FUISTE TÚ © [EN PROCESO]

By DoveBlack15

38.5K 3.4K 743

|AMOR TEMPESTUOSO 1| Después de la tormenta no siempre viene la calma...| Una chica con un pasado que la ator... More

SINOPSIS
PRÓLOGO
CAPÍTULO 1
CAPÍTULO 2
CAPÍTULO 3
CAPÍTULO 4
CAPÍTULO 5
CAPÍTULO 6
CAPÍTULO 7
CAPÍTULO 8
CAPÍTULO 9
CAPÍTULO 10
CAPÍTULO 11
CAPÍTULO 12
CAPÍTULO 13
CAPÍTULO 14
CAPÍTULO 15
CAPÍTULO 17
CAPÍTULO 18
CAPÍTULO 19
CAPÍTULO 20
CAPÍTULO 21
CAPÍTULO 22
CAPÍTULO 23
CAPÍTULO 24
GALERÍA
GRUPO DE FACEBOOK.

CAPÍTULO 16

1.1K 66 18
By DoveBlack15

ADVERTENCIA: Este capítulo contiene escenas +18

***************************************************************************************

Me remuevo sobre la superficie dura que se encuentra bajo mi cuerpo, el calor que emana de ésta provoca que empiece a transpirar, sin embargo, no quiero moverme; quiero seguir durmiendo.

De hecho, creo que mi cerebro aún sigue dormido.

Intento retomar mi sueño, pero el calor está incomodándome cada vez más.

Muevo mis manos aun con los ojos cerrados en busca del borde de las sábanas para descubrir mi cuerpo y tratar de alivianar este calor, pero mientras lo hago, siento como la superficie debajo de mí se mueve. Frunzo el ceño.

Vuelvo a palparla y entonces...

—Si me sigues tocando de esa forma me harás mandar el autocontrol a la mierda y te hare mía hasta dejarte sin voz de tanto gritar mi nombre. —amenaza en mi oído esa voz ronca que me despierta todos los sentidos.

Doy un respingo y mis ojos se abren de manera exagerada ante el flashazo de imágenes que golpea mi mente. Zack encima de mí, yo encima de él, ambos desnudos; él embistiéndome con ferocidad, yo gimiendo su nombre sin pudor alguno, porque sí, después de hacerlo la primera vez no tengo idea de por cuanto tiempo dormimos, pero cuando despertamos no sé a qué hora de la madrugada, lo hicimos una segunda y tercera vez.

Definitivamente nos traíamos unas ganas endemoniadas.

Mi cuerpo dolorido da fe de ello.

Me aclaro la garganta antes de elevar el rostro y encontrarme con esos ojos verdes intensos. Sus pupilas están dilatadas y una sonrisa torcida adorna sus labios. Las hebras negras de su cabello apuntan a todas las direcciones, pero con todo y eso no deja de verse jodidamente atractivo. Y caliente.

Hasta este momento soy consciente que sus brazos están rodeando mi cintura y mi pierna derecha se encuentra sobre su cadera.

Le sonrío un poco apenada, tal vez lo he incomodado durante todo el rato gracias a que parezco un jodido koala pegada a él.

Intento bajar mi pierna de sobre su cuerpo, pero él es más rápido y su mano la toma impidiendo que lo haga; gracias a ese movimiento puedo sentir algo duro que se presiona en la cara interna de mi muslo.

OH – POR – DIOS.

Es su erección.

Trago grueso ante la ola de calor que golpea mi cuerpo, incluyendo mi entrepierna.

Por Dios, Alexa, contrólate.

Es que no puedo evitarlo; Zack Sellers ya era una debilidad, pero ahora que me ha dejado tocar el cielo a través de su cuerpo, se está convirtiendo en una adicción.

—Buenos días. —mi voz suena rara, como todas las mañanas. Y sumándole el cúmulo de emociones que retiene, ya se imaginaran...

Sonríe de lado.

—Muy buenos —el tono perverso con el que lo dice me hace reír un poco.

Este hombre no tiene remedio.

—Parece que amaneciste de buen humor.

En un rápido movimiento se gira dejando mi cuerpo debajo del suyo.

