INSUPERABLES [•1]

By HollyGeistt

327K 26.2K 4.2K

Libro 1 de la Bilogía INCONTROLABLES [BORRADOR SIN CORREGIR] Ex's Que aún no se superan. Aunque creían que s... More

Prólogo
Dedicatoria
Capítulo 1: El Ex
Capítulo 2: El nuevo Novio
Capítulo 3: La fiesta de cumpleaños
Capítulo 4: No beses con los ojos
Capítulo 5: Sin arrepentimientos
Capítulo 7: llama a emergencias si tienes una urgencia.
Capítulo 8: Sin reglas inútiles
Capítulo 9: Críticas absurdas.
Capítulo 10: Tío Favorito
Capítulo 11: Esposa, amor de su vida
Capítulo 12: Noche de disculpas
Capítulo 13: Demuéstrale que eres digna
Capítulo 14: ¿Celoso, Potter?
Capítulo 15: Cena familiar con familia aleja.
Capítulo 16: Protectores de casa
Capítulo 17: Más amargada de lo habitual
Capítulo 18: Confundido
Capítulo 19: Hipócrita
Capítulo 20: Un tiempo
Capítulo 21: Te extraño
Capítulo 22: Tema delicado
Capítulo 23: Perdidamente enamorada
Capítulo 24: Bomberos
Capítulo 25: Obra de teatro
Capítulo 26: Lo arruiné
Capítulo 27: Incendio
Capítulo 28: Confesiones y aceptaciones
Capítulo 29: Enfrenta al padre exigente
Capítulo 30: Cerrando ciclos
Capítulo 31: Torturador.
Capítulo 32: Acuario
Capítulo 33: Día favorito
Capítulo 34: La familia de Aubrey
Capítulo 35: Delfines
Capítulo 36: Papá libre
Capítulo 37: Por ellos. FINAL
Epílogo

Capítulo 6: Hagamos esto más seguido.

10.5K 763 88
By HollyGeistt

AUBREY

—Tu novio volvió a ir a mi trabajo y me amenazó otra vez frente a todo mi equipo. La próxima vez lo emboco contra el suelo. Controlalo— es lo primero que dice Liam cuando le abro la puerta de mi casa.

—Lo lamento.

—No lo golpeo por ti, pero a la próxima que me joda le bajó la carrocería.

Apenas puedo cerrar la puerta cuando me pega el pecho a la madera y sus manos bajan directo a mi culo.

—¿Puedo follarte para demostrarle indirectamente lo mucho que me hacen enojar sus amenazas?—me pregunta.

Erick se la pasa jodiendo a Liam tan solo por ser mi amigo, siquiera con mirarme de lejos ya está reclamándome que él no le agrada y un día después va a reclamarle a él que se aleje de su novia. Es una escena repetitiva que pasa cada tanto. Liam ha sido un buen amigo y cómplice callándose en cada crítica que ha recibido de Erick, pero por el simple hecho que yo le recompenso las molestias. Apostaría que escucha las quejas de mi novio con una sonrisa en el rostro sabiendo que luego me tiene de rodillas.

—Ya—ordeno, debo ir a una reunión en una hora y no pienso retrasarme.

Besa mi mejilla entusiasmado y suelta una risita vengativa que me hace rodar los ojos.

Hace a un lado mi cabello para poder besar mi nuca sin impedimentos. Sus manos recorren mi espalda hasta mi culo y se mete entre la tela para tocarme sin barreras.

Liam es bueno en el sexo, es muy bueno. Tiene esa chispa de rudo y dominante, pero a la vez es tierno y cariñoso. Me gusta dominar, estar arriba, ser yo la que controla el acto y él me lo permite cada que quiero. Pero también me gustan los besos tiernos que me da en las nalgas después de cada azote, las caricias en las marcas que nos dejamos y los detalles después del sexo. Creo que eso es algo importante del acto sexual: el que hacer después. Liam suele ser detallista, preguntándome cómo estoy, si quiero comer, me prepara la comida, me lleva a dar una vuelta. Es todo lo que está bien.

Eso me encanta de él y creo que es el reflejo de la falta de amor real en mi vida. Pequeñas cosas que me faltan y que sólo él es capaz de darme sin darse cuenta.

///

Tres semanas habían pasado.

