Heridas de guerra | Bucky Bar...

By LauReckett

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Cuando te pierdes diez años de tu propia vida, solo quieres salir y vivirla sin tapujos. Lamentablemente la... More

Playlist, aviso y advertencia de contenido.
Capítulo 1 ~ La abuela Peggy.
Capítulo 2 ~ 10 años perdidos en 10 segundos.
Capítulo 3 ~ Había una vez en un bunker.
Capítulo 4 ~ Si me llevas al cielo yo te arrastro al infierno.
Capítulo 5 ~ Fury no puede saber que visito a Romanoff.
Capítulo 6 ~ No te atrevas a confundirme con Peggy.
Capítulo 7 ~ Gracias por cuidarme Nick.
Capítulo 8 ~ Placer culpable por las Carter.
Capítulo 9 ~ Todos los que intentan cuidarme terminan muertos.
Capítulo 10 ~ Follame y ayúdame a olvidar todo lo que pasó🔞.
Capítulo 11 ~ Bienvenido al infierno capitán Rogers🔞.
Capítulo 12 ~ Los trágicos amantes de los 40.
Capítulo 13 ~ No me obligues a visitarla.
Capítulo 14 ~ Aunque estés consciente, sigues siendo una inconsciente.
Capítulo 15 ~ ¿Quién diablos es Bucky?.
Capítulo 16 ~ No quiero matarla.
Capítulo 17 ~ Shield no es lo que creíamos.
Capítulo 18 ~ Al menos puedo tener justicia.
Capítulo 19 ~ ¿Te casarías conmigo?.
Capítulo 20 ~ Señora Barnes.
Capítulo 21 ~ Unidos en cuerpo y alma🔞.
Capítulo 22 ~ Follar sin culpa🔞.
Capítulo 23 ~ Le jodiste la vida a mi amiga.
Capítulo 24 ~ Despertando al soldado del invierno🔞.
Capítulo 25 ~ Bienvenida al infierno Devushka🔞.
ESPECIAL NAVIDAD ~ Un collar, un anillo, una promesa y una canción.
Capítulo 27 ~ El tiempo pasa, pero las cosas no cambian.
Capítulo 28 ~ ¿Creíste que eras la única que quería venganza?🔞.
Capítulo 29 ~ Ya no te necesito.
Capítulo 30 ~ Nunca te pedí un polvo de despedida.
Capítulo 31 ~ 3 años marcan la diferencia.
Capítulo 32 ~ Las damas de Madripoor.
Capítulo 33 ~ Los lazos son más fuertes.
Capítulo 34 ~ La fiesta de la discordia y de los nuevos amores.
Capítulo 35 ~ Solo lo hago por Emma.
Capítulo 36 ~ Volverte a tener🔞.
Capítulo 37 ~ El cuadro de la discordia.
Capítulo 38 ~ Team Renegados.
Capítulo 39 ~ Morgan Blake.
Capítulo 40 ~ Los juegos de la noche rusa.
Capítulo 41 ~ Mi pequeño rayito de sol.
Capítulo 42 ~ Pacto de paz.
Capítulo 43 ~ Secretos y mentiras.
Capítulo 44 ~ Cuatro caras y una moneda. [Parte 1]
Capítulo 45 ~ Cuatro caras y una moneda. [parte 2]
ESPECIAL EMMA BARNES ~ Cartas a papá.
Capítulo 46 ~ Vestiditos florales y llamadas especiales.
Capítulo 47 ~ En las filas del enemigo.
Capítulo 48 ~ Posdata: Te amo papá.
Capítulo 49 ~ Ave fénix.
Capítulo 50 ~ Cállate y bésame🔞.
Capítulo 51 ~ Bienvenida a Shield.
Capítulo 52 ~ El legado de las Carter.
Capítulo 53 ~ Larga vida al presidente.
Capítulo 54 ~ El farsante.
Capítulo 55 ~ La reina de las traiciones.
Aviso "Los 7 pecados de Alice"

Capítulo 26 ~ Eres libre🔞.

