Mateo.
― Eu, ¿Cielo vino para acá? ― Me pregunta de atrás Leyla y me doy vuelta, fruncí el ceño.
― ¿Eh? Pensé que estaba con vos.
― Si, pero se fue.
― ¿Cómo qué se fue? ― Mi pánico se hizo presente.
― Y te estoy diciendo eso hombre, me distraje dos segundos, me dí vuelta y no estaba más, pensé que había venido para acá.
Empecé a mirar a todos lados, está casa es grande y había mucha gente, ¿Dónde estaba? ¿Se habrá ido?
― Por ahí anda en la cocina pidiendo hielo o algo, no creo que sea tan boluda ― Comenta Belén.
― ¿Te ayudamos a buscarla? ― Dice Nahuel y niego.
― No no, quédense cerca de la entrada o del baño por las dudas, yo me fijo acá, por algún lado tiene que estar.
No me costó encontrarla, estaba hablando con un pibe que estaba apoyado en la pared final del gran patio, lo que primero pareció normal, me alertó cuando vi que Cielo le daba plata y ella tenía lo que parecía ser una bolsita con algo en la mano.
La que le faltaba.
Fuí casi corriendo hasta ella, me puse entre la morocha y el chico.
― Tomatela ― Le digo a él, lo conocía, es uno de los tantos transas que hay en el barrio.
― Dale Mateito, es negocio negro, no te calentes ― Me habla sobrandome.
― Me chupa un huevo y la mitad del otro, no le vas a vender nada a ella, no jodas, dale chau ― Lo apuré.
― Uh viejo, ya uno no puede andar tranquilo ― Murmura quejándose y antes de irse lo empujé.
― Vas a andar tranquilo cuando te cague a piñas, le volves a vender algo y te juro que te hago mierda ― Me di vuelta llevándome a Cielo de ahí, pasando por al lado de mis amigos.
No escuchaba a nadie, ni a Cielo que intentaba explicarme.
Al salir de la casa paré de caminar para mirarla ― ¿Viniste conmigo por esa mierda? ― Le pregunté intentando no quebrarme.
― No Mateo, no vine por esto te lo juro ― Miró lo que había comprado en sus manos, confirmando que eran drogas, no quería saber que específicamente.
Extendí mi mano para que me dé el paquete y cuando lo hizo, lo tiré cerca de una de esas alcantarillas, este fue arrastrado por el agua.
― ¿¡Qué haces!? Lo pagué, ¿viste? ― Me reclama y la miro indignado.
― Cielo, ¿Sos joda? Si querés después te doy la plata pero no pienses nunca más en meterte algo así, suficiente con todo lo que pasas para que andes en esas cosas, ¿Estás loca?
Suspiró intentando calmarse ― ¿Te acordas que te dije que había cosas de las que me arrepentía y que a veces sentía que eso me hacía mal pero quería hacerlas? Bueno, la droga era una de esas cosas.
Negué sin poder creerlo y con lágrimas en los ojos ― La re contra cagaste conmigo, te fuiste a la mierda y con esas pastillas se me fue la confianza que te tenía, mil veces te dije que podías confiar en mi ― Tragué grueso ― Eva, ¿Por qué? ― Lo voz se me quebró mientras la veía soltar lágrimas, yo no estaba lejos de soltar algunas tampoco.
― Perdón, no sé, ¡No sé! ― Exclamó negando ― No sé ― Susurró.
― Vamos, por favor ― Le pedí y se secó las lagrimas para empezar a caminar.
Ella iba adelante mío, seguramente llorando pero no pude confirmarlo porque estaba metido en mis pensamientos, el camino a nuestras casas se me hizo corto, me quedé afuera de su casa hasta que entró y cerró la puerta.
Después fuí a mi casa, me saqué con bronca la ropa quedando en bóxer para acostarme boca arriba en la cama y empezar a llorar.
Lo sentí como una traición, cómo algo que hizo a propósito, la conozco, era obvio que fue con la intención de empastillarse, no con la de pasarla bien conmigo y mis amigos, que podrían haber sido los suyos porque la recibieron como una más.
Le dije a Camilo que estábamos bien cada uno en su casa, que ella estaba sana y salva, le comenté más o menos la situación y que la dijera al grupo que yo no me sentía muy bien y nos volvimos, eso hizo.
Me sentía muy mal, estaba decepcionado de ella pero también estaba aterrado. Sé que Cielo no es normal pero creí que con apoyo, podía cambiar, que estaba mejorando, que de a poco volvía a la vida.
