𝐎𝐍𝐋𝐘 𝐀𝐍𝐆𝐄𝐋 | 𝐒𝐡𝐚�...

_VENUSMIKAELSON द्वारा

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𝐎𝐍𝐋𝐘 𝐀𝐍𝐆𝐄𝐋 | ❝ Soy feliz manteniéndote estancada entre mis dientes. Y no hay nada que pueda hacer al... अधिक

ONLY ANGEL
memes
memes 2
part i. ━━ she is so unbearable
01 | new york
02 | damn giraffe
03 | the descent into hell is not easy
05 | hellish confusion
06 | What are you looking at, dude?
07 | I would never judge you for that
08 | angel miracles
09 | damn sexy werewolves
10 | oh shit
11 | Lydia Branwell
12 | do you want a candy?
13 | it wasn't her
14 | the Zahra family
15 | pregnant!?
16 | the trial
17 | the Cairo Institute
18 | the masquerade ball
19 | where is my daughter?
20 | please do not leave me
extra| the new goddess
part ii. ━━ she is all i want

04 | little princess

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_VENUSMIKAELSON द्वारा

CAPÍTULO CUATRO

Akila estaba sentada jugueteando con una rama que encontró por ahí mientras que Alec estaba a un lado suyo, ambos en un silencio cómodo.

—¿Eres Team Iron Man o Team Capitán America? —cuestionó ella.

Alec la miró unos segundos sin entender.

—¿Qué?

—Oh, ustedes no...—se quedó en silencio dándose cuenta que los shadowhunters de New York no son como ellos.

Ellos tenían la libertad de ver películas mundanas si así lo desearan, todo era más tranquilo en Egipto.

—De igual forma, ¿cual te llama más la atención?

—Ese tal ¿Capitán America? tal vez ese —respondió, aún confundido.

—¿Sabes algo, Alexander? Esto no va a funcionar —lloriqueó falsamente.

—Aparte de parlanchina, dramática —rodó los ojos.

En eso, escucharon pasos apresurados acercarse a ellos. Akila y Alec se levantaron rápidamente para poder alcanzar a Jace y Clary.

—¿Qué te pasó? —se preocupó Akila al ver cómo Clary lloraba sin parar.

—¿Qué descubriste? —Alec fue directo al punto, preguntándole a su parabatai.

Akila se puso de cuclillas frente a la pelirroja tratando de calmarla.

—Su padre es Valentine —informa Jace, serio.

—¿Qué? —la egipcia miró al rubio cómo si lo que estuviera diciendo fuera mentira, para después, mirar a la pelirroja.

—Espera, ¿me estás diciendo que está niña apareció de la nada y es hija de Valentine? ¿Acaso no se te ocurrió que podría ser una espía, parte de su plan? —salta Alec, totalmente enojado.

—Que sea hija de un monstruo no significa que ella también lo sea, Alexander —recalca Akila, seria.

—¿Crees que he planeado que secuestren a mi madre? ¿O que se lleven a Dot? ¿O tener una espada gigante sobre mi cabeza y descubrir que mi padre es un peligroso asesino? ¿En serio? —Clary miró a su alrededor—. ¿Dónde está Simon?

Akila volteó hacia un costado para ver cómo Izzy venía corriendo junto a ellos.

—Lo busqué por todos lados. Le dije que no se moviera —se veía preocupada.

—¿¡No está!? —la nueva shadowhunter se exaltó.

—No lo encuentro —contestó afligida. 

—Tú tenias que protegerlo —Clary salió corriendo en busca de su amigo mundano.

—Tranquila, lo encontraremos. No fue tu culpa —Akila consuela a Izzy al ver cómo esta los mira un tanto triste.

—Los mundanos están cansándome —dijo Jace.

Los cuatro shadowhunters salieron corriendo detrás de la pelirroja, llegando hasta la furgoneta sin rastro alguno de él, hasta que alguien llamó su atención...

—¿Ese es el nombre del mundano? —preguntó una voz desconocida cuando Clary comenzó a gritar el nombre de su amigo por todos lados—. Me temo que Simon viene con nosotros —todos levantaron la mirada y vieron a un hombre junto con una mujer sosteniendo a Simon boca para abajo.

—¡No! —gritó Clary, pero fue detenida por Jace cuando esta iba a comenzar a correr—. No, él no es parte de esto.

—Y será un placer matarte a menos que lo devuelvas —amenazó Jace.

—Cuidado. Estaríamos violando los Acuerdos —frenó Alec.