Comencé a ver a Jacob y Liam a escondidas, ellos iban a verme a mi trabajo y a veces nos reuníamos en la hora de mi almuerzo cuando Alisa no estaba. No les dije que mi novio no me deja verlos, ellos creen que es porque tengo mucho trabajo y ese es el único tiempo que tenemos.

Erick mejoró su actitud conmigo. Dejó de gritarme aunque sigue igual de controlador. Ahora solo salgo con Alisa para él y apenas puedo mirarla a la cara después de lo que hice.

A Dominic lo vi algunas veces cuando buscaba a Alisa y cada vez revivo en mi mente lo que hicimos en ese baño público.

Que indecentes.

Pero fue muy placentero.

Me he tocado pensando en él, no es un orgullo, de hecho, me jode que pensar en él me excite más que pensar en mi novio. No puedo dejar de revivir en sus manos tocando cada centímetro de mi cuerpo, mordiéndome el labio y manoseando mi entrepierna. Mi cuerpo pide a gritos atención y parece que ya no es suficiente la que me doy a mi misma o con los consoladores.

Ingreso a la empresa y mi secretario me da mi informe. Cole ha trabajado conmigo desde que me accedieron como arquitecta principal. De un modo u otro ambos iniciamos juntos en esto, yo en un nuevo rango y él como secretario.

— La jefa me pidió un reporte de tu caso con la señora Thompson.

— Dáselo — no hay mucho, las últimas semanas estuvieron muy tranquilas con respecto a eso. Por un lado me gusta que esté todo calmado, pero por el otro me da ansiedad y me impacienta el silencio de la falta de noticias, porque nunca algo está tan calmo en mi vida. Mi vida es un caos todo el tiempo y cualquier momento de paz es destruido y aplastado por mis problemas o las consecuencias de esos.

— Hay una llamada entrante — me avisa Cole en la tarde. Estaba trazando una línea perfecta para el plano de uno de mis proyectos y el inútil me hizo salirme de la línea — lo siento.

Mi rostro debe decírselo todo porque se va casi corriendo. Levanto el tubo con furia.

— Habla Channing, ¿Quién habla?

Ok, mal momento — me rasco el puente de la nariz y cierro los ojos al escuchar la voz de Jordan del otro lado de la línea —. Soy Jordan, llamaba para invitarte un café, pero veo que no estás de humor.

— Lo lamento, estaba concentrada en algo y...lo siento. Acepto ese café si aún lo invitas, creo que me vendría bien.

Perfecto, ¿A dónde paso por ti?

— Te mando la ubicación.

Está bien, nos vemos.

Cuelgo y le mando mi ubicación actual. Termino mi plano rápidamente y le pido a Cole que arregle todo. Me preparo y espero a Jordan en la acera. Tengo suerte que mi jefa nunca está en la empresa, siempre aprovecho eso para escaparme un poco.

Jordan me recoge cinco minutos después y vamos a una cafetería de la zona.

— Así que tienes una esposa e hija — comento después de que el mozo nos deje nuestros cafés con croissant.

— Si, son mis mujeres. Olivia es mi esposa y Charlie mi hija de cinco años— sonríe, se le ve realmente feliz hablando de ellas —. Te diré un secreto pero no debes decírselo a nadie.

— Esa es la finalidad de un secreto, Jordan.

— Perdón, cerebrito — ironiza y me río. Se inclina hacia adelante y hago lo mismo para que me cuente su secreto. Parecemos dos niños —. Creo que Olivia, mi esposa, está embarazada.

— ¿Crees que está embarazada?

— Si,— vuelve a enderezarse y hago lo mismo — verás, está más irritante de lo normal, tiene antojos extraños, de esos que tuvo cuando estuvo embarazada de mi primer hija, se queja por todo, y comenzó a vomitar hace una semana, ella dice que le cayó mal el pescado que cociné pero yo creo que está embarazada.

Me quedo un minuto completo esperando que me diga que es una broma y cuando no lo hace me suelto a reír. Él rodea los ojos y toma su café.

— ¿No hablas en serio o si?— digo entre risas.

— Si lo hago, te aseguro que tendré otro hijo.

— No puedes deducir que tendrás un hijo solo porque tu esposa está irritante. Las mujeres siempre somos irritantes cuando nos lo proponemos, además puede que solo esté en sus días.

