🧬 RIDE OR DIE !
thirty—three; dolor
Mi cuerpo temblaba, no podía respirar bien y las lágrimas caían sin parar. Mi vista no se podía apartar de las piedras pintadas de la sangre de ellos. Su sangre.
Sollocé cuando las imágenes de lo que pasó volvieron a repetirse en mi mente como si fuera un proyector y cada vez dolía más. Dolía saber que ya no estaban conmigo, que ya no estaban con vida.
Las piedras se incrustaban en mis rodillas pero no me importaba. Sólo quería irme a casa y despertarme de esta pesadilla. Quería irme y verlos sentados en la sala.
Mi cabello se adhería a mi rostro por las lágrimas y mis ojos ardían por haber llorado tanto. Estaba tan cansada que sentía que en cualquier momento me desvanecería ahí mismo.
Había amanecido y ni siquiera me di cuenta de eso.
Aún no podía captar lo que había ocurrido, lo que había pasado y lo que me habían quitado... Lo que él me había quitado. Lo que Negan me había quitado, lo que hizo una de las personas que más quería... me había quitado todo en una sola noche. Todo el cariño que alguna vez sentí hacia él había desaparecido y ahora no pararía hasta acabarlo, hasta matarlo.
Alcé mi vista al escuchar que la caravana se había detenido y de esta, Rick salió arrastrado por Negan.
Sollocé más fuerte al ver a la persona que alguna vez consideré mi tío, de esa persona ya no quedaba nada.
Mi garganta ardía después de haber gritado la noche anterior, gritos de súplica, gritos de dolor al ver como destrozaban sus... Mi vista volvió a tornarse borrosa y las voces de los Salvadores cada vez se iban escuchando más lejos, ya no podía soportar estar ahí y seguir torturándome al ver sus cuerpos inertes, obligarme a mirar la sangre fresca impregnada en las piedras.
Quería suplicar que no le hiciera nada a Rick pero no funcionaría, mis súplicas no funcionaron de nada y ahora ellos estaban muertos.
—Tengo una idea.
Sonrió y tenía un brillo en sus ojos que me aterraba.
—Ta.
Apuntó a Rick con el bate.
—Te.
Maggie tenía que vivir por ella y el bebé.
—Ti.
Papá... Aún tenía que mudarme con él y Sasha.
—Suerte.
Michonne no puede dejar a Carl.
—Para.
Mamá no podía dejarme.
—Mí.
Daryl aún quiere enseñarle a Vik.
—Si.
Glenn, él, no... Tiene que ver al pequeño.
—No.
Sasha merece ser feliz con papá.
—Es.
Aún no le admito a Carl todo.
—Para.
Sin Aaron nunca hubiéramos llegado a Alexandria.
—Mí.
Vikram deseaba vivir por Ron.
—Será.
No hubiera sobrevivido sin Eugene.
—Para.
Aún quería hacer muchas cosas. No quería morir.
El mismo patrón se repetía una y otra y otra vez. Las lágrimas comenzaban a acumularse y en cualquier momento caerían.
—Ti.
Supe que mi vida se había ido al carajo al ver a la persona que él había escogido.
—¡Negan! ¡No! ¡Por favor! ¡Puedo ser yo! ¡Llévame contigo! ¡Por favor! ¡A él no! ¡No a ellos! —supliqué a gritos para que no fuera él, para que no fuera mi papá.
Él me ignoró por completo. —Si alguien se mueve o dice algo, sáquenle el otro ojo al niño, y que lo coma su padre, y luego empezaremos. Puedes respirar, puedes pestañear, puedes llorar. No tienes que obedecer esas estúpidas reglas, Nydia, pero si haré esto —hizo una seña y el tipo de la cicatriz me sujetó para impedir que lo detuviera.
—¡No lo hagas! ¡Negan, puedo ser yo! ¡Escúchame! ¡Por favor! ¡Tómame a mí! ¡No a él! —forcejeé para que me soltara pero era en vano.
Papá me miró con nostalgia y sollocé más fuerte al verlo así.
—Está bien. Estarás bien. Eres una Ford... Eres mi hija... Y estoy orgulloso de ti. Te quiero muchísimo —su voz rota me hizo sollozar —. Mira el cielo, amor.