—Si despertara así todos los días no tendría que lidiar con ese humor de mierda con el que siempre batallo. —entierra su cara en el hueco de mi cuello rozando la punta de su nariz sobre la zona. Me estremezco al tiempo que suelto un suspiro.

Poso mis manos en su nuca y doy suaves caricias jugando con las hebras de su cabello.

—Entonces hay que hacer algo al respecto.

Él sigue repartiendo besos por mi piel, y empieza a bajar a mis pechos; mi corazón comienza a acelerarse.

—Quedarte conmigo sería una excelente opción. —su boca atrapa mi pezón y succiona fuerte.

Suelto un jadeo.

Sus grandes manos viajan a mis caderas y las aprieta.

Ay mierda, este hombre sabe cómo prenderme en cuestión de segundos.

—No me voy a ninguna parte. —digo entre suspiros.

Sus labios empiezan a bajar por mi abdomen.

Mi respiración ya es errática, y la suya no está muy diferente.

Deposita suaves besos en la cara interna de mis muslos y yo me remuevo un poco por la anticipación de sus intenciones.

—En mi casa, quiero decir. —aclara. Mi pulso termina de dispararse.

Sus palabras me han descolocado.

Me quedo quieta.

Clavo mis codos en el colchón y elevo mi cuerpo para poder mirarlo a la cara.

No tengo idea de por qué estar de esta manera con él no me causa ningún tipo de vergüenza. En estas veinticuatro horas juntos hemos hecho tantas cosas que desde hace años descarte de mi vida, porque simplemente mi cabeza ya no daba para idealizarme al lado de algún hombre. Pero, en definitiva, Zack Sellers ha llegado a poner todo mi mundo patas arriba.

La imagen de él con sus manos aferradas a mis muslos y su rostro estando a escasos centímetros de mi sexo con una sonrisa torcida en los labios y el deseo impreso en su mirada, provoca que mi respiración se atasque y siento la sangre subir a mis mejillas.

Y por un instante me hace desenfocarme de todo el caos que su pregunta ha causado en mi interior.

Justo ahora mi cerebro no es capaz de dar una respuesta coherente, ni siquiera puedo analizar la magnitud de dicha propuesta y lo que esta acarrearía si llegara a dar una respuesta afirmativa, pero seguramente traería la tormenta.

Parpadeo un par de veces ante mi aturdimiento y abro la boca para decir algo, pero vuelvo a cerrarla. Lo intento una vez más.

—Yo... —no estoy segura de qué decir exactamente, pero Zack no me deja pensar un poco más ya que su lengua se abre camino entre mis pliegues barriendo la humedad que se ha acumulado justo ahí.

Echo la cabeza hacia atrás y aferro mis manos a las sábanas haciéndolas puños mientras un suave gemido sale de mi boca.

El calor invade cada vez más mi cuerpo y las oleadas de placer golpean con fuerza cada una de mis terminaciones nerviosas.

Siento su boca devorar mi intimidad de manera desesperada, como si hubiese estado esperando demasiado tiempo para este momento. Su lengua hace maravillas sobre mi clítoris y cuando creo que no puedo disfrutar más de este momento, siento uno de sus dedos hundirse en mi interior provocando que mi espalda se arquee y un fuerte gemido salga de mi boca.

—Oh Dios, Zack... —gimoteo.

Solo recibo un gruñido gutural como respuesta.

Su lengua se sigue paseando por todo mi canal y jugueteando con ese botoncito sensible que me brinda corrientes de placer cada que lo presiona. Y yo como buena chica no dejo de gemir desesperada su nombre. El nudo empieza a formarse en mi vientre y cuando un segundo dedo me penetra, solo basta un par de lametones y bombeadas más para que el placer estalle en mi interior y se expanda por cada una de mis extremidades, dejándome caer por completo sobre el colchón.

Me quedo quieta y con los ojos cerrados tratando de estabilizar mi respiración. Paso el dorso de mi mano sobre mi frente perlada a causa de la fina capa de sudor que ha aparecido.

Abro mis ojos cuando lo siento colocarse sobre mi cuerpo.

