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By propetyOfNegan

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By propetyOfNegan


Wenasss

Imágenes de lo que pudo haber sido y no fue.
Se ven como si fuesen una canción de Lana del Rey, no se como explicarlo, solo lo siento en el pecho
Qué canción hubiesen sido juntos? 🤨

Venía aquí a poner cositas de la novela, como si fuese ✨Christmas Eve✨ que es la noche buena pa los ingleses, y siempre había querido terminar esta novela en navidad, no es el caso, pero los lectores que vendrán después (si vienen) no sabrán en qué fecha especifica publique esto, así que jajas.

Bien, quiero comenzar diciendo que:

Es
Una
Broma
Jaja


Nah, la verdad es que la novela terminará así, trágica y sin estar juntos, tan cuál sucede en la mitología griega. Persephone tarde o temprano abandonara a Hades, están destinados a ser efímeros
Y eso duele, porque a pesar de ello logran encontrar una forma para verse, para intentar estar juntos de nuevo, en otoño e inviernos, sus estaciones más cálidas porque se pueden volver a ver después de meses. Tal cual como sucederá en el futuro de Thomas y Scarlett.







[perdón, me gusta el sufrimiento ajeno fkbfkfnf, sin más preámbulo, el capítulo de la semana 😚]

𝕮𝖆𝖕𝖎́𝖙𝖚𝖑𝖔 𝖈𝖎𝖓𝖈𝖚𝖊𝖓𝖙𝖆

1924, Londres, Inglaterra.

-quiero hablar con el hombre a cargo.

Alfie alzó ambas cejas mientras jugaba con su pipa, centrado en cosas irrelevantes.

-Alfie Solomons. ¿Quién mierda eres tú?

-¿eres tú? Bien, necesitaba hablar seriamente con el hijo de puta que está distribuyendo un licor de mierda por mi sector.

-uh, amigo, estás equivocado, uh- asintió quitando las migas de pan que estaban por su escritorio- la persona que controla todo este puto lugar no está, pero siéntate y trata de controla tu jodido temperamento. Créeme que te arrepentirás de hablarle así, si.

El hombre con bigote y piel irritada frunció el ceño, tragando saliva al ver que el judío no estaba interesado en cómo entró con enojo indomable, estaba tranquilo y burlándose de él con cotidianidad.

-no tengo tiempo para esperar, dile que venga aquí o...

-no, no, no, mierda- negó consecutivamente con la cabeza, levantándose con pesadez- no se tu nombre, pero créeme que Scarlett hará que tengas todo el tiempo que ella necesita, no le gusta que la controlen y le digan que hacer, espera sentado o haré que te partan las piernas. Si, también tengo una mala costumbre de ella, no me gusta que me apresuren en hacer algo. Siéntate.

Alfie termino de hablar, seguidamente el hombre de mediana edad tomó asiento, sin desviar la mirada de la espalda ancha del contrario, tensando la mandíbula mientras contenía la frustración.

-voy repetir la jodida pregunta, si, solo por falsa amabilidad, ¿quién mierda eres?

Mientras Alfie interrogaba al hombre con preguntas absurdas para distraerse del aburrimiento, Scarlett escondía las manos en el interior de los bolsillos del abrigo oscuro que usaba, caminando por la ciudad nevada de Coventry con un acompañante peculiar.

-no creo posible que William Lyons esté dispuesto a entregarte su empresa, yo no lo haría.

-Tu no entregarías tu empresa ni aunque tú vida estuviera en riesgo, no eres alguien ejemplar para esta situación, muy poco confiable a mi parecer.

-¿y por qué llamaste durante la madrugada invitándome a una ciudad en medio de la nada?

Scarlett sonrió, buscando los números correspondientes en cada puerta de las mansiones que pasaban.

Hermosas casas de ladrillos rojos, bien cuidados y con una magia típica de la pronta venida de la navidad. Aquel era uno de sus paisajes favoritos, por ello caminaba con lentitud impropia, congelándose la nariz y escuchando a James sin mucha atención.

-no está en medio de la nada, en 40 minutos llegarás a tu casa- los ojos azules del contrario la quedaron mirando de forma interrogante- además, eres dueño de una automotriz, los fundadores de Roll Royce te conocen y eres útil en mi casi nulo conocimiento de autos, queriendo o no me harás conocida hasta que después de un año se contactarán contigo para llegar a mi. Me sirves aunque seas una compañía apenas tolerable, Jamie.

-¿tú objetivo es controlar Roll Royce?- se detuvo en medio de la vereda, ladeando la cabeza confundido.

-posiblemente, los autos cada vez se vuelven una necesidad, la mitad de las personas en Londres tienen un auto, el sector pobre mantiene un autobús deteriorado, algunos roban autos y los manejan lejos de donde lo adquirieron. Quizá no es una necesidad el tener bajo mi poder una fábrica de autos, pero me interesaría saber cómo funciona todo ese mundo.

-no te entiendo.

Solomons suspiro dejando atrás a Hopkins, viendo sus huellas sobre la nieve, escuchando lejanamente las ruedas de su auto avanzando con cuidado, con Tyler atento a su parada inesperada, ambos rodeados de un silencio magnífico.

-hace dos años te vi matar a un hombre, meses después me enteré que controlas todo Londres, No hay nada que se escape de tus manos- James la seguía dejando las manos en su cadera, buscando respuestas- controlas las carreras de caballos, o al menos lo hacías, escuché que vendiste aquellos permisos a los Shelby, aunque sinceramente no creo que lo hayas hecho, sigues interesada en la equitación y caballos Pura sangre, May ha dicho que gracia a ti puede comprar mejores caballos en las subastas. No te has desligado de las carreras.

-ya llegaremos a casa de William, apresúrate en explicarte, Jamie.

-vendes ron, vino y Whisky, lo esparces por toda Inglaterra como si fuese lo más sencillo del mundo, joyerías caras en Knightsbridge, los adinerados de allí una vez al mes compran algo extremadamente caro. ¿Por qué adueñarte de una fábrica de autos cuando tienes todo el dinero que una persona podrá tener? ¿Qué ganarías con ello?

Sus ojos se enfrentaron a los fríos del hombre, viendo en su iris confusión única, con un traje hecho a la medida de color café claro. Se veía atractivo, pero era obvio que Hopkins no saldría si es que el creía que se veía mal o si los colores no acentúan su personalidad y titulo. Era demasiado escrupuloso con aquellos detalles.

-Toca la puerta, James.

Scarlett no respondió, quedó mirando la entrada magistral de la casa frente a ella, esperando que el contrario ya no hiciera preguntas, que se mantuvieran en conversaciones sin relevancia cómo estaban haciéndolo minutos atrás, sin demasiada indagación.

