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By propetyOfNegan

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By propetyOfNegan

𝕮𝖆𝖕í𝖙𝖚𝖑𝖔 𝖈𝖚𝖆𝖗𝖊𝖓𝖙𝖆 𝖞 𝖓𝖚𝖊𝖛𝖊

Podría asegurar sin dudar un segundo, que ver a Scarlett vestirse era su actividad favorita, ver cómo sin quererlo acariciaba su piel en cada roce, como las prendas se amoldaban a su cuerpo conste iban bajando por sus senos, la forma simple y desinteresada con la que arregla su cabello, pintando sus labios con una precisión la cual da gusto ver.

Estaba embalsamado, apreciando cada mínimo movimiento por parte de la mujer. viendo como el vestido azul oscuro lucía precioso en su cuerpo.

Le agradaba saber que lentamente perdía el miedo de vestirse bien, sin estar oculta detrás de pantalones anchos y camisas de Alfie, acostada en la cama pensando que en cualquier momento los bastardos italianos vendrían a por ella.

Scarlett lo estaba afrontando a pesar de cualquier pensamiento negativo en su mente, y él estaba detrás de ella alentándola a superar sus miedos, acompañándole con las palabras justas y necesarias, demostrándole con actos que si ella lo necesitaba estaría ahí.

Tal cual como ahora.

Sentado en la cama individual, separó las piernas y sonrió con maldad en la boca, notando como Scarlett colocaba perfume en su cuello, terminando de sacar un collar de perlas del pequeño joyero.

-¿qué?- fue lo primero que preguntó cuando notó como la mirada masculina descendía por sus piernas, viendo gracias al espejo como Tommy se levantaba de su cama para caminar hasta ella.

Coloco las manos en su cadera, apegando su espalda contra él, haciendo contacto visual gracias al espejo redondo que adornaba la pared.

-no es necesaria nuestra presencia en el Garrinson, lo sabes, ¿no?- Ella sonrió mientras negaba, colocando los anillos en sus dedos.

-tus hermanos nos quieren ahí y no los abandonaré simplemente porque me haces reír con tus chistes crueles y tus anécdotas raras- sintió la sonrisa de Tommy en su cuello, con las palmas que vagaban por su vientre bajo y cadera- Thomas Shelby.

Soltó una risita al estremecerse con los labios suaves en su mejilla, notando como cesaban las caricias para abrazarla.

-¿puedes ayudarme para que podamos irnos?- le mostró el collar y el asintió alejándose un paso, acomodó su cabello hacía un lado, sintiendo la frialdad de las perlas subir por los costados.

No sabía que Tommy podía llegar a ser tan cariñoso, conocía cuan burlesco o jovial se podía volver, pero aquella faceta donde no paraba de tocarla era completamente nueva.

No había que agregar el hecho de que le agradaba sentirlo tan cerca.

Cuando escucho el susurró de Tommy diciendo que estaba listo, se dio la vuelta para enfrentarlo.

-te ves jodidamente hermosa- halagó con una mirada segura, deteniéndose en su sonrisa- vamos a ver qué mierda quiere Arthur.

Scarlett avanzó delante de él, bajando las escaleras para encontrarse con Louisa, la anciana tomaba una taza de té con un trozo de pastel de frambuesas, a su lado izquierdo tenía dos croissants y rellenaba un juego que estaba en el periódico.

-¿ya se van?- preguntó intentando no ser demasiado entrometida, esperando no molestar al Shelby con su duda.

-sí, espero volver temprano- Scarlett se colocó frente suyo, impidiendo que el líder la viese directamente.

Louisa agradeció aquel acto tan considerado.

-¿tienes unos para mí?- cuestionó señalando los bocadillos a su izquierda, con una sonrisa que le relajo de inmediato.

-sí, están sobre el mueble donde están los platos.

-estaré en el Garrinson, si necesitas algo, cualquier cosa, solamente llama- la mujer canosa asintió en un movimiento pausado- y duerme tranquila, no me esperes.

Scarlett le sonrió antes de alejarse hacía la entrada principal, viendo como Thomas se arreglaba el saco sin prestarles atención. Ella imitó su acción al colocarse un abrigo Beige

-¡nos vemos, Lou!

El frio le congelo los labios inmediatamente, viendo el pavimento húmedo y algunos charcos de agua sucia.

Tommy extendió su mano, y la mujer inmediatamente notó cómo su mano derecha no tenía el guante de cuero, contrario a su mano izquierda la cual estaba con la prenda.

Sostuvo su extremidad, caminando por la calle con tranquilidad, en un silencio cómodo, ambos guardando sus palabras para más adelante.

Había sido un día raro, así lo denominaría Scarlett.

Su día comenzó raro desde la madrugada, Alfie prácticamente la obligo a dormirse, sintiendo la compañía protectora de ambos perros, a pesar de los esfuerzos de su hermano para que ella pudiese recuperar horas de sueño, no consiguió hacerlo.
Dio vueltas en la cama cientos de veces, con pensamientos que variaban en importancia e interés, con una sensación agobiante que me hacía pensar que miles de ojos estaban viendo su casa para entrar a destrozar la poca tranquilidad que sentía en aquel entonces, además los ronquidos de Cyrill no hacían mas que interrumpir los momentos donde conciliaba momentáneamente el sueño.
No obstante, aprovecho de pensar el por qué Alfie le pidió que durmiese, sin darle más explicación de "terminare con lo que empezamos, solecito", durante el amanecer descubrió que el mayor de los Solomons había demostrado misericordia ante la inútil vida de Ollie, dejándole un dolor que perduraría semanas en todo su cuerpo y un trabajo miserable que lo mantendría alejado, quizá nunca más volverían a ver al chico.