—Temo que tu compañero tiene razón. Los Niños de la Noche no han violado leyes. Estamos negociando —gritó nuevamente el hombre desconocido.

Akila en todo momento fue cubierta por el cuerpo de Alec delante suyo, entonces ella se hizo a un lado.

—¿No son capaces de hacer su trabajo solitos? ¿deben de recurrir a mundanos para esto? —sonrió de forma ladeada—. Creí que los vampiros pensaban un poquito.

—¿Quien es la princesita? Soy Raphael —se presentó caballerosamente.

—La princesita puede hacer que vuelvas a sentir lo que es morir si así lo quisiese —contestó la egipcia.

Alec pudo jurar que nunca había visto a alguien amenazar con un tono tan suave y sutil como ella lo hizo. Lo cuál, fue aún más emocionante.

Pero aún así el más alto la agarró de la cintura atrayéndola hacia él cuando vió la mirada intensa del vampiro hacia la figura de la chica.

—Cálmate —le susurró.

—El mundano, ileso, a cambio de la Copa Mortal. El tiempo corre. Tic-tac, señores —continuó Raphael—. Nos volveremos a ver, princesita —guiñó un ojo en dirección a Akila y luego desaparecieron, siendo el grito de Simon lo último que se escuchó...

—¡Clary!

—Simon. ¡No! —y así fue, repitiendo el nombre fue su mejor amigo varias veces, con la esperanza de que volviera.

⸻ 𓃠 ⸻

Todos habían regresado al instituto en busca de algún plan para poder rescatar a Simon.

—Aún no comprendo. ¿Cómo los Shadowhunters son mejores que los que llaman "mundanos"?

—Porque protegemos a los humanos —responde Izzy.

Y Akila supo la respuesta de la pelirroja cuando está suspiró.

—Tienes razón. Humanos. Protegen a los humanos —miró a todos—. Dejaron a Simon solo en la camioneta. Buen trabajo, chicos.

—Es verdad que los humanos deberían tener una pizca de sentido común —atacó el azabache.

—Alec, ahora no —lo calló su hermana.

Akila lo agarró de la chaqueta e hizo que fuera a un lado suyo.

—No le harán nada a Simon. Querían atraerte. Quieren la Copa y creen que tú la tienes —Jace habló.

—¿Por qué creen eso?

La egipcia desconectó su mente de la conversación cuando vió como Alec quitaba un dulce del bolsillo de su chaqueta y se lo entregaba.

—Estas muy inquieta. Come —ordenó cuando vió cómo la pierna de la chica no paraba de moverse.

—Gracias, Limón.

—¿Qué debo de hacer ahora? —y ahí volvió a prestarle atención a la conversación.

Akila seguía agarrada de la chaqueta de Alec, fue por eso que cuando él comenzó a caminar ella le siguió el paso.

—Debemos reportarlo a la clave —dijo de inmediato el director.

La egipcia hizo sólo escuchaba a la pelirroja quejarse y quejarse entonces hizo caso omiso. Caminando hasta la sala de control y dentándose sobre una de las mesas.

—Miren todo esto, todas estas pantallas —señaló—. ¿Esto no puede ayudarme a encontrar a Simon? ¿Dónde está?

—Tal vez en una cripta en Transilvania —comentó Akila, distraídamente.

—¿En serio?

—No, Rojita—arrugó la nariz—. Está en algún edificio de New York.

Akila, ya harta de las quejas estaba dispuesta a ir a la cocina, pero fue detenida por la mano de Alec en su cintura.

Se le está volviendo costumbre.

—Quédate —pidió en voz baja, y como soborno le dió otro dulce.

—De hecho ese era de la pandilla de Camille, ¿no? —habló Jace, mirando a su parabatai—. Son de aquí de New York como dijo Akila.

—Están en el Hotel DuMort, en Gansevoort —informa Izzy.

—¿Y porqué volvimos aquí? Debemos ir ahí. ¡Vamos! —gritó comenzando a caminar.

—Tranquila, velocista —dijo Akila—. No podemos ir así porque si.

—Necesitamos una resolución de la Clave —avisó Alec, parado detrás de Akila.

—Nosotros no podemos declararle la guerra a los vampiros.

—Y no podemos actuar sin considerar más opciones. Los subterráneos son esclavos de sus impulsos. Nosotros no —Akila se hizo a un lado del agarre de Alec.

—No metas a todos en el mismo saco —dijo Akila.

—Tienes razón. Las Seelies tienen sus encantos, parece —sonrió levemente, pero su sonrisa se desvaneció cuando ella arqueó una ceja.

