En compañía de sus fieles libros y una taza de café, Elibeth Snape se encontraba inmersa en un misterio lleno de aventuras con Sherlock Holmes y John Watson como protagonistas.
-¿Así que me hiciste caso?- despego la mirada de sus libros al reconocer la voz.
Su mirada conecto con la mirada chocolatada de Remus Lupin, el merodeador más tranquilo de todos portaba el uniforme de Gryffindor con orgullo y aunque unos mechones de su cabello fueran despeinados a causa de una ráfaga de aire, seguía luciendo como el chico más pulcro de todo el colegio.
-Son casos entretenidos... ¿Sonaría inhumano pedirte que me contaras el final?
-Elibeth Snape eres una bruja- bromeo tomando asiento frente a ella –Quería hablarte sobre algo
Al traspasar esas palabras en los oídos de Elibeth, un foco rojo se encendió en su interior, el lenguaje corporal de Remus reflejaba ansiedad y nerviosismo aumentando su preocupación. Inmediatamente cerro el libro y lo acomodo en el lado izquierdo, junto ambas manos sobre la mesa y se puso erguida de la espalda, prestando atención.
-¿Sobre qué?
-Deberías de ir al partido de mañana- dijo sin rodeos.
La final de Quidditch tendría lugar el viernes, Gryffindor y Slytherin se enfrentarían nuevamente.
-¿Por qué debería?- se removió nerviosa de su asiento
-Sabes el por qué
Por supuesto que Remus Lupin tenía razón, algo dentro de Elibeth había cambiado.
Desde hace semanas cada que el nombre de James Potter salía de los labios de alguna persona, involuntariamente ponía atención a dicha conversación. Cada que el castaño se posaba a su alrededor, su cuerpo actuaba por si solo... llenándose de nerviosismo incluso, terminaba con las mejillas extremadamente sonrojadas por lo que solo atinaba a huir del lugar antes de que alguien se diera cuenta, pero Remus fue ese alguien.
-Sabes perfectamente bien de lo que te hablo- continuo con su discurso- Pero no quieres aceptar la verdad y te puedo asegurar que James es de los buenos.
La águila bajo la mirada al instante –Crecí con un padre que en su juventud también fue bueno y termino siendo un monstruo
-Yo igual lo soy- fue el turno de Remus de desviar la mirada a la madera de la mesa donde se encontraban como si fuera la cosa más interesante de ver.
-No, no lo eres- afirmo acercando una de sus manos a la suya- Eres de los buenos
-No lo soy, al menos no siempre- dio un ligero apretón a su mano dándose la fuerza suficiente para confesar la verdad- Veras... yo
Estaba tan nervioso que no encontraba las palabras adecuadas para expresarse y decir la verdad. Quería decírselo a ella y al resto de las inefables en especial a Holly quien pasaba por su etapa de amar a los lobos.
-Lo sé- lo tranquilizo de lo que podría ser un infarto y devolvió el apretón en su mano
Abrió los ojos como platos ante eso, ¿Cómo había podido descubrirlo? Pensó e indago por unos segundos hasta que recordó la casa donde prevenía. Ravenclaw. Debía de haber sabido que ella sería la primera en descubrir su pequeño problema.
-Eso no cambia en nada la perspectiva que tenemos de ti- Tenemos, el resto de las inefables sabía lo que era
-Tu madre, fue la primera persona fuera de los merodeadores que me dio la fuerza suficiente para afrontar lo que soy- bebió un poco de su café matutino mientras Harry frente a él escuchaba emocionado y maravillado todas aquellas anécdotas
Desde ese día, ambos se hicieron tan unidos que terminaron queriéndose como hermanos. Recibió el apoyo de cada una de las chicas pero fue Elibeth quien lo ayudo a controlarse gracias a pociones y consejos que obtenía de la gran cantidad de libros que frecuentaba.
Pero, no era nada de eso lo que le ayudaba. Lo que realmente lo hacía mejorar, era contar con ocho personas dispuestas a estar con él.
-Pero-Ron Weasley dejo la cuchara de su cereal de lado para poder preguntar- ¿Asistió al partido?- los dos voltearon a verlo divertidos por su fanatismo recién descubierto sobre la historia de los padres de Harry.