— Lleva semanas así, Brey, sé que tengo razón.

— Pues, haz que se haga una prueba y luego me dices.

— Eso haré y te tragarás tus palabras.

Me río y seguimos charlando por unos largos cuarenta minutos.

— ¿Cómo está el pequeño Tyler?

— Pequeño no está — ríe —. Está en la universidad, y sigue siendo insoportable como siempre.

Tyler es el menor de los Blake. Cuando salía con Dominic, él tenía apenas unos catorce años. Recuerdo que era el más dulce y simpático de los tres, aunque no dejaba de ser un maldito fuckboy irresistible.

— Se la pasa pegado a su PlayStation.

No me sorprende y me río. Yo solía jugar con él cuando iba con Dominic.

Cuando se hace tarde Jordan me lleva a mi trabajo y hablamos durante el camino y escuchamos música. Gracias al cielo nunca sacamos el tema de la demanda, no quisiera hablar de eso ahora que estoy teniendo un momento de alegría gracias a Jordan.

—¿Entonces te fuiste por la arquitectura?

— Si, Derecho no era lo mío.

De estar charlando tanto no me di cuenta que no tomó el camino para ir a mi trabajo donde se suponía que me llevaría para que yo busque mi coche.

— Por aquí no es el camino, Jordan — miro el barrio.

¿Dónde carajos estamos?

— Lo sé — lo miro de inmediato y se encoge de hombros mientras se rasca la nuca —. Resulta que cuando te fuiste al baño Dominic me llamó, le comenté que estaba contigo y...bueno...

— Mierda, ¿Te pidió que me trajeras con él? — asiente — es un imbécil.

— Es que no tiene tu número. De hecho, yo tampoco, tuve que llamarte a la empresa hoy...

— Y no lo tendrán — me cruzo de brazos enfadada. No puedo creer que esté haciendo esta ridiculez para verme.

Me deja en un barrio horrible y lo recuerdo al instante, es el barrio donde tuve que recoger a Alisa en aquella borrachera que tuvo hace un mes y medio.

Comienzo a analizar la situación. Dominic tiene dinero, no necesita vivir en un lugar así, apuesto que puede pagar algo mejor.

— ¿Van a secuestrarme?— ríe y niega — ¿Asesinarme y vender mis órganos?

— ¿Qué? No.

— Oh, van a prostituirme.

— ¡¿Qué?!

— Por favor, Jordan, ¿Qué te he hecho yo para merecer esto?

— No vamos a prostituirte, Brey, Dominic solo quiere verte — ríe dejándome ver sus perfectos hoyuelos.

Estaciona y bajamos del auto. Desconfiada, lo sigo hasta un edificio y él me abre la puerta principal. Me deja en las escaleras y me las señala.

— Ya le avisé que estás aquí. Sube al cuarto piso, departamento 69 — me indica.

— ¿69?

— El sentido del humor de Nic es una mierda — hace una mueca de disgusto —. Yo me voy — besa mi mejilla.

— Pero ibas a llevarme a mi trabajo.

— Estoy seguro que él lo hará. Buena noche — se despide con la mano y una sonrisa mientras se aleja.

Subo a dónde me dijo Jordan y encuentro el departamento rápidamente. Toco con una mueca de asco, el lugar está que se cae a pedazos. Literalmente, en el techo del pasillo hay un hueco. Este lugar debería ser sancionado y clausurado por condiciones inadecuadas.

— Buenas — saluda apenas me abre.

— ¿Qué diablos quieres?

— Nos despertamos bravas — murmura y me indica que pase.

Ingreso al lugar y debo admitir que es más limpio de lo que creía. Sigue ubicado en un chiquero, pero por lo menos está limpio.

— Lo quiero otra vez — dice después de cerrar la puerta detrás de sí.

— ¿Mi libertad? Si, yo también la quiero de vuelta. ¿Sabes tú qué lo que hizo tu hermano puede tomarse como secuestro, no? Libérame — exijo mirando el departamento.

Hay una mesa con dos sillas, una cocina pequeña, un living con dos sillones rotos y veo un pasillo que seguro lleva a la habitación y el baño. Ni siquiera el diseño del apartamento es bueno. Todo está tan mal ubicado que me da jaqueca mirar más de la cuenta.

