INSUPERABLES [•1]

Autorstwa HollyGeistt

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Libro 1 de la Bilogía INCONTROLABLES [BORRADOR SIN CORREGIR] Ex's Que aún no se superan. Aunque creían que s... Więcej

Prólogo
Dedicatoria
Capítulo 1: El Ex
Capítulo 2: El nuevo Novio
Capítulo 3: La fiesta de cumpleaños
Capítulo 4: No beses con los ojos
Capítulo 5: Sin arrepentimientos
Capítulo 6: Hagamos esto más seguido.
Capítulo 7: llama a emergencias si tienes una urgencia.
Capítulo 8: Sin reglas inútiles
Capítulo 9: Críticas absurdas.
Capítulo 10: Tío Favorito
Capítulo 11: Esposa, amor de su vida
Capítulo 13: Demuéstrale que eres digna
Capítulo 14: ¿Celoso, Potter?
Capítulo 15: Cena familiar con familia aleja.
Capítulo 16: Protectores de casa
Capítulo 17: Más amargada de lo habitual
Capítulo 18: Confundido
Capítulo 19: Hipócrita
Capítulo 20: Un tiempo
Capítulo 21: Te extraño
Capítulo 22: Tema delicado
Capítulo 23: Perdidamente enamorada
Capítulo 24: Bomberos
Capítulo 25: Obra de teatro
Capítulo 26: Lo arruiné
Capítulo 27: Incendio
Capítulo 28: Confesiones y aceptaciones
Capítulo 29: Enfrenta al padre exigente
Capítulo 30: Cerrando ciclos
Capítulo 31: Torturador.
Capítulo 32: Acuario
Capítulo 33: Día favorito
Capítulo 34: La familia de Aubrey
Capítulo 35: Delfines
Capítulo 36: Papá libre
Capítulo 37: Por ellos. FINAL
Epílogo

Capítulo 12: Noche de disculpas

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Autorstwa HollyGeistt

AUBREY

Una vez en el departamento me deshago de mi abrigo y lo cuelgo en el perchero. Luego el suyo seguido de mi y se va a la habitación mientras yo busco agua. Cuando vuelve desliza una bolsa por encima de la mesa. Entrecierro los ojos.

—¿Qué es esto?— agarro desconfiada la bolsa, él revisa la nevera despreocupado.

—Es para ti.

Lo miro intentando descifrarlo pero no lo logro, me concentro en ver el interior de la bolsa. Una caja de una elegante y cara marca. Saco la pequeña caja del interior y la observo antes de abrirla. Hay un reloj redondo y grande dentro, es hermoso, tiene perlas alrededor, es brilloso y fino.

— ¿Por qué me das esto? Que yo sepa aún no es mi cumpleaños.

— Solo es un regalo, ¿De acuerdo?

— ¿Y por qué me regalas algo? Yo no...

— Porque si, Aubrey, acéptalo, póntelo y vamos a coger en el sillón — impone y sale de la cocina desabrochando la camisa.

Lo sigo de inmediato con el regalo en la mano.

— Dime la razón, Dominic, no me gusta recibir cosas así porque sí, ¿Que fue lo que hice para que me des esto?

— Nada, solo lo vi y pensé que te quedaría bien — se deshace de su camisa y la deja sobre la silla, sigue por sus zapatillas.

— Dominic...

— Los oí, ¿Bien?— suelta — en la isla, tus suegros estaban hablando con tu novio y dijeron cosas de ti que no me gustaron.

— ¿Qué dijeron?

— Nada que debas saber — se me acerca y agarra el reloj, lo abre para pasarlo por mi mano —, solo asegúrate de llevarlo puesto cuando los veas.

— ¿Acaso tiene una bomba que debo activar para matarlos a todos? Dime dónde está el botón de activado — bromeo.

Él sonríe de medio lado y me cautiva por un segundo. Sus ojos grises se posaron en mí y me estremezco.

— Si quemas su casa, me aseguraré de llegar tarde para que se le quemen hasta las pestañas falsas — me río, pero dejo de hacerlo cuando él se pone serio y toma mi nuca, me obliga a mirarlo a los ojos —. Mira, Aubrey, yo sé que no tengo que hacer esto, sé que tú puedes comprarte estas cosas sola sin ayuda de nadie, pero no me gustó para nada la forma en la que hablaron de ti y si hay que cerrarles la boca con estas cosas lo haré.