-probablemente me veas como una pieza más de tu ajedrez, o incluso como el bastardo sin corazón con el que follaste por primera vez y al que rechazaste delante de su esposa- hizo una mueca con la boca- pero creo que todavía tenemos una oportunidad de ser cercanos, no buenos amigos, pero más que solamente conocidos.

-¿por qué?

-me agradas, creo que es suficiente razón para tener una buena relación, sin segundas intenciones, y si seremos socios de negocios, me gustaría una relación más agradable entre nosotros.

Solomons observo el sir con detalle, viéndole de arriba a abajo, suspirando con aburrimiento.

-Toca la puerta.

Obedecio con pesar, se acercó hasta la puerta y golpeó tres veces, perfeccionando su imagen con acciones que parecían exageración.

Demasiado vanidoso para tener una amistad con ella.

A los segundos la puerta abrió, dejando ver a una empleada con vestimenta extraña, un gorrito en su cabello perfectamente ordenado y guantes que en algún momento fueron blancos.

-¿en qué les puedo ayudar?- su voz era aguda, con pecas por todo el contorno de su rostro.

Se veía pequeña, muy pequeña, y a Scar le incómodo el saber que debía de tener como máximo doce años.

-buscamos a William Lyons, soy Sir James Hopkins, con eso bastará.

-no atiende a clientes interesados en sus vehículos, si así lo desean, pueden ser atendidos en el centro de Coventry, identificarán de inmediato el edificio de Swallow Sidecar.

-no, necesitamos hablar con él en persona, no somos simples clientes- Scarlett interrumpió, acercándose a los escalones de piedra- y creo que a el le interesara la propuesta que le daré.

La pequeña no supo que hacer, asintiendo lentamente, dándoles el espacio suficiente para que entraran.

-¿Scarlett?

-tranquilo, Tyler, estaré bien.

El menor asintió manteniéndose al margen, viendo de reojo cada mansión del lugar, buscando cualquier peligro inesperado. Al percatarse que Scarlett era la más peligrosa, se relajó.
Se recostó en el asiento del piloto, esperando que la mujer fuese puntual y no se demorase más de 15 minutos en hacer lo planeado.

Mentalmente le deseo suerte, libero aire caliente contra sus manos, seguidamente se dedicó a admirar el paisaje con colores invernales.

El interior de la morada estaba con un ambiente cálido, sin embargo se sentía extremadamente hipócrita. Decoraciones navideñas en dorado y plateado, sin una armonía visible a primera vista, olor a bencina inundaba el lugar.

Arrugo la nariz siguiendo a la pequeña, quien los guió hasta una sala con un árbol alto en medio, chimenea prendida y un hombre bien vestido leyendo un libro.

-Señor Lyons, visitas.

-hoy no tenía visitas, Ailey, creo que estás equivocada.

No levantó la mirada ni siquiera cuando James hizo sonar sus pasos, esperando de forma altanera que abandonaran la morada.

-Scarlett Solomons. Usted es William Lyons, ¿no?- no hubo respuesta, y aquello le irritó- bien, Jamie, no creo que El duque de Lancaster esté interesado en esta fábrica.

-¿duque de Lancaster?- dejó el libro a un lado, levantándose descaradamente- lamentó el no haber respondido de buena forma, el libro tiene un desenlace maravilloso el cual no me podría perder.

-sir James Hopkins y la señorita Scarlett Solomons- él fue cordial, viendo cómo la mujer a su lado dejaba de demostrar dominio para quedarse a la espera de algo.

Ansiaba saber que sucedía por su cabeza, quizá por ello hacía todo lo que Scar dictaba.

-un placer para ambos, William Lyons, fundador de Swallow Sidecar Company, automotriz. Oh, sir Hopkins, creo que aquel título ya no le corresponde.

-hace tres meses soy duque, no logro acostumbrarme a decir que soy duque de Norfolk- sonrió forzadamente- pero no es necesario tanta formalidad en estos instantes, siéntase cómodo llamándome James.

-por favor, tomen asiento, creo que esta será una conversación de negocios. No esperaba hablar tan pronto con un representante del rey y su acompañante, mucho menos esperaba que el representante del Rey fuese un pionero en el motor de los vehículos.

Se desligó de ellos, caminando por los alrededores del lugar, fijándose en cualquier mínimo detalle.

Escuchaba de fondo cómo hablaban, el dios mujeriego y altanero respondiendo las preguntas incómodas que Hermes le hacía.

-James, sé de primera mano que te gusta el ron, ¿gustas beber?- Hopkins asintió sentándose cautelosamente, sin dejar de pensar en que es lo que Scar buscaba desinteresadamente- y para la Señorita Solomons, ¿desea café o un té con leche?

-oh, no, por favor- escucho la leve ironía en su voz, cargada de arrogancia- soy una mujer de negocios, me gustaría un vaso de whisky con dos hielos.

Lyons quedó callado, intercambiando la mirada entre la mujer y el hombre, asintiendo sin saber que decir.

Caminó hasta el bar de la sala sacando ambas botellas, pidiendo los hielos necesarios para ambos invitados.

-y bien, James, ¿qué te interesa saber de mi fábrica? ¿Qué es lo que desea el duque de Lancaster?

-a mi no me interesa usted, y Charles no es un hombre que busque autos de lujo, es un hombre chapado a la antigua que prefiere viajar en tren. Aquí la señorita Solomons hace las preguntas.

-¿me mintieron? ¿Por qué ella haría las preguntas?- sentía enojo y perplejidad a la vez, fijándose detenidamente en la mujer.

No se había detenido mucho a observarla, simplemente creyó que era de las mujeres que Hopkins usaba cuando se trataba de querer cerrar el trato con un cliente. Ahora veía que realmente él era el indefenso y simple, ella se veía misteriosa, viendo las fotografías de su hogar aparentemente concentrada en todos los participantes.

-¿señorita....?

-¿su socio es William Walmsley?- asintió entregando ambos vasos- un hombre peculiar, ¿no cree? Ambicioso como pocos y cobarde como muchos. ¿Sabe usted, señor Lyons, que su querido socio está endeudado? Su querida empresa de la cual alardea con orgullo pronto estará en bancarrota.

-no, Will puede ser alguien impulsivo, pero no se endeudaría hasta tal punto de comprometer nuestra empresa. Él es mi amigo, si tuviese problemas financieros me lo diría.

Solomons negó mientras caminaba con el vaso de whisky en la mano derecha y el izquierdo acomodando las figuritas de cristal.

-para usted él es un amigo, pero usted no es nadie en la vida de él, ¿logra comprender qué es lo que sucede entre ustedes dos?