No quería que viera como... Me estaba cuidando... Siempre lo hizo.
—Papá, no me dejes... —pataleé para que me soltara pero nada funcionaba, lo único que lograba era que su agarre se hiciera más fuerte.
—Diablos, todos llorarán.
El primer golpe dolió como el mismo infierno.
Grité tan fuerte que pensaba que mi garganta se desgarraría. Mis gritos eran acompañados por sollozos y por patadas para que me dejarán ir.
Papá se levantó, de su cabeza caía sangre a montones y yo no podía hacer nada para detenerlo.
—Miren eso. Lo soporta como un campeón —lo dijo con una alegría que hizo que mi odio hacia él creciera.
—Chúpame... los... huevos —fue lo último que dijo.
Como respuesta recibió otro golpe y otro y otro.
Caí al suelo al ya no tener fuerzas para seguir peleando. Las piedras se incrustaron en mis manos pero no dolía.
Por favor, papá, levántate.
Levántate.
Suplicaba que se levantara aunque supiera que eso no era posible. Él ya no iba a regresa. Él ya no me iba a abrazar. Ya no volvería a escuchar su voz ni su risa... Papá se había ido y yo me quedé sola... Como la primera vez.
Mis sollozos se hacían más fuertes al escuchar el golpe del bate contra el suelo.
—¿Escucharon eso? —dijo entre risas Negan haciéndome enfurecer —Dijo: "Chúpame los huevos"
Con cada golpe que daba me hacía más pequeña, más frágil, más fácil de romper... Y lo había logrado, Negan había acabado con la poca felicidad que aún tenía.
—¡Santo cielo! ¡Miren esto! —sacudió el bate, salpicándome de la sangre.
Escondí mi rostro entre mis manos, sollozando más fuerte al escuchar cada palabra que Negan decía. El dolor de pecho era insoportable y la falta de aire me estaba atormentando.
—¡Miren como se ensució mi pequeña! —escuché sus pasos acercarse —Cariño, deja de lloriquear como una bebita y observa esto —un sollozo se llevó como respuesta —¡Maldita sea! Realmente lo querías como un padre... Vaya... Ahora creo que me siento un poco mal. Espera... Recuerdo lo que hicieron y se me pasa, nada de culpa, nada de pena —quité las manos de mi rostro para verlo, él mantenía una sonrisa burlona al verme llorar —. Deberías saber que hubo un motivo para todo esto. Rojo... Y, demonios, rojo era, es y será por siempre. ¡Él hizo un enorme sacrificio por el equipo! —miré con dolor la cabeza rota de mi padre —¡Así que mira, maldita sea!—el bate escurría su sangre haciéndome lloriquear más fuerte.
De un momento a otro Vikram se levantó y golpeó a Negan haciendo que Daryl se levantara a golpear al hombre que golpeó a su hijo. Ambos Dixon fueron tumbados al suelo siendo apuntados con la ballesta del mayor de ambos.
—¡No! —gritó Negan haciéndome sobresaltar —¿Eso? ¡Vaya! Eso... estuvo muy mal. Todo eso, toda esa estupidez, aquí no se permite.
—¿Quieres que lo haga? Aquí mismo —el mismo tipo que me había sujetado le preguntó a su líder.
Negué entre sollozos.
—No. No, eso no se mata. No hasta que lo pruebas un poco —ambos los arrastraron nuevamente a su lugar.
Me sentí aliviada al ver que no les pasó nada.
—De todas formas, así no funcionan las cosas. Ya se los dije, gente, la primera vez es gratis, pero ¿qué más les advertí? Advertí ¡qué lo mataría! Sin excepciones —bajé la mirada con dolor, no quería ver de nuevo lo mismo.
Rezaba para que fuera yo. Para que me matara a mí. Para que ellos salgan bien.
—No sé con que imbéciles mentirosos estuvieron tratando... pero yo soy hombre de palabra. La primera impresión es la más importante. Necesito que me conozcan... Así que... Vamos otra vez.
Cerré los ojos con fuerza al escuchar el bate impactar contra alguien, pero de inmediato los abrí con pánico al escuchar el grito desgarrador de Maggie.