« dominado » se burló su subconsciente.

—¿Verdad? —Jace quiso reír al ver como con la mala mirada de la chica Alec cambió su cara.

—¿"Seelies"? —Clary no comprendía

—Como hadas.

—Pero no como las de Tinkerbell, ellas son mejores —comentó Akila, de forma cantarina.

—Agrega también Pixies, nixies, elfos, todo mitad ángel, mitad demonio —explicó más detallado Jace—. Es un término inclusivo.

—Izzy puede contarte. Le obsesionan —siseó su hermano.

—De hecho Akila también tiene ciertas obsesiones —la mencionada tosió un poco y miró otro lado—. De hecho, todos tenemos obsesiones, ¿no? —ella miró a su hermano y luego a su amiga.

—No puedo escuchar esto. Los vampiros secuestraron a Simon. Supongo que lo solucionaré yo misma.

—No creo que con una charla sobre el poder de la magia de la amistad ellos te devuelvan a tu amigo —le dijo Akila, cruzándose de brazos.

Clary siguió caminado. Jace la llamó varias veces y ella frenó hasta que mencionó que a Simon también lo matarían. Clary volvió a pedir que la ayudaran logrando que Akila se distrajera, pensando en que receta de cocina haría después.

—Si lo hacemos, necesitamos armas y no podemos dejar que nos vean.

—Sé donde conseguir lo que necesitamos.

⸻ 𓃠 ⸻

—¿De quién es la tumba?

—Mary Milligan, 10 de enero 1802-1878. —respondió Izzy, bajando de la furgoneta.

—Bien, Alec, vamos.

—¿Pero qué estamos buscando?

—Muñecas y dulces —respondió Akila, riendo un poco—. Buscamos armas, rojita.

—Escondidas con la Sra. Milligan —agregó el rubio.

—¿Por qué hay armas de Shadowhunters aquí?

—¿Por qué pregunta tanto? —le susurró Akila a Alec, logrando sacarle una diminuta sonrisa.

—Porque las religiones antiguas reconocían a los demonios, o solían hacerlo —respondió Izzy.

—Olvidaron la amenaza porque los protegemos. La típica carencia de imaginación mundana. —explicó Alec.

—¿Nuestro trabajo fue demasiado bueno? No puedes ceder, ¿no? —Isabelle habló molesta.

—Fue suficiente. Alec, ¿por qué no ves junto al ángel?

Akila se sentó en una lápida, mirando de forma atenta a Jace.

—Genial, está en casa —desvío la mirada hacia Izzy—. Me voy de aquí.

—No hagas nada que yo no haría —le gritó su hermano adoptivo.

—No quiero sobrinos aún —siguió Akila.

—Jace, por aquí —gritó Alec.

Akila se acercó a Alec con una sonrisa juguetona en su rostro, y riendo levemente.

—¿Qué es tan chistoso, sonrisitas?

—Que tu hermana va a tener un encuentro divertido hoy.

Akila vió como Jace se acercaba entonces decidió alejarse para darles su espacio. Comenzó a buscar en algunas tumbas y de apoco fue escuchando como ambos hombres iban alzando la voz cada vez más.

—Suficiente. Parecen niños —los miró de forma seria, interrumpiendo su discusión.

Clary llamó la atención de los tres y se acercaron hasta la tumba que ella había encontrado. "Amada servidora" estaba escrito en la tumba.

—¿Quién pone eso?

—Alguien que sirvió a una causa más grande que ella misma —Alec miró la tumba, caminando alrededor de ella.

Entre los dos parabatai lograron abrir la tumba. Clary agarró un cuchillo serafin y este de iluminó.

—Deja eso, no sabes usarla —Alec intentó quitarle el arma a la pelirroja.

—¿No? Pues en el Pandemonium maté un demonio.

—No mataste...

—Alexander —frenó cuando Akila habló—. Deja que Jace le enseñe cómo usarla bien, ¿si? —miró un segundo la tumba—. ¿Ves algo que necesites de aquí?

Él se acercó—. No. No hay un arco aquí. Necesito uno. ¿Tú ves algo que necesites?

—No —mintió, ella ya tenía su arma por ella, pero no quería seguir ahí viendo como Jace y Clary generaban tensión sexual.

—Bien. Debo poner runas en unas flechas. En el Instituto. Debo irme —avisó.

—¿Cómo volverás a entrar al Instituto? —le preguntó Jace.

