Lo que el hielo ocultó

By gabyaqua

361K 18.6K 2.8K

Roger Bernard es cirujano, un hombre atento, tranquilo, y que para sorpresa de Lauren, vive casi al frente de... More

LHO
Nubes negras
Lo que el hielo ocultó: Intriga
Lo que el hielo ocultó: preocupa.
Lo que el hielo ocultó: hace creer (Él era para mi)
Lo que el hielo ocultó: ilusiona.
Lo que el hielo ocultó: invita.
Lo que el hielo ocultó: provoca.
Lo que el hielo ocultó: descubre.
Lo que el hielo ocultó: persuade.
Lo que el hielo ocultó: avergüenza
Lo que el hielo ocultó: asusta.
Lo que el hielo ocultó: convence
Lo que el hielo oculto: advierte.
Lo que el hielo ocultó: aturde.
Lo que el hielo ocultó: embosca.
Lo que el hielo ocultó: golpea.
Lo que el hielo ocultó: traiciona.
Lo que el hielo ocultó: lastima.
Lo que el hielo ocultó: te marca.
Lo que el hielo ocultó: recuerda.
Lo que el hielo ocultó: alumbra.
Segunda parte: 22 Lo que el hielo ocultó
Lo que el hielo ocultó: prueba la vida.
Lo que el hielo ocultó: cuestiona.
Lo que el hielo ocultó: cambia.
Lo que el hielo ocultó: trae recuerdos.
Lo que el hielo ocultó: miente.
Lo que el hielo ocultó: sale a la luz.
Lo que el hielo ocultó: aísla.
Lo que el hielo ocultó: Espera.
Lo que el hielo ocultó: "Supone"
Lo que el hielo ocultó: Prohíbe.
Un largo quizá
Hola, aviso.
El final; comentarios

Lo que el hielo ocultó: (ahoga) Llegar al fondo... y despues ahogarme.

5.4K 442 32
By gabyaqua

Capitulo 4

Lo que el hielo ocultó: llegar al fondo... y despues ahogarme.

El otro sábado me quedé en el auto gris que la empresa de mi mamá le había facilitado para moverse a ella, era tipo escarabajo marca Chevrolet. Estaba encendido con el aire templado mientras yo esperaba que él saliera de su casa. Escuché el sonido de un motor y dejé de recostarme del sillón para inclinarme hacia delante con mis manos en el volante. Entorné los ojos y a una cuadra pude ver su camioneta ponerse en marcha. El carro de mi mamá estaba parqueado calles más atrás para que él no lo viera. Empecé a seguirle a una distancia prudente.

Había aprendido a manejar a los quince años de edad, fue más una obligación que un deseo de aprender. No tenía una licencia de conducir, pero si un carnet de aprendizaje vencido hacía dos años. La suerte era, que era de noche, y ninguna poli me iba a detener.

Roger parqueó frente a un local con luces fluorescentes verde y amarillos. El lugar se llamaba Baviera Café & Bar, Baviera, igual que mi escuela. Pensé en Rosemary, otra vez jugaba el juego de no sentarse conmigo en el receso, incluso después de haberme ayudado cuando estuve descalza en las calles del centro de Múnich. Seguro estaba avergonzada porque su hermano mayor se quedó con mis medias.

Dejé la frazada con la que dormía en el auto, y también mi abrigo. Tenía un suéter negro y unos pantalones jeans apretados, debajo, unas medias hasta las rodillas y las botas marrones que le gustaban a Roger.

Antes de entrar me pidieron identificación, y se las mostré, el portero me miró de arriba abajo y me haló del brazo para que mi oído quedara a la altura de su boca.

—De este lado solo personas mayores de veintiuno, vaya por aquella puerta. —Me señaló, más allá, la entrada a una especie de restaurante al aire libre de la misma casa.

—Es que no vengo a comer. Quiero entrar por este lado.

Asintió pensándolo.

—Solo porque me caes bien. —Sonrió con sus dientes excesivamente blancos.

—¿Le caigo bien? —pregunta incrédula.

