Mateo.
― Si se quiere iiir ― Cantó Cielo con el control como micrófono ― ¡Qué se vaya!
Reí mientras veía como bailaba de una manera graciosa arriba del sillón, sonriendo y dando vueltas.
Habíamos tomado lo suficiente como para soltarnos más, al estar sentados no eramos conscientes del alcohol en sangre, hasta que nos paramos.
Cielo estaba feliz, le brillaban los ojitos y bailaba sin que nada le importara, muy seguramente por el fernet. Fuerte como patada de allanamiento estaba eso, pero riquísimo, ni cuenta me dí.
― ¡Ya se siente, traje cosas ricas pa' la gente! ¡Nunca para atrás siempre pa'l frente, suéltate, ya es tiempo de un detox...! ― Cantaba y bailaba hasta abajo, yo sólo la miraba sonriendo, nunca la había visto tan feliz como lo fue hoy.
Venía muy bajoneada, muy deprimida, y hoy aunque creí que me iba a arrancar la cabeza por lo de la facultad, la puso muy contenta.
Esta parecía ser la Cielo que antes era, esa que ella misma describió, risueña, divertida, amorosa y alegre.
Estaba tan linda siendo ella.
― ¡...Ya podes tomar, ya podes bailar...! ― Siguió ― ¡Dale Mateo, vení! ― Me animó y empecé a caminar medio bailando hasta donde ella estaba ― ¡Qué se vaya! Ay... ― Dice cuando se enrieda con sus propios pies y está por caerse.
Rápidamente se me bajó el pedo y logré agarrarla.
― ¿Te lastimaste? ― Murmuré ya que se había acercado más a mi peligrosamente y me puso algo nervioso.
La bajé lentamente, todavía mirándonos y ella negó, todavía podía ver como tenía los ojos brillosos. Me perdí un segundo en el color de estos pero volví a la tierra al sentir los labios de Cielo contra los míos.
Me estaba besando.
¡Mamá, me chapé a Cielo! O bueno, ella a mi.
No sé si era posible pero el pulso se me aceleró más. Reaccioné poniendo una de mis manos en su nuca para atraerla más hacia mi, ella tenía sus manos en mis hombros.
Se separó lentamente y nos quedamos mirando por un segundo, hasta que le di un pico y después volví a darle un beso más largo, mientras me sentaba en el brazo del sillón, y acerqué el cuerpo de la morocha más a mi se era posible, abrazándola por la cintura.
Me sorprendió cuando su lengua quiso irrumpir en mi boca a la que le dí acceso sin ningún problema, haciendo que yo haga lo mismo, era un beso lento pero intenso, y descubrí que Cielo tenía un encanto único hasta para besar.
Nos separamos desde un largo rato de besos y picos, parecíamos dos pendejos que recién estaban descubriendo como chapar y no podían parar más.
Así me sentía, como un pendejo enamorado.
― Eeh... ― Quería decir algo pero no supe muy bien que, creo que ninguno de los dos sabía.
― ¿Queres quedarte a dormir? Me dió sueño ― Dijo bajito y asentí al instante.
― Si si, obvio, digo... Si, no sé, osea si ― Rió y me puse rojo ― Si ― Dije al final y apagamos la tele para ir en silencio a su cuarto por el pasillo.
Llegamos, ella estaba en piyama ya y yo solo me saqué la remera, el ambiente estaba algo tenso. Nos acostamos y ella apago el velador de su mesita.
Me abrazó y recién ahí hablé ― Buenas noches Eva ― No me contestó, y creí que ya se había dormido ― ¿Eva? ― Susurré pero me sorprendió que en medio de la oscuridad volviera a besarme.
Bueno, le gusta hacer esto.
Y a mi me está empezando a gustar que me lo haga.
¿Lo mal pensé? Si, déjenme.
Esta vez se lo devolví un poco más brusco, necesitado, a medida que mis ojos se adaptaron a la oscuridad del cuarto la agarré de la cintura para dejarla acostada sobre su cama mientras me subía sobre ella dejando caricias donde mis manos estaban.
Las suyas tímidamente dejaron mi cuello para pasar por mis brazos y las sentí en mi espalda. Me separé un poco para dejar besos en su mejilla y ella rió.
Me acomodé en su pecho y ella me empezó a hacer mimos en el pelo.
― Buenas noches Palacios ― La escuché susurrar y sonriendo dejé un beso húmedo en su cuello.
