One Shots - Famosas y tú.

By CamrenJLarryS

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Libro de One Shots con diversas famosas. G!P Explícito. Smut GxG More

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Anya Taylor-Joy
Ariana Grande
Camila Cabello
Camila Cabello [Sad]
Camila Cabello
Camila Cabello pt. 2
Camila Cabello pt. 3
Camila Cabello & Veronica Lodge
Camila Cabello & Veronica Lodge pt. 2
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Cassie Howard & Lexi Howard
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Calle y Poché - The New Girl
Calle y Poché - The New Girl pt. 2
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Izzie Taylor pt. 2 - Ester Exposito
Jelena "Gigi" Hadid
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Nota del autor
Rosalie Cullen & Elena Gilbert
Spencer Hastings (PLL)
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Spencer Hastings (PLL) pt. 4 (1/2)
Spencer Hastings (PLL) pt. 4 (2/2)
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#RedSeason #Taylor'sVersion // TS pt. 2
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Victoria De Angelis
Victoria De Angelis
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El Juego de las Llaves
Taylor Swift
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Dinamica: borradores(?
Tara Carpenter

Victoria De Angelis

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By CamrenJLarryS

Damiano se casaría mañana y allí estaba yo, debatiendo conmigo misma (una vez más) si ir a la ceremonia.

¿Estaba dispuesta a verla?
¿Estaba dispuesta a afrontar aquella situación de una vez por todas?
¿Que sentiría al verla?

—¿Acaso escuchas algo de lo que te digo?

Subí la mirada hacia Alessandro.

—Lo siento, Ale...

—Te acompañaré.

—¿Qué?

—Iremos juntos a esa tonta boda y listo.

—¿Hablas en serio?

Alessandro asintió, rodando los ojos.

—Desde que llegó la invitación estás así, solo ve. No será el fin del mundo si convives un día con ella.

—Han pasado 5 años, la verdad yo...

—Si, si, tienes miedo y toda esa porquería que siempre repites pero ¿sabes qué?... Es una buen oportunidad para que abras los ojos, enfrentes tus miedos y sepas si aún sigues sintiendo lo mismo... De lo contrario, podrás avanzar y por fin, abrir tu corazón a alguien más, alguien que te valore, te ame y...

—No es eso lo que quiero, Alessandro.

—Así dicen todas pero al final, todos buscamos ser amados... Y tú querida— bebió de su té mirándome a los ojos— lo pides a gritos...

Cerré los ojos por un momento y fueron sus ojos azules lo primero que llegó a mi.

Cinco años en los que no había podido olvidarme de la manera en la que ellos me hacían sentir, de lo que el sonido de su risa causaba en mi o de lo que solo un abrazo suyo era capaz de lograr en todo mi cuerpo.








-




—Tú tranquila. Respira, todo estará bien.

El vuelo se demoró y no pudimos llegar a tiempo a la ceremonia, sin embargo estábamos llegando a la fiesta la cual había comenzado hace minutos y un Damiano preocupado se había contactado para saber si podría lograrlo.

Lo había logrado porque allí estaba tomada del brazo de Alessandro, caminando hacia la entrada donde dos guardias tomaron la lista de invitados para revisar si mi nombre estuviera en ella.

Una vez pasado el protocolo la cuenta regresiva había acabado, estábamos dentro y mis manos sudaban.

Sentía nervios y mis piernas en cualquier momento juraría que flaquearian, dejándome en ridículo frente a los invitados de la gran boda.

—Escuchame, estarás bien. Créeme, lo estarás.

—Gracias, Ale— murmuré sin verlo a los ojos.






El gran terreno estaba cubierto de pasto, en una esquina las mesas y sillas para la cena, un bar acompañado de las  mesas llena de bocadillos, el pastel, frutas, tablas y más... Un poco más al fondo un escenario que tenía una pista de baile bastante grande...

