Pueden que con este capítulo desarrollen uno de los siguiente sentimientos: amor puro con satisfacción o rabia absoluta.
Lxs leer en los comentarios.
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-¡Responde maldita sea!- grita el joven oficial golpeando la mesa. No me inmuto para nada por su rabieta.
Una sonrisa quiere asomarse en mi rostro, pero sé que no me traería nada bueno hacerlo. Sin embargo, no puedo controlar mi mirada de burla, lo que hace que el oficial pierda la poca paciencia que le quedaba y se acerque a mi con la intención de atacarme. El agente que me entrevistó las primera dos veces en la cárcel, y que ahora solo me observa. Se levantó y colocó su mano en el hombro del oficial.
-Creo que es momento de tomar un descanso- el oficial se me queda mirando con ojos llenos de furia y frustración, no puedo evitar formar una pequeña sonrisa cerrada. Veo como el joven oficial aprieta su mandíbula. El agente hace mucho que estaba esperando en la puerta.
Al final el oficial suelta un suspiro de frustración y se voltea para seguir a su jefe.
La puerta metálica se cierra con fuerza.
Respiro hondo.
Miro mis manos que se encuentran encadenadas por encima de la mesa. Maldigo una y otra vez por estar en este lugar, por haberme dejado atrapar tan fácil. Debí haber prestado atención a mis sentidos, debí haber pensado solo en miñ ni siquiera sé por qué he dejado que Michael se haya metido en mi piel...nunca había tenido un amigo, pero mira las consecuencias que trajo esta amistad.
De todas formas no hay que yo pueda hacer, solo me queda esperar y mantener la boca cerrada, esperar a que uno de los policías o quien sea que esté del lado de Michael me saque de aquí.
Solo me queda esperar.
Si me hubiera ido un dia antes...
Muevo mis mnaos con desespero, tenerlas por tanto tiempo encadenadas me esta volviendo loco.
Espero que alguien me saqué de aquí pronot porque no aguntaria doce horas mas o cuantas sean hasta que les de la gana de ponerme en una celda.
Coloco mi frente el orilla de la mesa y cierro mis ojos por un momento, tratando de descansar aunque sea por unos instantes y tener la energia suficiente para solo sonreir y evitar preguntas.
Escucho como la puerta de metal es abierta y en la misma posición decido hablar.
-Espero que esta vez si me haya traido comida, oficial. Con un estómago vacio, es más dificl repsonder a sus preguntas.
-Esteban.
Esa voz.
Levanto mi cabeza y la veo.
Abro y cierro mis ojos, no confiando en mí mismo, tal vez es otra alucinación, pero se ve tan diferente a las anteriores.
-Elizabeth.
Se abraza a sí misma cuando digo su nombre, como todas las veces que la llamaba, ella trataba de protegerse. No puedo creerlo, es real y está frente a mí, después de todo este tiempo, después de todo el drama, después que nos separaran.
-¿Qué...qué haces aquí?- logro preguntar. Mis manos pican, tanto tiempo sin tocarla, sin sentirla- Tenía mucho tiempo que no te veía, hermanita.
Elizabeth se abraza aún con más fuerza y mira un momento hacia la puerta, insegura. Quiero levantarme de la silla y acercarme a ella. Casi quiero reírme de la ironía, antes ella no tenía escapatoria ante mí y ahora yo soy prisionero.
Finalmente vuelve a mirarme, esa mirada asustadiza que siempre me ha encanto crearla. Sin embargo, el miedo se esfuma de sus ojos y se acerca a la mesa con lentitud. Deja de abrazarse y se sienta.
-Vengo a visitarte- baja la mirada hacia mis manos encarceladas, veo alivio en su mirada- Ha pasado mucho tiempo...
-¿Me extrañaste? -pregunto sin poder controlarme- porque yo...-trato de levantarme pero las esposas no me lo permiten. Pateo mi silla haciendo que ella pegue un brinco aún sin mirarme- yo te he extrañado bastante...-termino de decir a pesar de mi frustración.
Elizabeth alza su mirada.
Sus ojos se llenaron de lágrimas.
-Si...-dice después de un rato- te...te extraño.
