❝ Forbidden ❞ || Michaeng

By _xYoungOnce

242K 19.7K 17.2K

❝ Aveces las sensaciones prohibidas son las mejores ❞ ⚘ Aclaraciones en el primer capítulo ¡! ⚘ Mención de... More

𓏲 Prólogo
𓏲 Capítulo 1
𓏲 Capítulo 2
𓏲 Capítulo 3
𓏲 Capítulo 5
𓏲 Capítulo 6
𓏲 Capítulo 7
𓏲 Capítulo 8
𓏲 Capítulo 9
𓏲 Capítulo 10
𓏲 Capítulo 11
𓏲 Capítulo 12
𓏲 Capítulo 13
𓏲 Capítulo 14
𓏲 Capítulo 15
𓏲 Capítulo 16
𓏲 Capítulo 17
𓏲 Capítulo 18
𓏲 Capítulo 19
𓏲 Capítulo 20
𓏲 Capítulo 21
𓏲 Capítulo 22
𓏲 Capítulo 23
𓏲 Capítulo 24
𓏲 Capítulo 25
𓏲 Capítulo 26
𓏲 Capítulo 27
𓏲 Capítulo 28
𓏲 Capítulo 29
𓏲 Capítulo 30
𓏲 Capítulo 31
𓏲 Capítulo 32
𓏲 Capítulo Final
𓏲 Extra O1
𓏲 Extra O2
𓏲 Extra O3
𓏲 Extra O4
𓏲 Extra O5

𓏲 Capítulo 4

6.5K 623 838
By _xYoungOnce

Mina seguía mordiendo la uña de su pulgar mientras esperaba a que Jaehyun saliera de clases. Ideó algunas maneras en la que podría decirle lo que había pasado, pero ni siquiera ella estaba convencida de lo que le diría, no es como si hubiera una buena forma de confesar una infidelidad, las consecuencias serían catastróficas, lo sabía, sus padres la iban a castigar, estarían decepcionadas de ella y nunca iban a dejar de repetírselo.

A lo lejos, vio como el pelinegro se acercaba con una gran sonrisa, ¿por qué no podía gustarle como debía? Todo parecía muy confuso, muchas quisieran estar en su lugar, pero ella lo había arruinado.

— Vamos, cariño — tomó su mano y entrelazó sus dedos.

No se sienten cómodos como los de Chaeng, pensó.

Apartó ese pensamiento, y sin darse cuenta, ya iban rumbo a su casa en el auto de sus padres, escuchando la voz de Jaehyun demasiado lejana, no estaba prestando atención. Sus nervios iban incrementando mientras más se acercaban a su hogar, dándole menos tiempo para idear algo que no vaya a sonar tan brusco.

Al estar en la entrada, sus ojos se posaron en dos chicas que iban saliendo de la casa de los Son, logró reconocerlas pocos segundos después, recordando que ya las había visto algunas veces con Chaeyoung. Una punzada de tristeza apareció en su pecho, se sentía un poco envidiosa, ella quería poder llegar como ellas y pasar el resto de la tarde despreocupada, sin padres que estuvieran encima casi siempre, regañándola.

Soltó un suspiro y se adentró a su hogar; estar ahí le parecía deprimente, las paredes demasiado blancas para su gusto, muchas fotos familiares en las que tenían sonrisas falsas, todos estantes llenos de diplomas y logros de su maravillosa hermana. Pero nada de ella, porque sus calificaciones o logros nunca eran suficientes a pesar de ser muy buenos.

— Estaré con Jaehyun en mi habitación — avisó la pelinegra a su madre que estaba en la cocina preparando el almuerzo.

— Nada de puertas cerradas, Mina.

Soltó un bufido y subió las escaleras siendo seguida por el pelinegro, odiaba que le repitieran lo mismo siempre, estando sola o en compañía, nunca dejaban de decirle las mismas reglas. Al entrar a la habitación, quiso alargar el tiempo mientras fingía que arreglaba algunos libros en su escritorio en total silencio, pero el chico estaba muy impaciente esperando a que su novia dijera algo, pero de un momento a otro, se había quedado parada viendo hacia la casa de enfrente, poniéndolo un poco molesto porque sabía que seguía entablando conversación con Chaeyoung, y eso no le gustaba, porque las pocas veces que Mina decía algo de su vida, solo mencionaba a Chaeyoung, nunca dejaba de repetir lo bien que se sentía en su compañía.