Dios, este hombre no se cansa.

Nuestras miradas se conectan y la sonrisa en su rostro hace que el aire escape de mis pulmones.

—He encontrado mi nuevo sabor favorito. Eres toda una delicia, dulzura.

Me derrito, este hombre me derrite.

Sin darme tiempo a decir nada su boca se estampa con la mía en un beso apasionado y dejándome sentir mi sabor en él.

De esa forma nuestras temperaturas vuelven a elevarse.

Sus labios no se cansan de recorrer cada parte de mi cuerpo, dejando suaves besos en todo su recorrido. Sus manos no dejan de darme caricias, y es en momentos como estos en los que me hace sentir que cada gesto suyo es un bálsamo para aquellas heridas que aún con el pasar del tiempo permanecen abiertas.

Es que él es el único hombre que me ha hecho sentir tanto en tan poco tiempo.

Kurt jamás me hizo sentir tanto.

En mi relación pasada no logré sentir ni la cuarta parte de lo que él me causa con el simple hecho de mirarme. Parece una locura, pero es como si mi cuerpo lo conociera de alguna vida pasada y ahora que lo ha encontrado de nuevo solo quisiera reaccionar exclusivamente para Zack Sellers, el temible y respetable narcotraficante.

Deja un cariñoso beso en la punta de mi nariz antes de ir por mis labios y devorarlos con fervor.

Lo siento hundirse en mi interior de una sola estocada y mis uñas se clavan en la piel de su espalda al tiempo que lo escucho soltar un gruñido.

—Zack...

—Jodida maravilla que eres, dulzura.

Sus palabras me roban una sonrisa.

Me embiste con premura mientras sus palmas recorren la piel de mis muslos dándoles leves apretones de vez en vez, provocando que mis terminaciones nerviosas lleguen a su límite. Es que estar con este hombre es una cosa exquisita, hasta el más mínimo de sus roces te da placer.

Mis caderas se elevan al ritmo de sus penetraciones aumentando más el éxtasis que nos envuelve a ambos. Mis manos se deleitan recorriendo su torso duro y definido, sus bíceps y llevándolas hasta su ancha espalda a la cual termino aferrándome ya que sus embates se vuelven más bruscos y rápidos, pero en definitiva no me quejo; este hombre me está enloqueciendo. Mis jadeos, sus gruñidos y el choque de nuestros cuerpos es el único sonido que invade la habitación.

Estamos cubiertos por una fina capa de sudor y completamente inmersos en el placer que nos brindamos al unir nuestros cuerpos convirtiéndonos en uno solo.

Continua con su ritmo constante hasta que el orgasmo avasallador nos golpea con fuerza, haciéndonos gemir nuestros nombres y provocando que yo me aferre aún más a su espalda clavando mis uñas en el proceso, mientras él afianza más el agarre en mi muslo al momento en el que siento su tibieza llenar mi interior.

Se deja caer sobre mí, acomodando su cabeza sobre mi pecho que sube y baja rápidamente a causa de mi respiración agitada.

Nos quedamos en silencio, sin embargo, parece que no podemos dejar las manos quietas. Mientras él acaricia la curva de mi cintura, yo dejo suaves caricias en su espalda y jugueteo con las hebras de su espeso cabello azabache.

No sé cuánto tiempo duramos en esa posición, pero pareciera que ninguno quiere alejarse del otro. Sin embargo, él lo hace de mala gana y soltando maldiciones cuando su teléfono comienza a sonar. Yo por mi parte no puedo evitar sonreír.

Lo veo tomar su móvil de la mesita de noche y llevárselo a la oreja.

—¿Qué demonios quieres? —inquiere con el ceño fruncido. No sé qué respuesta le dan, pero parece que la persona al otro lado de la línea lo ha puesto de mal humor—. Un día. Un maldito día fuera y todo el jodido mundo se dispone a rastrear mi culo.

Este hombre es todo en caso.

Sacudo la cabeza sin dejar de sonreír y me incorporo sentándome en el borde de la cama tratando de no prestar mucha atención a la conversación que mantiene en el teléfono. No quiero que piense que soy una chismosa, tal vez solo sea un poco curiosa, pero él puede malinterpretarlo.