Una parte de Scarlett sabía que no mató a Ollie gracias al sentimiento de familiaridad que tenía por el chico, Alfie fue precavido, prefiriendo no revivir a los demonios que le atormentarían si tomaba aquella fría decisión.

Luego de aquel descubrimiento, su viaje en tren fue contrario a su madrugada difícil. Tyler fue un acompañante agradable de tener, tenía anécdotas de muchas cosas, lo cual hizo llevadera las horas de viaje. Castle podía hablar fluidamente sobre tonterías hasta algo tan serio como el problema que tenía dentro de su familia, con el conflicto de intereses que le mantiene atado a un trabajo que no le termina de convencer. Él le entregó un respiro que no sabía que necesitaba, asimismo Tyler fue quien le ayudo a llevar verduras frescas a casa de Louisa.

Al finalizar, le extendió un fajo de billetes que debía de tener un monto de 100 libras, al menor le brillaron los ojos castaños, intercalando su mirada entre los billetes y ella, mostraba un agradecimiento verdadero algo difícil de encontrar en aquellos tiempos, pero contrario a lo que pensaba, respondió con modestia.

-no es necesario, no puedo aceptarlo, Scarlett, es mucho dinero.

No negaría que aquello le sorprendió, especialmente porque rechazaba la cantidad de libras a pesar de su situación económica, al insistir después de unos segundos, lo aceptó con vergüenza, despidiéndose de ella en un abrazo indeciso y rápido.

Después, algo pensativa por la reacción del chico, buscó a Tommy durante gran parte de la mañana, mostrando frialdad e indiferencia a quienes pasaban y la veían de reojo, emociones las cuales se fueron de su cuerpo cuando le vio herido e intentando subirle el ánimo.

Por pensamientos dispersos y recordatorios de lo que hizo , no consiguió dormir cómodamente al lado de Tommy, sentía que la habitación ardía a pesar de las brisas de viento que entraban tímidamente por la ventana.

Tenía en repetición los rostros asustados de los italianos, los gritos de ayuda de Harry y las palabras de agradecimiento por parte de Tyler. Todo tan jodidamente distinto que sentía una diferencia enorme entre las personalidades que desarrolló en tan poco tiempo. Aquellos pensamientos vinieron junto con un dolor de cabeza que le acomplejó la tarde, sintiendo su párpado izquierdo temblar, obligándose a distraerse con algo.
Prefirió pensar y disfrutar de cómo los brazos del Shelby envolvían su desnudez.

Cuando Thomas la atrajo a ella para guiarla por las calles, revivió en segundos como después de varios orgasmos ambos se acostaron totalmente exhaustos, respirando aceleradamente y tan cansados que el silencio decía todo lo que no podían expresar en palabras, Tommy besándola de forma exquisita, para después a revolverla en sus brazos y en sábanas blancas recién lavadas.

Pequeñas gotas de agua le hicieron parpadear de forma rápida, instándole a salir de sus pensamientos.

-tendremos que apresurarnos- le susurro el Shelby, guiándola con delicadeza por las calles, abrazándola para evitar que la llovizna los mojara más de lo necesario.

Metros más adelante lograron divisar el Garrinson, las ventanas del primer piso brillaban por la luz interior, con un movimiento que era usual en el pub, personas entrando tímidamente, algunos hombres riendo en una de las esquinas y otras personas saliendo con una sonrisa que demostraba cuan ebrios estaban.

El Shelby contó en silencio cuantos vagabundos se refugiaban en sus abrigos gastados, cuantos niños disfrutaban de la lluvia y jugaban en la calle libremente, además de escuchar conversaciones lejanas sobre trabajadores que acababan de salir de trabajar. Pero sobre todas las cosas, escuchó atentamente como Scarlett saludaba a quienes le preguntaban por como estaba, el problema no era las respuestas que daba o como los imbéciles se sonrojaban al verla responder su pregunta, sino que había algo distinto en su tono de voz, lleno de una frialdad y desinterés que era impropio de ella.

-¡señor Shelbyyyyyyy!- un borracho que agitaba su taza con cerveza, derramando el licor en sus ropas- señor Shelby, la puta que tiene al lado no sonríe, ¿no le gustaban las mujeres que sonreían mucho? ¿cambio sus gustos?

El hombre soltó una carcajada a penas termino la oración, acostándose en las piedras bajo él como si fueran lo más cómodo del mundo.

-oh...- otra carcajada que se escuchaba a pesar de haber avanzado- ¡me equivoque! ¡al señor Arthur Shelby le gustan las que sonríen! La zorra con la que esta quizá ni siquiera folla bien... ¡usted podría prestármela y yo me encargo de saber si es buena o no! Puedo probar a cualquier mujer que le interese, ambos salimos ganando, señor.

Trago saliva con dificultad, no quería sentirse inferior al hombre, no quería que ese vagabundo la tratase como si fuese una cualquiera cuando ella tenía más poder y seguridad. La inferioridad era algo que repudiaba enormemente, y al verse en una posición donde cualquier borracho podía insultarla, reaccionó.

El tipo hablaba de forma arrastrada y haciendo pequeñas pausas la reírse de forma exagerada, Scarlett no podía ignorarlo, no lo hizo prestando atención a todo lo que decía; miro a Thomas e hizo una pregunta suave, mirándole a los ojos sin pestañear.

-¿traes tu arma?

-si, cariño.

La solomons aclaro la garganta recibiendo el revolver en su mano izquierda, dando dos pasos atrás.

