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Dejo el color azul a un lado, mirando en la cajita de metal el color rojo. Al no encontrarlo escaneo la mesa con lentitud, viendo que al lado de la mano de Yang Mi estaba el lápiz.
—Necesito el rojo. —Digo estirando mi mano y siendo entregado el lápiz. —Cuando los uses ponlos en su caja, ya te he dicho.
—Sí sí, tú pinta. —Yang Mi responde moviendo su mano sin mucho interés.
Suelto un bufido, regresando mi atención a los payasos que estaba coloreando, haciendo una mueca a estos.
Odio los payasos.
Yang Mi tenía una ayudantía de dos semanas en un Play Ground. Y por más que las profesoras del lugar le dijeron que todo el material se lo daban, aquí estábamos en la biblioteca pintando cosas que ella misma hizo, con tal de llevarles a los infantes.
—¿Cuántos quedan? —Alzo mi cabeza mirando las hojas que ya habíamos terminado.
—Unas diez, no mucho. —Revisa la castaña entre sus cosas.
—¿Has salido de nuevo con Young Bok? —Recuerdo la supuesta cita que mi amiga tuvo hace un par de días.
—Sí, me ha invitado a Busan este fin de semana. —Habla emocionada, mostrándome algunas fotos de ellos en una feria con juegos.
Reviso las fotos, siendo Yang Mi la protagonista en casi todas, viéndola sonreír con un algodón de azúcar y un peluche. En algunas sale con un chico un poco más alto, vistiendo la típica chaqueta de cuero, con sus cabellos casi llegando a sus hombros y de un rubio desgastado.
Girl, tiene toda la pinta de fuckboy.
Mi atención pasa de su celular hacia la mochila que se deja caer a mi lado izquierdo de la mesa, junto con otras cosas que caen al lado de mi amiga. Mark y Winwin se sientan cada uno en su respectivo lugar, notando al segundo ya rojo por sólo preguntarle a Yang Mi si no le molestaba que ocupara el asiento de su derecha.
—Este es Winwin, es de danza y compañero de proyecto de Mark. —Explico presentando al mayor, dándole algunos dibujos también al rubio.
—¡Oh! Es un gusto, soy Yang Mi. —Se presenta esta en una sonrisa, dándole una leve reverencia. —¿Estás ocupado? Ayúdame a colorear. —Finaliza entregándole algunas hojas y lápices al chico.
Aquí todos aportan.
—¿Cómo van con la composición? —Empiezo a hablar con Mark mientras este elige sus colores.
—Vamos...avanzando. —Suspira apoyando su mejilla en la palma de su mano.
—¿Es muy complicado?
—No necesariamente, pero la música clásica o contemporánea no es mi fuerte.
Asiento al entender su frustración de hacer algo fuera de tu zona de comfort. Es mucho más pesado cuando haces cosas fuera de tus conocimientos o especialidades. Me quedo pensando sobre el tema, llevando poco después mi atención a los dos adelante mía, que parecían tener una conversación animada.
Yang Mi le explicaba unas cosas a Winwin, mostrándole las imágenes de referencia y cómo ella se había imaginado todo al hacer las ilustraciones. Por el mismo lado, el chico se veía totalmente concentrado en qué se supone que debía hacer, alzando algunos lápices para decidir cuál quedaba mejor.
Suelto una risita al ver la escena, notando que Winwin se veía más tímido de lo normal, mirando de reojo a la castaña mientras hablaba. Haciéndose notar lo diferentes que eran, pero lo lindos que se veían en ese momento.
El timbre de cambio de hora me despierta del ensueño, bajando mi mirada a mi reloj de muñeca. Eran las diez y tenía clases en veinte minutos.
Yang Mi empieza a ordenar sus cosas, siendo Mark el primero en devolver su circo, habiendo pintado dos globos y nada más. La chica lo mira ante la nula ayuda, siendo completamente ignorada por el rubio con raíces.
—Los míos te los entrego después. Si me aburro en clases aprovecho de pintar. —Digo acomodando las cosas en mi bolso.
—Yo...yo tengo tiempo libre. —Dice Winwin en una pequeña sonrisa. —Te puedo ayudar si quieres.
Obvio que va a querer.
—¡Genial! Aquí te dejo mi caja de lápices. —Se apresura la chica a explicarle cómo deben ir los colores, entregándole lo necesario antes de que el bailarín se arrepintiera.
