Secretos de una ninfómana 🔞...

بواسطة JeanVicent1

63.5K 17.6K 1.7K

🔥 Secretos de una ninfómana, es la historia de pasión y lujuria entre Alissa Maddison y Albert Colt. Dos ser... المزيد

Los hechos
Sinopsis
Prefacio: El inicio de todo
Primera Parte: El infierno es frío
Capítulo 1: Secretos de familia
Capítulo 2: El dolor, es placer
Capítulo 3: Primer encuentro
Capítulo 4: El enemigo oculto
Capítulo 5: Segundo encuentro (1era Parte)
Capítulo 6: Amores prohibidos
Capítulo 7: Caos
Capítulo 8: Segundo encuentro (2da Parte)
Capítulo 9: El accidente
Segunda parte: Los corazones que se unen
Capítulo 10: Nuevas vidas
Capítulo 11: El mensaje
Capítulo 12: Malas decisiones
Capítulo 13: Análisis de consecuencias
Capítulo 14: Instigación
Capítulo 15: Duras tentaciones
Capítulo 16: La invitación
Capítulo 17: Voces del pasado
Capítulo 18: Revelaciones
Capítulo 19: Preparativos
Capítulo 20: ¿La última cena? (1era parte)
Capítulo 21: ¿La última cena? (2da parte)
Tercera Parte: Anatemas del pasado
Capítulo 23: El principio de la pugna
Capítulo 24: Algo oscuro
Capítulo 25: Un dilema inesperado
Capítulo 26: Mundo de sombras
🔥 Nota del autor 🔥
Capítulo 27: Un fatídico error
Capítulo 28: Confrontación
Capítulo 29: La presa
Capítulo 30: El aviso
Capítulo 31: Un poco de suspicacia
Capítulo 32: La historia de Alissa (1era Parte)
Capítulo 33: La historia de Alissa (2da Parte)
Cuarta Parte: Entre amor y sombras
Capítulo 34: Sorpresas de una noche
Capítulo 35: Contrarreloj
Capítulo 36: Encuentro fortuito
Capítulo 37: En las fauces del enemigo
Capítulo 38: El origen del conflicto
Capítulo 39: Contrita malevolencia
Capítulo 40: El primer caído
Capítulo 41: Viáticos para los Maddison
Capítulo 42 (Final): Viaje al mismo averno
Epílogo: Una vez por naturaleza
Agradecimientos
¡¡¡Noticias Oficiales!!! 🔥

Capítulo 22: El fuego abrasador

884 330 0
بواسطة JeanVicent1

Melissa depositó los postres sobre la mesa y colocó otra botella de vino tinto bien fría que Gregor no dudó en tomar con sus propias manos.

Alissa lo miró y se dio cuenta de que tenía el rostro más colorado de lo habitual. Él se sirvió una copa y tomó un largo sorbo.

—A ver, ¿Albert?... ¿y dónde vive? —preguntó aún con los labios rojos por la bebida.

Albert quién degustaba el postre, lo observó y comprendió de inmediato que la pregunta estaba fuera de lugar. Entendió que no le caía bien aquel sujeto. Le dio mala espina.

—Pues la verdad. —comenzó a decir—. Soy de Oklahoma. Pero hace meses por cuestiones de trabajo estoy residenciado en las afueras de la ciudad.

Alissa, cuya intuición siempre iba más allá de toda superstición, trató de establecer la armonía entre aquellos hombres pues el ambiente se tornaba frío y hostil.

—Albert es un prestigioso abogado, Gregor. —enfatizó—. Papá lo contrató para la empresa, ¿no es así?

Y miró a Leonard que lamía una cuchara con helado de vainilla. Se limpió la boca con la blanquecina servilleta y carraspeó.

—Asi es. Albert y Lukas Trent, fueron contratados exclusivamente para Construcciones Maddison. Nos dieron muy buenas referencias sobre ellos.

Gregor al escuchar aquello rió. Su tono fue sarcástico. Albert lo notó y casi protesta al respecto.

Se detuvo, miró a Alissa y sus ojos azules se encontraron. Dejó de pensar.

—Creo, oportuno… —empezó a decir Norma al otro lado de la mesa—. Qué debemos irnos ya.

Leonard miró su ostentoso reloj y negó con la cabeza.

—Oh, de ninguna manera. Es muy tarde. Pueden quedarse aquí, si lo prefieren.

Albert no escuchaba pues seguía mirando a Alissa. Norma, en cambio, asintió tras la invitación de Leonard y no titubeó.

—Como usted diga, señor Leonard. —recitó—. Estaremos encantados.

El gran jefe hizo una seña y los sirvientes se acercaron y retiraron los restos del postre.

—Por favor, acompañen al señor Albert Colt y a su madre...

—Norma, señora Norma Walfs. —interrumpió ésta.

—Norma Walfs. —prosiguió Leonard agotado—. Acompáñenlos a dos habitaciones para huéspedes y hagan que se sientan muy cómodos. —ordenó.

Los asistentes asintieron como autómatas. Y cada uno de los presentes de la mesa comenzaron a levantarse a excepción de Gregor que seguía tomando el vino muy presuroso. Sus mejillas estaban muy rojas y su mano apretaba tanto la copa que si ejercía un poco más de fuerza sobre el cristal, lo rompería en mil pedazos.

—Buenas noches a todos. Que descansen. —se despidió Leonard y subió la escalera junto a su esposa en silencio.

Alissa se levantó, recogiendose el cabello. Caminó hasta donde estaba Albert y su madre, y les deseó las buenas noches.

