Maggie sintió una extraña reacción al enterarse de que Peggy había reaccionado, realmente estaba segura de que ese momento no llegaría. A Peggy se le detectó el Alzheimer dos años después de que Maggie ingresara al bunker. Cuando Fury le dijo que podría sacar a Maggie para que le diera el último adiós antes de olvidar todo, ella se negó, no quería verla, así que la única que ha ido a visitarla continuamente es Sharon Carter, su sobrina predilecta.
Es por esto que a Maggie no le agradaba la idea de volver a verla, ¿Por qué pides ver a una persona de la que no te quisiste despedir?, cada conversación entre Peggy y Maggie siempre terminaban en peleas que Fury podía controlar, él se llevaba a la chica, mientras su abuela se relajaba tomando un buen trago de lo que tuviese en su oficina. Pero ahora Fury ya no estaba y Maggie estaba segura de que Steve no podría lidiar con esto.
Luego de lavarse la cara y maquillarse un poco, puesto que su abuela siempre solía encontrarle algún defecto, si veía sus ojeras, se lo recalcaría antes de siquiera decirle hola; bajó por el ascensor de la torre hasta el piso -1, que es donde la estaría esperando Happy con el auto. Saludo al amigo de confianza de su tío y tomaron rumbo al hogar de ancianos, Steve les seguía con la moto y Coulson había decidido no ir. Maggie iba bien acompañada.
Al llegar, Happy bajó del auto rápidamente para abrir la puerta del automóvil, mientras hacía una señal con su mano para que la tomara al bajar. Maggie tomó su mano por cortesía.
— Happy, sabes que no tienes que tratarme como alguien importante. – dijo Maggie al bajar.
— Usted es alguien importante, técnicamente es mi jefa. – respondió Happy.
— Omg Happy, no sería capaz de despedirte, conoces esa empresa muchísimo mejor que yo y no me trates de usted, quiero creer que aún soy joven. – bromeó Maggie.
— Eres muy joven y hermosa Margaret.
— Tendré que informar a mi tío sobre ese comentario. – dijo Maggie en tono sarcástico, mientras reprimía su sonrisa y aplanaba su vestido. – no le diré nada si me dices con sinceridad si luzco bien.
— Luce absolutamente increíble. – dijo mientras la miraba y subía su pulgar haciendo el signo de aprobación.
— Muchísimas gracias Happy. Espero y la señora Carter haya adquirido un milagro del universo y por una vez sea suficiente. – dijo Maggie mientras agachaba un poco la mirada.
— Eres suficiente Maggie. – respondió Happy. – sabes que Tony y Pepper te aman demasiado.
— Lo sé, yo también los amo. – Maggie pasó su cabello por detrás de su oreja, mientras le daba un pequeño abrazo a Happy. – ahora si puedes llamarlo y avisarle que llegué bien. Lo conozco, tiene más choferes, pero te lo pidió a ti, aunque ya ni siquiera trabajes como chofer, supe de tu ascenso...
— Me pidió que, si te veía llorar, te llevara de vuelta a la base. – dijo Happy mientras soltaba una risa triste.
— Prometí que no volvería a llorar por ella, no volverá a romperme de nuevo. – bufó Maggie, aunque algunas lágrimas ya se asomaban por sus ojos.
Justo cuando Maggie iba a entrar al hogar, sintió la mano de Steve en su espalda baja, como dándole apoyo para entrar. Maggie podía entender que para él esta situación también era complicada y de verdad le encantaba ver como ese hombre todavía la apoyaba.
Maggie
Estaba enojada con Steve, no me gustó para nada que pidiera ver a mi abuela sin preguntarme. Pero también estaba asustada, todo el trayecto me dije que no lloraría, ni dejaría que me destruyera de la forma tan fructífera que ella lo hace. Mi tío me conocía tan bien y la conocía tan bien que le advirtió a Happy que, si me veía llorar, me llevara de vuelta. Aunque yo sabía donde quería ir si Peggy me lastimaba, a los brazos del hombre con el que había pasado la noche, a ese mismo que me impulsaba a entrar y con el que no podía estar enojada porque él siempre estaba ahí y cuando lo había alejado, perdí a una de las personas más importantes de mi vida.