— No es un secuestro — se defiende — y no hablo de tu libertad.

— ¿De qué hablas entonces? ¿Qué quieres otra vez?

— Lo que tuvimos en ese baño — dice acercándose y alborotando mis sentidos —. Quiero más.

— ¿Quieres coger conmigo?

— Si, en otras palabras.

Me está pidiendo volver a follar. Yo realmente soñé casi todos los días que él me penetraba desde ese día. Fantaseé con sus manos en mi cuerpo y las mías acariciando su cabello, tirando de él mientras me embiste y su lengua lamiendo mi piel. Pero una cosa es imaginarlo y otra cosa muy distinta es que me lo proponga.

— ¿Qué dices? — deja sus manos en mi cintura, observo sus ojos — podríamos hacerlo cuando quieras.

— Espera, ¿No estás hablando de ahora?

— Si, pero también de pasado y pasado, y la semana que viene y cuando se nos dé la gana.

— ¿Como follamigos?

— Algo así. Para recordar los viejos tiempos.

Me río y me alejo de él frotándome la frente. Está loco, no podemos hacer eso. Jamás he tenido un follamigo así, siempre han sido de una noche, tal vez dos, pero nada más. Ni siquiera podría decir que Liam es la excepción porque con él no lo hago tan seguido, solo cuando necesito cariño.

— No podemos. Tienes novia, apenas sales con ella hace menos de dos meses, y yo tengo novio de un año, no voy a...

— ¿Engañarlo? — me interrumpe, lleva sus manos a su cintura y enarca las cejas — ya lo hiciste y yo también con mi novia.

— Justamente — me giro para encararlo — no somos tan mierda de persona para seguir con esto.

— Yo sí lo soy, tal vez la haya engañado una vez, pero en la mente ya lo hice cientos — su mirada baja por mi cuerpo quedándose más tiempo en mis piernas— Y tú eres la protagonista de mis infidelidades mentales.

¿Él también me pensó como yo a él?

Niego con la cabeza. Alisa no es alguien a quien quiera lastimar, es buena y es mi amiga. No merece que yo sea su amiga, soy una perra sin sentimientos y siempre supe que eso sería un problema en nuestra amistad. Ella muestra mucho y yo no muestro nada. Y ahora deseo a su novio, teniendo yo uno. Soy la peor amiga que puede existir.

Tan inconformista que teniendo lo que ya tengo me busco algo mejor. Siempre fui así en todos los aspectos de mi vida. Desde parejas hasta amistades. Si no tengo lo mejor lo disfrazo, pero perfecto va a estar todo bajo mi control.

La ventaja es que tu vida ya es un desastre, un problema más un problema menos no hace la diferencia.

Bueno, en eso hay mucha verdad. Mi vida es un caos desde hace más de un año ya, todo lo que hago suele traer consecuencias. Antes mi trabajo era lo único que me mantenía estable, me convertí en la mejor con mucho esfuerzo y trabajo extra. Pero luego todo eso se fue al retrete por una estúpida demanda. Ahora ya no tengo nada bueno en mi vida, ni siquiera mis amigos, ya que tampoco puedo verlos con frecuencia.

— Hipotéticamente, si yo dijera que sí, ¿cómo lo haríamos? ¿Como lo ocultaremos?— pregunto, mientras me asomo por la ventana, ya es de noche y este lugar no me gusta para nada, ni siquiera sé dónde pasa el autobús para que me devuelva a mi trabajo o si aquí llegan los taxis.

— Primero tendrías que darme tu número — sugiere y rodeo los ojos — y podríamos llamarnos cuando queramos follar y listo. No es muy difícil.

— No quiero herir a Alisa...o a Erick — recuerdo a mi novio y me giro a mirarlo —. Ella no merece que le hagamos algo así.

— Lo sé, es buena, pero lo que no es bueno son las ganas que te tengo. Me esfuerzo por controlarme, pero cada vez es más difícil, quiero follarte de todas las maneras y posiciones. Quiero probar que puedes hacer— dice volviéndose a acercar —. Y no quiero hacerlo con mi novia, lo que ya es una mierda. Así que dime cómo dejo de pensarte para no tener que hacer esto y volver con mi novia como si nada hubiera pasado entre nosotros.