Todo el lugar estaba hermosamente decorado con flores, luces y detalles en blanco-beige junto el verde del pasto y el marrón de los árboles favorecían el entorno, glamuroso como Damiano David lo era.

Los ahora esposos habían hecho un gran trabajo con la decoración.

—¿_____?— podría jurar que aquella voz era de Thomas.

Al girar a mi derecha, lo ví.

Tan delgado como siempre, su cuerpo parecía más alto que la última vez que estuve a su lado, sus ojos cafés maquillados como de costumbre y su cabello rubio hecho un desastre.

Aunque no estaba del todo segura, creía de que su excéntrica vestimenta era de Gucci, su sonrisa se hizo más grande cuando asentí y el corrió a mi, lanzando su cigarro al piso y abrazándome con dulzura.

Disfruté de la sensación abrumadora, sus delgados brazos rodeandome y me sentí como si tuviera 17 una vez más. Fundiendome en los brazos de el, de Ethan o Damiano; no había nada mejor que un abrazo de alguno de tus mejores amigos.

—¡Dios, estás tan hermosa! ¡No sabes lo feliz que me hace verte otra vez! No te veo desde hace...¿Cuatro, cinco años? ¡Dios, cuánto te extrañé, piccola!

Quería llorar, no sabía cuánto los había extrañado hasta verlo a él, había crecido con ellos, había pasado tantos momentos junto a los cuatro que la nostalgia me invadió enseguida. Había sido una terrible mejor amiga, lo lamentaba tanto en ese instante.

—Lo siento, Thomas... yo...— murmuré una vez que nos separamos, mis ojos se aguaron y el negó con una sonrisa en su rostro aún.

—Silencio, piccola. Estoy feliz de verte, yo... todos entendimos tus motivos. Damiano los hizo saber aunque... No era muy difícil de adivinar, eh— dijo lo último divertido y se me escapó una pequeña risa.

—Gracias, Thomas— el volvió a abrazarme y segundos después limpio mis lágrimas.

—Ahora... vamos con los chicos, Damiano estaba por infartarse cuando supo que no estarías en la ceremonia. Dios, Ethan va a llorar como bebé— se burlaba el rubio mientras me arrastraba con él, volteé y Alessandro nos seguía con una sonrisa en su rostro.

—Espera, espera. ¡Ale!— quien nos seguía a paso lento.

Thomas volteó y detuvo el paso.

—Lo siento, amigo. Por la emoción fui descortés— el rubio extendió su mano y le regaló una sonrisa a Alessandro —Thomas Raggi, mucho gusto.

—Alessandro Bianchi, mucho gusto. Soy admirador de lo que hacen, los felicito.

—Oh, gracias— respondió mi amigo, sonriendo tímido. —¿Es tu novio?— pregunto lo último mirándome y negué al instante, riéndome.

—Para nada, es mi socio y amigo.

—Oh, genial... ¿En que son socios, si puede saber?

—Pues... Somos dueños de dos clínicas veterinaria, desde hace dos años ya. Lo conocí en la universidad y... simplemente hicimos click— sonreí en su dirección y el castaño dejó caer su brazo en mis hombros, acercándome a él.

—Caí en sus encantos— murmuró con su voz ronca.

—Oh, todos hemos caído en ellos alguna vez— Thomas dijo en broma. —Siganme — y continúo el camino, adentrándose a la multitud —... y por cierto, me alegra que lo hayas logrado... lo de la clínica y todo eso, piccola — Thomas murmuró con sinceridad, le sonreí.





—¡Adivinen quien llegó!— Thomas gritó al ver a lo lejos a los chicos, Ethan y Damiano  estaban hablando con unos invitados. Sus miradas de Thomas pasaron a estar en mi, enseguida parecieron reconocerme mientras más me acercaba.