— Aló, Tony... si ya llegamos, te aviso si la veo salir antes- si-sí, yo la llevo si la veo mal. – escuché que le decía Happy a mi tío Tony mientras hablaban por teléfono, no pude escuchar más porque ya habíamos entrado al establecimiento.
Nos registramos, mientras la secretaria me miraba sorprendida de que hubiese otra Carter además de la dulce sobrina que la visita todos los fines de semana. Cuando nos volteamos, escuché que una de las enfermeras le respondía que yo era la pequeña que salía en las fotos que tenía Peggy en su velador.
Cuando entré la vi, me sorprendí al ver lo mucho que había envejecido, no la veía hace 10 años. Al parecer ella también se sorprendió al ver que acepté ir a verla, porque apenas me vio, se enderezó de la cama e hizo un gesto para que me sentara en una de las sillas cercanas a su cama. Steve todavía no entraba.
— Agente Carter. – respondió Peggy con un tono frío, tanto que un pequeño escalofrío pasó por mi espina dorsal. – ha pasado tiempo.
— Estoy feliz de verla lucida, abuela Carter. – respondí con el mismo tono frío. – han pasado 10 años y fracción, desde que me resguardaron en el búnker.
— Ah sí, me parece bien que ya te hayan sacado de ahí. – respondió.
— Ahora tengo a alguien que me cuida. – musité. – ya no necesito estar escondida del mundo.
— ¿Cómo está Sharon?, ¿Ya es una agente de alto rango? – preguntó apenas terminé mi oración.
Siempre hacía lo mismo, ponía en la conversación preguntas por cortesía, para luego preguntarme por cualquier otra persona, así fue cada día de mi vida cuando viví con ella y así sería siempre. Peggy nunca iba a quererme, ni mucho menos se iba a interesar por mí.
— Ahora es la agente 13. – respondí – y supongo que está bien, hace unas semanas estuvo conmigo en el atentado de Fury. No sobrevivió. – solté con impotencia.
— Qué triste. – respondió seria. – Mi Sharon, sabía que llegaría muy lejos, me hace sentir muy orgullosa. – soltó mientras miraba la imagen de su velador, era una que nos habían sacado a mi y a Sharon cuando éramos pequeña.
Mi impotencia crecía cada vez más, pero la fui apaciguando cuando vi la foto que compartía con Sharon, yo era más pequeña que ella y aunque dejamos de vernos con frecuencia, ella había sido como mi hermana. La otra imagen era mi madre mientras me sostenía en brazos, yo no tenía más de 5 meses en esa foto. Si solo me dedicaba a mirar las fotografías, tratando de guardar recuerdos que no se encontraban en mi mente, podría salir victoriosa de la visita.
— Hace unas semanas fui a mi primera misión. – dije esperanzada de que dijera algo lindo de mí. – Fury y Romanoff, una de las agentes, dijeron que lo hice excelente.
— Debiste cumplir tu primera misión a los 18 Margaret, ahora tu físico está mucho más descuidado, no tienes la misma elasticidad para pelear. Solo espero que seas inteligente. – soltó sin piedad. Traté de reprimir las lágrimas que se asomaban por mis ojos.
— Sabes el por qué no pude cumplir como agente. – dije cabreada. – además si soy bastante inteligente, puedo hackear las computadoras de la mitad de la ciudad en 30 minutos. – dije orgullosa.
— Ese talento no te hubiese servido de nada cuando yo era una agente. La tecnología está destruyéndolo todo. – replicó. – las chicas creen que solo por saber de computadoras, ya pueden ser agentes. Yo entrenaba a los soldados. – dijo.
Mi pecho se contrajo, mientras aguantaba con todas mis fuerzas las ganas de llorar y gritarle en su cara el por qué no me quería ni un poquito. No soportaba verla, ni mucho menos escucharla. No habían pasado ni 5 minutos y ya habían sido los más horribles de toda mi vida. Hiciera lo que hiciera, nunca la haría sentirse orgullosa, de la única persona que se sentía orgullosa era de si misma, porque estoy segura de que siempre tenía algo que criticarle a Sharon. Todos éramos victimas dentro de su juego de mierda, nunca nadie la pudo complacer. En lo único que le había podido ganar es en follarme a su amado, ella nunca podría sentir eso y me encantaría poder gritárselo en la cara.