Salimos de la biblioteca, acordando almorzar juntas, yendo cada una por su parte al ser diferentes edificios.
Suelto un suspiro cansada, apretando los músculos de mis hombros y recordando las clases que tenía hoy. Estábamos entrando en la época de evaluaciones y todos los días había un trabajo nuevo que hacer. Odiaba estaba fecha, porque no sólo duraba las semanas de entregas, sino que durante casi un mes dormía y comía poco.
Un tumulto de gente me hace aminorar la velocidad de mi caminata, escuchando algunos susurros y un golpe seco parecido al metal de los casilleros.
—¡Qué te jodan! ¿Acaso no entiendes?
El grito inesperado y grave me hace saltar, aferrándome al lazo de mi bolso, tendiendo que inevitablemente acercarme a la voz, puesto que era la dirección en la que me corresponde ir.
—Lucas, amigo. Déjalo tranquilo. —Veo como un chico delgado con carita de príncipe le detiene el paso al nombrado.
—¿Pero no has escuchado lo que dijo de mi? –Pregunta Lucas en un tono exasperado, empujando con su cuerpo al chico para seguir avanzando.
—Lo que dije fue verdad. ¡¿O vas a negar que anduviste jugando con mi hermana?! —Se acerca un tercero mucho más bajo, sin aires de miedo.
Lucas le debía pasar por una cabeza, cosa que no era menor. Pero en los ojos del más bajo se denotaba fiereza y al fruncir sus cejas se veía mucho más imponente.
—Dejun, no es necesario. —Una chica muy parecida al bajito y con expresión de súplica lo toma por el hombro, alejándolo del más alto.
El llamado y la que supongo que es su hermana se van del lugar, sin antes recibir unas palabras del más bajo, siendo Lucas detenido por el mismo chico de cabellos oscuros en todo momento.
Poco a poco las personas que se habían detenido a ver todo vuelven a lo que estaban, también recordando que tengo clases en diez minutos.
Había visto la "discusión" muy fuera de contexto, pero aún así parecía ser algo serio.
Mi ojos chocan con los de Lucas cuando estoy por cruzar el pasillo, viendo como este volvía el rostro para caminar en dirección contraria.
Una sensación extraña me recorre el cuerpo, sin reconocer del todo el tipo de mirada que el chico me había dado, apretando entre mis dedos el lazo.
No iba a mentir que la su mirada me llegó a intimidar, algo poco común en mi. Sin embargo...
—Oye, si no te mueves llegas tarde. —La voz de Jaemin me hace girar la cabeza hacia él. Sorprendida al no haber notado su presencia.
Su blanca sonrisa me hace sonreír de vuelta, asintiendo para retomar el camino al auditorio.
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—Yuri Nim, esto está textual del libro. —Apunto los párrafos en el documento.
—Pero de eso se trata, ¿no? —Responde la pelirroja cruzándose de brazos.
Abro mis ojos sin poder creerlo, comenzando a sentir la frustración en mi pecho.
—¡Pues no! Nada puede ser textual, a menos que lo cites. —Cómo ha llegado sin saber lo básico.
—Y qué quieres que le haga. —Su espalda se apoya en el respaldo de la silla.
No tenemos mucho tiempo antes de la primera entrega. Pero hay que cambiarlo o nos irá mal.
—Mmh...vamos a tomar la información, buscar otra adicional y vamos a crear definiciones en base a los estudios. —Digo con rapidez intentando explicar. —Obviamente, señalando de donde tomamos eso.
Yuri se toma su tiempo para mirar la pantalla, inhalando profundamente con aires de cansancio.
—Vale, ¿qué más? —Pregunta acomodando su libreta para anotar.
—Cualquier cosa que hayas hecho textual y no uses de cita, se tiene redactar de nuevo. Agregar cosas y cambiarlo.
—Bueno bueno, ahí lo haré. —Cierra su libreta, metiendo esta en su carterita y poniéndose de pie. —En la noche te mando el editado, ten buen día. —Se despide en una reverencia y sale con rapidez una vez terminada la clase.
Pongo algunas notas más en el documento digital, mandando este de respaldo a mi correo.
Siento un pinchazo en la sien, meditando lo que debíamos hacer para arreglar el trabajo, tomando un sorbito de mi café helado.
