FINDING HOME

By jenifersiza

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Harry recibe una herencia de criatura sorprendida la noche de su cumpleaños número 16. Con él llega la espera... More

Capítulo 1: The Changing
Capítulo 2: Finding Harry
Capítulo 3: A History Lesson
Capítulo 5: Part of the Family
Capítulo 6: Betrayal Discovered
Capítulo 7: One Word
Capítulo 8: A Very Long Birthday
Capítulo 9: Confrontation
Capítulo 10: Will Reading
Capítulo 11: Self Discovery
Capítulo 12: Truth and Consequence
Capítulo 13: Protective Papa
Capítulo 14: Ripples
Capítulo 15: Hear Ye Hear Ye!
Capítulo 16: Bodies
Capítulo 17: Rage
Capítulo 18: Mr. Graves
Capítulo 19: The First Time
Capítulo 20
Capitulo 21: Goodbye
Capítulo 22: Everybody hates Umbridge
Capítulo 23: Flirty Snakes
Capítulo 24: Seriously, snakes are giving Harry such a hard time today
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30

Capítulo 4: Security Blanket

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By jenifersiza

Cuando Harry se despertó después, unas pequeñas manos le acariciaban el pelo. Supuso que era Issy, ya que había un zumbido musical, y se acurrucó en su calor. -Buenas noches, Harry, has estado dormido durante las últimas seis horas, ¿tienes hambre?- susurró Issy.

-Normalmente no duermo tanto-, murmuró Harry, completamente relajado bajo las cálidas mantas. Era tan suave que lo único que quería era fundirse en la cama y no salir nunca de ella. Hacía un rato que se había despertado y repasado toda la información que había aprendido ese día. Había sido duro, y acabó llorando durante la mayor parte del tiempo. Lo más difícil para él era conciliar que el fénix que conocía como Fawkes fuera una persona y que Dumbledore mintiera sobre tal cosa. ¿Por qué iba a hacer algo así? ¿Por qué sentiría la necesidad de hacerlo? Y con lo molesto que estaba el fénix cuando le preguntaron por ello y cuando le obligaron a marcharse, Harry no entendía qué estaba pasando.

Pensar que el mismo hombre que le había salvado de su infierno personal haría algo así le trajo todos los recuerdos del director a la cabeza. Le dio vueltas a todas sus interacciones, repasándolas con un peine de dientes finos. Cuanto más pensaba en ellas, más se hundía su corazón.

Las dos cosas más condenables fueron cuando le había rogado que le dejara quedarse en Hogwarts durante el verano y cuando el director había llevado a Harry directamente a su despacho en lugar de al ala del hospital durante el segundo año. Ni siquiera recordaba que Dumbledore le hubiera preguntado si estaba bien. Harry sabía que después de aquella primera conversación al final de primer curso debería haber dejado de confiar en el hombre, pero por alguna razón desconocida eso no había sucedido. Harry trató de pensar en por qué había aceptado lo que obviamente era una excusa débil, pero no podía explicarlo. Comenzó a discutir con el anciano cuando éste había dicho que estaba seguro de que los Dursley querían a Harry y que sólo estaba exagerando los castigos. Pero entonces, por alguna razón desconocida, Harry lo había aceptado.

El malestar creció dentro de Harry, burbujeando hasta que finalmente cayó en un sueño inquieto.

Ahora que estaba completamente despierto, con Issy acurrucada junto a él, se sentía lo suficientemente seguro como para seguir confiando en el director. Al menos no hasta que tuviera otra oportunidad de hablar con el fénix.

La puerta de la habitación en la que se encontraba se abrió con un débil clic. Tanto Issy como Harry se sentaron, Issy soltó una risita mientras trataba de alisar el pelo de Harry. -Ya casi es la hora de la cena. Lyle tuvo que salir inesperadamente a trabajar, así que Bartok le ayudará llevándote al comedor. Sin embargo, todos los demás estarán allí. Tiptop se emocionó mucho al saber que por fin estás listo para salir de tu habitación-. Issy divagó mientras lo guiaba desde la cama. Harry se rió de su excitación.

