Mateo.
― ¡Pero no saben lo que dicen, porque tu y yo somos felices, todos quieren lo que tenemos, nuestro love sigue de pie aunque lo pisen! ― Cantó el Cami en el auto de Tizi, íbamos los dos nombrados, Leyla, Belén y yo a la casa de Ley, a comer.
Al salir del trabajo llamé a Cielo por si quería venir pero me dijo que tenia un poco de sueño, que iba a cocinar temprano y se iba a acostar. Raro pero respete lo que me dijo hoy y mucho no le insistí, le dije que la quería mucho y me despedí de ella mandandole un fuerte abrazo a la distancia.
Así de trolo, merezco que me descansen por tres días.
Hablamos de varias cosas en el camino, como que mierda íbamos a comer ya que no había ganas de cocinar.
― Pidan unas hamburguesas, fue ― Propuso Belu y le di la razón pasando mi brazo por sus hombros.
― Eso amigo, unas ganas de comer alta hamburguesa y papas con cheddar tengo.
― Siempre tenes hambre vos ― Sonríe Belén.
― Obvio wacha, desde el mediodía no como nada, estoy que me muero ― Reímos.
Llegamos y nos instalamos en el comedor de la chica. Leyla era bailarina de contemporáneo y estaba hablando de su próxima presentación, a la cual estamos invitados.
― Cielo también está invitada, saqué una entrada extra para ella ― Murmuró Ley a mi lado y le sonreí.
― Gracias, le voy a decir que seguro la convenzo para que salga conmigo.
― ¿Ahora está en la casa? ¿Tiene algún pasatiempo o algo? Así cuando viene tenemos algo de que hablar con ella, a mi me cayó re bien esa vez.
Reí apenas ― Le gustan las películas, los documentales de asesinos seriales y dibujar, dibuja y pinta muy piola, también le gusta sacar fotos.
― Bueno lo de los documentales es normal ― Le quitó importancia y la miré asustado, era verdad lo que Cielo me dijo, están todas desquiciadas ― Lo otro me gusta, una artista en el grupo, cheto.
― Ya la adoptaste, no sabes el talento que tiene, hizo un mural re zarpado en su casa, para te muestro ― Le digo sacando mi celular y mostrandole una foto de el mural en proceso.
― Eu boludo está cheto, que piola ― Dice y asiento, me sentía orgulloso de poder mostrar lo que ella hacía ― ¿No fue al concurso?
― ¿Qué concurso?
― Flaco, está en todo Buenos Aires, una facultad de artes está haciendo un concurso de dibujos y eso, son como por rondas y el que gane tiene una beca en una carrera de Artes Plásticas creo.
― ¿Vos me podrás averiguar algo de eso? Cielo me dió unos dibujos hace rato ― Comenté.
― ¿Qué pensas hacer Mateito?
― Demostrarle al mundo lo que yo veo en ella ― Susurré.
Nos pusimos de acuerdo con Leyla al otro día y fue a casa a la mañana, Cielo tenía que tomar más pastilla en una hora.
Anoche ya habíamos averiguado un poco por Internet, llenamos un formulario, gracias a algunos datos que Silvina me dió también, y nos quedaba mandar un dibujo a lápiz, elegí uno de los que ella me había dado, ya tenían su firma en la parte de atrás así que Leyla me hizo el favor de llevar el sobre, con la condición de que ella la vaya a ver bailar y que después quería juntarse con Cielo y Belu, para que se conozcan más.
Me gustaba que quisiera integrarla, así tenía más amigos.
Cuando mi amiga se fue, esperé un rato a que se hagan las nueve menos diez, que es cuando suena la alarma de Cielo para levantarse, abrirme, y que tome la pastilla. Teníamos todo calculado.
Cada ciertos días, ella se iba a terapia, hoy creo que tenía que ir, y apenas me abrió me abrazó.
― Que cariñosa ― Dije sonriendo mientras entraba con ella todavía en mis brazos a su casa y cerraba la puerta.
― No quiero ir ― Habla contra mi y la miré ― Me da mucha paja.
― Ya sé linda, pero tenés que ir, por tu bien.
Me miró ― ¿Me querés acompañar hoy? Total vas, das un par de vueltas con mi tía por ahí y después me pasan a buscar.
Puse mis manos en sus mejillas ― Obvio que te acompaño ― Ella paso sus brazos por mi cuello y mi pulso se aceleró ― Siempre te voy a acompañar ― Me acerqué más a ella y se relamió los labios, haciendo que mi mirada baje a estos, quedándose ahí.