― Buenas noches, Eva hermosa ― Dije antes de caer dormido profundamente.
Dormí muy plácidamente escuchando su corazón latir, así como ella hacía a veces.
Al otro día, o mejor dicho a las horas, ya que recién parecía ser de mañana, estaba en la misma posición en la que me dormí, en el pecho de Cielo, ella con una mano acariciaba mi pelo y nuca, y con la otra jugaba a un juego en su celular.
Le sonreí y me miró ― Buen dia ― Murmuró.
― Buen día hermosa, ¿Cómo dormiste? ― Digo acomodandome a su lado y dejando un beso en su hombro.
― Mmh normal, ¿Vos?
Suspiré, pesadillas del re orto.
― Con vos, ¿Por? ― La hice sonreír y siguió jugando ― ¿Qué es? ¿Candy Crush? ― Digo abrazándola más contra mi y ella hace un leve puchero.
― Sip, pero no puede pasar este nivel ― Se queja y río apenas, dejó un beso en su cien.
― A ver, déjame jugar una.
Cielo.
No podía creer lo que había pasado anoche con Mateo, tenía el corazón acelerado desde entonces.
El parecía actuar como si nada, yo estaba super nerviosa y no sabía cómo es que él iba a reaccionar o que me iba a decir.
No pudimos con el puto nivel del Candy Crush asi que decidimos dormir hasta que suene la alarma, yo tenía que tomar la pastilla.
Esta era mucho más fuerte que la otra, supuestamente me iba a ayudar con las pesadillas pero solo hizo que tenga mareos y que me tome como cinco litros de agua por día, me la paso meando, nunca tome tanto liquido en la vida. También me sacaban el apetito, pero después me arrepiento porque me da alto hambre.
― Eu, ¿Nos levantamos? ― Dice Mateo algo adormilado, lo había despertado la alarma, yo había perdido el sueño desde hacía un rato largo.
Asentí y el se paró, buscó las pastillas y me dió una con el vaso de agua de mi mesa de luz. Me senté en la cama mientras los recibía. Odio que haga esto, me hace sentir como una inútil que no puede ni tomar un medicamento.
Le faltaba que me haga abrir la boca para confiar en que me la había tomado.
― ¿Ya está? ― Pregunta poniéndose a mi altura altura asiento, dejá un pico en mis labios que me sorprende ― ¿Que hacemos hoy? ― Entrelaza sus manos con las mías.
Me quedé pensando ― ¿Qué día es hoy?
Rió apenas ― Miércoles, ¿Por?
Cerré los ojos por un segundo recordando ― Hoy tenemos que ir al gimnasio, tengo que hablar con Guille, ¿Te acordas?
Hizo puchero ― Si, pero a la tarde, ¿Y si nos quedamos durmiendo hasta el mediodía día? Tengo noni ― Dice tirándose de vuelta en la cama y tira de mi para que me acueste en su pecho, rodé los ojos.
― No, ya no me puedo dormir, vamos a sacar fotos por el barrio otra vez hasta que se nos haga la hora, ¿Qué decis? ― Le propongo, era la primera vez que yo le ofrecía salir, y si lo hacía era para no hablar del beso.
― Ah, hoy a la noche tenemos que ir a una muestra de baile de Leyla, me dijo que te invite y pensé que sería mejor si no te decía hasta último momento.
Lo miré indignada ― ¿Y por qué? A ver.
Se encogió de hombros ― Para que tengas menos tiempo para negarmelo, vamos.
Ya me estoy arrepintiendo.
La verdad es que me sentía una carga, un paquete, de allá a acá, ese trabajo era lo primero que hacía "sola". Pero iba a tener a Mateo ahí vigilando.
También le ofrecí salir porque ya no sentía cómoda ni en mi propia casa, me ahogaba hasta estar ahí, solo en mi cuarto me sentía segura peor no podía estar ahí metida las veinticuatro horas del día.
Fuimos a caminar con Mateo como la primera vez, sacando fotos a las fachadas de los conventillos, viendo algunas artesanías y demás. También comimos en un restaurante por ahí cerca, ya que no teníamos intenciones de volver.
Después, pasamos por aquí lugar que Mateo me había comentado que una pareja iba todos los días a bailar tango, por ese amor que se tenían.
Al llegar a donde estaban los bailarines Mateo me abrazó de atrás y puso su cabeza en mi hombro, dejó un beso largo en mi mejilla, cerca de mi boca y eso me puso nerviosa.
