❝ FAMILIA CULLEN EXTENDIDA ❞
luminalucero99 créditos por la ayuda, gracias cielo <3
¡ESTO ES HORRIBLE! Sentía como mí cuerpo se presionaba a mí vientre, pidiendo que expulse a los dos pequeños dentro. Grite con dolor tratando de regular mí respiración, eran como una contracción pero diez veces más fuerte.
Sentía enojo, René decía que la satisfacción y el deseo puede llegar a ser a veces doloroso, que incluso puede lastimarte, al igual que el amor, aún cuando sea el más puro amor siempre existe algo que te agobie y te enrede en un abismo de dolor, pero que ingenua fue ella cuando dijo aquello.
El dolor más profundo es el dar a luz, el sentir como se va abriendo cada centímetro mi vagina duele, como igual el dolor de las contracciones por cada minuto o segundo que va incrementando, eso me hace saber que ya estoy más cerca del momento...una vez escuché que cuando das a luz tu vagina se abre hasta 10 centímetros o en la que la mayoría se abre más, yo creo que soy esa mayoría porque demonios, como duele.
- ¡Duele como diez infiernos!
- Meli, tú puedes - alentó mí hermano
El apretar la mano de Pietro es mi único consuelo, que aún siendo humana pero inmortal estoy ejerciendo mayor fuerza de bruja, lo sé por las muecas de dolor que trata de ocultar, pero no debería de quejarse él no está dando a luz, no está sintiendo como se le abre su vagina.
- ¡Carlisle, te voy a matar! - Vi como me miraba entre preocupado, regañado e incrédulo
- Solo puja, cielo - me indicó tratando de mantener calma
Los gritos salen sin pudor alguno desde lo más profundo de mi ser, rompiendo algunas cosas en el proceso por mi magia descontrolada, el cabello de rojo fuego pegada a mi frente por el sudor me hace saber que de verdad está pasando esto, de verdad tendré un bebé, pero de algo estoy segura, no tendré otro o en al menos en mucho tiempo porque esto es una tortura.
- mamá, necesito que calmes tú magia - Rosalie me apuntó a un costado
Deje de ejercer fuerza, respirando profundamente varias veces, sentía que mis pulmones quemaban. Miré en esa dirección para notar que los instrumentos de medicina estaban flotando con un aura roja.
- Esas tijeras me están apuntando y da miedo - Habló Pietro viendo los utensilios que flotaban
- No me tientes - Susurré antes de ver a Carlisle que asentía dándome fuerzas
Volví a pujar tratando de controlar mí magia, lo que solo duró segundos porque hacer fuerza me impedía controlarlo. Mis dientes se apretaban con fuerza, mientras de mí garganta se escapaban gritos que lograban rasparla.
- Ya veo la primera cabecita - Suspiré de alivio bajando un poco la fuerza - Cielo, necesito que pujes solo un poco más ¿De acuerdo? Pero no mucho
Asentí sintiendo mis mejillas empapadas, no sabía si era por la lluvia provocada hace una hora, si por el sudor que salía de cada parte de mí cuerpo o por las lágrimas que bajaban con pesar, incluso las gotas saladas que escurrían mis ojos estaban calientes. Grite una última vez antes de tirar mí cabeza hacía atrás sollozando.
- Bien, bien - Rosalie estaba con una sonrisa radiante sacando al primer bebé
- Eres la persona más fuerte que conozco - Pietro, sin soltar mí mano, movió los cabellos de mí frente con su mano libre, dándome una radiante sonrisa - Eres impresionante, hermanita
Volví a sollozar.
- Y tenemos a Tommy - Rosalie habló poniendo sus ojos un poco negros, el niño estaba bañado en sangre y era entendible. Pero se estaba controlando
Agradecía nuevamente que la sangre de brujo era como una especie de calmante y no provocaba gran sed.
- Llévalo con Edward - Pidió Pietro rápido, la rubia asintió sonriendo al niño
Creo que esa pequeña personita, ese ser del tamaño de las manos de Carlisle juntas, tan pequeño, pero extrañamente difícil de parir, era lo más lindo que acaba de ver. Era cierto que ese sentimiento maternal siempre estaba en las mujeres, pero por Lucifer... Ese era mí bebé, yo lo había tenido.
- De acuerdo, mí amor. Vamos a por la segunda - Pidió Carlisle con una sonrisa radiante
- A la cuenta de tres, vuelve a pujar - Pietro limpió con una toalla mí rostro dándome una sonrisa - A la una, a las dos y a las tres...
Volví a pujar aún cuando mí cuerpo pedía a gritos más fuertes que los míos descansar, aún cuando sentía que mis músculos se tensaban débiles tratando de dar a luz a Martina. Mis mejillas dolían, mí cabeza palpitaba, mí pecho estaba con una enorme presión y sentía un gran cansancio. Pero igual pujaba.