Remus sonrió abiertamente al recordarlo.
Las dieciocho horas era marcas por las manecillas del gran reloj, cuando un suceso importante tomo lugar.
Todo el alumnado se encontraba eufórico, la final del campeonato anual de Quidditch se disputaba y ¿Qué mejor que un clásico entre Gryffindor y Slytherin?
Las gradas estaban repletas de personas portadoras de los colores de ambos equipos rivales, usando diversos utensilios cortesía de Cordelia para generar ruido tales como megáfonos, matracas y otros artefactos.
Decenas de gritos apoyando a su equipo favorito solo aumentaban el nivel de alegría que se encontraba en el aire.
Fui ahí cuando en medio del escándalo, justo cuando los competidores de ambos equipos alzaban el vuelo en sus escobas, Elibeth Snape ingreso.
-No
-Puede
-Ser
Exclamaron las inefables con la boca abierta ante la sorpresa frente a sus ojos.
La Ravenclaw que caminaba hacia ellas, portaba un suéter de Gryffrindor que destacaba particularmente por tener el apellido Potter en su espalda, acompañado de una falda de mezclilla, sus piernas eran cubiertas por un par de calcetas largas de color guindo con dos franjas de color blanco.
Mientras su largo cabello era sostenido en una coleta alta con un par de listones delgados, uno de cada color de la casa de los leones.
Intento caminar con seguridad pero tan pronto noto la mirada sorprendida de sus amigas y del resto de los merodeadores se puso tan nerviosa que solo pudo terminar su recorrido con timidez.
Remus la miro llegar hasta su lado con una tierna sonrisa, Elibeth le agradaba demasiado y no podía estar más feliz por James.
Al final todos sus esfuerzos estaban valiendo la pena.
La chica se colocó a su lado evitando cruzar miradas con alguno de ellos y jugando con un mechón de cabello intento controlar su ansiedad.
Remus se balanceo ligeramente de un lado a otro golpeando sutilmente el costado de la Ravenclaw quien solo pudo sonrojarse como respuesta.
El partido dio inicio y con ello, una batalla campal de trampas y malas prácticas de parte de los Slytherin hacia Gryffindor se hicieron llegar pero no falto el apoyo de las inefables y merodeadores hacia James.
De la emoción y al ver como una bludger viajaba directo hacia James, Elibeth grito un "cuidado" que solo provoco que el la mirara.
Y vaya que la miro.
Incluso se acomodó nuevamente los anteojos, perplejo ante tal perfecta imagen frente a él. Si creía que Elibeth era perfecta antes, ahora estaba sublime.
De la impresión y al ser James Potter, termino cayéndose de la escoba.
Generando un grito escandaloso de parte de Sirius –Tienes prohibidísimo volver a venir a un partido
Ese día, Gryffindor gano nuevamente la copa de Quidditch pero personalmente James Potter gano muchísimo más. Sentía que era el día más increíble de toda su vida, campeón, sus amigos apoyándolo y por fin, su preciosa Ravenclaw portando su suéter y aplaudiendo mientras lo miraba con una expresión de felicidad reflejada en su rostro.
Eso era todo lo que siempre había soñado.
Después de unas horas, Elibeth dormía plácidamente en su habitación cuando un ruido de un jarrón cayendo sobre la alfombra la despertó.
-¿Qué haces aquí?- James Potter se quitó la capa de invisibilidad, revelando su imagen justo enfrente de ella
-Ven, tenemos que irnos ya si queremos llegar a tiempo
La tomo de la mano logrando que ambos corazones latieran con rapidez a la par de que sus cuerpos corrían escaleras abajo para posteriormente cruzar la puerta de entrada de la sala común de Ravenclaw.
-Al fin- Sirius Black fingía mirar un reloj en su muñeca- Creí que tendríamos que esperar nuevamente una hora intentando abrir la puerta. Vámonos.
Los merodeadores tomaron por sorpresa a las inefables, utilizando como principal herramienta la capa de invisibilidad, llevándolas al lugar que habían conocido mientras vagaban por Hogwarts... la sala de menesteres.
-¿Qué es esto?- preguntaba Holly tallándose los ojos con la palma de su mano
-Esto, pequeña Holly-James paso despreocupadamente uno de sus brazos sobre sus hombros- Es la sala de menesteres.
