Eterno (James Potter Fanfiction)

𝐏𝐫𝐨́𝐥𝐨𝐠𝐨

6 de Junio 1994

Sauce boxeador, Casa de los gritos.

El tercer año del trio de oro había resultado igual que los dos anteriores. Un desastre total. Al parecer eran un radar para los problemas y para los prófugos de Azkaban resultaban ser aquella equis al final camino, el cofre de tesoro que los convertiría en los favoritos del Señor Tenebroso.

Sirius Black, se convirtió en el antagonista actual, al parecer no solo bastaba con haber matado a sus padres, James y Lily Potter, sino que buscaba matarlo a él. Cumplir aquella tarea que dejo pendiente hace menos de trece años.

Por supuesto que Harry nunca imagino que el escenario de su primer encuentro con la persona que más odiaba, sería en la casa de los gritos. Aunque bueno, honestamente Harry nunca imaginaba nada. Mucho menos esperaba encontrárselo con ese aspecto, claramente no tuvo encuentros con la ducha en días, estaba malcomido o eso denotaban sus salientes huesos e incluso podía jurar que estuvo llorando momentos antes de atrapar a Ron Weasley, su pelirrojo mejor amigo.

-James- su voz sonaba cansada y ronca, como si en todos esos años jamás hubiera pronunciado palabra alguna. Observo al hijo de su mejor amigo desde hace unos meses, a través de la distancia. Ahora de cerca el parecido era abrumador, era como tener a su mejor amigo de vuelta.

Harry Potter era la viva imagen de su padre, a excepción de los ojos.

Al notar la forma, el brillo y lo expresiva que podía ser su mirada, recordó brevemente a quien se convirtió en la única merodeadora reconocida por el grupo de cuatro amigos que en su época de juventud, reinaban en Hogwarts, o mejor dicho rockeaban.

Fue como si todos los recuerdos le llegarán de golpe, en su mente se instaló una imagen de aquellas cuatro chicas que formaron una diferencia en la escuela. Juntos merodeadores e inefables estaban destinados a grandes cosas.

Lástima que una guerra término arrebatándoles todo.

Reflejo en la mirada de Harry aquel par de iris de color azul que pertenecían a una joven de cabello castaño con adorables hoyuelos y como estos comenzaron a brillar cada que James Potter aparecía, destruyendo todo a su alrededor, literalmente, pues su mejor amigo estaba tan enamorado de ella que se convertía en un desastre andante cuando estaban cercas.

-No digas su nombre- exclamo con furia. Gracias a él había crecido con los Dursley, obteniendo toda clase de desplantes y llenándose de desprecio, en lugar de amor.- Tú mataste a mi padre. Lo traicionaste a él y a mi madre, no tienes derecho a decir sus nombres- lo señalo con su varita, retándolo.

El dio el escondite que mato a sus padres, le parecía justo que ahora el hiciera el hechizo que lo mataría.

-Quiero escucharlo de ti antes de matarte- Hermione y Ron compartieron una mirada de preocupación, en estos tres años de conocerlo, nunca vieron al castaño tan molesto – ¿Mataste a James y Lily Potter?- la mirada de Sirius se llenó de confusión

-¿Lily?- frunció el ceño confundido intentando comprender lo que escucho –James- apretó más su varita contra su pecho- Harry- se corrigió en un intento por calmar su ira - Tu madre no es Lily

-Eso es una vil mentira- estaba a punto de decir un Avada Kedavra cuando fue interrumpido por una voz

Era Remus Lupin, su nuevo profesor de Defensa Contra las Artes Oscuras. Aquél que le conto historias sobre sus padres -Es verdad Harry, tu madre no es Lily- se colocó al lado de su viejo amigo, y lo ayudo a apoyarse sobre su cuerpo -Te dije que tus ojos eran parecidos a los de tu madre, me refería a Eli- suspiro sabiendo que serían ellos los encargados de decirle la verdad a Harry sobre su madre y todo lo que la rodeaba -Tu Madre es Elibeth Snape.

Y fue ahí cuando el mundo que conocía Harry, se desvaneció.