Yo también quisiera saber cómo hacer para dejar de pensar en él.

— No lo sé — murmuro.

— Si, yo tampoco. Así que si tienes otra idea dila ahora antes que te bese — dice a nada de distancia.

Me quedo en silencio y hago trabajar a mi mente con rapidez para buscar una solución a nuestra calentura. Pero no la encuentro, lo que hace que él sonría y tomé mi cabeza entre sus manos para apoyar sus labios sobre los míos.

Vuelve a besarme con frenesí, pegando mi espalda a la ventana donde antes estaba mirando. Pongo mis manos en su nuca cuando comienza a bajar sus besos por mi mandíbula hacia mi cuello. Sus manos tocan mis pechos por encima de mi blusa y jadeo ante la presión que ejerce con los pulgares en mis pezones.

— Espera — lo empujo suavemente para separarlo de mí —, este lugar me parece nefasto.

— Oh, gracias por halagar a mi hogar de esa manera. Siento no tener un palacio para usted— hace una reverencia burlona.

Me cruzo de brazos y rodeo los ojos.

— No puedo concentrarme en este lugar — miro las paredes húmedas, la gotera que hay en la esquina con el balde abajo lleno de agua, los sillones un poco destrozados, seguro por ahí pasaron muchas. Hay un olor putrefacto que viene de no sé dónde y apuesto que el techo se caería a pedazos si saltas varias veces en el piso de arriba —. ¿Aquí traes a todos tus ligues, verdad? Ésta no es tu casa.

Aquí trajo a Alisa esa vez que estuvo borracha, no tengo pruebas pero tampoco dudas.

— ¿Como...?— entrecierra los ojos mientras apoya su trasero en la mesa y se cruza de brazos.

— Tienes una camioneta que vale millones, ¿Crees que soy idiota? Fácilmente podrías comprarte un lugar mejor para vivir. Está muy obvio que este es tu lugar para sexo. ¿O me equivoco?

No hay que ser muy inteligente para darse cuenta.

— No te equivocas, este departamento lo uso para tener sexo.

— ¿Y aquí piensas que yo podría tener relaciones contigo?— paso mi dedo por encima de un mueble y lo levanto lleno de polvo.

Tal vez yo no tenga tanto dinero, pero no me arrastro por los suelos para tener sexo, prefiero autocomplacerme antes que venir a un lugar así donde pueden robarme hasta las pestañas con tan solo bajar del coche. Sé que hay muchas personas que tienen que hacer eso para poder llevar comida a su familia, pero también sé que hay otras que son muy agresivas y no les importa nada, ni siquiera apuntarte con un arma. Yo no pondré mi vida ni mis pertenencias en juego solo para tener sexo a escondidas.

Si soy una zorra o puta, como me llama el padre de mi novio, seré de las finas con dignidad.

— Es bastante cómodo. Te muestro la cama — me hace señas y lo sigo por el pasillo hacia una habitación, hay una cama en el centro, con un armario que apuesto está vacío y una mesa de noche que probablemente esté llena de preservativos. Dominic se sienta en la cama y se pueden escuchar el crujido de los resortes del colchón —. Bueno, puede que esté viejo, pero te aseguro que será en lo último que pienses cuando te esté follando duro.

— Lamento matar tus ilusiones, pero conmigo no harás nada que no sea abrirme la puerta para que me largue de aquí — sigo y doy media vuelta para ir a la salida.

Lo oigo reír y seguirme.

— ¿Cuántas pasaron por aquí?— pregunto deteniéndome en la entrada.

— Unas cuantas.

Asiento y me muerdo el interior de la mejilla.

— Puedo llevarte a otro lugar — murmura deteniendo mis pasos cuando salía de la casa — ¿Me dejas convencerte?

No perdería nada dejándolo, ¿no?. Ahora ya no tengo que trabajar y por suerte Erick no me ha llamado para controlar que esté en mi casa. Decido asentir. Él busca su chaqueta del sillón apolillado, ahí me doy cuenta que tiene varios rasguños de garras, recuerdo que Alisa me dijo que tenía un perro atado cuando despertó sin saber dónde estaba.

— ¿Tienes un perro?— pregunto.

Él ya tiene sus llaves, su chaqueta y su cartera listo para salir. Se detiene y mira dónde yo.