Damiano corrió a mi dirección con una sonrisa que salió desde su corazón, se veía radiante con su traje de bodas, la camisa de vestir blanca desabotonada dejaba ver sus tatuajes y pecho, luciendo como siempre: sexy.

Al estar cerca de mi, sus brazos rodearon mi cintura y me alzó, mi cuerpo daba vueltas en el aire. Una carcajada salió de mi y pedí que me bajara constantemente hasta que lo hizo.

Sus ojos humedecidos me vieron con cariño, sus manos se detuvieron en mis mejillas acariciando la zona con sus pulgares.

—Te extrañé tanto, bambina. Gracias por venir...

Solo con el había mantenido contacto, aunque el tiempo sin verlo en persona era el mismo que tenía sin ver a Måneskin entero.

—No iba a faltar, lamento llegar tarde pero...

—Calla, eso no importa. ¡Estás aquí!

Volvió a abrazarme y descubrí que lo que me repetía tras el teléfono siempre que era cierto, su familia seguía siendo Måneskin y yo.

—Deja un poco para los demas— la voz de Ethan se hizo presente tras nosotros y fui hacia el, abrazando al pelinegro con el mismo cariño.

Me sentía tan querida en aquel momento, mi corazón se estrujaba en su lugar ante tanto amor recibido por aquellos chicos. Siempre serían mis mejores amigos, mis hermanos, mi familia.

Seguido de Ethan, Damiano y Thomas se unieron al abrazo. Siendo el abrazo grupal más esperado por mi en tantos años.

Al separarnos, los vi a los tres con sus ojos cristalinos... incluyéndome.

—Dios... Te extrañe tanto...— Damiano repitió una vez más y sus brazos me rodearon nuevamente, reí sobre su pecho y dejé un beso en el, separándome y viendo de cerca su penetrante mirada almendrada que Justo ahora era nostálgica, dulce y llena de amor.

—¿Donde está Gio? ¡Quiero abrazarla también!

Una media sonrisa salió de el y entendí a lo que se refería con esa mirada, estaba con Victoria.

Trague saliva como si fuese lava, quemaba por mi garganta sintiendo así los nervios en mi.

—Hey... todo estará bien. Victoria... no te odia, bambina. Jamás lo haría...

Asentí.

Va bene... (Está bien)—Damiano me volteó y pegó mi espalda a su pecho, abrazándome a la altura de mis hombros.

—¿Que hay del chico guapo? ¿Eh?— Damiano murmuró viendo a Alessandro y reí, limpiando las lágrimas en mis mejillas.

—Un amigo. Mi único amigo Italiano en Londres.

—Genial, genial. Soy Damiano, el esposo —el vocalista rió y señaló al guitarrista— el es Thomas y el Ethan... Bienvenido y gracias por venir...

—Gracias chicos, soy Alessandro Bianchi. Un gusto conocerlos en persona. Soy admirador de su música...

—Bien porque tocaremos en un rato— Dam murmuró aún abrazándome, besé su brazo y el acarició mis hombros para finalmente separarse.





—¡¿_____?!— un grito de Gio hizo subir mi mirada y toparme con ella corriendo hacia nosotros con una gran sonrisa, tenía un vestido blanco corto el cual se veía bastante cómodo. Entendí entonces que se había ido a cambiar de ropa cuando llegue.

Abrí mis brazos para recibir un fuerte abrazo de su parte y con emoción nos saludamos, siempre había tenido una buena relación con Giorgia.

—¡Estás tan hermosa! ¡Dios!— dijo aquello al separarse y nuevamente me abrazó. Reí entre sus brazos y luego de unos segundos más nos separamos.

—¡Gracias por lograrlo, por venir! En serio, ____. Gracias.

—¡Felicidades, Gio! ¡Aaaaaaah, estás casada!— grite haciéndola emocionar y estirar su mano izquierda en donde lucia el anillo de matrimonio. Una gran sonrisa en su rostro y ojos brillantes me hacían saber cuan feliz estaba en ese día.