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By LauReckett

Maggie

Habían pasado 3 días desde que mis tíos, mi papá y mis amigos habían dejado Wakanda, luego de que la entrevista y los negocios entre mi tío Tony y T'Challa se consumaran.

En mi cabeza seguía rondando lo que me dijo mi tía Pepper antes de irnos, ya que de todas las personas que estaban aquí, ella era una de las que más me conocía. De hecho, la conocimos cuando mi mamá la contrató para ser mi niñera, luego se convirtió en la secretaria de mi tío y bueno, el resto es historia, su historia.

- Te estás enamorando de él. - me susurró mi tía, antes de subirse al avión privado que los transportaba. Solo la miré confundida.

- No... Claro que no. - dije nerviosa. - solo nos hacemos compañía y disfrutamos el momento, pero no estoy enamorada, apenas lo conozco hace un mes.

- A veces solo necesitas unos días.... Cuando es el indicado el tiempo no importa, solo mírame y mira a tú tío, apenas lo conocí, me enamoré perdidamente de él. - se acercó a mí y me dejó un beso en la frente. - no está mal que sientas Maggie, déjalo fluir, la vida es una sola y no todos los días recibes a un chico guapo que te mira como si fueses la obra de arte más hermosa del mundo.

Me sonrojé y no supe que responder, puesto que no era la primera persona que me decía que James me miraba muy lindo, Shuri y Nat también opinaban lo mismo.

- No sé lo que es el amor, tía Pepper. - solté, encogiéndome de hombros. - así que... no podría admitir siquiera que algún día me sienta enamorada.

- Es algo que no se describe linda... solo lo sientes. - tomó mi mano. - algo en tu pecho te dice que estarías dispuesta a cualquier cosa por esa persona y hay tal conexión que sientes todo lo que la otra siente. Sufres, lloras y ríes con esa persona, como si fuesen una.

- Suena como si lo hubieses sacado de un mal libro de poesía. - bromeé.

- Acabas de demostrarme que eres igual a tú tío, pequeño rayito de sol. - dijo al rodar los ojos y abrazarme con fuerza. - te quiero mucho, quiero que te cuides y te comuniques, no me importa cómo, si tengo que aprender a leer señales de humo, lo haré.

Sentí como lagrimas involuntarias se mostraban por mis ojos. Luego de la muerte de mi mamá y el poco interés de mi abuela, la única figura materna que tuve en mi vida fue ella, mi tía Pepper, que, aunque no tuviese ningún atisbo de sangre conmigo, había estado a mi lado en el funeral de mis padres, me había peinado y colocado un bonito vestido negro. Siempre estaba preocupada por mí, me llamaba seguido y me mandaba regalos de navidad al búnker, siempre resguardando que nadie pudiese descubrir nada.

A mi tío lo quería, pero de los dos, siempre la elegiría a ella.

Ahora estaba en el laboratorio de Shuri, terminando los detalles para comenzar con la implementación de palabras para acabar de raíz con el soldado del invierno. Shuri ya había mandado a instalar la capsula en la que metería a James, para entrar a su cabeza e implementar otra laguna, una que provocara un efecto de resguardo a las palabras del soldado. Acabaríamos con él, pero con las mismas palabras con las que era encendido.

No podía negar que no estaba asustada, quizás más que James, quien si tenía algún indicio de estar asustado, no lo demostraba para nada, de hecho había bromeado toda la tarde con los guardias de Wakanda y T'Challa, que estaba con nosotros para ver que todo fuera bien y darnos apoyo emocional, sobre todo a mí.

- Empezamos en 5 minutos. - informó Shuri.

Me acerqué a James, mientras llevaba los implementos necesarios para aplicarle un catéter en su brazo.

- Con una enfermera así de hermosa, me dejaría pinchar todos los brazos. - bromeó.

- Sólo tienes uno James. - dije, entre risas.

- Bueno... este brazo es todo tuyo. - soltó, mientras acercaba sus labios a mi oreja. - y puedes utilizarlo para otras cosas, ya sabes cuales. - susurró en mi oído, lo que hizo que se me pusiera la piel de gallina.

Reí nerviosa y tomé su brazo para colocar el catéter, con una aguja más gruesa de lo normal, puesto que las regulares se rompían antes de entrar.