Al principio, le pareció entendible, eran amigas y quizás, era la única amiga cercana que tenía, pero luego de conocerla en persona, todo le pareció fuera de lo normal, empezando por la imagen de Chaeyoung y por su sexualidad. A Mina no parecía molestarle en lo absoluto, lo cual le parecía extraño porque los Myoui se la pasaban diciendo cosas muy malas de ella, no entendía por qué su novia parecía estar de acuerdo con todo lo que su mejor amiga hacía o decía, como si por momentos olvidara lo que está bien y lo que no.

— Entonces, ¿de qué quieres hablar? — tomó asiento en la orilla de la cama, a la expectativa.

Mina vio por última vez la ventana de su vecina, viendo únicamente lo que creía ser su silueta de un lado a otro. Se giró hacia Jaehyun y se sentó a su lado, calmando su nerviosismo.

— Yo... Es algo serio, y de verdad no espero que lo entiendas o que debas reaccionar de buena manera a lo que voy a decirte — empezó, sintiendo una terrible sensación de tristeza y de culpabilidad al ver la atenta mirada del chico en ella.

— Claro, dime — dijo casi en voz baja, asustado por la expresión de la japonesa, nunca la había visto tan nerviosa y distante.

— Yo... — mordió su labio inferior, dudando en ese momento. Recordó ese preciso instante en el que se atrevió a besar a Chaeyoung, sintiendo de nuevo un cosquilleo en su estómago que no hacía más que alterarla — Yo te engañé con alguien mas — soltó directamente, sintiéndose incapaz de mirarlo a los ojos.

— ¿Qué? — susurró, su corazón acelerándose — No te creo.

— No estoy mintiendo, simplemente pasó y entiendo las consecuencias que vienen con mis acciones, no puedo escapar de eso.

— Pero... ¿en qué momento? Pasamos juntos casi todo el tiempo.

Mina suspiró, tenía muy claro que no iba a confesar que se había besado con su mejor amiga, mucho menos que a pesar de la culpabilidad, lo había disfrutado, eso se quedaría con ella para siempre.

No sabía ni siquiera qué responderle, solo quería que las cosas pasarán rápido y la dejara sola para poder pensar todo con calma.

— Debemos terminar.

— ¡Eres una idiota! — exclamó con furia, levantándose de la cama — ¿Con quien fue? Al menos dime eso.

— No, eso no importa — se negó, repitiéndose que no diría nada que la perjudicara más.

— Claro que me importa, ¡solo dime quien fue!

Mina lo miró por fin, él no estaba llorando, simplemente estaba ahí, muy enojado, tratando de no elevar tanto la voz para que su madre no apareciera, su rostro un poco rojo por el enojo y sus ojos viéndola con repudio.

— Creo que es mejor que te vayas.

— ¿Hiciste algo con Chaeyoung? — preguntó, viéndola a los ojos, buscando respuestas en ellos y fácilmente las encontró. Empezó a reír, no parecía él en lo absoluto, sus emociones estaba mezclándose — Acabas de delatarte, no eres capaz de aceptarlo en voz alta, pero tu expresión lo dice todo.

Entró en pánico, no sabía cómo reaccionar, como fingir que no había sido descubierta, simplemente hubiera hecho como si nada, pero no pudo evitar tensarse y cambiar su expresión, ¿por qué él había llegado a esa conclusión?

— He visto como la miras. Siempre hablando de ella, viéndola de manera disimulada cuando la encuentras en la calle, abrazándola de esa manera tan... Íntima, incluso como le hablas, ¿es por ella, cierto?

— No sé de qué hablas, no seas ridículo — fue ofensiva por primera vez, pero al verse expuesta no pudo contenerse — Estás inventando todo.