—Sí. —siguió asintiendo. Y yo me forcé a sonreírle y desaparecer de su vista cuando me soltó el brazo.

Sentí unos escalofríos de los malos; huye. Pero no, el deseo de encontrarlo era más fuerte.

Al entrar por el pasillo aterciopelado el calor me azotó, llevaba tanto tiempo sin sentir un calor así que casi me apretaba del pecho. Era más grande de lo que imaginaba, y deduje que me tomaría tiempo encontrarlo, ¿Qué hace un cirujano en un sitio así lo sábados?, ¿A dónde iría?

Era un lugar grande. Había una pista de baile, prácticamente lo primero que se veía en la primera planta. Había balcones grandes en una segunda planta, donde la gente estaba sentada comiendo ligero y bebiendo cocteles. Entorné mis ojos más arriba, la tercera planta estaba cubierta por un vidrio transparente, y se podía ver que había personas dentro.

Busqué la parte tranquila, me atravesé por el grupo que bailaba y sentí que alguien me había agarrado el trasero. Me volteé enfadada y el culpable sonreía sin mostrar sus dientes. Estaba borracho, y sentí la urgencia de golpearlo, pero analicé la situación: estaba yo, en un bar de personas mayores de veinte años, sin dinero, con un suéter y nada más que una franela debajo (fue un mal momento el de olvidárseme usar sujetador...) y un pantalón jean con botas de nieve, en ese lugar que parecía estar ubicado en otro mundo; tenía todas las de perder. Así que solo me alejé de allí.

Subí a la segunda planta, donde todo era más calmado.

Personas buscando un poco de descanso, un bar de clase justo encima de uno de no de clase. Me sentí mejor, porque nadie me miraba y me ignoraban como en las calles, quizás, en ese lugar del bar Baviera ningún hombre me tocaría sin permiso.

Me paré en la barandilla mirando hacia abajo, buscando entre todas esas personas a Roger Bernard, pero no tuve éxito.

Me dirigí a la barra de bebidas, un tanto decepcionada.

Yo lo reconocí por su cabello rubio debajo del gorro negro de lana que siempre usaba. Estaba sentado allí de espaldas hacia mí como el que espera a alguien.

Volteó.

Yo volteé al tiempo. Me dirigí a otro lado, mi corazón latiendo fuerte. ¿Qué le iba a decir? Me puse de puntillas para ver hacia donde estaba, había girado la cabeza de nuevo a su bebida. Me pasé la mano por la cara en un intento de mantener la calma y caminé hacia donde él. Me senté a su lado.

—Hola —dije al poner mis manos sobre el mostrador.

Me miró con una sonrisa.

—Lauren, ¿tú por aquí?

—Yo podría preguntarle lo mismo.

Se alzó de hombros.

—Oh, ¿esperas a alguien?

—¿No eres muy pequeña para estar aquí? —Me preguntó susurrando.

—Tengo dieciocho años, doctor.

—Roger. —corrigió—. Oiga, una igual que la mía. —Ordenó al batender. Después se volteó hacia mí y acercó su silla a la mía—. ¿Bebes? —me preguntó.

—Claro.

Yo pensé que Roger Bernard estaba borracho esa noche, pero una persona como él no se puede dar el lujo de perder la sobriedad. Una persona con tantos secretos ocultos no puede dejar que el alcohol le duerma la lengua y el sentido de la razón.

El batender me dio mi bebida; cerveza blanca, y Roger Bernard dejó de mirar mis labios beber solo cuando su teléfono sonó.

Bebí de la cerveza mientras lo escuchaba hablar. Mejor dicho, hablar sin hablar, porque no podía entender lo que decía aunque si hablaba nuestro idioma, colgó el celular y me miró de nuevo.

—¿Estás bien?

Él quería saber si estaba borracha por solo medio vaso de cerveza, y Dios, yo quería estarlo, porque veía sus intenciones por encima de la ropa, emborrachar a la muchachita esa que de seguro nunca había bebido.