- Está listo señor Barnes. - dije, actuando como alguien profesional.

- Señora Barnes. - me siguió el juego. - insisto en que me llame por mi nombre.

- ¿Y cuál es su nombre señor Barnes?, no tengo el placer de recordarlo.

- Fitzwilliam, señora Barnes.

Solté una fuerte carcajada, mientras sentía como su brazo de metal rodeaba mi cintura.

- Es un gran nombre, de hecho, el protagonista de mi libro favorito lleva ese nombre.

- Y es que, la mujer que puso mi nombre tiene muy buen gusto.

- Así veo. - dije, dejando un pequeño beso en sus labios.

De la nada, sentí una gran angustia en mi pecho, pensando en que quizás este podría ser el último momento que tuviésemos juntos, que quizás esto no funcionaba y todo era para peor, por un momento pensé en derrocar todo y seguir así, como estábamos.

Pero eso no era posible, los dos sabíamos que vivir con ese miedo de que en cualquier momento alguien pudiese despertarlo no era grato, era un riesgo grande, pero un riesgo que James debía pasar, para vivir como él quería, como una persona normal.

Eso no significaba que mis emociones fuesen de vibranio, así que no pude controlarme, cuando justo después del beso, lágrimas involuntarias comenzaron a caer por mis mejillas, haciendo que James comenzara a darme apoyo emocional, cuando debía ser al revés.

- Perdóname.... - dije, entre sollozos.

- Hey, Devushka.... - susurró, mientras tomaba mi rostro con sus dos manos y limpiaba mis lagrimas con sus pulgares. - todo saldrá bien, porque las dos mujeres más inteligentes del mundo están a cargo de esto.

- No soy la mujer más inteligente del mundo...

- Claro que lo eres... dejaste en vergüenza a una institución que se supone debería ser la mejor del mundo...

Bajé mi mirada y posé mi cara en su hombro, escondiéndome, pero el la volvió a tomar, haciendo que lo mirara a los ojos.

- Todos saben lo que puedes lograr, pero necesito que tú te lo creas. - murmuró, mientras dejaba un beso profundo en mi frente. - ustedes hicieron esto y eso hace que yo no sienta ninguna duda....

- ¿Y si no resulta?, quizás es mejor dejarlo así, quedarnos aquí y...

- Seguir teniendo miedo de que en algún momento alguien encuentre las palabras y maneje al soldado a su antojo. - me interrumpió.

Perdí el control de mis lágrimas, mientras apretaba sus manos. Sabía que tenía razón y confiaba en todo lo que habíamos formulado con Shuri, pero nos enfrentábamos a una mente en la que no sabíamos que tipo de cosas estaban implementadas, era como navegar a ciegas.

- Perdóname muñeca, pero voy a someterme a esto, estes o no de acuerdo. - me informó, mientras juntaba nuestras frentes. - prefiero lastimarte por tomar esta decisión, que lastimarte cuando alguien despierte al soldado y este me obligue a terminar su misión....

Sabíamos que la misión pendiente del soldado era matarme, así que si este despertaba, iría por mí.

- Ya debemos comenzar. - sentí como Shuri nos hablaba por la espalda. - las dora milaje van a meterte en la cápsula.

Lo abracé con fuerza, mientras volvía a captar su olor en mis fosas nasales, recordar los pequeños lunares que cubrían su espalda y su brazo. Lo tomé del rostro y visualicé sus hermosos ojos azules, su pequeña barba, que, aunque se la rasurara seguido, siempre crecía.

Ahuequé su cara en mis manos y lo atraje a mis labios, besándolo con pasión, mientras apretaba mis ojos, rogando que este beso pudiese repetirse otra vez.

- Te quiero. - susurré en sus labios.

- Yo también te quiero, Devushka. - vi como cerraba sus ojos y sacaba su brazo de mi cintura.

Shuri me tomó por los hombros y me sacó de la escena, mientras sentía como las dora milaje cerraban la cápsula. Entré al panel de control para verificar que las ondas neuronales estuviesen estables, mientras apretaba un botón que soltaba la anestesia dentro de la cápsula, durmiéndolo de inmediato.

