Mateo.
― Mateo, vení un segundo ― Me llama mi papá después del almuerzo, para que vayamos afuera mientras el fumaba un cigarrillo, no le gustaba fumar adentro, menos con Emi cerca.
― Si, ¿Qué pasó? ― Ahora la cuestión es, yo que me mando mínimo una cagada al día, ¿De cual se habrá enterado?
― Te quiero hablar de esta chica, Mazzei.
― ¿Mazzei? ― Pregunté confundido.
― Perdón, la vecina, no sé cómo se llama, me olvidé, sólo sé su apellido ― Hizo un gesto con la mano y le dió una calada al cigarrillo ― Me llamó Silvina, para preguntarme si sabía algo de ella, que era un poco... Complicada ― No estaría entendiendo ― No quiero que te acerques mucho a ella, ¿Si? Mucho menos Emilio.
Lo miré indignado y confundido ― ¿Qué querés decir?
― Que su situación es delicada Mateo, eso quiero decir, que tengas cuidado.
Me encogí de hombros restandole importancia ― Tarde, porque ya hablé con ella, no me parece mala piba, y me sorprende que vos juzgues a alguien así, sin conocerla, Silvina podría haber dicho cualquier cosa.
― Si, no sé, también se lo comentó a una vecina del barrio al parecer porque me preguntaron si había problemas con ella, si llegas a hacerte amigo de ella, fíjate.
Rodé los ojos ― ¿Qué? ¿Es una psicópata que nos va a asesinar de noche? Escuchate lo que decis pa.
― Bueno, como quieras, pero te voy a cuidar a vos, a tu hermano y de pasada cuidemos de ella, ¿Si? Cada quién en lo suyo, no parece estar en todos sus cabales ― Se señaló la cien, dando a entender que "Mazzei" no era una chica sana mentalmente.
Decidí cambiar de tema ― Hoy salgo con los pibes, ¿Ustedes se van a lo de el abuelo?
― Si, ojo a quien traes ― advierte.
― Si si, me voy a tirar una siesta, nos vemos.
Me despedí para entrar yendo a las escaleras y dirigirme directo a mi pieza, tirándome en la cama boca arriba.
¿Quién sos morocha?, Y antes que nada, ¿Qué escondes?
[•••]
Ya estábamos en la joda, una jodita tranqui de barrio. Nos habíamos sentado en el patio a fumar un rato.
― No saben lo que nos enteramos ― Dice Belén llegando junto a Leyla con un vino para compartir entre todos.
― No sabemos si es verdad ― La ataja esta última.
Ignoró completamente lo que dijo ― Como decía, nos enteramos que tu amiguita ― Me habla a mi ― Estuvo en un loquero.
¿Qué carajo?
― Dijeron que tenía problemas, graves ― agrega Ley con delicadeza.
― Y que quiso matar a una amiga.
― ¿Quién les dijo? ― Pregunté.
― Todos lo saben ― Dicen al mismo tiempo.
― A la mierda ― Dice Tiziano ― Nunca una normal turro, siempre dando la nota vo' eh.
Rodé los ojos y al mirar a otro lado, me puse derecho en mi lugar, era ella.
― Hablando de desequilibradas mentales ― Murmura Belén.
― Tampoco para que te vayas al carajo ― Camilo le paró el carro.
Todos la miraban, algunos con miedo y otros hasta con un poco de pena.
Sorprendentemente no fuí yo quien la sacó de esa horrible situación, sino Leyla.
― ¿Qué está haciendo? ― Su amiga la mira como si estuviera loca.
― Se llama empatia, estaría bueno que la apliques uno de estos días ― Dice Nico y la otra bufa.
Nuestra amiga caminó hacía amistosa a mi vecina, hablaron un poco y Leyla la acercó a la mesa para prepararle un fernet, siguieron con su charla y se las veía cómodas a las dos. Después la morocha se fue dejando a Ley para que vuelva con nosotros.
― No es mala, es un pancito ― Dice sentándose en su lugar en la ronda ― Acá son todos altos petes, hablan por hablar.
― Nunca esta mal prevenir ― Habla Belén.
― Estás media gila vos, no me cabe ni una tuya últimamente ― Le digo, está super mala onda.
― Bancatela, no me pienso callar por una piba que ni conozco ― Dice simplemente.
Decidimos disfrutar de la música yendo a bailar un rato a la improvisada pista. Así estuvimos toda la noche, Tiziano y Leyla fueron los primeros en irse, altos trolos, me dan cringe.
Los demás que quedamos del grupo seguimos en la nuestra, boludeando, hasta que vi un grupito de gente alrededor de alguien o algo, cuando se dispersaron vi a una chica tirada en el piso.
