Heridas de guerra | Bucky Bar...

By LauReckett

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Cuando te pierdes diez años de tu propia vida, solo quieres salir y vivirla sin tapujos. Lamentablemente la... More

Playlist, aviso y advertencia de contenido.
Capítulo 1 ~ La abuela Peggy.
Capítulo 2 ~ 10 años perdidos en 10 segundos.
Capítulo 3 ~ Había una vez en un bunker.
Capítulo 4 ~ Si me llevas al cielo yo te arrastro al infierno.
Capítulo 5 ~ Fury no puede saber que visito a Romanoff.
Capítulo 6 ~ No te atrevas a confundirme con Peggy.
Capítulo 7 ~ Gracias por cuidarme Nick.
Capítulo 8 ~ Placer culpable por las Carter.
Capítulo 9 ~ Todos los que intentan cuidarme terminan muertos.
Capítulo 10 ~ Follame y ayúdame a olvidar todo lo que pasó🔞.
Capítulo 11 ~ Bienvenido al infierno capitán Rogers🔞.
Capítulo 12 ~ Los trágicos amantes de los 40.
Capítulo 13 ~ No me obligues a visitarla.
Capítulo 14 ~ Aunque estés consciente, sigues siendo una inconsciente.
Capítulo 15 ~ ¿Quién diablos es Bucky?.
Capítulo 16 ~ No quiero matarla.
Capítulo 17 ~ Shield no es lo que creíamos.
Capítulo 18 ~ Al menos puedo tener justicia.
Capítulo 19 ~ ¿Te casarías conmigo?.
Capítulo 20 ~ Señora Barnes.
Capítulo 21 ~ Unidos en cuerpo y alma🔞.
Capítulo 22 ~ Follar sin culpa🔞.
Capítulo 23 ~ Le jodiste la vida a mi amiga.
Capítulo 24 ~ Despertando al soldado del invierno🔞.
Capítulo 25 ~ Bienvenida al infierno Devushka🔞.
Capítulo 26 ~ Eres libre🔞.
ESPECIAL NAVIDAD ~ Un collar, un anillo, una promesa y una canción.
Capítulo 28 ~ ¿Creíste que eras la única que quería venganza?🔞.
Capítulo 29 ~ Ya no te necesito.
Capítulo 30 ~ Nunca te pedí un polvo de despedida.
Capítulo 31 ~ 3 años marcan la diferencia.
Capítulo 32 ~ Las damas de Madripoor.
Capítulo 33 ~ Los lazos son más fuertes.
Capítulo 34 ~ La fiesta de la discordia y de los nuevos amores.
Capítulo 35 ~ Solo lo hago por Emma.
Capítulo 36 ~ Volverte a tener🔞.
Capítulo 37 ~ El cuadro de la discordia.
Capítulo 38 ~ Team Renegados.
Capítulo 39 ~ Morgan Blake.
Capítulo 40 ~ Los juegos de la noche rusa.
Capítulo 41 ~ Mi pequeño rayito de sol.
Capítulo 42 ~ Pacto de paz.
Capítulo 43 ~ Secretos y mentiras.
Capítulo 44 ~ Cuatro caras y una moneda. [Parte 1]
Capítulo 45 ~ Cuatro caras y una moneda. [parte 2]
ESPECIAL EMMA BARNES ~ Cartas a papá.
Capítulo 46 ~ Vestiditos florales y llamadas especiales.
Capítulo 47 ~ En las filas del enemigo.
Capítulo 48 ~ Posdata: Te amo papá.
Capítulo 49 ~ Ave fénix.
Capítulo 50 ~ Cállate y bésame🔞.
Capítulo 51 ~ Bienvenida a Shield.
Capítulo 52 ~ El legado de las Carter.
Capítulo 53 ~ Larga vida al presidente.
Capítulo 54 ~ El farsante.
Capítulo 55 ~ La reina de las traiciones.
Aviso "Los 7 pecados de Alice"

Capítulo 27 ~ El tiempo pasa, pero las cosas no cambian.

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By LauReckett

James


Corría con todas mis fuerzas, intentando atraparla, pero se escondía cual ratón al gato, en un laberinto con una única salida, la muerte.

La chica era escurridiza, pero el corte que había dejado en su rodilla había sido suficiente para hacerla menos en la carrera. Mientras que su corrida estaba llena de zancadillas, mis pasos eran fuertes, haciéndole saber de que me acercaba, poco a poco.