Vi como Shuri bajó a la parte inferior de la planta, para comenzar a introducir su propio agujero en la mente de James, el agujero que derrocaría al del soldado. Tomó su computadora y vi como de un rayo, sacó un holograma del cerebro de James, quise morir cuando escuché por el comunicador, como Shuri dictaba las palabras que encendían al soldado del invierno.

- Meggs, si bien veo que hay otros agujeros, haré que todos se derroquen cuando escuchen estas palabras, el escudo se prenderá cuando alguien las diga, dejándolo libre del soldado.

Sonreí casi por instinto, si funcionaba, mi misión con James estaría terminada y él sería un hombre libre.

- Pero si esto no funciona...

- ¡¡¿Qué pasa si no funciona?!! - solté asustada.

- No sé que le puede pasar a una mente que ya tendría implementada dos agujeros de esta magnitud...

- ¿Qué significa eso?

- Sabes lo que significa Meggs. - soltó, sin dejar de operar la máquina.

- No, no lo sé. - mentí.

- Que podría no despertar, que sería demasiado para su cabeza.

Sentí como mi pecho se apretó, haciendo que me faltara la respiración, al parecer Shuri lo notó, porque entre susurros que casi ni escuchaba, me pedía que respirara.

- Margaret, todo saldrá bien. - sentí la mano de T'Challa en mi hombro, acto que hizo que mi respiración se controlara. - James es fuerte.

T'Challa tenía razón, James había pasado por cosas mucho peores, había aguantado torturas de todo tipo y calibre, él debía superar esto.

Perdí la noción del tiempo y me sentía como muerta en vida cuando verificaba sus signos vitales, que estaban normales, al igual que su actividad cerebral.

Ni siquiera noté cuando Shuri subió al control para avisarnos que ya había terminado, solo sentí como corrió a mi lado y me abrazó con fuerza.

- Meggs, lo logramos. - dijo, sin dejar de abrazarme. - ahora solo queda esperar a que despierte.

- ¿Cuánto tiempo sería eso?

- Al cabo de una hora, cuando se pase el efecto de la anestesia. - soltó nuestro abrazo. - puedes ir a verlo, lo pasamos a una cama.

Apenas escuché esas palabras, bajé las escaleras del control y fui a ver como estaba.

James seguía dormido, me acerqué hacía él y dejé un beso en su frente, mientras pedía para mis adentros que por favor despertara. Me senté a su lado y tomé su mano, mientras contaba los segundos para que la anestesia pasara.

Habían pasado 2 horas y James todavía no despertaba, cuando según los indicios que teníamos, debía haber despertado hace una hora. Yo andaba de arriba hacia abajo, mientras tomaba el iPad de Shuri y verificaba que sus ondas cerebrales estuviesen en orden.

Todo estaba en regla y eso me desesperaba más, no saber el por qué no despertaba me tenía los nervios de punta y las mejillas mojadas por todas las lágrimas que botaba.

Me volví a sentar a su lado, mientras acercaba la silla a su camilla y posaba mi cabeza en su pecho, para escuchar su corazón. Si había algo de lo que estaba segura, era que no quería sentir esta sensación nunca más, no me gustaba la sensación de perder a alguien. No recordaba lo mucho que me dolió la muerte de mis padres, pero si recordaba la de Fury, la que inventó.

Pero esta, esta sensación no la había sentido nunca, mi mente estaba en blanco y no tenía cabeza para nada más que rogar que James despertara. La frase que mi tía Pepper me dijo hace 3 días se me vino a la cabeza "te estás enamorando de él", algo que claramente no era cierto, pero quizás si lo quería lo suficiente para sufrir por él.

Me quedé escuchando sus latidos con mis ojos cerrados, mientras trataba de controlar mis sollozos, cuando de repente sentí como una mano me acariciaba la cabeza, haciendo que mi control se fuera a la mierda y llorara con todas mis fuerzas.

- Mi amor, no llores por favor. - susurró James, dejándome helada al llamarme así.

Me subí a la cama junto con él y lo abracé por el cuello, mientras soltaba todo el cúmulo de sollozos que había guardado.