Me acerqué y resultó que la conocía, mi vecina. Estaba muy mal, en serio, desorientada, no solo parecía borracha, sino también drogada y anda a saber con qué.
― Eu, ¿Qué tomaste? ¿Te sentís mal? ― Ella me miró débilmente, y señaló un vaso que estaba sobre la mesa, lo alcancé, era lo que parecía a simple vista vino normal, pero lo miré más de cerca y abajo de la botella cortada, se veían pastillas apenas disueltas.
Llamé la atención de mis amigos y vinieron a ayudarme, un poco perdidos. Hicimos que se pare, agarramos sus cosas y la acompañamos al baño.
― Belu, entra vos con ella ― Le digo a la castaña y me mira indignada.
― ¿Por qué yo? ¿Qué culpa tengo?
― Flaca ― Habla Nico ― Sos la única piba, tenes que acompañarla a que vomite y se lave la cara, nada más boluda, deja de mariconear.
Rodó los ojos y agarró a la chica, que más que un ser vivo era una bolsa de papas, entrando con ella al baño para que se componga.
Mientras tanto, yo fuí afuera, quería saber quien le había dado ese vaso, o por lo menos las pastillas.
Encontré un grupo de chicas y les pregunté por la morocha, me dijeron que la habían conocido esa noche.
― Tomó un solo fernet y ese vino, no sé como se puso tan mal ― Dijo una de ellas un poco angustiada.
― Yo si ― Comentó otra ― Fue Sebastián, yo lo ví dándole el vaso, le gusta drogar pibitas pero no pensé que se lo iba a hacer a una chica que apenas conoce, siempre les hace el re chamuyo y después las empastilla.
Conocía a Sebastián, más de una vez se quiso chamuyar a Belén y Leyla, a la última sabiendo que estaba de novia, era bastante pesado pero jamás supe de algo tan groso cómo que había drogado a alguien, hasta ahora.
Lo busqué con la mirada y lo encontré hablando con otra chica, me acerqué a paso rápido, estaba por darle una cerveza a su seguro próxima víctima, se la tiré de un manotazo y lo empujé haciendo que caiga de espaldas, lo agarré del cuello de su remera.
― ¿Qué haces pelotudo? ― Dice y se intenta pararpero vuelvo a ejercer fuerza haciendo que se de la cabeza contra el piso, dejándolo sorprendido ― ¡Mateo la concha de tu hermana! ¿¡Qué te pasa!?
― La volves a drogar, y te corto las pelotas y te las meto por el orto taradito, te dejé pasar las de Belén y Leyla, pero la de esta wacha no, me tenés harto.
Se intentó parar pero un golpe mio en su pómulo no lo dejó, yo no era de pelear, esto literalmente fue la gota que derramó el vaso, iba por la vida totalmente impune haciendo esas giladas y no podía dejar dejar se siga zarpando.
― ¿Te pensas que tu nueva wachita no quería empastillarse? Si re sabía dónde se metió, no es ninguna santita.
― Me chupa tres huevos, te dejas de joder Sebastián porque te dejo en coma, pelotudo.
Lo dejo ahí mientras algunos lo ayudan y otros lo pateando queriendolo echar de la casa, ¿Dónde está el dueño de la joda cuando se lo necesita?
Vuelvo a entrar a la casa yendo al pasillo del baño, donde me esperaban Nico, Nahuel, Belén y la muerta viva.
― ¿Y? ― Pregunté.
― ¿Dónde estabas? Toma ― Prácticamente Belén me la tira encima, ― No pudo vomitar, solo hice que se lavara la cara un poco.
― Bueno, ¿Vamos? ― Pregunta Nahuel y asentimos ― ¿Vos la llevas a la casa Mateo? Nosotros vivimos del otro lado y acompañamos a Belu, ¿Vas a poder?
¿A pesar de que alguien me vea con la chica casi inconsciente y piense que la estoy secuestrando?, ― Si tranquis, avísenme cuando lleguen todos, en especial vos ― Señalé a la castaña ― No te hagas la loca, chau.
Nos despedimos, ellos yendo para un lado y yo para el otro.
Esta chica era un peso muerto, iba cargandola más o menos.
― Quiero vomitar ― Se separó de mi llegando a un árbol de la vereda y largar todo, asquito.
me acerqué a ella agarrando su pelo para que no le moleste, lo vi en las películas. Ella puso su mano sobre mi muñeca.
― ¿Ya pasó? ― Susurro y niega.
― No necesito que me ayudes ― Se enderezó y la miré perdido, ¿Qué rompí ahora? ― Los pibes como vos se creen que salvan a todas, seguro fuiste a buscar al que me dió el vino, ― No, bueno si ― ¿Te pensas que necesito a alguien que me esté salvando el culo?