— Si, ahora está en mi casa oficial, a veces lo traigo aquí para que cuide mi dulce hogar — cierra la puerta y bajamos las escaleras.

En la acera miro para todos lados buscando la camioneta, pero no la encuentro. En cambio, lo veo acercarse a una moto.

— ¿Y la camioneta?

— ¿Crees que vendría a un lugar así con un coche como el mío?— me mira como si fuera ingenua. Me extiende el único casco — Aquí te descuidas un segundo y te roban hasta los dientes — dice mirando desconfiado al grupo de la esquina que nos mira muy detalladamente.

— ¿Tú no tienes uno?— le pregunto mientras me pongo el casco.

— Prefiero que lo uses tú — dice simplemente, sube a la moto y subo detrás de él. Me agarro de atrás y me mira sobre su hombro ¿Acaso esperaba que lo abrace?. Ríe y niega con la cabeza. Arranca el motor y nos perdemos por la ciudad un buen rato, no presto mucha atención a dónde me lleva, sorprendentemente confío en él y me permito admirar la ciudad mientras la cruzamos.

Estaciona en un garaje y bajamos, veo a la camioneta estacionada a unos metros y sonrío admirándola.

— ¿Dónde estamos?

— En mi casa, pero no te emociones que solo vinimos por la camioneta.

— ¿No puedes vivir sin ella, verdad?— me le burlo mientras me quita el casco y lo deja atado a la moto.

— No me gusta dejarla sola — se encoge de hombros y subimos al enorme vehículo— mucho menos con Tyler dando vueltas por ahí, quién sabe lo que podría hacerle.

Vuelve a conducir y pongo música ya que él no lo hace. Me mira pero no dice nada y descubro como tiene que mirar por la ventana para que yo no lo vea ocultar su sonrisa, aunque si lo veo.

— ¿Qué?— pregunto eligiendo una canción.

— Nunca te gustó el silencio en los autos— recuerda y me hace recordar a mi. Cuando salíamos de la escuela yo siempre me apoderaba de su estéreo para oír mi música.

— ¿Qué vas a mostrarme?

— Que puedo hacerte ver las estrellas sin importar el lugar donde estemos, sin importar que sea un departamento que se cae a pedazos, un chiquero o...una camioneta — baja la voz en la última palabra.

Llegamos a una colina donde estaciona. La ciudad se puede ver desde nuestra posición, las luces iluminan las calles y puedo ver los carteles de las tiendas. Se ve realmente bonita desde aquí.

Bajo del auto y me acerco a la orilla, hace frío aquí arriba así que me abrazo a mi misma para darme calor. Oigo la puerta de su lado cerrarse pero no sé acerca. Lo miro sobre mi hombro, está apoyado en la camioneta de brazos cruzados.

¿Por qué tiene que ser tan atractivo?

— ¿Crees que con mostrarme un lugar bonito caeré a tus pies?

— Ss...no, no — cambia de parecer con mi mirada —. Dios, eres muy difícil.

— Si quieres alguien fácil búscate a otra.

Siempre he sido muy complicada, tanto que hasta me resulto irritante para mí misma.

— Respóndeme algo — me giro y lo atrapo observándome. Hace un asentimiento para que siga hablando — ¿Por qué quieres tener sexo conmigo?

Me queda mirando unos segundos y luego extiende una sonrisa de boca cerrada mirando al horizonte.

— Porque quiero tu cuerpo, no es muy difícil de entender.

— Hay miles de cuerpos por ahí que deben estar dispuestos a ser tomados por ti.

— Yo no quiero esos — pone unos ojos en mí —, quiero el tuyo. Uno que ya conozco pero me gustaría...con muchas ansias, volver a probar y ver que tienes para enseñarme.

Respiro hondo y voy al auto bajo su atenta mirada. Subo a la parte trasera y lo espero. Sube poco después y paso mis piernas a cada lado de las suyas para sentarme en su regazo.

— Hazme ver las estrellas y me lo pensaré.

Así se apodera de mi boca. El piercing de su lengua me vuelve loca en pocos segundos. Besa mi cuello e inclino la cabeza hacia atrás para darle más acceso. Sus manos manosean mi espalda y se mueven hacia adelante para comenzar a desabrochar mi blusa. Veo como tiene la intención de romperla pero lo detengo.