Podía ver su nerviosismo, seguro yo estaba igual ― Gracias.
― Sabes que no me cuesta nada ― Murmuré antes de bajar una de mis manos a su barbilla y poder arrimarla más hacia mi, hace rato que quería...
Y sonó la alarma de su celular ― La pastilla ― Dijimos al mismo tiempo y nos separamos.
Ella la tomó sin chistar y subió a cambiarse, tenia cita a las nueve y media asique Silvina iba a venir en cualquier momento.
Y ahí me acordé, tenía que decirle a Cielo sobre el concurso ya que lo había hecho sin su consentimiento. Pero en mi defensa ella me dió los dibujos y me dijo que hiciera lo que yo quiera con ellos, prácticamente me dió su autorización, si lo vemos de alguna manera, bastante rebuscada.
Cuando ella estuvo lista, esperamos a Silvina en el sillón mirando una youtuber que reseñaba películas que a Cielo le gustaba mucho.
Escuchamos una bocina y salimos de la casa.
― Hola tía ― Saluda la de ojos celestes y sube al asiento del pasajero, yo subo atrás.
― Hola tía ― Digo yo también y ríe, Cielo me mira seria.
― Es mi tía gil, conseguite la tuya.
― Perdón pero primero fue mi tía, yo tengo un año más que vos ― La señalo.
― ¿Y vos como sabes que sos un año más grande, a ver? ― Se cruza de brazos.
Porque te inscribí en un concurso de una facultad de artes me parece.
― Porque me dijo la tía Silvina ― Recalqué y me sacó al lengua, gesto que le devolví ― Entonces, 6 de febrero, lindo calor para tu cumpleaños.
― ¡Tía! ― Se queja, la mayor sólo manejaba y se reía.
― ¿Qué? ¿Me ibas a hacer lo mismo que me hacías cuando te preguntaba como te llamabas?
― ¿Hizo que? ― Preguntó Silvina, divertida.
― Estuvo un montón de días dándome vueltas haciéndose la misteriosa sin decirme su nombre, retala ― Señalé y la morocha me miró indignada.
― Ay Cielo, pobre chico ― Comenzó y su sobrina me miró mal ― Míralo pobrecito, es más bueno, el quería ser tu amigo nomas.
Pff si, amigo le dicen. Si no fuera por la alarma del culo esa, me hubiese dado mi primer beso con Cielo.
Sonó muy romántico, demasiado de mi parte.
― Ay si, re pobrecito ― Dijo con sarcasmo.
A los minutos, llegamos a la casa de Mariana que es donde tiene su consultorio o como pingo se diga. Cielo bajó sin ganas y arrastrando los pies.
― Eu ― La llamé ― Yo te voy a estar esperando, cuando salgas voy a estar acá ― Le dije mientras Silvina tocaba el timbre de la casa.
Se puso frente a mi y asintió ― Okey, gracias por acompañarme ― Sin darme tiempo a responder, me dió un beso en la comisura del labio y salió casi corriendo entrando con su psicóloga.
Yo me quedé ahí, quieto y sonriendo como un boludo, y completamente rojo.
Silvina pasó por mi lado, me miró y se rió ― Son dos nenes, vení vamos a comprar unas cosas que hacen falta en lo de Cielo.
Cielo.
Al salir de mi tortura con la psicóloga, Mateo me esperaba apoyado en el auto de mi tía, la que estaba dentro del mismo escuchando la radio.
El beso que le dí antes de entrar fue un error de calculo mio, no iba con otra intención.
¿O si? Ah se hacía la interesante.
Al llegar frente a él, me abrazó en forma de saludo y me abrió la puerta del vehículo para entrar en los asientos de atrás, en los que me tiré.
― Correte que puse toda la mercadería adelante como un boludo y ahora no entro ― Me dice y me siento bien, riendo.
― Y sacaba ― Digo mientras el cierra la puerta y mi tía arranca, apoyó su cabeza en mi hombro.
― Me da paja, ya fue, además quiero estar con vos ahora, te extrañé ― me abraza por la cintura y mi corazón dió un vuelco.
― ¿Cómo te fue chiqui? ― Pregunta Silvi y la miro de una manera que sólo ella entendió, asintió en silencio, Mateo levantó la cabeza esperando mi respuesta y me tocó mentirle un poco ― Bien, mejor.
No quería que se haga la cabeza al pedo, pero yo no estaba bien, los antidepresivos eran una mierda, me los tenían que cambiar porque mis pesadillas se hicieron peores y me costaba despertarme. No servían de nada.