- Mi amor, estoy aquí y te prometo que no me iré a ningún lado, no podría dejar a mi hermosa esposa. - soltó sin tapujos, mientras buscaba mis labios para besarme.

Ahí fue cuando me di cuenta de que seguía anestesiado, algo que para él era como estar borracho, sobre todo si intuíamos que no se emborrachaba desde los 40, porque un supersoldado no puede emborracharse.

- James, veo que sigues anestesiado. - dije, entre risas.

- No...no...no - dijo, moviendo su dedo. - para ti soy o mi amor, o mi esposo, James no me gusta. - dijo, haciendo un puchero que me hizo morir de amor.

- ¿Qué tal si te llamo Fitzwilliam? - bromeé.

- O es mi amor, o no es nada. - dijo, apretándome más a su cuerpo.

Solté pequeñas risas, mientras lo miraba a los ojos.

- Está bien, mi amor. - dije y algo en mi estómago se prendió.

Al parecer también se prendió en el suyo, porque tomó mi cara y me besó. Una intensidad que solo teníamos en la cama, tomó mi mandíbula para que su lengua entrara mucho más, haciendo que la danza de estas estuviesen en la misma sintonía.

- Veo que ya despertó. - dijo Shuri, mientras entraba al lado de T'Challa.

- ¡¡Hey amigo!! - le gritó James a T'Challa. - ¿Ya tienes lo que te pedí?, ya sabes, eso que es para mi hermosa esposa.

Vi como T'Challa se acercó y le pidió que se callara, mientras me daba su mano, para que me levantara de la cama.

- James, no arruines las sorpresas.

- Pero si no diré lo que es, sólo diré que es para esa rubia que está justo ahí. - gritó, señalándome. - es linda, ¿verdad?, no... el adjetivo linda le queda corto, es una diosa en todos los sentidos y además no saben lo buena que es en...

- ¡¡JAMES, CALLATE!! - le gritó T'Challa, sorprendiéndonos a todos, porque él nunca rompía los cabales. - no digas algo que deje en vergüenza a tu esposa.

- No podría, solo digo cosas bonitas de ella. De esa mujer que me salvó la vida y se veía tan sexy mientras lo hacía. - yo solo reía al verlo tan expuesto. - doctora Shuri, quiero que me dé el alta.

- ¿Por qué haría eso? - Shuri le siguió el juego.

- Porque necesito salir de aquí, para hacerle el amor a mi esposa. - dijo y mi cara se puso roja por la vergüenza. - se lo merece, por ser tan jodidamente inteligente.

- Okey cariño, es suficiente. - dije, acercándome y poniéndole una mano en la boca. - cállate.

- Si solo mantuvieras mi boca ocupada. - soltó, guiñándome un ojo.

- ¡¡JAMES!! - ahogué un grito. - cállate o te volveré a dormir.

- No mi amor, no lo harías. - dijo, posando su dedo en la punta de mi nariz. - porque me quieres tanto que no podrías sufrir de nuevo, además, extrañarías nuestros moment-

- Cállate o te electrocuto los testículos. - lo interrumpí. - y sabes que si soy capaz de eso.

Vi como se quedó callado y ahuecó su cabeza en la almohada, esperando para que se pasara el efecto de la anestesia.

Shuri me llamó a un rincón, para que habláramos sin que James nos escuchara.

- Apenas se le pase el efecto de la anestesia, Ayo se lo llevara al bosque, para probar si funcionó.

- Está bien, voy a prepararme entonces.

- No Meggs. - me interrumpió. - Antes de la cirugía James me pidió que nadie fuese con él, solo Ayo.

- No voy a dejarlo solo, no en un momento importante...

- Son sus decisiones Meggs.... Es su manera de protegerte, ya sabes por quien irá el soldado si no funciona...

Claro que lo sabía, porque todos se encargaban todos los días de refregármelo en la cara, como la persona que se convirtió en mi esposo tenía un ente maligna esperando para despertar y matarme.

- Está bien... Me quedaré aquí. - mentí, obviamente no me quedaría.

