y bajo lentamente. Me escondo detrás de Dominic y lo oigo bufar.

— Hace una hora estabas gritándole a alguien porque ibas a mandar a otro alguien al hospital si te lo cruzabas y ahora estás temblando de miedo por simples animalitos indefensos.

— Una cosa no tiene que ver con la otra.

Me mira sobre su hombro y rodea sus ojos. Me toma del brazo y me empuja hasta dejarme delante de él.

— No, espera, no hagas esto — trato de huir pero tiene mucha más fuerza que yo, me retiene y me acerca a los perritos que nos miran muy hambrientos —. Me comerán viva, Dominic.

Su pecho se mueve contra mí espalda cuando se ríe de mi temor.

Me mueve hasta dejarme delante de los perros. Contengo oxígeno cuando ellos acercan sus narices a mis piernas. Mierda, mierda.

— Relájate.

— Estoy relajada — miento completamente.

— Él es Odín — señala al rottweiler — y él es Thor— señala al pastor alemán.

— Y tú eres Loki.

Asiente y ríe.

— Sip.

Lentamente me agacho frente a los perros y ellos me miran expectantes, está claro que ya reconocieron mi olor, porque sino ya me hubieran comido. Intento familiarizarme con ellos estirando mis brazos a sus cabezas. Me sorprendo cuando me dejan acariciarlos. Miro a Dominic sonriendo.

— ¿Lo ves? No había que hacer tanto drama.

Me entretengo un rato jugando con ellos. Thor es muy juguetón, le gusta que le tire la pelota y él me la trae. Odín prefiere sentarse a mirar o acostarse en mis pies esperando que le rasque la pancita.

— Thor es ayudante en la estación, actualmente está aquí porque está recuperándose de la última explosión que dejó un poco dañados sus oídos — me cuenta Dominic.

— ¿Está bien ahora?

— Si, está perfecto, pero como protector que soy prefiero que se quede aquí un tiempo más — sonrío y tomo la pelota de tenis que me deja en los pies la tiro con fuerza a lo largo del jardín.

— ¿Qué hay de Odín?— miro al que tengo en los pies, panza arriba y lengua afuera, disfrutando de mis caricias en su pancita. Parece un perro muy malo, pero en realidad es muy tierno.

Si, pasé del terror a la adoración en un minuto.

— Él es más mi protector de casas, estaba en el departamento anterior cuidándolo — me explica y asiento, Alisa me habló de un perro alguna vez —. De hecho quería preguntarte algo sobre él.

— ¿A mi? ¿Y yo que tengo que ver con él?— lo miro confundida.

— Tienes que ver y mucho. Quiero llevarlo a nuestro departamento, no hace mucho desorden, es un buen perro, no tienes porqué preocuparte — me dice y bajo la cabeza al negrito que ahora se giró y se sentó frente a mí —. Yo iría todos los días a verlo y tengo a un chico que lo sacaría a pasear todos los días... aunque a él no le guste mucho salir.

— Quieres llevarlo al departamento — repito y asiente —. De acuerdo, no tengo problema con eso.

— Gracias — besa mi mejilla — ahora vamos, te llevaré a casa, se está haciendo tarde.

///

— ¿Qué es lo que quiere?— le pregunto a Cole mientras nos metemos en el ascensor.

— No lo dijo, solo me llamó su secretaria pidiendo una cita con usted.

Entro a mi oficina y entre los dos acomodamos mis planos en un estante y esperamos a que la señora Thompson llegue.

— ¿Debería llamar a Sherman?— le pregunto en voz alta.

— Quizá sí, o por lo menos avisarle.

Asiento y es lo que hago mientras él va a traerme del contrato que firmé con Thompson hace unos meses antes de empezar su construcción.

Le mando un mensaje a mi abogado avisándole de la reunión. Lo veo en línea y apuesto que me está haciendo un testamento regañándome por aceptar la reunión. Sin embargo, me sorprende cuando leo su mensaje.

ELIAS SHERMAN: Voy para allá.