Pero entonces yo era buena bebiendo, lo hacía desde los quince, Gary me había enseñado a beber e incluso a hacerlo sin perderme a mí misma en el intento.

—Sí, ¿bailamos?

Miró su bebida.

—No sé bailar.

Me alcé de hombros inocentemente.

—Yo tampoco.

Agarré su mano, como si la timidez producida por él, en primer lugar, se había marchado, y bajamos a la primera planta. Allí, nos metimos a la pista, entonces me dije: ésta es mi oportunidad.

Puse sus manos más por encima de mi cintura, y entrelacé mis manos detrás de su cuello. La música era sin letra, un tipo de tempo ritmo que la gente podía bailar como quisiese.

Al principio, solo nos balanceábamos de un lado a otro, ambos un poco incomodos. Después moví mis caderas, eliminando el espacio de cortesía que no separaba, para bailarle de cerca. Mi boca se movió a su cuello mientras seguía moviéndome pero sin tocar su piel con mis labios. Sus manos bajaron más debajo de mis caderas y me pegaron más a él, poniendo además su pierna izquierda entre mis piernas. Aún más cerca uno del otro.

Era como hacer el amor en la pista de baile, pero no lo mismo, yo casi me desmayo porque fue intenso, quería saber si él lo sentía así o era yo la única afectada de esa forma.

Ese había sido mi mayor movimiento, si con el baile ya él no se daba cuenta de que estaba mal por él y no captaba mi mensaje, entonces no sabría que debía hacer; como si serle directa y decirle claramente lo que me ocurría con él.

Cuando la música terminó y empezó otra, pero con letras, Roger Bernard me tomó por el codo y me sacó del bar Baviera. Afuera, me acorraló con la pared del bar y me puso las manos en la cintura. Acercó su cara a la mía y me besó casi con violencia.

Yo dejé que me besara, pero yo no hice nada. En realidad, no sé por cuánto tiempo me besó así, como si quisiera desquitarse conmigo lo que le había hecho a su pantalón. Yo solo sé que dejé que lo hiciera, sin responderle el beso pero con mi boca entreabierta.

Hubo un momento en el que se detuvo, y me miró a los ojos. Cerró la boca, y quitó las manos de mi cintura. Se iba y me iba a dejar sola en medio de la calle de Múnich.

Lo halé de la camisa.

—Quiero volver a verlo.

—Ve a casa Lauren.

—En serio quiero volver a verle, Roger.

Me plantó un beso en los labios y cerré los ojos, pero esta vez cuando los abrí no estaba allí.

Me quedé unos segundos parada. Las rodillas débiles, sintiéndome abrumada. Entré al auto de mi mamá y grité de alegría. Me sentía afortunada. Sin creérmelo todavía. Queriendo más de él... Llegar al fondo para después ahogarme.


○○○○○

Hola!, estoy organizando todo mejor, y por eso, he estado creando las paginas para mis libros, es el turno de Lo que el hielo ocultó. En el primer comentario he dejado el link (https://www.facebook.com/LHOlibro) de la pagina para que le den me gusta. Esta historia ya está terminada, y subo capítulos todos los días. Gracias por leer. Si eres nuevo lector bienvenido/a, vota y comenta !♥

Los quiero pila eh, no se les olvide. Besos♥


Continue Reading

You'll Also Like

140K 6.7K 37
-¡Apúrate! ¿Porqué eres tan lenta? -¿Cómo puedes decir eso? ¡Que grosero! Aunque no lo parezca este "lindo chico" es mi hermano... bueno no somos rea...
49.7K 1.9K 59
Tenía sus ojos café clavados en mí y juro que no existía nada mejor que esa sensación. Sonreí, algo tímida a medida que se acercaba, con seguridad, h...
Idiota By demons

Teen Fiction

12.8M 539K 46
"- ¿Por qué no te callas? - Mira Hello Kitty, cuando llegues a mi altura, me mandas callar. - ¿Tu altura? -reí- Por favor, me gusta la mía. - Sí. Las...
8.5K 405 20
este caso de Abbie el chico tímido que sufriría violación por plofesoras pobrecito :(...