No podíamos tener algo textual y no citar, eso es considerado plagio. Y si los profesores se dan cuenta, habrá sumario y si hay sumario, reprobaré la materia. No puedo reprobar la materia, porque eso significa que me quitan la beca y si me quitan el beneficio me tendré que poner a trabajar. No es como si nadie trabaje y estudie a la vez, pero sé que daré el máximo en el trabajo y en la universidad, pero mi cuerpo no puede trabajar el doble, ni siquiera llega al máximo ahora sin mis pastillas, entonces...
—Te está saliendo humo por la cabeza.
¿Será un ángel?
—Soy una locomotora. —Aseguro, dejando caer mi cuerpo en posición de estrella en el césped, ya casi muerta.
—Mira que interesante dato. —Bromea Jeno imitando mi posición.
Me quedo en silencio, viendo como algunas hojas amarillas caen cuando corre viento, soltando un largo suspiro al sentir otra punzada en la cabeza.
—Esa cabecita está pensando demás. —Susurra el azabache, colocándose de lado para mirarme.
—¿Cómo sabes? —También me coloco de lado para mirarle.
Su mano se acerca a mi rostro, pasando su dedo índice por el ápice de mi nariz, subiendo hasta el punto medio entre mis cejas.
—Arrugas la nariz, y tienes cara de estar creando una burbuja de caos.
—Responde tranquilo, dejando caer su mano.
—¿Me has estado analizando? —Inquiero alzando mi ceja. —¿Ya me darás el diagnóstico de locura?
Este ríe con suavidad, negando un par de veces sin dejar de mirarme.
—A la única resolución que he llegado es que eres muy bonita. —Murmura en un tono que no parece de broma. —Y que tiendes a sobre pensar las cosas.
Mi corazón se acelera ante la primera frase, sintiendo el calor subir por mi rostro hasta mis orejas. Menos mal uso el cabello suelto o vería que están rojas, soy sensible a los halagos inesperados. Aunque estoy segura que logra notar mis cachetes más rosados que hace unos segundos.
—Hubo un casi accidente en un trabajo y si llegaba a pasar, tendría malas, muy malas consecuencias. —Explico mirando algunas flores parecidas a la manzanilla.
—Dijiste "casi", lo que significa que no llegó a suceder. —Jeno posa su dedo en mi barbilla, haciéndome que lo mire. —Por lo tanto no debes pensar en lo que casi fue, sino seguir con lo que debes hacer.
Mis ojos se quedan fijos en los de él, dejándome llevar por el café de estos.
Tenía razón, desde que nos conocimos que tiene razón. No pasó y eso es lo importante, ¿por qué pensar en consecuencias que no vendrán? Lo mejor es arreglar el problema y hacerlo lo mejor posible desde ahora.
Una sonrisa débil se dibuja en sus labios, haciéndome sonreír de vuelta y con más calma.
¿Todos estos chicos tienen sonrisa de príncipe?
Jeno se sienta dejando reposar su espalda en un árbol, quedando sola en mi cama de césped.
—Ven, recuestate acá. —Dice el chico dando suaves palmaditas en sus muslos.
Me hago la que pienso unos segundos, sabiendo que eso era mucho más suave y cómodo que el suelo.
Gateo hasta quedar cerca, dejando mi cabeza en su regazo, observando el parque y las personas.
Desde el día en su apartamento que no habíamos tenido algún tipo de contacto más cercano. Y de eso ya van dos semanas. Tampoco se habló de ello.
Siento que los dos lo tomamos muy natural y de cierta manera me gustaba que no hubo pizca de incomodad después. Al menos no se sentía eso.
Por mi parte tenía que admitir que había estado un poco esquiva a volver a una situación similar, más que nada por el hecho de que no me quería acostumbrar. Pero como la débil que soy, acá estaba aprovechando la oportunidad que Zeus me dio.
Hago scroll en mi feed, topándome con una linda foto de Jaemin sonriendo junto a un café. Sin poder evitarlo suelto un suspiro, metiéndome en los comentarios para también dejar el mío.
—¿Por qué suspiras tan enamorada? —Pregunta Jeno terminado la segunda pequeña trenza y comenzando a hacer otra en mi cabello.
—Porque el príncipe Na subió una foto y se ve bello. —Respondo mostrándole mi pantalla.
—La verdad es que sí. —Baja mi teléfono. —Pero sabes que es gay, ¿verdad?
Cómo diablos iba a saber, Lee.
