Junio 24, 2017. National City, 11:30 PM
Departamento de las hermanas Danvers
¿Alguna vez has deseado que tú realidad tan solo fuera una pesadilla y que al despertar al día siguiente todo regresara a la normalidad?
Kara Danvers terminaba de redactar el artículo que debía entregar mañana. Dedicó todo su día libre en revisar y corregir detalles de redacción, después de todo era reconocida por entregar un trabajo impecable. El televisor estaba encendido y transmitía las noticias más recientes que alarmaba a National City.
"Brote de virus se expande en E.E.U.U" "El resto del mundo da indicios de contagio por el DV-17" "250 casos de contagio por DV-17" "Presidente declara estado de alerta en todo el país"
Era alarmante lo que estaba sucediendo al rededor del mundo, muchas personas eran contagiadas por ese nuevo virus que amenazaba la existencia de la humanidad. Kara cerró el portátil y observó el reloj, faltaba poco para que su hermana llegara a casa. Kara siempre se preocupaba por su hermana mayor, Alex; ésta trabajaba en el hospital central de la ciudad, tenía miedo de que su hermana se contagiara por estar atendiendo a los enfermos. Aunque Alex aseguraba que siempre cumplía con las medidas de bioseguridad ella no estaba del todo tranquila, pero no podía hacer nada más que confiar y esperar a que todo saliera bien y los contagios se detuvieran.
Hasta ahora no había habido muerte alguna, pero los que eran contagiados sufrían de espasmos, sudoración e incluso fiebre. Kara esperaba que todo acabase pronto; escuchó que abrían la puerta y sonrió al ver a Alex entrar sana y salva.
—¡Alex! —corrió a abrazarle tan pronto como su hermana entró. —¿Cómo te fue hoy en el trabajo? ¿Alguna novedad?
—Lo mismo de siempre, los pacientes infectados por el virus no muestran mejora, si la cosa sigue así me temo que podrían morir —comentó Alex mientras se dirigía a la habitación.
—diablos, no puedo creer en la situación en la que estamos, todo porque a un idiota se le ocurrió comerse un murciélago —dijo la rubia con fastidio
—no creo que solo eso haya sido la causa, Kara.
—¿Qué quieres decir? —preguntó sin entender —eso fue lo que dijeron en las noticias y lo que se ha averiguado hasta ahora
—tu más que nadie sabe que las noticias que dan en la tv son siempre superficiales. Este virus no es algo normal, quizá toda esta situación sea más profunda de lo que parece.
—¿Por qué piensas eso?
—He estado analizando una muestra de la sangre de uno de los pacientes y —Kara no la dejó terminar y se apresuró a encarar a su hermana.
—¿¡TÚ...QUÉ!? ¿¡ESTAS LOCA¡? —Alex podía ver lo alterada que estaba su hermana menor, lo sabía por la vena que sobresalía de su frente. —Alex eso es muy peligroso ¡no debes exponerte a eso!
—Kara cálmate, siempre estoy expuesta a estos peligros ¿Olvidas que soy doctora? Además, tengo ayuda en el laboratorio y seguimos siempre el protocolo de seguridad. —dijo Alex tratando de calmarla
—No Alex, cómo me pides que me calme si pones en riesgo tu vida. Tu me dices a mi que debo tener cuidado cuando salga a la calle, es más ¡Me lo exiges! Y mientras yo estoy aquí encerrada tú estás exponiendo tu vida, tu salud y...yo...solo...no quiero que nada malo te pase Alex —la menor de las Danvers no pudo contener sus lágrimas
—Kara, mírame por favor —llamó la pelirroja tomando las manos de la rubia en un intento de calmarla —Estaré bien, lo prometo...ambas estaremos bien
—Promete que no harás más pruebas, no te expondrás a eso. —Pidió la rubia mientras abrazaba a su hermana.
—Kara...yo...
—¡PROMETELO! Ya perdí a papá y mamá no quiere perderte a ti también Alex —su voz se quebró. Kara realmente amaba a su hermana, ya habían perdido mucho no quería perderla también a ella.
—Está bien, lo prometo —dijo Alex mientras una lágrima rodaba por su mejilla —mientras estemos juntas
—nos protegernos siempre. Más fuertes juntas.
Una vez que ambas hermanas lograron calmarse, Alex se dió un baño para luego preparar la cena mientras Kara ordenaba la mesa. Cenaron juntas en total silencio, luego vieron un par de capítulos de su serie favorita, supergirl. Amaban la dinámica de los super amigos, les recordaba a ellas y su grupito de juegos. Dos horas después cada una se dispuso a dormir y tratar de descansar de un largo y abrumador día.