Sentí que todo se derrumbaba al verlo. Al ver a mi hermano. Al ver a Glenn ensangrentado, dirigiendo su mirada rota hacia Maggie y hacia mí.
Un grito de dolor salió de mi parte, mi garganta comenzó a arder y el dolor en mi pecho era aún más insoportable, en cualquier momento me iba a desvanecer ahí mismo.
Glenny...
—Amigo, ¿sigues ahí? No sé. Parece que intentas hablar, pero te di un golpe tremendo. ¡Te aplasté tanto el cráneo que se te salió un ojo! ¡Es más asqueroso que la mierda!
Me abracé a mi misma al escuchar los jadeos moribundos de Glenn.
—M-Maggie, t-te encontraré. N-Nydia, e-est-taré a-ahí.
Caí completamente al suelo, lloriqueando, negando y lamentándome por todo. Ahora ellos ya no estaban, se habían ido, no, me los habían arrebatado enfrente de mí y no pude hacer nada al respecto, no pude hacer nada más que gritar y suplicar por sus vidas.
—Diablos. Veo que esto es difícil para ustedes. Lo lamento. En serio.
¿Él lo lamenta? ¿Lo lamenta? ¿Lamenta haber dejado a una mujer viuda? ¿Lamenta dejar a un niño sin padre? ¿Lamenta haber jodido mi vida en unos pocos minutos? ¿En serio lo lamenta?
—Pero se los había advertido. ¡Sin excepciones! —volvió a impactar el bate.
Con cada golpe que daba me hacía lloriquear más.
La sangre de papá recorría un camino entre las piedras, haciendo que mis manos se mancharan de eso. Aferré mis manos con fuerza a las rocas, sin importar que me estuviera haciendo daño. El dolor emocional era tan fuerte, que no sentía el daño que me estaba causando.
—¿Qué? ¿Fue tan malo chiste?
—Voy a matarte... Hoy no, mañana tampoco... pero voy a matarte.
Escuché la risa burlona de Negan. Alcé la mirada para verlo, él sujetó a Rick del cuello de la chaqueta y lo arrastró hacia la caravana.
Rick no lo matará. Lo haré yo.
Negan lanzó a Rick al abrir la puerta de la caravana. —Te haré una pregunta, Rick. ¿Sabes a qué se debió ese paseo?
Silencio total tuvo como respuesta.
—Responde cuando te hablo.
Se notaba kilómetros que Rick estaba temeroso, sin embargo, no quitaba esa mirada de odio hacia Negan. Ni yo tampoco.
—Ese paseo se debió al modo en que me mirabas. Quería cambiar eso. Quería que entendieras. Pero me sigues mirando del mismo maldito modo... Como si me hubiera cagado en tus huevos revueltos. Y eso no me sirve. Entonces... —se acuclilló a un lado de Rick —¿Te doy otra oportunidad?
—Sí...
—Aquí va, el juego del premio mayor. Lo que hagas a continuación determinará si tu mal día se convierte en el última día de todos o en un mal día más. Póngale a todos un arma en la cabeza —sentí la pistola apoyarse en mi cabeza —. ¡Hey, idiota! A ella no o la próxima bala irá a tu cerebro —retiraron el arma y Negan sonrió satisfecho —. Bien. Ahora... Apunten a la altura de la nariz. Así, si disparan... —hizo un ademán de bombas —... será un verdadero desastre.
Mi cabeza dolía demasiado, mis párpados pesaban demasiado como para seguir teniéndolos abiertos. Sólo quería irme a casa.
—Niño... Aquí —mi labio comenzó a temblar, indicando que el llanto iba a volver a aparecer —. Niño, ahora.
Carl caminó con lentitud hacia él.
—¿Eres zocato?
—¿Si soy qué?
—¿Eres zurdo?
—No —respondió con frialdad.
—Bien —amarró su cinturón en el brazo de Carl.
Negué, sintiendo mi cuerpo temblar por segunda vez.
—¿Eso te duele? —Carl negó —Debería dolerte. Dicen que duele.
Sorbí mi nariz, dejando caer las lágrimas. Ya no podía fingir ser fuerte ante él. Ya no podía.
