Maratón 1/2
-Maldita sea. ¡TaeHyun! ¿¡Que hay ahí afuera que es más interesante que yo?!¿Huh?-
Le gritó SuJun a su hermano. Llevaba un rato explicándole distintas cosas que hizo en su oficio creyendo que él la escuchaba pero en realidad éste sólo miraba por la ventana.
-Oh, lo siento.
-¿En qué pensabas? Te veías tan concentrado mirando por la ventana...
-¿Pensabas en Rosé? Lo hacías, ¿verdad?- dijo ahora su hermano mayor, el molesto JiHwan.
-No, no exactamente.
-Eso es que sí.
-Ya, dejen al pobre con sus eternas charlas y preguntas fastidiosas- dijo la madre de los tres hermanos.
-Como se nota que eres el favorito- protestó JiHwan cruzándose de brazos.
Su familia estaba en coche. Esa misma mañana, a las cinco y media de la madrugada, los cinco individuos de la familia se levantaron para salir en coche hacia una ciudad lejana, dónde vivía su abuelo, para ir a ver cómo se encontraba. Un día antes les llamaron del hospital central de esa ciudad para decir que al abuelo le había dado un pequeño infarto, pero a esa edad era una alerta de alarma. Fueron a visitarlo para asegurarse que estaba bien.
En ese momento el menor de los Kang estaba teniendo un conflicto interno. Ese hombre le había creado un trauma que afectó gravemente a su vida. Nunca lo perdonó, ni siquiera pensó en la idea de decidir perdonarlo o no perdonarlo. ¿Merecía su perdón? En el fondo lo quería. ¿Cómo va a culpar a un pobre viejo demente? ¿O sí debía culparlo? Tenía la cabeza hecha un desastre.
-¿Creen que el abuelo va a... Irse?
-¡Claro que no! El abuelo es un cabeza dura que se quedará en este mundo hasta que todos nosotros la palmemos- dijo su hermano sin la más mínima delicadeza.
-¡JiHwan! ¿¡Que clase de falta de respeto es esa!? ¡Estás hablando de tu abuelo!- le riñó nuestra madre.
-Ay, mujer. El chaval tampoco se equivoca. Mi padre sólo acumula polvo, además, creo que nos odia... Y no hay mucho más que decir. Lo quiero, y quiero pensar que ustedes también, pero por Dios, YooNa, el hombre ya tiene 91 años, yo con esa edad estaría deseando morirme.
-¡JaeIl! Serás bruto.
Mi padre y mi hermano se rieron, tenían el mismo humor negro y les encantaba chinchar a mi madre y hacerla enojar.
Nadie dijo nada más, solo seguimos con el viaje, con mi padre escuchando su música de los sesentas, mi madre leyendo un libro de jardineria, mi hermano durmiendo y yo conversado con mi hermana. En circunstancias normales estaríamos todos con el móvil pero mis padres ( o mejor dicho, mi madre) nos obligó a dejar los móviles en casa ya que dijo que debíamos concentrarnos en la familia. Incluso a SuJun, que solo pudo enviar un mensaje a su compañera de trabajo HaeJin para avisar que no podría ir a trabajar en dos días antes de que mi madre le quitara el celular.
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Finalmente llegamos al hospital, ni siquiera fuimos al piso de mi abuelo a dejar las cosas, directamente fuimos dónde él. Mis padres estaban hablando con las enfermeras en recepción para pedir indicaciones. Subimos al piso indicado, fuimos a su puerta; la número 133 y entramos. Mi abuelo estaba tumbado en su cama, cuando escuchó la puerta abrirse miró hacia nosotros, algo desconcertado. Cabe destacar que estaba más viejo de lo que recordaba, en realidad, mucho más viejo de lo que recordaba. Su piel era más pálida que antes, aunque siempre tuvo un tono medio bronceado, lleno de arrugas por aquí y por allá, por todas partes, en la frente, las mejillas, el cuello...sobretodo el cuello, era básicamente un montón de piel colgante que se movía a la par que él hacía algún gesto. Sus manos estaban secas, venosas y algo esqueléticas, no al punto de alarmarse però si se veía que los años le habían pasado factura.
Me sentí incómodo, porque a pesar de que la última vez que lo vi él se veía completamente distinto, recuerdos de cunado yo era apenas un niño emergieron en mi mente atormentandome en el proceso.
-Hola papá- empezó diciendo mi progenitor masculino.
-¿Y tú quién mierda eres?- respondió de forma grosera el padre de mi padre, provocando una ligera exclamación de sorpresa en mi madre, al escuchar el improperio que el anciano acababa de soltar.
-Soy tu hijo, viejo pellejo- contestó mi padre de la misma manera. Otra vez, mi madre soltó un jadeo aún más sonoro al escuchar esa respuesta de parte de su esposo, golpeándole en antebrazo ligeramente.