Sus manos dejaban suaves caricias en mi cintura y de vez en cuando sentía sus labios en mi mandíbula, también me preguntaba si estaba cómoda o si quería irme pero siempre le contestaba que no pasaba nada.
Aunque viviera voy un mal sabor de boca todo el tiempo.
― Tenías razón ― Murmuré y saqué la cámara para sacar fotos a la pareja, vi que varios lo hacían entonces me animé a enfocarlos ― Sobre ellos dos.
Rió apenas contra mi cuello ― ¿Sobre ellos o sobre el amor?
Mi corazón dió un vuelco ― ¿Qué hora es? ― Cambié de tema y sacó su celular del bolsillo.
― Las tres, en media hora tenemos que estar allá, ¿Vamos? ― Propuso y asentí, entrelazó su mano con la mía y caminamos hasta el gimnasio tranquilos, teníamos tiempo.
Fuimos por las calles boludeando con la cámara, en un momento él la agarró mientras caminábamos, el abrazándome de atrás y extendió los brazos apuntando el lente hacia nosotros, obligándome a sonreír.
[perdón pro poner una foto de Emi con el cacas ah, pero fui muy específica y caprichosa so, nada, ignoren]
― Tenemos que ver después todas las fotos de la cámara ― Me comenta y asiento.
― Mal, haceme acordar que mañana las pasamos a mi compu y las vemos, ¿Querés? ― Digo y respondió afirmativamente.
― Ya estamos ― Dice cuando llegamos al famoso gimnasio en el que Mateo trabajaba, el me había acompañado hoy ya que claramente yo no tenía idea dónde quedaba el lugar.
Al entrar la ansiedad e inseguridad me invadió, gacia tres segundos que estaba ahí, Mateo me dejó sola por sólo dos minutos para ir a buscar al dueño del lugar. No había nadie pero yo me sentía incómoda entonces empecé a morderme la uña, algo que había empezado a hacer hacía apenas unos días.
― Hola, ¿Cómo estás? Soy Guillermo ― Se presenta el señor y lo saludo con una sonrisa.
― Cielo Mazzei ― Digo y él pone una mano en el hombro de Mateo.
― La novia de Mateo, si, vení que te muestro perdón pero ando a full chicos ― Vuelve a Habla reventas camina afuera del lugar, le doy una mirada a Mateo antes de ir tras su jefe.
Vimos un poco las medidas de la pared, era un poco más grande que la pared de la terraza de mi casa, aunque esa era ya un proyecto frustrado que muy seguramente no termine nunca, pero esto era un trabajo.
― ¿Qué decis? Vas a poder, igual Mateo me dijo que por ahí los amigos de él que yo los conozco y él mismo también, te podían ayudar yo no tengo ningún drama ― La verdad es que Guille era muy sociable y simpático, como Pedro, podía entender porque se llevaba bien con Mateo.
― Si obvio, yo les voy avisando también, yo nunca cobré por hacer algo así entonces el precio lo pone usted, la verdad con tal de que cubra lo que me que comprar.
― De eso ya se encargo Mateo, el otro día fue a comprar un par de cosas y cuando tengas bien el boceto porque me dijo que le querías hacer algún detallito más comprábamos los demás, igual si es por mi, te quedó buenísimo nena, dibujas muy zarpado ― Me dijo y reí apenas, Mateo estaba charlando con otro compañero de él.
― Gracias, yo después le mando bien el boceto, por ahí se lo mando el viernes.
Hizo un gesto despreocupado con la mano ― Si querés, el lunes directamente lo traes cuando vengas a hacerlo, voy a llamar a algunos pibes que conozco para que te ayuden si queres, así no haces todo sola pero el precio sería el mismo.
― Gracias, por eso no te preocupes, lo hablamos en estos días.
Estrechó su mano con la mía ― Buenísimo hacer negocios con vos entonces Cielo, nos estamos hablando entonces ― Me deja el número del gimnasio diciéndome que podía atender él o su hijo y se despide de mi, me cayó bien.
Al apenas irse, aparece Mateo ― Yo le dije que eras una conocida nomas, ¿Qué te dijo?
Le mostré el contacto del lugar ― Al parecer tengo trabajo de lo que me gusta.
[***]
― ¡Felicitaciones mi amor! ― Dice Tiziano al ver a Leyla, ellos dos eran pareja y eran hermosos juntos.