La verdad es que prefiero deleitarme con tremenda vista que me proporciona su cuerpo desnudo. Ni siquiera había notado que me estaba mordiendo el labio, hasta que él voltea su rostro en mi dirección y se da cuenta que me lo estoy comiendo con los ojos. Me guiña un ojo y me regala una sonrisa coqueta antes de concentrarse de nuevo en la llamada.

Tengo la intención de levantarme de la cama, pero Zack se voltea y la imagen que me da su espalda me hace abrir los ojos como platos y caer de nuevo sobre el colchón.

—Oh por Dios... —digo atónita.

Él se voltea y me mira con confusión. Se aleja el teléfono.

—¿Qué sucede? —cuestiona con una ceja arqueada.

Trago saliva y niego con la cabeza.

—Nada, es solo que acabo de recordar algo. —suelto rápidamente. Por Dios, ¿En qué clase de monstruo me transformo cuando follo con este hombre? Tiene la mitad de la espalda llena de marcas rojizas y casi ensangrentadas que resaltan demasiado en su piel blanca y él parece ni siquiera sentir una mínima molestia.

—¿El qué? —insiste.

—Eh...

Su mirada cambia a una divertida.

—¿El cómo arañabas mi espalda mientras te hacía mía? —y sí, lo ha notado. Hago una mueca y le dedico una mirada de disculpa; se ríe—. No te preocupes, dulzura. No me molesta en lo absoluto que marques lo que es tuyo, la verdad es que yo también lo he hecho.

Abro mi boca en sorpresa cuando me doy cuenta que tiene razón, él también ha dejado la marca de sus dedos en mis muslos y mi cadera. Quiero protestar, pero él coloca una vez más el teléfono a su oreja y decido que será mejor no molestarlo más para que pueda atender sus asuntos.

Busco con la mirada el camisón que llevaba anoche y lo encuentro en piso no muy lejos de la cama. Me levanto a recogerlo y me lo coloco rápidamente encima mientras camino en dirección al baño. Siento su penetrante mirada sobre mí y cuando estoy por entrar miro por encima de mi hombro guiñándole un ojo seguido de una sonrisa coqueta y posterior a ello cierro la puerta detrás de mí.

*****🍃*****

Me llevo un trozo de carne a la boca degustando de su exquisito sabor. No es por nada, pero ya lo había dicho antes, soy muy buena en la cocina.

—Joder, no creí que cocinaras tan bien. —confiesa.

—¿Disculpa? —lo miro ofendida.

—¿Qué esperabas que piense? Supuse que tus empleadas hacían el trabajo por ti. —se excusa encogiéndose de hombros.

—Empecé a encargarme de la alimentación de mi hermano y mía desde los catorce, y justo ahora ni siquiera tenemos empleadas en casa. —me defiendo—. Realmente me ofende, siempre tienden a subestimarme, pero de igual forma termino callándoles la boca a todos. Justo como...

Me callo cuando Zack mete un trozo de carne a mi boca.

—No te alteres y mejor come rápido que ya debemos irnos. —me apremia, dejando un beso en mi frente.

La llamada que recibió Zack esta mañana había sido de Bradley, al parecer había asuntos sumamente importantes que debía atender con urgencia y por tal motivo habíamos decidido regresar hoy a la ciudad. El pelinegro había insistido en que si yo quería entonces no importaba esperar hasta mañana para volver, pero me negué. Realmente me encantaba estar a solas con él y me hubiese gustado pasar más tiempo en este lugar; sin embargo, los asuntos de su trabajo no podían esperar.

Por otra parte, me gustaba que tomara en cuenta mi opinión y no solo se limitara a dar órdenes. Él de verdad es otra persona cuando está conmigo, no es el mismo tipo al que he visto repartir órdenes a diestra y siniestra para sus chicos.

Terminamos de comer y yo me ofrezco a lavar los platos mientras él va a revisar no sé qué.