-no aceptaré que se difame el nombre de un amigo de tal forma, les pediré amablemente a ambos que se retiren de aquí. Largo.

-oh, no me puedo ir aún, estoy esperando la llamada de mi hermano, quien llamará en...- se fijo en el reloj de la pared- dos minutos más, espero que llame anticipadamente.

-ha dicho Solomons, ¿no? Su apellido es conocido por todo Londres, y bien se sabe que los judíos son personas detestables, usan a las personas de su alrededor para obtener lo que quieren. Insectos que la sociedad debería fulminar por ser tan detestables y molestos. Tal como lo es su presencia ahora.

-William, no hay necesidad de insultar o hacer de esto un escándalo, creo que Scarlett simplemente se confunde de personas, su amigo Will no haría algo así. Es un hombre honorable y Justo, no se endeudaría de forma insensata.

-¿su buen amigo apuesta en las carreras de kingswood?- Lyons dejó de pelear, matando con la mirada a la mujer, dejándole hablar solo porque sabía donde Will apostaba- ¿se acuesta, su buen amigo, con prostitutas de West Ealing? ¿El señor William Walmsley le ha confesado alguna vez emborracharse hasta tal punto que apareció en un sector de Londres totalmente distinto?

-¿como sabe eso?

Scarlett calló, escuchando el sonido lejano del teléfono. Sonriendo repentinamente para beber dos sorbos de Whisky.

-solo debe observar lo que sucede a su alrededor, señor Lyons- sonrió con seguridad en su mirada- cuando lo necesite, puedo ser su proveedora de dinero, una patrocinadora cuando el eventual quiebre de su empresa suceda- se alejó con superioridad en cada paso, arrogante- aunque deberá darme algo a cambio si es que no quiere perder aquello por lo que ha luchado tanto, un porcentaje de su empresa, en un anonimato que mantendremos hasta que me sea inútil o, de lo contrario, hasta que su buen amigo lo abandone por otro proyecto destinado al fracaso.

-no. No puedo aceptarlo, Will no lo haría, y usted no puede manipularme de esa forma.

-todos manipulamos a alguien en algún momento. Will ya lo abandonó, aunque contrario a usted, él no podrá salvarse, usted aún tiene una oportunidad. Claro está que mi protección tendrá un precio más alto.

La pequeña pecosa interrumpió con timidez, haciendo sonar su garganta para interrumpir el duelo de miradas que había entre su jefe y la mujer con posición dominante.

Aquella pequeña batalla tuvo a Scarlett como ganadora.

-señorita, hay un hombre que quiere hablar con usted en el teléfono.

-espero su repuesta con James, él me mantendrá informada de todo lo que piense- antes de abandonar la sala, se giró a enfrentarlo- sea precavido con lo que dice, bien se sabe que lo primero que mata a un hombre es su boca.

Cerró las puertas detrás de si terminando el poco de licor que quedaba en el vaso, aclarando la garganta al beber nuevamente después de tanto tiempo.

-¿Alfie?

-¡solecito! ¿Qué tal?

-bien, el clima me agrada y espero ir a comer un pastel en una de las cafeterías que vi por aquí.

-me alegro, si, si, pero es de mi desagrado informar que hay un bastardo aquí que quiere hablar contigo, solo quiere hablar con el líder y toda esa mierda, no se la verdad, es un patán.

-¿y lo importante?

-si, en seguida voy con eso- escucho como bebía algo- después de tolerar al bastardo este, tendrás que ir a casa, yo me iré en diez minutos, cuidaré de él mientras tú no estás.

-¿le sucedió algo malo a Reg?

-no, pero Tessa y Cyril están jodidamente sucios según Pauline, quiere bañarlos para que no ensucien dentro y él no deja de jugar con ellos, esta con barro y nieve. Antes de irme de Londres buscaré una cafetería y compraré algo, ¿si? En recompensa por interrumpir lo que sea que estás haciendo.

Scarlett sonrió viendo cómo James lidiaba con William, quien parecía estar aturdido de toda la situación.

-algo con chocolate- Alfie hizo un ruido de afirmación, como si ya supiese lo que diría- bien, nos vemos en unas horas más.

-cuídate, solecito.

...

Prendió un cigarro desganado, viendo los papeles sobre su escritorio sin pensar en nada.

Jugó con el bolígrafo en su mano derecha, quitando la ceniza en un movimiento cotidiano, esperando a que el tiempo avanzara con rapidez, queriendo irse sin que nadie viese su rostro.

Escuchaba lejanamente como Michael y Poll hablaban, demasiado ocupados como para preocuparse de lo que él estaba haciendo.

Cerró los ojos apoyando los codos en el escritorio.

Estaba tan cansado, las últimas semanas habían sido tediosas, problemas con todo el mundo. Varios de sus caballos de carreras habían enfermado, Michael era como un perro buscando cualquier aprobación de su parte, y los últimos días era tal su necesidad de demostrar que hacía algo bien, que jodió las cuentas, Arthur con Linda insistiendo en que deberían de tomar té juntos para hablar de si les daba su bendición para finalmente casarse, Polly despareciendo durante varios días a la semana sin explicación alguna, dándole estrés cuando sonreía con travesura, sin responder ante su verdadera preocupación.

Muchos problemas de mierda que eran innecesarios, los únicos que se salvaban eran Finn y John, ambos obedecían, preguntaban cosas que si tenían relevancia y se hacían cargo de los problemas relacionados con las personas de Birmingham.

Obedeció a Scarlett cuando años atrás le dijo que lo primordial era mantener a su gente contenta, darles lo que necesitaban para desarrollar una relación de confianza genuina. Ellos se sentían a salvo con los Peaky Blinders y él sabía que no lo traicionarían.
Tan fácil y sencillo como preocuparse un poco por las personas de Small Heath.

-Tom, tienes cartas.

-déjalas ahí- señaló la esquina de su escritorio sin ver a Lizzie, hablando con más seriedad de la normal, sonó ronco y frío.

Ignoro aquel sentir para repasar su día y pensar lo que haría las semanas próximas.

-y, ¿puedo hacer una pregunta?

-depende de cuán innecesaria sea.

-oh.

Escribió una lista de materiales mientras sentía la pequeña e intimidada presencia de la Stark. Se sintió un desalmado insensible, consideró si debía ser amable o esperar en un silencio incómodo a que abandone su oficina.

Optó ser un buen jefe por primera vez en meses.

-dime, Lizzie.

-mañana es Christmas Eve, y me gustaría saber si podría descansar dos días. Solo dos días donde pasaré con mi familia, si así lo quieres podía adelantar el trabajo en casa, pero quiero quedarme en esta celebración con ellos, Tom. Por favor.