La vi caer de rodillas, ante la puerta que le permitía huir del lugar, tratando de alcanzar la perilla, mientras me gritaba con todas sus fuerzas que la dejara en paz, que ella no tenía nada que ver con esto.

La tomé del cuello y comencé a ahorcarla lentamente, mientras sentía como sus ojos verdes lloraban de pena y de decepción, ya que su misión no había servido para nada y el soldado estaba de vuelta.

Su cara perdía ese color rosáceo que tanto preterminaba, sus ojos se volvían cada vez más blancos y sus manos afirmaban mi brazo de metal, rogándome que la soltara.

Pateaba, gritaba y pedía piedad, encendiendo algo en mi interior, pero no fue suficiente.

10 segundos bastaron para que dejara de gritar y cayera como peso muerto delante de la puerta que le proporcionaba la libertad.

Y mientras ella moría, el soldado cumplía su misión final. Dando por finalizada la proclama de matar a Maggie Carter.

— ¡¡James!!, ¡¡James!! – gritaba alguien al final del camino, pero mi mente estaba cerrada a escucharlo.

Desperté de la pesadilla que me había atormentado, luego de sentir como alguien pataleaba y me gritaba que despertara.

Maggie estaba blanca como papel, sus lágrimas cubrían gran parte de su rostro, mientras me gritaba con lo que le quedaba de fuerzas, que no podía respirar.

Mis manos estaban en su cuello, cumpliendo por un segundo mi pesadilla. Había atacado a Margaret mientras dormía, había intentado estrangularla.

La solté por inercia y me acerqué a ella, pidiéndole disculpas, intentando ver la marca que había dejado en su cuello, pero ella no se dejó tocar, ni siquiera quería que la mirara a los ojos.

— ¡¡No me toques!! – me gritó en medio de lágrimas que rompían mi corazón.

— Perdóname muñeca, es que estaba teniendo una pesadilla. – traté de explicarle.

Sentí como se reía sarcásticamente, mientras se levantaba de la cama.

— Tratabas de matarme... – murmuró. – ¡¡ibas a matarme, al igual como lo hiciste con mis padres!! – subió su tono de voz y me dejó estático.

Era como si me hubiesen comido la lengua los ratones, ya que no tenía idea de quien le había contado a Maggie que el soldado había sido el asesino de sus padres. Recordaba esa muerte, las recordaba todas.

— ¿Creías que me lo ocultarías toda la vida Bucky?, eres un asesino y no quiero volver a verte nunca más en mi vida...

— Devushka...

— Me prometí que cuando tuviera al asesino de mis padres al frente mío, no me temblaría la mano. – soltó, mientras abría el velador que estaba a su lado de la cama y sacaba un arma.

Sentí como se volteaba y me apuntaba con su arma, en su mirada se reflejaba todo el odio que me tenía, como si mi muerte fuese su recompensa.

— Margaret...

— Te acuerdas de todo, ¿Verdad? – preguntó.

— De todo... – murmuré.

— Te acuerdas como me dejaste ahí... tirada, mientras le lloraba al cadáver de mi mamá... ¡¡ERA MI CUMPLEAÑOS, SOLO TENÍA 10 AÑOS!!, ¡¡DESDE ESE DÍA, NUNCA MÁS PUDE CELEBRAR UNO!!

Sentí como mis piernas se debilitaban, trataba de acercarme a ella, pero su arma me seguía apuntando.

— Margaret... No era yo... tú misma lo dijiste cuando me ayudaste. – traté de hacerla entrar en razón. – si quieres matarme, hazlo...

— No pudiste cumplir tu misión... – gritó. – así que te lo haré fácil y la voy a cumplir por ti.

Luego de decir eso, llevó el arma a su cien y se disparó, muriendo en el acto.

— ¡¡MAGGIE!!

Vi caer su cuerpo, mientras el piso se llenaba de su sangre, corrí hacía ella y la atraje a mi cuerpo. La abracé con fuerza, rogando de que esto no fuese real.

Porque me había dado cuenta de que la mayor venganza que podían darme, era perderla. Ya que mi vida no tenía sentido si ella ya no estaba.

Sentí como unos brazos me zamarreaban, despertando por los gritos de Margaret, me levanté tan rápido que casi choco con ella.

Todo había sido una pesadilla. La peor pesadilla que había tenido en mi vida.