Cole me deja la copia del contrato y la guardo en el cajón de mi escritorio para tenerla a mano. Poco después tengo a Cole avisándome que la señora Thompson está subiendo a mi despacho.

— Buenos días, señorita Channing — es lo primero que dice cuando le abro la puerta. Solo hago un gesto con la cabeza y la invito a sentarse — Seguro está sorprendida por mi petición de reunión.

— La verdad si.

La señora Sonia Thompson es una mujer de cuarenta y pico de años. Es la esposa de Fletcher Blake, el padre de Jordan, Dominic y Tyler. La verdad no sé mucho de su vida, Dominic nunca me contó nada y yo tampoco pregunté, lo que sé es por la información que mi abogado y Cole me dieron. Solía Thompson es chef y su riqueza es lo que la llevó a ser su tercer restaurante fino de la ciudad, solo que este salió mal por culpa de su mismísimo esposo. Irónico, ¿No?

Es una mujer elegante, viste de falda negra ajustada y blusa blanca, es pulcra y fina. No tiene muchas arrugas en su rostro pero puedes descifrar fácilmente que casi llega a los cincuenta. Cruza sus piernas en la silla y no apoya su espalda en el respaldo como yo, como si estuviera sucio y su espalda no fuera digna de mi silla.

— ¿A qué se debe su visita, señora Thompson?

— Señora Blake, por favor — me corrige —, solo quería conversar con usted y ver si podemos llegar a un acuerdo entre nosotras para no llevar este lío a mayores.

Me sorprenden sus palabras, jamás creí que fuera a verme con el fin de solucionar nuestros problemas. Aunque me parece ridículo que lo haga ahora que estamos a nada de enfrentar a un juez.

Entrelaza sus dedos e intenta parecer intimidante. No quita su mirada de mi y solo quiero reír por el esfuerzo que hace por intentar causar miedo o algo. Dejé de intimidarme hace mucho tiempo. Casi soy inmune a esas miradas.

— ¿Cómo podríamos llegar a un acuerdo nosotras dos solas ahora sí en un principio no pudimos hacerlo?

— Sencillo, admite que fue tu error, tu negligencia llevó a un grave derrumbe en mi edificación, paga lo que te corresponde y listo, no hay que ir frente a un juez para solucionar esto.

La miro incrédula durante unos segundos y luego busco alguna cámara oculta para que me digan que esto es un verdadero chiste.

— Entiéndalo, señora Blake, yo no cometí ningún error, por lo tanto no admitiré nada que yo no tenga culpa. Ahora sí me disculpa tengo cosas que hacer — me pongo de pie y señala la puerta —. Si quiere decirme algo más hable con mi abogado.

— Señorita Channing, esto sería mucho más fácil para usted si lo aceptara, la negación no es buena.

— Retírese.

Se levanta y se acomoda su bolso en el hombro. Se me acerca y ladea la cabeza sonriéndome.

— Dime, chica, ¿Cuánto quieres?— pasa su peso de una pierna a la otra y se cruza de brazos.

— ¿Qué?

— ¿Cuánto quieres para dejar el caso?— toma un mechón de mi cabello y lo enreda en su dedo —. Eres una chiquilla que recién está ingresando al mundo laboral, en frente este caso solo te hundirá y caerás como una mosquita. Además de enfrentar meses o tal vez años en prisión, ¿No quieres eso o si? Vamos, dime cuánto quieres, admítelo y terminemos con esto.

Tomo su muñeca con más fuerza de la necesaria y la alejo de mí, ella hace una mueca de dolor, por mi agarre, y de sorpresa.

— Primero en principal, no me toque. Segundo, no acepto chantajes, yo enfrento mis problemas y si tengo que pelear con una señora hipócrita frente a un juzgado, lo haré sin temblar. Y tercero  y por última vez, retírese de mi lugar de trabajo si no quiere que llame a seguridad — digo firme, sin temblar ni titubear. Esta señora no me afecta en lo más mínimo. Que amenace, que chantajee o que haga lo que quiera, pero yo no voy a caer en sus juegos, porque esto solo me perjudica a mí.