-La cena suena bien, Tiptop es una cocinera maravillosa-. Dijo Harry mientras su estómago le rugía ruidosamente. Bartok soltó una carcajada, con un aroma ahumado que salía de él.

-Sí, ahora que puedes oír y que te mantienes despierto durante más tiempo pensamos que era hora de que salieras del dormitorio. Espero que te guste cuando lo veas. He ido de compras para que tengas algunas cosas. Ya sabes, para que te sientas cómodo...- Issy volvía a divagar pero una voz grave la cortó.

Harry estuvo a punto de interrumpirse, sin entender a qué se refería ella cuando decía que le había comprado cosas. No entendía por qué ella decía tal cosa.

-Muy bien Issy, ¿qué tal si le avisas a Anna que Harry está fuera de su cama y que se unirá a nosotros para cenar? Ella tendrá que coger sus pociones-. Bartok sugirió, puso una mano en el hombro de Harry para hacerle saber lo cerca que estaba el mayor. Issy soltó un alegre -Ok- antes de salir corriendo de la habitación. -Está muy emocionada de tenerte aquí. Ahora, ¿qué tal si te limpiamos?- Harry asintió, permitiendo que unas grandes manos lo guiaran hacia el baño. Harry sabía que Bartok era mucho más grande que él, así que ignoró el malestar que sentía al tener a alguien que se cernía sobre él.

-Bien, el baño está justo delante de ti, llámame cuando hayas terminado-. Bartok se fue, dejando a Harry su privacidad.

Después de un rato, terminó y se acercó a donde sabía que estaba el lavabo. Se lavó las manos y se echó agua tibia en la cara para ayudarse a despertar más. -Bien, ya he terminado-, dijo Harry.

-Te he traído ropa nueva para que te cambies-. Bartok le entregó un montón de ropa y Harry se cambió rápidamente. -¿Está bien si te llevo al comedor? Hay un tramo de escaleras por el que no quiero que tengas que preocuparte. Además, Anna sigue queriendo que te tomes las cosas con calma-.

Harry asintió tímidamente, todavía no se había acostumbrado a que lo cargaran. Pero con lo cariñosos que eran todos los Claremore con él se estaba acostumbrando rápidamente a que el tacto no fuera siempre doloroso. Su cuerpo se vio fácilmente envuelto en los fuertes brazos de Bartok, que lo abrazó contra un cálido pecho contra el que Harry no pudo evitar acurrucarse. Había pasado tantos años en un estado de frío constante que ahora no podía evitar buscar cualquier fuente de calor. Esa era también parte de la razón por la que el fénix siempre le había llamado, irradiaba un calor reconfortante que lo atraía. Era como una polilla ante una llama.

Harry fue sostenido protectoramente en la jaula de los brazos musculosos, llevado escaleras abajo y finalmente colocado en una silla de felpa, el olor de la comida flotando hacia él. Salivó ante el delicioso aroma.

-¡Estoy sentada a tu lado, Harry, así que te ayudaré con la cena!- La inconfundible voz de Issy sonó alegremente a su lado. No pudo evitar la sonrisa que se formó, su entusiasmo era contagioso. -Tiptop ha hecho pavo y puré de patatas para la cena de esta noche, Anna quiere que comas algo más de proteínas, y el pavo debería bajar fácilmente. ¿Te gusta el pavo?-.

Hubo una risa femenina al otro lado de Harry mucho más profunda que la de Issy. -Issy, amor, respira y cálmate-. Le ordenó Anna. Harry pudo escuchar como Issy respiraba profundamente antes de soltarlo. -Mucho mejor, trata de no agobiarlo-.

Issy volvió a soltar una risita, algo que hacía mucho más a menudo que cualquier otra persona que él conociera. -¡Lo siento Harry! También tenemos un poco de zumo si lo quieres-. Harry asintió con entusiasmo, David le había informado que todo el zumo era casero de Tiptop y que siempre era maravilloso.