— James... ¿Estás bien?, parece que estabas teniendo una pesadilla. – susurró, con esa voz que tanto me encantaba.

— Todo está bien. – respondí, mientras tocaba su rostro con mis manos y dejaba un beso en su frente. – volvamos a dormir.

Me dio una sonrisa sincera y volvió a acostarse en mi pecho, acto que hizo que el alma me volviera al cuerpo. Tomé de su cara para que me mirara.

— ¿Qué te pasa James? – dijo, mientras soltaba pequeñas risitas.

— Somos tu y yo... ¿entiendes? – le susurré. – y yo no puedo vivir sin ti.

Vi como sus mejillas se ponían rosadas por la vergüenza, mientras se levantaba para que quedáramos frente a frente.

— Pero claro que no puedes vivir sin mí. Si le pedí a Shuri que te implantara una foto de mi cara en tu cabeza, para que nunca me olvides. – bromeó.

La tomé por los hombros y la devolví a la cama, quedando encima de ella.

— Lo digo en serio, mi pequeña bromista.

— Yo también, mi gran anciano. – dijo, entre carcajadas.

Me acosté a su lado y la volví a atraer a mi cuerpo, ahuecándola en mi brazo, mientras sentía como dejaba pequeñas caricias en mi pecho.

— James... – sentí como rompía el hielo. – no me iré a ningún lado... Estamos en esto juntos y saldremos de aquí juntos.

Solo asentí y cerré mis ojos, buscando la paz que solo podía sentir, si la tenía a mi lado. 

6 meses después.

La vida de James y Maggie ya estaba lo suficientemente compenetrada para admitir que sentían mucho más que solo costumbre por este tiempo en compañía. Se necesitaban y lo hacían ver cada vez que se encontraban en medio de cualquier pasillo o habitación de Wakanda, donde los besos y las caricias no se restringían.

Estaban cambiados y mucho más tranquilos, puesto que hace algunos meses habían decidido cerrar cualquier contacto con todo lo que tuviese que ver con Steve o Shield, dejando que Tony y Pepper se hicieran cargo de la situación, tal y como ellos mismos se lo habían propuesto.

Así que, en este tiempo, donde Maggie se comunicaba semanalmente con su familia y amigos, no estuvieron haciendo más que pasar tiempo de calidad juntos. Paseando por los bosques de Wakanda y haciendo el amor en cada rincón que encontrasen, ya que como dejaban en claro sus nuevos sobrenombres, Maggie y James eran dos lobos blancos imparables.

Hace 4 meses, James se había hecho cargo de comandar algunas misiones con la guardia de Wakanda, que protegían la frontera de algunos de los enemigos del país. Así que les era mucho más fácil ganar sus batallas si tenían a un supersoldado a la cabeza.

Algo parecido pasó con Maggie, quien hace 3 meses, luego de encontrarse muy sola en su habitación y ya haber entendido como funcionaba la tecnología de Wakanda, había decidido entrenar con las dora milaje, para perfeccionar sus dotes en combate. Había luchado contra algunas de ellas y aunque al principio le ganaban en técnica, ahora podía sentirse orgullosa de decir que había llegado al nivel de las más fuertes de la guardia real.

Con James en la guardia de la tribu fronteriza y Maggie siendo parte de las dora milaje, no bastó mucho tiempo para que estos se rindieran en duelos, así, mataban el tiempo y encendían los ánimos del país. T'Challa y Shuri eran los jueces, siendo T'Challa el imparcial y Shuri la que tenía preferencia por las chicas.

Faltaban pocos minutos para los enfrentamientos, así que Okoye y Ayo, estaban repasando junto con Maggie, los golpes que podían debilitar al contrincante.

— Hay que tener cuidado, no olvidemos de que ellos son entrenados por un supersoldado. – dijo Okoye.

Maggie soltó una risa sarcástica, mientras ponía su mirada en James y le hacía un gesto con su mano, diciéndole que lo tenía en la mira, a lo que James le respondió, lanzándole un beso.

— Ese de ahí. – dijo Maggie, apuntando a James. – es un bebé.

— ¿Ya sabemos con quien le toca a cada una? – preguntó otra chica, que también era parte del equipo.

— Ojalá no me toque con el lobo blanco. – dijo otra, que se unía a la conversación. – si que le ayuda ser un supersoldado.

— Tranquila... – respondió Maggie. – una dora milaje nunca pelea sola, por lo menos no contra un supersoldado.