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Junio 29, 2017. Metrópolis, 1:15 AM
Departamento de Lena Luthor.
Lena recogía sus pertenencias lo más rápido posible, durante los últimos cinco días las cosas habían empeorado en la cuidad; un nuevo síntoma apareció en las personas infectadas por el virus, los volvía agresivos. Lena junto con su hermano Lex habían hecho algunas pruebas sobre el virus, Lex obtuvo algunas muestras de sangre de los infectados y aunque existía la posibilidad de infectarse era un riesgo que estaba dispuesto correr en nombre de la ciencia, era un científico después de todo, el campo de la investigación estaba en sus genes.
Cuando descubrieron que el virus mutaba más rápido de lo que esperaban, los hermanos Luthor alertaron a la población sobre dicho descubrimiento y pidieron a los ciudadanos que se mantuvieran en cuarentena no importara qué.
Temiendo que las cosas empeoraran, Lex comunicó a sus empleados de la compañía familiar que trabajaran desde sus hogares para prevenir riesgos. Lena estuvo de acuerdo e incluso logró convencer a los socios tanto de Metrópolis como de National City de que esta era la mejor opción que tenían. Solo un pequeño grupo de mantenimiento y laboratoristas quedaría al cuidado de la empresa.
Lena empacó algunos libros, su cepillo dental y ropa intimas. Al lugar dónde irían no necesitarían mucho para estar cómodos ya que el lugar disponía de todo lo necesario para sobrevivir a algo como lo que estaba pasando en el mundo.
—He llamado a Mamá y dice que ya tiene todo listo para nuestra llegada, Sam dijo que ya está lista para el viaje, le dije que en un momento saldríamos hacia National City a recogerla. —comentó Lex entrando en la habitación de Lena.
—Está bien yo ya tengo todo listo ¿estás seguro que no podemos ir en auto? —preguntó la ojisverde con preocupación
—No, Lena. Estoy consiente de tu temor a volar pero el transito es todo un caos en estos momentos y con algo de suerte llegaremos a tiempo hasta la compañía para abordar el helicóptero.
—Maldición, está bien vámonos.
Ambos hermanos se apresuraron a ir al auto para conducir hacia Luthor Corp donde emprenderían el vuelo hacia el mejor lugar para protección de un Luthor.
La mansión Luthor. Una gran mansión ubicada en algún lugar a las afueras de la nada que pertenecía a Leonel Luthor, cuando éste murió heredó la casa a sus dos hijos con la esperanza de que fuese un lugar seguro para ellos y su familia. En estos momentos ambos hermanos agradecían la existencia de este lugar. Al llegar a la empresa subieron al helicóptero que ya estaba listo para despegar, media hora más tarde los hermanos aterrizaban en la azotea de su segunda sede donde su amiga Samantha Arias junto con su hija de trece años Ruby los esperaban. Ambas subieron al helicóptero y por fin partieron rumbo a la mansión Luthor.
Cuando llegaron a la mansión todos fueron recibidos por la matriarca de la familia, Lilian Luthor. Una mujer abnegada que haría cualquier cosa por su familia.
Los días pasaron y tanto como la familia Luthor, Arias, Danvers y el resto de los ciudadanos mantenían grave preocupación por el caos del mundo, mantuvieron la esperanza de que el ser humano desarrollara alguna inmunidad contra el virus o se desarrollara alguna cura para el DV-17 pero, toda esperanza murió cuando el mundo finalmente colapsó.
Las personas que habían sido infectados por el virus murieron. Segundos más tarde, resucitaron. El caos invadió el mundo; cada vez los medios de televisión informaban sobre como los muertos regresaban a la vida y sembraban el terror y amenazaban la existencia del ser humano. Estas cosas, los no-muertos, atacaron a las personas infectándolos haciéndolos semejantes a ellos, una criatura del mal creada para erradicar a la raza humana.
Estados Unidos, Londres, Rusia, China, México, Centro américa, Sudamérica y el resto del mundo estaba perdido. Pronto no hubo quién informara sobre lo que ocurría en las calles, las comunicaciones fallaron pues ya no había más personas que se encargaran de ello; incomunicados, obligados a permanecer en sus casas además del tener que lidiar con la existencia de estas cosas...era mucho lo que la población tenía que procesar, aceptar esta nueva realidad en sus vidas, adaptarse pero sobre todo, sobrevivir.
Y los muertos resucitaran primero.
Solo los más fuertes e inteligentes sobrevivirán.
Que la gracia divina acompañe a los sobrevivientes, y que la suerte siempre esté de su lado.