Issy se dedicó a llenar el plato de Harry, y luego ayudó a darle de comer, haciendo una pausa para tomar bocados de su propio plato. Estaba delicioso, el pavo húmedo, el puré de patatas cremoso y las zanahorias hervidas con mantequilla, alimonadas y aún ligeramente crujientes. Los demás miembros charlaban sobre sus días y la actualidad y Harry escuchaba con atención. Anna les contó a todos que había ayudado a un niño a sacarse una canica atascada de la nariz, y todos se rieron alegremente.

Una gota de puré de patata le cayó en la barbilla, pero antes de que pudiera limpiársela, Issy estaba jugueteando con una servilleta húmeda, limpiándole toda la boca. Harry no pudo evitar el rubor que se extendió por su cálida piel de chai.

-¿Cómo te sientes, Harry?-, le preguntó Anna cuando por fin hubo terminado su comida, con la barriga agradablemente llena.

-Me siento muy bien-, respondió Harry con sinceridad. Sabía que, después de todo lo que había pasado justo antes de llegar aquí, no debería sentirse tan bien, pero su estado era un testimonio de lo buenas sanadoras que eran las dos mujeres.

-Me alivia mucho que te sientas mejor, todos estábamos muy preocupados por ti-. La preocupación en la voz de Anna era obvia, y le conmovió que esos casi extraños se preocuparan tanto. -Desgraciadamente, todavía necesitas más cuidados y pociones-. Le pasaron tres viales, y no pudo evitar suspirar al pensar en los líquidos de mal sabor. Se los tragó rápidamente, cogiendo su vaso de zumo y engulléndolo.

-Issy, creo que tienes que terminar un trabajo de la escuela, yo me ocuparé del joven Harry por ahora. Ve-, le indicó suavemente la profunda voz de Bartok.

Issy se puso rígida a su lado. -¿Vas a hablar con él sobre...?- Se quedó con la voz tensa de una forma que Harry nunca había oído de ella, lo que le puso al instante de los nervios.

David pareció darse cuenta de su preocupación y con su voz amable le dijo -No te preocupes Harry, no hay nada que temer-. Al instante Harry se calmó, confiando en que el hombre mayor no le mentía. David a menudo abrazaba a Harry contra su pecho y le leía, y siempre que Harry tenía una pregunta, David respondía sin dudar.

-Sí, no hay que preocuparse. Issy, ¿por qué no te vas ahora?-, sugirió Bartok. Harry sintió un pequeño beso colocado en su frente antes de poder escuchar el golpeteo de la mujer alejándose. -Harry, voy a recogerte y luego Anna y yo queremos tener una conversación contigo en la otra habitación, ¿te parece bien?-.

-Sí-. La silla de Harry fue retirada, los brazos de Bartok lo levantaron suavemente y lo llevaron a otra habitación, Anna los siguió.

Harry fue colocado en un sofá muy cómodo, con una manta peluda sobre su regazo. Acarició la manta; se sentía de maravilla y no podía parar. Era la cosa más suave que Harry había sentido nunca y no pudo evitar sonreír para sí mismo.

-Si te gusta la manta, puedes quedártela-, comentó Anna.

Harry levantó la cabeza, totalmente sorprendido. No podía creer que ella le ofreciera algo tan bonito sin dudarlo ni un segundo. Sus manos se aferraron a la suave tela. -¿Estás... estás segura? Quiero decir, es tan bonito...- Harry no pudo evitar la vacilación.

Esta vez fue Bartok quien respondió. -Sí, Harry, estamos seguros. Puedes quedártelo. De lo que queremos hablar es de lo que ha pasado desde que llegaste aquí. Fui yo quien te encontró. Estabas en un estado terrible, por suerte Anna e Issy son unas sanadoras maravillosas. También tendrás que seguir tomando pociones durante mucho tiempo-.

-Prefiero que no te pongas de pie en lo posible hasta que recuperes la visión-, intervino Anna, con tono severo.