Ella soltó una gran risa y volvimos a abrazarnos estaba vez fue más corto. Un carraspeo nos hizo separarnos y vi detrás de ella la razón por la cual mis manos sudaban en un principio.

—Victoria...— murmuré al ver su cuerpo delante del mío, Gio se separó con suavidad y pude verla con detalle.

Lucia un hermoso traje en conjunto color blanco crema... no llevaba sostén, se notaba por el escote en su pecho que dejaba poco a la imaginación. Tenía un leve maquillaje pero lo que siempre resaltaba era el creyón negro bajo sus ojos y el perfecto eyeliner que hacía resaltar el color azul de sus ojos.

Su cabello rubio con ondas y su perfectamente peinado flecho caía sobre su frente, la mirada en sus ojos de dolor me partía el corazón.

Sin dudas la Victoria frente a mi se veía mas madura, segura de si misma y muchísimo más sexy... la mirada inocente e inexperta que alguna vez vi en ella no estaba. Parecía que no temía de nada al contrario, al verla le temías a ella.

Su rostro estaba inexpresivo, mirándome fijamente a los ojos... haciéndome sentir cada vez más nerviosa por lo profundo e intenso de su mirada en la mía.

—Hola...— susurré con algo de vergüenza, mi mirada bajo al pasto y pase las manos sudorosas por mi vestido.

—¿Hola? ¿Es todo lo que te atreves a decir?— al terminar de pronunciar las palabras subí la mirada, me encontré con una sonrisa sarcástica y mirada llena de dolor.

—Desapareces por cinco putos años, te vas del país, ignoras mis cartas, llamadas y mensajes para venir aquí a solo decir "hola". Que imbecil eres.

Escupió molesta y bebió de golpe la copa de champán en la mesa, era la de Thomas.

—¿Todo en orden?— una rubia, increíblemente alta y hermosa apareció tras Victoria. Dejando caer sus manos de arriba a abajo de sus brazos y su barbilla se apoyó en uno de sus hombros. Victoria se relajó al instante en su tacto y lo comprendí...

Ella era su pareja actual, haciendo que eso partiera mi corazón aún más.

Retire mi mirada de la escena y miré a Alessandro. El enseguida se levantó del asiento y se acercó a mi.

—¿Vamos?— murmuró en mi oído y asentí.

Mis ojos se habían humedecido y el nudo en la garganta se había instalado.

—¡Eso! Huye como siempre — escuche decir a Victoria y una lágrima cayó por mi mejilla mientras caminaba junto a Alessandro a algún lugar para poder calmar los latidos de mi corazón y el ataque de ansiedad que estaba llegando a mi.



—Hey, hey. Respira. Estás bien— la voz de Alessandro murmuraba cerca de mi y cada vez se escuchaba mas claro. Nos habíamos sentado en un mueble dentro de la gran casa. Estaba apartado de todos y vacío, cuando me calmé abrí los ojos y le sonreí al moreno.

—Gracias. En serio...

—¿Estás bien?— Damiano murmuró llegando preocupado.

—Está mejor, no te preocupes. Los dejo...— Alessandro se retiró y me dejo a solas con Damiano.

—Ella... está dolida entiéndela. Es normal que reaccione así...

—¿Ella es... su novia?

Damiano me miró con tristeza y asintió.

—Tienen...

—No quiero escucharlo. Por favor.

Asintió y sentí su mano acariciar mi cabello, seguido limpio las nuevas lágrimas que caían por mis mejillas.

Aplausos se escucharon en la sala de estar y una sonrisa burlona en el rostro de Victoria apareció allí.

—¡Bravo! Digna actuación de ti.

—Victoria vete. Por favor— Damiano le pidió, ella frunció el ceño a su compañero de banda.

—Tú cállate. Lárgate y déjame a solas. _____ me debe bastantes explicaciones.

—No me iré de aquí.