- Okey Meggs. - dijo, cabizbaja.

Me di la vuelta y me acerqué a James para tomar su mano, mientras esperábamos que la anestesia se pasara.

15 minutos después, sentí como lo ayudaban a vestirse, mientras tomaba paso rumbo al bosque con Ayo, una de las dora milaje. Yo, mientras hice como que me iba a mi habitación, pero en realidad me desvié y los seguí a una distancia prudente, no iba a interrumpir su momento, solo quería ver si todo iba bien.

Vi como llegaban a una fogata y James se sentaba en una de las bancas, mientras que Ayo se le paraba en frente, me acerqué un poco más para escuchar lo que hablaban, pero escondida detrás de uno de los árboles.

- Si no funciona, mátame. - pidió James. - no puedo ser un peligro para ella.

- ¿Sabes lo mucho que la lastimarías con eso? - refutó Ayo.

- No la lastimaría más de lo que la lastimaría el soldado del invierno. - vi como bajaba la cabeza. - prométeme que me matarás si no funciona.

- Te lo prometo...

Sentí como mi pecho se comprimía, mientras rezaba con todas mis fuerzas para que funcionara.

Escuché como Ayo comenzó a dictar las palabras que despertaban al soldado del invierno, haciendo que la escena me rompiera el corazón en mil pedazos.

James lloraba como nunca lo había visto llorar, mientras se tapaba con una de las mantas, él no verlo gritar o querer romper todo, daba buenos indicios.

- Vagón de carga. - escuché como Ayo decía la ultima palabra, haciendo que la respuesta de James fuese nula.

Cuando vi que se desmoronaba en el piso de tanto llorar, sentí como mis piernas se movían casi por obligación, corriendo con todas mis fuerzas hacía su puesto.

Vi como levantó la cabeza, mientras abría sus brazos y me recibía. Me agaché delante de él y el me atrajo a su cuerpo, abrazándome con todas sus fuerzas.

Los dos llorábamos casi sin controlarnos, sintiendo como por fin podía respirar tranquila, pero esta vez no era la única que podía respirar en paz, porque James finalmente era un hombre libre.

- Mírame... - me susurró, tomando mi cara, para dejarme un beso largo. - esto te lo voy a deber toda la vida muñeca. - volvió a besarme.

Me quedé en silencio, pero nuestras lágrimas se incrementaron al escuchar una frase que hizo que los dos nos rompiéramos.

- Eres libre... - susurró Ayo. - eres libre. - y luego de eso, nos dejó solos.

Me acerqué a él para volver a besarlo, mientras lo abrazaba por el cuello, atrayéndolo mucho más a mí.

- Te quiero princesa... te quiero demasiado, no sabes lo que acabas de hacer, me salvaste muñeca... me salvaste. - dijo, sin dejar de darme besos por toda la cara.

- Eres libre James... - fue lo único que logré formular. - ahora podrás salir de aquí y vivir tú vida.

- Claro que no, yo no me voy de aquí si no es contigo. - volvió a besarme. - nada de esto valdría la pena si no lo comparto contigo.

Sentí como pasaba mis manos por mi cintura y me subía encima suyo, separando mis piernas para quedar entre las suyas.

- Accedí a esto por mí y por ti Devushka. - susurró. - porque liberándome del soldado, los dos seríamos libres.

Solo asentí con la cabeza, mientras escondía mi cara en su cuello.

- ¿Qué tienes Devushka? - preguntó.

- Te quiero James...

- Yo también te quiero muñeca...

Lo acerqué más a mi cuerpo, mientras lo volvía a besar y movía mis caderas para que el roce de nuestros cuerpos nos encendiera a los dos.

- ¿Qué es lo que quieres? - jadeó en mi oído.

- Quiero que mi esposo me haga el amor... aquí, donde solo nos ilumina la luz del fuego y la luna.

- Yo haría el amor donde sea, mientras sea contigo...

- Más te vale, Fitzwilliam.

Sentí como soltaba carcajadas y subía sus manos a mis nalgas para apretarlas y centrarlas más en su miembro, haciendo que nuestras intimidades se rozaran, hecho que nos encendió a los dos.