Seguía diciendo asquerosidades sin saber en qué mierda se estaba metiendo, riéndose al pensar que lo que decía era realmente gracioso. La mujer alzó el arma y disparó entre medio de sus piernas.

No le importó si quizás le dio en el muslo o en el pene, le dio igual, solamente sonrió cuando escucho el grito agudo y lleno de temor.

-¡Oh, putain de merde!

-ve al Garrinson, cariño, yo me encargo.

El hombre no fue consiente de todo lo que dijo hasta que sintió la presencia intimidante del blinder, con el corazón acelerado al todavía sentir la bala rozando su miembro, presintió que se desmayaría al ver los zapatos perfectamente lustrados ante su diminuta presencia.

-no estamos acostumbrados a que nos hablen de esa forma, ¿quieres repetir lo que has dicho?

Pregunta capciosa y dicha de una forma amenazante.

No supo en qué momento su pantalón se humedeció en la entrepierna, comenzando a sollozar suplicando perdón.

-habla antes de que te corte la maldita lengua y te la dé de comer.

...

Scarlett suspiró con aburrimiento, moviendo distraídamente el vaso en su mano izquierda.

¿Cuánto tiempo ha pasado? ¿Una hora y media? ¿Dos horas? No tenía idea, quizás habían pasado treinta minutos desde su llegada y los sentía eternos, de todas formas lo único que quería hacer era abandonar aquella habitación.

Hubiese escuchado a Tommy cuando le dijo que no deberían ir.

Desvió la mirada para ver al gitano igual de aburrido que ella, sirviéndose más whisky en silencio

A pesar de todo, creía que todo estaba bien, cuando llegó a puertas del Garrinson, vio a los pequeños niños ignorar el ambiente de drogas, alcohol e insultos que los rodeaba, simplemente riendo mientras jugaban con el balón de cuero, cuando les extendió dinero sus sonrisas mostraron felicidad radiante, agradeciéndole entre palabras llenas de ternura y emoción. Se sintió extremadamente bien al hacer una ayuda tan pequeña, pero cuando subió la mirada, algo decayó dentro de ella.

De forma confusa y absurda, sentía lástima por el hombre que temblaba en el suelo, sollozando de forma descontrolada y arrepintiéndose de sus palabras entre gritos desesperados, en cambio, Tommy no se inmutaba ante el sufrimiento ajeno, gozando de la situación donde todo el control lo poseía él.

Una parte de ella disfrutó en demasía el verlo sufrir, gritando misericordia y pidiendo perdón, en cambio la otra aborrecía disfrutar del espectáculo que Tommy le entregó de forma implícita, incluso cuando ella fue la causante.

Su aburrimiento, en gran parte, se debía a eso. Estaba cansada de sobrepensar todo lo que sucedía, aburrida de comparar a sus distintas versiones del pasado con la Scarlett actual. Creía que verdaderamente era una persona horrible, y el disparo que dio momentos atrás se lo recalcaba.

Una batalla interna que no tenía un ganador.

Además, el ambiente entre los Shelby no era el mejor.

Esme y John en cualquier momento se iban a follar, sus besos eran ruidosos y podía escuchar todo lo que el rubio le susurraba; Pol estaba callada escuchando las cosas que Finn le decía, demasiado incómodo al tener a su hijo al lado ignorándola totalmente; Michael mostraba los golpes en su rostro con orgullo, diciendo mentiras sobre cómo se los había ganando, burlándose entre líneas sobre las cosas que su madre hizo con tal de pensar en su bienestar; Finn reía fuerte y hablaba con John cuando este no estaba besando a Esme, intercalando entre conversaciones completamente feliz. En cambio, Tommy y ella fumaban en silencio, ajenos a lo que sucedía al no haber bebido la misma cantidad de licor que ellos, tampoco hacían el esfuerzo de estar a la misma altura que el mayor de los Shelby.

Y Arthur...

Arthur era algo a parte, estaba más lejos que todos en cuanto a ebriedad. Perdido mirando la mesa, brazos caídos y en su mano un vaso de ron el cual dejó caer todo el líquido sobre la madera del suelo, demasiado drogado y ebrio como para estar al pendiente de lo que sucedía, incluso olvidaba los temas que se hablaban en cuestión de segundos.

Le preocupó verlo así, pero cuando menciono su estado nefasto en seguida recobró toda vitalidad, abrazándola con fuerza, hablando con ella eufórico, ignorando a los demás para besar su mejilla y decir cuanto la había extrañado, cuán preocupado estaba por su salud física. Arthur la hizo sentir incómoda mientras la abrazaba por los hombros, con los ojos cada vez más rojos y desorbitados, sudando mientras se movía enérgico.

Bastó con que Thomas le hablara fuerte, dejándole en silencio y sumiso. El hombre exigió que le diera espacio para respirar y se centrara en el gran anuncio que se supone que daría.

-oh, mierda, por poco me olvidó- el mayor aclaró su garganta mientras se volvía a su asiento- cállense todos... ¡putos ignorantes, cállense de una puta vez! Gracias.

Se tambaleaba en su lugar, tomando firmeza en la mesa y mirando nervioso.

-¿adónde mierda se fue Finn?- frunció el ceño- bueno, no me importa, espero esté fallando porque sería un campeón a sus 13 años, ¿no es así?

Al no recibir respuesta hizo una mueca.

Michael cerró la boca insatisfecho, centrando su atención en la pareja que estaba en la cabecera, esperando que uno de ellos se preocupase por el menor.

-después John le dirá, pero...- Thomas soltó un suspiro que vino desde lo más profundo de su pecho, quería que su hermano terminase de hablar para irse con Scarlett- bien, yo... yo me voy a casar.

