Hacía días que las cosas habían cambiado, Abby pasaba demasiado tiempo con el cuarteto, el trío de oro o con Cedric. Los dos gemelos Weasley, sin embargo, pasaban tiempo con Angelina, Oliver Wood o incluso con un Ravenclaw de tercer curso.
Nunca intercambiaban más de tres palabras al día con la chica, y eso estaba distanciando a los dos chicos que se querían.
-¡Abby! ¡Acuérdate de que hoy toca pociones! -Gritó su amiga, mientras la nombrada salía junto a Aisha y Alicia de la sala común de Hufflepuff.
-¡Lo haré, Andrea, me acordaré! -Habló ésta cerrando la sala.
En otra parte del castillo, específicamente en la sala común de Gryffindor, cinco chicos estaban conversando sobre diversos temas.
-Entonces, si mañana es el cumpleaños de Abb, ¿pretendemos quedarnos de brazos cruzados? -Habló uno.
-Tranquilo, Ron, tenemos tiempo. Todos sabéis el plan, debemos evitar a Abby a toda costa, no queremos ser descubiertos. -Habló su amiga.
-¿Y quién le distraerá? -Preguntó uno de los gemelos.
-Está claro que Aisha y Ali, George. Ahora mismo deberían de estar en el Gran Comedor, es hora del desayuno. -Habló su otro gemelo.
-De acuerdo, entonces adelante, pero tened mucha precaución. No podemos dejar que nos pille, la sala de menesteres se aparecerá para nosotros siempre que lo deseemos. -Continuó la chica.
-¿Deberíamos invitar a Malfoy, Zabini y Nott? -Preguntó el chico de gafas.
-Ni hablar, me niego. -Se quejó el pequeño pelirrojo.
-Lo haremos, Draco es su primo y Blaise y Theodore sus amigos. Por mucho que no nos llevemos bien, debemos hacerlo, son parte de la vida de Abby. -Sentenció la chica.
-Entonces, echo. Nos vemos en la sala de menesteres. -Finalizaron los gemelos, hablando a la vez.