Termino de acomodar todo en la cocina y mis ojos se desvían hacia la ventana que da vista a un enorme jardín. Me ha despertado cierta curiosidad y es por esa razón que mis pies se mueven en dirección a la puerta de cristal corrediza que da al exterior. Me quedo un paso fuera de la cabaña observando todo el lugar, es realmente hermoso; sin embargo, un enorme árbol justo en el centro del jardín es lo que capta toda mi atención. Me quedo por largos segundos observándolo hasta que mi mente es golpeada por un recuerdo:

"Hay una niña sentada debajo de ese árbol, está llorando. Lleva sus manos a su rostro para limpiarse las lágrimas, pero la tarea queda a la mitad cuando un niño se acuclilla frente a ella y pasa sus pulgares por sus mejillas para después dejar un beso en su frente. El niño parece ser solo un par de años mayor que ella, sin embargo, se nota a leguas la conexión que hay entre ellos.

El niño mueve sus labios, pero no logro entender lo que dice. La niña por su parte solo niega frenéticamente y se aferra al delgado cuerpo del niño. Pasan unos minutos antes de que él aleje el cuerpo de la niña y meta su mano a su bolsillo. Cuando la saca lo extiende hacia la niña quien mira la mano del pequeño con curiosidad, este usa ambas manos para extender lo que tiene entre ellas, revelando un hermoso y delicado collar que no tarda en colocárselo a la pequeña que al mirárselo ya puesto no duda en lanzarse nuevamente a sus brazos.

Permanecen abrazados hasta que un hombre pelinegro asoma por la puerta de cristal y parece llamarlos. El niño se pone de pie y le tiende su mano a la pequeña para ayudarla a levantarse y juntos caminar hacia la puerta. Mi respiración se agita cuando el niño se voltea y la familiaridad me golpea haciéndome volver a la realidad."

Una punzada de dolor me atraviesa la sien y me llevo la mano en la zona afectada.

Mi respiración sigue acelerada y cientos de emociones se arremolinan en mi interior cuando mi cabeza empieza a atar cabos.

Mis piernas se mueven con rapidez entrando a la cabaña casi corriendo, en el camino escucho a Zack llamarme, pero lo ignoro y subo las escaleras lo más rápido que puedo hasta llegar a la habitación que compartimos.

Voy hasta donde se encuentra mi maleta y empiezo a remover todo hasta encontrar lo que busco.

Me incorporo con el collar en mi mano y los ojos se me llenan de lágrimas.

No tengo idea de cómo o porque fue que había olvidado todo esto. No entiendo cómo es que pude olvidar algo tan importante en mi vida.

¿Cómo es que no me di cuenta antes?

—Dulzura, ¿sucede algo?

No puedo contener un sollozo y escucho sus pasos detrás de mí.

—Joder, nena ¿estás bien? ¿Qué ha pasado? —escucho el tinte de preocupación en su voz.

Me giro para encararlo.

Sus ojos preocupados me examinan. Mi labio inferior tiembla.

Fuiste tú, ¿cierto?

Él me mira sin entender a qué me refiero.

Extiendo mi mano revelando el collar que descansa en mi palma y el entendimiento se apodera de sus facciones.

—Entonces sí fuiste tú. —me respondo a mí misma. Y el llanto se presenta con más fuerza.

—Nena, escúchame... —se acerca con cautela, como temiendo a mi reacción—. Quería decírtelo, pero no encontraba la manera de cómo hacerlo. Temía a que si te decía ya no quisieras verme más, aun así, quería encontrar el momento adecuado...

No dejo que prosiga con su diatriba y me lanzo a sus brazos, esos que fueron, son y siempre serán mi lugar seguro. Siento como su cuerpo se relaja y lo escucho soltar un suspiro de alivio.

—No vuelvas a marcharte, por favor. —suplico, como cuando éramos pequeños y supe que se iría de Vancouver. Esa fue la primera noticia que más me destrozó; la segunda la recibí unos años más tarde.

—Oye, oye... —me separa un poco de él para que pueda mirarme a los ojos. Ahueca mi mejilla con su mano y su pulgar limpia el rastro que han dejado las lágrimas—. Cariño, no vuelvas a decir eso ¿Okay? Porque no pienso alejarme de ti nunca más, no mientras viva.