La sorpresa fue mal recibida por todos, con gestos que demostraron confusión y una embarazosa felicidad. Menos en la Solomons, quien soltó su agarre debajo de la mesa para levantarse con rapidez y abandonar la habitación sin dar explicación alguna.

Se preocupó, demasiado, e inmediatamente se levantó para seguirla y saber cómo estaba, sin embargo no se esperaba que Arthur se fuera contra él impidiéndole seguir a la mujer.

-¡no seas un bastardo arrogante, Tom! ¡¿Como mierda te vas a ir así simplemente porque dije que me quería casar?!- lo acorralo contra la pared, sin medir su fuerza- ¿acaso no me quieres ver feliz? ¡Te llevaste a la dulzura y no me dejas ser malditamente feliz al lado de otra mujer! ¿Que harás? ¿Follar con ella también?

-Arthur, Scarlett se fue. Necesito saber que está bien- intentaba soltarse sin éxito alguno, señalando por donde se había ido.

-Tom, tranquilo, yo iré.

Miro al menor y asintió, tomando las muñecas del bigotudo para alejarlo con lentitud, apretando de estas con fuerza para salir del agarre, Arthur resistía y lo arrinconaba cada vez con más fuerza.

-¡no, infeliz de mierda! ¿No puedo ser feliz? ¿Por qué mierda no puedo ser feliz? ¡Respóndeme, Tom!

Scar caminaba lejos de la puerta principal del Pub, respirando aire frío en una pequeña soledad que le agradó, prefiriendo mil veces el estar congelándose antes que sentir tanto calor dentro de ella, con la agobiante sensación de que se estaba quemando viva.

Intento respirar con calma, recordando los ejercicios de respiración que hacía con Alfie.

Sabía que alguien la siguió, sentía los ojos de la persona ajena quemándole la espalda, sintiendo punzantemente como su instinto le decía que atacase a quien la miraba fijamente, sin pensarlo dos segundos.

Se sentía indefensa, sin nada para protegerse, le había devuelto el revólver a Tommy y no creía que sus anillos fuesen lo suficiente como para causar demasiado daño. La persona detrás de ella se acercó y antes de verla siquiera dio dos varios pasos lejos, volteándose con rapidez.

-¿qué mierda te sucede?- Michel fue directo, sin molestarse en mostrar preocupación mínima en ella- ¿desde cuándo actúas de víctima y como una mujer que necesita ser rescatada? ¿No que eras una mujer fuerte y toda la mierda esa de poder femenino?

Frunció el celó confundida, ¿realmente le dijo eso o simplemente lo imagino?

-eres amiga de mi madre, su mejor amiga, ella ha hablado tan bien de ti siempre, al igual que Finn, pero por los últimos días me he dado cuanta que es una mentira- tenso la mandíbula dejando que el bastardo hablase- ¿dónde estabas cuando estaba follando con el puto inspector? ¿Dónde? Porque ella ha tenido que sufrir los últimos días por esa follada, si hubieses estado aquí ella no tendría que haber vendido su cuerpo y yo no estaría jodido de dolor. ¿Por qué no hiciste algo con todo el "poder" que tienes?

Cerró los ojos volviendo a los ejercicios de respiración, sabiendo que algo quería y su método de conseguirlo era manipularla, lograr que se sintiese inferior todo con tal de quedar a su merced.

Michael era un idiota.

Ni siquiera disimulaba, estaba siendo demasiado directo diciéndole todo, sin persuadirla o buscar falsa compasión. Un idiota mentiroso y arrogante.

-¡ahora piensa que es una puta de mierda con justa razón!- gritó intentando llamar la atención de la gente, sin verlo podía visualizar sus gestos desesperados de atención- sufrí, no, sufrimos ambos. ¡Mira mi rostro! ¡Mira a mi madre que está débil y sin ser ella misma! ¿Y tu? Apostaría lo que fuera para confirmar que huiste cuando todo se complicó, como la cobarde que eres, escondiéndote en Londres sin un maldito golpe, solo con ese anillo que Tom te regalo y relajada en Knightsbridge con los hombres más adinerados de Londres, sin hacer nada. Con miedo a ensuciar tus tacones de...

Abrió los ojos para acercarse a él, logrando que se quedase en silencio en un segundo, asustado de lo que sucedería y sin haber hecho nada, solo con su presencia dominante acercándose a él.

-¿yo no he hecho nada? ¿Uh? ¿Yo?- pasó la lengua suavemente por el borde de los dientes superiores, sonriendo con ironía- vamos, pequeño mentiroso, puedes mentirles a todos, engañarlos y creer que cada vez te conviertes en un miembro de la familia Shelby, mostrando esos golpes de mierda- soltó una risita sarcástica- pero a mi...

Lo miro con superioridad, ladeando suavemente la cabeza.

-a mi debes darme mejores excusas, un mínimo esfuerzo de tu parte para ver que no fue un desperdicio de tiempo y dinero el tenerte aquí- asintió con voz levemente más grave- Crear una historia donde no te veas como un inútil que siempre necesitará protección, ahora solo me confirmas que eres malditamente ineficiente en todo, incluso diciendo tontas mentiras- recobró confianza al ver cómo Michael no hablaba, tenso y con la mirada perdida.

Sin saber que hacer o cómo reaccionar.

-quizá pienses que soy una mujer desesperada y egoísta, pero créeme que si ahora tuviese la ocasión, no dudaría ni un jodido segundo en demostrar con quien mierda te estás metiendo, ¿entiendes lo que digo o necesitas tiempo para procesarlo?