— Ni se te ocurra — impongo firme y sonríe.

Me desabrocho yo misma la blusa hasta quitármela y quedarme en sostén. Lentamente siento sus manos subir por mi espalda hasta jugar con el broche del sostén. Cuando oigo el clic siento que me libera. Quedo desnuda de la parte superior, Dominic observa mis pechos y los masajea. Sus pulgares juegan con mis pezones y jadeo desesperada porque haga algo más. Atrapa uno con sus dedos pulgar e índice y lo aprieta haciéndome gemir. Poco después siento su lengua lamer el otro haciéndome sentir sensaciones únicas.

Comienzo a desabrochar su camisa mientras él se ocupa de darle atención a mis pechos. Dejo al descubierto su pecho y lo veo libre de tinta, al contrario del mío. Yo tengo tatuajes en el abdomen, una serpiente, unos laureles, una fecha importante para mí. Además, de mis brazos, piernas y espalda donde también tengo algunos. Los suelo tapar con las camisas y pantalones o faldas que uso para trabajar.

Dominic libera mis pechos para besarme los labios, me muerde el inferior haciendo honor a mi tatuaje en el interior de este.

Desabrocha mis pantalones y entre los dos nos la ingeniamos para sacármelos. Cuando ya estoy libre, me quita las bragas correctamente y las deja en los asientos delanteros. Me inclino hacia atrás para que me observe. Sus manos acarician mis muslos mientras mira cada parte de mi cuerpo.

En un rápido movimiento me deja tumbada en el asiento debajo de él. Besa mi cuello y vuelve a mis pechos. Tengo que arquear mi espalda por el placer que me da su lengua.

— No te quedará más que aceptar — me dice antes de volver a tomarme de la cintura y subirme un poco, quedo con la espalda apoyada en la puerta. Me abre las piernas y me mira con una sonrisa malvada antes de bajar su mirada a mi entrepierna que ya está más que húmeda.

Sus dedos me recorren entera, untandose en mi humedad. Y dentro de poco entierra su cara en mi sexo. Suelto un gemido cuando su piercing lame cada centímetro de mi intimidad y su dedo juega con mi clítoris. Maldita sea, si que sabe hacerlo. Mueve su lengua en círculos y se adentra dentro de mi cavidad con lentitud. Comienza a follarme el coño con la lengua y los dedos. No lo hace rápido, lo hace despacio para volverme loca y hacerme desear más y más. Al poco tiempo exploto en su boca, dejándome llevar por el placer que me causa. Sube y me besa haciéndome probar mis propios jugos.

Mis manos van a su entrepierna y tacto su inminente erección, pero toma mi muñeca deteniéndome.

— No, hoy debo convencerte — libera mi mano y la alejo de su miembro obedientemente, no suelo ser una sumisa en el sexo, me gusta tener el control, pero si va a meter su lengua en mi otra vez podría hacer el sacrificio de ser buena niña, solo por esta vez.

Baja su pantalón y se pone un condón antes de dirigirse a mi entrada.

— ¿Cuántos?— me pregunta. Su miembro roza por todo mi sexo, provocándome.

— ¿Cuántos qué?— sube y baja como si fuera un paseo.

— ¿Cuantos orgasmos tengo que hacerte tener para que aceptes tener sexo conmigo cuando queramos?

Su mano acaricia mi pecho, jugando con mi pezón y su miembro se desliza de arriba abajo lentamente volviéndome loca.

— Me gusta el número ocho — exclamo, espero que de una vez me lo haga duro, como él dijo.

Con Erick a penas llego y a veces ni eso. Creo que la última vez que tuve un orgasmo fue hace semanas y por mi propia cuenta, a excepción del inolvidable día en aquel baño de la discoteca. Él me hizo volver a tener un orgasmo, si, pero ocho es difícil de conseguir.

— Como un infinito — susurra en mi oído mientras me muerde el lóbulo y baja con pequeñas mordiditas por mi cuello.

— Si.

Entonces se desliza de un tirón dentro de mí, haciéndome arquear la espalda y gemir con fuerza. Mis uñas se clavan en su espalda.

— Ocho, entonces.

////

Cumplió, maldita sea, cumplió. Me dió ocho orgasmos esa noche. ¡Solo esa maldita noche! O sea, ¡¿Qué?!