Steve
Mi boca se abría cada vez más mientras escuchaba la forma tan fría en la que Peggy se dirigía a Maggie. Como si estuviese hablando con su peor enemiga.
Esa no era la Peggy de la que yo me había enamorado, esa persona tan dulce y con personalidad arrolladora que no dejaba que nada ni nadie le pasara por encima. Hubiese jurado que esa mujer sería una madre y abuela fenomenal, me hubiese caído de espalda si no estuviese afirmado de la pared, estaba escuchando todo.
Maggie había decidido que primero le contaría a Peggy que yo había accedido venir y luego hablaríamos un poco antes de que volviera a olvidar todo.
De toda la conversación, lo que más me sorprendió fue escuchar como Peggy comparaba a Maggie con Sharon. La había conocido no hace mucho, pero podría jurar que Maggie odiaba que la compararan con la gente. Lo odiaba igual o más que tomaran decisiones por ella.
No sabía el por qué lo había hecho, supuse que dentro de ella querría verla, no se veían hace 10 años y cuando supe que Peggy tenía un momento de lucidez, no dudé en responderle a Coulson que le respondiera al hogar que su única nieta estaría feliz de visitarla.
Al escuchar como le hablaba, me había dado cuenta de que había estado equivocado. Ninguna de las dos se hablaban con amor, ni siquiera se habían dado una pequeña oportunidad, se hablaban como si fueran agentes de Shield y no abuela y nieta.
Me dolía ver como los hombros de Maggie se tensaban en cada comparación, en cada respuesta despectiva, quería tomarla y sacarla de ahí. No reconocía a esa mujer, no sabía lo mucho que la habían lastimado para convertirse en esa mujer. Esa no era la mujer de la que me había enamorado, la que había besado antes de congelarme, ni mucho menos en la que había pensado apenas abrí mis ojos.
No pude evitar recordar el día que conocí a Maggie, estaba disfrazada de Peggy y se veían idénticas, pero esta chica era muchísimo más especial, en sus ojos había un dolor tan grande, como si hubiese perdido mucho tiempo de su vida. Por eso me sentía tan identificado con ella, porque ella me entendía. Además de que probarla había sido espectacular, el sexo con ella había sido increíble. Me había dejado follarla en poses inimaginables y tocarla sin ningún pudor, amaba que fuese tan segura de si misma, de su juventud y de su capacidad para proporcionar buen sexo. Por eso me dolía escuchar como Peggy la hacía sentir insegura de su cuerpo.
Por mi mente pasaba la Peggy de los 40, ella no era mi Peggy. Ella no era así.
Maggie
Estábamos hablando de cosas de la agencia, Peggy quería saber como iba Shield y yo le contaba todo lo que sabía. Estaba tan segura de que me preguntaría eso, que tomé uno de los pequeños monitores de mi tío y estudié como iba Shield. Al final resumí todo con un "Está todo bien".
No sabía como decirle que Steve estaba detrás de la puerta esperando para volver a verla, no sabía como iba a reaccionar o si querría verlo. Aunque era probable que sí, porque ella misma nos pidió venir. Tampoco sabía si ya había olvidado que Steve había sido descongelado, así que empecé por ahí.
— Abuela Carter, encontraron al capitán américa y el ahora... él está vivo y joven. – solté rápido.
Al principio vi cómo se sorprendía y soltaba caras de dolor, como si se hubiese olvidado por un momento.
— Margaret. – me respondió. – veo las noticias, no soy una señora inculta, sé que Steve fue descongelado. No me cuentes lo obvio, fue una noticia mundial.
— Él está aquí. – dije rápido. – está esperando para hablar contigo.
— Yo pedí que ustedes vinieran, era claro que él vendría. – dijo confiada. – no pudiste sorprenderme... como siempre.