Michael quedo callado, demasiado atónito como para responder o reaccionar ante su pregunta. Isiah le había dado algunas clases de distorsión, intimidación y manipulación, todo en dos días, y había puesto a prueba a la persona equivocada, creyendo que lograría que la "grandiosa" Scarlett lo obedeciera y quedaría totalmente sumisa.

Ahora veía como hombres de toda índole lo observaban quedar como un niñito miedoso ante una mujer.

-no puedo comprender cómo de tan maravillosa mujer salió un inútil soberbio.

Simplemente reacciono, su mano se alzó contra su voluntad y golpeó a la Solomons sin pensarlo, un puñetazo fuerte en la mejilla izquierda, logrando que se tambalease un poco al estar desprevenida de una agresión física.

La exclamación de sorpresa por los presentes no tardó en llegar, con corazones paralizados al presenciar como habían golpeado a la señorita Scarlett y nadie hizo nada para detenerlo, podían llegar a suponer cómo se pondrían los Shelby si viesen lo que sucedió.

Y para mala suerte de Michael, Thomas lo había visto.

Tyler se abalanzó contra el Gray con rapidez, inmovilizándolo mientras golpeaba su rostro unas cuantas veces, acorralándolo contra las ventanas del Garrinson hasta romper una y dejar que los trozos de vidrio cayeran en un ruido fuerte, llamando la atención de quienes se encontraban lejos.

Scarlett quedó estática unos segundos, sintiendo el dolor nuevamente, lo saludo como un viejo amigo para simplemente quedar ausente de la situación.

Su confianza y narcisismo desapareció, quedó al borde del abismo viendo cómo intentaban detener a Castle, como Tommy se acercaba a Michael con un caminar enojado, viéndole unos cortos segundos para acercarse a su rostro para susurrar de forma fuerte y directa.

Aprovecho esos segundos para desaparecer, caminando sin saber por donde iba, necesitando aire fresco, un frío que le congelase los huesos y...

No lo sabía, solamente sentía que necesitaba algo desconocido, algo que le despejase aquel pesar en el pecho.

-Thomas, señor Shelby, ¿dónde está Scarlett?- miró a Castle por cortos segundos, buscando a su diosa entre la multitud, creyendo que Pol se había acercado a ella para contener el ataque de ansiedad que tenía.

Sintió la desesperación correr por sus venas al ver que no estaba, que Polly estaba en la puerta del pub mirando al Gray con una expresión indescifrable.

-Mierda. Mierda- soltó un suspiro alejándose del cuerpo congelado- Tyler, mantenlo ahí, ¿bien? No tardo en llegar, solo... solo necesito encontrarla.

Corrió por las calles, escuchando como hombres le indicaban por donde había ido la Solomons, pendientes del chisme que tendrían para el desayuno.

Persiguió el fantasma de Scarlett, buscando el vestido azul entre tanta oscuridad y faroles de luz fría, respirado irregular por correr y la desesperación de no saber el estado anímico de Scar.

Sentía como si estuviese pasando una eternidad mientras corría y buscaba consternado a la mujer, como si cada segundo fuesen dos horas.

-¡Scarlett!

Grito dos veces antes de girar hacia la derecha y encontrarla mirando sus manos temblorosas. Se acercó con rapidez hasta tomar sus extremidades y ver sus ojos cristalinos, notando cuán fría estaba.

-Cariño, te encontré, te encontré- la abrazó impulsivamente, sintiendo como respondió con lentitud, aferrándose a la cadena del reloj en su chaleco.

Le dio unos segundos para respirar y calmar su corazón, acelerado y palpitando con fuerza. Se alejó con lentitud ayudándole con caricias suaves en el dorso de sus manos.

Preocupación auténtica reflejada en sus orbes celestes.

-Tommy.

-dime, cariño.

-tengo tanto miedo, no... no me siento preparada para todo lo que sucederá ahora- confesó en un susurro, sintiendo su corazón comenzar a romperse.

Scarlett sentía que no tenia la fuerza suficiente, todo había sido arrebatado de su cuerpo en un único golpe.

Ya no podía soportarlo, siempre que comenzaba a mejorar, a ser la persona que le gustaba ser, algo malo sucedía. Siempre algo sucedería y le impidiera ser alguien más fuerte, más valiente y perseverante.

Sentía que simplemente no podía con aquella situación, sobrepasó sus límites.

-no sé si puedo amarte de la forma en la que esperas que lo haga, no sé si podremos solucionar las peleas que tengamos o si tengas la paciencia de ayudarme cada vez que esté así- se señaló con desprecio- quizá yo no pueda ser totalmente sincera contigo y tú no me digas cuando estes al borde de la muerte, cuando todo se esté saliendo de control. No- tragó saliva con dificultad.

Ambos lo hicieron a la vez, imitando inconscientemente el actuar del otro.

-Alfie y yo en Londres, tú aquí con Arthur y John, ¿funcionará? ¿Realmente lo lograremos? Porque Grace dijo que follaron mientras yo estaba en Londres y que de ahora en adelante estarías con ella, ¡mierda, Thomas! ¿Por qué fuiste con ella? Antes no me hubiese importado, estaría tan segura de lo que está surgiendo entre nosotros que me hubiese importado una mierda, me hubiese burlado y no estaría sobre pensando todo, pero claro, pensé y pensé y pensé: ¿qué pasaría si tuviésemos un hijo en el futuro? Si, Tommy, un hijo, tuyo y mío.

Hablaba rápido, demasiado, sintiendo que le faltaría el aire en cualquier momento. El Shelby no encontraba momento en el cual interrumpirla, simplemente esperaba que soltase todos sus miedos e inseguridades.