—Acuéstate en el suelo, niño, junto a tu papi. Separa los brazos —Smith lo empujó contra el suelo —Simon, ¿tienes un bolígrafo? —atrapó el objeto y se acuclilló para trazar una línea en el brazo de Carl —Disculpa, niño. Esto será frío como escroto de brujo, como si tuvieras su escroto encima y él te lo pasara por el antebrazo.
—Por favor, no. Negan, no. No lo lastimes —supliqué mirándolo a los ojos.
Frunció el ceño con una sonrisa. —¿Yo? Yo no haré nada. Quiero que Rick tomé el hacha y le corte el brazo izquierdo a tu novio, justo en esa línea.
Mi mirada llena de terror se encontró con la de Carl. Apoyé mi frente en la palma de mi mano, lloriqueando. No podía pensar que lo perderé. No a él.
—Ya sé. Vas a necesitar un segundo para procesar eso. Es lógico. De todos modos, voy a necesitar que lo hagas. Si no, todas estas personas van a morir. Luego morirá Carl, luego la gente de Alexandria y, finalmente, tú. Pero a ti te mantendré vivo unos años, para que reflexiones.
—No tienes que hacer esto. Comprendemos...
Negan interrumpió las súplicas de Michonne. —Ustedes comprenden. Sí. Pero no sé si Rick comprende. Voy a necesitar un corte preciso ahí sobre esa línea. Sé que lo que te diré es un poco macabro, pero tiene que ser como rebanaras un salame. Bien prolijo, preciso, a 45 grados. Así le doblamos la piel encima. Tenemos un médico genial. El niño estará bien. Probablemente... —jalé con desesperación mi cabello, sollozando —Rick, tiene que ser ahora. Date prisa. O le aplastaré el cráneo al niño yo mismo.
—Puedo ser yo. Puedo ser yo.
Las súplicas no servían para nada. Suplicar no los había ayudado.
—Este es el único modo. Rick, recoge el hacha —el ojiazul no hizo nada —. No tomar una decisión es una decisión clave. ¿De verdad quieres ver morir a todas estas personas? Lo verás. Verás cada detalle sangriento.
Negan estaba torturándolo. A todos. Ya lo había hecho y seguirá haciéndolo.
—Dios mío. ¿Vas a obligarme a contar? Está bien, Rick. Tú ganas. Voy a contar. ¡Tres!
—Por favor.
Ver lloriquear a Rick es algo que jamás voy a olvidar. Al igual que esta noche.
—¡Dos!
—¡Uno!
—Papá, hazlo. Sólo hazlo —murmuró Carl. Rick tomó la mano de su hijo con temor y alzó el hacha.
Cerré los ojos con fuerza. No debía ver eso. No debo mirarlo de nuevo. No puedo mirar. Cubrí mis oídos con mis manos para no seguir escuchando los lloriqueos de Rick y el próximo grito de Carl.
—¡Responde cuando te hablo! —su grito me obligó a mirarlo —Eres mi subordinado. Trabajas para mí.
—Trabajo para ti —balbuceó Rick.
—Me perteneces, ¿cierto?
Grimes volvió a balbucear con miedo.
—Esa es la mirada que quería ver —Smith se puso de pie, recogiendo el hacha y con su estúpida sonrisa —. Lo logramos. Entre todos. Juntos. Incluso los muertos del suelo. Diablos, ellos se llevan el premio al espíritu de equipo. ¡Hoy fue un día muy productivo! Espero, por el bien de todos ustedes... que ahora lo entiendan. Que comprendan cómo funcionan las cosas. Todo cambió. Lo que fuera que tuvieran... ya no lo tienen. Dwight... —llamó al rubio —cárguenlos —señaló a ambos Dixon.
—¿Al niño también?
—Al niño también. Tiene cara de ser un cobarde, pero ese golpe, ¡ese jodido golpe me dolió! Aprenderá y será de mis mejores soldados. Llévenlo.
Intenté pararme pero mis piernas se habían dormido. Sollocé al ver como encerraban a Vik y Daryl en la camioneta.
—Ellos son unos leones. No es una gallina, como alguien que conozco. Me caen bien. Ahora son míos. Pero si sigues queriendo intentar algo... "Hoy no, mañana tampoco" Cortaré pedacitos de... ¿Cómo diablos se llaman?