— Ellos siempre hablan mal de mí, no tienes por qué involucrarte en esto, lo vengo soportando hace un año entero, sus críticas no me afectan.

— ¿Por qué lo soportas?

Me quedo sin saber qué responder. Proceso rápido una respuesta lógica.

— Erick, salgo con él, no con su familia. Lo que ellos digan de mí me resbala.

— ¿Y lo que él diga? ¿También te resbala? — deja mi nuca y veo como su mandíbula se tensa.

— Es mi novio — le recuerdo —, su opinión importa, pero eso no quiere decir que me afecte si no le gusta algo de mi. Yo soy como soy y no voy a cambiar por nadie — doy un paso atrás para observar el elegante reloj en mi muñeca —. ¿Ellos dicen que no puedo comprarme algo así, verdad?

Asiente. Recuerdo la conversación que tuve en la mañana con Margareth.

— Tienen razón, no puedo, tengo otras cosas más importantes en las que gastar mi dinero — me quito el reloj y lo meto en la caja —. Agradezco tu regalo, pero lo compraste tú, eso solo confirma que no fui yo quien pagó por él, yo no fui quién lo compró, así que no demuestro nada más que un amante es quien me da cosas caras.

— Di que fuiste tú, no me molesta.

— A mi me molesta, Dominic — dejo la bolsa perfectamente acomodada en la mesa — y por favor no trates de adornarme con joyas, no necesito estas cosas para brillar por mi misma.

— Yo sé eso.

— Bien, me iré a casa, no tengo ganas de hacer nada ahora — voy en busca de mi abrigo pero Dominic me toma del brazo para detenerme.

— No te vayas.

— Quiero hacerlo.

— Lamento si te molestó esto, pero no te vayas.

— No tengo ganas ahora, Dominic, no puedo darte nada.

Esperaba, rogaba, que él me dijera que no importaba, que me quede a ver una película o a conversar de cualquier tema trivial. Pero no me sorprendió cuando soltó mi brazo y asintió dejándome ir.

Volví a asentir, entendiendo que no puedo pedir más, qué debo conformarme con lo que tengo hasta solucionarlo todo.

Tomo mi abrigo y me lo pongo.

— Siento haberte ignorado estos días, de verdad estuve muy ocupada — murmuro antes de salir.

— Lo entiendo.

Me giro desde la puerta y lo observo.

— Te llamo mañana, la pasé muy bien hoy, tu hermano y su esposa me caen genial. Espero conocer a su hija algún día.

— Le encantarás, ya verás — me sonríe.

///

Erick llegó a mi departamento muy necesitado, es por eso que me estaba besando como si su vida dependiera de ello. Caímos en el sillón y sus manos recorrieron todo mi cuerpo. Ladeé mi cabeza a un lado cuando bajó a besar mi cuello. Mi mirada cayó en la televisión donde estaba mirando una película de terror antes de que él llegara.

Me asombró verlo llegar tan urgido. Necesitaba follar, besarme y tocarme, como si no lo hubiera hecho hace unos días. Hasta me pareció notar un poco de enojo en él, pero no era enojo conmigo, era algo más o alguien más que lo traía así, aunque no quise preguntar, no me gusta meterme en sus asuntos.

Fue poco tiempo en el que se le formó una pequeña erección y se masturbó sobre mi para volverla más completa, acariciaba mis pechos con su mano libre y me besaba la boca.

— Te extrañé, mi amor, estos días estuviste muy poco por aquí.

— Estuve ocupada con el trabajo, ya te lo dije.

Habían pasado tres días desde que Dominic me había regalado ese reloj que no acepté. Me había arrepentido de no llevármelo, era un reloj muy hermoso, pero las razones por las que lo hizo no me gustaron, él me estaba decorando para que me viera bien, y yo odio eso, Erick lo hace todo el tiempo, Alisa también. Había creído que Dominic era el único que no juzgaba mi poco gusto por usar joyas, yo no tenía ni dinero ni ganas de llenar mis manos de anillos, mi cuello de collares y mis muñecas de pulseras caras. Me gusta verme bien, me gusta maquillarme, pero para mí, para mirarme al espejo y decir "qué guapa estoy hoy", no para que mis suegros me crean digna de ser novia de su hijo, ni para que este mismo se sienta bien al tenerme de novia.