— ¿Acaso eres lesbiana también? Dios, que asco — retrocedió, viéndola de manera despectiva.

— ¡No es así! Nada de lo que dices es cierto — trató de defenderse, pero nada lógico salía — Claro que no soy lesbiana, ambos sabemos que eso no está bien, ¿cómo podría hacer algo como eso?

Jaehyun rió, negando con la cabeza por la manera en la que inútilmente se defendía cuando todo era más que obvio, no era estúpido, conocía perfectamente qué significaban esas miradas entre ambas, lo sabía porque ella no lo miraba de la misma manera, con adoración, cariño y se atrevía a decir que con amor, él solo recibía miradas indiferentes, frías o simplemente no lo miraba.

— Niégalo lo que quieras, me das asco, al menos si hubiera sido con otro hombre, no fuera tan humillante.

— Vete — dijo casi en voz baja, sintiéndose incapaz de seguir escuchando el montón de tonterías que le decía, tonterías que muy en el fondo eran ciertas, pero no quería aceptarlo, estaba mejor de esa forma.

— Esto no se quedará así, pero no te preocupes, no le diré nada a tus padres, ellos se darán cuenta porque no vas a poder esconder tu obvia homosexualidad por mucho tiempo — soltó molesto, saliendo de la habitación a paso rápido.

Mina volvió a sentarse en la cama, revolviendo su cabello en clara señal de frustración, ¿ahora qué? No le quedaba de otra que enfrentar a sus padres también. Estaba asustada, muy asustada, quiso pensar en el lado positivo de las cosas, al menos había sido sincera, también por fin había terminado con Jaehyun, aunque la manera no fue la mejor, estaba consciente de que lo que había hecho no tenía perdón.

Se acercó con lentitud hacia su ventana, apartó las cortinas y vio como el pelinegro salía de su casa, notándose verdaderamente molesto.

— Pensé que Jaehyun iba a quedarse — entró su madre a la habitación, viéndola con seriedad.

— Dijo que tenía cosas que hacer en casa— mintió, preguntándose de donde había salido tan rápido esa respuesta, la mayoría del tiempo se le hacia difícil decir una que otra pequeña mentira que al final solo la hacían sentir culpable.

— Debo salir, la comida está hecha — avisó, caminando hacia la puerta — No hagas cosas que sabes que no debes hacer, si mientes, Dios no va a perdonarte y serás una mala hija, ¿entiendes?

Sabía por qué lo decía, nunca confiaba totalmente al dejarla sola porque estaba la posibilidad de que fuera con Chaeyoung, y siempre recurría a esas amenazas que últimamente solo la hacían sentir molesta en lugar de tenerle miedo.

Asintió sin mirarla, ya estaba cansada.

La mujer salió de la habitación y se fue rápidamente de la casa, prometiendo no tardar tanto.

Luego de unos minutos pensándolo, creyó que lo mejor era ir con Chaeyoung y aclarar todo, tal vez de esa forma dejaría de sentirse tan mal consigo misma. Necesitaba pedirle disculpas, además, quería desahogarse por lo de Jaehyun.

Salió por la puerta principal y tocó la puerta de los Son, pero otra vez, nadie atendió. Sabía que Chaeyoung estaba ahí porque vio a sus amigas salir, pero no entendía por qué no estaba respondiendo. Pensó de nuevo en la posibilidad de entrar como siempre por su ventana, siendo una gran idea para esos casos, a lo mejor, estaba tomando una ducha o estaba con sus audífonos puestos y por eso no atendía. Se encaminó hacia la parte trasera de la casa y subió como normalmente hacía hasta llegar al balcón.

Se quedó quieto un momento antes de entrar, había visto la silueta de Chaeyoung desde su ventana, pero no sabía qué hacía, tampoco quería interrumpirla en algo que era privado para ella, aunque la idea de verla de nuevo no le aterraba tanto como la última vez.

Justo cuando decidió acercarse, escuchó un suave quejido al interior de la habitación, y no pudo detenerse a sí misma de espiar un poco, otra vez, ya ni siquiera pensaba en sí estaba bien o mal, la curiosidad que tenía era mucho más grande.