—Daryl y Vikram —respondió Simon con simpleza.
—¡Wow! Suenan bien. Cortaré pedacitos de Daryl y Vikram y te los dejaré en tu casa. O mejor todavía, los llevaré contigo para que lo hagas tú... ¡Bienvenidos a una nueva etapa, patéticos idiotas! Les dejaré una camioneta. Consérvenla. Úsenla para cargar todo lo que encuentren para mí.
Caminó hacia mí y se acuclilló para quedar a mi altura.
—Nos vemos pronto, cariño —besó mi frente.
Lo empujé con fuerza y con la manga de mi camisa limpié el beso. —No me toques.
Se paró del suelo y rió con burla. —En una semana volveremos para la primera oferta. Hasta entonces, adiosito.
Los Salvadores comenzaron a irse tranquilamente. Para ellos había sido un día cualquiera. Para nosotros fue nuestro peor día.
Coloqué mi mano en la espalda del cuerpo inerte de mi padre y solté el llanto. Lo siento tanto, papá. Tú diste todo de ti para cuidarme. Yo me quedé viendo como te mataban...
Comenzaba a ahogarme con mi propio llanto. —Nydia... —Carl agarró mi hombro para alejarme de él.
—No. Déjame. No... No quiero dejarlo.
—Vamos, Nydia...
La voz de Maggie provocó que me pusiera de pie y corriera a sus brazos. Ambas nos aferramos de la otra como si nuestras vidas dependieran de ello, nos separamos y caminamos con dolor hacia el cuerpo de Glenn.
—Maggie. Tienes que sentarte —Rick se puso de pie para intentar detenerla —Maggie... Hay que llevarte a Hilltop.
—No. Deben ir a prepararse.
—¿Para qué?
—Para luchar contra ellos.
Rick miró a Maggie incrédulo. —Tienen a Daryl y a Vik. Tienen un ejército. Moriríamos. Todos.
Miré con algo de molestia a Grimes. Entendía que no quiera arriesgarse, pero no podemos dejar esto así, sin hacer nada. —Ve a casa.
El brazo de Maggie se aferró a mi brazo con más fuerza. —Lleva a todos contigo. Yo puedo llegar ahí sola.
—Apenas te mantienes de pie —el ojiazul agarró su brazo.
—Debo ir. Ustedes deben ir a Alexandria. Estaban aquí afuera por mí.
—Aún estamos aquí.
Los sollozos ahogados de Maggie dolían. —Yo puedo lograrlo. Necesito que regresen. No pueden seguir aquí afuera. No puedo dejar que sigan aquí afuera. Necesito que regresen.
—Maggie, no vamos a dejarte ir. ¿De acuerdo?
—Es necesario.
—De ningún modo te dejaremos.
Ella cayó de rodillas al suelo llorando mientras acariciaba la espalda de Glenn. Cubrí mi boca con mi mano para ahogar los sollozos que comenzaban a salir con fuerza cuando empezaron a cargar sus cuerpos inertes.
Todo era tan simple. Todo era ese dolor.
—¡Mira esto! Es chino como tú —papá le dio un golpecito a Glenn quién miraba al pequeño con una gran sonrisa.
Todos sonreímos con ternura cuando el bebito sonrió al ser cargado por Maggie. Glenn miró con amor a su esposa y se dieron un pequeño beso para seguir apreciando su bebé.
—Es muy gordito —Enid se sentó a un lado de sus padres, agarrando la manita pequeña de su hermanito.
Papá me abrazó por los hombros, apoyé mi cabeza en su pecho y el coreano me sonrió emocionado al ya tener a su hijo entre sus brazos.
—Qué bonito que es Minho.
—Vik, ya te dijimos que no se llamará así —dijo con diversión Carl, dándole un empujón al ojiverde.
Dixon bufó rendido.
La felicidad que emitía la familia Rhee inundaba la habitación y nos contagiaba, el pequeño se encontraba protegido y amado por todos.
Todo era risas. Cariño. Amor. Paz. Tranquilidad.
Todo era un futuro que jamás va a existir.
────── (🪐) AUTOR'S NOTE
Abraham murió pensando que Glenn cuidaría de Nydia...
Me iré a llorar, ya vengo.
diivolved ♡