—¡Lárgate, Damiano!

Dami me besó la frente y limpio una vez más mis lágrimas. Murmuró un "todo estará bien, sé sincera, estaré afuera"

Suspiré y lo vi retirarse, Victoria se sentó frente a mi. Donde estaba el vocalista segundos antes.

—¡¿Por que mierdas te fuiste así?! ¿Sabes lo que siente despertarte un puto día y que no estes? ¡Damiano fue el que me dijo que te habías ido, que te habías ido para siempre! ¡Del puto país!— se levantó molesta y siguió gritando mientras sus ojos azules miraban a los míos con rencor, sus ojos estabas húmedos—¡Me abandonaste! ¡Justo después mi mamá murió y te juro que te odié más y más! ¡¿Por que!? ¡Eras mi mejor amiga!

Justo por eso... porque era tu mejor amiga y yo te amaba.

Y no como una mejor amiga, no como una hermana.

Te amaba, Victoria.

—¡Di algo, maldita sea!

—Yo...

—Di algo. Solo... explícame— murmuró con tanta tristeza que me hizo sentir peor.

—Perdón, Victoria.

—¿Es todo lo que tienes para decir? ¿Perdón? ¿Pretendes que te perdone sin saber el por qué te fuiste?

Mordí mi labio y baje mi mirada a sus botines.

—Creí que era importante para ti. Que éramos importante para ti...

—Lo son.

—¡No! ¡Te largaste sin una despedida!

—Era más fácil irme y no dar explicaciones a tener que hacerlo. No quería pasar por el dolor de una despedida... no otra vez— murmuré con tristeza, sin verla a los ojos. Sabía que entendería algo como eso.

—No iba a ser realmente una despedida...— sentí sus manos acariciar las mías y cerré los ojos sintiendo el calor que emanaba su piel en la mía.

—Lo iba a ser.

Su piel sobre la mía, quemaba. Sentía que me derretía ante el tacto suave y las caricias que daba en mis manos.

—Me aceptaron en una muy buena universidad de Londres y decidí hacerlo, lo logré— mis ojos estaban fijos en nuestras manos, viendo cómo su tacto lograba anestesiar mi ansiedad y nerviosismo —sé lo mucho que los lastimé, me arrepiento todos los días pero... no tenía otra opción. No quería que fuese más difícil de lo que ya sería para mi. Solo los tenía a ustedes. Siempre fueron ustedes mi familia. Y... sentir que tendría que despedirme de lo único que tenía me mataba.

—Lo entiendo. Pero...

—Ya está hecho, Victoria. Perdón. Sé el daño que te causé. A ti y a todos pero... está hecho y no hay más que hacer.

—Te perdono.

Subí mi mirada y me encontré con la suya. Tan profundamente azul, lágrimas derramadas y una triste sonrisa.

Era la misma mirada de Victoria adolescente.

Entendí también en ese momento que no había dejado de amarla.

La razón real era que Londres era mi mejor opción para olvidarme de ella, de el intenso amor que sentía por mi mejor amiga. El cual juraba no era correspondido.

Victoria se fijaba en todas las mujeres, se acostaba con todas... pero jamás se volteaba a mirarme a mi. Siempre fue así en la adolescencia. Haciéndome llenar de inseguridades y depresión.

Se lo atribuía en total siempre a la pérdida de mis padres pero sumándole eso a la ecuación... la verdad es que mi ida de Italia se trató del amor no correspondido.

¿Como podía ser tan ciega de nunca darse cuenta?

—Te perdono... lo hago de corazón— dijo una vez más y asentí. Reiré mis manos de las suyas y limpie mis lágrimas.

—¿Puedo... abrazarte?— preguntó y asentí.

Nos pusimos de pie y ella fue quien buscó el hueco de mi cintura y enrolló sus brazos en el lugar.

Abrazándome de la misma manera que recordaba.