Escaneo con la mirada a la fémina, pasando su peso de una pierna a otra en espera de una respuesta rápida, queriendo una afirmación que alegrase sus días.

-puedes descansar esta semana, cuando vuelvas hablaremos de los inconvenientes que hay con los orfanatos.

-muchas gracias, Tommy, de verdad.

Asintió sin mucho interés, escuchando cómo Lizzie cerró las puertas para dejarlo en completa soledad.

Michael y Pol ya no estaban, el silencio era magistral.

Oh, aquella soledad molesta que siempre lo rodeaba, cuanto odiaba esos minutos donde sus pensamientos lo lastimaban arremetiendo hasta dejarlo indefenso, con el corazón sangrando en sentimientos puros.

¿Qué hubiese sucedido si Arthur no lo acorrala gritándole que necesitaba ser feliz? ¿Habría logrado que Scarlett se quedase a su lado mientras iban juntos a la boda de su hermano?

No lo sabía, y aunque le doliese, prefería ignorar el nombre de la mujer, ocultarlo entre nubes y nubes de pensamientos que usaría para más adelante, buscando cómo tener cada vez más poder, más dinero, más.

Había peleado con Polly meses atrás, la mayor le gritó que aunque tuviese todo lo que quisiera en el día de mañana, seguiría solo y devastado, sin hablar con nadie gracias a la indiferencia notable de sus hermanos, y a su método de defensa donde se encerraba en si mismo.

Thomas no se permitió llorar por Scarlett, no mostró sentimiento alguno ante las miradas acusatorias de sus hermanos, tampoco respondió cuando preguntaban por el estado masacrado de Michael, todos se quedaron a la espera de que volviese a ser el mismo de siempre. Sin embargo, cada vez que el recuerdo de Scarlett vagaba a su mente, algo dentro de él dolía, algo se rompía y respirar se volvía imposible.

Le había mandado cartas, llamó varias veces y no logró contactar con ella, era como si hubiese desaparecido de Inglaterra. Y en parte se alegraba de ello, mientras estuviera estable, para el bastaba.

Soltó el aire que acumuló en sus pulmones para llevar la colilla del cigarro a sus labios, levantándose para caminar un poco por su espacio ordenado y pulcro.

Después de semanas y semanas de espera e insistencia, simplemente desistió, probablemente ella no quería saber nada de Small Heath, de Birmingham o de los Peaky Blinders, no quería relacionarse con nada que involucrase a su familia. Aunque le costó aceptar la idea, se convenció de que se alejó de todo para velar por su salud física y mental.

Dejo una sola luz prendida, quedando con una pequeña llama de algo cálido. Se acercó con lentitud al ventanal, quitando las cortinas para ver el cielo estrellado, la luna estaba intrusa entre tanta oscuridad, dejando ver solamente una pequeña parte de ella.

Todas se burlaban de él, viéndole cómo si fuese un bastardo que se merecía el dolor que tenia dentro de sí, Selene, diosa de la luna, burlesca y traviesa dejando ver su sonrisa sin remordimiento alguno.

Las odiaba.

Y entonces, dos estrellas fugaces pasaron.

Fumó con cautela, con las pequeñas estrellas en repetición, estático en su lugar.

No, ya lo habían defraudado demasiadas veces como para que repentinamente su deseo se cumpliese.

Porque si, Thomas Shelby volvió a pedirle deseos a las estrellas cuando la desesperación estaba persistentemente en su pecho, rogando en silencio para que Scarlett volviese, queriendo saber con cualquier mínima señal, que ella seguía amándole o sintiéndose más fuerte cada día, algo.

Negó un par de veces planeando marcharse de su oficina, apagando el cigarro en el cenicero, carraspeando mientras se colocaba el abrigo negro, el gorro sobre su cabello corto y el arma en la sobaquera.

Avanzó hasta la puerta, procurando apagar las luces del interior, soltando una queja cuando notó que había dejado las llaves de la oficina sobre el escritorio.

Camino con rapidez, tomando las llaves y viendo de reojo las cartas, con un presentimiento que le hizo agarrar todas y leer el remitente.

Pasó leyendo cada una con rapidez, teniendo una vaga idea de que es lo que decía cada una en su interior, se detuvo en mitad de los sobres cuando leyó:

Scarlett Solomons.
Kensington, Londres.

Sintió el pulso acelerado con solo leer el nombre, sujetando con vehemencia el papel. Dejo de lado el resto de cartas para volver a su silla y prender la lámpara a su lado.

Se sentía nervioso por alguna razón que desconocía, por lo que abrió el sobre con algo de agresividad, desdoblando la hoja de papel que venían dentro.

22 de diciembre de 1924

Querido Tommy.

Espero que puedas leer esta carta antes de navidad, de lo contrario, creo que debería de presentarme en Birmingham con tal de hablar nuevamente contigo.

Lamento el no contestar ninguna de tus cartas, no sabía de su existencia hasta que meses después fui a visitar a los trabajadores que están ahí, a la casa que un día visitaste. Me siento culpable de no haber estado atenta a tu notable interés.

Prefiero ser bastante directa con lo que diré, por ello no daré más vueltas, deseo verte, hablar y solucionar lo que en un pasado quedó a medias. Creo que en este tiempo donde no nos hemos visto, ambos hemos necesitado una conversación con el otro. Alfie me repitió varias veces que es difícil seguir adelante cuando el corazón siente que quedaron cosas sin resolver. Mientras escribo esto me doy cuenta de cuanta verdad hay en esa frase.

Estoy jodidamente segura que estamos hechos para estar juntos a pesar de lo mal que la posemos, quiero confiar en ello.

¿Podríamos vernos en Brompton Oratory el 24 a las 8 de la noche? Te esperare todo el tiempo que sea necesario, Tommy.

Te ama.
Scarlett.

Soltó una risa desde lo más profundo de su alma, tomando aire como si hubiese estado meses sin haber respirado. Levantándose con rapidez, cerrando la oficina con doble llave, guardando aquel papel en el bolsillo cercano al corazón, sintiéndose en el más agradable infierno.

No, las estrellas no lo habían abandonado, brillaban de alegría al saber que pronto cumplirían un deseo lleno de expectación y anhelo.

Observó la luna antes de caminar hacia su hogar, con un brillo que delataba esperanza.

Después de años, volvía a experimentar felicidad espontánea.

...

La catedral estaba en silencio, llena de un magnetismo lleno de tristeza, demasiada, sintiendo en las paredes los lamentos que cristianos fueron a susurrar con desespero, pidiendo el perdón del hombre crucificado.

