Ali contuvo un gemido mientras trataba de hacer un inventario de cómo se sentía. Podía decir que todavía estaba herida, y sabía exactamente a quién agradecer ese hecho. Su magia burbujeaba bajo la superficie de su piel, contenta y curándola. Sabía que sería una idea increíblemente mala intentar abrir los ojos ahora mismo, así que no lo hizo.
La joven se dio cuenta de que estaba acostada en una cama, con tanta claridad que no la habían capturado. Podía oler hierbas e ingredientes de pociones, así que alguien había estado tratando de curarla. Podía oír el suave murmullo de voces; claramente, tratando de no molestar a un paciente dormido. Finalmente, al decidir que la conmoción cerebral que tenía no iba a desaparecer, se obligó a abrir los ojos y parpadeó en la suave luz un par de veces.
Sus ojos se enfocaron en los dos hombres que estaban en la habitación y se relajó de inmediato. Ella sonrió al hombre mayor y anodino que se percató de su estela. Él era alto, fácilmente de 6 pies y medio de altura; a pesar de su altura, se movía con fluidez, gracia; tenía el pelo negro canoso muy corto, ojos ambarinos afilados que parecieron sorprendidos por su sonrisa por un momento. Tenía una edad indeterminada. Iba vestido con sencillez, pantalones negros de piel de dragón, botas, una camisa de algodón roja y una túnica de duellista roja en la parte superior. Abrió la boca para hablar, pero Ali habló primero, su voz ronca por el sueño y el dolor.
"Wallis, no tienes idea de lo bueno que es verte. Esperaba que llegaras a mí antes que ellos".
El recién nombrado Wallis parpadeó y la miró,
"¿Me conoces entonces?" Su voz era profunda, tranquila y autoritaria.
Ali sintió un ligero escalofrío de miedo antes de responder:
"Por supuesto, lo hago Wallis. He trabajado contigo todos los días durante los últimos nueve años".
Wallis la miró con una mirada amable, pero sin compasión, que es algo que a Ali siempre le había gustado mucho de él. El otro hombre en la habitación dio un paso adelante, también con una mirada gentil en sus brillantes ojos azules. Ali lo conocía y confiaba en él casi tan bien como Wallis. Sin embargo, no hubo reconocimiento en ninguno de sus ojos.
El otro hombre no era tan alto como Wallis, solo un poco más alto que su propio 6 pies 3; su cabello rizado rubio fresa estaba recogido hacia atrás con una simple pieza de cuero negro al estilo de la mayoría de los pura sangre; iba elegantemente vestido con ropa de seda de acromántula; pantalones negros, una camisa azul real, una fina túnica azul y botas negras de piel de dragón. Parecía tener cuarenta y pocos años y se movía con la gracia de una sangre pura.
Ali comenzó a temer que el ritual en el que ella había entrado haciendo claramente había hecho algo más de lo que esperaba.
"¿Que año es?" Preguntó Wallis, habiendo visto la resignación asomarse a los ojos de la joven mientras trataba de incorporarse. El otro hombre la ayudó, gentilmente, a incorporarse.
"Supongo que no es 2009, ¿verdad?" Ali respondió, su voz un poco sin aliento por el dolor.
"No, no es." El otro hombre respondió, ofreciéndole una poción. Ali lo tomó y con una sola inhalación lo reconoció como un analgésico de nivel 7. Ella lo tomó y dio un suave suspiro.
"Gracias, Pierre". Dijo Ali, cerrando los ojos brevemente, por lo tanto perdiendo la mirada rápida que intercambiaron Pierre y Wallis.
"En realidad es 1986, señorita". Wallis habló en voz baja.
Ali suspiró y murmuró algo que sonaba sospechosamente a una maldición. Luego abrió sus ojos esmeralda y los traspasó a ambos con su enfoque de ojos de águila. Estudió seriamente a los dos hombres por un momento, y ambos sintieron el peso de su mirada como una caricia física.
"Soy Aliandra Oleander Potter, la Chica-Que-Vivió, la Mujer-Que-Conquistada, la Maestra de la Muerte, la Elegida Señor del Equilibrio de Lady Magics y la Socia del Jefe de los Inefables de ICW".
Hubo silencio por un momento, antes de que Wallis hablara,
"Lady Potter, me temo que no tenemos una Chica-Que-Vivió; nuestro mundo tiene un Niño-Que-Vivió, Harry James Potter".
"El residuo mágico sobre ti indica que no solo has viajado en el tiempo, sino que también has viajado en dimensión. Dado quién dice ser, debemos preguntarnos si podemos ver sus recuerdos en forma pensativa". Pierre habló suavemente, con compasión.