Al otro lado de la pista, la guardia de los chicos se debatía exactamente lo mismo, que querían pelear con cualquiera, menos con Margaret.

— No es que le tengamos miedo a la loba blanca, es tu esposa al final del día... – soltó uno. – es solo que, desde que perfeccionó sus dotes de combate... pues...

— No se mide. – interrumpió otro. – pelea contra nosotros como si fuésemos de vibranio.

— Estoy de acuerdo, la semana pasada, golpeó a Kenny en los testículos y todavía no puede caminar con normalidad. – James soltó una carcajada ante este último comentario.

— Tranquilo chicos... Yo también le tengo miedo a mi esposa. – respondió James. – pero de ella, me encargó yo.

— A veces, solo necesitas sentarla en tus piernas y darle una pequeña nalgada por portarse mal. – dijo W'Kabi, el marido de Okoye.

— Si claro. – respondió James entre risas. – así que, Okoye te sienta en sus piernas todas las mañanas y te da las nalgadas matutinas. – bromeó.

W'Kabi solo soltó una risa, mientras se distraían con los llamados de T'Challa, que les avisaba que todo estaba por comenzar.

— Como siempre les digo, esto no es más que una competencia sana, para que todos podamos distraernos y aplicar lo que aprendimos. – dijo T'Challa en tono dulce. – así que, por favor, muestren su madurez y hagan que esto sea divertido.

— Vamos chicas, se que pueden patearle el trasero a estos idiotas. – gritó Shuri, rompiendo todo el discurso de su hermano. – demuestren por qué son ustedes las que cuidan al rey y no ellos.

Las dora milaje junto con Maggie hicieron una redondela y soltaron su grito característico, el mismo que avisaba que estaban preparadas para pelear. Lo mismo hicieron los de la guardia fronteriza, junto con James.

— Okoye y W'Kabi, esta vez ustedes elegirán quienes pelean en contra de quien. – avisó T'Challa, puesto que ellos eran los jefes en sus respectivas categorías.

Okoye eligió a Ayo, para comenzar la pelea con broche de oro, en cambio, W'Kabi eligió a uno de sus principiantes, haciendo que este no tuviese mucha oportunidad contra la chica.

Luego de algunos golpeteos con sus armas características, Ayo dio una voltereta y lo dejó acorralado en el piso, mientras la lanza de su arma yacía en el cuello de su adversario, dando la pelea por terminada.

— 1 a 0 – avisó T'Challa, mientras levantaba el brazo de Ayo.

Todas corrieron hacia la chica y la abrazaron con fuerza, mientras celebraban su primera victoria.

Maggie le hacia gestos de burla a James, a lo que este le respondía que esperara, que aún quedaba mucha competencia.

Todos pasaron por una ronda de combate, bastante parejo, mucho más que la vez anterior. Solo quedaban dos parejas para terminar la competencia y las chicas iban perdiendo por 1 punto.

— ¿Quiénes son los siguientes? – preguntó Shuri a los jefes.

— Yo soy la siguiente. – respondió Okoye.

— Si es así, entonces yo soy el siguiente. – respondió W'Kabi.

Comenzaron el combate con algo de recelo hacia el otro, puesto que aunque eran profesionales, no podían negar el hecho de que eran marido y mujer. Aunque W'Kabi era el jefe de la guardia fronteriza, no se podía obviar que Okoye era superior en pelea, haciendo que luego de unos golpes, lo dejara acorralado en el piso, luego de hacerle una llave con su lanza.

— van 6 a 6. – avisó T'Challa. – y esta es la última pelea.

Nunca habían llegado hasta el número 6, puesto que siempre uno de los equipos ganaba antes, pero eso no era lo interesante, lo que más llamaba la atención era que las dos personas que quedaban no eran nada más, ni nada menos que los lobos blancos. James y Maggie.

— Tranquila Meggs. – Shuri trataba de calmarla. – a veces la manipulación conyugal es más fuerte.

— Gracias por la fe Shuri. – respondió Maggie, en tono sarcástico. – pero sabíamos que esto podía pasar y tenemos un As bajo la manga.

Todas las chicas se miraron compenetradas, mientras Ayo movía los brazos de Maggie para que los relajara y una de las chica le pasaba una de las lanzas características de Wakanda.

— Solo grita mi nombre y hago funcionar el plan. – le susurró Okoye en el oído.