Scarlett admiro el altar frente a ella, las decoraciones en dorado, los cirios prendidos con una llama alta, dando calidez hermosa a la mesa del centro.

Se arregló minuciosamente, acomodando su cabello con algunos rizos, pintó sus belfos color rojo, un vestido gris claro con tacones y un abrigo azul oscuro, además de los guantes de cuero para el frío.

Cuando llego a la catedral se quitó sus guantes para poner los anillos que siempre usaba, sin ellos se sentía desnuda, y si esperaba en silencio, necesitaría sentirse confiada y con fuerzas, sin recaer en pensamientos dañinos e incoherentes.

Se despidió de Alfie y Reg antes de irse, prometiendo volver pronto, de lo contrario, podrían irse a dormir y ella llegaría en el momento indicado.

Esperar, esperaría un millón de años si así fuese necesario.

Thomas aclaró su garganta ansioso, bajándose del auto para admirar el edificio frente a él.

Majestuoso, dos pilares en cada lado, el color blanco brillaba con la luz cálida del interior, escuchando un piano en el interior del lugar, ventanas y vitrales que llamaban la atención.

Creía que llegaba tarde, no logró deshacerse de Polly y sus preguntas, o del interés de Linda por saber a donde iba sin siquiera conocerle bien, incluso John se molestó al saber que los dejaría en Christmas Eve, cuando era la oportunidad perfecta de acercarse más a la familia.

Vio el reloj en su chaleco.

8:47.

Avanzó con rapidez, quitándose los guantes, rogando la presencia femenina en aquel monumental lugar.

Abrió las puertas de tres metros, sacudiendo la nieve que cayó en sus hombros conste avanzaba. Cuando estuvo frente a un escalón, alzó la mirada buscando a la diosa de la primavera.

Bancos y bancos vacíos, nadie en aquellos asientos que alguna vez fueron ocupados.

Se desilusionó, no obstante, prefirió indagar, ignorando la belleza arquitectónica, para buscar a Scarlett, queriendo alguna mínima señal de ella.

Sus pasos resonaban, escuchando cómo quien tocaba el piano aumentaba la intensidad de su música. Se sintió en tensión cada vez que el bastardo hacía sonar las teclas graves.

¿Debió de ser puntual? Por supuesto que si.
Se maldijo internamente buscando en cada lado escondido, queriendo ver a Scarlett admirar alguna de las estatuas religiosas del lugar.

Iba a insulltar a quien tocaba el piano, viviendo las notas musicales tan latentes que lograban desesperarlo.

De un segundo a otro todo se volvió tranquilidad.

-Scarlett, podrías enfermar, afuera está nevando.

Su voz salió grave, con su corazón volviendo a mandar sangre a cada sector de su cuerpo, completamente desbocado.

Ella estaba allí, parada delante de un cuadro que medía el doble, viéndolo fijamente hasta que el habló y lo observó.

Su cabello estaba corto, levemente más corto desde la última vez que la vio, además tenía rizos que la hacían verse jodidamente hermosa, ella le sonrió dejando ver su dentadura blanquecina, sus ojos chocolate brillando con el fuego de las velas.

Una diosa inigualable ante el dueño del infierno.

-lo sé, incluso no debería estar aquí. Nunca me ha interesado seguir una religión, y creo que un Dios católico sería muy radical para mi.

Fue jocosa, soltando un suspiro antes de acortar la distancia que los separaba, viendo cómo Thomas quedó congelado por cortos momentos. Sus tacones resonaron con cada pisada.

Y cuando estuvo lo suficientemente cerca, lo abrazó.

Envolvió el cuello masculino con sus brazos, cerrando los ojos y disfrutando de cada inhalación del perfume contrario, acercando su nariz hasta rozar la garganta. Los musculosos brazos del hombre la acercaron a él por la cintura, sin permitirse soltarla, dándole el frío de su cuerpo por la reciente entrada a la iglesia.

Cuánto había extrañado sentir aquellas diferencias de temperatura cada vez que se tocaban.

Ambos dioses soltaron un suspiro que denotó alivio, sintiéndose en la comodidad que el otro les daba con solo un gesto, apegándose como si el cuerpo contrario fuese oxígeno necesario.

El piano de fondo los acompañó durante los segundos en los que estuvieron abrazados, alejándose únicamente para volver a verse directamente a los ojos.

-no debí abandonarte, Tommy, perdón, perdón- su voz delataba culpabilidad, tocando el abrigo masculino con lentitud, queriendo disfrutar del tacto suave- fue estúpido de mi parte, fue insensato y no pensé en lo que causaría en ti.

Thomas sonrió, llevando una de sus manos a la mandíbula de Scarlett, acariciando su mejilla con el pulgar.

-no tienes la culpa de nada, cariño, no creas eso- tomo aire sin quitar la vista de los Iris chocolate.

Cuánto había extrañado ver los ojos de Scarlett, un café suave y oscuro, observándole con un amor expresado entre líneas. Sutil y mágico.

-eres la mejor persona que puede tener este mundo de mierda, y no importa en qué momento lo diga, seguirá siendo verdad.

La Solomons sonrió inconforme, volviendo a escuchar el acento del gitano después de años sin oírlo.

-¿vamos a sentarnos?

Thomas la guío hasta los bancos, sentándose juntos, rozando sus muslos con timidez repentina, sabiendo que necesitaban tocar al otro hasta saber que no era una alucinación.

-te ves magnífica, Scarlett, preciosa.

-Me gusta cuando te vistes de azul, tus ojos se vuelven hipnotizantes- respondió a su halago, girando el cuerpo en su dirección- ¿cómo has estado?

-estoy malditamente cansado, creo que la soledad nunca se sintió tan fría como lo ha sido desde que te fuiste- relamió sus labios sin saber muy bien cómo responder.

No quería estar a la defensiva, no cuando ella fue quien lo invitó a venir y fue quien lo contactó para poder hablar.

-pero ahora estás aquí, conmigo, y esa es la única cosa que me importa- acercó la mano hasta su muslo, apretándolo con suavidad, sin dejar de ver su rostro- solo tú, cariño.

Sus ojos se cristalizaron durante unos segundos, escuchando su voz en un susurro audible, lleno de honestidad y querer.

Las palabras del diablo eran tan sinceras que un halo de luz traspasó su pecho, mostrando cómo su corazón únicamente se sentía en armonía cuando ella estaba junto a él, cuando le sonreía y le decía solo con ese gesto que todo estaba bien.