-Lo sabía- Digo sonriendo- Madre es una perra por habernos separado- Ella aprieta su mandíbula-por haberme puesto en ese lugar por el simple hecho de mi amor hacia ti.
Elizabeth cierra sus ojos y mira hacia otro lado. Si tanto me extraño, ¿por qué se ve asqueada por lo que estoy diciendo? Sé que en el pasado ella a veces no le gustaba lo que sucedía pero siempre me siguió la corriente, era lo mejor para ella.
-No, Esteban...tú...-la miro atento. Ella niega con su cabeza y vuelve a mirarme. Eso ojos verdes llenos de inocencia, que no importaba cuantas cosas hiciera, esa inocencia no se iba, y su cabello negro largo como siempre me gustaba. Elizabet respira hondo antes de hablar- Tienes razón, ella...nos separó por tu amor.
-Nuestro.
-Si, nuestro-hace una pequeña sonrisa al terminar de hablar y a pesar que me gusta más cuando llora, se ve hermosa sonriendo- Tengo algo que decirte.
Recuesto mi espalda en la silla.
-¿Qué?- mi mirada va hacia la puerta por un instante. Tengo una idea de lo que está ocurriendo.
-Vine hasta acá porque te extraño, Esteban; y cuando me enteré en lo que estabas metido...-sus ojos se llenan de lágrimas de nuevo. Muevo otra vez mis manos y las cadenas hacen un sonido horroroso de nuevo- No podía creerlo...
-¿Qué te dijeron?
-Que habías ayudado a alguien a secuestrar a una muchacha...
-¿Y les crees?
-¿Es verdad?
-Sabes que nunca te he mentido, Elizabeth...-aprieto mis manos en puños- Yo no tuve nada que ver con eso. Solo estuve encerrado en el mismo lugar que ese loco, solo estuve esperando a que mi condena terminara para ir por ti.
-Esteban- Ella se acomoda en la silla- Tienes que decirme la verdad...necesito que lo hagas por mi, ¿okay?- Elizabeth coloca sus brazos en la mesa- Ellos me dijeron que si me dices la verdad solo a mi...-se acerca un poco más-Quedarás libre y...podremos estar juntos de nuevo, tal y como dijiste.
La quedo mirando por un momento sin decir nada. Analizo su rostro, se ve segura de lo que dice y está diciendo exactamente lo que siempre he querido escuchar de ella. Ha cambiado bastante, ya no es una niña, ya no se ve tan temerosa ante mi, aunque me gustaría que lo estuviera.
-Solo nosotros dos, sin madre ni padre para molestarnos.
Elizabeth asiente varias veces.
-Si- contesta para luego sonreír- como siempre quisiste...quisimos. Me iré contigo.
-¿Lo prometes?
Elizabeth se me queda mirando sin decir nada, pero de repente se inclina hacia la mesa y estira su mano, tocando la mía. Acaricia lentamente, veo nuestras manos.
-Lo juro.
Alzo mi mirada y la veo.
Esos ojos verdes...
Michael me dijo que me quedara en el baño mientras arreglaba algo en el cuarto, dice que tienen una sorpresa para mi.
-Te encantará, princesa. Lo sé- dice con voz agitada en la habitación, escucho como se mueve de aquí para allá mientras yo me veo en el espejo- Por fin podrás perdonarme por el accidente...
Él seguía hablando mientras yo pensaba en lo ansiosa que sonaba su voz, me ponía nerviosa, que él sonara así no trae nada bueno, y que me eche la culpa es peor. Hace mucho tiempo que lo "perdoné" sobre lo de la rodilla. Después de ese día me aseguré que todo estuviera perfecto, me comporté a su alrededor tranquila y feliz, pero él siempre lanzaba comentarios diciendo que le dijera la verdad, sin importar mil y una veces le decía que estaba bien. Él se siente inseguro, tal vez fuera de control.
Quiero creer que sus inseguridades es porque tal vez alguien si está buscandome y que él lo sabe, pero ya he tenido suficiente experiencias para saber que esa idea es solo una fantasía y que mi futuro es estar encadenada.