—Y el problema es... —Dejo la frase al aire, sin entender su finalidad.
—Que no sacas mucho enamorándote de él, cielo. —Obvia, rodando sus ojos.
—Bah, me suenas más a celoso. —Bloqueo el celular, cerrando mis párpados.
Será gay, pero eso no significa que no pueda tener un crush en esa sonrisa.
—Podría ser...o quizás no. —Bromea el azabache, retomando su tarea auto impuesta. —Te lo digo para que no te andes enamorado de alguien que por temas de fuerza mayor, no te va a corresponder.
—¿Y de quién si me puedo enamorar?
—De otras personas.
—¿Como quién? —Abro mis ojos para mirarlo finalmente.
Jeno sonríe una vez más, dando un golpecito en la punta de mi nariz, y dando por terminando su trenzado.
—¿Quieres chismear? —Pregunta de repente con aires juguetón.
—Me ofende esa pregunta, Lee. —Me levanto de sus piernas para sentarme mejor. —Obviamente.
Este ríe y se acomoda mejor, poniéndose frente a mi para empezar a hablar a en susurros.
—A Jaemin le gusta un chico de primero, se llama Jisung. —Empieza a relatar mi compañero.
—¿Cuál es el problema? ¿No es...?
—Sí sí, también lo es. —Se apresura a responder, moviendo su mano. —Lo que pasa, es que Na cree que a Jisung le gusta su mejor amigo, un chico de China.
—¿Y por qué no da el paso? —Pregunto aún sin entender.
Es Na Jaemin, ¿quién lo rechazaría? Yo no, por ejemplo.
—No es tan simple, al menos para Jaemin. Es de los que espera a que la otra persona de indicios de que también siente algo para dar la jugada. —Jeno se echa hacia atrás, cruzándose de brazos.
Aprieto mis labios pensativa, encontrándole la razón al rubio. Era de las mismas, jamás diría algo sin estar segura que la otra persona también tiene sentimientos hacia mi.
Llámenme cobarde, pero mi dignidad la he perdido muchas veces. Por eso antes segura que humillada.
—Para mi es válido. —Respondo finalmente, apoyando mi mejilla en mi palma.
—No lo sé, soy de los que piensa al revés. —Se encoge de hombros.
—¿Tu lo harías? —Pregunto alzando mi mirada.
Está tranquilo. Pareciera que es un tema que no le molesta hablar si le preguntas, pero tampoco te da toda la información gratis.
—Sí me preguntas en base a este preciso momento, puede que sí. —Finaliza decidido.
¿Será que le gusta alguien?
La idea de que a Jeno le guste alguna persona me desanima por unos segundos, teniendo que obligarme a recordar que no debería sentir eso, ya que simplemente somos amigos.
¿Qué tipo de persona le gustará?
Inhalo profundamente, moviendo mi cabeza, para disipar los pensamientos que pueden llegar a afectar mi humor.
—Ay no, de nuevo sacas humo. Pero ahora por las orejas. —Me distrae el chico, empujando con delicadeza mi cabeza con su dedo índice.
—Déjame, cara de puerta. —Le alejo la mano con una risita avergonzada.
Este ríe de la misma manera, alzando las manos para que no le pegara.
—¿Qué te parece ir por unas galletas? —Pregunta con emoción y un brillito en sus ojos.
—De qué serían. —Inquiero alzando mi mentón.
—De las que tu quieras, yo invito. —Me intenta convencer, sin saber que ya había dicho que sí mentalmente.
—Trato hecho. —Acepto tomando su mano cuando me ayuda a ponerme de pie.
Limpio mi falda y mis manos de cualquier rastro de polvo o césped, siendo mi bolso tomando por Jeno.
—El último en llegar al frontis paga los refrescos. —Suelta de repente antes de ponerse a correr.
Joder, espero traer efectivo conmigo.
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¡Buenas gente hermosa!
Espero que estén teniendo bonitos días, que hayan escuchado el trabajo solista de Mark, aunque yo aún no lo he hecho esperando el momento preciso.
Me demoré un poquito más en hacer este capítulo, porque constantemente sentía que le faltaba algo. Aún siento eso de hecho, pero bueno.
Espero que les esté gustando:( ♡
Cualquier cosita relacionada a cohesión u ortografía me la pueden hacer saber.
Que tengan bonita semana chiquis.
Published: February 07, 2022.