Así que si, me había decepcionado un poco. Pero ya estaba acostumbrada y no quería culpar a Dominic de mis asuntos, él solo quería hacer algo por mi.

También me arrepentía de haberle negado sexo ese día, ahora lo necesitaba con urgencia, necesitaba su sexo. Pero tenía la sospecha de que estaba enojado conmigo por mi rechazo, no me había escrito en esos tres días y ya me había acostumbrado a cada uno o dos días tener un mensaje suyo preguntándome si estaba libre para él, pero no me había llegado nada de Loki...en fin, tenía a Erick dispuesto ahora.

— Eres muy sabrosa — murmura en mis labios. Se deshace de mis shorts y bragas y se posiciona entre mis piernas. Dirijo mi mano a mi clítoris para lubricarme, porque claramente no estoy lo suficientemente mojada, pero él toma mi mano — no hagas eso, se ve mal.

Me dieron ganas de gritarle "tengo que hacerlo porque no estoy mojada por ti, inútil", pero me callé y dejé que él metiera sus dedos en mi entrada. Intentó humedecerme y me avergonzaba que mi cuerpo no reaccionara.

— Erick— intenté protestar pero él me tapó la boca con su mano libre.

— Shh, tranquila — dejé que se introdujera en mi y aún con la lentitud en que lo hizo sentí un poco de dolor e incomodidad.

— Espera, Erick, me duele un poco.

— Ya pasará — no le importé mucho, comenzó a moverse y gimió — eres deliciosa.

Apreté mis ojos y le ordené a mi cuerpo y mente a relajarse, estaba acostumbrada a esto, solo tenía que dejarlo acabar y ya estaba.

Él apoyó su cabeza en mi hombro y se movió a su placer. Mi mirada se fijó en mi teléfono sobre la mesa, tenía la necesidad de llamarlo, de pedirle que nos veamos. No entendía porque quería irme ya mismo con Dominic.

Tomé el teléfono de una manera silenciosa y lo encendí, Erick no podía ver la luz porque estaba oculto en mi cuello, así que me permití buscar el contacto de Loki y escribirle un mensaje. Podían decirle que era inmoral, que era irrespetuoso lo que estaba haciendo, pero realmente quería saber de él.

AUBREY: Hola.

Una sonrisa se me escapó al ver que estaba en línea y no tendría que esperar mucho por su respuesta. Erick se movía más rápido en mi interior y yo sentía que no sentía. Me sentía aún más fría y sin sentimientos alguno. Soy una mierda de persona, mi novio está follándome y yo pensando en mi amante y mandándole un mensaje.

LOKI: hola, ¿Aburrida?

Me relajó mucho saber que no parecía enojado.

AUBREY: Un poco. Oye...

LOKI: ¿Qué?

AUBREY: ¿Estás enojado conmigo?

Su respuesta tarda.

LOKI: ¿Debería estarlo?

AUBREY: No lo sé.

Dejo mi teléfono cuando Erick se levanta, siento como se descarga y sale de mi. Me da un beso corto en los labios y le doy una sonrisa de boca cerrada. Se levanta y va al baño. Me siento en el sillón y vuelvo a tomar mi teléfono.

LOKI: ¿Qué pasa, Aubrey?

AUBREY: ¿Quieres verme?

Otra vez su respuesta tarda.

LOKI: ¿Tú qué crees, nena?

AUBREY: Creo que tengo que disculparme. ¿Qué harás mañana en la noche?

LOKI: ¿Acaso quieres pedirme una cita, Channing?

AUBREY: ¿Estás libre para mí o no?

LOKI: Para ti siempre estoy libre, linda.

AUBREY: Mañana a las nueve en el departamento.

LOKI: Ya estoy nervioso.

Idiota.

Erick vuelve y borro todos los mensajes rápidamente. Se sienta a mi lado y pasa su brazo por mis hombros.

— ¿Qué quieres cenar?

A Dominic Blake, por favor y gracias.