Lo único positivo fue que pasé de tener esos ataques de gritos todas las noches, a una o dos por semana, en los últimos quince días. Para eso eran efectivos los antidepresivos del orto, los odio con mi vida. Mañana tengo que ir al psiquiatra a ver si me van a dar otros o no, divertidisimo.
No estaba bien, lo sabía. No me sentía bien, para mi el tratamiento no servía y nada me ayudaba o me calmaba, no había mejoría en mi y yo ya siento que Mariana se está dando por vencida.
Yo me estoy dando por vencida.
Mateo se había acomodado en mi pecho y tenía los ojos cerrados, seguramente se estaba quedando dormido.
Dejé un beso en su cabeza y unas lágrimas rodaron por mis mejillas, estaba harta de esto y ahora tenía que ocultarle a él único amigo que tenia como me sentía.
Tenía un vacío en el pecho, siempre me dolía la panza o la cabeza, estaba sin apetito y tenía los ojos llorosos casi todo el tiempo, aguantando las lágrimas.
Hoy hablamos con Mariana de los sentimientos, de cómo me sentía en Buenos Aires, y como fue el cambio. Me aconsejó que no pensara tanto en lo que sentía y que haga más actividades recreativas, que busque algo que me motive a tener una vida más dinámica y normal.
Las pocas veces que me sentía bien era con mi tía, con la familia Palacios y por sobretodo con Mateo, aunque había veces, la gran mayoría, en las que yo estaba mal y él estaba ahí, para no dejar que caiga.
No intentaba lo que todos, que me sienta mejor. Sólo lo aceptaba y estaba por si quería mirar una película, quería llorar o por si simplemente quería un abrazo.
Me daba cosita que haga tanto por mi, siento que le debo algo.
Ya se lo voy a compensar.
Lo miré, su respiración era pausada, definitivamente estaba en un profundo sueño. Puse mi man en su mejilla y la acaricié por un rato, después las deje en su pelo, pasando mis uñas suavemente por su cuero cabelludo.
― Ya llegamos ― Anuncia mi tía y sonrío ― Despertalo y ayúdame con estas cosas.
Asentí y saqué mi mano de su pelo ― Eu Palacios, ya llegamos
― Mmm ― Gruñó despacito ― Que sueño loco, yo estaba tan bien ― Dice saltándome y se talla los ojos. ― Hola ― Dice soñoliento y reí.
― Hola, ¿Me ayudas a bajar esas bolsas? ― Pregunto mientras me bajo y sale atrás mío.
Bajamos todo y lo dejamos en la mesada mientras entre los tres ordenamos todo.
― Mateo sabe más donde van las cosas que vos misma ― Me dice Silvi y Reí asintiendo ― Yo me voy, tengo que ir a trabajar, peor cualquier cosa me avisan, cierro en la entrada yo, los quiero y cuídense ― Nos saluda a los dos rápidamente y se va.
Miré al morocho ― ¿Sale siesta? ― Digo y sonríe cómplice.
Se saca el buzo y lo deja en el sillón, mientras camina hacia mi, habla ― Sale nomas.
Sin esfuerzo me levanta en sus brazos y enriedo mis piernas en su cintura, camina entre risas a mi cuarto y se sienta. Bueno, ¿Que íbamos a hacer? Cómo qué ya me olvidé.
― Sos re livianita ― Dice riendo apenas y poniendo sus manos a la altura de mis costillas, me tensé y me acosté en la cama, él se acostó en mi pecho ― ¿Estás bien?
Tragué grueso y le di una sonrisa casi falsa que apenas se notó ― Si, estoy bien.
Se acostó sobre mi y dejo un beso en mi cuello ― Te quiero Eva ― Dijo entre dormido y llevé mis manos a su pelo para cerrar los ojos y poder dormir un poco.
¿Qué hago con vos ahora Mateo? ¿Cómo te oculto esto?
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ACTUALICÉ SIN QUERER JAJAJJAJAJ LPM me iba a piedra a escribir, estaba corrigiendo y sin querer actualicé, sorpresa dea
denme tips para no obsesionarme más con blackpink porque hace TRES HORAS que soy escuchando las mismas canciones y siento que es un viaje de ida esto, estoy así:
pd: Jennie y Jisoo son mis favoritas en lo que es como cantan, obvio cómo rapea y baila Lisa, y Rosé, simplemente 🛐Rosé🛐
En estos momentos tengo el pelo como Lisa y lo quiero como Rosé dea
bueno dejo de boludear y me voy ixbfisksid