"Maldita sea." Ali habló un poco sin aliento. Suspirando, asintió con la cabeza y habló de nuevo, su voz un poco más fuerte, "Por supuesto, toma cualquier recuerdo que puedas necesitar. Supongo que el protocolo no ha cambiado entre los mundos, el Jefe y el Sanador Jefe de los Inefables de ICW son los únicos que tendrán acceso a mis recuerdos. Ustedes dos, en otras palabras".
"Eso es correcto, Lady Potter." Wallis respondió.
—Lady Peverell, Ali o Nightshade, por favor. No me gustan las connotaciones que vienen con Lady Potter". Ali pidió.
"Por supuesto, Nightshade". Wallis respondió, usando lo que tenía que ser su nombre de agente. Se sintió un poco complacido cuando vio una pequeña sonrisa adornar los labios de la joven.
Pierre dio un paso adelante y tomó los recuerdos que necesitarían revisar. Los dos hombres salieron de la habitación, después de llamar a un elfo doméstico para pedirle comida. También había un baño contiguo, por lo que la elfa le dejó una toalla y algo de ropa al final de la cama. La comida era de buena calidad, sopa de verduras, pan crujiente, una tarta de melaza de postre. Una botella de cerveza de mantequilla helada terminó la comida bastante bien.
Después de la deliciosa comida, Ali logró levantarse de la cama; dintió el suave tartamudeo en su magia, lo que indicaba un agotamiento mágico. Ella no se sorprendió; ella había usado mucha magia luchando contra ellos antes del ritual. Aún así, con la ayuda de las pociones que estaban incluidas en la sopa, solo pociones curativas, energéticas y mágicas, pudo levantarse y entrar al baño. Se quitó el pijama estilo hospital que llevaba y se miró en el espejo.
Sabía que había perdido un poco de peso durante los últimos meses, cortesía de la guerra. También tenía hematomas que cubrían un buen porcentaje de la parte superior de su cuerpo. La colección de cicatrices que había ganado de los Dursley, oh, tan cariñoso cuidado, solo había crecido a través de dos guerras, sus aventuras anuales en Hogwarts, y no olvidemos algunos métodos de tortura bastante creativos, gracias a ellos. Ali negó con la cabeza; ya debería haberse acostumbrado a sus cicatrices. Sabía que lo estaba, pero a veces todavía era sorprendente verlos. Sacudiendo la cabeza para liberarse de pensamientos mórbidos, se metió bajo el agua corriente y gimió de placer cuando el agua caliente golpeó su cuerpo dolorido.
Después de darse una ducha lujosa y lavarse el pelo, Ali se vistió con la ropa sencilla que el elfo le había dejado. Una simple camisa de algodón verde, pantalones blancos de algodón, ropa interior simple y un par de pantuflas negras. Era cómodo y, lo que es más importante, suave para su cuerpo magullado y golpeado. Vio una estantería con muchos libros en la esquina de la habitación, junto a un pequeño escritorio con tres sillas alrededor. Ali pensó en agarrar un libro; sabía que Wallis y Pierre tardarían un rato en observar sus recuerdos. Sin embargo, decidió que preferiría las respuestas. Sentada en la cama, Ali se relajó en las almohadas y cerró los ojos.
"Muerte", llamó en su mente.
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Había sido una sorpresa, cuando tenía 17 años, justo después de haber caminado hacia su muerte en el Bosque Prohibido, descubrir que la historia de los tres hermanos era real. Se había sentido mal durante unos meses, lo había atribuido al dolor y siguió adelante. Por lo tanto, cuando murió de nuevo, ni siquiera tres meses después de la batalla final, fue una sorpresa encontrarse de nuevo en la estación de Kings Cross, esta vez sin Dumbledore, afortunadamente, pero con un hombre mayor, que estaba vestido como un motociclista sentado allí, claramente esperándola.
Aparentemente, la Muerte podía aparecer como quien quisiera; La muerte solo tenía algo por los motociclistas y los punks.
Fue una experiencia reveladora para Ali. Cuando había recogido los tres elementos, las tres Reliquias, se había convertido en Maestra de la Muerte. Hubo muchos gritos y gritos, muchas preguntas y finalmente una aceptación enojada de que ella no saldría de eso.
Luego vino la conversación de "oh, por cierto, eres inmortal".
Sí, cuanto menos se hable de eso, mejor.
Aún así, Ali pensó que probablemente explicaba cómo, después de ser decapitada, simplemente se alejó, después de que le creció otra cabeza y la original se convirtió en polvo.
(La Muerte la miró como si fuera una idiota cuando le preguntó si ser la Maestra de la Muerte le había permitido hacer eso).