Apartó un poco la cortina y se asomó con cuidado; abrió los ojos con sorpresa, su respiración se cortó por un instante ante la escena frente a ella, sintiendo una inexplicable ola de celos en su interior al mismo tiempo que un cosquilleo en su estómago se hacía presente, un cosquilleo que hizo su piel erizarse.

Era Chaeyoung con otra chica.

Chaeyoung estuvo demasiado sorprendida al recibir un beso por parte de Tzuyu, no entendía cómo habían pasado de hablar sobre la escuela hasta su habitación, una cosa no tenía nada que ver con la otra. Se encontró demasiado sorprendida al haber logrado eso sin siquiera coquetearle.

— ¿Crees que no me doy cuenta de cómo me miras desde el primer día? — le había dicho a la rubia antes de besarla por segunda vez, respondiendo a su evidente sorpresa.

Por nada del mundo se imaginó que esa amable y simpática chica resultara ser tan atrevida y directa, pero ella no era nadie para juzgarla, le encantaba ese atrevimiento.

Tzuyu la sostuvo con sus brazos, las piernas de la mayor alrededor de su cadera, besándola con tanta pasión que a Chaeyoung se le dificultaba seguirle el ritmo.

La recostó sobre su cama y rápidamente se puso entre sus piernas, besándola con fuerza mientras sus manos viajaban hacia su intimidad. Chaeyoung gemía por lo bajo con cada toque, sintiéndose maravillada ante el montón de sensaciones. ¿Hace cuánto no había estado realmente con una chica? Ni siquiera lo recordaba, había pasado ya un tiempo. Su cuerpo respondía automáticamente, temblando ante el toque de los labios de la castaña en su cuello, haciéndola jadear suavemente.

— Se siente... Tan bien — cerró sus ojos con fuerza al sentir la feminidad de Tzuyu hacer fricción sobre la suya aún con la ropa puesta.

Tzuyu sonrió ladina, ejerciendo fuerza en sus movimientos mientras sobaba la cintura de la rubia por debajo de la camisa de uniforme, sintiendo su piel tan suave.

Mina miraba con atención todo lo que sucedía en la habitación de su mejor amiga sin saber exactamente por qué se sentía tan celosa y atraída al mismo tiempo.

¿Qué se sentirá hacer eso con Chaeyoung? ¿Tendré la oportunidad de besarla otra vez? Pensó. Su humedad comenzó a hacer presencia, su centro buscando atención. No supo qué más hacer en ese momento, quería irse, pero el morbo por ver hasta donde llegarían era predominante.

Segundos después, con esfuerzo llegó a la conclusión de que debía apartarse, estaba actuando mal, invadiendo la privacidad de su mejor amiga. En su intento de alejarse sin apartar la mirada del par, tropezó con una pequeña maceta, haciéndola caer de golpe.

Entró en pánico, antes de caer había agarrado las cortinas con la intención de no tocar el suelo, dejándolas abiertas.

Chaeyoung levantó la cabeza tan pronto escuchó ruido en su balcón, encontrándose con Mina sentada en el suelo mientras limpiaba la tierra de sus zapatos. Tzuyu se apartó de Chaeyoung muy confundida, preguntándose a sí misma quién era esa chica.

— ¿Mina? — subió la cremallera de sus pantalones y colocó los botones del mismo antes de acercarse.

La pelinegra se sonrojó fuertemente bajo la mirada de la coreana, buscando una buena explicación.

— ¿Quién es ella? — se acercó, Tzuyu, viéndola directamente — ¿La conoces?

— Si, es mi mejor amiga — respondió con naturalidad.

— Yo, eh, solo pasaba... Quería hablar contigo y... Nadie atendió la puerta, así que pensé que... que podría subir hasta aquí y me tropecé— explicó de manera entre cortada, aún sin poder mirarla

Chaeyoung asintió para sí misma, teniéndole la mano para ayudarla a levantarse. Mina la tomó rápidamente y limpió sus pantalones, viéndola por fin a los ojos.