Pero ella estaba pensando en cuantas pastillas le iba a meter al vaso esta noche, no en nada más.
Le podría haber pasado cualquier cosa, como aquella primera vez que hablamos que estaba empastillada también.
No me entraba en la cabeza lo que estaba pasando, ¿Qué pasaba si a Cielo se le iba de mano lo de las pastillas y no la encontrábamos a tiempo?
Cielo está caminando en el borde del abismo, y en este momento mientras más pasan los segundos más me convenzo de que no aprecia su vida, que prefiere morirse antes que luchar por su propio bienestar.
¿Era capaz? Estoy seguro de que si, no le tiembla la mano para absolutamente nada, esta noche lo confirmé.
Ahí largué más el llanto, ¿Cómo vivir en un mundo en el que Cielo no existe?
Me la pasé horas llorando y pensando lo peor, por ahí Cielo estaba igual que yo, lo confirme unas horas después al escucharla gritar en sueños. Tuve que cerrar los ojos y ponerme auriculares con la música a todo volumen para ignorar mi instinto de ir por ella, a cuidarla.
Pero al parecer no aprecia lo que hago por ella.
Cuando se hicieron las ocho de la mañana, yo seguía despierto, no dormí.
Hice algo que tendría que haber hecho hace un tiempo, entrometerme.
Llamé a la psicóloga de Cielo para buchonearla básicamente y a Silvina también. Su tía se enojó mucho, y con razón, yo también estaba enojado, pero cuando la llamé entre lágrimas tuve miedo, mucho, no sabía como es que iba a reaccionar cuando sepa que la delaté con su tía.
Perdón Cielo, pero me niego a dejar que te hagas cualquier cosa.
Cielo.
― ¡Te cagaste en todo lo que yo hice por vos Cielo! ¿¡Como pudiste ser tan irresponsable!? ¿¡Cómo hago para decirle esto a tu mamá!? ¡Tiraste todo a la mierda! ― Mi tía gritaba mientras yo estaba sentada en el sillón pelliscandome de la ansiedad, tenía que dejar de hacer eso ― ¡No solo en mi! ¡También en Mateo, que te cuidó, te ayudó, te apoyó, fue el mejor apoyo que tuviste en años Cielo, por favor! ¿¡Como se te cruzó por la cabeza hacerle eso!? ¿¡Entendes que me llamó totalmente asustado por la tremenda cagada que te ibas a mandar!? ¡Está más pendiente de vos que yo y te cagaste en su amistad también!
La cagué, la cagué, la cagué.
Me lo repito desde la madrugada, lloré, tuve pesadillas y al despertar, no tenía a nadie, volvía a estar sola, igual que como llegué.
¿La peor parte? Es mi culpa, claro está.
― ¡Tenes problemas graves Cielo! ¿¡Me entendes!? ¡Decime algo!
― Perdón ― Murmuré avergonzada, así me sentía, con vergüenza.
No pude haber sido más inútil.
― ¿Qué te hizo pensar que era una buena idea? Me encantaría saber ― Me preguntó más tranquila y no supe que responder.
Negué ― No tengo idea, pero cuando vi a Mateo a los ojos supe que la había cagado ― Admití ― Y sé que estuvo mal, pésimo, pero había una voz en mi cabeza que me decía que me tenía que hacer daño porque sino otras personas se iban a adelantar a eso, y no soportaría que nadie más me lastime ― Intenté hablar mientras quebraba en llanto.
― Cielo... ― Me intentó abrazar y no quise.
― No, no quiero que me tengas lastima, Mateo también me tiene lastima, la otra noche contó las pastillas, para saber si las estaba tomando correctamente.
― Te cuida mucho, es eso.
― Si, ¿Cómo? ¿Cómo un amigo, cómo un novio o cómo un enfermero? Porque me gusta Mateo pero no voy a dejar que se apiade de mi por pena, me daría más vergüenza eso que lo que hice anoche ― Dije cruzándome de brazos.
― ¿Ah si? ¿Más vergüenza de traicionar su confianza y el amor que te tiene? Estoy segura que Mateo hubiese preferido mil veces verte a los besos con otro chico que drogada hasta el alma, Mateo te ama con su vida Cielo y no te lo digo para que hagas un cambio en tu vida por él, sino para que veas que nadie acá te tiene lastima o pena, todos te queremos, y tanto Mateo como yo, nos morimos si te pasa algo ― Ahí supe que ella también estaba llorando y suspiré, lo único que hago bien es hacer sufrir a la gente.