Cuando lo hizo, Norma ya era escoltada por un sirviente a quién le pedía que le tuviera agua caliente y muchas cobijas para poder dormir a gusto y no pescar algún resfriado. Según ella, era muy delicada.

Albert Colt se acercó a Alissa.

—Feliz noche, bella dama. —dijo con voz incitadora.

—Feliz noche, señor Colt. —respondió.

Ambos jugaban. Se miraban profundamente. El deseo emanaba de ellos como un aura muy candente. Albert quería tomarla y acercarla a él. Probar esos hermosos labios y sentir su piel hasta fundirse en el infinito fuego ardiente.

Pero, fue Alissa Maddison quién se le adelantó. Y eso, sí que lo tomó por sorpresa. No lo esperó.

—Tercera puerta a la izquierda. A la medianoche. —susurró Alissa en un hilo de voz.

Se giró, se despidió de Gregor con la mano y se perdió en la curva de la escalera con su hermoso vestido rojo ondeando tras de sí.

La invitación se había hecho. Sólo era cuestión de esperar.



La noche estaba en su punto más alto. La menguante luna proporcionaba una luminosidad acorde para la ocasión. El viento entraba por la ventana de cristal que para aquel momento estaba abierta.

Alissa Maddison colocó la pierna sobre el borde de la cama y el corto traje negro de encaje se hizo a un lado dejando expuesto su delicado muslo. Colocó un poco de crema sobre su piel y con movimientos suaves y rectilíneos impregnó la misma con un delicioso olor a rosas.

Todos dormían en la casa.
Lo sabía porque la mayoría de las veces que Gregor aparecía en su habitación para reclamar su cuerpo y hacerla suya, nadie se daba cuenta de ello. Era el pecado más grande para ella. Pero no le importaba. Su compromiso consigo misma era sentirse satisfecha así fuera por un breve momento.

Se quitó la bata de seda y la dejó en el piso. Se subió a la cama y adoptó una posición sensual y provocativa.

Esperó unos segundos. Ya era medianoche.

La puerta se abrió con suma delicadeza y una ráfaga de viento acarició su rostro. De inmediato, sus terminaciones nerviosas se activaron y sintió como su piel se erizaba cuando vio a Albert Colt en el umbral de la puerta, casi desnudo.

Llevaba puesto una toalla blanca alrededor de su cintura. Su cabello empapado dejaba caer pequeñas gotas que rozaban su pecho y abdomen… resbalando más allá de su tonificado cuerpo. Sus músculos eran perfectos y sus afiladas caderas se perdían en el camino que llevaba hacia su parte más íntima y viril.

Era el camino hacia el infierno. Su infierno.

De pronto, Alissa tuvo miedo.

Tuvo miedo de tenerlo todo y al mismo tiempo no tener nada. Su mente era un caos absoluto que la hacía estremecer.

Desvió la mirada enrojecida de la culpa.


—¿No te gusta lo que ves? —preguntó Albert, acercándose sigiloso.

Alissa respiró hondo y retuvo el aire en sus pulmones. Su cuerpo ardía y su entrepierna comenzaba a mojarse.

Ella supo que aunque pudiera huir, no había vuelta atrás.

—Debes irte, Albert. —susurró mirándolo inexpresiva.

Estaba utilizando todas sus fuerzas internas para bloquear cualquier pensamiento inoportuno. Un leve temblor ascendía por su vientre hasta tocar sus zonas más recónditas… sus zonas más impenetrables.

Albert se dio cuenta y no le importó nada más. Sonrió y sus blanquecinos dientes asomaron a través de las comisuras y entonces, sin dejar momento a la duda, se quitó la toalla.

Había abierto la puerta del infierno.

Estaba completamente desnudo y su órgano genital yacía tan erecto que sentía el deseo de estar dentro de ella. Lo movía incesante una y otra vez…

Alissa lo miró directamente sin mediar palabras. Ya era demasiado tarde.

Él se acercó a su cama muy excitado con el preservativo en mano. Colocó ambos brazos sobre la colcha y sus tatuajes refulgieron ante la luz de la luna. Era un animal salvaje en plena cacería. 

Alissa sintió como su respiración se entrecortó y la temperatura de la habitación aumentaba cual fuego abrasador.

<<Hola, infierno. Soy yo de nuevo>>, pensó.

Albert tocó el rostro de ella con sus labios.

—Déjame hacerte mía. —suplicó.

Ella asintió en silencio. Lo rodeó con los brazos y se dejó llevar.

—Desde el primer día, he sido tuya, Albert Colt.

Entonces todo, absolutamente todo se encendió como una quimera.

واصل القراءة

ستعجبك أيضاً

85.7K 4.5K 58
La ropa lo oculta, pero se nota todo lo que tiene mi piel, nadie más que yo sabe lo que se siente traer dolor contigo. Resulta difícil. Pero es más d...
CAMILLE © بواسطة Alexandra

قصص المراهقين

2.7K 295 64
Se escribe "Admirador secreto" Se lee "Acosador" Pero se llama "Asherton clever".
33.7K 1.8K 20
(Hermosa portada echa por : @MaggieCataln) gracias reina 💕👑 Un chico, Una chica, Un amor que será por poco muy poco tiempo. Ella se enteró de algo...
44.8K 4.9K 98
Antes de conocerlo solía ser la típica adolescente con buenas calificaciones, amable y responsable, tenía toda mi vida planeada, pero aquella vida ru...