Suelta su mano bruscamente y me mira con odio.

— Chiquilla maleducada — espeta y no me afectan sus palabras —. Te investigué Channing, sé quién eres y de dónde vienes, sé muchas cosas de ti que solo jugarán en tu contra. Ten cuidado — amenaza —. Esto lo ganaré y tú solo irás a visitar a tu padre...

Me paralizo al escucharla. Lo sabe. No es algo que oculte pero tampoco ando difundiendolo por todas partes. Ella me mira con una sonrisa satisfactoria y se acomoda otra vez su bolso de una marca cara y reconocida.

— Te destruiré — susurra.

— Señora Thompson, que agradable sorpresa. Le agradecería que se retire de este espacio si no viene con su abogado y deje en paz a mi cliente — es lo primero que dice mi abogado al llegar a la puerta de mi despacho.

Ella hace un asentimiento de cabeza y le da una rápida mirada interesada a mi abogado antes de irse. Está claro que Elías es un abogado muy atractivo, no tiene que disimularlo y eso hace que las mujeres y también hombres a su alrededor volteen a mirarlo. Pero que esta señora lo haga me cabrea, viene aquí a amenazarme y encima tiene el descaro de mirar así a mi abogado.

Elías cierra la puerta detrás de él y pone sus manos en su cadera mirándome con la conocida mirada de reproche que siempre me dá.

— Lo sabe y lo usará en mi contra — paso mis manos por mi cara por frustración —. ¿Qué hago ahora?

— Espera, ¿Cómo que lo sabe?— deshace sus manos y da un paso hacia mí.

— Lo sabe, me amenazó, dijo que lo usará y que me reuniré con él...— ni siquiera puedo seguir hablando de la rabia que le da que se metan en mi vida privada. Todo van a asociarlo, van a quedarse con lo que se ve a simple vista, con lo que los papeles dicen, van a darlo vuelta todo y me harán quedar mal a mí. Todo lo que he hecho este último año para solucionarlo todo quedará en la nada, porque perderé e iré a prisión de todas formas. Y lo peor de todo esto es que lo veré desde el mismo lugar.

— Oye, oye, ya estás pensando mucho — Elías da un paso a mí alarmado, pero yo doy uno atrás y levanto mi mano para detenerlo.

— Sabemos que es lo que va a pasar, acéptalo, perderé este caso e iré a prisión por negligencia laboral.

Bufa y niega con la cabeza. Pasa sus manos por su cabello rubio y se voltea inquieto.

— Lo único que te pido es que mi vida privada no salga del juzgado.

Conectamos miradas y baja sus manos rendido, sabe que yo tengo razón y no vale la pena ni el tiempo contradecirme. Asiente y suspira. Sé cuánto odia que sus trabajos se vuelvan difíciles. Siempre me ha dicho que yo soy la clienta más complicada que ha tenido.

— Haré lo que esté a mi alcance para que esto salga lo mejor posible, bonita clienta.

— Gracias, atractivo abogado.

Continue Reading

You'll Also Like

2.7K 614 29
𝐒𝐀𝐓𝐙𝐔┊Chou Tzuyu marcaba la piel de las personas. Minatozaki Sana marcó su corazón... Para siempre. ──────────── ⋆·˚ ༘ * ──────────── ⋆ P...
502K 37K 51
♡♡En esta historia las chicas, una pelirubia y la otra peliazul, se odiaban, pero una de ellas al ver a su enemiga con otros ojos se da cuenta que to...
347K 42.1K 57
(+21) (Libro 6) Adrián y Alysha tuvieron que luchar con situaciones y circunstancias que jamás se hubiesen imaginado ni por asomo. Justo cuando estab...
20.5K 889 46
Las cosas cambian después de que la madre de Niall le pide (mejor dicho le exige) que consiga novia. Tener una novia para Niall era como ir a la Luna...