-perdón- repitió con voz ahogada, soltando un suspiro- me alejé porque me sentía débil, no me sentía capaz de estar contigo cuando lo único que quería hacer era desparecer, no podía soportar ver cómo todos creían que era alguien indefensa después de todo lo que viví. Y te abandoné cuando me necesitabas, te oculté tantas cosas en este tiempo que entendería si estás aquí solamente por explicaciones.

-háblame de lo que quieras, amor.

Se quedó muda, sin saber por donde comenzar, buscando la mano del Shelby en su muslo para entrelazarla con la suya y acomodarse todavía más cerca.

Hablaron entre susurros que rozaban lo silencioso, riéndose mientras se miraban a los ojos, con caricias suaves y silencios cómodos, minutos donde recordaron cómo se sentía la intimidad y lo privado cuando hablaban de pequeñas anécdotas relevantes

Cuando creyeron que era necesario irse, se levantaron ignorando al padre que bendecía quien sabe qué, avanzando lento. Tommy se dio el tiempo de disfrutar la inmensidad del lugar, escuchando a la Solomons decir pequeñas curiosidades de la pintura o porque habían tantos vitrales en aquella catedral.

-¿quieres ir a cenar? Dime dónde y vamos.

-¿en serio crees que habrá un lugar desocupado para cenar en todo Londres? Es Christmas Eve, y son las... diez y cuarto de la noche, Thomas, no habrá ningún restaurant disponible.

-Si habrá.

-no, además, tengo que ir a casa, Alfie me espera.

Dudo demasiado si decir la siguiente pregunta, pero ya estaban saliendo de Brompton Oratory e ignoro su temor.

-¿quieres acompañarme? No creo que Pol te quiera ver después de esperar tantas horas.

Subieron al vehículo color crema, asegurándose de que no entrase aire helado por ningún lado, ajustando los guantes de cuero antes de ponerse en marcha.

El viaje era cómodamente silencioso, se sentían en paz, y aquello se demostraba por sus actos físicos. Respirar calmados, con una sonrisa casi imperceptible, ojos brillantes y toques sutiles, rozando los nudillos contra el otro.

-hay algo que omití- susurró por fin, guiándole para llegar a su hogar.

-¿qué es?

-estuve embarazada.

Tenso la mandíbula con más fuerza de la necesaria, fijándose en el camino para esperar más de la historia.

-¿hace cuánto?

-un año y cuatro meses, no es el momento de que hagas cálculos innecesarios o te carcomas la cabeza con preguntas y situaciones que no han pasado- tomó aire recuperando seguridad- es tuyo, sus ojos, solo tienes que ver sus ojos para saber que es tuyo, Tommy.

Apretó el volante entre sus manos con fuerza.

¿Por qué le ocultó eso? ¿No tenía la confianza necesaria para decírselo? Quería escuchar las razones de porque lo hizo, sabía que no lo había hecho de forma egoísta, toda acción femenina tiene un planteamiento único.

Pero no pudo evitar pensar en cómo sería haber estado junto a ella durante el embarazo, viendo al pequeño recién nacido en cada faceta de su crecimiento, era repentino, demasiado inesperado. Se asusto con la idea de que no podría protegerlos de buena forma, dejándoles a su suerte en un momento tenso, o abandonándolos por negocios que necesitaban de su presencia.

Ignoro a sus demonios molestos que le decían que se alejara de la vida familiar y de aquella mujer que le ocultó un hecho de tal magnitud, centrándose en aquellas emociones positivas que le recalcaban:
El bebé tenía sus ojos.

Seguía sin saber cómo reaccionar acorde a la situación, pensando mientras se concentraba en las calles congeladas.

¿Debería sentirse enojado, traicionado o feliz?

-sentía que era una carga, no estaba preparada para ser madre y nunca fue mi objetivo formar una familia- hablo con la seguridad que la representaba, viendo el perfil de Tommy- estaba recién saliendo de mis episodios de estrés y ansiedad, no quería tenerlo.

-¿querías sacártelo?

-si, y de hecho lo intente- desvío por fin la mirada, frenando al ver que había una pequeña fila de autos- tenía cuatro meses, de verdad traté de abortarlo en un maldito hospital en Liverpool, pero me dio miedo, escuchaba como más mujeres gritaban y salían sangrando, vi a una niña que casi muere porque algo hicieron mal. No pude hacerlo, por lo que decidí tenerlo, tuve que aprender a quererle sin haberlo visto y simplemente sintiendo que tenía algo dentro de mi.

Scarlett sintió cómo Thomas tomaba su mano, besando sus nudillos con la suavidad con la que se besa una flor.

Se extrañó, no esperaba un actuar tan pasivo.

-¿cómo se llama?

-como tú constelación favorita.

-Regulus.

Saboreo decir su nombre, sonriendo de lado al estar incrédulo.

Confiaba en la información que le dio Scar, creía cada palabra que salió de su preciosa boca, pero de alguna u otra forma creía que un hijo era algo totalmente irreal, algo fantasioso.

-no sabía si era correcto decirlo de forma tan rápida o sin haber hablado un poco antes, no es una noticia fácil de digerir. Ambos sabemos cómo se le trata a una madre soltera.

Mordió su lengua, dejando de apretar el manubrio.

-quiero conocerlo, necesito verlo.

-cuando lleguemos a casa, lo conocerás.

Adelantó un par de autos antes de salir de la capital, acelerando en ciertos lugares al ver que la carretera estaba en perfectas condiciones.

Todavía estaba asimilando la idea, imaginando un montón de rostros infantiles hasta tener uno que lograría calzar con el original.

¿Qué tendrá de Scarlett? ¿Su sonrisa? ¿La forma de sus manos? ¿Su color de piel? O incluso mejor, ¿se podría ver en su pequeño rostro que era un hijo de ambos? ¿Era fácil de ver que aquel niño era legítimamente de ambos?

-dobla a la derecha y ahí es.

Obedeció viendo frente a él una casona de ladrillos rojos. Dos chimeneas que se alzaban por el tercer piso, habían más ventanas en el lateral derecho, contó dos ventanales y una ventana más pequeña que lo separaba, la entrada majestuosa con dos pilares, una pequeña escalera de piedra y la puerta de madera oscura con decoración navideña, una pequeña pileta que estaba escondida por la nieve y los arbustos que la guarnecían. Todo esto rodeado de una pared de piedras que de una u otra forma creaba la sensación de seguridad y respaldo

-tener un hijo para mi significaba protegerlo de todo, alejarme oficialmente de todo el negocio, pero no podía rechazar mis sueños y metas por creer que un niño sería un impedimento, así que opté por esconderlo de todos, cuidar de él en un lugar donde nadie lo podría encontrar y dañar, por ello no es de extrañar la seguridad constante y mi poco contacto por cartas o llamadas, quería evitar un desastre.