///

Después de mi corto trabajo voy al centro comercial con Alisa. Ella se compra varias cosas, mientras yo voy a la tienda de ropa interior. Compro lencería sexy. Más vale perdonarme, estoy gastando el dinero que tenía ahorrado para un par de zapatos nuevos en él.

— Oh, ¿Vas a darle un buen show a Erick?— habla Alisa de forma pícara. Me río para no levantar sospechas y asiento.

— Quiero sorprenderlo.

Sonríe y pasa su mano por mi brazo.

— Cada vez te veo más enamorada de mi primo, Brey, me alegra verte así de feliz.

Ay, Alisa, si supieras...

— ¿Te cuento un secreto?— se me acerca y me habla bajito — no será el único que se sorprenda.

— ¿De qué hablas?

— Lo vi encargando flores esta mañana — me dice muy contenta.

¿Flores? ¿Erick encargó flores para mí? Él no es romántico.

Me deja un raro sabor de boca todo el día lo que me dijo Alisa. Veo a Erick en la tarde, pero no me trae nada, cenamos juntos en un restaurante y nada. Todo está como siempre, no lo veo nervioso, ni da indicios de nada. Y sobretodo ningún par de flores me son entregadas. No sé si me sorprendería más que me dé flores o que no se acuerde que soy alérgica al polen.

En la noche me deja en mi casa y se va, dice que tiene algo que hacer. Últimamente sus trabajos se están dando más de noche que de día.

Y sólo para aclarar, no soy nada ingenua ni estúpida.

Un infiel reconoce a otro infiel.

Pero dejo de pensar en eso mientras me doy una ducha y me pongo la lencería nueva, es un body rojo, con encaje en el corpiño, lo que deja muy a la vista mis pezones. La única parte que está cubierta en mi vagina, y no es mucho ya que también hay encaje en la tanga. Me calzo mis zapatos rojos de tacón y me pongo mi vestido del mismo color, es ajustado y elegante. Mi cabello queda atado en una coleta ajustada y alta.

Salgo de casa poniéndome mi abrigo negro de siempre y colgandome el bolso en el hombro. Abro el paraguas, ya que está lloviznando y no quiero mojar mi cabello. Dentro del auto pongo la calefacción, la noche de Londres está fría este día.

Una vez en la puerta del departamento, ingreso con las llaves que le pedí a Dominic que dejara con el portero. Lo primero que hago es encender la luz en modo tenue. Tengo media hora para preparar todo antes que Dominic llegue. Voy a la habitación donde acomodo las sábanas, pongo música sensual y abro las cortinas del ventanal para tener una vista perfecta de la ciudad bajo la lluvia que se desata.

Espero que venga y no se acorbarde con la lluvia.

La comida que pedí no llega y comienzo a impacientarme. Ya cené con Erick, pero fui muy estratégica al pedirme una simple ensalada que a penas me llenó. Llevo los chocolates a la habitación y los dejo sobre la mesa de noche. Vuelvo a mirar la hora, faltan diez minutos y la estúpida cena...

Un silbido me hace girarme rápidamente. Dominic está con las manos en los bolsillos, apoyado en el marco de la puerta. Trae una camisa negra mangas largas pero subidas hasta los codos, su pantalón es negro y una cadena de plata resalta en su cuello, su cabello está húmedo, pero no sé si es porque se bañó y se mojó bajo la lluvia.

— ¿Qué haces aquí?

— Tú me citaste.

— Pero aún es temprano — miro mi reloj.

— Me gusta ser puntual.

Mira todo a su alrededor y finalmente conecta sus ojos con los míos. Es demasiado atractivo para mí autocontrol.

— ¿Y bien? Estoy aquí, ¿Ni un hola me merezco?

— No — camino hacia él y lo empujo para salir por el pasillo — llegaste antes que la comida, lo arruinaste.

— Lo siento, es que estaba impaciente.

Gruño y voy a la sala donde miro el reloj fijo de la pared.

— Lo tenía todo planificado, ¿sabes?— comienzo a quejarme — ni siquiera traje los platos...¡Oh dios! ¿Siquiera tenemos platos aquí?

¿Como diablos no pensé eso antes?

— No, en realidad, pero podemos comer lo que hayas comprado del paquete.

— Se vería mal, estamos muy bonitos para comer del paquete.