-Sí, pero para lo que te hemos traído aquí es para hablar de tu régimen de vida-. Harry no pudo evitar ponerse tieso, con la columna vertebral rígida y los músculos tensos. Una mano cálida le apretó la rodilla. -No te preocupes, Harry, nunca volverás a esa casa-.

Harry se obligó a relajar los músculos. -¿De verdad?- Su voz se quebró al final.

La mano frotó círculos tranquilizadores -Sí, Harry, nunca. De hecho, tus parientes han sido arrestados. No tendrás que volver a verlos-. Bartok lo tranquilizó, volviendo a su asiento. Harry apretó más la manta a su alrededor, frotando su suave tejido contra la mejilla. Por su mente pasaban muchos pensamientos, la mayoría centrados en dónde iría ahora. ¿Quién lo querría? Aunque todavía estaba asustado, al menos no tenía que preocuparse por los Dursley nunca más.

Resultaba extraño pensarlo, la amenaza de los Dursley siempre había planeado sobre su cabeza como un hacha afilada. Pero ahora, aunque acabara en un lugar que odiaba, al menos no era el infierno en el que había estado los últimos dieciséis años.

-Por ahora, tenemos tu custodia, soy abogado de los derechos de las criaturas, así que llevo tu caso-.

Anna se movió para sentarse junto a él, rodeando su cintura con su delgado brazo, atrayéndolo hacia su lado. Harry apoyó la cabeza en su hombro, dejando que el hecho de no tener que preocuparse por sus parientes nunca más se asentara, junto con el hecho de que al menos por ahora estaba a salvo con los Claremor.

-Ahora, Harry, esto nos deja con unas cuantas opciones, entre las que queremos que elijas. La primera opción es que te quedes como nuestro pupilo, bajo el cuidado de Anna, hasta que te hayas curado. Una vez que estés sano, podemos revisar ese acuerdo. Tu segunda opción es que si tienes a otra persona con la que prefieres vivir, nos aseguraremos de que estés a salvo con ellas, a Anna le gustaría seguir cuidando de ti si esta es la opción que eliges. Por último... a nosotros, como familia, nos gustaría ofrecerte la adopción-. Bartok se mantuvo firme durante todo el pequeño discurso.

Harry estaba estupefacto. Parpadeó rápidamente, intentando que sus pensamientos tuvieran sentido. El brazo de Anna en torno a su cintura era lo único que lo conectaba con la realidad, demostrando que no estaba soñando. Tragó con fuerza, con un chasquido en la garganta y con lágrimas en los ojos, esforzándose por encontrar su voz. Salió débil y delgada. -¿Estás... estás hablando en serio?-.

La mano de Anna comenzó a recorrer su cabello, frotando la base de sus orejas, las lágrimas finalmente resbalaron por su rostro. -Oh, cariño-, Anna lo atrajo hacia su regazo, dejando que ocultara su rostro ardiente con su cuello. Su relajante aroma a sándalo fue lo único que evitó que se derrumbara por completo. El sofá se hundió, el calor de Bartok los rodeó a ambos mientras los mecía.

La profunda voz de Bartok retumbó -A Issy le encantaría ser tu madre y puedo decir sinceramente que todos sentimos lo mismo. A mí me encantaría que me consideraras tu padre. Eres un niño dulce, Harry, y te mereces tener una familia que te quiera y te mantenga. Nos gustaría ser tu familia. No hace falta que te decidas enseguida, tienes mucho tiempo para pensarlo-.

Las manos de Harry se apretaron con fuerza en la manta que ahora era suya, algo que aún le costaba aceptar. -¿Por qué querrías un hijo que no es tuyo? Por qué querrías a un friki inútil como yo...- Las preguntas cayeron de sus labios sin su permiso. Pero eran cosas que siempre se preguntaría si no se respondían ahora. Susurrarían sus palabras de duda e inseguridad durante cada momento feliz, manchándolos a todos.