Sintiendo que nuestras almas se fundían en el abrazo que nos estábamos dando, mis brazos a la altura de sus hombros, mis manos acariciando su espalda.

Después de lo que se sintió minutos, nos separamos solo un poco. Mis manos en su cuello y las suyas en mi cintura, su frente se apoyó en la mía... cerré los ojos.

Negándome a ver aquellos ojos azules tan cerca.

—Estaba tan enamorada de ti, bella. Por eso me dolió tanto perderte...

Murmuró esas palabras haciendo que mi corazón latiera tan fuerte que sentía se podría salir de mi pecho.

¿Enamorada de mi?

—¿Q-qu...qué?

—Mírame.

Abrí los ojos y se separó de mi frente. Teniendo aún nuestros rostros cercas y la misma posición... sus manos de mi cintura pasaron a mis mejillas.

—¿No te dabas cuenta?— rió. —Creí que era obvia. Me acostaba con tantas chicas tratando de borrarte o sacarte de mi pero nada servía... te amé con locura. Fuiste mi primer amor y también... la primera que me rompió el corazón.

Dios mío.

¿Hablaba en serio?

Mi boca y garganta se sentían secas, me separé de ella... pase una mano por mi frente con desesperación.

—¿Estás hablando en serio?

—¿Por que esto sería una broma?— frunció el ceño. —Siempre fuiste tan... hetero. Que jamás creí que te fijarías en mi, tampoco intenté algo porque respetaba nuestra relación... éramos mejores amigas y siempre lo respeté pero...— me sonrió — me fue inevitable... el enamorarme de ti.

—Lo lamento... quizás no debí decírtelo — llevaba unos segundos sin decir nada, tratando de asimilar sus palabras.

Ella también estuvo enamorada de mi... cuando yo lo estaba de ella.

Pero la realidad era que ese momento tampoco era nuestro momento, ella tenía novia. Vivía viajando por el mundo, teniendo una vida difícil de llevar y yo era todo lo contrario a ella en ese momento.

—Solo... me tomó por sorpresa— le sonreí falsamente.

—Lo sé. Lo siento... creí que... debías saberlo.

Asentí.

—Victoria...

Ella sonrió, mirándome e incitando a que hablara.

Debatía si decirle la verdad o no, entre mi lucha interna unos pasos hicieron ecos y finalmente el cuerpo de su novia se asomó en el lugar. Deteniéndome así de decir la verdad.

—Damiano no me quería dejar entrar pero...

—Todo en orden, no te preocupes— murmuré con la mejor sonrisa que pude fingir. Los ojos de Victoria estaban clavados en mi. —_____ Lombardo.

—Stella Maxwell. Es un placer conocerte, en serio— murmuró la rubia con una gran sonrisa. Asentí.

—Damiano me confesó una vez que eres Marlena— reía asintiendo.

—Es mi segundo nombre.

—Por favor. Déjanos solas, Stella. Interrumpes — le hizo saber a su novia y el rostro de la rubia cayó.

—Lo siento...

—No, no. Esta bien, en serio. Estoy bien. Iré al baño, ustedes pueden quedarse aquí y regresaré en un momento. No molestas, Stella.

Ella me sonrió con dulzura y luego su mirada se detuvo en Victoria quien seguía mirándome fijamente, pero en ningún momento la miré de nuevo.

Mientras caminaba hacia el baño escuché sus susurros.

—¿Por que carajos vienes a interrumpir?
—Deja de hablarme así. ¿Que es lo que ocurre? Estaba preocupada.
—¡Necesito privacidad, vete!
—Mi amor...
—Por favor, Stella...

No podía decirle la verdad.

No estaba lista aún para hacerlo.
Lo peor era que tampoco era el momento, ni el lugar para hacerlo.







¿Como han estado?

No dejan de pedirme segundas partes de algunos OS. Paciencia🥺

¿Que opinan de este?

Take care, xoxo.

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