Una novia para Tamao

By SilentDrago

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Historia que transcurre tiempo después del final de la serie. Tamao aún no logra superar su amor no correspon... More

Vivir así es morir de amor
No hay ni un corazón que valga la pena
Elle était si jolie
Non, je ne regrette rien
Voilà c'est fini
Elle me donne rendez-vous
L'amour est bleu
Nous les amoureuses
Ne partez pas sans moi

Merci, chérie

56 10 4
By SilentDrago

Gente, prometí que esta historia sería más bien breve, de unos diez capítulos. Pues bien, aquí está el décimo capítulo y, con él, el cierre del fic. Ya en el anterior hubo un caos en la colina, así que, como anticipo, les comentaré que este es más tranquilo; pero no tienen que creerme, así que los dejo para que lean y abajo nos vemos con más.


—Bienvenida, Tamao-chan.

Nagisa miró a su amiga con amabilidad, mientras que esta se veía realmente apenada, con las lágrimas a punto de brotar de sus ojos.

Sin previo aviso, Tamao se abalanzó sobre la pelirroja y la abrazó con toda la fuerza que le era posible. Ahí se largó a llorar.

—¡Perdóname, Nagisa-chan! ¡Me descargué contigo sin que lo merecieras! Tú... tú solo querías ayudarme... Recién hoy me di cuenta... Por favor, perdóname...

La ojirroja correspondió al abrazo y también se desahogó; entendió que el dolor y desesperación de Tamao sacaron lo peor de ella, pero que su amiga no era realmente una mala chica.

—Te perdono, Tamao-chan.

La peliazul sintió paz por fin al escuchar aquellas palabras.

—Gracias... Gracias por todo.

Las heridas y resentimientos habían quedado atrás. Era momento de dar el punto de partida a una nueva etapa de su amistad, una en la que los celos y la tristeza no tuvieran cabida.

—Gracias por ayudarme. Gracias por tratar de darme ánimos. Gracias por no alejarte de mí aun cuando me enojé contigo. De verdad eres una gran amiga, Nagisa-chan.

—No es para tanto, Tamao-chan. Solo hice lo que tenía que hacer.

Las dos finalmente se separaron y se sentaron en sus respectivas camas, quedando frente a frente.

—Ahora que la situación ya está mejor, podría contarte sobre lo que hicimos Chikaru-san y yo. Digo, si tú quieres.

—Me encantaría.

La conversación se extendió por horas. Nagisa vio a Tamao mucho más animada y fresca, cosa que la hizo alegrarse. Había recuperado a su amiga, a esa vieja amiga que la recibió aquel lejano primer día en Astraea.

(...)

Al día siguiente, las alumnas recién graduadas debían abandonar la colina y, siendo como era, Chikaru estaba lista para tomar un nuevo rumbo en su vida. Ubicada al borde de la escalera que separaba a Astraea del exterior, con una enorme maleta a su costado, le echó un último vistazo al que había sido su hogar por años. Ahí dejaba una parte de su corazón y recuerdos imborrables.

Poco antes de irse, la pelinegra se había reunido con sus kouhai. Kizuna y Remon lloraron a lágrima suelta, mientras que Kagome mantuvo su semblante habitual, aunque no por ello estaba menos triste. Lo mismo podía decirse de Percival, quien, a pesar de ser solo un oso de peluche, se había convertido en un querido amigo para todas.

—Prométanme que serán buenas y que disfrutarán cada día. Pueden seguir con los clubes que fundamos, no tengo ningún problema con eso —les dijo.

Habiéndose despedido de las menores, solo le faltaba una persona más, aquella que se había convertido en la más importante para ella en toda la colina.

—¡Chikaru-san!

—¡Tamao-chan!

La peliazul vino corriendo para decirle adiós a su novia, quien la recibió con un fuerte abrazo.

—¡Cuidado! Casi te caes.

—Es que quería llegar cuanto antes. Tuviste que esperarme durante semanas; ahora no podía ser tan impuntual.

Chikaru se rio. En cuanto a Tamao, agachó un poco la mirada mientras una sonrisa melancólica aparecía en su rostro.

—La colina será muy distinta sin ti. Ya no habrá Emperatriz en la Sombra ni nada que se le parezca, Lulim no tendrá a su emblemática presidenta y... yo no tendré a mi novia cerca.

Una lágrima se le escapó.

—Tamao-chan, tú eres una chica mucho más fuerte de lo que crees. Has pasado por bastantes cosas hasta ahora y, a pesar de las dificultades, siempre saliste airosa. El no tenerme por los alrededores es solo una más de esas dificultades. —Sonrió—. Lo bueno es que, como sabes, no será algo eterno. El próximo año será el sexto que estés aquí, el último. Después de eso, podremos estar juntas en todo momento. —Le acarició con suavidad la mejilla—. Mientras tanto, prometo enviarte cartas cada semana.

—¿En serio lo harás?

—Por supuesto. —Continuó acariciándola—. Pero tú prométeme algo a mí también: que seguirás ayudando a todas en la escuela y lo darás todo como presidenta de Miator.

Tamao miró a Chikaru con decisión.

—Haré mi mejor esfuerzo.

—Sé que puedo confiar en ti.