James, al otro lado, era alentado por sus compañeros, con frases como: "Debes demostrarle a tu mujer quien manda", o "recuerda darle las nalgadas", frases que lo hacían reír, pero que no le reconfortaban, puesto que sabía que Maggie ya no era una principiante. Pero no se dejaría perder.

— ¿Quiénes son los últimos en pelear? – preguntó T'Challa, aunque sabía la respuesta.

— Maggie, nuestra loba blanca. – respondió Okoye, mientras la tomaba de los hombros y le hacía el amague para que se acercara al ring improvisado en medio del patio.

— James, nuestro lobo blanco. – respondió W'Kabi, haciendo el mismo gesto con James.

Nunca nadie había estado tan interesado por una batalla, pues, aunque tenían conciencia de que él era un supersoldado, también sabían que se moría por ella y no haría nada para lastimarla, en cambio a ella... a ella no le gustaba perder, nunca.

— Pueden empezar.... AHORA. – gritó Shuri.

Se acercaron lentamente, mientras James hacía como que iba a atacarla, pero no se acercaba. En cambio, Maggie tomó su lanza y la golpeó contra su brazo de metal, haciendo que este se sorprendiera.

— Se dice... "Buenos días mi amor", antes de golpearme. – soltó James, mientras ponía sus manos en comillas. – repite conmigo.

Maggie lo calló golpeándolo en las piernas, haciendo que este cayera de rodillas, desatando la risa de toda las dora milaje, que la apoyaban con gritos.

— Buenos días mi amor. – respondió Maggie, enterrando la lanza cerca de la pierna de James.

— Así que quieres pelear rudo Devushka.... Okey, yo también puedo jugar ese juego.

James intentó tomar la lanza de Maggie, mientras intentaba esquivar los golpes que le proporcionaba con la misma. En un amague rápido, le quitó la lanza de las manos y la tiró lejos, haciendo que tuviesen que desempatar, peleando cuerpo a cuerpo.

— Ahora sí... Muchísimo mejor Devushka. La verdad es que tú con un arma punzante, no es un conjunto muy bueno. Prefiero verte en otros conjuntos, ya sabes cuales son. – dijo, guiñándole un ojo. 

Maggie no respondió nada y corrió para dar una voltereta y lanzarse a su cuello, haciéndole una llave que lo hizo caer al suelo. La fuerza era notoria, así que James la tomó por la cintura y la dejó en el piso, posándose encima de ella.

Maggie, enrolló su pierna en una de sus rodillas, mientras le tiraba una de las orejas, dándolo vuelta y quedando encima de él.

— Okey, esto si me está gustando. – bromeó James, pero Maggie solo quería ganar.

Se volvieron a levantar, mientras que James trataba de trabar los brazos de Maggie, para que esta no pudiese golpear, mientras la chica lo evadía, lanzándole puños que este paraba.

Cuando quedaron frente a frente, Maggie golpeó una de las rodillas de James, haciendo que este cayera al suelo y se quejara del dolor. James hizo el amague de tomarla por la cintura para ponerla boca abajo, pero justo cuando iba a ocupar su brazo, Maggie tocó su brazo de metal, golpeando en la parte superior y luego en la inferior, sintiendo como este se desprendía de su cuerpo y caía al suelo.

Esta acción hizo que todos los chicos se sorprendieran, incluido T'Challa, mientras Shuri y las dora milaje gritaban de alegría.

En la distracción y sorpresa de James, Maggie lo empujó, dejándolo debajo de ella, mientras se sentaba encima y le daba la señal a Okoye.

— ¡¡OKOYE, AHORA!! – gritó.

Okoye sacó una de las armas que Maggie les había creado junto con Shuri en el laboratorio, un bastón para electrocutar gente, inspirado en el mismo que ocupó para electrocutar los testículos de James, cuando lo encontró por primera vez.

Okoye lo lanzó y Maggie en un acto rápido lo tomó con una de sus manos, dejando la punta del bastón justo por encima de la entrepierna de James.

— Seria una pena electrocutarlo, cuando me gusta tanto. – dijo Maggie, entre risas.

James estaba sorprendido y bastante excitado por lo bien que su esposa había llevado la pelea, además de sentir cierta nostalgia por el deja vú que le llevaba ver ese bastón en su entrepierna. Aunque claramente no quería que volviera a electrocutarle sus partes.