El viejo rió, viéndolo de forma graciosa aún cuando portaba el ceño fruncido, o a lo mejor eran las arrugas de su frente, que le pesaban.
-Ya lo sé, imbécil, es sólo que casi no se te reconoce de lo feo que te has puesto con el tiempo.
-Ni que tú fueras algo bonito de ver.
-¡Bueno, ya basta! ¡Por dios! ¿Es que acaso no podéis tener un saludo normal, cariñoso y adecuado?
-¡YooNa! Tan mojigata cómo siempre - dijo mi abuelo con una burla maligna.
-¡NamHan! ¿¡Como te atreves!?- dijo mi madre, a punto de lanzarse al cuello de viejo, pero con un solo brazo y mucha facilidad mi padre la detuvo, manteniéndola cerca suyo- A mí no me faltes al respeto en frente de mis hijos, medio metro- dijo enojadísima mi mamá, burlándose le la baja estatura de su suegro.
-Ya sacó las garras- dijo mi hermano, para después ser golpeado por mi hermana.
Sí, por si no se dieron cuenta, mi abuelo, mi padre y mi hermano tenían personalidades bastante similares, mientras mi madre y mi hermana compartían bastantes características. Yo, por mi parte era una mezcla algo extraña, aunque tirando más bien para el lado de mis abuelos maternos, que eran algo así como los "espectadores", justo lo que soy yo.
-Bromas fuera, hemos venido porque nos han llamado del hospital para decirnos que poco más y la palmas-
-Vaya delicadeza y sofisticación en tus palabras. -dijo mi abuelo- ¿Y después de casi ocho años sin visitarme vienes aquí a preocuparte por mí?
El rostro de mi padre se oscureció, aunque no perdió la compostura, como siempre.
-¿Después de lo que le hiciste a mi hijo esperabas que me llevará de maravilla contigo?
-¿Lo que le hice a tu hijo? Disculpa pero JiHwan ya nació estúpido, yo no tuve nada que ver con eso.
Mi hermana rió y mi hermano exclamó ofendido, pero eso fue solo un momento debido a la extrema seriedad de mis padres.
-No hablo de JiHwan...
-¿Entonces de quién hablas? -miró por toda la habitación hasta que dió conmigo- Oh, sí...TaeHyun.
Hubo un silencio incómodo, sobretodo para mí, que dejé de ser un mero espectador para pasar a ser el foco de atención.
-Y... ¿Que se supone que hice yo tan malo con el niño?
-¿Estas de coña? Sabes perfectamente el daño psicológico que le provocaste -y apenas terminó de decir eso mi abuelo intervino.
-Solo le abrí los ojos al mundo real y lo previne de darse de cara con la realidad.
-¡Mi hijo ha pasado la mitad de su vida sólo y con miedo al mundo por tu culpa!
El silencio.
A mí me gustaba el silencio, tranquilo y sereno, hace sentir que todo va bien, que las cosas están calmadas y no hay nada de qué preocuparse.
Pero este silencio era todo lo contrario, era como ese silencio que queda después de que alguien le dispare a otra en las películas, en el que toda información se procesa milésimas de segundo antes de pensar en cómo huir de la escena del crimen.
El silencio....
La màquina que indicaba el ritmo cardíaco de mi abuelo empezó a hacer un pitido, indicando que mi abuelo estaba alterandose.
Antes de que cualquier enfermera llegará al cuarto mi abuelo se calmó. Y con eso siguió hablando.
-De todos modos, tú nunca lo entenderías.
-¿Entender el qué?
No hubo respuesta.
-Joder, papá. Ya estás diciendo sinsentidos. ¿Deliras acaso?
-Quiero hablar con el muchacho. A solas.
-No voy a dejar a mi hijo contigo otra vez, porqu...-y fue interrumpido por mi.
-Papá, deja que hable con él.
Él se giró a verme desconcertado, al igual que todos en la sala, a excepción del anciano postrado en la cama.
Por fin abrí la boca y fue para decir que quería hablar con en señor que arruinó mi vida, o gran parte de ella.
-De acuerdo, pero si llegas a provocar que todo el progreso que ha hecho hasta ahora se vaya a la mierda pido que te hagan la eutanasia, mis hijos van por delante.
-Ya lárgate -le contestó
Todos salieron, cerrando la puerta en el camino y dejándonos a mí y a mí abuelo a solas.
-Acercate, chico.
Lo hice, e incluso me senté en el borde de su cama sin invitación alguna.
-Perdón.
Perdón...¿Perdón?
...
Hola mis amores. Cómo habrán notado, me desaparecí, jeje. Y la razón de esto es que estaba 50% ocupada con la escuela y el otro 50% pues....hiatus, me cuesta mucho escribir desde hace meses y eso ya lo saben, así que hago lo que puedo para seguir. En fin, les dejo dos capítulos como disculpas porque me siento mal por haberles hecho esto :"3
Bai, las amo 💛💛💛💛