Para Thomas no pasó desapercibido los hombres que fumaban en la esquina lejana del terreno, al lado de una pequeña caseta que suponía era para el resguardo, además del auto que los había seguido desde Brompton Oratory, pero sabía que el conductor era Castle, Solomons le dijo que él estaba con ella.

El Shelby felicitaría al boxeador por haber cuidado de Scarlett todos estos años, por seguir acompañándola incluso cuando había visto que se subió a su vehículo.

Estacionó el auto, apagó el motor, soltó un suspiro antes de bajar y seguir a la mujer.

-Scarlett.

-dime.

-antes de entrar, quiero que sepas que mi amor y todo mi maldito ser te pertenece. No pienses que un niño hará que me aleje de ti, mucho menos cuando ese niño también es mi hijo- se acercó a ella con simples pasos.

Quitó los pequeños copos de nieve de su cabello con suavidad, siendo lento en su siguiente acción, hablando con honestidad.

-soy tan tuyo como lo son las estrellas de la noche.

Scarlett fue impulsiva, y él lo sabía, joder que si lo sabía, la conocía demasiado bien.

Cerró los ojos y respondió el beso de impaciencia y ansias, acomodando una mano en su cuello, la otra apretando con delicadeza las hebras de cabello. Sintió cómo las manos de Scarlett se posicionaban en su abdomen, jugando con la cadena del reloj.

Jugó por corto tiempo con los labios contrarios, con sentimientos camuflados en cada roce, entonces notó cómo un movimiento lento y calculado Scarlett sonreía, mordiendo su labio para atraerlo a ella con seducción impregnada.

Por supuesto, su diosa, perspicaz y cautivadora, seguiría haciendo acciones que lo enloquecían, que lo dejaban a su total y completa merced.

Sin embargo, aquello no podía quitar lo dulce e íntimo que se sentía, lleno de un sentimentalismo que le entregó vitalidad a su agonizante alma.

-Gracias, Tommy- sonrió a centímetros de su boca- yo solo... te amo, demasiado.

Imitó su gesto lleno de honestidad para seguirla por la casona, quitándose el abrigo al igual que ella, dejándolo colgado en el perchero de la entrada, adentrándose cada vez más, viendo paredes altas y alfombras bien cuidadas, cuadros que anteriormente ha visto y otros que eran nuevos pero no les tomó atención.

El olor agradable del chocolate caliente y leña consumiéndose se impregnó en sus vestimentas.

Escucho la risa infantil, fuerte y aguda, seguida de las carcajadas de Alfie acompañándole.

Se sentía indefenso ante lo que sucedería, era un bastardo que no recibió el amor de su padre, no crío de buena forma a Finn y no era demostrativo con sus sobrinos, ¿cómo mierda actuaria delante de su hijo?

-¡necesitamos abrir las velas del barco, capitán! ¡Los españoles nos siguen! ¡Necesitamos huir y resguardar la corona británica!- el grito de Alfie con un acento marcado le desconcertó en un principio.

Curiosidad y nervios picándole la garganta, obligándole a carraspear.

-oye, galletitas, espera, espera, solo para saber, ¿nos comeremos todas las galletas que hay o le dejaremos las malas a tu mamá?- Scarlett soltó una risa, empujando la puerta de roble oscuro que estaba entreabierta.

Sabía que el Shelby la seguía después de unos segundos, pero fue paciente, comprensiva, no le obligó a acercarse de inmediato, dándole tiempo.

-pero será un secreto, tu mamá no tiene que saber.

Alfred fue en primero en verla, alzando su taza con chocolate en un saludo. Cuando Reggie iba a ver que miraba, lanzó un avión de papel.

-¡no! ¡Capitán, nuestras fuerzas aéreas están cayendo! ¡Necesitamos ayuda!- el pequeño comenzó a balbucear intentando ayudar a su tío- ya sé si, si, si.

Se acerco a su oído y le susurró la estrategia, segundos después señaló en su dirección.

-¡mami!

Con dificultad se levantó de la almohada en la que estaba sentado, corriendo de forma extraña hasta abrazar sus piernas.

Se salvó de golpearse gracias a que Scar lo alzó entre sus brazos.

-hola, Reggie- lo abrazo acomodando sus piernas gorditas sobre la cintura.

-¡hola!

En la sala el árbol de navidad se alzaba majestuosamente, alto y ancho, siendo de un verde oscuro con decoraciones doradas y rojas, algunas velas sobrepuestas para entregarle luminosidad, una carta doblada escondida entre las ramas, sin contar la cantidad de regalos que yacían bajo él.

El fuego de la chimenea se movía furioso, consumiendo los trozos de madera seca con rapidez, aportando el calor que hacía que Alfred estuviera con pantalón y camisa, sin nada más que lo resguarde del frío, en cambio el pequeño de ojos azules y cabello castaño vestía un pijama de seda color verde menta hecho a la medida.

-Reggie, te presento a Thomas.

El mencionado avanzó como si fuese un felino, siendo silencioso con sus pasos, sin armas encima y con una curiosidad aplastante.

El pequeño lo observaba, con su cabeza apoyada en el rostro de Scarlett y sin quitar la mirada de él

Parecía no tenerle miedo, no sentía el temor al ver cómo un desconocido se acercaba a él sin dejar de analizarlo. Regulus lo veía como si fuese un misterio divertido de resolver.

-¿qué hace Tom aquí? ¿Uh?- al ver que el gitano estaba embalsamado con la imagen frente a él, calló, dejando que disfrutase del momento.

Alzó la mano hasta acariciar su mejilla suave, viendo su reflejo en los orbes azul marino.

Tenía sus ojos, el color de sus ojos levemente más oscuros, pero eran de él, y los tenía Regulus

-Hola, Regulus.

-hola.

Podría jurar que en aquel instante no tenía aire en sus pulmones, aquella sensación era vigorizante y embriagante. Sentía tanta felicidad y amor, tantos sentimientos que lo impulsaron a sonreír, susurrando el apodo infantil repetidas veces.

Su hijo, su pequeño y querido pedacito de cielo.

¿Quién lo diría? El diablo admirando a un niño de casi un año y medio.

Miro a su diosa con ojos brillantes, notando como ella lo observaba de igual forma.

Tenía la nariz de Scarlett y su sonrisa, con un pequeño hoyuelo en el lado derecho.

Era malditamente tierno y especial.

-¿quieres cenar, Tom? Tenemos algo exquisito por pedido de Scar.

-si, Alfie- desvío la mirada por cortos segundos, volviendo rápidamente con la mujer- ¿puedo?