—Por la puerta de atrás. No me dirán nada si estoy solo.

Alec comenzó a caminar luego de hablar un poco más con Jace.

—¿Qué haces? —frenó de golpe al ver a Akila.

—Voy contigo —Akila comenzó a caminar detrás suyo.

—¿Me seguirás a todos lados? —se cruzó de brazos—. Pareces una garrapata, una muy chiquita —vió como ella caminaba hasta él y también cruzaba los brazos.

—Si. Te seguiré a todos lados porque debo de supervisarte —pegó su pecho y siguió su camino—. Además, sé que te gusta mi compañía.

—Cómo no te imaginas —blanqueó los ojos y la siguió.

⸻ 𓃠 ⸻

Entraron al instituto con pasos sigilosos. Alec activó la estantería para después sacar un arco, un par de flechas y dos dagas. Alec comenzó a runificar las flechas con ayuda de Alika.

—No —Akila hizo a un lado su mano de forma delicada cuando este le dió las dagas.

—¿No?

—Tengo mi propia arma —dijo de forma calmada. Alec frunció el ceño—. Siempre lo tengo por mi.

—No lo veo —negó, y él caminó hasta ella cuando le hizo una seña.

—Toca mi cinturón —él arqueó una ceja y la miró desconfiado, pero ella le regaló una sonrisa.

Akila estaba sentada sobre una mesa como siempre y él llevó una de sus manos hasta el cinturón de ella, apretándolo un poco y arrastrando a la chica hasta que quedaran pegados.

—¿Y luego?

—Apriétalo más —carraspeó un poco, tratando de ignorar su respiración un poco más rápida de lo normal.

Literalmente tenía a Alec entre sus piernas mientras este curioseaba por su cinturón.

El chico hizo lo que la egipcia indicó y en cuanto apretó más fuerte el cinturón, este se convirtió en una Katana. El arma tenía incrustaciones verdes en el mango y un diseño en todo el filo.

—Linda —halagó.

—Por supuesto que lo es. Es mío —alardeó, quitándole el arma.

Alec miró cómo Akila tocaba la Katana con delicadeza, como si fuera un cristal que en cualquier momento pudiera romperse.

—Alec, no sabía que estaban aquí —Hodge apareció detrás del muchacho.

Akila volvió a hacer de su Katana un cinturón y Alec dió unos pasos atrás. Ambos había continuado en la misma posición...

—Hodge, si, no iba...

—No sigas, prefiero no tener que informar.

—Es solo que Clary es...

—Valentine es su... —no terminó de hablar ya que la marca del círculo comenzó a arder—. Es la hija del monstruo. Debe haber alguna razón por la que salen las cucarachas de entre las cloacas, ¿no?

Akila y Alec compartieron una mirada cómplice.

—Te dejaré tranquilo.

—Hodge —llamó—. Gracias.

—Me recuerdas a mi, Alec —regresó—. Un amigo fiel de pie en la sombra del elegido —hizo una pausa y el azabache desvió la mirada—. Oye, no cometas mis mismos errores. Mira donde estoy.

Akila lo miró de forma seria.

—Puedes retirarte, Hodge. Y no te preocupes, no debes de reportar nada —se cruzó de brazos—. Hay una supervisora de la clave delante tuyo.

Hodge la miró e hizo una leve reverencia haciendo que Akila deseara un sin fin de malos escenarios donde el sea el afectado, luego de esto el rubio se retiró.

La chica, giró nuevamente viendo como Alec estaba mirando a un punto fijo.

—Limón —lo agarró por los hombros, ya que él estaba sentado—. No eres la sombra de nadie, recuérdalo siempre —acaricio un poco su hombro haciendo que él cerrara los ojos algunos segundos.

⸻ 𓃠 ⸻

—Izzy, recibí tu mensaje. ¿Qué es esto?

—Es una vieja entrada de servicio. Si vamos por ahí detrás salimos al sótano del Hotel DuMort —explicó la menor—. Es perfecto, ¿no? Distraemos a los Vampiros, Clary y Jace buscan a Simon.

—Bien.

Alec miró por una de las escaleras donde Akila iba bajando de forma saltarina. Vió como la chica ajustaba mejor su falda y su cinturón.

—¿"Bien"? ¿Solo vas a decir eso? —dijo indignada—. Me costó interrogar a Meliorn para obtener estos datos.

—Hiciste un buen trabajo, Izzy —dijo de forma sincera—. Me gusta tu vestido.

—Gracias, Cherry.