— Te lo dije, te dije que siempre iba por los testículos. – murmuró uno de los guardias.

Maggie solo sonrió, mientras esperaba que James se rindiera y la dieran como ganadora.

— Que dices Fitzwilliam... ¿Te rindes o termino mi trabajo?

James solo le sonrió con picardía, orgulloso por esa nueva Maggie que no tenía nada que envidiarle al combate de las dora milaje.

— Te amo... – le susurró.

— Yo también te amo, mi amor. – respondió Maggie. – pero esa no era mi pregunta. – dijo, dejando un pequeño beso en sus labios, eso sí, sin despegar el bastón de su entrepierna.

— Me rindo Devushka...

La frase hizo que Maggie se levantara de golpe y corriera a celebrar con las chicas, mientras James la miraba como un joven adolescente enamorado de la chica popular de la escuela.

— Ganan las dora milaje. – avisó T'Challa, pero las chicas ni siquiera lo escucharon, estaban muy perdidas en la celebración.

Maggie se separó del grupo y buscó con la mirada a su esposo, quien no le había perdido la mirada, corrió a sus brazos, se subió a horcajadas sobre él y lo abrazó con fuerza.

— Estoy muy orgulloso de ti, mi amor. – le susurró, en medio de besos.

— Lo sé Barnes, esa no te la esperabas.

— Claro que no. – respondió. – ahora si no te molesta, ¿Podrías ponerme el brazo de nuevo?

— Oh, claro. – tomó el brazo y se lo colocó de nuevo.

James para encajarlo, hizo que el brazo diese una vuelta entera, sintiendo como un "clic" sonaba, antes de que quedara listo.

Maggie volvió a abrazarlo por el cuello, sintiendo como sus brazos la abrazaban por la cintura.

— ¿Cómo supiste que te tocaría pelear conmigo? – preguntó James.

— Porque Okoye escuchó por W'Kabi que todos los de la guardia fronteriza me tenían miedo. – respondió. – así que, o peleaba contigo o con W'Kabi y este no iba a dejar que su esposa peleara con un supersoldado.

— Claramente pensaría que yo podía controlar a mi esposa. – terminó la frase.

— Y no podría estar más equivocado. – susurró Maggie.

— Me gusta que lo esté...

— Lo sé...

Juntaron sus bocas en un tierno beso, celebrando de que por fin tenían un momento de tranquilidad y diversión, con personas que no veían como algo malo su pasado, sus errores o los pecados que tuvieron que pagar por conflictos en los que nunca debieron ser parte.

Solo eran una pareja que se divertía en Wakanda, viviendo una vida normal.

Si bien, hace un mes Tony llamó a Maggie para avisarle que los federales cerraron el caso de Pierce por las pruebas que lo implicaban como un traidor al gobierno, dejándola libre y con la posibilidad de que pudiese volver sin ser detenida. Los dos habían decidido quedarse un tiempo más en Wakanda, simplemente porque lo necesitaban.

Aunque eso no quería decir que se quedarían por siempre, solo les quedaba un mes de estadía, ya que habían llegado a un acuerdo con T'Challa de abrir una empresa de seguridad, con implementos y tecnología wakandiana, además de ser los únicos en Europa que tendrían acceso directo al vibranio. Todo en bases legales y supervisado por T'Challa y Shuri, esta ultima tendría trato directo con Maggie, que había estudiado la tecnología del país y ya sabía como tratarla.

Se habían planteado vivir el mes que le quedaba como dos personas sin preocupaciones, puesto que después tendrían que volver a la vida real, a la vida de pareja, con un trabajo y responsabilidades.

Este mes sería como vivir el ultimo mes de su gran luna de miel, disfrutando del amor que había nacido en ese país que nadie conocía. Un mes tranquilo, solo eso pedían.

Pero para ellos no existía la frase "antes de la tormenta viene la calma", ya que la calma siempre escaseaba en su vida.

Mientras se besaban, Maggie sintió como Shuri la llamaba en medio de gritos. Tomó la mano de James y fueron a ver que quería la chica.

— Lo siento Meggs, es que uno de los guardias del laboratorio me acaba de avisar que alguien quiere hablar contigo. Dice que es urgente.

Maggie se asustó ante tal prerrogativa y al ver a James, se dio cuenta de que él pensaba lo mismo, así que los dos corrieron hacia el laboratorio, pensando lo peor, puesto que, en su vida, lo lindo no duraba mucho tiempo.