Estaba confundido, ― Te quería ayudar flaca, banca un toque.
― Pero ni sabes quien soy boludo, ¿Qué onda?
Me estresa ya, ― Por eso, no sé quien carajo sos pero te quiero ayudar, tranquila.
Me miraba con los ojos entrecerrados, con desconfianza ― ¿Ahora vas a ayudar a la loquita del barrio? Déjame de joder.
Fruncí el ceño ― ¿Loquita de que boluda?
― Todos piensan que saben de mi vida, en esa casa no había una persona que no piense que era una esquizofrenica de mierda.
Vi lágrimas caer por sus mejillas y me acerqué más a ella pero me alejó con su mano ― No.
Asentí, lo respetaba ― Okey.
Empezamos a caminar en silencio ― Me llamo Cielo, ¿Okey? ― Dijo llegando a a la cuadra de nuestras casas y sonreí apenas ― Perdón por tratarte así, estoy empastilladisima.
Solté una risa chiquita ― Esta bien, ¿Te sentis...? ― No terminé de hablar cuando volvió a vomitar, la señora Hilda nos va a odiar, su vereda es sagrada para ella.
― No me siento bien ― Dice y me acerco a ella para que se pare despacio, pero la ataje para no se de la boca contra el piso ya que se desvaneció por un segundo, puse un brazo suyo en mi cuello y la agarré por la cintura para llegar a su casa.
Anda a saber donde pingo dejó las llaves esta piba que no las encuentro, no pienso revisar más allá de los bolsillos de su campera.
Conecté dos neuronas acordándome que no había nadie en mi casa y que vivo al lado, asique la cargué un poco más para llegar a la puerta de mi hogar y si poder abrir, dejé sus cosas en uno de los sillones individuales del living.
― Eu Cielo, estamos en mi casa ― Le dije mientras la llevaba escaleras arriba ― Vos vas a dormir en mi pieza, ¿Si? cualquier cosa yo voy a estar abajo.
La dejé en mi cama y la tapé con las colchas, ni se movió.
Agarré unas frazadas que tenía por ahí para llevarmelas a el sillón grande en la planta baja, para dormir ahí, con eso me iba a arreglar.
Fui a la cocina por un vaso de agua para mi y otro para la chica que dormía arriba, con una pastilla para el dolor de cabeza que había en un mueble, mañana los va a necesitar.
Se los dejé en la mesita de luz y la miré por un segundo, la turra esta era linda hasta inconsciente de lo drogada que estaba.
Asique se llama Cielo, que lindo nombre, asumo que por el color de sus ojos, ya que son re azules.
Dos más dos mis negros.
Me acosté en el sillón, el cual era bastante cómodo en realidad, a veces dormía siestas ahí asique estaba acostumbrado.
Sólo espero que no se despierte y piense que la traje por otras razones, sería un mal comienzo.
Pobre, me da un poco de lastima la verdad, la estaba pasando un poco mal por lo que todos están diciendo de ella y el tarado de Sebastián le hizo eso.
Me dormí pensando en ella, sin darme cuenta.
Cielo.
Me quería meter un tiro en la cien del dolor de cabeza que tengo, ¿Dónde carajo terminé? Aunque es mejor que una sanja, seguramente. Me acordaba lo que había pasado pero no con quien me había ido ni a donde.
Eu que rico olor tienen la sábanas, tipo, rico perfume. Y abrí los ojos,
Era perfume de hombre.
Me senté en la cama y miré el cuarto en el que estaba, obvio no era el mío, pero una foto familiar en la mesita de luz me lo dejó claro, Mateo.
Sonreí sola, nunca nadie hubiese hecho eso por mi.
Me levanté y le hice la cama, agarré mis zapatillas, salí y bajé las escaleras lo más discreta posible, por ahí despertaba a alguien.
Llegué al living donde me encontré al morocho durmiendo en el sillón, en cualquier momento se iba a caer de este, lo presiento.
Mis cosas también estaban ahí, las agarré, arropé bien a Mateo ya que se había destapado entre dormido y dejé un beso en su cabeza.
Por ahí no es mal pibe, no, confirmo que Mateo no es mal pibe.
••••
Cielo seria actualmente como en la multimedia, pa' guiar.
Awwww más tiernis, a partir de ahora está frase se va repetir mucho, porque los hice con la parte más trola de mi, y costó pero acá estamos.
Metí muchas cosas en un capítulo, chusmerio, el pasado de Cielo, secretos, la familia de Mateo, joda, alcohol, piñas, celos y hasta vomito, dea.
Ueno, voten y comenten, estoy terminado Lie To you asique nada, lo más seguro es que me vean más por ahí esta semana y después seguimos de lleno acá, gracias por el apoyo, bai🤍