Las dos se besaron con ternura.

—Solo espero ser la mitad de buena de lo que tu fuiste.

—Estoy segura de que sí. Es más, creo que podrías ser incluso mejor que yo.

—Lo dudo, pero gracias por tenerme fe.

La brisa empezó a soplar, moviendo el negro cabello de Chikaru como si fuese un banderín. Aquello impresionó a Tamao, quien no recordaba haber visto a su pareja tan hermosa antes, a pesar de su evidente atractivo.

—Hasta que nos volvamos a ver, amor.

—Estaré esperando tus cartas.

Las dos volvieron a besarse. En esta ocasión fue un beso mucho más largo, que transmitía mayores sentimientos.

—Adiós, Tamao-chan.

—Adiós, Chikaru-san.

La pelinegra tomó su maleta y comenzó a bajar lentamente la escalera. Detrás de ella quedó Tamao, quien se llevó las manos al pecho y escuchó en silencio tanto al viento como a los latidos de su propio corazón.

«Buena suerte en tus futuros proyectos, amor. Ahora aguarda por mí».

(...)

Un año después

—¡Mira, Tamao-chan, recibí otra carta de Shizuma-sama!

—Eso es genial, Nagisa-chan. Yo también tengo una, de Chikaru-san.

Las dos amigas de Miator cursaban ya el sexto año. La peliazul se había mantenido como presidenta de su escuela, mientras que la pelirroja, aunque no era parte de ningún club o algo parecido, seguía manteniendo una alta popularidad entre las alumnas.

—Felicitaciones. ¿Puedo saber qué te dice?

—Sí, está bastante ocupada con sus clases en la universidad, pero lo está disfrutando mucho —dijo feliz—. Incluso les ha hablado a sus nuevas amigas sobre mí.

—De verdad que está muy enamorada de ti. Y hablando de amor, ¿supiste lo de Chiyo-chan y Kagome-chan? Realmente me sorprendió.

A pesar del ambiente religioso que se vivía en Astraea, la cantidad de parejas lésbicas visibles aumentó considerablemente. Que hubiese dos declaraciones de amor públicas los dos años anteriores ayudó más de lo que pensaron; no les quedó más alternativa a las monjas que flexibilizarse un poco y aplicar la máxima bíblica de «Dios es amor».

—Quizás Percival sea el padrino de su boda, claro, cuando tengan edad —bromeó Tamao—. ¿Sabes qué? Creo que eso me da una idea para un nuevo poema.

—¿Quieres que te deje sola para que te inspires?

—No es necesario.

A pesar de que su amiga le dijo que podía quedarse, Nagisa prefirió salir del cuarto para no interferir con el proceso creativo. Eso le dio espacio a la peliazul para expresarse libremente; tener a Chikaru en su vida le había devuelto la sonrisa y elevado el espíritu, algo excelente para una enamorada del amor como ella.

Tendría que esperar todavía unos meses más para verla, pero ahora veía un futuro brillante enfrente suyo. En el entretiempo, buscaría ser la mejor versión de sí misma, sin importar cuánto debiese esforzarse.

(...)

«Shizuma-sama, las cosas en la colina han cambiado para bien. Las chicas como nosotras se muestran sin ningún problema y el ambiente en Miator ya no es tan rígido. Sí, todavía mantiene ciertas reglas de etiqueta, pero ya no es considerada una fábrica de esposas como antes».

Nagisa, parada muy cerca del lago, veía las azules y quietas aguas. El viento soplaba con suavidad y le rozaba la piel y el cabello, lo que la hacía pensar en su amada Shizuma.

«Tal vez no todas las parejas se mantengan al terminar su estancia en la colina, pero sé que muchas sí lo harán: Chiyo-chan y Kagome-chan, Kizuna-chan y Remon-chan, Amane-senpai y Hikari-chan, Yaya-chan y Tsubomi-chan, Tamao-chan y Chikaru-san... y, por supuesto, tú y yo».

Se acercó un poco más al lago; quería deleitarse con la vista.

«Muchas deben o deberán soportar la distancia. No es una tarea fácil y lo digo por experiencia propia; la nostalgia pesa demasiado. Pero Tamao-chan y yo hemos sido capaces de enfrentarla porque sabemos que personas maravillosas nos están esperando. Sabiendo eso, ¿qué problema hay en esperar unos meses más?».

Nagisa colocó una mano sobre su corazón y sonrió en silencio, feliz por todo lo que se vendría para ella y sus amigas.


Lectores, así como este 2021, hemos llegado al final.

Como pudieron ver, las cosas terminaron bien para las chicas, a diferencia de la pareja en el tema que le da nombre al capítulo. «Merci, chérie» es una canción en alemán (a pesar del título en francés) del cantante austriaco Udo Jürgens, en la que se habla del fin de una relación, aunque el intérprete le agradece a su ex por los buenos tiempos que pasaron juntos. Supongo que algo de eso se aplica para Tamao y Nagisa, aun cuando no sea un calco.

Espero que el viaje no los haya decepcionado y, como digo en estos casos, dejo la puerta abierta para escribir más fics de la serie, aunque lo más probable es que sean one-shots, para privilegiar las cosas que no publico en internet.

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