-¿qué harías con tal de mantener a nuestro hijo a salvo? ¿Me engañarías? ¿Dejarías que me matasen o me entregarías como carnada como lo hiciste con Lizzie? ¿Me mentirías diciendo que todo está bien cuando realmente entregaste tu vida sin pensar en nuestra familia? ¿Tu...? ¿Mantendrías una vida con Grace simplemente para que todos crean que ella es tu esposa y me mantendrías a mi en secreto como si fuese una mujer cualquiera? Tommy, tu...

El Shelby la calló de forma suave, acariciando sus mejillas con los pulgares, subiendo su rostro para que lo viese a los ojos y no el nudo en su corbata.

-Scarlett, cariño, nada de eso sucederá- intentó hablar de forma dulce, con voz melodiosa para calmarla.

Sin embargo, hizo lo contrario, puesto que sus ojos se volvieron lágrimas, bajando por su rostro con rapidez.

-¿entonces será peor? ¿Que...?- se soltó de su agarre comenzando a caminar, con el cuerpo caliente y la espalda sudando- ¿por qué repentinamente Michael cree que soy una puta a la cual puedes comprar?

-me importa una mierda lo que Michael piense, esta dolido porque nadie fue a ayudarlo en sus días encarcelando, no sabe que fue...- negó centrándose en otra cosa, a ella no le importaba su primo, solo buscaba algo en lo que pensar para distraer su mente- si tuviésemos un hijo, lo protegería con mi vida, Scarlett, a ti y al bebé, sacrificaría a todo el mundo con tal de que ustedes estén bien- asintió acercándose nuevamente, viendo cómo comenzaba a llorar frente a él- eres mi prioridad, cariño, y haremos que funcione, funcionará aunque estes en la otra punta de Inglaterra.

-Tommy.

Lo llamó, simplemente dijo su nombre con melancolía saliendo de su garganta, dejando salir aquel apodo mientras se acercaba a él de forma lenta y triste.

Scar no podía seguir soportando todo lo que venía, no era ella misma y no sabía que hacer. Tenía tanto miedo que su instinto de supervivencia actuó primero que su raciocinio.
El Shelby al suponer lo que sucedería, suplicó.

-pídeme que venda mi alma por ti y lo haría sin dudarlo, dime que hacer y lo haré, amor, pero no te alejes, por favor.

Nunca se sintió tan cercano a Scarlett como en ese momento, viendo su reflejo en el iris contrario, notando como su labio inferior temblaba al igual que sus manos, intentando no derramar más lágrimas, negándose lo más que podía.

Estaba cansada de llorar.

Scarlett tocó su pecho, mirándole con lágrimas que no salían de sus hermosos ojos, acercándose los pasos necesarios para susurrarle que no podía, que no se sentía bien, no encontraba comodidad en Birmingham o en Londres, porque a pesar de todos sus intentos para estar bien, no conseguía estarlo.

Sus orbes chocolate, su voz cortada y el tacto suavemente triste traspasaron su cuerpo, de algún modo solamente la sentía a ella, sentía su dolor, su tristeza y angustia, como a pesar de ser la líder fuerte y poderosa sintió el miedo correr por su espalda cuando Michael la golpeó de sorpresa, como si la vida constantemente le estuviese diciendo que ella no merecía ser poderosa y segura de si misma, ella no debía ser su mejor versión.

Odiaba con toda su vida al destino y su decisión de hacer sufrir a Scarlett.

Relamió sus labios secos, soltando una exclamación de súplica baja, el corazón inquieto, el nudo en la garganta y el estómago siendo víctima de las presiones que no sabía qué volvería a sentir.

El temor y la ansiedad envolvieron su cuerpo, devoraron todo lo que hubo hasta dejarlo débil.

-te amo, Scarlett, quédate- susurró con vehemencia, creyendo por unos segundos que pensó las palabras sin decirlas- no te alejes de mi, cariño, por favor no, lo podemos solucionar, lo solucionaremos todo.

Escuchó el sollozo de la Solomons tan jodidamente lejano, viendo como ella se alejaba y le susurraba algo que no logró descifrar, escuchando en repetición aquel sollozo lleno de dolor.

Aquel sonido se repitió atacando cada fibra sensible de su cuerpo.

Sabía que se alejaría de él, siempre lo supo. Aquel demonio molesto e inseguro se lo recalcó hasta el cansancio, el infierno siempre quemaría a la primavera a pesar de ser tan vivaz y provocativa, a pesar de que ella huyera del fuego y se acercase como si fuese un juego de coqueteo e intimidad.

El fantasma femenino le estaba arrebatando todo sin compasión alguna, y tal como horas antes, revivió las risas compartidas, palabras llenas de seducción y cariño, noches de sinceridad e historias que se adhirieron a su espalda para ahogarle en angustia.

Se despedazaba hasta quedar vulnerable, contemplando su historia con aquella diosa magnánima, pícara y astuta.

-Scarlett.

Por una fracción de segundo deseó con todas sus fuerzas arrebatarle su libertad, de forma egoísta quiso obligarla a que se quedase a su lado sin importar cómo se sentía, decirle que fingiese ser feliz hasta que la mentira se volviese en una realidad. Por un instante anhelo arrebatarle todo por lo que ella luchaba, todas las batallas morales y sociales que vivía, quiso dejarla como una mujer que necesita ser protegida, pensó todo aquello en un acto de desesperación total; no obstante, aquella idea fue desechada rápidamente, la Solomons no se quedaría a su lado aunque estuviese obligada.