Sostuvo a Reg entre sus brazos, disfrutando de las caricias infantiles en su rostro, conociéndole con el tacto y susurros dulces.

-te protegeré con mi miserable vida si así fuese necesario, Regulus- cerró los ojos abrazando su pequeño cuerpo, sintiendo calidez en un acto tan desinteresado- cuidaré de ti y de tu mamá, ¿eh? Así será. Seremos nosotros, nuestro pedazo de edén dentro de tantos negocios de mierda.

-no digas insultos delante de Reggie.

Alfie fue a pedir la cena, dejando a su hermanita en privacidad, sonriéndole al ver que para el Shelby aquella experiencia era nueva y estimulante. Luego hablarían a solas para saber todo el drama que hubo detrás, pero por ahora, se alegró de forma auténtica por Tom.

se alejó lentamente hasta la cocina, vacilando y recordando cómo el hombre abrazaba a su sobrino.

Era magnifico ver cómo un bebé podía causar tanta paz en un monstruo como lo eran todos en esa casa.

-nunca me quite el anillo que me regalaste- confesó después de acomodarse juntos en el sillón gris, viendo cómo el pequeño jugaba con el reloj de bolsillo del gitano- para mi representaba el amor correspondido que nunca te pude decir en palabras, y...

-¡mamá!- Reggie sonrió viendo a ambos adultos, mostrando cómo había podido sacar el reloj de Thomas y abrirlo, dejando ver qué hora era.

-¡bien! Lo conseguiste, Reg, intenta sacárselo de ahí- le apuntó el primer broche y el menor asintió, viendo con una sonrisa al hombre.

-¿le estás enseñando a robar?- Scarlett lo miró con ironía, soltando risas falsas ante su pregunta.

-si, espero que cuando sea grande pueda infiltrarse en una bóveda y sacar todo el dinero, ¿crees que sea precipitado enseñarle desde esta edad?- negó en suaves movimientos, riéndose de la ironía en su pregunta- pero siento que aquella noche, en Albert Hall, debí decirte algo más, algo que pudiese liberarte de lo que sentías por mi, o incluso incitarte a buscar a otra persona.

-¿te hubieses alegrado si ahora estuviese con otra mujer?

-no- respondió sin dudarlo, mirándole- eres único, Tommy, tienes algo hipnotizante que me hace sentirme atraída a ti, no te compartiría con nadie.

Sonrió buscando algo en los bolsillos del saco, notando como Regulus lo veía con el ceño fruncido al ver que no podía sacarle la cadena.

-continua, si lo rompes lo tendrás que pagar, ¿eh?- el pequeño lo miro por cortos segundos, balbuceando algo ilegible- Lo que hicimos en el pasado ya no nos concierne, de ahora en adelante solo tendremos que centrarnos en nuestra familia, cariño.

-supondría que estarías molesto o incluso te negarías a ser el padre de Regulus por el hecho de que no lo viste nacer, por todo lo relacionado a su nombre y nacimiento, ¿por qué no actúas como el hombre arrogante y malvado que todos en Birmingham creen que eres?

-estuve demasiado tiempo queriendo una familia contigo, Scarlett, pero sabía que te negarías a esa idea- susurró fijándose en el fuego incontrolable, suspirando con calma- ahora tu me ofreces ser la familia que siempre desee formar, con un niño que es jodidamente igual a mi y lo único que puedo pensar es que es lo que más quiero en el mundo, como un regalo después de tanto sufrimiento.

-¿nos quieres más que a tu negocio?

-oh, por supuesto, podría ignorar mi trabajo solo por ti, especial y únicamente por ustedes dos.

Fue jovial y coqueto, reviviendo emociones que parecían extintas en él.

Acercó el cuerpo de Reg contra su pecho, asegurándose de que no viese cómo se acercaba a Scarlett para besar sus labios de forma lenta y pasional, con el clásico erotismo que los rodeaba cuando se besaban.

Se paralizaron las marchas demoniacas y los monstruos del tártaro, hubo un silencio por parte de todo el inframundo.

El cataclismo en Birmingham se detuvo y el frío se sintió tan cálido como una taza caliente de té en pleno invierno. Hades encontró la tranquilidad que necesitaba entre los brazos de su diosa de la primavera, tan jodidamente coqueta y traviesa, tan inteligente y persuasiva.

Ambos sabían que tarde o temprano volverían a verse, confirmando que sus almas eran extremadamente similares, muestra de cómo anteriormente compartieron hasta que se impregnó la esencia de uno en el otro.

Sus destinos estaban tejidos, escritos a detalle en el oráculo, no había vuelta atrás después de aquella noche de navidad.

Aquellas almas más venenosas, colmadas de una maldad ajena y predestinadas a hacer el mal, no sabían si interpretar aquel reencuentro como algo positivo o negativo. Queriendo dañar a los dioses a toda costa.

Era predecible ver cómo juntos podrían conquistarlo todo, harían arder toda Inglaterra si así se les plazca, serían imparables.

Evidencia de ello eran las constelaciones y sus significados escondidos.

¿Quién se atrevería a dañar a Scarlett Solomons y a Thomas Shelby cuando eran reyes de todo?

-¿entonces Regulus y yo seremos tu prioridad?

-si, cariño, el niño y tú- susurró las palabras a milímetros de sus labios- lo prometo por los malditos Peaky Blinders.










                      𝕿𝖍𝖊 𝖊𝖓𝖉 𝖔𝖋𝖋𝖎𝖈𝖎𝖆𝖑𝖑𝖞





—————————————————————————

Se que tienen sentimientos negativos hacia mi, porque hice un final malo y al después de dos semanas volví a actualizar para mostrar el final final oficial de esta novela (iba a decir temporada, pero no quiero ilusionar con proyectos futuros que aún no se si ocurrirán) de todas formas, este es un capítulo soft y conductor para algo más, ¿ese algo más aparecerá? No lo sé, y no es que me haga la misteriosa

¿Que opinas de este final? ¿Si les gusta?

Scar y Tommy tienen un niño, una wawa 😭

Si saben el motivo por el cual Scar quiere tener una automotriz, tendrán el honor de decirme que extra les gustaría tener uwu, tipo one shot
Quizá durante estos días esté cambiando de portada, espero les guste verla <3

En fin, después subiré unas curiosidades de la novela para que conozcan cómo fue todo el proceso de creación, no se si les guste, pero ahí estará

Esa foto me representa leyendo los comentarios del anterior capítulo.
Mi mejor amiga me dijo que era una desgraciada por burlarme de su sufrimiento.

Quiero decir que no me arrepiento de nada 😈

Que tengan buen fin de semana y lo disfruten con todo el ánimo.

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