—Tienes polvo de hada en el vestido —los tres rieron ante el comentario de Alec—. Y odio ser la distracción.

—Nosotras no —dijeron ambas chicas.

—Serias un poco más feliz si no fueras tan reprimido —su hermano no respondió—. Alec, ¿hola...?

—¿No vas a contestarle?

—No, no dice nada coherente —respondió.

Akila blanqueó los ojos.

—Te escondes de ti mismo, no de mi. Te guste o no tienes sentimientos, Alec —Isabelle seguía hablando.

—Este no es el momento, Izzy.

—Esto está siendo demasiado fácil —afirmó Akila, mirando ambos lados.

—¿Tú primero? —preguntó Alec, tratando de disimular su sonrisa.

—Buen truco, pero no funciona conmigo. Vas tú primero, Limón —palmeó su brazo y señaló las escaleras.

Alec trepó primero, seguido de Akila y luego de Izzy.

—Buenos genes —le dijo Akila a su amiga. La azabache solo soltó una risita.

Alec miró hacia abajo.—Deja de mirar mi trasero.

—Lo siento, lo siento.

Los tres avanzaron por las tuberías hasta la puerta que señaló la menor de los Lightwood. Al otro lado, un grupo de vampiros los estaban esperando bastantes ansiosos.

—Bueno, puede que esto ya no sea fácil —dijo Akila.

Isabelle y Alec hicieron presión contra la puerta evitando el paso de los vampiros mientras que Akila apretaba su cinturón.

—Es para hoy, Sonrisitas —apuró el chico.

Izzy miró a su hermano, emocionada. ¿Desde cuando tenían apodos?

—Solo cállate y ataja la puerta —dicho esto en un movimiento cortó una de las tuberías.

—Para que luego digan que la pluma es más fuerte que la espada, o mejor dicho, de la Katana. —colocó la tubería bloqueando la puerta y se alejó de ahí.

—No pienso discutirte.

—¿Creen que saben dónde estamos?

Isabelle miró divertida a la egipcia, que movía de forma lenta su Katana en la misma dirección donde Alec apuntaba su flecha.

— فتى أبلةmurmuró

"chico tonto"

—Esa es la idea, ¿no? —dijo su hermana.

—¿Cuánto tiempo crees que debemos distraerlos? —preguntó.

—Diez minutos.

—¿Diez minutos, en serio? —ambos hicieron más presión a sus armas—. No tenemos ni cinco.

—Pues tendremos que distraerlos.

Alec disparó primero, mientras que Izzy desenfundaba su látigo y Akila apretaba el mango de su Katana. Alec lanzó una flecha a centímetros de la egipcia, deshaciendo en cenizas al vampiro.

—Buenos reflejos —murmuró el chico, divertido.

Akila le regaló un guiño y atravesó a un vampiro con agilidad.

—¡No sean tímidos! —gritó Izzy.

Los tres echaron a correr en dirección a la planta superior del hotel donde se suponía que debían de estar Clary y Jace. Al ingresar a la sala, el combate no parecía parar. Alec apuntó hacia la pared, haciendo explotar su flecha, haciendo que el vampiro que tenía a Claro se evaporara cuando el sol hizo contacto con él.

Alec no tuvo tiempo de defenderse cuando un vampiro vino a un lado suyo. Dicho vampiro no duró mucho tiempo ya que había sido cortado por la mitad gracias a la Katana de Akila.

—Tan tierna e inocente que te ves —murmuró Alec en su dirección.

—Un gracias no estaría de más, Limón —siseó, tirando un cabello hacia atrás—.¡Clary! —gritó Akila cuando otro vampiro salió de la nada en su dirección.

La pelirroja agarró uno de los cuchillos y apuñaló al vampiro.

—Lo maté.

—Técnicamente ya estaba muerto —comentó Akila, llegando a un lado suyo.

—Además, te recuerdo que estaba intentando matarte—. Isabelle se acercó a ambas—. Lo hiciste muy bien.

—Así es —Jace miró de forma orgullosa a la chica—. Deberías estar orgullosa de ello.

Clary apretó la mano de Akila de forma amigable y sonrió hacia Jace e Izzy.

—Gracias, pero no se trata de mi. Vamos a buscar a Simon.

Al llegar a la siguiente sala, pudieron ver como Simon era apuntado con un cuchillo. Al verlo, Clary se adelantó aún con su arma en mano; Jace tuvo que detenerla para evitar que le hicieran algo a Simon.

—No servirá de nada.