-Oh, cariño-, Anna sonaba tan triste, que Harry deseaba más que nada poder ver su cara. Para ver si su preocupación era real. Deseaba tanto creerle, pero aún quedaba esa semilla de duda que los Dursley habían plantado tan profundamente. Durante años le habían dicho que no era digno de ser amado, así que el hecho de que esta familia se ofreciera tan voluntariamente a acogerlo, a cuidarlo, era algo difícil de aceptar.

La voz de Anna era suave, tratando de ser lo menos amenazante posible. -Lo que te pasó fue horrible, y nadie debería pasar por lo que tú pasaste. Eres precioso y nos sentiríamos bendecidos de llamarte nuestro hijo. Queremos colmarte de amor y estoy segura de que Issy piensa mimarte. No has visto lo que es una familia de verdad, la forma en que te trataron fue monstruosa, y queremos darte todo lo que siempre debiste tener-. Anna trató de tranquilizarlo, pero Harry aún tenía muchas dudas. Una de las más grandes era qué pensaría Sirius, el hombre se había ofrecido a acogerlo también. Harry sabía con la forma en que el Ministro de Magia había reaccionado cuando Harry intentó contarle lo sucedido que Sirius no era una opción real para él. Ahora estaba en un estado parecido al limbo con sus arreglos de vida, no tenía tiempo para pensar mucho en ello aunque Anna y Bartok dijeran que sí. Harry sabía que no se sentiría seguro hasta que los planes estuvieran hechos. Aunque le aseguraran que nunca tendría que volver con los Dursley, no lo creería hasta que no hubiera ninguna posibilidad de que ocurriera, e incluso entonces seguiría preocupado. Deseaba poder ponerse en contacto con Sirius, pero el hombre estaba huyendo y era más seguro para él que Harry no lo contactara. Tampoco quería atraer una atención no deseada hacia su padrino y arriesgarse a que lo besaran. Harry seguía teniendo pesadillas en las que un dementor se cernía sobre el hombre, con un suave orbe azul brillante flotando desde la boca de Sirius. Pero en sus pesadillas el orbe no volvía a su dueño, Harry miraba fijamente a los ojos vidriosos antes de que los dementores flotaran hacia él, alcanzando las manos costrosas.

No, Sirius no era una opción.

Sin embargo, los Claremore habían sido muy amables con él; lo habían acogido cuando era un completo desconocido. No tenían ninguna obligación de cuidar de él. Pero lo habían hecho, incluso yendo más allá. Pero sobre todo, Harry los quería sinceramente.

En la oscuridad de la noche, cuando se había despertado de un sueño particularmente desagradable, incluso había deseado, más de una vez, quedarse aquí para siempre.

Pero ahora tenía la oportunidad.

Harry se apartó del cuello de Anna, aspirando una última bocanada de su calmante aroma. -¿Y cuando tengas tus propios hijos, no estorbaré?-. Bajó un poco la manta, aún aferrándola con fuerza.

-Harry, los clanes de criaturas son conocidos por su gran número de hijos. Tú nunca estorbarás, podrías ser un hermano mayor para nuestros otros hijos si nos dejas adoptarte. Y aunque no quieras, siempre te cuidaremos y estaremos aquí para ti. Siempre serás bienvenido a formar parte de nuestra familia-. La gigantesca mano de Bartok frotaba círculos en la espalda de Harry, casi como si lo hiciera más por su propia comodidad que por la de Harry. Eso tranquilizó a Harry más que nada. Darse cuenta de que Bartok, que siempre parecía tan seguro de sí mismo para Harry, estaba preocupado por la respuesta de Harry, le hizo sentir que todo esto iba en serio.

-Esto es lo que Issy estaba diciendo después de la cena. No me sorprendería que estuviera esperando para abalanzarse sobre ti en cuanto terminemos-. Bartok se rió, y Harry sonrió y se acurrucó más a su lado. Su siguiente frase fue mucho más seria -Issy puede sobreexcitarse, quiero que el entusiasmo no te presione-.