Las ganas de llorar me invaden de nuevo, pero me contengo. Joder, ya parezco una magdalena.

Intento responder, pero su boca busca la mía y nos fundimos en un beso necesitado. Su mano viaja a mi nuca y me acerca más a él profundizando el beso. Mis manos van hacia su espalda y me aferro a ella estrechándolo más contra mí, mientras que con su otra mano acaricia mi cintura desnuda a causa del top que llevo puesto. El contacto de sus manos con la piel de esa zona provoca que un escalofrío me recorra el cuerpo.

Cuando separamos nuestros labios, nuestras respiraciones están hechas un desastre.

Su mano vuelve a mi mejilla acariciándome con su pulgar mientras sus ojos escudriñan cada parte de mi rostro.

—Tú tienes un serio problema con mi espalda. —reclama; su voz suena juguetona.

Rio por lo bajo.

—¿Qué le puedo hacer? Eres irresistible.

Una sonrisa arrogante se forma en sus labios.

—Lo sé, deberías sentirte afortunada de que solo tenga ojos para ti.

Deposita un beso en la punta de mi nariz y a mí se me estruja el corazón de ternura y emoción.

Tantos años revolcándome en mi miseria y ocultando mis sentimientos, ¿Quién diría que el chico malo me haría dejarlos fluir de nuevo?

Sus ojos siguen observándome con detenimiento, y cuando nuestras miradas se conectan, puedo ver la lucha interna que se desata detrás de esa tormenta verdosa. Sin embargo, solo basta unos segundos de conexión para que sus esmeraldas se llenen de determinación.

—Cariño —no tenía idea de cuánto me gusta que me llame de ese modo—. Te quiero.

Mi corazón da un vuelco furioso ante sus palabras, pero es lo necesario para que mis sentimientos se esclarezcan por completo.

Y entonces lo sé y no me queda más que aceptarlo.

Me he enamorado de Zack Sellers, el narcotraficante más peligroso y buscado en todo el país. Sin embargo, ya nada de eso importa porque...

—Yo también te quiero Zack.

Esas son las palabras que vuelven a desatar la tormenta, pero esta vez no es duda o indecisión, sino solo un centenar de emociones; las mismas que yo estoy experimentando.

Y la sonrisa que se dibuja en sus labios da fe de ello.

Deja un beso en mi frente antes de cargar mi maleta con una mano y con la mano libre toma la mía antes de guiarme a la salida.

—Vamos dulzura, que hoy será un día muy largo.

Y de esa forma salimos de la cabaña y nos subimos al auto emprendiendo nuestro viaje de regreso a casa.

***************************************************************************************

¿Qué tal están? Espero que bien. Yo aquí al mil con el trabajo, pero ya les debía su capítulo así que aquí está. ¿Qué les ha parecido? Este par de calenturientos no piensan en nada más que en cuchiplanchear ¿a que sí? Jajaja

Por otro lado, ya sabían que Zack la conocía de pequeños, pero ¿se imaginaron que fueran así de cercanos? Espero que no porque quería sorprenderlos Jajaja

En fin, se viene toda la acción así que estén preparados para cualquier cosa.

Nos leemos pronto, besos.

Pd: Ténganme paciencia XD

Continue Reading

You'll Also Like

16.1K 3.4K 25
Los mitos son reales. Después de la Hecatombe y la propagación de un misterioso virus, el 70% de la población mundial fue erradicada. Los trece, sere...
93.3K 4K 14
Por mucho tiempo, el Portador del Yokai Watch ha pasado por muchas aventuras. Conociendo y haciéndose amigo de gran cantidad de Yokais. Pero un event...
143K 9.2K 58
¡Ahhhhhhhhh! ¡Jamás me dejaré esclavizar por un vampiro! Nunca hablen sin pensar antes y jamás digan jamás porque lo único que lograrán es que lo atr...
4.6K 959 42
El destino te trae consecuencias tanto trágicas como buenas. Dos personas que no sabian una de la otra aún estando en la misma preparatoria, logran...