— Será un secreto de los dos — se me acerca y sus ojos bajan por todos mi cuerpo, su lengua pasa por su labio como siempre hace inconscientemente, me causa excitación y ganas de arrancarle la ropa ya mismo, pero me resisto.

— ¿Un secreto?— repito en un tono más bajo.

— Si, nadie tiene porqué enterarse, podemos mantener este secreto — llega frente a mí, tan cerca que la punta de mis zapatillas roza mis zapatos, aún teniendo plataforma no logro alcanzar su altura —. Tú eres mi secreto más bonito.

Siento que mi corazón da latidos más fuertes y mi respiración se detiene un momento para asimilar sus lindas palabras.

— Bueno — desvío la mirada a cualquier momento que no sea su penetrante mirada — si te hace sentir mejor, tú eres el secreto que más me gusta.

No me atrevo a mirarlo. ¡Dios! Me sonrojo y yo nunca me sonrojo. Es la primera vez en toda mi vida que mis mejillas se tornan de un color diferente al habitual.

Su mano va a mi barbilla y me hace mirarlo, sus ojos están un tono más oscuro que antes, apuesto que los míos están igual. Suavemente acerca mi rostro al suyo y él tiene que bajarlo un poco para mirarme.

— ¿Cuantos secretos tienes, Aubrey Channing?— su voz es ronca y gruesa, conozco ese tono, lo ha usado antes en la cama.

— Muchos, Dominic Blake, pero no te pongas celoso, tú eres mi favorito.

Su boca se acerca a la mía y nuestros labios se rozan. Estoy ansiosa por qué me bese de una vez, pero toda la magia se pone en pausa cuando el timbre suena.

— La comida llegó — susurro y sonrío.

Me alejo para recibirla, pero me veo tironeada hacia él otra vez. Me pega a su pecho y sus manos me sostienen de la cintura por el traspié que me hizo dar por el tirón.

— Los descubriré todos y cada uno de ellos — dice firme, me besa rápidamente antes de dejarme libre y girarse a la mesa para agarrar el vino y el sacacorchos.

Doy pasos hacia atrás mirándolo con una sonrisa.

— Solo si yo te permito descubrirlos, cariño — me mira y le guiño un ojo antes de abrir la puerta. El repartidor está del otro lado con mi pedido en mano.

Lo recibo todo y lo pago, por supuesto que le doy mi queja del día por tardar tanto, oigo la risa de Dominic detrás pero no me detengo. Entiendo que la lluvia lo haya retrasado, pero aún así, necesito quejarme con alguien. Él apenas dice unas cuantas palabras, está más concentrado mirando mis pechos que aceptando mis quejas como cliente del restaurante para el que trabaja.

— Oye, los ojos están arriba, campeón — dice Dominic llegando a mi lado y pasando su mano por mi cintura posesivamente. No me interesa lo que hace sólo quiero seguir quejándome.

El repartidor lo mira y enrojece.

— Lo-lo siento — tartamudea.

— Está bien, es irresistible, lo sé, pero la próxima presta atención, ahora lárgate que estamos retrasando nuestra noche — le pide y agarra las bolsas de comida de su mano intercambiandola por el dinero que yo estaba por entregarle.

El repartidor se despide y se va casi corriendo. Suelto un sonido de queja y azoto la puerta molesta.

— Como odio la impuntualidad — agarro un bolsa de comida de sus manos y la reviso, lo único que me falta es que me manden cualquier cosa.

— Relájate, linda. Vamos a comer.

Patéticamente, comemos en el paquete y estoy molesta al principio, pero sus bromas y comentarios sexosos me hacen distraerme y no sé cómo hace para tenerme riendo a carcajadas de las estupideces que dice.

Mientras una gran tormenta con relámpagos, rayos y truenos se desata en el cielo, nosotros contamos anécdotas de cuando estábamos en la escuela.

A las pocas horas estamos sentados en los sofás bebiendo vino. No puedo evitar una carcajada cuando me dice el nombre de sus mascotas.

— ¿Cómo le vas a poner Thor y Odín a tus perros, Dom? Es ridículo — me río.

Él pasa su lengua por sus dientes y asiente.

— No es ridículo, ya te había dicho que Thor es mi película favorita.

— Si, pero...

— Pero a ti te gusta la muñeca diabólica, no puedes culparme.