— Así que... ¿Cuándo no abren la puerta de la casa subes directamente hasta aquí sin saber qué podría estar haciendo tu mejor amiga? — preguntó la más alta, cruzándose de brazos. Estaba un poco irritada, había interrumpido su momento con Chaeyoung, y dudaba que pudieran retomarlo.

— Pues... Si — respondió nerviosa.

Chaeyoung suspiró, notándola demasiado avergonzada.

— ¿Cuánto tiempo llevas ahí parada? — siguió preguntando Tzuyu.

— Acabo de venir — mintió.

Se le estaba haciendo un mal hábito decir pequeñas mentiras.

— Entra, Mina — la dejó pasar, intentado creer en su palabra, porque sería demasiado vergonzoso para ella si la hubiera visto de esa forma con Tzuyu.

Tzuyu suspiró, entendiendo que de ninguna manera, Chaeyoung iba a prestarle atención a lo que estaban haciendo. No estaba molesta, solo un poco irritada, pero no era culpa de nadie, Mina no sabía que ellas estaban ahí. Acomodó su blusa y decidió que era mejor irse, sentía un poco tenso el ambiente, haciéndola sentir incómoda.

— Creo que mejor me voy.

— ¿Tan rápido?

Tzuyu sonrió de manera cálida, como si nada.

— Te veo mañana en la escuela — acomodó el cabello rubio de Chaeyoung y salió de la habitación, cerrando la puerta tras ella.

El silencio reinó por un momento hasta que escucharon la puerta principal cerrarse. Ninguna sabía cómo empezar, ambas tan tímidas y nerviosas.

— Perdón por espantar a tu amiga — quiso sonar natural, pero su tono de voz salió diferente, como si estuviera molesta por algo, pero Chaeyoung no lo notó del todo.

— E-Está bien — tomó asiento en la cama, juntando sus manos con los nervios a flor de piel.

— Chaeyoung, lo siento. No estaba hablando en serio el viernes. Por favor, entiéndeme — la miró con súplica, yendo directamente al punto, buscando las palabras adecuadas para seguir hablando, pero estaba tan nerviosa por todo que no sabía formular bien las palabras en su cabeza.

La rubia rió incrédula de manera automática, pero al notar la expresión de Mina, se detuvo, tomando una posición más en calma. No tenía por qué ser grosera también, aunque aún se sentía un poco dolida al respecto, ella creyó que ser lesbiana no era algo que la molestara hasta el punto de decirle que eso estaba mal, ¿estaba mal para quien? ¿para su familia homofóbica? Claro que si, ellos eran los peores, siempre viéndola de menos, diciéndole que se iba a quemar en el infierno, haciéndola reír con estupideces así, pero tenía la esperanza de que Mina no pensara de esa manera, que por ser amigas no tuviera problemas con eso, pero al parecer, si los tenía, solo que no lo decía.

— Estaba asustada — agachó la mirada hacia sus pies, avergonzada por recordar cómo se habían besado esa vez — Por favor, escúchame — la miró de nuevo, esperanzada en no obtener una mirada de rechazo por parte de la otra.

— Adelante, habla.

Mina suspiró, sintiéndose tan pequeña ante la atenta mirada de Chaeyoung.

— No creo que seas diferente a mi, Chaeyoung, sabes que nunca he tenido problemas con tu sexualidad, te he querido de la misma manera desde que me lo dijiste, no ha cambiado nada...

— Pero...

— Pero sabes también como he sido criada toda mi vida — volvió a agachar la mirada, todo era demasiado complicado de explicar — A veces no sé de qué lado estar, en mi escuela todos dicen que eso es lo peor, que es una enfermedad, que Dios no va a perdonarlos. En mi familia es igual, sabes cómo son mis padres, cada vez que te miran hacen un comentario al respecto y me siento como una idiota por no poder defenderte como debería. Me siento en el medio — levantó la mirada hacia Chaeyoung que se veía sorprendida por decir aquello — Pero luego te veo y sé que no eres una mala persona, eres incluso mejor que todos los que me rodean que no hacen más que criticar a todos por no seguir nuestras creencias, y sé que hacer eso tampoco está bien, solo que ellos no lo entienden... No creo que seas diferente, no creo que esté mal que te gusten las chicas, pero de alguna manera siento que está mal para mí misma.