— Es el comunicador que forjaron con sus amigos. – respondió el guardia. – lleva unos minutos sonando.

Maggie asintió y le dio las gracias al guardia, cuando lo vio salir de la habitación, contestó la llamada.

Un holograma de Sam se mostró en la pantalla del comunicador, mientras establecían una especie de videollamada.

— Hey Sam. – saludó Maggie. – ¿Cómo estás?, ¿Pasó algo?

— Hola Maggie, hola James. – saludó de vuelta. – yo estoy bien, pero pasó algo y creo que es importante que lo sepas.

Maggie sintió como su estomago se revolvía, pero se calmó al sentir como James la tomaba por la cintura, dándole apoyo emocional.

— ¿Qué pasó?

— Maggie... Siento mucho informarte esto. – Sam no podía encontrar las palabras adecuadas para contar una noticia de este calibre. – Peggy...

El corazón de Maggie se paró por un segundo, al escuchar el nombre de su abuela. Tenía una corazonada y sabía exactamente lo que Sam iba a decir.

— Peggy murió esta mañana... Fue mientras dormía. Dicen que fue un paro cardiaco por su vejez. – la voz de Sam se apagaba, poco a poco. – lo siento Maggie...

Maggie se quedó en silencio unos segundos, sin entender el por qué no le afectaba que Peggy muriera, en realidad, ni siquiera le sorprendía. Ya que, desde hace mucho tiempo la había sacado de su vida.

Aunque no podía sucumbir ante la maldad de su abuela y abandonarla en un momento así, más cuando sabía que Sharon seguía prófuga de la justicia.

— Gracias por avisarme Sam. – Maggie tomó la mano de James y la apretó con fuerza. – Vamos para allá.

James se tensó un poco, pero no lo demostró, Maggie tenía sus razones para ir a despedir a su abuela y él no iba a reprocharlas.

— Maggie... Trasladaron su cuerpo a Londres, la están velando en la embajada del país y mañana la llevarán a la iglesia, para el último adiós.

— Gracias por avisarme Sam... Nos vemos mañana. – luego de que James se despidiera de Sam, Maggie cortó la llamada y apoyó su cabeza en el hombro de James.

— Creo que tenemos que irnos. – le avisó.

— Creo que sí. – respondió James.

Los dos tenían miedo, porque era la primera vez que se mostrarían juntos al mundo y cuando se referían al mundo, era específicamente a ese hombre que había intentado buscar a Maggie por cielo, mar y tierra.

Se enfrentaría a su pasado, de la mano de quien era su presente y esperaba que su futuro.

No le agradaba la idea de volver a ver a Steve, pero sabía con exactitud que él estaría ahí, en primera fila despidiendo al supuesto amor de su vida.

Le sorprendió que pensar en Steve llorando por Peggy no le provocaba absolutamente nada, no más que asco.

Maggie iría por una clara razón y esa no era el despedir a su abuelita y llorar 5 minutos en su tumba.

Iría porque había un secreto que Peggy no se podría llevar a la tumba y no sería un monigote de su colección para guardar sus pecados más sucios.

Maggie subió por sus maletas y comenzó a guardar sus cosas, sacando del clóset una de sus pertenencias más importantes. El pendrive con el secreto de Peggy y Howard estaba intacto. Y seguiría intacto, pero ya no como un secreto.

Porque todos necesitaban saber quiénes eran los verdaderos amantes de los 40 y cuál era la verdadera cara de la gran agente Carter.

Y Maggie estaría más que feliz de revelar este secreto, delante de las personas que tanto apreciaba.

Por primera vez, daría un discurso digno de la nieta de Peggy Carter. Con la certeza de que ahora nadie, la podría callar.

Porque los muertos no hablan, pero si pecan y de los pecados, nadie se salva.

¡¡LO QUE SE VIENE!!, AFIRMENSE PORQUE SE VIENE REENCUENTRO Y DISCURSO. CREÁNME CUANDO LES DIGO QUE LA SUMA DE ESTO ES: DRAMA JIJIJI.

Quiero leer sus teorías.... ¿Qué pasará?, ¿El sueño tendrá algo de premonitorio?, yo claramente no seré como Tom Holland, así que no les daré ningún spoiler. 

Nos vemos en otro capítulo, quizás uno de los mejores (si, lo dije y que JAJAAJ). 

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