— Bien, bien — alzo mis manos. Él ríe conmigo, nuestras risas cesan y...nos quedamos mirando. Él tiene su codo apoyado en el sillón para sostenerse la cabeza y yo comienzo a jugar nerviosa con mis dedos. Su mirada es tan... intensa, me desarma con ella. Me hace sentir...— ronda de preguntas — digo de repente y él asiente— mhmm ¿Invierno o verano?

— Verano.

— Ush, invierno.

— Era obvio, ¿Sueño?

— Convertirme en la arquitectura número uno del país, ¿El tuyo?

— Ambiciosa. Yo quiero tengo un sueño estúpido.

— Ningún sueño es estúpido.

Me mira y muerde su labio pensando en si decirme o no. Finalmente suspira y lo dice.

— Mi sueño es tirarme en paracaídas con una celebridad.

Trato, juro que lo intento, pero no puedo contener la risa.

— Ok, si es estúpido — suelto la carcajada de mi vida. Siento que hasta se me salen lágrimas y la panza me duele.

— Eres una idiota. Siguiente pregunta — aún no me recompongo cuando él pregunta — ¿Fantasía sexual?

Me limpio las lágrimas de la risa y pienso en su pregunta.

— Hacerlo en un submarino.

— ¿Qué? — no entiende y ríe — ¿Cómo fue que pensaste en eso?

Me encojo de hombros.

— Me gustan los animales del agua y me gusta el sexo, ¿Que mejor cosa que combinar las dos cosas que más me gustan? ¿Cuál es tu fantasía sexual?

— Hacerlo en un globo aerostático.

— Pero si le tienes miedo a las alturas, ¿Como pretendes cumplir tu sueño y fantasía así?

— No le tengo miedo a las alturas, solo no me gustan los aviones — parece que tiene un escalofrío de solo pensarlo — cosas del demonio.

— No es para tanto.

— ¿Cuál es tu miedo?

— No lo sé, no tengo miedo, no le temo a nada — digo simplemente, nunca lo había pensado, pero no creo que le tema a algo.

— Todos le tememos a algo, Aubrey.

— Pues, entonces yo no sé cuál es mi miedo más profundo.

— Lo descubriré — dice entrecerrando sus ojos.

— Hoy te crees detective, eh.

— Solo quiero saber de ti, eres muy misteriosa.

Niego con la cabeza. Él se acerca a mí, nuestras piernas se juntan y me causa corriente por el cuerpo. Que sensación extraña, no la había sentido nunca antes.

— Dime algo, cualquier cosa.

Por un segundo me pierdo en el color de sus ojos.

— No es un secreto, pero es algo de mi que nadie se toma la molestia de saber.

— ¿Qué?

— Mi nombre completo.

— Me lo acordaré, dímelo.

— Prepara tu memoria porque es largo — asiente y sus dedos juegan distraídamente con un mechón de mi coleta — ¿Listo?

— Listo.

— Aubrey Leysa Kenna Channing Bass Decan.

Deja mi cabello y me mira con los ojos bien abiertos.

— ¿Qué mierda? ¿Por qué tantos?

— Mis padres querían un nombre diferente para mí y no se pusieron de acuerdo, así que cada uno me puso el que quiso junto con su apellido.

— WoW, es estratégico si lo piensas, puedes tener muchos novios y decirles nombres diferentes y cuando se encuentren ninguno te reconocería.

Me río y él también.

— Ahora dime algo de ti que nadie sepa — pido.

Otra vez se me queda mirando mientras piensa. Por un momento parece que va a decirlo pero nada sale de su boca. Sus ojos viajan a mis labios y se quedan ahí unos segundos, no me incomoda, me excita. Sonrío de lado y él se inclina hacia mí, nuestros rostros están a nada de distancia.

— Algún día te lo diré, pero no ahora.

— ¿Por qué no?

— Porque no, fin de la conversación.

Va a besarme pero le corro la cara y enarca ambas cejas sorprendido. Me pongo de pie.

— Tengo una disculpa que dar, ¿Me acompañas a la habitación?— le extiendo mi mano y él la mira, luego a mis ojos y sigue un recorrido por mi cuerpo hasta tomar mi mano y suspirar.

— Espero que valga la pena.

— No vale la pena, lo valgo yo.

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