— ¿Por qué tendría que estar mal para ti? — tomó su muñeca y la sentó a su lado, notándola cada vez más nerviosa.

— Porque soy yo, porque yo no tengo permitido eso.

— No es cuestión de permisos, no es como que yo sí pueda y tú no, es algo que no se elige de esa manera.

— Tengo miedo, Chaeng — dijo casi en voz baja — De verdad lo siento, no quise que sonara como si fueras alguien diferente, eres una gran chica y eso lo tengo muy claro — le sonrió débilmente, su corazón latiendo muy rápido por la manera tan dulce en la que su mejor amiga la miraba.

Chaeyoung dejó de lado su enojo y orgullo, escucharla hablar la hizo entender que también era muy complicado para ella aceptar su sexualidad, claro que lo entendía, su familia no era muy fácil, y que al menos haya ido hasta a ella a disculparse a pesar de todo, le demostraba que Mina era diferente en cuanto a su forma de pensar, solo que estaba confundida.

— ¿Por qué me besaste? — se atrevió a preguntar, sintiendo el cuerpo de Mina tensarse a su lado.

Mina suspiró, buscando las palabras para dar una respuesta, pero ni siquiera ella estaba totalmente segura del por qué, o quizás si, pero le daba miedo decirlo en voz alta y que todo a su alrededor se complicara más.

— No lo sé, de verdad — tapó su rostro con sus manos, sintiendo de nuevo sus ojos cristalizarse — Solo quise hacerlo. Cuando me regresaste el beso, no estaba pensando con claridad y me dejé llevar.

— ¿Sentiste algo diferente en algún momento?

— Chaeyoung...

— Está bien, tranquila — le sonrió de nuevo, limpiando las pequeñas lágrimas que se habían escapado de los ojos de la japonesa, lo mejor era no presionarla, en algún momento tendrá que aclarar sus propios sentimientos, así que por el momento, solo debía apoyarla — ¿Puedo abrazarte?

Mina asintió rápidamente, dejando que Chaeyoung se pegara a ella y la rodeara con sus brazos. De alguna manera, sentía eso demasiado reconfortante, sus problemas desaparecían en ese instante, enfocándose únicamente en la sensación de ser abrazada por su mejor amiga.

— Gracias por escucharme.

— Te quiero mucho, Mina.

— Y yo a ti — cerró sus ojos, queriendo permanecer de esa manera por mucho tiempo, porque estar con Chaeyoung siempre se sentía diferente.

Mina se sentía bien.

Nayeon entró junto a Momo con mucho cuidado a la casa de los Son, al llegar a la sala, notaron que no había nadie. Se sonrieron con complicidad y supusieron que Chaeyoung había logrado llevar a Tzuyu a su habitación, pero notaron un detalle muy específico.

Solo estaban las cosas de Chaeyoung, las de Tzuyu no.

Nayeon golpeó su frente con la palma de su mano, llegando a la conclusión de que algo había pasado para que Tzuyu tuviera que irse. Subió las escaleras en dirección a la habitación de su amiga, pero voces en el interior la detuvieron de abrir bruscamente la puerta, se pegó a ésta y trató de escuchar; esa voz para nada era la de Tzuyu, no escuchaba exactamente qué estaba diciendo, pero sabía que no era Chaeyoung.

— ¿Qué pasó? — apareció Momo a su lado, susurrando.

— Creo que Tzuyu se fue porque Chae trajo a otra chica.

— No creo que haga algo como eso — negó la más alta — ¿Y si es Mina?

Nayeon lo consideró, y eso tenía mucho más sentido, así que asintió.

Chaeyoung escuchó los murmullos tras la puerta y rió, sabiendo perfectamente que eran sus amigas.

— Mis amigas están aquí, ¿quieres conocerlas?