La camioneta, a pesar de ser la bestialidad enorme, no paró de moverse de un lado a otro por nuestros movimientos dentro de ella.

Me folló como quiso, duro y salvaje, lento y suave. En los asientos traseros, en los delanteros, sobre el capot. De atrás, en cuatro, arriba o abajo. Con su lengua, con sus dedos, con su pene. ¡Todo en el maldito coche!. Dejó dictado que se había vuelto muy habilidoso, esta era una de las principales razones por las que salíamos en la escuela: congeniamos en el sexo y para dos adolescentes hormonales eso era suficiente para volvernos novios.

Hizo lo que quiso y yo no me quejé. Lo dejé dominarme. Era la primera vez que dejaba que un hombre tuviera todo el control, porque aunque ni siquiera cuando yo estaba arriba me dejaba moverme a mi placer, él se encargó de imponer un ritmo.

Me dejó claro, sin palabras, que él también es dominante en la cama. Pensé que eso podría ser un problema para el futuro si decido aceptar su propuesta.

Me había quedado dormida en el asiento copiloto, estaba desnuda, pero tapada con su chaqueta, por suerte no tenía frío y fue porque me di cuenta que la calefacción estaba prendida y apuntando directamente a mi.

Sentí su mano en mi muslo y lo miré. Estaba vestido por completo, un brazo estaba sobre el volante y la luz roja del semáforo iluminaba su rostro.

— Ya despierta, estamos cerca de tu casa.

Asiento y me incorporo, me estiro haciendo que se me caiga la chaqueta y mis pechos quedan al aire. Busco mi ropa en el asiento trasero y me cambio. Dejo su chaqueta atrás ya que yo tengo mi abrigo. Miro afuera y veo que aún está oscuro.

— ¿Qué hora es?

— Las cinco.

¿Lo hemos hecho toda la noche? Con razón me duelen las piernas.

— Tengo que ir a la estación en una hora, ¿Crees que podría darme una ducha en tu casa? No tengo tiempo de ir a la mía.

— Si, no hay problema. Pero ¿Vas a ir a trabajar sin dormir? Lo hicimos toda la noche.

— Oh, lo sé, créeme — se muerde el labio y me mira —. Estoy acostumbrado, descuida.

Me encojo de hombros. Cuando llegamos a mi edificio, vamos a mi departamento. Le muestro el baño y lo dejo, mientras yo voy a mi habitación, preparo mi ropa para ir al trabajo. Hoy entro a las ocho así que tengo tiempo para dormir un poco.

Me desvisto y me meto en mi bata. El sonido de la ducha es apagado y unos minutos después sale ya vestido y sacándose el cabello con la toalla que le presté.

— ¿No vas a ofrecerme algo para comer?— pregunta.

— No, ya vete — digo reacia, si supiera que mi nevera está vacía no preguntaría.

— Ahí está la cara de culo otra vez — murmura y me arroja la toalla a la cara. Sale de la habitación antes que pueda devolvérsela pero más agresiva—. Mi sexo te volvería una mujer más relajada y amable.

— ¡Idiota!

Cuando salgo lo veo ponerse su reloj y se guarda su teléfono en el bolsillo trasero del pantalón. Toma sus llaves y lo acompaño a la puerta.

— Piénsalo — me dice antes de salir y dirigirse al ascensor.

Ya no tengo mucho que pensar, pero eso no se lo diré.

Ahora necesito descansar un poco.

Continue Reading

You'll Also Like

26K 2.7K 9
Toji había tenido muchos descuidos y errores en su vida, claramente Megumi no entraba en esos términos, y menos el hijo que ahora esperaba en el vien...
6.3M 10K 2
NUEVA VERSIÓN, 2024. F L O R S A L V A D O R [HISTORIA SUCESORA DE "SI LAS PERSONAS FUERAN CONSTELACIONES", LEER ANTES DE INICIAR ESTA.] Aidan How...
2.9K 96 21
Porque nada dura para siempre... o lo que dura... es tan poco... mis amistades...mi vida normal... mi corazon... En fin ahora debemos llegar a Corea...
6.2K 766 9
La lujosa vida de Chuuya Nakahara nunca había sido tan interesante hasta que conoció a Osamu Dazai, un joven callejero de su misma edad, que tenía un...