- Ya sale su cabecita, como antes, mí amor. Solo puja lo necesario - Frene para tomar varias y rápidas bocanadas de aire
Agradecía que una vez sacando al primer bebé, el segundo ya era más rápido. Aún que cada segundo era como una hora de tortura constante, agradecía que los niños solo tenían ocho minutos de diferencia. Pietro miraba el cielo, dándome una clara muestra de que a él también le estaba doliendo que le apretase la mano.
Alice entró a la habitación, tenía una pequeña sonrisa pero estaba un poco balada en nieve. Fruncimos el ceño confusos mientras ella se limpiaba para tomar a Martina.
- Tú magia - nos avisó viendo a la bebé - ¡Hola, pequeña hermosura!
Solté una risita echando la cabeza y mís brazos totalmente recostados. Alice se llevó a esa pequeña, bella y adorable bebé que era una de mis nuevas razones para la inmortalidad, esa diminuta y recién nacida bebé era una luz en mí camino que rogaba porque siempre este prendida y jamás me deje.
- Ya eres mamá - Pietro besó acaricio mi cabello
Reí sin fuerza, pero con gran alegría.
Por Lucifer... era mamá biológica de dos pequeños niños.
- Hola, mami - Mire a la puerta de la habitación donde entraban Emmett y Edward con los dos bebés
Sentí mis ojos humedecerse y me senté con algo de esfuerzo, recién me levantaba de mí merecida siesta. Casi caí desmayada después del parto. Ambos vampiros venían con sonrisas radiantes meciendo a ambos híbridos que tenían la apariencia de dos meses.
- ¿Cuántas horas dormí? - pregunté en shock cuando vi a ambos bebés
- Crecen verdaderamente rápido, pestañeas y ya tienen diez años - bromeó Emmett medio en serio
Sentí un pequeño revoltijo por eso, pero Edward me tendió a Martina en brazos para que pudiese tomarla, luego Emmett dejando a ambos bebés recostados en mis brazos. Los puse juntos para ver cada faccion de sus pequeños rostros.
- Pero que cosas hermosas - Susurré en un hilo de voz sintiendo mis mejillas mojarse
Ambos tenían un cabello castaño chocolate, podría jurar que era idéntico al de Alice y casi parecían sus pequeños hermanos. Su piel era del mismo tono que la de Pietro o la mía, un poco bronceadas. Sus pequeñas narices junto a sus diminutos labios que estaban entre abiertos eran tan, pero tan, tiernos.
- Hola bebés - Saludé viendo sus ojos dirigirse a mí
Tommy los tenía de un azul marino, tan fuertes que parecían dos enormes piedras de una joya de lapizlazuli. Mientras lo de Pietro eran un celeste eléctrico idénticos a los de un color zafiro, los de este bebé eran un tono mucho más oscuro pero igual de brillante.
Tenía su aura de brujo en azul.
Sonreí sorprendida de que tuviese magia para ver a Martina. La bebé me miró con unos ojos fucsia, eran un rosado brillante e electrizantes, tenían un color sorprendente que me dejó anodadada. Eran de un color incluso más intenso que sus pequeños labios.
También tenían un aura.
- Ambos dieron indicio de magia - Avisó Emmett sonriendo emocionado - Ambos lloraron por ti, y cuando lo hacían, cosas salían volando o se rompían de repente
- Durante tú parto, hiciste que en la cocina nevara, en el baño haya una tormenta de rayos, que la sala se convierta en un desierto de tanta arena y que los cuartos estuvieran mojados - enumeró el cobrizo - Pero estas dos cositas, tiraron más de cuatro estantes y rompieron varios vidrios por sus llantos. Así que Pietro está terminando de limpiar con magia
- Lo siento - me reí viendo a ambos bebés que parecían a punto de llorar, sus pequeños rostros se presionaron, sus labios inferiores se abultaron y sus ojos coloridos se cristalizaron
Ambos vampiros me dieron un beso en el cabello antes de irse, así que entendiendo sus acciones, baje mí camiseta para subir a ambos bebés, dándole leche a cada uno de ellos. Al principio, solté un quejido de dolor, era hasta incómodo. Pero con los minutos esa sensación se fue bajando.
Estaba recostada sobre unas almohadas para no tener que hacer fuerza, los bebés bebían la leche tranquilos y yo me tomaba el tiempo de memorizar cada una de sus facciones. No podía creer que esas dos adorables bellezas habían sido capaces de casi devorarme por sangre y ahora eran felices con leche materna.
La belleza de un brujo era bastante, la belleza de un vampiro lo era más, pero estos dos pequeños bebés tenían la belleza del doble que nosotros, incluso eran hasta igual de hermosos o atrayentes que Rosalie. Diría que más.
- Auch, ya - Los separé cuando volvía a doler, los bebés no pusieron objeción. Acomode con algo dificultad mí camiseta
Carlisle entró a la habitación con una enorme sonrisa. Se acercó en silencio hasta sentarse a mí lado y tomar con delicadeza, como si fuese el más fino cristal, a Martina. La pudo sobre su hombro, golpeando su espalda con cuidado. Repetí su acción con el pequeño Tommy esperando a que logren eructar así recostarlos.