— Claro — sonrió Mina, peinando su cabello con los dedos sin levantarse de la cama. No iba a negar que se sentía un poco tímida.

Chaeyoung abrió la puerta de golpe, dejando ver rápidamente al par de chicas que disimulaban que no estuvieron ahí desde hace un rato.

— Oh, Chaeyoung, justo veníamos a ver qué hacías — habló Nayeon, fingiendo que acababan de llegar.

— Ajá — se hizo a un lado, dejándolas entrar a su habitación.

— Chicas, ella es mi mejor amiga, Mina — la presentó, ambas saludando con la mano de manera amable — Mina, ellas son Nayeon y Momo, amigas de la escuela.

— Es un gusto conocerlas — dijo con amabilidad — Chaeyoung habla mucho de ustedes.

— Ella también habla mucho de ti, hasta siento que somos mejores amigas — Momo se sentó a su lado, sonriéndole más de la cuenta.

— Que bien... — se sintió apenada.

— Ya, quítate de ahí — rió Chaeyoung, rescatando a la nipona de esa situación.

Las cuatro estuvieron hablando mucho tiempo de cualquier cosa, pero nadie tocó el tema de Tzuyu, no podían con Mina ahí enfrente. Cuando una hora había pasado, Mina le avisó a Chaeyoung que debía irse, en cualquier momento su madre llegaría y si no la encontraba en casa, sería un enorme caos.

Se despidió con amabilidad de Nayeon y Momo, y caminó hasta el balcón de la habitación junto a Chaeyoung.

— Tus amigas son agradables — sonrió Mina, sintiéndose mejor que como cuando llegó — No sé si mis amigas te caerían bien — dudó.

— Aún así me gustaría conocerlas.

— Está bien — debía pensar mejor esa posibilidad, no quería que ninguna hiciera sentir mal — Yo... quería saber si puedes venir a mi habitación mañana en la noche, quisiera hablar contigo.

— Claro, llegaré a eso de las diez, ¿está bien?

— Perfecto — se acercó y la abrazó, despidiéndose de ella de esa manera, algo tan normal como un abrazo se había convertido en algo muy íntimo para ellas.

Chaeyoung se quedó ahí hasta que la vio entrar a su casa, divagando en sus propios pensamientos, hasta que salió de ese pequeño trance para dirigirse de nuevo a su habitación.

— No puede ser... — susurró al encontrarse con sus dos amigas besándose sobre su cama como si nada — Oigan, ¿tan necesitadas estaban?

Ambas rompieron el beso y la miraron divertida, sabían que Chaeyoung no estaba molesta, pero quizás si debieron esperar un poco más.

— Si no te nos vas a unir, puedes irte — comentó Momo aún sobre la castaña.

Chaeyoung rodó los ojos y suspiró, sus amigas nunca iban a cambiar.

— Tentador, pero mejor las espero abajo — se dirigió hacia la puerta de la habitación — ¡Limpien si ensucian o jamás las dejaré entrar!

— ¡No te preocupes! — respondió Nayeon antes de jalar la blusa de Momo para atraerla hacia ella y besarla con pasión de nuevo.

Chaeyoung cerró la puerta tras ella y negó con la cabeza, se dirigió hacia la sala y se recostó en el amplio sofá, pensando en todo lo que había hablado con Mina

Algo en ella le decía que Mina por fin estaba descubriendo su sexualidad.

Continue Reading

You'll Also Like

154K 7.3K 33
Ambos viven en la masía. Desde que se conocen Héctor siempre la ha molestado. Y ella no piensa nada bueno del él. Pero todo cambiará tras un trabajo...
627K 78.8K 37
Y aquellas enormes mejillas lograron enamorarlo como nunca lo había hecho en su vida. → fluff → capítulos cortos → cliché → menciones de bullying y...
3.5K 120 9
Esto sería como un harem de dybala ( todos le entran a el) [Los errores serán corregidos]
29.2K 3.9K 39
A veces el pasado puede ser tu impulso o tu condena. Tu lugar de nacimiento y familia puede ser tu motivación o tus cadenas. Y una crisis puede inclu...