Scarlett era una mujer sin ataduras aparentes, alguien digna de admirar y observar sin aburrirse un maldito segundo, viendo cómo florecía, cómo brillaba en medio de una oscuridad pesada.

Con aquel pensamiento apretó los puños hasta volver los nudillos blancos, camino con velocidad buscando seguirle el paso, sin saber por donde había ido. Juntos lo resolverían, podrían hacerlo, no era la primera vez que había algo complicado y lo resolvían con facilidad.

-¡Scar!- gritó volviendo a correr por las calles desoladas- ¡Scarlett!

Lo único que hacía eco en las calles solitarias eran sus paso acelerados y ligeros, avanzando confuso gracias a las lágrimas que se acumularon en sus ojos.

Tenía la horrible sensación de que alguien le arrancaba el corazón sin piedad alguna, dejando un hueco perfecto para que la soledad, miedo e indiferencia se incrustaran con cotidianidad.

No. No quería volver a sentir que la perdía, y que la perdía por actos ajenos a él. Mucho menos cuando todo parecía mejorar entre ambos.

Corrió por cada pasaje solitario, notando como lentamente su probabilidad de encontrar a Scarlett descendía, volviéndose nula cuando no logró reconocer a primera vista en qué parte de Birmingham se encontraba.

La perdió, perdió a Scarlett.

Desafortunadamente, Thomas corrió en dirección contraria.

En aquel momento, se arrodilló devastado en medio de los edificios grisáceos, congelándose con la fría humedad del clima, intentando aguantar las lágrimas que pedían salir a gritos.

Se sentía débil, su soledad era malditamente triste y repentina, experimentaba algo completamente predecible pero que intentaba negar a toda costa.

Fue en esos cortos minutos donde de dedicó a llorar de rabias, dolor y tristeza única, demasiado profunda e intensa como para querer controlarla.

-maldita sea, Scarlett...- susurró devastado, alzando la mirada a las escasas estrellas.

Las malditas lo sabían, sabían que es lo que iba a suceder y por ello prefirieron abandonarlo en aquel momento de amargura.

No querían ver al dios del inframundo llorando en su reino funesto.

...

Abrió las puertas del pub con un movimiento demasiado fuerte, logrando que la puerta crujiera contra la pared.

La música se detuvo, todo se mantuvo en silencio mientras veían al líder de los Peaky blinders caminar con una rabia que emergía de su cuerpo, una estela que rodeaba su silueta.

El hombre empujó a todo aquel que se atravesaba en su camino hasta acercarse a un indefenso Michael Gray, quien estaba contra la barra siendo sujetado por Tyler y John.

-¿qué mierda le dijiste?

Fue directo, creando un ambiente de tensión e incomodidad de forma inmediata, logrando que todo aquel hombre que estuviese riéndose y pasando un buen rato, se olvidase de su ebriedad para quedar en silencio, como si estuviesen en medio de una guerra que explotaría en cualquier momento.

-Tommy, yo... yo no sé...

Agarro una botella de lo que parecía ser ginebra, rompiéndola al lado de su cabeza, asustando a Michael y a Tyler, consiguió que el primero se volviese pequeño ante él.

Polly observo en silencio lo que sucedía, todavía perpleja, reaccionando lentamente al ver que si todo salía de control, tendría que tomar las riendas de la situación.

-bastardo...- lo susurró, demasiado cerca del Gray, quería que sintiera solamente con su cercanía cuán furioso se encontraba- eres un puto bastardo.

-yo no quise, Tommy, ella... ella, sé que fue mi culpa y...- no conseguía hablar sin tartamudear, sin saber a dónde mirar, sus ojos lo estaban intimidando hasta tal punto que se pondría a llorar si es que no suavizaba o desviaba la mirada.

-por supuesto que fue tu culpa, ¿eh? Deje que fueras a verla porque confiaba en que no serías un imbécil soberbio- negó suavemente, agarrando el chaleco del menor para acercarlo unos centímetros con fuerza- solo tendrás que responder una maldita pregunta. Una. No importa cuán ingeniosa sea tu respuesta, o cuantas mentiras me digas, no lograrás evitar lo que te haré. ¿qué mierda le dijiste?

Los espectadores se congelaron en su sitio, escuchando la voz grave del hombre en repetición, sin siquiera reaccionar ante el indicador evidente de peligro. Tenían miedo, demasiado miedo como para huir, pero temían ser mirados por el Dios de los muertos y estar en bajo tierra en un abrir y cerrar de ojos.

Thomas Shelby jamás hacía justicia por mano propia, siempre tenía un encargado, siempre tenía alguien que se ensuciaría las manos por él. El simple hecho de que él mismo le haría daño indicaba que el infierno estaba por venir sobre ellos.

-fue impulsivo, Tommy yo no quería, no quería. Por favor, no sucederá de nuevo, no... no me atreveré a tocar a Scarlett nunca más, no me hagas daño, somos familia, tú nunca le harías daño a tu familia, por favor.

Súplicas vacías y temerosas, palabras buscando una segunda oportunidad, queriendo evitar de forma insegura lo que sucedería.

Uno.

Tres.

Cinco.

Siete puñetazos directos en su rostro, atacando pómulos, nariz, mandíbula y boca.

Logró que varios sintieran el dolor ajeno como propio, escuchando los nudillos del gitano impactar con el rostro del menor con ímpetu, viendo cómo las pequeñas gotas de sangre ensuciaban la barra y las botellas cercanas.

Los sonidos consecutivos y fuertes se repetían en la memoria de Pol, viendo sin expresión alguna como Thomas se desquitaba con Michael, acercando su cuerpo agotado para susurrarle palabras que oyó con dificultad.