—Escúchalo, Clary Fairchild. Baja el arma. He tenido que soportar a tu amigo este día más de lo suficiente —el vampiro acercó más su daga al cuello de mundanal—. Me encantaría cortarle el cuello, no me tientes. ¡Las armas!

El grupo guardó sus armas y Alec dejó su arco en el suelo. El vampiro fijó su mirada directamente en la menor de los Zahra y sonrió de lado cuando esta ladeó la cabeza.

—Nos volvemos a ver, princesita.

Alec nuevamente, cubrió a la chica.

—¿Simon, estás bien?

El chico de anteojos intentó responder a su mejor amiga, pero no pudo hablar mucho ya que el vampiro lo hizo callar.

—No diría exactamente bien...

—¡Dije que no hables! Ahora, por favor síganme.

Comenzó a tirar de Simon por el pasillo que había detrás de ellos.

—Al menos dice por favor —le susurró Akila a Alec.

—Que educado —dijo con ironía, agarrando su mano y haciendo que caminara a un lado suyo.

—Ahora bajen ahí. ¡Háganlo o lo mato!

Clary se enfrentó al vampiro.

—Cállate —gritó totalmente enojado—. ¡Salgan de aquí o lo mato!

—¡No sin Simon!

—Por favor, Clary —Akila la miró de forma empatica—. Hazle caso.

Pero Clary no paró de insistir. Una vez abierta la puerta, el vampiro tiró a Simon, dejándolo libre.

—Gracias.

—Esto no es por ti, es por el caos que generaría Valentine —le gritó a Simon—. ¡Jace Wayland, acuérdate de tus amigos!

La egipcia miró al vampiro.—Gracias, Raphael —dijo sinceramente.

—Como lo dije antes. Nos volveremos a ver, princesita —dicho esto cerró la puerta.

En la azotea cada uno se separó en una dirección.

Clary se acercó corriendo a su mejor amigo.— Dios mío, ya estás aquí —la pelirroja abrazó al chico con lentes—. Me daba mucho miedo perderte.

—Haría lo que fuera por ti.

—Pero no te mueras.

—Eso intento.

Ambos rieron y se volvieron a abrazar. Desde lo alto, los cuatro Shadowhunters miraban la escena.

Akila miró enternecida la escena, recordando lo mucho que extrañaba a su mejor amigo. Deseaba poder verlo pronto.

Pero ella no se imaginaba que ese momento llegaría demasiado pronto...

—Bueno, para gusto los colores... —murmuró Izzy, aplicándose labial rojo.

—Mira quien habla —soltó su hermano sin mirarla.

Isabelle blanqueó los ojos y se retiró. Akila jugueteó con su cinturón y caminó en la dirección opuesta. La chica vió como Alec y Jace comenzaron a hablar.

Empezaban a subir el tono cada vez más hasta el punto en el que el resto del grupo volteó a verlos. Cuando ambos notaron esto, bajaron el tono. Clary no sabía con exactitud lo que estaban diciendo, pero vió como Alec se alejaba de Jace bastante molesto. Después, como Akila se acercaba a Jace.

—No te conozco, ni tu a mi. Pero solo puedo aconsejarte que trates de controlar tus impulsos. Entiendo que te moleste algunas cosas, pero por lo poco que escuché tango Alec como tú tienen razón —él asintió y vió como la egipcia se acercaba un poco a él para tocarle el brazo de forma amigable—. No dejes que nada destruya su vínculo de parabatai.

Luego de esto, Clary vió como la chica se alejaba para luego caminar en dirección por donde segundos atrás Alec había ido.

Akila tuvo que correr un poco para lograr alcanzar al azabache.

—¡Alexander! Caminas muy rápido —dijo un tanto agitada.

—Ahora no, Zahra —la cortó.

Ella alzó las manos en señal de inocencia.

—No diré nada, lo prometo —caminó a su lado en silencio. Akila miraba de reojo a Alec, viendo como este fruncía el ceño—. ¿Un caramelo de limón? —extendió su mano en su dirección.

Alec suspiró, pero aún así aceptó el caramelo. El chico metió el dulce a su boca e hizo una mueca, pero luego continuó saboreando el caramelo.

—Así eres tú —dijo Akila, llamando su atención—. Al principio tu actitud es demasiado chocante, pero luego uno se va acostumbrando a él. Yo lo estoy haciendo, de apoco, pero lo hago...

—Yo también me estoy acostumbrando, sonrisitas.

Akila sonrió por lo bajo, volviendo ambos en un silencio mientras caminaban hacia el instituto.

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