Hacia unos minutos había terminado la presentación de la chica, bailaba muy bien y todos sus amigos habían venido a darle su apoyo, esas eran amistades, le habían sacado fotos, grabado y cada vez que la ojiazul era el foco en la coreografía, victoreaban.
― ¿Vienen todos a casa entonces? Miren que vamos pateando ― Avisa la chica y todos asentimos, ― ¡Cielo, hola! ¿Te gustó? ¿Cómo andas? ― Me abrazó a modo de saludo y sonreí.
Entre todo, me sentía cómoda con ellos.
― Todo bien, bailas hermoso, posta te digo.
― ¡Ay gracias, que lindo que estés acá! No sabes lo que le insistí a Mateo para que te traiga ― Pasó un brazo por mis hombros y sonreí apenas cuando lo nombró ― y ahí, ¿Qué onda? ― Dice mientras vamos caminado ya fuera del teatro, lo chicos demás iban más adelante, Mateo iba jugando al veo veo con Tiziano, Camilo y Belén.
― No nada, va ― hice un ruido con la lengua para calmar mis nervios ― Ayer nos besamos.
Chilló y la miré riendo ― ¡Son más lindos! ¿Qué te dijo? ¿Se te declaró? ¿Ya son novios?
Me bombardeó de preguntas y antes de siquiera contestar una, Mateo sacó el brazo de Leyla para abrazarme él mientras seguíamos caminado.
― Toca pa' allá, la vas a asustar, hablas más que un loro.
― Ah bueno, habló el callado del grupo, bien que te la pasaste hablando de ella, que Cielo esto, que Cielo lo otro, que Cielo es el... ― Mateo se separa de mi así taparle la boca a la chica y esta rueda los ojos, Belén se me acerca.
― Son así estos dos, si no se agarran a trompadas ahora, lo van a hacer escabios, son de esos ― Comenta y rió apenas poniendo las manos en mis bolsillos, parecía simpática ― ¿Qué onda vos? Sos cómo muy calladita, ¿Que es de tu vida?
― Eh, bueno... ― Alguien más me interrumpió, Nico creo, nadie me deja hablar en este grupo, pero me caen bien. Son como muy extrovertidos, y se potencian al estar juntos.
― Cielo, cuidanos al nene que es medio torpe, ¿Te contó el día que se atragantó con un fideo?
Mire a Mateo mientras los demás se reían ― En mi defensa era un fideo crudo.
― Estaba crudo porque vos lo cocinaste como el orto, te comento ― Le dice Tiziano que ahora estaba de la mano con su novia y vuelven a reír.
― El otro día le conté a Emilio, se chocó la puerta de mi pieza tres veces la otra vuelta.
― Bueno, ya agarraste mucha confianza vos ― Me dice y me guiña el ojo.
Llegamos a casa de Leyla y esta abre con sus llaves, todos pasamos, cuando dejamos nuestras cosas en uno de los sillones, el morocho que tengo de vecino se me acerca y pone una mano en mi cintura haciéndome pegar un saltito ― ¿Cómo vas? ¿Estás bien o queres que vayamos?
Negué ― No, me caen bien, estoy cómoda, pesado que sos ― Le sonrío apenas y deja un beso en mi frente.
― Cualquier cosa me decis reina, ¿Si? Te quiero cuidar, y por lo de ayer...
― ¡Deja la piba que se haga amiga flaco! ¡Vengan! ― Nos invita Tiziano y vamos al living de la casa.
Interactué con todos, excepto Mateo, porque no quería que me hable de lo del beso, y con Belén, simplemente porque creo que no le caigo ya bien como los demás. No creo ser la persona que más odie en el mundo pero tampoco es como los demás que intentan integrarme todo el tiempo, pero tanto yo como ella éramos equis acá.
Pero bueno, no le puedo caer bien a todo el mundo.
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Que lindo capítulo antes del drama y el caos boe.
EL PRIMER BESO AL FIN, NO SABEN LO QUE ESPERÉ ESTO DEA
ya estamos re piola en esta fic y se vienen lloradas lindas, asi que les recomiendo que vayan ahorrando para los pañuelos
también va a aparecer alguien así de la nada dea, no es importante pero va a ser una aparición como wtf que haces acá vos? dea
bueno, sin más, nos vemos, cuídense del calor este de mierda que hace, tomen terere o agua ahre, y cuídense del bicho este del re culo que están aumentando los casos en Argentina AAAA