Justo cuando Maggie terminó la oración, sentimos como la puerta que estaba junta se abría un poco más, mientras Steve entraba. Vi como sus miradas se cruzaron, mientras los ojos de los dos se aguaban. La mirada de Peggy se tornó hasta más dulce, aunque le sorprendió más que escuchara lo que me dijo.
— Peggy. – dijo Steve con un tono dulce.
— Steve Rogers. – murmuró Peggy. – estoy muy feliz de verte con vida. – soltó con tono dulce.
En ese momento sentí como sobraba en la habitación, como si fuera la tercera en discordia o peor, la otra.
Odiaba sentirme así, escalofríos pasaban por mi espalda mientras recordaba que ese hombre, al que me había follado hace menos de 24 horas, había vivido en la misma época que mi abuela y peor, habían estado enamorados. Si él no hubiese muerto, ellos hubiesen formado una familia juntos y hubiesen tenido muchos más hijos que solo mi madre.
Por mi mente pasaba la imagen de Peggy con una familia feliz. Pero el hombre que la acompañaba no era Steve, era Howard Stark. Estaba segura de que esa mierda que le habían metido en la cabeza a mi madre y a mi tío era una mentira. Nada me quitaba de la cabeza que ellos eran los trágicos amantes de los 40.
Creo que lo hicieron, pero no puedo probarlo. suelen decir que sin cuerpo no hay crimen. pero, ¿podrían haber eliminado todas las pruebas?, estaba segura que no.
Estaba tan metida en mis pensamientos, en pensar como volver a la antigua casa de Peggy a buscar alguna evidencia, que no me percate que Steve se había sentado a mi lado y estaban incluyéndome en una conversación de la que claramente no quería ser participe.
La mirada de Peggy era distinta, hasta más dulce. Por alguna razón verla tan pacifica me provocó un dolor de cabeza tremendo, odiaba a los hipócritas.
— Cuéntame sobre ti mi dulce Margaret. – dijo mientras tomaba mi mano y miraba de reojo a Steve. - ¿Cómo ha estado tú vida?, de verdad quiero conocerte.
Apenas la escuché decir "dulce Margaret", me di cuenta de que esta maldita conversación no terminaría nada bien. Necesitaba a Fury, si él estuviese aquí y la escuchara hablar así, tomaría mi mano y me llevaría lejos de aquí, él la conocía como yo.
Pero Steve no, la miraba embobado, mientras luchaba por resguardar sus manos y no tomar las de ella, aunque en una de ellas tenía un vaso con agua por si Peggy lo necesitaba.
Ya había visto esta película y no me gustaba para nada el final, la conocía demasiado bien, estaba interpretando el papel de abuela perfecta frente a su amado que trágicamente había perdido. Estaba consciente de que me haría la villana de mi propia historia y lo peor era que yo le daría permiso.
Porque ella me había amoldado a su gusto y tenía el poder de destruirme con solo una palabra. Por su culpa había perdido 10 años de mi vida.
Recordé lo que me prometí al entrar, no iba a dejar que me volviera a manipular, si iba a actuar como la señora perfecta, no me quedaba más que sacar sus trapitos al sol.
Las dos íbamos a actuar en una película sin director, ni guion, que se iría completamente por el precipicio. Pero yo tenía mi salvavidas y lo utilizaría para salvarme, mientras presenciaba como caía poco a poco en sus mentiras.
El olvido ya no estaba de su lado.
Por lo menos por unos minutos.
E iba a aprovecharlos. Las dos podíamos jugar este juego.
Omg, el próximo capítulo estará bastante dramático así que les recomiendo que saquen sus canciones más tristes de la playlist. Yo les recomendaría a Adele, porque personalmente es perfecta para entrar en ambiente con escenas tristes.
Espero que hayan entendido la referencia a algunas canciones que metí por ahí, si supieron de que cantante, hermosa, reina y talentosa estoy hablando, háganmelo saber <3.
muchísimas gracias por el apoyo, ya son 1.6K de vistas, espero que me apoyen dándole un voto a los capítulos, de verdad no saben lo mucho que motiva.
Nos vemos en el capítulo 14, les dejo el título para que se hagan una idea. " Aunque estés consciente, sigues siendo una inconsciente".