Estar con la rodilla lastimada se siente como si de verdad estuviera encadenada, ya puedo caminar por mi misma pero cojeando y al caminar mucho comienza a doler mucho, así que solo me rindo y dejo que Michael me ayude. A pesar que a veces tengo miedo cuando me toca, no se pasa de la raya. Se siente culpable de lo que hizo, o eso me quiere hacer creer.
De vez en cuando él comentaba que dejará de estar enojada con él, a pesar que nunca le demostraba nada, hay algo que lo está molestando, que lo pone ansioso, no soy yo, es algo más.
Sigo mirando mi reflejo en el espejo, ¿en qué me he convertido? Nunca había sido alguien quien radiara de felicidad pero nunca antes me había visto...tan apagada, sin vida. Mis ojos marrones se ven más opacos que nunca y mi cabello castaño ya no tiene el brillo que mi madre siempre solía envidiar. Cada dia puedo ver los huesos de mi clavícula, a pesar que Michael me obliga a comer de más. Me miro en el espejo y no me reconozco, soy nada.
-¡No puedo esperar para ver tu reacción, Aisa! No salgas del baño hasta que te diga- menciona lo último seriamente, con un tono de advertencia en su voz. No quiere que arruine sus planes, ya que al parecer yo siempre soy la culpable por arruinar las cosas.
Su advertencia me hace sentir escalofríos por todo mi cuerpo, últimamente su voz solo me ha dado escalofríos. Estoy tratando de hacer todo lo posible para hacer todo bien y que él no vuelva a lastimarme, pero hay algo, sé que hay algo que...
-¡Amor! ya puedes salir- grita con emoción pura y nerviosismo. Coloco mis manos en el lavamanos, bajo mi cabeza y respiro hondo. Mi cuerpo está temblando un poco; y no sé por qué pero tengo un mal presentimiento.
Doy otro respiro mientras me alejo del lavamanos y asiento varias veces con mi cabeza dándome una especie de ánimo.
Mi mano tiembla cuando la poso en el pomo de la puerta, la abro lentamente sin de verdad querer hacerlo. Lo primero que veo en la gran sonrisa de Michael al verme.
-Mi bella princesa- toma mi mano y hace que salga completamente del baño. Nos acercamos a la cama y por un momento el miedo me invade pero Michale se detiene y señala- Para ti.
Dejo de verlo para mirar hacia donde apunta, un vestido corto blanco se encuentra en todo el medio de la cama. Es bonito y sencillo, la tela brilla a pesar que no tengo lentejuelas, es fina y elegante. Sus mangas son del tipo que quedan caídos debajo del hombro y que crean una especie de línea entrelazada en el medio.
No sé por cuánto tiempo he estado viendo el vestido, pero las caricias en mi brazos me hacen volver a la realidad. Michel se encuentra ahora detrás de mí, acariciando mis brazos de arriba y abajo, lentamente.
-Es...-trago saliva- Bonito.
Michale no contesta por un tiempo, y por un momento me entra la angustia que no le gusto mi respuesta y que se enojará. Abro y cierro mi boca para animarme a decir cualquier cosa para arreglar la situación, pero algo no me lo permite, no puedo hacerlo.
Él sigue con sus caricias y puedo sentir sus respiración en mi cuello, puedo escucharla también, hace que me ponga los pelos de punta. Es impresionante como sin palabras, él puede ponerme tan mal.
De repente sus manos se quedaron en mis hombros y con lentitud me voltea. Mis respiración es pesada e irregular y la de él es calmada. Mira mi rostro por un momento y sus dedos acarician mi mejilla para luego ir a mi cuello. Aprieto mi mandíbula.
Luego acerca su rostro cada vez más a mi, sus labios se posan en mi frente, dando un beso. Al separar sus labios, resta parte de su frente en la mía, puedo ver sus labios.
Cierro mis ojos al no poder seguir soportando. Michael empieza a respirar por su boca y sus brazos me rodean completamente. El momento se siente tan íntimo que quiero salir corriendo.
-Es tu vestido de novia...-susurra. Abro mis ojos- Nos casaremos, princesa.
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Espero esten bien💜
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Muchísimas gracias por seguir leyendo💜
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