Me dedique a sentir el pequeño cuerpo de Tommy, recostado sobre mí pecho y hombro, su pequeño rostro aniñado junto a sus diminutas manos aferrandose a mí camiseta mientras palmeaba su espalda. Mire a Carlisle que veía a Martina con una sonrisa imborrable.
Tenía mí propia familia.
- Te amo - solté sin pensar - Te amo como no tienes idea - me miró ensanchado su sonrisa, si eso era posible
- Yo te amo mucho más, gracias por darme esta oportunidad, mí amor - se acercó a darme un suave beso
Escuché a ambos niños sincronizar para eructar, haciéndome reír. Acomodamos a los bebés en nuestros brazos. Recosté mí cabeza sobre el hombro de Carlisle viendo a ambos bebés cerrar sus ojos un poco, pero batallando por no dormirse.
Eran lo más hermoso de mí vida.
Ambos estaban vestidos con unos pequeños body's de manga corta, eran totalmente blancos con pequeños dibujos de colores grises, estrellitas o aviones que casi se veían. Unas diminutas y hermosas medias de mismo color cubrían sus pequeñas patitas.
- Rosalie los vistió - Me susurró, su mirada fija en ambos niños
- Están preciosos - Me sincere acariciando el poco cabello de Tommy
A pesar de ser pequeños bebés, se podía diferencias a ambos por sus ojos colorinches, el pequeño broche de moño que tenía Martina y que Tommy tenía mucho más cabello. No me gustaban los niños recién nacidos, pero mis dos pequeños bebés eran totalmente hermosos, casi como dos diamantes.
- Pietro tiene amigos en Brasil y resulta que allí hay un híbrido - lo mire con interés - No es hijo de bruja, pero es hijo de un vampiro y una humana
- ¿En serio? - pregunté sorprendida, bastante sorprendida
- Si, habló con unos viejos amigos y resulta que le dijeron de la existencia de este híbrido, Nahuel. Le explicaron que él creció más rápido que un humano, pero a los siete años llego a su edad adulta. Así que no te preocupes por su crecimiento, cielo. Van a estar con nosotros por el resto de la eternidad. Con Pietro ya nos encargamos de hacerles todas las pruebas posibles - Acaricio mí cabello dando un beso en mí frente
Suspiré aliviada, anotando mentalmente disfrutar de cada experiencia de su niñez, si es que iban a crecer más veloz debía de guardar cada recuerdo con seguridad.
- mamá - miramos a Jasper que entró algo preocupado, pero viendo con una sonrisa la imagen - La manada viene en camino
Asentí viendo a Carlisle, no tenía sentido ocultar a los bebés, ellos no eran una amenaza y no podían tocarlos. Jasper me ayudó a levantarme, Carlisle sostuvo a Martina dormida, pero Tommy se quedó despierto, parecía reacio a dormirse.
- ¿Vamos a saludar a perros gigantes? - le pregunté acariciando su pequeña nariz con mí dedo meñique. El pequeño bebé sonrió logrando que mí corazón de un vuelco - Sonreiste ¡Sonreiste! - abulte mí labio inferior pero con gran alegría - Vamos a ver esos perros, si - seguía hablándole escuchando la risa de ambos rubios
Bajamos hasta la entrada donde estaba el resto de la familia. Ellos me besaron dándome unos suaves saludos, cada uno sonriendole a Tommy que tenía sus manos apretadas a mí camiseta. Fueron cuestión de minutos para ver a la manada que se abría paso entre los árboles, en su forma humana. Ellos tenían la suficiente confianza conmigo.
- Así que, te desapareces un mes y resulta que tienes dos bebés - Escuché la voz de Sam
Sonreí acercándome hasta estar frente a él con Tommy en brazos. Sam me sonrió con algo de desconfianza, sus emociones delataban que con cada paso que daba, su incomodidad respecto a Tommy aumentaba.
- No son malos, tienen parte humana - avisé en voz alta para que todos los lobos escuchen - Son tribridos, mitad humana, vampiro y bruja - incline un poco a Tommy para mostrar sus ojos
- Sus ojos... Wow - Paul se acercó para ver al bebé - va a tener a muchas atrás - me dio una sonrisa juguetona y yo frunci el ceño - Tranquila, mamá celosa, era una broma
- Él es Tommy, Tommy ellos son la manada - Le presente al pequeño bebé
Los ojos de mí bebé recorrieron a todos como si los viese y escaneara, pero sus ojos azules se detuvieron en alguien específico, el lobo que estaba más enojado y reacio a estar ahí.
Para que después, Jacob caiga de rodillas.
- o a muchos... - se corrigió Paul viendo a Jacob
Oh, por Lucifer.