Había una última cosa que necesitaba saber, una última pregunta y su mente estaría hecha. -¿Qué quieres de mí a cambio? ¿Por aceptarme?- No pudo evitar la vacilación en su voz, esta respuesta determinaría su futuro.

-Ah, ¿qué queremos? Te queremos a ti. Queremos que tengas una infancia, que seas feliz y estés seguro. Que actúes como un niño, que juegues y hagas amigos. Eso es lo que queremos-. le dijo Anna, completamente sincera en su respuesta antes de que su voz se volviera burlona. -Ah, y tendrás que soportar a nuestra loca familia, por supuesto-.

Se le escapó una risita, con un pequeño resoplido al final. Se acurrucó al lado de Anna, agarrando la mano de Bartok para estrecharla entre las suyas. -Sí, lo quiero... quiero una familia... quiero ser parte de tu familia-. Las lágrimas corrían por su cara.

-Oh, Harry-, dijo Anna, abrazando al niño que sollozaba, meciéndolo de lado a lado. -Todo estará bien, hijo, Bartok se encargará de todo. Serás nuestro, nuestro bebé, y cuidaremos de ti el resto de tu vida-, le tranquilizó Anna.

Harry se aferró a las dos, dejándose reconfortar por su abrazo. La seguridad que sentía al no tener que preocuparse nunca más por los Dursley le consumía por completo y rápidamente se quedó dormido.

-Se lo ha tomado bien-, a Anna se le dibujó una sonrisa en la cara. -Issy estará feliz, estaba muy emocionada con la idea. Y ahora tenemos un hijo-. Miró a Harry con cariño, el joven sumiso roncaba ligeramente, con la cara aplastada contra su pecho.

-Tenemos un hijo-, la sonrisa de Bartok era pequeña, pero estaba presente. Su piel de color moca profundo se sonrojó un poco. -Tenemos que trabajar bastante para que esté sano. Pero nos ocuparemos de él y le devolveremos la salud. Deberíamos llevarlo a la cama, parecía agotado en la cena y tengo que empezar el papeleo de la adopción-. Bartok levantó a Harry del regazo de Anna con manta y todo, el niño se acurrucó alrededor de él automáticamente. Anna le abrió la puerta, Issy estaba de pie al otro lado, cambiando de pie a pie nerviosamente.

-¿Qué ha dicho? ¿Dijo que sí?- Issy balbuceó en cuanto vio la puerta abierta, pero en cuanto vio a Harry acurrucado en los brazos de Bartok, con los ojos rojos e hinchados se quedó quieta. -¿Está bien?-.

Bartok no pudo evitar la sonrisa cariñosa mientras ponía los ojos en blanco, pasando junto a ella y dirigiéndose a las escaleras, Issy siguiéndole como un patito. -Una vez que lo llevemos a la cama, hablaremos de ello, amor-.

Issy levantó las sábanas mientras Bartok lo acostaba. Issy lo arropó, arrullando a Harry mientras se acurrucaba en el vellón que le había comprado a Bartok para su oficina. Lo había comprado para añadir color a los marrones oscuros que le gustaban a su compañero. Se rió del hecho de que se hubiera encariñado con él cuando no podía verlo. Oh, la ironía. La cara de Harry estaba acurrucada en el ardiente dibujo de las plumas de un fénix.

Bartok condujo a Issy hasta el sofá atrayéndola a su lado para que pudieran hablar. -Ha dicho que sí a que le adoptemos, estaba un poco agobiado. Estará bien, sólo necesita descansar-.

-Me quedaré aquí con él por si se despierta, ya tengo los deberes repartidos-. Issy señaló los montones de papeles extendidos sobre la mesa de centro, pero seguía mirando la cama. Era evidente que estaba preocupada porque no se había dado cuenta de que Bartok había dicho que el joven sumiso quería formar parte de su familia. Él sabía que si lo hubiera hecho, habría chillado de alegría.