La Muerte también explicó que no importa quién haya recolectado las tres Reliquias antes que ella, siempre fue su destino convertirse en Maestra de la Muerte. Entonces, hubo mucho más agarre, un poco de quejas y un poco de mal humor, antes de que finalmente resoplara su aceptación de nuevo.
En su mayor parte, ser el Amo de la Muerte no era algo que ella realmente notara. Pero ocasionalmente dio lugar a conversaciones interesantes con el ser celestial. Como ahora.
"Muerte", gritó Ali en su mente.
"Hola Maestro." Habló la Muerte, una voz femenina hoy.
Ali abrió los ojos; no le sorprendió encontrarse en la estación de Kings Cross. Ella le sonrió a la Muerte; el ser había elegido lucir como una mujer hoy. Era baja, mayor, un poco regordeta, tenía el pelo a rayas de color rosa neón y morado, y muchas, muchas piezas de metal en las orejas. También tenía una corona de flores en la cabeza.
"Hola Muerte. Te ves muy alegre hoy". Ali saludó felizmente a la Muerte.
"Gracias maestro. Imagino que te gustaría una explicación"
"Si no te importa la muerte. Ni siquiera me di cuenta de que viajar en dimensiones era posible".
"Normalmente, no lo es. Sin embargo, en tu caso, las otras entidades celestiales y yo decidimos hacer una excepción. Eres necesario en este mundo; puedes completar tu destino aquí, sin un Director que permanecerá sin nombre interfiriendo. Puedes ayudar
este mundo, trae equilibrio aquí, salva a tu contraparte en este mundo y a otros a los que has lamentado no poder salvar. Finalmente puedes proteger y traer equilibrio al mundo, como naciste. "
Ali tarareó por un momento, mientras se sentaban juntos en el banco del tren. Había pájaros volando en el aire frente a ellos; se sentaron en silencio por un corto tiempo mientras pensaba Ali.
"Siempre estuve destinado a venir aquí, ¿no es así? Demasiadas decisiones que no pude tomar, demasiadas opciones que me robaron, demasiado mal hecho en mi propio mundo para que yo pudiera traer el equilibrio allí como estaba destinado a hacerlo. Pero aquí puedo. Las traiciones, las muertes, el miedo, todo eso me estaba llevando aquí. ¿Estoy en lo cierto, Muerte?
"Sí. Sin embargo, como con la mayoría de las otras cosas, excepto cuando debemos hacerlo, todas las decisiones son suyas. Estoy, como siempre, disponible si necesita un consejo o simplemente para hablar. Espero que consiga lo que está destinado a esta vez, Maestro". La muerte le sonrió a Ali antes de desvanecerse.
Ali sonrió y pensó mientras cerraba los ojos:
Bueno, la Muerte siempre ha dicho que las opciones son mías. Entonces, ¿qué elecciones voy a tomar ahora? "
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Cuando Ali abrió los ojos, no se sorprendió al encontrar a Wallis y Pierre de vuelta en la habitación y se acomodó en dos de las sillas. Mientras los miraba, Wallis habló con una voz profunda y tranquilizadora.
"No te despertamos, ¿verdad?"
"No, estaba meditando. Entonces, ¿cuál es tu veredicto? "
"Conseguimos que los Goblins te ayuden a conseguir un nuevo nombre, un nuevo trasfondo y cualquier otra cosa que necesites aquí. Después de eso, depende de ti. Si desea encontrar un camino a casa, lo ayudaremos. Si desea quedarse, tendrá nuestra ayuda durante el tiempo que la necesite". Wallis respondió.
"Me quedaré." Ali respondió. Ninguno de los dos pareció sorprendido. Ali sonrió y habló,
"Tenemos mucho que hacer antes de septiembre y la primera sesión de Wizengamot".
Ambos hombres sonrieron, y pasaron los siguientes meses planeando, hasta que amaneció el día para ingresar al Wizengamot. Tenían cuatro en su grupo en ese momento, por lo que los cuatro estaban fuera de las Cámaras de Wizengamot esperando el momento perfecto para entrar. Estaban, los cuatro, bajo un hechizo que les concedía una invisibilidad a través de la cual nadie ni ningún artefacto podía ver.
"¿Estás lista para esto, Ali?" Wallis preguntó suavemente.
Ali se limitó a sonreír; la sonrisa fue repetida por los otros tres.
"Es hora de hacer que ese viejo entrometido se arrepienta del día en que su padre vio por primera vez a su madre". Ali respondió mientras enderezaba la columna y estabilizaba sus nervios para entrar en el Wizengamot y su destino.