James presento el lugar explicando en qué consistía esa particular sección del castillo pero Elibeth no podía despegar la mirada de su brazo que rodeaba a Holly. Lo miraba tan fijamente que Remus empujo su cuerpo ligeramente viéndola con una sonrisa burlona que Elibeth casi quiso destruir con un hechizo.
El sonido del rock and roll llego a sus oídos, distrayendo por fin su mirada de James y Holly.
-¿Podrían explicarnos porque nos sacaron a las tres de la mañana?
-Créeme que verte con la cara llena de esa cosa verde no fue la mejor de las experiencias
-Se le llama mascarilla- protesto Lucinda- deberías de usarla en tu cara grasosa.
-Retira lo que dijiste- respondió ofendido Sirius
-Yo si quiero saber qué hacemos aquí
-Festejar el triunfo de James, así que ¿Me permites esta pieza?
Cordelia rio divertida y tomo su mano en cuestión de segundos, se unieron en un divertido baile obligando a los demás a bailar con ellos.
James solo podía observar como Elibeth reía con Remus
"Ve por la chica" la voz de Sirius se instaló en su mente.
Armándose de valor, suspiro y comenzó a acercarse hasta alzar una mano en su dirección. Los ojos azules de ella, impactaron con los cafés de él pero no hubo ni un poco de nerviosismo, extrañamente se sentía tranquilizador.
Era como si estuviese destinado a ser.
Extendió su mano recibiendo el impulso suficiente para levantarse del suelo, Cordelia y Holly miraban emocionadas la escena frente a sus ojos.
James y Elibeth comenzaron a menear sus cuerpos al ritmo de la música.
Remus fue el responsable de capturar esa imagen en una fotografía.
Pero como todo empieza, todo tiene que terminar. Los días pasaron rápido y más temprano que tarde, se encontraban justo frente al tren, listos para separarse nuevamente.
-Recuerden que pueden ir a mi casa- exclamo Cordelia Lovegood emocionada- Estoy segura que Aticus los adoraría bueno, tal vez no a Severus
Estas vacaciones serian difíciles para los hermanos Snape, si bien las inefables y merodeadores los invitaron a sus casas, prefirieron quedarse con la primera opción. La familia Evans.
-Estaremos bien- Elibeth abrazo enternecida a su amiga mientras su hermano rodeaba los ojos y tomaba distancia de ellos
-Yo...- James se acercó hacia ella nervioso- Tengo algo para ti
Sirius Black fue el encargado de hacer que todos giraran su cabeza en dirección contraria para darles un poco de privacidad, aunque con Holly fue un poco difícil pues tuvo que sostener su cabeza para forzarla a dejar de mirarlos.
-Pero, yo no tengo nada para ti- sonrió nerviosa
Ya me lo diste todo, pensó James viendo lo hermosa que se miraba sonriendo ante su presencia
-No importa- extendió tímidamente hasta ella una pequeña cajita de color vino. Nerviosa ante su atenta mirada, Elibeth la abrió encontrándose con un listón de color azul y rojo con detalles en dorado y bronce se unían formando una combinación perfecta –Sé que te gustan los listones y yo quería darte uno
-Es precioso
James tomo el listón entre sus manos y pidiendo permiso con su mirada tomo la punta de la trenza de espiga que sostenía el cabello de ella, quien asistió ruborizándose.
Coloco el listón sobre su cabello formando un pequeño moño para sostenerlo, cuando alzo la mirada se encontró con los ojos azules de Elibeth.
Pero esta vez fue diferente.
Esta vez, ninguno pudo despegar la vista del otro
-Felices vacaciones, Preciosa Ravenclaw
-Felices vacaciones, Estúpido Gryffindor
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¡Holi Holi, Gente Bella!
Nuevo capitulo de Eterno por fin.
¿Qué les pareció el capítulo?
Lamento muchisimo haber estado desaparecida por tanto tiempo pero finalmente he vuelto, despues de un bloqueo de escritor horrible.
Por favor no sean demasiadoncrueles con el capitulo, estoy intentando volver a confianzar en lo que escribo.
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Travesura Realizada