- Amo estos vestidos que te pones, porque son tan fáciles de sacar. - dijo, mientras levantaba mis brazos y me sacaba el vestido, dejándome en ropa interior.

- Esto, esto es un mero detalle. - desabrochó mi brasier y lo dejó en el suelo lentamente.

Sentí como tomaba las orillas de mis bragas y las rompía de un tirón, acto que me hizo soltar un pequeño grito.

- Mía tía se burlará cuando le mande a pedir más bragas, así que deja de romperlas. - bromeé.

- No las necesitas... ni ahora, ni nunca. - dijo, mientras tiraba de mis bragas y las dejaba a un lado.

Tomé de su camiseta y la saqué por encima de su cabeza, mientras dejaba pequeños besos en su cuello, bajando lentamente hacía su clavícula.

Me levanté un poco, para que él pudiese bajar sus pantalones, mientras dejaba su miembro al descubierto, lo tomé con mi mano y comencé a masturbarlo lentamente, acto que lo hizo gemir cerca de mi oreja.

Comenzó a jugar y chupar mis pechos y mis pezones, haciendo que comenzara a soltar pequeños jadeos que se perdían en medio del bosque. Incrementé las estocadas en su falo, sintiendo como sus manos me apretaban cada vez más a su cuerpo.

- Necesito hacerlo ahora. - jadeó, mientras sentía como perdía los sentidos.

- Hazme tuya James...

- Te haré nuestra, tú serás mía y yo seré tuyo...

Sentí como centraba su polla en mi y entraba de un tirón, haciendo que su grueso glande se sumergiera de una sola estocada, mientras muevo mis caderas para brindarnos más placer.

Siento nuestra conexión, porque en poco tiempo hemos pasado por tantas cosas, por tantos momentos que nos hicieron terminar en este lugar. Una vida con caminos distintos que un día se dignó a juntarnos, ya sea por destino o casualidad.

Las estocadas de James cada vez eran con más profundidad, haciendo que mis nalgas chocaran con sus testículos, mientras yo doblaba mi espalda para recibir todo el placer que mi esposo me brindaba. Subió sus manos de mis caderas a mis senos, mientras nuestros cuerpos bailaban al mismo ritmo.

Nuestras bocas no se separan, mientras siento como las manos de Viajan desde mis nalgas, hasta mi espalda, acariciándome lentamente, como si fuese una delicada obra de arte.

Yo hago lo mismo con su cuerpo, mientras entierro mis uñas en su espalda, desbordando de alguna manera todo el placer que me brinda tenerlo conmigo, celebrando que el soldado fue enterrado hoy y para siempre.

Hoy es James Barnes, el hombre que ha hecho que mi estadía en Wakanda fuese perfecta, el que accedió a casarse conmigo solo para poder librarme de la cárcel, el que sin conocerme puso su vida en mis manos.

Mientras sentía como besaba mi cuello y nuestros cuerpos viajaban a otro rumbo con lo que desprendían nuestras estocadas y gemidos conjuntos, es que volví a recordar las palabras de mi tía Pepper.

Porque verlo al borde del abismo, hizo que me diera cuenta de que quizás si era capaz de tomarlo por la espalda y lanzarme por él. Porque en realidad a nosotros el tiempo nunca nos importó, este no suele importar cuando ya haz perdido tantos años de tu vida.

Me sentía una tonta por haber reprimido mis sentimientos hacía James, para encajar con lo que la gente suele decir, que no puedes sentir demasiado sin conocerlo.

Cuando a veces solo necesitas una charla con esa persona para darte cuenta de que la quieres tener siempre en tu vida.

Porque quizás mi tía Pepper no mentía;

Y era verdad que me estaba enamorando de James, fluyendo en que sabía que él también se estaba enamorando de mí.

Y bueno, Maggie ya se enculó, pero esta vez en serio🤭.

No creen que es raro que Maggie recuerde poco a poco cosas de su pasado🤐.

Un pequeño regalito de navidad, para que lo disfruten antes del especial❤️.

¡¡Se dijeron mi amor!!

T'Challa enojado me da vida JJAJAJA.

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