Bartok le tomó suavemente la cara con la mano, haciéndola girar para que lo mirara a los ojos. -Issy, ha dicho que sí-, dijo una vez más. Ella se quedó helada, con los ojos muy abiertos y una sonrisa que se extendía lentamente por su rostro. Se lanzó hacia él, subiéndose a su regazo y apretando su cara contra su pecho, con pequeños gritos de felicidad amortiguados contra su camisa.

Le miró, con los ojos llenos de lágrimas, su voz era suave, completamente asombrada. -Eso significa que soy una mamá... ¡Soy una mamá!- Volvió a mirar hacia la cama, estudiando la línea del cuerpo de Harry y la subida y bajada de su pecho. -Vamos a ser padres-, dijo Issy volviéndose hacia Bartok, lo que le hizo reír. Besó sus suaves labios, aún ligeramente abiertos por el asombro.

-Sí, pequeño, seremos unos padres estupendos. Ahora ve a hacer los deberes, tengo que empezar el papeleo-. Bartok le besó la parte superior de la cabeza, aspirando su aroma antes de levantarla y colocarla de nuevo en el sofá.

La puerta de la habitación de Harry se abrió, Lyle llevaba pociones y un bocadillo en las manos. No le sorprendió encontrar a Issy dormida a los pies de la cama de Harry, ya que aún no había venido a dormir. Sacudió la cabeza y sonrió, colocando su carga en la mesita de noche antes de sacudir a Harry para que se despertara. Harry estaba acurrucado en la suave manta roja que Lyle se dio cuenta de que debía haber conseguido en el despacho de Bartok. -Vamos campeón, despierta un poco-, susurró Lyle, frotando la espalda de Harry. El chico se revolvió, bostezando ampliamente.

-¿Lyle?- murmuró Harry, con la voz áspera por el sueño.

-Sí campeón, ahora vamos, despierta. Tengo un poco de pudín de plátano para ti después de que tomes tus pociones-. Lyle lo engatusó, tratando de sobornar al joven para que se despertara. Harry se levantó, todavía medio dormido, con las orejas moviéndose de forma simpática. Lyle se rió suavemente al ver que el chico tenía una cabeza de cama extrema.

-Sabes, si te dejaras crecer el pelo sería más manejable-. Lyle agitó algunos mechones. -Yo tuve que dejar crecer el mío por la misma razón-.

-Mmmmm, ¿puedes ayudarme a ir al baño?- Murmuró Harry. Lyle levantó a Harry y lo llevó al baño para no arriesgarse a despertar a Issy que murmuraba en sueños sobre magdalenas y golf.

Una vez que Harry terminó, Lyle lo ayudó a sentarse en la cama. -Aquí tienes tus pociones-. Harry se las tragó de un solo trago, con la cara contraída y la lengua fuera una vez que terminó, con la mano extendida esperando un trago.

Después de que bebiera unos cuantos sorbos, Lyle le devolvió el vaso y le entregó el pudín. Harry tarareó satisfecho mientras comía. Todavía estaba medio dormido y chocaba los labios cada pocos bocados. Era algo que a Lyle le habría parecido repugnante si lo hubiera hecho cualquier otra persona, pero no pudo evitar encontrarlo entrañable. Una vez que Harry terminó, y se bebió el resto del vaso de zumo, Lyle lo arropó. Se inclinó y besó la frente de Harry mientras le deseaba buenas noches.

-Está bien, papá-, murmuró Harry, y al final se quedó dormido.

Lyle sabía que el niño no lo recordaría mañana, pero su corazón se hinchó al oír esas palabras. Era algo que guardaría en su memoria. Fue a recoger a Issy y la colocó junto a Harry. Pronto se acurrucaron juntos, Issy abrazando al joven sumiso de forma protectora.

-Tiptop-, susurró Lyle, la elfa apareció junto a él en silencio. Lyle la miró, su rostro normalmente estoico se torció en una sonrisa devota. No podía creer lo mucho que este joven sumiso había cambiado a su familia en menos de dos semanas. Parecía imposible, pero no por ello era menos cierto.

-¿Puedes coger mi cámara?- Tiptop levantó la vista y asintió con la cabeza antes de alejarse.

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