John
Acompaño a Stacy de vuelta a su casa a pesar de que insista en que no hace falta, cuando llegamos me despido de ella con un beso y vuelvo a mi casa, dónde me espera una dulce niña de seis años que quiere que la acueste en su cama. Extiende ambos brazos hacia mí y la cojo entre mis brazos, la llevo a su cama y la acuesto. Me pide que compruebe si hay monstruos en el armario o debajo de la cama y eso hago.
- No hay nada - digo -. Oh, espera, la nada es peligrosa, ¿no es así?
- Sí que lo es, la nada acecha por todas partes.
- ¿Y eso cómo lo sabes? - le pregunto - No se ve.
- ¿Cómo quieres que sepa su aspecto? , la nada es la nada, podría ser cualquier cosa.
- Ya veo... Buenas noches pequeña - me despido y le doy un beso en la frente.
- Buenas noches.
Salgo de su habitación y bajo al salón dónde están Marie y Cindy, peleándose por el sofá más grande, ya que hay dos.
- Yo soy más mayor, así que el sofá más grande es mío- Dice Cindy.
- Y yo soy la más joven, el sofá es mío.
Mientras discuten acerca de quién se va a quedar el sofá más grande, yo me acuesto en el, ocupando todo su espacio, sin dejar un hueco libre. Cojo el mando a distancia y enciendo la tele, pero no oigo nada por culpa de ellas.
- ¿Qué coño haces? - me pregunta Marie cuando se da cuenta que me he apoderado del sofá.
- Intento ver la tele, ¿os importa?
- No nos estamos peleando por el sofá para que vengas tu y te acuestes, vete - me ordena mi queridísima hermana.
- Hace un rato os dejé aquí, acostaditas y tapaditas, felices y contentas, y un poco resfriadas y, ahora os encuentro discutiendo, sois demasiado raras ¿sabéis? - digo y ambas se cruzan de brazos - Por cierto, tenéis un aspecto horrible, habéis pillado un resfriado, iros a la cama y dormid.
- No estaría resfriada si la rubia tonta no me hubiese tirado al suelo - dice Marie refiriéndose a Cindy -, ha sido un día horrible el de hoy, en serio, entre la tía Margarette, el cardo de su novio y el borracho de en antes... por cierto, voy a tener un trauma de por vida gracias a ese hombre.
- No soy tonta - interviene Cindy - No todas las rubias son tontas: Stacy no lo es, ni Noa y tampoco yo.
- En eso tienes razón - digo-. Solamente eres un poco infantil.
- Habló.
- Iros a dormir - les ordeno, ellas gruñen pero obedecen -. Y tomaos alguna pastilla, o algo - les aconsejo.
Saco mi móvil y miro mis mensajes, me habla gente que ni conozco, veo que Jake ha aceptado hacer la fiesta en su casa, le doy las gracias y se lo notifico a Stacy, me dice que ya se lo ha dicho y que ya le ha dado las gracias.
- WhatsApp -
Stacy: ¿Sabes? Mi hermana te habría caído estupendamente.
John: De eso no cabe duda. Lamento no decir lo mismo acerca de mis "padres", no me caen bien ni a mí.
Stacy: Siento mucho eso, ¿te has parado a pensar alguna vez dónde se encuentran?
John: Si te digo la verdad, nunca me había parado a pensarlo, fueron a la cárcel, eso es lo único que sé.
Y era verdad, nunca me lo había planteado, y ahora tengo la duda de saber dónde están, bueno, en realidad, simplemente quiero saber si siguen vivos (cosa que seguramente estarán) no me interesa nada de ellos. Sigo viendo el partido de fútbol que están dando en directo, aunque no me interese mucho, no me interesan los equipos que juegan.
- No puedo dormir - dice Shannon desde las escaleras, restregándose los ojos con los puños y con la respiración acelerada -. He tenido una pesadilla.
La acompaño a su habitación y me acuesto con ella.
- Cuéntame la pesadilla, ¿qué pasaba?
- Te ibas, estabas conmigo jugando, y luego... no estabas, pasaban semanas y no regresabas, y al despertarme y ver que no estabas conmigo, me he asustado.
- Eh, tranquila, eso no va a pasar, no me iré, estaré siempre contigo, ¿de acuerdo? - ella asiente y se duerme.
¤ ¤ ¤
Despierto sobresaltado, sigo en la habitación de Shannon (aunque en el suelo, la pequeña duerme horriblemente fatal, y como tenía sueño, me dio pereza ir a mi habitación), otra vez he soñado con ellos, con mis padres biológicos, y eso hace que mi curiosidad por saber algo de ellos aumente. Cuando veo a Stacy le lo de mi sueño y entonces le digo:
- Voy a ir a visitarles, a la cárcel.
- John... ¿Estás seguro de eso?
- No, no lo estoy, pero la intriga me está matando.
- No sé si deberías.
- Yo tampoco, pero lo voy a hacer, soy así de gilipollas.
- Está bien, hazlo, pero yo te acompaño.
- Vale, gracias - le agradezco y la beso.
¤ ¤ ¤
Días después decidimos ir a la cárcel donde supuestamente están mis padres, que se encuentra a casi una hora en coche desde mi casa. Cuando llegamos pido ver a los señores Enrique y Kirsten Marais, mis padres.
- Johnathan Marais... Es bonito - dice Stacy.
- Sí, supongo que sí, suena bien. Pero me gusta más John Cortés.
- Sí, es mucho más sexy - dice y reímos.
Llega un guardia con una carpeta entre sus manos y nos dice:
- Los señores Marais salieron de aquí hace más de dos años.
Definitivamente, eso no me lo esperaba; ni un poco.
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