― ¿Qué sentido tiene? ― Chisté sin gracia y las lágrimas volvieron ― Vos estás cansada, Mateo está destruido, ¿Y yo? Ya no tengo ganas de vivir así, ya no puedo más, me duele hasta respirar.
― Entonces dale un cambio a tu vida, no termines con ella, tenes todo por delante, y a partir de ahora esto va a cambiar.
Se paró y la miré confundida ― ¿Qué?
― Perdiste el privilegio de la confianza ― Dice yendo a mi cuarto y la seguí, fue por los antidepresivos y las pastillas para dormir ― Me parece que te voy a tener que tener vigilada, además estas muy flaca, quiero que te peses, no vas a vivir más sola hasta que yo lo diga.
Mierda.
― ¿Eh?
― Si, te vas a pesar, te voy a dar yo las pastillas y vas a estar más vigilada que con Mateo, jódete ― Dice por última vez y se va, pero habló desde el marco de la puerta ― Por hoy quiero que te quedes acá y pienses en lo que hiciste porque estuviste de lo peor Cielo.
― ¿En que se va a convertir esto? ¿En una clínica psiquiátrica?
― Agradece que no te hago internar en una, no estás lejos de esa alternativa.
La miré indignada ― ¡Pensé que acordamos que no me iban a internar otra vez! ― Alcé la voz.
― ¡Bueno cambié de opinión! ¡La próxima vez que hagas algo así, más leve o no, te interno yo Eva! ¡Basta de esto! ― Gritó y cerré los ojos con fuerza.
Bien hecho Cielo, la volviste a cagar como sólo vos sabes.
Así que, vigilada y con ultimátum, buenísimo.
A veces pienso que es mejor que me internen en alguna clínica de dudosa seguridad cosa de vivir dopada todo el día sin ser consciente de tiempo y espacio.
Supongo que eso quería lograr drogandome, parar el mundo y no saber ni qué día era, pero no pude.
Y no culpo a Mateo, es totalmente entendible que se lo haya dicho a mi tía, también a Mariana, seguro me dé pastillas más fuertes o no sé, directamente también me hace internar.
Sé que no estoy lejos de eso, y me da miedo. Sé que mi peso no es el que debería tener, vivo perdida gracias a los antidepresivos, no duermo bien y lloro todo el día.
Mi estado mental está mucho peor, mi conciencia solo me dice una y otra vez el estorbo que soy en el mundo y lo mal que les estoy haciendo a las personas que se preocupan por mi.
Quise llamar a Mateo pero era obvio que no me iba a contestar, yo tampoco lo hubiese hecho.
Me arrepiento profundamente de lo que hice.
Con ese pensamiento fuí a la cocina, donde estaba mi tía, se secó las lagrimas y la abracé, ninguna pudo contener el llanto.
Mis piernas se empezaron a debilitar y por mi peso, las dos terminamos arrodilladas en el piso de la cocina llorando.
― Perdón te juro que no lo voy a hacer nunca más, perdón ― Murmuré ― No me quiero morir tía, por favor ayúdame, estoy a nada de...
― No, no estas a punto de nada, es una recaída nomas ― Intentó tranquilizarme.
― ¿Qué voy a hacer el día que tenga una recaida y esté sola? No lo voy a poder soportar, fui una tarada, te fallé, le fallé a Mateo ― Lloré más ante esa idea, no lo había hecho enojar.
Le fallé, que es mucho peor.
― Te va a entender.
― No, no lo va hacer porque le prometí que no iba hacer nada para dañarme y dos horas después estaba comprando drogas ― Dije con las manos en mi cabeza intentando callar las voces de la misma.
― Tranquila, algo se nos va a ocurrir, yo voy a hablar con él mañana, tranquila.
― Ya fue tía, ― Me separé de ella y suspiré ― Es obvio que no me quiere ver más, con él ya perdí, se merece a una chica mil veces mejor de lo que algún día llegara a ser ― Dije con un fuerte dolor en el pecho.
Esa era la realidad, ¿Mateo? Una persona más que dejé ir.
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Ya era hora del drama, ñia.
AMIGO tttrueno me agarró justito así que gracias a ella tienen otro cap, vayan a darle las gracias.
Vi que comentaron más y estoy así 🥺😭🥺🥺 un millón de gracias.
So, me voy lentamente, así no me matan por este capítulo, bai
* c va del país porque sino la matan*