-estás equivocado si crees que es lo único que te haré, idiota.

Vio el rostro de su querido hijo con temor, esperando que esté no estuviese irreconocible. Se relajó notoriamente cuando le vio sangrando por el orificio izquierdo de la nariz, escupiendo sangre con un respirar dificultoso, su bello rostro sucio gracias al líquido rojo y sombrío.

Michael la vio, pidió ayuda con sus gestos adoloridos, queriendo que interrumpiera a Tom para que este detuviese su aparente venganza.

Quería que su madre sacrificase su relación con Thomas por él, el líder no le haría nada y...

Polly negó, mirándole de forma fría y lastimera, prestando atención al hombre con nudillos lastimados.

-sé lo que vieron afuera- asintió sintiéndose incontrolable, con la fuerza necesaria para destruir el Garrinson con sus propias manos- vieron como ese maldito bastardo golpeó a Scarlett- al decir el nombre algo de vitalidad se fue de su cuerpo- y me importa una mierda lo que piensen o lo que dirán después, solo deben saber que si la ven...- tenso la mandíbula caminando por todo el pub, dando énfasis a su pequeño discurso- Si ven a Scarlett no se les ocurra creer que ella es débil o una cobarde, es más valiente que todos ustedes juntos, ¿eh?, Y no toleraré que la traten, crean o digan que ella es una mujer indefensa solo porque no reacciono al recibir el golpe de un inútil desesperado. ¿Bien?

Su cuerpo estaba tenso, mirando a cada uno de los presentes esperando a que moviesen sus cabezas en afirmación, con sus nudillos palpitando, recordando cómo se sentía la carne ajena siendo golpeada.

-ahora váyanse. Todos. No quiero ver a nadie en las calles, tampoco quiero escuchar como esparcen el puto rumor.

Su pedido se cumplió en segundos, hombres apresurándose a salir lo más rápido que podían, empujándose en silencio al no querer interrumpir la conversación que seguramente surgiría.

-Castle.

-Thomas.

De su abrigo sacó billetes sueltos, los lanzó al suelo con impaciencia.

-Pol, dale 20 libras.

-¿para qué me entregará...?

-ve a la estación de trenes, Scarlett se irá a Londres- su labio inferior tembló ligeramente- acompáñala, no la dejes sola, Tyler.

-mi vida está aquí.

-cuidaré a tú madre y a tu hermana, no volverá a pensar en casarse por dinero- Castle abrió la boca recibiendo las libras en su mano derecha, sin saber muy bien que decir.

-la ayudaré en todo lo que pueda, Thomas, ella pronto volverá a estar bien.

No desvió la mirada de los lunares del contrario, esperando que se marchase a cuidar a la inestable diosa. No habló hasta escuchar los pasos de Castle sobre la madera de la entrada, en aquel instante enfrentó a Michael.

Sentado, apoyando la espalda contra la barra acolchada, con un fino hilo de alcohol goteando, viendo en el suelo sangre y saliva.

Estaba decaído, sin ser capaz de alzar la vista y verlo.

-Tommy, ¿podemos hablar?

-después, Pol.

-no, necesitamos hablar ahora.

Dio pasos hacia atrás, sin quitar la mirada del cuerpo del menor, llegando hasta la puerta del Garrinson para hablar alejados de los demás.

-¿dónde está Scar? ¿Por qué no volvió contigo? ¿Ella...?

Thomas la miró, no hizo más que simplemente mirar fijamente sus ojos oscuros, carraspeando al saber que tendría que responder.

-oh...

-Ella no volverá a Birmingham, Polly, y no se si lo haga algún día.

No pregunto demasiado, simplemente quedó viendo cómo su sobrino escondía el dolor detrás de una faceta intimidante y fría. Necesitaba saber que sucedió, de que hablaron y porque ella no volvería, sin embargo, no era el momento.

-lo lamento tanto, Thomas- lo abrazó con fuerza, cerrando los ojos con empatía- Ella... ella estará bien, pero no creo que tu mejor decisión sea que Castle vaya y este con ella. Tú deberías estar en ese tren y...

-Alfie cuidará bien de ella, estará mejor en Londres que aquí- murmuró sin dejarla hablar, volviendo a ver a Michael con ojos cazadores- si te quedarás aquí, espero que soportes su dolor, de lo contrario, mejor vete.

La Gray quedó en silencio, tocando los hombros masculinos, subiendo la mirada para darse cuenta de que Thomas sufría, sufría en un agonizante silencio que lo estaba ahogando.

Y ni ella ni nadie de allí podía salvarlo.

-que desgarrador debe ser ver cómo estás perdiendo a alguien y solamente dejas que suceda.

-solo vete, Pol.

La mujer observó a Michael antes de irse sin decir nada más, abandonando el edificio que parecía estar maldito.

Se mantuvo unos segundos contra la puerta de la entrada, escuchando como su Niño recibía los golpes de Tommy, como John acataba las órdenes del líder, a los minutos escuchó como planeaban dejar al adolescente moribundo cerca de su hogar.

No lo soportó, huyó de la escena antes de que los hermanos salieran, viendo la sombra de Thomas en el suelo, llamativa y curiosa.

Su silueta solitaria, aparentemente tranquila admirando el caos que provocó, viendo como todos obedecieron sus órdenes al verlo arder en furia, llevando el cigarro que tenía a su boca, soltó el humo que complementó su ser imponente y aterrador.

¿Qué infierno se desataría sobre Birmingham ante la soledad escalofriante del dios de los muertos?











The End.

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